FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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viernes, 27 de enero de 2017

Felices - 4º Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

LA VOZ DEL SILENCIO

col salome



Hay silencios que levantan muros y silencios que los otorgan
hay intenciones con bondad, que en silencio no se mojan
hay silencios de poder que nos "guardan" las fronteras
hay silencios de querer, que por no querer, condenan

Hay silencios helados, que nos gritan a la cara
y silenciamos su grito, apagando la pantalla
hay silencios del alma que nos hacen tener miedo
y los miedos, a sus anchas, nos silencian la esperanza

Hay miradas en silencio, que me atruenan las entrañas
largas colas, frío y miedo, rabiando desesperanza
hay tristezas tan profundas, que nunca sabré a que saben
ojalá enjugar sus lágrimas, iluminase oscuridades

Hay silencios que incomodan porque reclaman justicia
Hay silencios que acompañan porque comparten la vida
Hay silencios que se alejan, silencios de manos frías
Y hay silencios que calientan el alma como caricias

Hay silencios que se cortan, porque en verdad no hay palabras,
¡tantos seres sin hogar y yo aquí sin hacer nada!
Hay canciones en silencio y hay silencios que me cantan
Que cante mi croazón, aunque quiera callar mi alma

SEAMOS VOZ DEL SILENCIO DE LOS QUE PIERDEN LA VIDA
VOZ FUERTE, PARA QUE CAIGAN LAS VALLAS Y CONCERTINAS
SEAMOS VOZ QUE NOS SAQUE DEL SILENCIO QUE INMOVILIZA
VOZ QUE TOQUE LOS CORAZONES, PARA CURAR SUS HERIDAS


Salomé Arricibita


Para descargar la canción pinche el siguiente enlace: La voz del silencio.mp3 y dele al botón derecho del ratón y guardar como...

SERÉIS BIENAVENTURADOS SI…

col cruz-tome

"Las bienaventuranzas son el carnet de identidad del cristiano, que lo identifica como el seguidor de Jesús” (Papa Francisco, en Suecia, el día de Todos los Santos 2016). Si quieres saber lo que Jesús te propone para ser feliz aquí y ahora; si quieres cumplir el plan que Dios Padremadre tuvo al crearte, en las Bienaventuranzas tienes el manual de instrucciones. Si las sigues serás dichoso, bendito y te irás acercando a tu plenitud humana y divina. Te invito a que lo intentes. Pronto verás los frutos.
El domingo pasado el texto evangélico terminaba así: “Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando las enfermedades y dolencias de la gente”. Es un resumen perfecto de la actividad de Jesús en los inicios de su vida pública: predicar y sanar. El texto continúa: …. “y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea y del otro lado del Jordán”.
A continuación de la primera parte narrativa, Mateo coloca el primer discurso de Jesús, el Discurso Evangélico: Las Bienaventuranzas. Y lo primero que hace Mateo es describir con detalle el escenario donde se ubica este discurso. Lo que pretende con ello es prepararnos para escuchar algo muy solemne, algo muy importante. La audiencia numerosa, subida al monte, sentado como maestro, los discípulos se acercan para no perderse nada y Jesús empieza la lección del primer día de curso. Como buen maestro Jesús introduce el programa que va a desarrollar a lo largo de toda su vida.
El discurso de las bienaventuranzas es el preludio, el resumen del estilo de vida que Jesús, el Salvador, proponen a toda la humanidad. Es la síntesis de la propuesta vital que Jesús ofrece a la humanidad sedienta de sentido y necesitada de modelos para orientar sus anhelos existenciales y el logro de la felicidad (plenitud) que busca. Lo que se le ofrece es un programa para ser feliz. Justo lo que la humanidad, en toda época y lugar desea.
Jesús es para nosotros el revelador de Dios. Y Jesús en las Bienaventuranzas nos revela el plan de salvación (liberación, felicidad, plenitud) que Dios ha pensado para la humanidad de todo tiempo y lugar. Dios nos ha creado para que seamos felices. Jesús en las Bienaventuranzas nos muestra el camino para lograrlo.
El camino hacia la felicidad es, a veces, escabroso. El protocolo del proceso a seguir nos recomienda en primer lugar conocer de cerca la vida de Jesús para prepararnos a seguir sus pasos. En los catecismos que estudiábamos en nuestra infancia nos enseñaron que Jesús había venido al mundo para darnos ejemplo de vida. Para conocer bien una vida por dentro hay que imitarla. Hacer lo mismo que él hizo. Ser como Él.
Las Bienaventuranzas son un retrato, un perfil del estilo de vida que Jesús llevó y quiere que nosotros imitemos. Como perfil nos concretiza las características de ese estilo de vida: austeridad, mansedumbre, compasión, justicia, misericordia, sinceridad, humildad, coherencia, apertura, cercanía… En suma, las Bienaventuranzas nos describen el perfil de una “buena persona”, de una persona “muy humana” (honrada, bondadosa y solidaria). El que cumple este perfil es feliz, dichoso. Y la razón de esta felicidad es: porque en ello encuentras a Dios formas parte de su Reino. Las Bienaventuranzas son el camino para descubrir a Dios en ti mismo (tu bondad, tu parte divina) y en los hermanos con quien Dios se identifica y encarna, “a mí me lo hiciste”. Las Bienaventuranzas y el Reino de Dios se dan la mano. En la formulación de cada bienaventuranza hay dos partes: Lo que exige y lo que promete. Exige: imitar el estilo de vida de Jesús, llevar una vida austera (pobre), renunciar a la violencia, com-padecerse con los otros, autenticidad de entrega y disponibilidad, misericordia, justicia etc…Promete: tu plenitud humana y divina (humanidad divina), es decir, el Reinado de Dios en ti. Esto te hace feliz porque has encontrado el tesoro escondido, Dios en ti; porque te pareces a Dios; porque tu vida tiene sentido; porque has hallado razones para vivir.
Aviso para principiantes: Como ves el programa de Jesús es exigente, radical. Pero te puedo asegurar que merece la pena que hagas un esfuerzo, pongas en juego todas tus capacidades y perseveres en la tarea hasta lograrlo. Ten en cuenta estas consejas de vieja: “No se regala nada en la vida”. “La felicidad para quien la trabaja”. Por eso me gusta formular las Bienaventuranzas en condicional: Si quieres ser feliz… Seréis felices si… Si cumples la condición obtendrás lo condicionado. Por último: Al llevarlo a la práctica no te olvides de que no estás solo en el empeño, contigo va el Señor. Dios te ha creado para que seas feliz y te ha dado todo lo que necesitas para serlo. Sólo te falta experimentarlo.

