FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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sábado, 4 de noviembre de 2017

Buenas Noticias - 31º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

DADLES VOSOTROS DE COMER DE SALOMÉ ARRICIBITA

DADLES VOSOTROS DE COMER

col salome 2
El evangelio es una invitación a "dar de comer", a repartir vida, ahí donde estemos, en las pequeñas cosas, las que ni se ven ni hacen ruido



A veces sucede que lees o escuchas algo que conoces ya y te suena a nuevo. Es lo que me ha ocurrido esta semana con el Evangelio de la multiplicación de los panes y los peces. Me he sentido tocada por dentro y llamada a "dar de comer", invitada a repartir vida, ahí donde estoy... en las pequeñas cosas, las que ni se ven ni hacen ruido...
Y mientras escuchaba esa invitación, recordaba también a tanta gente que sin publicitarse, lo dejan todo, cambian sus planes y se dan por completo.
Quiero dedicar esta canción a mi amigo Iñigo, que en unas semanas parte hacia Sudán del Sur para empezar de cero un proyecto de escolarización de niños... (y conociéndolo, de lo que haga falta...) Gracias Iñigo, por colaborar en el milagro de hacer crecer vida allá por donde vas, siempre con la sonrisa puesta, como quien se sabe en Buena Compañía... yo, tomo nota y aprendo.

Cada día escucho y miro ....y cada día es lo mismo
cada día ... si pudiera aliviar tantas quimeras..
cada día me pregunto si en realidad son mis asuntos
cada día...todo un mundo...qué puedo hacer si hay tantos muros....
Cinco panes y dos peces es todo lo que puedo dar
cinco panes y dos peces, Señor; no sé si bastará
y me sonríes y asientes y me haces así, consciente
de que mis panes y peces, son en realidad simiente
que se reparte y florece, que si se guarda, perece
y que la suma de todos, sacia a aquel que más padece

DADLES VOSOTROS DE COMER
DADLES VOSOTROS DE COMER
QUE EN VUESTRAS MANOS HAY VIDA
QUE EN VUESTRAS MANOS HAY VIDA
QUE ESTÁ DESEANDO CRECER

Nunca pensé que importase lo que hago o dejo de hacer
ni creí que un solo gesto hiciera al mundo renacer
y me sonríes y asientes y me haces así consciente
de que el amor es poderoso si uno se vacía todo
para ser cauce, sin lodo, sin paredes, sin escombros,
del Amor que Tú derramas para alimentar a todos

DADLES VOSOTROS DE COMER
DADLES VOSOTROS DE COMER
QUE EN VUESTRAS MANOS HAY VIDA
QUE EN VUESTRAS MANOS HAY VIDA
QUE ESTÁ DESEANDO CRECER


Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: DADLES VOSOTROS DE COMER.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

Dos clases de personas

Que distancia recorrerías para conseguir agua

SALIR HACIA AFUERA

col gerardo

Repetimos mucho esta frase con el papa Francisco: salir a las periferias...
Me parece que hay algo más sencillo que salir: los que somos iglesia vivamos fuera; estemos fuera. Por eso, cuando hoy se levanta la voz porque la iglesia nos vamos quedando con muchas menos personas, fuera de las estadísticas, lo veo como un hecho a valorar.
Cuando la iglesia no tengamos medios, ni dinero, ni poder… eso va a ser una riqueza inmensa: estaremos de veras en la periferia. Es muy distinto estar fuera que intentar acercarnos a las periferias. No será una opción, sino una realidad impuesta.
Hablamos de llevar a Jesús a los demás. Más bien será descubrir a  Jesús, que ya está en ellos.
Nos agarramos y defendemos las posesiones, los derechos a la enseñanza... Qué bien el día que carezcamos de todo eso. ¿No decimos que los mártires son siembra de cristianos? Pues cuanto menos pintemos, más cerca estaremos de Jesús
Necesitamos una gran purificación: no pintar, no tener poder, experimentar el vacío y la pobreza. Mientras sigamos siendo una institución con grandes poderíos, celebraciones, números, edificios, concordatos…, nos va a resultar muy difícil vivir como Jesús.
Llego a un pueblo como cura y tengo casa, salones, luz, agua, teléfono... Eso no lo tiene nadie que llega a una localidad, sino que lo tiene que ganar, pagar... ¿Se han olvidado los curas obreros?
Jesús nos dice en qué condiciones hemos de ir fuera: “no llevéis alforja, ni sandalias, ni dos túnicas”. Necesitamos pasar por una purificación de hábitos, seguridades, posesiones, títulos.
Un grupo de personas, unas ciento cincuenta, han ido hoy a las oficinas del obispado pidiendo que les borren de los libros de bautismo donde constan como cristianos. Si no tienen conciencia de cristianos, ¿qué pintan al ser considerados y contados como tales? Todos los años me piden el número de personas bautizadas, casadas, enterradas... En estos pueblos, cercano a cero.
Nuestra fuerza está en la debilidad. Cuando soy débil, soy fuerte como seguidor de Jesús.

