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miércoles, 2 de febrero de 2022

Reaccionar cristianamente ante la pederastia: “A la Iglesia hay que exigirle más que a nadie”

 


José I. González Faus

Miradas cristianas

González Faus

“Ratzinger fue el primero en expulsar del ministerio a curas y religiosos abusadores”
“La pederastia clerical no es la única que existe sino solo una pequeña parte, aunque sea la más grave y más escandalosa: porque a la Iglesia hay que exigirle más que a nadie y ella misma debe exigirse más que nadie”
“Juan Pablo II, tratando de ocultar las atrocidades de Maciel, hizo a la Iglesia casi tanto daño como aquel degenerado”
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¿Vivimos en Democracia?

Antonio Zugasti

 Redes Cristianas

La meritocracia es una de las grandes falacias que el capitalismo emplea para mantener su dominio en el mundo. Mantienen que con el actual sistema cada uno tenemos lo que nos merecemos. Unos, muy trabajadores y muy capaces, ganan mucho, pero los que no se esfuerzan, o no tienen acierto en su vida, se quedan en la pobreza. Así es que, si en la vida nos va mal, la culpa es nuestra; el sistema económico que impera en la sociedad no tiene nada que ver.

Algo así sucede en el campo político, aquí el cuento es la democracia. Si en un país las cosas van mal, la culpa es del gobierno que hemos elegido los ciudadanos, el poder económico no es responsable de nada, haber elegido mejor.

Lo malo es que la mayor parte de la izquierda entra en el juego, y llama democracia a que nos permitan elegir a los capataces y llamarles gobierno… pero los dueños de la finca son intocables, ni nombrarlos siquiera. Esto, que siempre lo hemos podido ver si vamos por la vida con los ojos y el cerebro mínimamente abiertos, ha vuelto a quedar patente con las consecuencias de la crisis sanitaria del coronavirus. En España, donde hemos elegido un gobierno, más o menos de izquierdas, y de carácter claramente progresista, que pretende sinceramente mejorar las condiciones de vida de los sectores menos favorecidos de la sociedad, y para esto ha promulgado una serie de leyes que están en la mente de todos, ¿cuál ha sido el resultado?

Según el informe de Cáritas y la Fundación FOESSA sobre Evolución de la Cohesión Social lo que vemos es “la profundización de la brecha de desigualdad en nuestra sociedad, donde los grandes damnificados por la Covid-19 son precisamente las personas y familias más frágiles y desfavorecidas, a quienes no han llegado las respuestas públicas del denominado escudo social”. Esto ha llevado a que la diferencia entre la población con más y menos ingresos ha aumentado más de un 25%, cifra superior al incremento registrado durante la crisis de 2008.

Aunque el informe reconoce que frente a esta situación, el esfuerzo de respuesta desde las políticas públicas ha sido notablemente mayor que en la crisis anterior, la realidad es que no ha podido frenar el deterioro económico de los sectores desfavorecidos de la sociedad.

Los datos que presenta Cáritas se centran en exponer el deterioro sufrido por las clases populares, pero no profundiza en la repercusión de la crisis entre los privilegiados de la sociedad. Esto sí lo hace el informe, a nivel mundial, presentado por la ONG Oxfam. Según este informe, los diez hombres más ricos del mundo han duplicado su fortuna, mientras que los ingresos del 99 % de la población mundial se habrían deteriorado a causa de la COVID-19. Esto no lo dice sólo Oxfam, instituciones como el FMI, el Banco Mundial, Crédit Suisse, y el Foro Económico Mundial han estimado que la pandemia ha provocado un aumento de las desigualdades dentro de los países en todo el mundo.

Pues la mayoría de los países del mundo, sobre todo aquellos en que se acumula más la riqueza, se consideran democráticos. ¿Se ha consultado si su población está de acuerdo con la brutal desigualdad existente y que, además, va creciendo? ¿Es que eso está por encima de la democracia?

Si queremos cambiar esta situación, lo primero que tenemos que hacer es manifestar claramente los límites de nuestras democracias, y señalar con rotundidad el poder que está por encima de ellas. Sólo desde la verdad, desde el reconocimiento de la realidad, podremos avanzar hacia un mundo más justo.

