FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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lunes, 5 de marzo de 2018

I Jornadas de Familia Salesiana: “Familia y Pastoral Juvenil”

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Se lanza esta propuesta pensando ya en el curso que viene: Las I Jornadas de Familia Salesiana de la Inspectoría Santiago el Mayor, del 12 al 14 de octubre de 2018 en El Escorial, Madrid. El tema de las Jornadas será Familia y Pastoral Juvenil


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Los responsables de la organización de estas jornadas responden.
 ¿Por qué unas Jornadas inspectoriales de Familia Salesiana? 
Al estilo de las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana de Roma se busca vivir una experiencia de vida de familia entre los distintos grupos de la Familia Salesiana del ámbito territorial de la inspectoría salesiana de Santiago el Mayor posibilitando la mayor participación posible de todos sus miembros.
En el marco de la creación de la Inspectoría Santiago el Mayor, formar sentido de familia, reforzando el sentido de pertenecer a una Familia Salesiana inspectorial.

Fomentar la formación y reflexión conjunta de los distintos grupos que formamos la Familia Salesiana inspectorial, en torno al tema de la familia.

Algunos datos de interés que es necesario tener en cuenta:

En el Puente de Pilar de 2018 (12 a 14 de octubre).
En el Escorial.
Dirigido a Miembros de la familia salesiana inspectorial, amigos de Don Bosco, jóvenes del MJS.
Con ponencias en torno al tema de la familia y la pastoral juvenil, con espacios de reflexión compartida, convivencia, oración y celebración.
Se trabajará en torno a la Familia y pastoral juvenil, desde la perspectiva de la misión compartida de la familia salesiana. El lema de las jornadas es: “Una misión compartida: Familia y pastoral juvenil”.

Se plantean diferentes fórmulas de participación para facilitar la misma buscando opciones más económicas. Los precios, junto al resto de detalles, pueden consultarse en el díptico informativo “Una misión compartida: Familia y pastoral juvenil” (documento adjunto).
Para inscribirte
y acceder a toda la información del encuentro, se puede acceder al sitio web que se ha habilitado:
Formulario de inscripción. Se puede llevar a cabo ya la preinscripción. En el momento de la misma habrá que hacer un pago de 25 euros. El pago final se hará en el mes de septiembre.
 
Información completa de la jornada. Lugar donde se irá ofreciendo información: ponentes, propuestas, a medida que vayan aproximándose las fechas.


Invisibles, ignoradas y abusadas en la Iglesia y en la sociedad


Olga Lucia Alvarez Benjumea- ARCWP

Monjas1
Se sigue mostrando cada vez más la realidad de la mujer en la Iglesia, es imposible de encubrir, ignorar, negar, esconder, desde la misma Roma se siente la inconformidad, como lo manifiesta Lucetta Scaraffia, editora y jefe de “Donne, Chiesa, Mondo “(Mujeres, Iglesia, Mundo) 1).
Conozco, admiro y respeto profundamente a las religiosas, que han ejercido su ministerio pastoral-docente-enfermería, en total desprendimiento, sin interesar si les pagan o no. Porque el servicio a Dios no se le cobra. Pero no hay que dejar que se abuse, como el sistema patriarcal-capitalista lo ha venido haciendo. Claro, que algunas cosas han ido cambiando, pero, todavía hay mucho por cambiar.
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Alejados

Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Enviado a la página web de Redes Cristianas
A medida que nos acercamos al final percibimos cómo nos vamos alejando de lo que fue, del panorama general que nos ofrecía la vida y de lo que fueron fundamentos de nuestra consciencia, de nuestra conciencia moral y de nues­tra vida in­terior; del sentido que para nosotros tuvieron la ética y la estética, la forma y el fondo que la idea configura cada pala­bra, su complejo y al tiempo simple significado a menudo causa estúpida de guerras y de toda clase de críme­nes execra­bles. Nos vamos dando cuenta también, de los cam­bios en el lenguaje común de cuya urdimbre proce­den esas ideas y que hoy, a nuestro parecer, estas se han des­figurado hasta casi perder el significado que tuvieron… Pero ahora todo se tambalea, tanto en nosotros por dentro en nuestra pro­gresiva decrepitud, como por fuera por la de­riva deca­dente de la sociedad occidental porque la otra no cuenta, co­mo por la sensación de vivir un final más de los tiempos vivi­dos ya varias veces en la historia…
Amor, amistad, felicidad, compromiso, sosiego, lealtad, se­rie­dad, rigor, honestidad, honor, honra, buen nombre, sere­nidad, prudencia, discreción, comedimiento, ahorro… y tantas otras palabras que fueron de uso habitual entre noso­tros, afecta­ran o no a nuestra personalidad, para las ge­nera­ciones del pre­sente han perdido sentido y hoy ya no las em­plean. Y no sólo la generación de los educandos, tam­poco la de sus pa­dres y maestros. Son ya palabras vac­ías de conte­nido, sin valor práctico y en cierto modo repu­diadas por lo que signifi­caron y por la presión moral en la conciencia que ejercie­ron y que quizá subrepticiamente ahora por su resaca siguen ejerciendo. Por eso mismo, aque­llas palabras y aquel lenguaje, nuestro lenguaje, el de los mayores, apenas sirve ya para conectar, para llegar a un consenso con nuestros hijos aunque quizá sí con nuestros nietos de acuerdo con el devenir del eterno retorno…
Es cierto que la distancia psicológica entre la generación de los progenitores y la de sus descendientes siempre ha exis­tido, es inevitable y en cierto modo deseable para mejo­rar y aun elevar el desarrollo del ser humano como especie viva pensante y sintiente, aunque mil cosas de la moderni­dad le roboticen… Pero en España la distancia es mucho ma­yor. La generación de los que fueron padres, ahora abue­los y bis­abuelos, la mía, tiene la mente configurada, más bien tallada, con arreglo a los esquemas de una dicta­dura civil asociada a otra dictadura religiosa; lo que hizo de la gobernación de este país una teocracia, según se mire encubierta o desca­rada. Sin embargo, ese esperpento polí­tico también tuvo con­secuencias favorables para la vida co­rriente en el desarro­llo fluido de nuestras vidas: no vivir de­masiado tiempo preocupados por las limitaciones, por los escollos y por las barreras, salvo en el plano sexológico, que hoy exis­ten a menudo en clave dramática, nos permitió un desenvol­vimiento personal y social gratificante.
En todo caso éramos de una generación que por estar sometida en general a una se­rie de pautas de comportamiento y por la imposición de unas ideas que nos llevaban a la autocen­sura, desde luego sabíamos muy bien lo que no queríamos: ni obediencia ni disciplina. Pero, dejando a un lado los efec­tos oprobiosos de vivir política­mente bajo una tiranía, los es­fuerzos por incardinarnos en la sociedad en general siem­pre fueron compensados con un em­pleo estable, con el ac­ceso a una vivienda y con la consu­mación de una familia or­ganizada. Mientras que la genera­ción de nuestros hijos e hijas, hoy padres y madres, y con ma­yor motivo la de sus hijos, nuestros nietos, viven una so­ciedad anómica, sin re­glas o apenas sin reglas, sin norte y sin expectativas. Y, por otra parte, las condiciones mundiales por el predominio de una ideología orientada a reforzar el individualismo sobre la socialización de la riqueza, el cambio climático y la liber­tad civil llevada a sus últimas consecuen­cias, ahondan más esa distancia…
Algunas de aquellas palabras han desaparecido del léxico común y otras han cobrado significados diferentes desprovis­tos del impacto que, para bien o para mal, causa­ban en el espíritu y en la mente tanto del individuo como en la colectividad. Al final, la confusión o el sinsentido presi­den la co­nexión dificultosa con la realidad, sea la oral o la material, en­tre las gentes de este tiempo y nosotros lle­gados del pa­sado. Por ello a veces y a solas nos asalta la pre­gunta ¿deberé recurrir a “esa” idea incomprendida, ahora obsoleta o remil­gada?