PERFIL DE UNA COMUNIDAD CRISTIANA. LA PROPUESTA DE HECHOS DE LOS APÓSTOLES

col herrero

El taller de lectio “Palabra y Vida” quiere compartir, con los lectores de Eclesalia Informativo, esta sencilla reflexión -fruto de la lectio- con el deseo de formar comunidades a imagen de la que nos propone Hechos 2, 42-47; 3, 1-10.
La primera comunidad cristiana. Esta comunidad está formada por un grupo de personas convertidas, que han abrazado la fe predicada por los Apóstoles. La conversión les ha llevado al bautismo, el cual reciben en el nombre de Jesucristo. Y, Dios, a su vez, les otorga como don, el Espíritu Santo. Es una comunidad que está en camino de salvación, lejos de creerse que ya han llegado, y que ya está salvada. Es a partir de la experiencia, del don del Espíritu, que la comunidad se va construyendo con unas características propias:
*Una comunidad que se sabe heredera de una promesa, que no solamente le corresponde a ella sola, sino también a sus hijos y a todos los extranjeros que reciban la llamada del Señor.
*Una comunidad, abierta, a la universalidad de razas pueblos y naciones; llamada a la acogida y la evangelización, al anuncio de Jesucristo al mundo entero.
*Podemos decir que la constancia es una de las características de esta comunidad (constante, constancia). Sin la cual no podemos avanzar en el camino de la salvación.
*El compartir/repartir tiene una gran fuerza: “compartían en familia, con sencillez y alegría sincera” (v. 46).
*La oración, expresada de distintas maneras, tiene un lugar importante en la comunidad: partían el pan, es decir, en lenguaje actual: celebraban la eucaristía, a diario acudían al templo, con constancia e íntima armonía, estaban unidos. Juntos alababan a Dios. En esta comunidad vemos la importancia que le dan a la oración comunitaria y a la unidad. Esto indica la expresión de una comunidad viva.
*Vivian en mutuo acuerdo, todo lo compartían, lo que tenían lo ponían en común. Esta experiencia es la que vivimos en la vida monástica: todo se pone en común, no solamente el tener, sino el ser, el saber y el hacer, es decir los dones que Dios te ha dado para el servicio del bien común.
*La armonía y unidad elementos esenciales: vivían en un mutuo acuerdo. Testimonio evangélico de unidad.
*La escucha de las enseñanzas de los Apóstoles. Es una comunidad que se forma y se deja enseñar por los Apóstoles.
*Es una comunidad que tiene cierto atractivo, “arrastre”, capacidad de convocatoria. Pues dice el texto: “Toda la gente los miraba con simpatía” (v. 47).
*Y como respuesta a su manera de vivir y actuar, reciben la bendición de Dios con el “aumento” y “crecimiento” de la comunidad.
*Es una comunidad que se pone “a salvo de este mundo corrupto” (v. 40), para vivir de otra manera. “Padre no te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn 17,15).
La manera de vivir y el resultado de esta comunidad, nos lleva a reflexionar y profundizar en nuestras comunidades eclesiales, parroquiales y también religiosas. Y, por supuesto, en nuestro propio compromiso bautismal. ¿Por qué nuestras comunidades no crecen sino que disminuyen?
Ante esta visión comunitaria de las primeras comunidades: ¿Cuál es nuestro reto? ¿Qué hago yo para formar comunidad de fe y de celebración?
Más que nunca necesitamos de la comunidad para vivir la fe, en nuestros días es difícil de vivir la fe en solitario. Urge crear comunidades vivas donde se pueda celebrar, orar, compartir y festejar. El sentido festivo es importante en las comunidades. La unidad y la alegría dos valores que por ellos mismos evangeliza, atraen. Estamos llamados a formar pequeñas comunidades de vida donde podamos vivir la fe con gozo y entusiasmo y, tal vez, de esta manera seamos fermento en la masa.