El escritor George Orwell dijo: “En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.” Estamos en una época de engaño universal, de manipulación de las mentes, de la posverdad y de la clara mentira. Decir la verdad es más necesario que nunca. Y ya hace dos mil años que el Evangelio nos dice: “La verdad os hará libres”. Sólo sobre la verdad construiremos una auténtica democracia

¿Limpios de polvo y paja?

 Pepe Mallo

Redes Cristianas

El problema de fondo es la homofobia y la misoginia que subyacen en el sistema clerical
Las leyes biológicas no envejecen ni desaparecen con la “consagración episcopal”
Últimamente, hablemos del año fenecido, varias noticias han proporcionado a los entornos gacetilleros exuberante pasto lujuriante cuyos retintines todavía cascabelean en este nuevo año. Publicaciones que también han sido difundidas por Religión Digital. La Navidad ha solapado esta cascada de titulares, reportajes, artículos y opiniones que hoy intento revivir y reseñar.

La renuncia de Xavier Novell como obispo de Solsona ha sido uno de los eventos del mundo eclesial más comentados de los últimos meses en prensa, radio, televisión y más etcéteras, incluso a nivel de calle, de mascarilla en mascarilla. Otro chapuzón informativo lo provocó el titular “El arzobispo de París renuncia ante el Papa tras admitir que tuvo una relación «ambigua» con una mujer.” A estas divulgaciones hay que añadir los efluvios alusivos a los casos de pederastia en la Iglesia. El asunto estalló a raíz del “demoledor informe” de la Iglesia francesa sobre abusos a menores en los últimos setenta años. Y cuya Asamblea de obispos ha tomado la decisión de “vender sus bienes para indemnizar a las víctimas de pederastia”.

También en España, el diario EL PAÍS ha elaborado un informe, remitido al Vaticano y a la CEE, sobre los abusos de curas y religiosos españoles. Sin embargo, la Jerarquía ibérica asegura que “no tiene competencia para investigar” la pederastia y rechaza una comisión de la verdad independiente, como la creada en Francia, Alemania y otros países. Y así se desmarca de la investigación que afronta la Iglesia universal y la mayoría de las órdenes religiosas en nuestra patria. Y para más inri, han pedido al diario EL PAÍS “mayor rigor” en sus “acusaciones”, cuyo contenido, “de carácter muy dispar, hace difícil extraer conclusiones que puedan servir a una posible investigación”. Dicho claramente, se lavan las manos. (¿No será que no las tienen demasiado limpias?) Estos infortunados y deplorables episodios suscitan mi reflexión de hoy.

Sobre el “caso Novell” tengo que exteriorizar mi sorpresa porque también aquí, en Religión Digital, han proliferado las posturas apasionadas e intolerantes, en contraste con la mesura, ponderación y reserva de algunos comentaristas. A Xavier Novell se le ha humillado y defenestrado ya desde los encabezamientos del comunicado de su decisión: “El obispo de Solsona renuncia a su diócesis por amor a una escritora de novela erótica”. “Xavier Novell ha dejado el obispado porque mantiene una relación sentimental con una psicóloga que creó una gran polémica por textos con connotaciones satánicas.” ¿A cuento de qué viene resaltar la “singularidad ocupacional” de su pareja? Con lo sencilla que fue su argumentación: “Me he enamorado y quiero hacer las cosas bien”. Incluso se han puesto en duda sus capacidades y facultades humanas. Y alguien ha llegado a parodiar la profesión a la que actualmente se dedica el exobispo. Hasta su sucesor en la diócesis, Francesc Conesa, ha venido a aumentar el morbo de esta amarga historia y a echar al ya avivado fuego la leña del árbol caído: “La manera en que ha salido (Novell) ha sido lamentable”. Lo lamentable, monseñor, ha sido la forma de tratar este incómodo acontecimiento.