AUDITORIO DE OCHO PUERTAS, ES FÁCIL COLARSE

col sicre

El domingo pasado, el evangelio de Mateo nos presentaba a Jesús recorriendo Galilea y anunciado la buena noticia del Reinado de Dios. A partir de hoy, hace que los oyentes se reúnan en un gran auditorio al aire libre, se sienten en torno a Jesús, y escuchen el programa de ese reino de Dios: el “Sermón del monte”, que se puede resumir en los siguientes puntos:
vida-reino
La selección del auditorio
Jesús no es un político que quiere ganar votos a todo precio, engañando y haciendo promesas que no cumplirá. Desea dejar claro quiénes sintonizarán con su proyecto y quiénes no. Para que no se llamen a engaño. Y eso lo expone, al principio de todo, en las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas proponen valores desconcertantes
Si Jesús dijera: “Dichoso el que tiene buena salud, el que gana lo suficiente para  vivir, el que disfruta con su familia…” no habría necesitado justificar esas afirmaciones. Cualquier persona habría estado de acuerdo. Sin embargo, Jesús proclama dichosa a gente que sufre, llora, es perseguida… Por eso, cada bienaventuranza va seguida de una justificación: «porque de ellos es el reino de los cielos», «porque ellos serán consolados», etc. El premio prometido en la primera y última es «el Reino de los cielos». En realidad, todas las otras se refieren también a ese Reino de Dios, sólo que fijándose en determinados aspectos concretos. Este premio no podemos interpretarlo solo como algo de la otra vida. Comienza a realizarse en esta. Dicho en palabras sencillas, todas esas personas son dichosas porque pueden formar parte de la comunidad cristiana (Reino inicial de los cielos) y, más tarde, del Reino definitivo de Dios.
Las bienaventuranzas no son una carrera de obstáculos
La mención de los pobres, los que lloran, los sufridos… puede crear una sensación de malestar, como si tuviéramos que pasar por todas esas situaciones para formar parte del reinado de Dios. Las bienaventuranzas se nos convierten en una terrible carrera de obstáculos, donde tras cada valla nos espera la siguiente. Sin embargo, las bienaventuranzas son algo muy distinto.
Las bienaventuranzas, ocho puertas para entrar al Reino de Dios
Antonio Barluzzi, el arquitecto italiano que diseñó la Basílica de las bienaventuranzas en 1939, tuvo la bella idea de una planta octogonal, y en cada lado una gran ventana por la que se puede contemplar el paisaje exterior. Sin embargo, las bienaventuranzas no son ventanas para mirar lo que ocurre fuera, sino puertas abiertas por las que se puede entrar a escuchar y seguir a Jesús.
Encima de cada puerta hay una inscripción con la bienaventuranza correspondiente. A veces el sentido del texto resulta discutible (Jesús habló en arameo, luego se tradujo al griego, y ahora lo retraducimos a nuestras lenguas). Hace falta un guía turístico que nos aclare las dudas, dentro de lo posible.
Al final, el guía te dejará solo delante del edificio. Da una vuelta en torno a él y elige la puerta que más se adecue a tu situación. Quizá encuentres varias. Si no encuentras ninguna, cuélate a escuchar lo que dirá Jesús los próximos días. Seguro que te convence.
Resumen
Las bienaventuranzas nos dicen qué personas pueden entender y aceptar el mensaje de Jesús, incorporándose a la comunidad cristiana.
Por consiguiente, las bienaventuranzas no son, ante todo, un código de conducta moral que dice: «así tienes que actuar si quieres ser cristiano». Es más bien una exposición de situaciones y de actitudes ante la vida que permi­ten entender el evangelio y entusiasmarse con las palabras de Jesús.
La bienaventuranza no dice: «Sufre, para poder entrar en el Reino de Dios».
Dice: «Si sufres, no pienses que tu sufrimiento es absurdo; te permite entender el evangelio y seguir a Jesús».
No dice: «Procura que te desposean de tus bienes para actuar de forma no violenta».
Dice: «Si respondes a la violencia con la no violencia, no pienses que eres estúpido, considérate dichoso porque actúas igual que Jesús».
No dice: «Procura que te persigan por ser fiel a Dios».
Dice: «Si te persiguen por ser fiel a Dios, dichoso tú, porque estás dentro del Reino de Dios».
Pero, al tratarse de los valores que estima Jesús, no cabe duda de que las bienaventuranzas se convierten también en un modelo de vida que debemos esforzarnos por imitar. Después de lo que dice Jesús, no podemos permanecer indiferentes ante actitudes como la de prestar ayuda, no violencia, trabajo por la paz, lucha por la justicia, etc. El cristiano debe fomentar esa conducta. Y el resto del Sermón del Monte le enseñará a hacerlo en distintas circunstancias.

El papa Francisco y la carne


Juan Arias

Papa Francisco3
La Iglesia durante siglos se interesó más de los que respiraban salud y poder que por los frágiles del mundo. Francisco está quebrando en la Iglesia tabúes reaccionarios
¿Por qué el papa Francisco es diferente? ¿Por qué a veces gusta más a los agnósticos y hasta a los ateos que a muchos católicos conservadores? La respuesta aparece en la reciente entrevista concedida a este periódico. Quien, como este periodista, conoció a siete papas, puede notar la diferencia entre Francisco y la mayoría de los pontífices de la era moderna.
Aún los menos conservadores fueron papas espiritualistas, a quienes les daba miedo la carne, lo tangible, lo cercano. Eran los mesías del espíritu y de los buenos. Francisco, al revés, es un Papa al que no le escandaliza la corporeidad. Por eso es un Papa que besa y abraza, y además de verdad. ··· Ver noticia ···

El carisma del Papa


Editorial de El País


Papa Francisco7Francisco propone diálogo, un camino más largo pero en el que todos ganan
A lo largo de casi cuatro años de pontificado, el papa Francisco ha dado a la Iglesia católica una influencia global como no había tenido en décadas. Lo más importante es que Jorge Bergoglio sabe que un líder debe ganarse la simpatía y la credibilidad para, en pasos posteriores, tratar de emplearlas en lograr sus objetivos. No hay duda de que quienes le eligieron querían cambios respecto de los antecesores. ··· Ver noticia ···

Domingo 29 de enero, 4 Tiempo ordinario – A (Mateo 5,1-12): Una iglesia más evangélica