EL YO Y LOS SENTIMIENTOS II

col lozano art

En forma de esquema, la gestión adecuada de los sentimientos podría expresarse de este modo: la actitud inteligente y constructiva se sitúa en el centro de dos extremos igualmente peligrosos: la represión y la reducción. La inteligencia emocional no reprime los sentimientos ni se reduce a ellos.
La represión es siempre peligrosa y dañina. Porque reprime los sentimientos –los oculta, los camufla, los niega o los disimula–, pero no los elimina. Dado que un sentimiento es una carga de energía, la represión acarrea estas consecuencias nefastas: desgasta a la persona, al consumir no poca energía para mantener reprimido el sentimiento; provoca que el sentimiento aparezca por otra vía, particularmente el cuerpo, en forma de somatizaciones (“el cuerpo dice lo que la mente calla”); el sentimiento reprimido se convierte en un volcán tan peligroso como oculto, que en cualquier momento puede estallar de forma inesperada y violenta, haciendo verdad el dicho de que “quien se empeña en vivir como un ángel, termina comportándose como una bestia“.
Ahora bien, en el extremo opuesto, la reducción no es mejor, ya que termina infantilizando y hundiendo a la persona. En efecto, al reducirme al sentimiento, no solo me convierto en una marioneta en sus manos, a merced de sus altibajos, sino que termino desconectado de mi verdadera identidad: esta es la mayor ignorancia, fuente de todo sufrimiento.
La actitud sabia, por tanto, consiste en reconocer, aceptar y nombrar todos nuestros sentimientos, acogiéndolos desde nuestra identidad profunda, sin negarlos ni reprimirlos y sin dejarnos conducir por ellos.
Todo sentimiento tiene “derecho” a vivir: es un “objeto” dentro de nuestro campo de consciencia; como tal, necesita ser reconocido y aceptado, sin demonizarlo: los sentimientos son moralmente neutros, ni “buenos” ni “malos”. Es una energía que siempre tiene una causa, aunque nos resulte desconocida. Al reconocerlos y aceptarlos, dejamos de resistirlos; solo entonces evitaremos fracturarnos.
Pero si bien todo sentimiento tiene “derecho” a vivir, no es menos cierto que ningún sentimiento constituye nuestra identidad. De ahí que identificarnos con cualquiera de ellos nos introduzca en la confusión y la impotencia. Nos identificamos con ellos cuando somos incapaces de tomar distancia o, peor aún, los alimentamos con nuestras cavilaciones mentales o rumiaciones. Y todos tenemos experiencia de que, al alimentar cualquier sentimiento o pensamiento, terminamos dramatizando la situación, enjaulados dentro de sus propios barrotes.