Pienso que la “oscura actuación” que han protagonizado Novell y, paralelamente, el Obispo de París con su renuncia, ha consistido en ser sinceros consigo mismos y, a nivel eclesial, en denunciar una vez más (una “voz” más) lo absurdo de la imposición antinatural del celibato obligatorio. Las leyes biológicas ni envejecen ni mueren ni desaparecen con la “consagración episcopal”, por mucho Espíritu Santo que le echemos a la elección y por mucha exaltación sagrada que otorguemos al celibato.

Respecto a los abusos sexuales, llama la atención la arbitraria y afrentosa postura de la Conferencia Episcopal. Se han negado sistemáticamente a investigar. Y cuando una institución ajena lo hace y consigue que el mismo Papa ordene una investigación, la censuran y desacreditan. Resulta insólito y bochornoso que el pueblo llano haya tenido que conocer estas atrocidades gracias a la profesionalidad del grupo EL PAÍS. Acentúo la ironía sugiriendo que, felizmente, el propio Francisco, en la reciente visita ad limina, les ha lavado y purificado el cerebro, extinguido por las “mitras apagavelas”. Aunque, ¡faltaría menos!, mons. Cañizares, enmendando la plana al Presidente episcopal, ha puesto la guinda en el insustancial pastel de la acusación: “EL PAÍS no ha tenido prudencia.” Yo creo que la frase correcta de monseñor debería haber sido: “EL PAÍS ‘ha pecado’ de imprudencia. Ego te absolvo”.

Personalmente considero que estos lamentables y dolorosos episodios tienen su origen en que la Iglesia está enemistada, reñida y enfrentada con la carne (no la de las macrogranjas), con el cuerpo y la sexualidad. El problema de fondo es la homofobia y la misoginia que subyacen en el sistema clerical. Esta aversión homofóbica no va dirigida tanto hacia la persona como tal, sino a lo sexual. Tal parece ser la interpretación de las palabras de Francisco: “Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El catecismo de la Iglesia católica lo explica de forma muy bella. Dice que no se debe marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad” (29.7.2013). ¿Integrarlas solamente en la sociedad? ¿Y en los ministerios eclesiales, no? Parece que el Papa no esquiva la homofobia institucional, a pesar de sus indulgentes palabras.

No es un secreto que durante mucho tiempo la Iglesia ha supuesto un apacible refugio para homosexuales. Benedicto XVI reconoció la existencia de un «lobby gay» en el interior del Vaticano, relato ratificado por el papa Francisco. La Iglesia, en ciertas esferas y circunstancias, ha creado un engorroso espacio protector en una sociedad marcada por la homofobia generalizada. Una de las condiciones que ha permitido que este sistema se afianzara es la obligación impuesta a estos sacerdotes y religiosos de mantener en secreto su homosexualidad. Los armarios eclesiales son herméticos.

Y aquí volvemos y revolvemos el espinoso problema del celibato obligatorio. El celibato impuesto, mal que les pese a sus empecinados defensores, menoscaba y cercena la naturaleza humana por más que se intente divinizar esta mutilación. Al sacralizar al sacerdote, la Iglesia lo ha convertido en un ser aparte, angelado y desexualizado. A tal punto ha llegado el endiosamiento clerical con la imposición antinatural del celibato, que esta simple norma eclesial ha superado en importancia a cualquier otra prescripción, Incluso ha suplantado a un “sagrado sacramento”, vetado a los no célibes. Resulta innegable que esta imposición antinatural arrastra consigo frutos antinaturales. Ahí tenemos los abusos, señalados por Francisco como “crímenes”, practicados por perversos y pervertidos personajes de la casta clerical. Tampoco debemos dejar de lado el sigilo y la reserva de las furtivas “relaciones intimas” de no pocos clérigos, obligados a mantener una engañosa doble vida artificial.

Y si a este sumario añadimos los “pecados de la carne” que flotan en el reservado “sigilo sacramental” del confesionario, se nos suscita la sospecha de que no son muchos los clérigos que puedan ufanarse de estar “limpios de polvo y paja”

¡Paz en Ucrania!

