FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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viernes, 6 de mayo de 2016

Madre


"No os conforméis con ser mediocres; poneos metas altas"


- Por: Manu Serrano
06/05/2016 - 


El Rector Mayor celebra la Eucaristía en el día de Santo Domingo Savio en el colegio dedicado al alumno de Don Bosco en Madrid.

 
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A su llegada esta mañana al colegio Santo Domingo Savio, Don Ángel Fernández Artime ha saludado al personal del centro antes de dirigirse a la parroquia para celebrar la Eucaristía con decenas de alumnos y el coro. Al comienzo de la Misa, el Rector Mayor ha recibido como regalo de la Inspectoría un busto de Domingo Savio y una placa en la que se podía leer una de las frases más populares del joven santo: "Hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres".
"Expresa toda la frescura del joven de hoy; y con el rostro has sabido transmitir lo que llenaba por dentro a Domingo Savio", ha afirmado Don Ángel para felicitar al autor de la imagen. ¿Y qué era lo que llenaba al joven alumno de Don Bosco? El Rector Mayor ha destacado tres rasgos.

Alegría profunda
Domingo Savio mostraba siempre "una alegría profunda, auténtica", ha asegurado Don Ángel, que le ha expresado a los alumnos: "Sois muy inteligentes. Sabéis distinguir lo auténtico de lo que no lo es". Con lo auténtico, "estamos bien, nos sentimos en paz, llenos de vida, felices por lo que vivimos".
Responsabilidad
Otro rasgo que ha destacado el Rector Mayor de Domingo Savio es que era "muy responsable". Y sabía contagiarlo a los demás: " Era un gran líder capaz de ser animador de sus compañeros para servir a otros muchachos".

Amistad con Dios
"¿Qué significa ser santo?", se preguntaba el Rector Mayor. Y respondía detalladamente: "No es suficiente con que os conforméis con ser mediocres. Tenéis increíbles capacidades para soñar. Tenéis un precioso corazón y una gran generosidad". Y añadía: "No podemos ser santos si dejamos a Dios de lado. Domingo Savio no se entiende sin Dios en la vida, sin Jesús que lo acompaña. Él nunca os va a defraudar. No va a impedir vuestra felicidad".
Tras la Eucaristía, el Rector Mayor se ha tomado un chocolate con porras con los alumnos del colegio para seguir celebrando la santidad del joven Domingo Savio en su día.

Una alegría profunda, auténtica.

Me atrevo a lanzar desafíos a los jóvenes. Sois muy inteligentes. Sabéis distinguir lo auténtico de lo que no.
Estamos bien, nos sentimos en paz, llenos de vida, felices por lo que vivimos.

Muy responsable. Era un gran líder capaz de ser animador de sus compañeros para servir a otros muchachos.

¿Qué significa ser santo? ¿Estar de rodillas sobre el mármol hasta que me duelan las rodillas? Me propongo metas altas en la vida. No es suficiente con que os conforméis con ser mediocres. Tenéis increíbles capacidades para soñar. Tenéis un precioso corazón y una gran generosidad. Cuando uno se propone metas altas, se siente más feliz. No podemos ser santos si dejamos a Dios de lado. Domingo Savio no se entiende sin Dios en la vida. Sin Jesús que lo acompaña. Nunca os va a defraudar. No va a impedir vuestra felicidad. Compañero en la vida.

Defendiendo al Papa por solidaridad; no porque sea necesario Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara


Papa Francisco7Hoy quiero dejar claras unas cuantas cuestiones con las que algunos teólogos conservadores atacan al Papa, aunque éste no las haya defendido, o enseñado, como lo acusan, solo para minar su imagen, y para desautorizarlo. Hasta hace poco tiempo este tipo de teólogos era más papista que el Papa. Entonces, ¿qué ha pasado para que hayan sufrido un cambio tan profundo y radical? Pues algo muy sencillo de explicar, pero no por sencillez pierde nada de maravilloso y fantástico. Que los papas, incluso lo más modernos, vamos a decir, desde León XIII, -que no han sido tan escandalosamente mundanos, ni ambiciosos, ni amantes del poder, como los medievales, o los renacentistas y barrocos-, pero sí han tenido, todos, una misma, o muy parecida, impronta: la de ser papas, y antes obispos y cardenales, es decir, constituir una jerarquía eclesiástica. ¡no eclesial!, que no es lo mismo. Y, de repente, ha aparecido un papa evangélico, eclesial, cristiano, de verdad.