Nadie que tenga hoy menos de sesenta años las entiende, las valora o les concede apenas importancia. En España, desde luego, es tal la crisis colectiva en tantos aspectos pro­yectada también hacia cada individuo, que este grave re­paro, el de la falta de ligazón entre generaciones, si a veces es exas­perante, puede resultar incluso comprensible si nos ate­nemos a las condiciones de vida en general que vi­ven Es­paña y el mundo. Condiciones sobre todo decadentes en la mayoría de los ámbitos y aspectos de la vida social que, pese al desenfado del trato entre españoles en general, acusa una patente falta de reglas morales y éticas que lo en­som­brece por la falta de entusiasmo verdadero, en unos ca­sos, y por la indiferencia próxima al tedio en otros. Deca­dentes, por­que se tiene de todo y acceso a todo. Incluso los más desfa­voreci­dos. A excepción quizá de un techo indepen­diente, no es pre­ciso esforzarse. Es fácil conseguirlo todo, y por eso ape­nas la generación de hoy valora la pose­sión de lo material, pero tampoco en apariencia da valor a lo moral.
Sin embargo, la crisis del lenguaje no irrumpe porque sí o sólo porque el paso del tiempo lo va mo­difi­cando natural­mente y apocopando. En otros paí­ses el lenguaje sufre cam­bios y de paso también la psicología colectiva. Pero los cam­bios son más suaves, más acompasa­dos, más atempera­dos. Pues todo empieza en la en­señanza, en la pedagogía, y termina en la economía y en conceptos del derecho, de la jus­ticia y de la propiedad, que llevan mu­cho tiempo, a ve­ces siglos, en las aulas. Por eso, los cambios de mentalidad no son tan bruscos como lo son en España, ya que, corres­pondiendo al mismo sentido organiza­tivo en lo económico en todos los países capitalistas, las consecuencias de los cam­bios no son las mismas en unos países que en otros. Desde luego en España, el lamentable baile de planes de en­señanza en los años posteriores a la dic­tadura, agravan los conflictos entre generaciones y la des­orientación está pre­sente. Eso, aparte de que en buena me­dida la economía y las claves financieras para su aplicación, se están llevando por delante el significado que de positivo, de “noble” y de “for­mativo” tienen todas aquellas palabras mencionadas.
“El riesgo justifica el beneficio”, un princio ético del capita­lismo a secas, por ejemplo, resulta hoy día un sarcasmo, pues sin riesgo se hacen las mayores fortunas y sin riesgo se acometen iniciativas que sólo precisan de la colaboración de un banco prestamista, de un cambalache, de un truco o de una trampa, afectando (ni siquiera profesando) la ideo­logía neoliberal… Profesores y periodistas, los referentes más cercanos después de los progenitores, son los primeros en ir alejándose rápida­mente también del uso y sentido tradi­cional de muchas pala­bras que luego sus destinatarios, alumnos y consumidores de opinión mediática, desvirtúan todavía más.
El caso es que nosotros, nuestra generación, la mía, a par­tir de cierta edad hemos de esforzarnos para conservar in pec­tore el acendrado sentido que tuvieron esas palabras. Si las eliminamos de nuestra estima, nos extraviamos. Y digo para nuestros adentros, pues expresadas en voz alta y mien­tras las mencionamos nos estamos dando cuenta de que care­cen de la fuerza que tuvieron hasta el punto de que, des­pués de utilizadas, nos parecen casi ridículas en el oído del interlocutor, jo­ven, madu­ro o provecto empe­ñado en no serlo. Pero por otro lado, los mayores, por un proceso de economía mental y aní­mica, si no hemos enfer­mado de codicia nos vamos des­asiendo de las cosas, y sólo nos interesan las ideas sin ropa­jes, desnudas, sin rodeos: Dios es un principio generador de vida, patria es ese lugar que frecuentas y allá donde estás bien, amor es poner el bien del otro por encima del tuyo, inte­gridad es respeto de uno mismo y esfuerzo, no logro; honestidad es respeto por los demás, y de los bienes ajenos o públicos. Pero incluso en las relaciones entre madre e hijo se sacrifica la palabra sacrifi­cio. Tampoco hay pasión, que es el olvido de sí mismo. Solo hay sacrificios interesados y egoís­mos desintere­sados…
En todo caso, España y su cultura general no están inclina­das al pensamiento reflexivo y meditativo presente en otras culturas, ese pensamiento que, en la nomenclatura heidegge­riana se opone al pensamiento calculador. Y de eso, de la falta de reflexión, se resiente en muchas cosas y a la so­ciedad pasa factura. Y eso no sólo es debido al carácter lu­minoso y alegre de sus gentes, sino porque la principal brida puesta al pensamiento libre, al librepensamiento, hunde sus raíces en un modo histórico muy particular de entender y practicar el catolicismo, proverbialmente alejado a su vez de un acendrado cristianismo. Empezamos por que es proverbial el hecho de que el católico español es un confeso que aunque hace alarde de su religión no la prac­tica y a duras penas respeta los mandamientos y las pautas de conducta que le dicta. Lo mismo que el patriota al uso, que tributa con falsedad o tiene su dinero fuera… Y todo ello a su vez centrifugado, desde la noche de los tiem­pos, por el “pensar” dogmático, que no es sino la negación de pensamiento. Todo lo que determina una idiosincrasia perse­guidora del librepensa­dor.
El caso es que la religión y la arreligión, para bien y para mal, por un lado, y la guerra civil, por otro, consciente e inconscientemente, se levantan como empalizadas infran­queables que escinden a la sociedad española en dos limbos contrapuestos de los que uno de los dos, el confeso explí­cito o no, sigue sofocando al otro desde tiempo inme­mo­rial.