 


Amy Goodman – Denis Moynihan

Rebelión

Fuentes: Democracy Now!
¿Es inminente una invasión rusa de Ucrania? En el centro de esta catástrofe evitable está la preocupación de Rusia por la creciente amenaza militar estadounidense a un paso de sus fronteras.
Desde la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos, a través de sus aliados de la OTAN, ha desplegado tropas y armamento en zonas cada vez más cercanas a Rusia, a pesar de la promesa que el secretario de Estado de Estados Unidos James Baker hizo al líder soviético Mikhail Gorbachev en 1990 de que Estados Unidos no se expandiría “ni un centímetro más hacia el este”
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¿Habrá suficiente comida para alimentar al mundo en 2050?

 

María Paula Ardila

Redes Cristianas

El mundo necesitará producir 70 % más de alimentos para 2050, para así poder
abastecer a unos 9 mil millones de personas. Sin embargo, el panorama es
complejo: los conflictos, la crisis climática y ahora la pandemia prometen agudizar
la desnutrición, un problema que ya afecta a 811 millones de personas a escala
mundial.

https://www.elespectador.com/mundo/mas-paises/habra-suficiente-comida-para-

alimentar-al-mundo-en-2050/
La toma del talibán en Afganistán dejó mucho más que inestabilidad política y
terror en las calles. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) informó
esta semana que el 95 % de los afganos tienen un consumo insuficiente de
alimentación: “El mes pasado vimos un aumento en el número de personas que no
tenían suficiente para comer al menos una vez en la última quincena”. Una
situación que se presentó en siete de cada diez familias afganas, según la
organización.

El problema lo retrató Anna Cilliers, coordinadora médica de Médicos Sin
Fronteras en Afganistán, quien nos comentó hace unos días que las sanciones
económicas no permiten que la gente pueda llevar comida a sus mesas: “Es
desgarrador y frustrante ver a tantos niños con desnutrición en nuestros
hospitales, y en uno de estos está lleno de niños que necesitan hospitalización”.

Pero el hambre no solo se siente en Afganistán. Hasta 811 millones de personas
en todo el mundo estaban desnutridas en 2020, un aumento de 161 millones
respecto al año anterior, advirtió Corinne Fleischer, directora regional para Oriente Medio y el norte de África del Programa Mundial de Alimentos en el World Youth Forum (WYF), un evento que reunió a figuras del mundo en la ciudad de Sharm el- Sheikh, en Egipto, para hablar sobre el cambio climático, derechos humanos y
tecnología.

“Cuando se declaró el covid-19, fui a un pueblo en Siria y conocí a una mujer que
en ese momento no tenía tapabocas, y que recibe comida del PMA. Ella me dio la
explicación más dramática de lo que significa vivir con emergencias traslapadas:
‘Oíamos las bombas caer sobre nosotros y por eso escapamos. No puedo
escuchar el covid-19, prefiero morir rápido por el virus que lentamente de
hambre’”, contó Fleischer, quien agregó que en ese país 12,4 millones de
personas tenían inseguridad alimentaria.

“El conflicto, la crisis climática y el covid-19 incrementan el hambre. Además,
cuando la gente no tiene comida se exacerban los flujos migratorios, entre otros
problemas, lo que puede exponer a las personas a muchas dificultades y
violencia”, comentó la experta a este diario, quien agregó que en esta ecuación no
se puede dejar de lado el cambio climático. Y es que si algo tienen en común
Afganistán y Siria, además de un complejo escenario de conflicto, es la sequía.
Más de 12 millones de personas en Siria e Irak están perdiendo acceso al agua,
los alimentos y la electricidad debido al aumento en las temperaturas y los bajos
niveles récord de precipitaciones, mientras que en Afganistán, antes de la llegada
del talibán, la peor sequía en 30 años ya había dejado a los agricultores en la
indigencia y la desesperación.

“Lo que está generando el cambio climático, especialmente en los cultivos
tradicionales, es que la gente se está quedando sin recursos por falta de agua
para alimentar sus cultivos, sin mencionar que muchas veces carecen de
tecnología para cambiar sus sistemas”, comentó desde Egipto Richard J. Hopkins,
jefe del Departamento de Agricultura, Salud y Medio Ambiente de la Universidad
de Greenwich.