Y los ha pillado a todos descolocados. El cardenal Müller se atrevió a afirmar que el papa Francisco sabe poca teología, que sería bueno que se impusiera más en esa disciplina tan esencial a un clérigo. Pues si Francisco, un jesuita que ha pasado por todos los rigurosos filtros jesuíticos, y ha llegado hasta dónde ha llegado, no sabe Teología, ¿qué decir de Jesús, nuestro Jesús de Nazaret? ¿En qué facultad o con qué profesor famoso, tipo Gamaliel, estudió? Tengo la impresión de que tanto Müller, como otros cardenales que se han echado al monte contra un papa providencial y absolutamente necesario en la Iglesia hoy, como el papa Francisco, han perdido no solo el oremus, sino la capacidad de una reflexión objetiva y lógica, y hasta el sentido de la realidad, que es lo peor.
Al papa le han acusado de que en su magnífica exhortación apostólica “Amoris Laetitia”, ¡magnífica para nosotros y para millones de católicos! no deja claros, o no defiende, o niega, conceptos como “la ley natural”, la “objetividad universal del pecado”, el origen divino, “iure divino” (de derecho divino), de ciertas instituciones humanas y sociales, como el matrimonio, su indisolubilidad, la absoluta pecaminosidad, sin condicionamientos, del adulterio, etc., etc. Pues bien, el papa no ha caído en ninguna de esas trampas, listo como es, y sabiendo que lo estaban esperando. Pero yo voy más allá: como en mi caso, caiga o no en trampas, a mí, y a todo el mundo, le da lo mismo, yo sí que niego, o explico de modo muy diferente, la ley natural, la primacía moral de la conciencia, la indisolubilidad del matrimonio, la condición pecaminosa del adulterio, y cuando éste se produce, y hasta la necesidad de la Gracia para poder comulgar.
Éstos serán, pues, mis temas, en el artículo que comenzaré a escribir, tranquilamente, el día 3, después que pasen los fastos de estos días, que me han tenido muy ocupado y muy disperso. Y os pido un poco de paciencia, porque como se trata de asuntos muy delicados y comprometedores, pienso escribir con tacto al explicarlos y defender mi punto de vista. ¡Gracias por vuestra delicada y fraterna comprensión!

777.600 minutos en una cárcel: traspasar los muros Carlos Miguélez Monroy, Periodista y editor en el Centro de Colaboraciones Solidarias


La cultura puede convertirse en una herramienta de reinserción en las cárceles. Los modelos más punitivos basados en la venganza no reparan. Ni tampoco reinsertan a personas que pueden aprovechar una segunda oportunidad.
El número 777.600 equivale a los minutos que tienen 18 meses, el promedio de duración de las condenas de los presos en las cárceles españolas. Por eso llamó así SOLIDARIOS para el Desarrollo el acto que celebró hace unos días para compartir reflexiones sobre la realidad penitenciaria.


Se abordó el exceso de algunas condenas para delitos menores como hurtos o relacionados con el consumo de drogas, la falta de alternativas como trabajos comunitarios para el cumplimiento de determinadas condenas, el endurecimiento de las leyes con 30 reformas del Código penal en 30 años que han obedecido más a una “justicia de telediario” y electoralista que a bases científicas y jurídicas. España tiene una de las tasas más bajas de delitos y de homicidios más bajas de Europa y una de las poblaciones carcelarias más elevadas en proporción al número total de habitantes.