José Antonio Pagola

UNA IGLESIA MÁS EVANGÉLICA

Al formular las bienaventuranzas, Mateo, a diferencia de Lucas, se preocupa de trazar los rasgos que han de caracterizar a los seguidores de Jesús. De ahí la importancia que tienen para nosotros en estos tiempos en que la Iglesia ha de ir encontrando su propio estilo de vida en medio de una sociedad secularizada.
No es posible proponer la Buena Noticia de Jesús de cualquier forma. El Evangelio solo se difunde desde actitudes evangélicas. Las bienaventuranzas nos indican el espíritu que ha de inspirar la actuación de la Iglesia mientras peregrina hacia el Padre. Las hemos de escuchar en actitud de conversión personal y comunitaria. Solo así hemos de caminar hacia el futuro.
Dichosa la Iglesia «pobre de espíritu» y de corazón sencillo, que actúa sin prepotencia ni arrogancia, sin riquezas ni esplendor, sostenida por la autoridad humilde de Jesús. De ella es el reino de Dios.
Dichosa la Iglesia que «llora» con los que lloran y sufre al ser despojada de privilegios y poder, pues podrá compartir mejor la suerte de los perdedores y también el destino de Jesús. Un día será consolada por Dios.
Dichosa la Iglesia que renuncia a imponerse por la fuerza, la coacción o el sometimiento, practicando siempre la mansedumbre de su Maestro y Señor. Heredará un día la tierra prometida.
Dichosa la Iglesia que tiene «hambre y sed de justicia» dentro de sí misma y para el mundo entero, pues buscará su propia conversión y trabajará por una vida más justa y digna para todos, empezando por los últimos. Su anhelo será saciado por Dios.
Dichosa la Iglesia compasiva que renuncia al rigorismo y prefiere la misericordia antes que los sacrificios, pues acogerá a los pecadores y no les ocultará la Buena Noticia de Jesús. Ella alcanzará de Dios misericordia.
Dichosa la Iglesia de «corazón limpio» y conducta transparente, que no encubre sus pecados ni promueve el secretismo o la ambigüedad, pues caminará en la verdad de Jesús. Un día verá a Dios.
Dichosa la Iglesia que «trabaja por la paz» y lucha contra las guerras, que aúna los corazones y siembra concordia, pues contagiará la paz de Jesús que el mundo no puede dar. Ella será hija de Dios.
Dichosa la Iglesia que sufre hostilidad y persecución a causa de la justicia sin rehuir el martirio, pues sabrá llorar con las víctimas y conocerá la cruz de Jesús. De ella es el reino de Dios.
La sociedad actual necesita conocer comunidades cristianas marcadas por este espíritu de las bienaventuranzas. Solo una Iglesia evangélica tiene autoridad y credibilidad para mostrar el rostro de Jesús a los hombres y mujeres de hoy.

Domingo 29 de enero de 2017, 4º del tiempo ordinario


4 del tiempo ordinarioA
Pedro Nolasco, fundador (1258)
El “Sermón de la Montaña” es uno de los sermones más famosos y recordados de Jesús. Aquí nos detenemos en su introducción, más conocida como “Las Bienaventuranzas”, pues el sermón es mucho más largo, va hasta 7,29 donde concluye diciendo que la gente quedó asombrada de su doctrina “porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.
¿Por qué puede causar asombro esta enseñanza de Jesús? Veamos de cerca las Bienaventuranzas e intentemos una respuesta. ··· Ver noticia ···

La hospitalidad con los refugiados en el hinduismo

Javier Ruiz Calderón (Shánkara)


El hinduismo es una religión de emigrantes. Alrededor del año mil AEC llegaron a la India unas tribus indoeuropeas procedentes del norte de Asia que probablemente habían abandonado su lugar de origen buscando mejores climas. Se instalaron en el norte de la India, donde se mezclaron con los nativos dando lugar a la religión híbrida —como todas— que actualmente conocemos como el hinduismo.
La India ha sido un hogar para los refugiados de todas las religiones y sectas. A lo largo de milenios han ido llegando al subcontinente oleadas de personas que huían de la persecución política y religiosa, no solo de los países vecinos (los actuales Pakistán, Bangla Desh, Tíbet y Sri Lanka) sino también de Afganistán, Irán, Irak, Somalia, Sudán y hasta Uganda. Eso se debe en parte a que la tolerancia de la diversidad característica del hinduismo hace que le resulte más fácil acoger a los que llegan de otras latitudes.