500 AÑOS DE LA REFORMA. SI FUESE POSIBLE UNA CONCLUSIÓN

col varios autores

En este quinto centenario de la Reforma, nos propusimos volver la mirada hacia la figura y el mensaje de Lutero, a partir de las perspectivas y los desafíos de nuestro tiempo. En cierto modo, todos los artículos ofrecidos en esta Minga/Mutirão profundizan esa perspectiva, cada uno a partir de un ángulo, trátese de las perspectivas del grupo eclesial de pertenencia, o bien los desafíos que, en América Latina y a partir de los pobres viven hoy nuestras Iglesias. Institucionalmente, en ese momento de la historia, las Iglesias, tanto la católica como las evangélicas, pueden oír el mensaje profético de Lutero como una nueva invitación a la reforma permanente para que las Iglesias se vuelvan a la raíz del evangelio y a la confianza en la gratuidad de la justificación por la fe.
Para ello, es necesario tener el coraje de darse cuenta que, en algunos puntos doctrinales e históricos, haciendo una lectura textual, Lutero debe ser comprendido como un profeta para el contexto histórico en el que vivió, mas no para hoy. Incluso para valorizar su figura y actualizar su mensaje, debemos reconocer que hay puntos en los cuales la Reforma Luterana ya no es actual. Claro que eso se puede decir de todos los profetas bíblicos y de la historia. Pero, precisamente por la radicalidad profética de Lutero, su mensaje o espanta por su actualidad, o desconcierta por su anacronismo.
Sin duda, si hoy revisamos la controversia que opuso a Lutero y a Thomas Münzer en su apoyo a las luchas de los campesinos, en América Latina nos ponemos del lado de Münzer y no de Lutero. A la vez, cuando los dos discuten y marcan sus diferencias en el camino del misticismo, nos sentimos más del lado de la sobriedad histórica de Lutero.
Tener el valor de ver claros los puntos en los que la Reforma estaría superada ayudaría a las Iglesias luteranas y otras a ir más allá de una cultura teológica y espiritual agustiniana, más basada en la conciencia del pecado, que en la alegría de la salvación, más centrada en la sangre redentora de Jesús que en la bondad fundamental de la creación, etc.
Principalmente la doctrina sobre la justicia divina y la predestinación eterna merecerían una profunda revisión a la luz de la revelación de un Dios que es amor y que, como insistía el hermano Roger Shutz, "sólo puede amar".
Por lo demás, superar a Lutero sería ir más allá de él. Lamentablemente, al mirar hoy a algunas de nuestras Iglesias, descubrimos que no han incorporado la profecía de Lutero. Hay grupos eclesiales y movimientos católicos y evangélicos que, artificialmente, intentan reproducir la teología medieval. Están atrasados, no sólo 200 años, como antes de fallecer decía el cardenal Carlo Maria Martini. Algunos grupos eclesiales y sus teologías, así como ciertos documentos eclesiásticos de las últimas décadas, continúan sosteniendo una teología sacrificial que viene de los tiempos de las controversias eucarísticas del siglo XI. Para esos cristianos, redescubrir a Lutero y su teología de la gracia ya sería toda una revolución.
Incluso pensando en las comunidades eclesiales marcadas por la teología del Concilio Vaticano II y la teología reciente del Consejo Mundial de Iglesias, la actualización del mensaje de Lutero no puede sin más legitimar la institucionalidad actualmente existente, aunque sea abierta. Si, de alguna forma, esa interpelación no les ayuda a relativizar sus estructuras y su propia concepción de confesionalidad, el mensaje de Lutero quedará siempre en el pasado.
En la introducción a esta revista ya dijimos que podemos leer a Lutero a partir de la búsqueda de una espiritualidad humana más universal, anclada en la responsabilidad de corresponder a la salvación por la pura gracia divina que nos es comunicada por la fe. En su crítica a cualquier misticismo especulativo, Lutero se pone en diálogo con la antigua teología apofática que evita nombrar a Dios. La divinidad sólo puede ser conocida como "Dios escondido y disminuido en la humanidad de Jesucristo".
En este debate es fundamental situar el lugar fundamental de Jesucristo. Lutero insistió en contraponer, a las imágenes imperiales de Cristo que la Edad Media había proyectado, la figura bíblica de Jesús desnudo y despojado en la cruz 2. Lutero reprochaba a la Iglesia Católica de antes de la Reforma el hecho de que su doctrina de la confesión sólo conseguía atormentar las conciencias con el sentimiento de culpa, en lugar de reforzar en las personas su fe y confianza en Cristo 3. Actualmente, en un mundo pluralista, la propuesta cristiana más abierta no consiste en relativizar la figura de Jesús, sino en situarla en el contexto histórico de la fe del Jesús profeta de Israel, y de comprenderla a partir de la actuación universal del Espíritu.
Actualmente, la crisis ecológica y las perspectivas de la ciencia humana traen a nuestras Iglesias la conciencia de que necesitamos una nueva Cosmología y una nueva Teología de la Creación que incorpore los nuevos paradigmas de las ciencias. Algunos teólogos como José Comblin, Víctor Codina y otros han mostrado cómo nuestras Iglesias necesitan actualizar una Teología del Espíritu Santo que fue más profundizada en las teologías orientales que en las Iglesias de Occidente. Es un punto más sobre el cual necesitamos todavía redescubrir y actualizar a Lutero...
En la primera mitad del siglo XX, Karl Barth se apoyó en Lutero para mostrar la diferencia radical entre religión y fe. Si en el siglo XVI, la propuesta de Lutero significó una profunda reforma del cristianismo, algunas de sus propuestas teológicas podrían ser trasplantadas hacia una espiritualidad laical y más universal (antropológica), y hasta pos-religional.
Los 500 años de la Reforma no sólo se refieren al cristianismo, mas a todo camino humano de acogida del amor divino y de energía de fe que salva y manifiesta el Espíritu que "está presente y actúa en todas las criaturas y abarca toda ciencia"(Sb 1,7).

Marcelo BARROS y José María VIGIL
1 Cf. JARED WICKS, Lutero e il suo patrimonio spirituale, Assisi, Cittadella, 1983, p. 104.
2 Cf. YVES CONGAR, Regards et reflexions sur la Christologie de Luther, in «Chrétiens en dialogue», Paris, 1964, Cerf, pp. 453-489.
3 Cf. JARED WICKS, Lutero e il suo patrimonio spirituale, Assisi, Cittadella, 1983, p. 114.