El modelo penitenciario, como en otros países, aún no tiene bases asentadas para conseguir que se restaure el daño provocado por ciertas faltas, lo que se conoce justicia restaurativa. Resulta difícil cumplir este principio para delitos graves, pero en muchos casos podrían habilitarse mecanismos para que el infractor cumpla condiciones para que la víctima se sienta restaurada en el daño cometido sin necesidad de recurrir a la dura realidad carcelaria.
En muchas ocasiones se vulneran el principio de reinserción consagrado en la propia Constitución Española. El efecto discapacitante que produce el encierro dificulta el proceso de normalización de la vida fuera de la cárcel una vez que la persona ha cumplido su condena y sale a la calle. Javier, un antiguo preso reinsertado y rehabilitado, emocionó al público al contar su experiencia.


Ya en libertad, un día lo invitaron al Estadio Santiago Bernabéu para ver en vivo al Real Madrid, el equipo de sus amores. Al encontrarse con las multitudes en una de las cárceles aledañas se paralizó, con dificultades para respirar. Tuvo que sentarse apoyado contra una pared para llamar a su hermano y pedirle que fuera a recogerlo.
“Nunca imaginé que desarrollaría semejante agorafobia por estar dos años encerrado, y que me impidiera hacer una de las cosas que más amaba”, dijo el invitado. Andrés, otro interno que pasó un total de 20 años en la cárcel, con entradas y salidas recurrentes por hurtos para conseguir droga, contó su experiencia también y habló de su vida dentro de los muros. Testimonios como el suyo desmontan los tópicos sobre lo bien que se está en la cárcel, como si de un hotel con todo pagado se tratara. Una vez dentro es mejor interpretarlo así para que los muros no se cierren cada vez más.

José María, otro ex interno invitado para contar su testimonio, se declaró un privilegiado por haber pasado poco tiempo encarcelado y haber contado con el apoyo de su familia, algo que él considera positivo para superar una experiencia semejante. También agradeció la presencia de los voluntarios que cada semana acuden a alguno de los centros penitenciarios de Madrid para compartir un espacio de cultura con una treintena de presos y con un invitado del mundo de la cultura, de la universidad o del deporte que habla de algún tema y da pie para debates y reflexiones compartidas. A esta actividad que desarrollan voluntarios de SOLIDARIOS desde hace 30 años.
Comenzaron con la llamada telefónica de un estudiante de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) al profesor José Carlos García Fajardo, para decirle que lo iban a ingresar en la prisión de Segovia. “¡No me falle!”, y el profesor no sólo no le falló sino que comenzó a llevar a otros universitarios como acompañantes. Después, el resto de reclusos que seguían la Universidad a Distancia pidieron que los dejaran participar. Así se hizo.
Unos setenta voluntarios colaboran cada semana en el proyecto Aula de Cultura, una iniciativa que se desarrolla en siete centros penitenciarios de España con el apoyo de personalidades del mundo cultural y por la que ya han pasado más de 4.000 internos, más de 2.500 invitados y casi 3.000 voluntarios para acercar la cultura como herramienta de reinserción a las cárceles españolas. Los modelos más punitivos basados en la venganza no reparan. Ni tampoco reinsertan a personas que pueden aprovechar una segunda oportunidad.
Twitter: @cmiguelez

Carlos Taibo, Politólogo, autor de ‘Para entender el TTIP’: “El TTIP es la mayor osadía del gran capital” Gorka Castillo

 

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Carlos Taibo (Madrid, 1956) no se anda por las ramas. Su percepción del mundo no es nada alentadora. La crisis financiera, los acuerdos comerciales soterrados, la política al servicio de intereses económicos privados o la nula incidencia popular en la toma de decisiones son suministros para un cóctel incendiario como la desigualdad. La mirada de este profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid se endurece al escuchar esa palabra. En su último libro, Para entender el TTIP. Una visión crítica del acuerdo transatlántico de comercio e inversiones (Los Libros de la Catarata), despedaza con la frialdad de un taxidermista lo que considera “la mayor osadía del gran capital para que su poder sea irreversible”. ··· Ver noticia 

•Domingo 8 de mayo, Ascensión del Señor – C (Lucas 24,46-53): Crecimiento y creatividad José Antonio Pagola