Esta situación, y más allá de las ideologías, precisa de un es­fuerzo de superación colectiva que, en la historia y hasta ahora, sólo ha sido lograda por la revolución. Pero como nos encontramos a punto de alcanzarnos las estrellas y la re­volu­ción sangrienta significaría un grave retroceso, habre­mos de considerar esa superación, es decir, su ensamblaje sin rencor, como un apasionante desafío para toda la sociedad española; dejando a cada individuo y a su esfuerzo por cultivarla, el amplio mar­gen de libertad que re­quiere una rica personalidad independiente y pro­pia de los tiempos que vivimos…

La precariedad marca España

Ana Belén Martín
La precariedad marca España – Nuevos análisis editados por FUHEM Ecosocial
Aunque es un fenómeno general que no conoce fronteras, la precarización se muestra especialmente grave en España donde afecta al 40% de la población ocupada y podría convertirse en estructural.
FUHEM Ecosocial publica dos nuevas publicaciones que ofrecen enfoques complementarios sobre la precariedad

La precarización se ha acentuado en los últimos años por el incremento de la temporalidad y por la devaluación salarial. Según datos del INE, la tasa de temporalidad alcanza el 27,4% (casi el doble de la media de la UE según Eurostat: 14,2%), la más alta desde el cuarto trimestre de 2008. “La fragilidad laboral resulta devastadora para la calidad de vida de las personas al comprometer la autonomía y la participación en la vida social, y deteriorar la salud. Desbarata proyectos personales e impide el cumplimiento de los requisitos que permiten materializar los derechos asociados al trabajo”, señala Santiago Álvarez Cantalapiedra, director de la revista PAPELES en su último número titulado: “Empleo precario”.
El Especial de la revista incluye seis artículos que abordan la precariedad desde distintas miradas: un marco multidimensional, sectores concretos o visión de contexto.
Carlos Gutiérrez Calderón, en “La metamorfosis del trabajo: retos para la acción sindical”, argumenta que las 52 reformas laborales llevadas a cabo en España desde 1980 tienen un denominador común: eliminar las rigideces del mercado e incluir mecanismos de flexibilidad a favor de los agentes empresariales: “desde entonces la tasa de temporalidad solo baja del 30% cuando el ciclo económico pasa a recesión”.
La contratación que se realiza a tiempo parcial y con altas dosis de involuntariedad (el trabajador/a querría trabajar más horas), llega a superar el 60%. Incluso en uno de los sectores punteros de la economía española, el turismo, encontramos camareras de piso que, en un hotel donde se paga 900 euros por noche, tiene que limpiarla en 22 minutos por 755 euros al mes con jornadas que exceden sus horas. Jornadas extenuantes, pagos en negro, temporalidad creciente, subcontrataciones y abusos de todo tipo son el día a día en el empleo que se crea en el sector. “El éxito turístico de un destino no está necesariamente asociado a unas condiciones de trabajo decente, más bien todo lo contrario, a causa de la sobreoferta de demandantes de empleo que acaban concentrándose en ese lugar”, apunta Ernest Cañada en el artículo “Un turismo sostenido por la precariedad laboral”.
El análisis de la precariedad tiene que incluir unos condicionantes que superan el plano laboral y económico, como apunta Lucía Vicent, investigadora de FUHEM Ecosocial, autora del texto Tiempos de precariedad: “Desde las remuneraciones hasta las condiciones y los derechos, si aplicamos una perspectiva de género, observamos el diferencial que muestran hombres y mujeres frente a la precariedad”, porque ellas ocupan los empleos de menor valoración y están más expuestas a la contratación temporal, a tiempo parcial, pluriempleo, subempleo, etc.