Merece la pena citar extensamente a este respecto el final de la intervención de Swami Vivekananda en el parlamento de las religiones de Chicago de 1893, documento inaugural del hinduismo moderno:
«Me enorgullezco de pertenecer a una religión que ha enseñado al mundo tanto la tolerancia como la aceptación universal. No sólo creemos en la tolerancia universal, sino que aceptamos que todas las religiones son verdaderas. Me enorgullezco de pertenecer a una nación que ha amparado a los perseguidos y refugiados de todas las religiones y todas las naciones de la tierra. Me enorgullezco de deciros que hemos acogido en nuestro seno los restos más puros de los israelitas, que vinieron al sur de la India y hallaron refugio con nosotros el mismo año en que la tiranía romana hizo pedazos su templo santo. Me enorgullezco de pertenecer a la religión que ha protegido y sigue sosteniendo lo que queda de la gran nación zoroástrica. Os voy a citar, hermanos, unos versos de un himno que recuerdo haber repetido desde mi primera infancia, que recitan todos los días millones de seres humanos: «Como todos los diferentes ríos nacidos en lugares diferentes mezclan sus aguas en el mar, del mismo modo, Señor, los diferentes caminos que toman los hombres debido a sus tendencias diversas, aunque parezcan distintos, sinuosos o rectos, todos llevan a Ti».


A los mencionados por el swami habría que añadir más recientemente los refugiados tibetanos, los rohingyas de Mianmar, etc.
Esta tradicional apertura a lo diferente y a lo ajeno sigue vigente en el estado laico actual. Aunque la India no haya firmado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y no cuente con una ley nacional sobre refugiados, la constitución protege los derechos humanos de los refugiados y los solicitantes de asilo, que tienen acceso a los servicios de salud y cuyos hijos pueden asistir a la escuela.

Sin embargo, en el hinduismo siempre han coexistido un ala abierta, tolerante y acogedora y un ala intolerante y cerrada al diálogo con las demás religiones, en especial con el islam y el cristianismo, a los que considera religiones extranjeras e invasoras, lo que ha dado lugar a conflictos con esas comunidades. En esta línea se encuentra el partido que está en el poder en estos momentos, el «nacionalhinduista» BJP, cuyo primer ministro, Modi, ha declarado que la India es el hogar natural de todos los hindúes (no de todas las personas de origen indio) y que todos ellos serán bien recibidos en ella cuando lo necesiten. Eso hace que se tienda a acoger con los brazos abiertos a los refugiados hindúes, pero no tanto a los que no pertenecen a esa tradición, en especial a los de las religiones que se ven como adversarias. Lo que piensa en el fondo este hinduismo integrista es que la India es una civilización esencialmente hindú, y que las demás religiones pueden ser más o menos toleradas, pero de ninguna manera tratadas en pie de igualdad.
En las escrituras hindúes no hay mucha doctrina explícita sobre la manera correcta de tratar a los refugiados. Sin embargo, en las epopeyas —el Mahabhárata y el Ramáyana— se plantean narrativa y concretamente toda clase de cuestiones éticas, y queda claro que a los emigrantes que se comportan noblemente hay que tratarlos con la misma hospitalidad con que se debe acoger a las personas que llegan a nuestro hogar familiar. De hecho, los principales protagonistas de ambos relatos —los cinco hermanos Pándava y Rama y su familia, respectivamente— pasan años exiliados, lejos de su hogar y de su país, y se elogia abiertamente el comportamiento de las personas que, sabiendo quiénes son o sin saberlo, los reciben generosa y hospitalariamente.