CRECIMIENTO Y CREATIVIDAD

Los evangelios nos ofrecen diversas claves para entender cómo comenzaron su andadura histórica las primeras comunidades cristianas sin la presencia de Jesús al frente de sus seguidores. Tal vez, no fue todo tan sencillo como a veces lo imaginamos. ¿Cómo entendieron y vivieron su relación con él, una vez desaparecido de la tierra?
Mateo no dice una palabra de su ascensión al cielo. Termina su evangelio con una escena de despedida en una montaña de Galilea en la que Jesús les hace esta solemne promesa: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Los discípulos no han de sentir su ausencia. Jesús estará siempre con ellos. Pero ¿cómo?
Lucas ofrece una visión diferente. En la escena final de su evangelio, Jesús «se separa de ellos subiendo hacia el cielo». Los discípulos tienen que aceptar con todo realismo la separación: Jesús vive ya en el misterio de Dios. Pero sube al Padre «bendiciendo» a los suyos. Sus seguidores comienzan su andadura protegidos por aquella bendición con la que Jesús curaba a los enfermos, perdonaba a los pecadores y acariciaba a los pequeños.
El evangelista Juan pone en boca de Jesús unas palabras que proponen otra clave. Al despedirse de los suyos, Jesús les dice: «Yo me voy al Padre y vosotros estáis tristes… Sin embargo, os conviene que yo me vaya para que recibáis el Espíritu Santo». La tristeza de los discípulos es explicable. Desean la seguridad que les da tener a Jesús siempre junto a ellos. Es la tentación de vivir de manera infantil bajo la protección del Maestro.
La respuesta de Jesús muestra una sabia pedagogía. Su ausencia hará crecer la madurez de sus seguidores. Les deja la impronta de su Espíritu. Será él quien, en su ausencia, promoverá el crecimiento responsable y adulto de los suyos. Es bueno recordarlo en unos tiempos en que parece crecer entre nosotros el miedo a la creatividad, la tentación del inmovilismo o la nostalgia por un cristianismo pensado para otros tiempos y otra cultura.
Los cristianos hemos caído más de una vez a lo largo de la historia en la tentación de vivir el seguimiento a Jesús de manera infantil. La fiesta de la Ascensión del Señor nos recuerda que, terminada la presencia histórica de Jesús, vivimos «el tiempo del Espíritu», tiempo de creatividad y de crecimiento responsable. El Espíritu no proporciona a los seguidores de Jesús «recetas eternas». Nos da luz y aliento para ir buscando caminos siempre nuevos para reproducir hoy su actuación. Así nos conduce hacia la verdad completa de Jesús.

Los divorciados vueltos a casar no están excomulgados José M. Castillo, teólogo


Castillo1Como es sabido, el cardenal G. L. Müller, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dicho recientemente, en Madrid y Oviedo, que los divorciados vueltos a casar están excomulgados. Pero, dado que esta excomunión no consta en el vigente Código de Derecho Canónico, el cardenal ha precisado su afirmación distinguiendo entre una “excomunión canónica” (que no sería el caso de los divorciados vueltos a casar) y una “excomunión sacramental”, que consistiría en negar la eucaristía a los divorciados “que viven una nueva unión”. Con lo que el cardenal ha afirmado exactamente lo contrario de lo que ha dicho el papa Francisco en su Exhortación “Amoris laetitia” (nº 243).