Profesorado universitario que no llega al salario mínimo
El libro “Universidad precaria. Universidad sin futuro”, de los profesores de la Universidad Complutense de Madrid, Paloma Moré y Juan José Castillo, editado recientemente por FUHEM Ecosocial, recoge que la reducción de ingresos junto a la obligatoriedad de presentar liquidaciones presupuestarias anuales equilibradas, en virtud del cumplimiento de la Ley Orgánica 2/2012, han supuesto reducir 1.172 millones de euros en el total de los gastos, de los que 333 millones corresponden a la reducción del gasto en personal en la enseñanza superior en España en el periodo 2010-13.
Estos recortes presupuestarios han provocado que las universidades públicas españolas presenciales hayan perdido 4.943 puestos de personal docente e investigador (PDI) con dedicación a tiempo completo, y 3.476 de personal de administración y servicios (PAS) en ese mismo periodo.

La precarización alcanza tasas que oscilan entre el 42 y el 50%, con sueldos que oscilan entre los 270 euros y los 1.500 euros en función de la figura de la contratación que se realice. La figura del falso asociado que, en un principio se creó para atraer gente del ámbito externo a las universidades, se está empleando para contratar bajo condiciones de extrema flexibilización y precariedad, con sueldos de 600 euros para 6 horas de docencia y 6 de tutorías. El falso profesorado interino a tiempo parcial es una figura creada para contratar personal y cotizar al 33% a la Seguridad Social, mientras imparten las tres cuartas partes de lo que imparte el profesorado titular con un sueldo que oscila entre los 800-850 años euros. Lo mismo sucede con el profesorado visitante que, lejos de atraer a investigadores y docentes de fuera, se ha convertido en la manera de contratar a docentes formados en la propia universidad, que al ser considerados con dedicación parcial, cotizan al 33%.

Educación recula y readmitirá a Resurrección Galera como profesora de Religión este mes


Jesús Bastante

LA JUSTICIA DECLARÓ NULO EL DESPIDO DE LA DOCENTE, DESPEDIDA POR CASARSE CON UN DIVORCIADO
El Obispado de Almería había alegado que su puesto estaba cubierto por dos profesores
Tras varios años de lucha, Resurrección Galera ha logrado vencer esta batalla, y volverá a ser profesora de Religión. Según confirman a Ep fuentes ministeriales, Educación ha comunicado al Juzgado de lo Social número 1 de Almería que acata el despido nulo de la docente y procederá a reponerla en su puesto antes del 15 de marzo.
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Pensionistas con futuro


Carlos Fernández Liria y Silvia Casado Arenas

Marea de pensionistas4
El nuevo 15-M comenzó ayer
«El 15-M comenzó con un movimiento autodenominado Juventud sin Futuro. Casi una década después, regresa con Pensionistas con Futuro»
«El nuevo 15-M comenzó ayer, 22-F, y renacerá de esta lucha. En 2019 se va a revisar el plan de viabilidad de las pensiones (dentro del pacto de Toledo), con tendencia a la baja»
«Del futuro de las pensiones, en estos momentos, depende el presente de una mayoría de la población en todas las franjas de edad»
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Finanzas, banca en la sombra, fraude fiscal, terrorismo, mafias y paraísos fiscales