Veamos, pues, lo que dicen las escrituras hindúes sobre el modo correcto de recibir a los visitantes. El Código de Manu, principal texto sobre el dharma (deber) del hinduismo, dice que, como siempre hay que ser generoso y compasivo con todos los seres vivos, al átithi (el visitante, «el que no se queda»), sea conocido o desconocido, hay que honrarlo y tratarlo con veneración, recibiéndolo aunque llegue a una hora inconveniente, y ofrecerle sin dilación un asiento, agua, comida lo mejor cocinada posible y conversación agradable. Solo se debe comer cuando el visitante haya acabado de hacerlo. Hay que prepararle un lugar para descansar, servirle adecuadamente y despedirse de él cuando se vaya. Todo esto en la medida de las posibilidades de cada uno. El Código de Manu no es un texto en absoluto igualitario, y por eso insiste en que el modo de recibir al visitante debe adaptarse a su nivel social, tratándose mejor a las personas de casta más elevada, pero no excluyendo de este buen trato a los siervos, las mujeres, los enfermos y las personas dependientes. Pero matiza que habría que abstenerse de ser hospitalario con las personas malvadas e hipócritas, incluidos los heréticos y los racionalistas —a los que la sociedad hindú de principios de la Era Común veía como pecadores de la peor especie—, así como cuando se tratara de una muchedumbre a la que sería imposible recibir adecuadamente.
El prestigioso intelectual hindú Satya Vrat Shastri trata el tema del «Respeto a los visitantes» en las páginas 235-240 de su libro Human values. Definitions and Interpretations, vol. I (Calcuta, Bharatiya Vidya Mandir, 2013), donde, citando una docena de textos tanto religiosos como literarios, da una versión actualizada del mismo asunto. Empieza enunciando el principio fundamental: átithi devo bhava: «que el visitante sea un dios para ti». Al visitante hay que tratarlo como si fuera Vishnu (Dios). Repite con otras palabras lo dicho por Manu, y añade que el átithi no es un invitado conocido (abhyágatas), sino un desconocido que llega a nuestro hogar y que, aunque haya que recibir con generosidad a cualquiera que llegue, conviene tener cuidado con los desconocidos y ser precavido con aquellos cuyos motivos no estén claros, para que no abusen de nuestra hospitalidad.
Tanto el hinduismo antiguo como el moderno, pues, predican una actitud hospitalaria, aunque prudente, con aquellos que llegan a nuestro hogar. Que esto no es una mera teoría sino una realidad práctica, lo demuestran los consejos sobre la etiqueta en la India que se leen www.protocolo.org, y que resumo a continuación: Los indios dan mucho valor al trato de sus invitados. Son unos excelentes anfitriones. Son tan atentos con los invitados y con los forasteros que estos pueden sentirse un poco abrumados por la gran cantidad de personas que los invitan a los más diversos eventos o actos tanto sociales como familiares. Generalmente, cuando alguien llega a la casa de una familia india a la que ha sido previamente invitado, es habitual que le pongan un pequeño collar o guirnalda de flores en señal de bienvenida. Para ellos el invitado es el «rey» de la casa y por ello se le trata lo mejor posible, con toda clase de atenciones. Tanto es así, que los errores que puede cometer el visitante en cuanto a las normas de comportamiento y etiqueta de la India le serán disculpadas.