El cardenal Müller, para justificar su enfrentamiento con el papa, ha dicho (según informan los medios de comunicación) que él no es “una copia servil del Pontífice, sino (que está en el cargo que está) para servir con su cabeza”.
Como es lógico, al hacer esta afirmación – si es que efectivamente Gerhard L. Müller ha dicho lo que acabo de indicar -, resulta que este cardenal, no sólo se opone al papa, sino además al Concilio Vaticano II, que expresamente afirma que los obispos, “junto con su Cabeza, el Romano Pontífice, y nunca sin esta cabeza”, son sujeto de suprema potestad en la Iglesia (LG 22, 3). De lo que se sigue inevitablemente que los católicos nos vemos obligados, desde ahora, a organizar nuestras creencias y nuestras conductas, no sólo por lo que nos enseña la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio, sino además por lo que nos dicta la cabeza del cardenal Múller.
Confieso sinceramente que me cuenta trabajo creerme y aceptar que un cardenal de la Iglesia, que ocupa un cargo de tanta responsabilidad, haya dicho estas cosas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, en todo este asunto, lo que está en juego es la felicidad o la desgracia de miles de familias, que, por causa de situaciones muy difíciles y muchas veces sin culpa de nadie, tienen que soportar daños irreparables que se siguen en la mayoría de estos casos.
Además, a todo lo dicho, es importante añadir que, en el tema de la indisolubilidad del matrimonio, no se puede aducir en seguida “la constante tradición de la Iglesia”. Por la sencilla razón de que esa “tradición constante” no ha existido. En cualquier estudio, bien documentado, de teología de los sacramentos, se nos dice que, en los primeros siglos de la Iglesia, los cristianos seguían los mismos condicionamientos y usos, por lo que concierne al casamiento, que el contorno pagano. Y se sabe con seguridad que esta situación duró así, por lo menos, hasta el siglo IV (J. Duss-Von Werdt, Myst. Sal., IV/2, 411).
Sabemos, en efecto, que en Egipto, en el s. III, algunos obispos permitían a las mujeres que se volvieran a casar, viviendo aún su marido anterior. Como también es sabido que Orígenes opinaba, de estos obispos, que “no habían actuado enteramente sin razón… para evitar males mayores” (PG 13, 1245-1246). Y es conocido que, en el s. IV, el Concilio de Arlés (año 314) afirma de los divorciados que se les aconseje que no se casen, pero que no se les prohíba” (can. 10; cf. H. Crouzel, G. Cereti). Es más, en el s. VIII, el Sínodo de Verbería (año 753-756) admite el divorcio y la consiguiente libertad para casarse de nuevo (J. Gaudemet). Y lo que es más importante, el papa Gregorio II (año 726) responde a una consulta, que le hace el obispo san Bonifacio, que un marido cuya esposa ha enfermado y como consecuencia no puede darle el débito conyugal, “que vuelva a casarse, pero no deje de ayudar económicamente a la que enfermó” (PL 89, 525). Incluso se sabe que el propio Carlomagno (venerado como santo en Aquisgrán) repudió a su esposa y se casó en nuevo matrimonio, en los años 770 y 771 (J. Gaudemet).
Y todavía, dos indicaciones importantes. Ante todo, la teología de los siete sacramentos, incluido el matrimonio, no se elaboró hasta mediado el s. XII. Y en segundo lugar, cuando se habla de estos temas, se debería tener presente que los cánones de la Sesión VII del Concilio de Trento, en los que se afirma la enseñanza oficial de la Iglesia sobre los siete sacramentos (DH 1600-1630), no son definiciones dogmáticas y, por tanto, no proponen una “doctrina de fe”. Porque, a la pregunta de si lo que se condenaba eran “herejías” o “errores”, los Padres conciliares no llegaron a ponerse de acuerdo. De ahí que, en el Proemio, se dice que esos cánones se proponen “para eliminar los errores y extirpar las herejías” (DH 1600).
Por lo tanto, los cánones de Trento no dan de sí para concluir con pronunciamientos indiscutibles. Y menos aún, infalibles. En cualquier caso, la tan repetida “constante tradición de la Iglesia” no es tal. Ni la tradición, de la que disponemos, justifica excomuniones, ni canónicas, ni sacramentales. A no se que pretendamos hacer de la Iglesia una oficina de desprecios y humillaciones, que no llevarán a la gente a unirse más a esta Iglesia, sino a alejarse más de ella

Domingo 8 de mayo de 2016: Ascensión del Señor


AscensiónB
Vícto, Acacio
En primer lugar recomendamos vivamente revisitar un excelente texto de Leonardo BOFF, tanto para quienes han de preparar una homilía, como para quienes quieran utilizarlo en la reunión de estudio bíblico, o incluso para el estudio personal; puede ser tomado de la biblioteca de los Servicios Koinonía, aquí: http://www.servicioskoinonia.org/biblico/textos/ascension.htm Además, les ofrecemos un comentario tradicional. ··· Ver noticia