Xavier Caño Tamayo – ATTAC Madrid

Unas semanas después de los feroces atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York del 11-S de 2001, el diario The New York Times reveló que los terroristas “habían dejado un amplio rastro de papel de cuentas bancarias, tarjetas de crédito y transferencias de dinero, porque utilizaron el sistema bancario sin filtros”. Lo que significa que los terroristas no tuvieron (ni tienen) dificultades para mover el dinero en el sector financiero. El complejo entramado y la opacidad de ese desregulado y poderoso sector los protege y esconde.
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La iglesia del Evangelio de la pobreza para la misión y el desarrollo


Enviado a la página web de Redes Cristianas
Agustín Ortega Cabrera
Recientemente, en el mundo de la fe e iglesia, se han ido sucediendo acontecimientos significativos. Tales como el 90 cumpleaños del catalán Pedro Casaldáliga, Obispo de Brasil que fue felicitado efusivamente por sus hermanos Obispos de Cataluña, reconociendo su servicio y testimonio. El anuncio de la próxima canonización de Pablo VI, llevada a cabo por el Papa Francisco. Y la edición de un libro homenaje al fallecido cura Marcelino Legido, uno de los sabios y testigos del Evangelio más significativos de nuestra época.
Con sus luces y sombras, como todos, ellos son modelo y ejemplo de una iglesia pobre con los pobres, de una iglesia misionera y en salida hacia las periferias que promueve la fe y la justicia, el desarrollo y liberación integral. Son pioneros de lo que, en la actualidad, el Papa Francisco nos está transmitiendo y manifestando con su ministerio, al servicio del Evangelio de la alegría, de la misericordia y de la equidad con los pobres.
Ellos comprendieron muy bien que no hay anuncio y proclamación creíble del Evangelio, en el seguimiento fiel de Jesús, sin todo este testimonio de amor fraterno y misericordioso en la pobreza evángelica. Con la comunión solidaria de vida, bienes y luchas por la justicia con los pobres de la tierra. Frente al egoísmo e individualismo con sus ídolos de la riqueza-ser rico, del poder y la violencia. El primer medio y camino de la misión evangelizadora de la iglesia es la credibilidad del testimonio en el amor, la misericordia, la paz y la justicia con los pobres. En contra de todas estas idolatrías que nos esclavizan con los poderosos y los ricos; en oposición a la complicidad y alianza con los poderes económicos, políticos e ideológicos que oprimen y excluyen a los pobres, a las víctimas y marginados.
Y es que toda esta vida de pobreza fraterna posibilita ser auténticamente libre, libera de la dependencia y sumisión a todos estos poderes. Ya se sabe, quien paga manda. Las subvenciones y dependencias económicas de los ricos producen la falta de autonomía espiritual e independencia moral, la sumisión al capital, al tener y poder que impide ejercer la misión profética. Al no poder proclamar con libertad el Evangelio, este anuncio de la fe y esta denuncia del pecado e injusticia de todas estas élites enriquecidas y potentados que, con sus idolatrías, causan la desigualdad e injusticia de la pobreza, la opresión y la exclusión de los pobres. La pobreza libera de los conflictos y disputas que violentan o marginan, a causa del afán de codicia y poseer que siempre rompen la comunión fraterna, la paz y la concordia. El camino hacia la paz y el desarme mundial, para terminar con la lacra y negocio de las guerras, conlleva imprescindiblemente la pobreza solidara que nos libera de toda esta ambición y robo a los pobres. Lo cual siempre está de fondo en los conflictos bélicos.
La iglesia pobre con los pobres es el pueblo de Dios, la comunidad eclesial que en el seguimiento de Jesús se encarna solidariamente en la vida y cultura de los pueblos, de los sencillos, humildes y pobres. En ese compartir fraternalmente la existencia, las causas y luchas de los pueblos y los pobres en su liberación del sufrimiento, de todo mal, opresión e injusticia. La inculturación de la fe en los pueblos, en sus esperanzas y dolores con su religiosidad popular, exige esta pobreza evangélica que acoge toda la sabiduría espiritual, moral y social de las mayorías populares en sus luchas liberadoras.