Nunca hay que dar gracias por la comida, pues se considera un insulto agradecer algo que se ha ofrecido generosa y gratuitamente. Para ellos, dar las gracias por la comida es como pagar por ella, y pueden interpretarlo como una ofensa. La mejor manera de agradecerles la invitación es corresponderles con otra comida de características similares a la que ellos ofrecieron. Esa invitación significa que se valora la buena relación que se tiene con ellos.
Cualquiera que haya viajado a la India puede confirmar lo hospitalarios y generosos que son los indios con los forasteros. Hasta las familias más humildes se desviven para compartir de lo que no tienen con los desconocidos que aparecen por la zona donde viven. Recuerdo una familia musulmana que nos invitó a entrar en su chabola y se gastó lo que para ellos era un dineral para comprarnos una coca cola.

Así pues, en resumen: la hospitalidad para con los invitados y visitantes es una norma tanto del hinduismo como de la cultura india en general. Esa actitud debe extenderse a la manera en que hay que tratar a los refugiados, que son una clase de visitantes (átithis): personas desconocidas que llegan a donde vivimos y que necesitan que los acojamos y los atendamos de la mejor manera posible.

Donald Trump y el nuevo orden mundial que se avecina


Gabriela Simon

Trump
Con su orientación nacionalista, Trump abandona las estrategias hegemonialistas de la política estadounidense y deja el camino expedito a quienes estén dispuestos a cargar con responsabilidades globales. Este texto versa sobre las oportunidades y los riesgos que ofrece el cambio que se avecina en la política mundial.
Como muy tarde después de la desaparición de la Unión Soviética, quedó en el aire la cuestión sobre el modo en que los EEUU, la superpotencia sobreviviente, abdicaría y saldría de escena. Había al respecto diversas teorías. La mayoría se inclinaban por los desbordantes déficits económicos de los EEUU, el déficit comercial y el endeudamiento público. Podría ocurrir, según una tesis particularmente estimada, que un buen día esos déficits llevaran a un desplome, en el transcurso del cual el dólar perdería su función de moneda de reserva mundial y los EEUU, su supremacía política planetaria. ··· Ver noticia ···