3 DE CADA 10 JÓVENES ESPAÑOLES AFIRMAN QUE LA IGLESIA ES LA INSTITUCIÓN EN LA QUE MENOS CONFÍAN

col bastante

La confianza de los jóvenes españoles en las instituciones religiosas está bajo mínimos. Según el último Barómetro 2017 de ProyectoScopio elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD, un 32,8% de los jóvenes de nuestro país de entre 15 y 29 años consideran que las religiosas son las instituciones en las que menos confían.
La Iglesia es, según esta encuesta, la segunda institución que genera menos confianza entre los jóvenes españoles. Los partidos políticos, sin duda alguna, son los instrumentos sociales menos valorados. Así, dos de cada tres (64%) no confían en la política. En el siniestro tercer lugar del pódium, el sistema financiero, en el que no confían el 28,9% de los jóvenes.
El Barómetro pone especial énfasis en dos preguntas. En primer lugar, cuál es la institución en la que menos confían los jóvenes. En segundo término, cuál es la que más. En lo negativo, las instituciones religiosas están en segundo lugar. En términos positivos, sólo un 3,5% de los encuestados considera a la Iglesia como la institución que les genera mayor confianza.
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Con todo, el nivel de confianza de los jóvenes en otras instituciones es bajísimo, hasta el punto de que el 40% dice no confiar en ninguna. Desde el punto de vista evolutivo, podríamos señalar que a lo largo de estos años se ha producido un deterioro en la confianza en muchas instituciones, sobre todo en los partidos políticos.
Sin embargo, y a pesar de esta distancia entre la mayoría de esos jóvenes y las estructuras de la política formal, el estudio constata su interés creciente por los temas políticos. En 2008, no llegaban al 27% los jóvenes muy o bastante interesados por la política. En 2014 se supera el 41%.
Estos resultados, afirma el estudio, muestran claramente una crisis del modelo social imperante y la apuesta por el poder de la ciudadanía para transformar el estado actual de las cosas.
Esta confianza quebrada de la juventud en los partidos políticos, en las estructuras formales de participación política, se ve también reflejada en la utilidad que perciben en distintas formas de participación.
No llega a la mitad del colectivo quienes consideran útil y se implican en el voto cuando toca (47%) y poco más de un tercio en la firma de peticiones de apoyo. Alrededor de la cuarta parte dice implicarse en acciones de huelga (24,4%) y en la asistencia a manifestaciones o concentraciones (23%).
Tampoco son proclives a colaborar u opinar sobre política, solamente el 3,8% ve de utilidad pertenecer o colaborar en un partido político y solo el 11% se implica en debates sobre estos temas.
En cuanto a su implicación en los mismos, solamente el 3,9% dicen pertenecer a un partido político y el 73,3% de jóvenes manifiestan no pertenecer a ninguno y no tener intención de hacerlo en el futuro.
Los jóvenes se muestran convencidos de que no basta con acudir a las urnas, sino que es necesario responsabilizarse y protagonizar la acción política. Las afirmaciones "Si los ciudadanos se organizan es posible cambiar las cosas" o "el verdadero poder lo tiene la ciudadanía si es capaz de comprometerse" son compartidas por más de siete de cada diez jóvenes españoles de 18 a 25 años.