Toda esta pobreza solidaria con los pobres, que nos trae el Evangelio de Jesús Pobre-Crucificado, es paradigma y alternativa profética a los ídolos de la riqueza, ser rico y poder que causan la desigualdad e injusticia de la pobreza e impiden el desarrollo humano e integral. Como vamos a ver, la pobreza evangélica es la realidad que posibilita el vivir y poner en práctica la doctrina social de la iglesia, ese tesoro eclesial que es constitutivo en la misión, en la antropología y la moral. La iglesia pobre en su opción por los pobres se ha de comprometer con los obreros y trabajadores, para luchar porque el principio “el trabajo antes que el capital”, con una coalición por el trabajo decente, se haga realidad. Ya que la causa principal de la pobreza es la explotación del trabajador, que se ve violado en sus derechos, por ejemplo, el valor y derecho básico de un salario justo para el que trabaja y su familia.
La vida de la pobreza, en la fe e iglesia, visibiliza y lucha por ese otro valor esencial que es el destino universal de los bienes, que tiene la prioridad absoluta sobre el derecho de propiedad. La pobreza evangélica permite testimoniar y luchar, con coherencia, por este principio clave del destino universal de los bienes que, con la justa distribución de los recursos, lleva a la inherente socialización de la propiedad, derecho de toda la humanidad; no solo de unos pocos ricos. Y en Jesús esta vida austera, sobria y pobre nos libera de todo productivismo y consumismo que nos está llevando a la destrucción del planeta. La conversión misionera y pastoral de la iglesia pobre con los pobres, en salida hacia las periferias, supone la conversión ecológica. En el cuidado de la hermana tierra y en la lucha por la justicia ambiental, para una ecología integral. La pobreza evangélica es el antídoto frente a los modelos de desarrollos insostenibles que contaminan, esquilman y depredan a esa casa común que es nuestro planeta tierra.
La pobreza evangélica da sentido e impulso a una banca ética, al compromiso por un sistema financiero justo, que termine con el muy grave pecado de la usura y sus créditos e intereses abusivos, especulativos e injustos. La codicia y voracidad de la usura, con la esclavitud del lucro, endeuda, empobrece y arruina a las personas, a las familias y a los pobres. Ya que se ven permanente aprisionados en todos créditos e intereses usureros como son, por ejemplo, las hipotecas de las casas. La pobreza solidaria es protesta y lucha solidaria contra toda esta economía usurera y especulativa, que especula con todo, hasta con los alimentos de los pobres, que genera permanente las estafas de las crisis. En donde unos pocos se enriquecen aún más, a causa de empobrecer en mayor grado a la creciente y mayor parte de las poblaciones.
Como se observa, la pobreza fraterna es denuncia, anuncio y militancia por el Reino de Dios y su justicia liberadora con los pobres, es alternativa a la mundanidad espiritual, al elitismo y carrerismo que corrompe todo. Cuando no se vive esta fe militante y santidad, en la pobreza solidaria con la lucha por la justicia por los pobres, se caen en todo tipo de patologías como la corrupción, la pedofilia y otros escándalos que niegan la fe, la misión y el desarrollo.
Y es que la santidad de la iglesia pobre con los pobres desde el seguimiento de Jesús en su Espíritu, para comprometerse por el Reino de Dios y su justicia, es el auténtico camino del Evangelio y sus Bienaventuranzas. Itinerario de alegría, felicidad y reforma de la iglesia.

Todas las verdaderas y más profundas reformas de la fe e iglesia, como nos muestra la historia, siempre han consistido en este retorno del Evangelio. Con la santidad de la caridad, del amor fraterno y la pobreza evangélica en esa comunión de vida, bienes y luchas solidarias por la justicia con los pobres. Tal como nos han manifestado todos estos testigos de la fe y santos como Pablo VI, Marcelino Legido y Pedro Casaladáliga por los que damos gracias a Dios.
Ph. D. Agustín Ortega (España) es Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Dpto. de Psicología y Sociología). Asimismo ha realizado los Estudios de Filosofía y Teología, Doctor en Humanidades y Teología. Profesor e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y, actualmente, de la UNAE (Universidad Nacional de Educación) así como invitado en diversas universidades latinoamericanas. Autor de diversas publicaciones, libros y artículos.

Dom Pedro Casaldáliga: ¿Cómo caminar con el pueblo?

Arnaldo Zenteno
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Recogiendo su mensaje y su testimonio al celebrar sus 90 años.
Dom Pedro no hace una pregunta fundamental ¿Cómo caminar con el Pueblo?, pero para que la respuesta sea verdadera y no simplemente un deseo, Dom Pedro nos dice con sus palabras y con su ejemplo las características de un verdadero caminar con el Pueblo.

“Optar por el Pueblo y por los pobres, por la justicia, por la liberación y por el Reino. Pero, para que caminemos honestamente, evangélicamente, con el Pueblo, debemos ajustar con discernimiento y generosidad nuestras actitudes. Vayan unos consejos que nos pueden ayudar:
a) Descubrir el Pueblo: aproximarse a él, escucharlo, respetarlo en su ser, en su cultura, en su ritmo, en sus límites, en sus urgencias (la sobrevivencia, a veces, se impone!).Valorarlo, creyendo en el, “dándole” espacio (ayudándolo a que lo tome) para que se vuelva protagonista en la sociedad, en la iglesia, sujeto incluso de su historia.

b) Estar con el Pueblo: cerca, hasta físicamente, y en la medida de lo posible, porque el lugar hace el lugar social y pastoral. Encontrándose con el Pueblo, comulgando con el, en su cultura, en su pobreza, en su religiosidad, en su hospitalidad, en sus sufrimientos, en su alegría.
Lógicamente, perdiendo status, saliendo de ciertos privilegios, de ciertas estructuras, yendo a la periferia, al margen, a la frontera; para el desierto donde nadie va; para la frontera de las nuevas situaciones y desafíos; para la periferia, lejos del poder y de la seguridad. Viviendo “como” (!) el Pueblo.
c) Tomar partido por el Pueblo: Por sus dolores, sus reivindicaciones, sus causas, sus luchas y sus organizaciones.

Rompiendo con los enemigos del Pueblo.
Tomando partido también políticamente (siendo o no siendo de un partido, dependerá), porque la verdadera santidad es también “santidad política“. La política, reconocía Pablo VI, es una de las más altas expresiones de la caridad cristiana (cf. Octogésima Adveniens No. 80).
Política ha sido, en nuestra América, la santidad de tantos hermanos y hermanas, mártires del Reino, como Monseñor Romero, Margarita Alves, Santo Díaz Silva.
d) Contribuir específicamente con nuestro “capital” propio: de evangelio, de teología, de ciencia social, de pedagogía, de experiencia militante, de información… Contribuir accionando las varias mediaciones socio –político –económico – culturales, que podrían estar al menos al alcance del Pueblo.

Ser fermento, luz y sal.
Más que “la consciencia critica de la humanidad”, como afirmaba Congar con respecto a la iglesia, debemos ser la consciencia evangélicamente critica de la humanidad.
Presencia del evangelio, alianza sincera, solidaridad fraterna, suplencia oportuna y provisional, servicio gratuito, diaconía del Reino.
e) Ejercitando, entonces, en medio del Pueblo, estas actitudes fundamentales:
-actitud evangélica (de fe, de disponibilidad, de misericordia, de conversión constante, de kénosis o despojamiento, de “esperanza esperanzada” (I. Ellacuría)
-actitud pastoral (de servicio, de animación, de evangelización, de eclesialización, sin proselitismos o fanatismos.
-actitud política y politizadora (ante las estructuras, en la coyuntura concreta y diaria)
-actitud pedagógica, metodológica, de acompañamiento (Monseñor Romero practicaba muy bien y aconsejaba siempre la pastoral del acompañamiento)”
Sintetizando: debemos ser, en medio del Pueblo, testimonio coherente, profecía militante, celebración pascual.

Aporte desde la Mesa CEB de Profetismo y Compromiso Ciudadano. Nicaragua 3 marzo18

Fuente: Red Mundial de Comunidades Eclesiales