ÉTICA AMISTOSA

col otalora

Ante el “aumento endémico y sistémico de las desigualdades y la explotación del planeta", el Papa ha vuelto a encender el fuego de la solidaridad apelando a vivir “una ética amistosa” sin eludir el desafío que ennegrece el fondo del problema: cómo aunar los derechos individuales con el bien común. Un desafío que ha dado origen a las grandes ideologías, a los niveles de bienestar actuales y a las grandes guerras con sus enormes injusticias latentes.
La llamada de Francisco no es retórica, pues su cordialidad no está reñida con la llamada profética a la responsabilidad de todos. La ética siempre es de mínimos, es algo exigible para preservar la convivencia. Me han enviado esta semana un mensaje muy revelador: Si nos organizamos, cabemos todos. El problema es que son muchos los cristianos que creen que el sistema actual es el menos malo, el único posible e incluso es bueno. No es mala gente, ni siquiera algunos son codiciosos, simplemente están cómodos en esta situación que no acaba de impactarnos con las duras cifras que provocan las desigualdades desde una economía financiera férreamente controlada a nivel mundial, muy por encima de las competencias de los Estados.
Pero lejos de bajar los brazos, Jesús ante aquella sociedad teocrática, rígidamente inmovilista y amenazadora, en la que la exclusión social oficial y organizada de manera teocrática era una realidad cotidiana, se enfrentó con el ejemplo para cambiar las cosas. Leo en Religión Digital que Francisco concreta esa ética amistosa en que, más allá de garantizar al trabajador un salario justo, todo el proceso de producción debe adaptarse "a las necesidades de la persona, a la vez que respeta "a la creación, nuestra casa común", en clara referencia a la obligación de preservar el ecosistema del Planeta. Y añade que esto implica la necesidad de “civilizar el mercado” y "deshacerse de las presiones de los 'lobbies' públicos y privados que defienden intereses sectoriales", ya que "la acción política debe ponerse al servicio de la persona humana, el bien común y el respeto por la naturaleza".
Sus opiniones nos interpelan ante el desafío del cómo aunar los derechos individuales con el bien común. Y dicho desafío debe ser protegido de la trampa histórica en la que muchos dentro de la Iglesia siguen cayendo: ‘estos comentarios papales son más comunistas que cristianos´; ‘el Papa entra descaradamente en política, por tanto, no le sigo escuchando´; ‘no hay derecho a las libertades que se toma, mejor haría en dedicarse a temas pastorales y eclesiales...´ Helder Cámara lo reflejó en una brillante reflexión: Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy comunista.
Que nadie se confunda, la desigualdad está dentro de nosotros, en nuestra estructura mental arraigada por innumerables realidades. Cada uno levantamos jerarquías frente a nuestros semejantes en defensa de un individualismo que entendemos como lo natural. Incluso como la esencia que defiende el Evangelio; pero no es una caja cerrada imposible de abrir a pesar de que la realidad es la que es: junto a los millones de personas que se mueren de hambre y de sed, los datos de 2016 decían que la Europa comunitaria echa a perder ochenta y nueve millones de toneladas de alimentos anuales. En los hogares, se desecha el 42% y en los restaurantes el 14%. El resto, en la manipulación y el almacenamiento. La media europea de lo que cada ciudadano tiramos alimentos suma ciento setenta y nueve kilos. Quien más despilfarra, Alemania: 10,3. Francia 9, Polonia, 8,9... España, el 7,7.
Lo peligroso es que esta idea de lo sobrante perfectamente mimetizada en nuestras conciencias, es la misma que se traslada a las personas que por enfermedad, vejez, pobreza, falta de inclusión social, discapacidades varias, etc., sienten que están de más. Y lo que es peor, se sienten señalados porque el coste público de las atenciones que requieren es cuestionado desde la eficiencia. Un ejemplo bastante claro es la actitud de no pocos cristianos con los inmigrantes.
La llamada a una ética amistosa de Francisco se basa en la misericordia activa que movió toda la vida del Maestro. Si coinciden con nosotros comunistas, neoliberales, socialistas, apolíticos, bienvenidos sean. Pero nuestra apuesta no es de izquierdas ni de derechas, que son conceptos modernos. Nuestra apuesta es de denuncia profética contra las injusticias y de compromiso para preservar la dignidad de las personas. Quien entienda esto como una distorsión del catolicismo, que se lo haga mirar con urgencia ya que los expertos en Dios, que fueron contemporáneos de Jesús, cayeron en la misma distorsión. Y mataron al Verbo Divino.

Domingo 5 de noviembre de 2017 31º Ordinario



Isabel y Zacarías (s. I)

 
Malaquías es un profeta de la época postexílica, o sea, después de que a finales del siglo VI a.C. el pueblo judío que se hallaba en Babilionia retornara a Jerusalén. Su labor se concentró en cuestionar la política de los exiliados que comenzaron a expropiar a la gente que habitaba las tierras de Palestina y que llevaba allí más de medio siglo. La mayor parte de los exiliados estaban más preocupados por hacer fortuna y ocupar la mayor parte de tierra posible, que por reedificar los fundamentos éticos, sociales y fraternos del nuevo Israel.
Por su parte, los habitantes de la provincia de Judá, Galilea y Samaría se vieron sacudidos por una ola de agresivos repatriados que, disponiendo de cuantiosos capitales, pretendían apoderarse de la tierra tratando a la gente del país como extranjeros. Esta situación echó por tierra la esperanza de muchos profetas que esperaban que Israel hubiera cambiado su proceder después del exilio. Lo peor de todo era que esta manera abusiva y violenta de proceder era liderada por un grupo de levitas que se consideraban los propietarios de la auténtica religión de Israel.
El profeta Malaquías es muy directo en sus denuncias. Utiliza el mismo lenguaje ampuloso y rimbombante de las celebraciones litúrgicas para denunciar las arbitrariedades de la casta sacerdotal que se aprovecha de la ignorancia de la gente humilde de la provincia para cometer toda clase de atropellos. Lo peor de todo es que los que se presentan como baluartes de la Ley, no tengan ni el más mínimo sentido de justicia. No respetar el derecho de los pobres es violar la alianza del Señor, y ésta es una ofensa más grave que cualquier infracción ritual o disciplinaria.
La enseñanza de Jesús se orienta en esta misma dirección y pone en jaque las pretensiones de tantas personas que preocupándose por la ortodoxia descuidan los principios elementales de la justicia.
La catequesis se ha preocupado durante muchos siglos por transmitir la doctrina correcta, y por que la gente muriera como «hijos fieles de la Iglesia». Saber el catecismo, a poder ser de memoria, era muy importante. No apartarse lo más mínimo de «la fe de la Iglesia», era prácticamente lo más valorado. Este interés catequético es legitimo, pero es necesario preguntar: la catequesis que se preocupó tanto por la «doctrina correcta», la llamada «ortodoxia», se preocupó igualmente por la práctica correcta, la llamada «ortopraxis»?
El evangelio de Mateo es directo y tajante. Nos pide aceptar la ortodoxia pero siempre y cuando esté basada y fundamentada en la ortopraxis, es decir, en la práctica de la justicia. Pues, anunciar las doctrinas correctas, que todo el mundo acepta, es muy fácil. Lo difícil es practicarlas. Por eso, urge más revisar nuestras prácticas catequéticas que los sistemas doctrinales.
Durante mucho tiempo nuestra catequesis se limitó, en gran parte, a memorizar preceptos, doctrinas y fórmulas. El evangelio nos pide que, sin olvidar todo esto, nos preocupemos de realizar lo que ellas proponen. Lo fundamental de toda la doctrina cristiana, contenida en el evangelio, es la práctica comunitaria de la caridad expresada en una exigencia irrevocable de justicia. La comunidad cristiana existe para enunciar buenas noticias a la humanidad. Se convierte ella misma en buena noticia cuando transforma las realidades de muerte en caminos hacia la vida en abundancia y no cuando se anuncia a sí misma.
Por esta razón, la catequesis no puede convertirse en una transmisión individual de contenidos religiosos, sino en una práctica pedagógica comunitaria. La comunidad sólo puede enseñar y aprender con el ejemplo y la participación de todos sus integrantes, sin distinción de sexo, edad u oficio ministerial. Pues, mientras se trate de practicar y enseñar la justicia nadie está eximido de ser catequista y nadie está excluido de ser catecúmeno.


Para la revisión de vida 
- ¿Merecería yo que se dijera de mí lo que Jesús dice de aquellos conciudadanos suyos: «Hagan ustedes lo que ellos dicen, pero no lo que hacen»?…

- «Creer lo que se dice. Predicar lo que se cree. Vivir lo que se es» (Pedro Casaldáliga).

Para la reunión de grupo
- «No se dejen llamar maestros, ni padres ni jefes... el primero de ustedes, sea el servidor de todos»... Dejando aparte la aplicación literal de estas recomendaciones de Jesús, ¿qué presencia del afán de poder y de la incoherencia entre lo proclamado y lo vivido vemos en nuestra vida como Iglesia institucional, y en las estructuras eclesiásticas concretamente? Ejemplos y consideraciones.

- «Trabajábamos de noche y de día para no ser una carga para ninguno de ustedes». Es el tema de la economía en la evangelización, y en la Iglesia. Sin dinero, no se pueden hacer la mayor parte de las obras que se hacen en la Iglesia, en la vida de la comunidad cristiana, en la parroquia, en la evangelización. Pero si se introducen los salarios, el dinero puede acabar mercantilizando hasta lo más puro de la fe… ¿Será mejor hacer menos cosas en la Iglesia, pero que sean gratuitas, o que una Iglesia funcione muy bien, aunque todos los que trabajan en la Iglesia lo hagan por un salario y no por amor ni por fe?
- Siguiendo con el mismo tema: la economía del clero. ¿Deberían vivir los sacerdotes y los evangelizadores en general de su propio trabajo? En aquellos países donde todavía la Iglesia es financiada por el Estado, ¿no deberían los cristianos conscientes empujar para que la Iglesia camine hacia la independencia, ya sea que se consiga o que no se consiga la autofinanciación? (Es más importante la independencia que la autofinanciación).
- Un tema colindante con todos los ya apuntados es el de la relación teoría/praxis: ¿qué es lo más importante, qué es «lo que verdaderamente salva», de qué sirve creer sin hacer, y cuánto vale hacer aunque no se crea? Un buen tema de debate y de formación. Se puede buscar al respecto palabras y hechos del Segundo Testamento relevantes al respecto.

Para la oración de los fieles
- Para que la Iglesia reinen siempre la unidad, la caridad mutua, el servicio de unos a otros, el estar siempre a disposición de los que nos necesiten. Oremos.

- Para que todas las personas y naciones de la tierra puedan servir a Dios en la paz, en la justicia y en la prosperidad. Oremos.
- Para que todas las personas que sufren en su cuerpo o en su espíritu encuentren esperanza en el amor de Dios Padre y consuelo en la solidaridad de los hermanos. Oremos.
- Para que conozcamos cada día más y mejor la Palabra de Dios y ella nos vaya renovando y transformando. Oremos.
- Para que todos los gobernantes sean conscientes de su condición de servidores del pueblo y cesen los autoritarismos, las dictaduras y las oligarquías. Oremos.
- Para que nuestros seres queridos difuntos gocen ya del descanso eterno, coronados de gloria en el Reino de Dios. Oremos.

Oración comunitaria
- Dios, Padre nuestro, haz que nuestro corazón esté cada día más abierto a tu Palabra, para que nuestra vida sea cada vez más conforme a lo que Tú nos dices, y así caminemos siguiendo tus pasos y vayamos construyendo, con tu ayuda, tu Reino entre nosotros, hasta el día en que Tú nos lo regales en toda su plenitud. Por Jesucristo.

31 Tiempo ordinario – A (Mateo 23,1-12)NO HACEN LO QUE DICEN

JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Jesús habla con indignación profética. Su discurso, dirigido a la gente y a sus discípulos, es una dura crítica a los dirigentes religiosos de Israel. Mateo lo recoge hacia los años ochenta para que los dirigentes de la Iglesia cristiana no caigan en conductas parecidas.
¿Podremos recordar hoy las recriminaciones de Jesús con paz, en actitud de conversión, sin ánimo alguno de polémicas estériles? Sus palabras son una invitación para que obispos, presbíteros y cuantos tenemos alguna responsabilidad eclesial hagamos una revisión de nuestra actuación.
«No hacen lo que dicen». Nuestro mayor pecado es la incoherencia. No vivimos lo que predicamos. Tenemos poder, pero nos falta autoridad. Nuestra conducta nos desacredita. Un ejemplo de vida más evangélica de los dirigentes cambiaría el clima en muchas comunidades cristianas.
«Atan cargas pesadas e insoportables y las ponen sobres las espaldas de los hombres; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas». Es cierto. Con frecuencia somos exigentes y severos con los demás, comprensivos e indulgentes con nosotros. Agobiamos a la gente sencilla con nuestras exigencias, pero no les facilitamos la acogida del Evangelio. No somos como Jesús, que se preocupa de hacer ligera su carga, pues es humilde y de corazón sencillo.
«Todo lo hacen para que los vea la gente». No podemos negar que es muy fácil vivir pendientes de nuestra imagen, buscando casi siempre «quedar bien» ante los demás. No vivimos ante ese Dios que ve en lo secreto. Estamos más atentos a nuestro prestigio personal.
«Les gusta el primer puesto y los primeros asientos […] y que les saluden por la calle y los llamen maestros». Nos da vergüenza confesarlo, pero nos gusta. Buscamos ser tratados de manera especial, no como un hermano más. ¿Hay algo más ridículo que un testigo de Jesús buscando ser distinguido y reverenciado por la comunidad cristiana?
«No os dejéis llamar maestro […] ni preceptor […] porque uno solo es vuestro Maestro y vuestro Preceptor: Cristo». El mandato evangélico no puede ser más claro: renunciad a los títulos para no hacer sombra a Cristo; orientad la atención de los creyentes solo hacia él. ¿Por qué la Iglesia no hace nada por suprimir tantos títulos, prerrogativas, honores y dignidades para mostrar mejor el rostro humilde y cercano de Jesús?
«No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo». Para Jesús, el título de Padre es tan único, profundo y entrañable que no ha de ser utilizado por nadie en la comunidad cristiana. ¿Por qué lo permitimos?