Sin embargo, el problema también funciona a la inversa. Actualmente, la
agricultura genera entre el 19 y 29 % de las emisiones totales de gases de efecto
invernadero, según datos del Banco Mundial. Incluso, entre 2001 y 2011 las
emisiones globales de la producción agrícola y ganadera aumentaron un 14 %,
principalmente en los países en desarrollo. Esto fue impulsado por una mayor
demanda mundial de alimentos y cambios en los patrones de consumo, explicaron

analistas de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Es decir, la forma en la que
nos alimentamos genera un impacto en el planeta.
“Lo que encontramos es que cuando la gente está desesperada por producir los
alimentos que necesita, o cuando es impulsada por las necesidades económicas,
muchas veces recurren a alternativas que no son amigables con el medio
ambiente. Incluso, se cierran a la diversidad y terminan cultivando solo arroz o
trigo”, agregó Hopkins. Y es que desde la Segunda Guerra Mundial la agricultura
se ha visto impulsada por la necesidad de alimentar a una población que se ha
más que triplicado en los últimos 70 años.

No obstante, el escenario que se avecina es mucho más complejo: el mundo
necesitará producir al menos 70 % más de alimentos para 2050, y así poder
alimentar a unos 9 mil millones de personas. ¿Habrá comida para todo el mundo?
“Eso significa que todo el proceso agrícola, y la industria agroquímica que lo
impulsa mediante la fabricación de pesticidas y fertilizantes, se centra casi por
completo en el rendimiento. Y eso es lo que debe abordarse: el cambio que se
requiere en la agricultura es tan dramático como lo que tiene que suceder en la
industria del petróleo y el gas”, escribió John Scott, jefe de Riesgos de
Sostenibilidad de Zurich Insurance Group. ¿Qué hacer?

Y es que no hay duda de que podemos aumentar la producción de alimentos para
ese año. “Sin embargo, no podemos tener a 9.000 millones de personas con una
dieta rica en proteínas animales. Se necesitan 1.500 litros de agua para producir
un kilogramo de cereal y 15.000 para producir un kilogramo de carne. Las dietas
más saludables ayudarán a reducir la presión sobre nuestros recursos naturales y
responderán al problema de la obesidad, que es una preocupación creciente en
todo el mundo”, se lee en una publicación de la ONU. ¿Qué mas se puede hacer?

Podríamos empezar por no botar la comida
Más de un tercio de los alimentos que producimos en el mundo es desperdiciado,
por lo que abordar esta problemática es clave para quitarle carga al planeta. “Es
importante que empecemos a hablar de producción local y sobre cómo generar un
equilibrio alimenticio mediante la reestructuración de los sistemas de mercados”,
comentó en Egipto Tristram Stuart, experto en medio ambiente. “Tenemos que
empezar a apoyar a los agricultores del mundo para que logren transformar sus
sistemas en procesos de producción mucho más ecológicos”, añadió.

¿Un ejemplo? Richard J. Hopkins habló de la producción agroecológica, una
técnica que puede mejorar la resiliencia de los sistemas agrícolas, aumentando la
diversidad de los cultivos a través de policultivos y agrosilvicultura. “Otro ejemplo de agroecología lo vimos en Cuba, donde ponen a los caballos a pastar una
mezcla de hierba y leguminosa que crece entre los árboles limoneros. Los
caballos actúan como controladores de las malas hierbas y fertilizantes naturales,
lo que hace que la granja sea más productiva y económica”, explicó la
organización Compassion in World Farming.

Por su parte, Corinne Fleischer comentó que no solo se trata de llevar comida lista
a los lugares más afectados. “También apoyamos a las comunidades a producir
alimentos. En Siria, por ejemplo, en un sitio donde el agua destruyó los sistemas
de riego, decidimos reparar esa infraestructura y la comunidad logró producir
10.000 toneladas métricas más de trigo en un año de sequía. Estas 36.000
personas ya no requerirán la asistencia del Programa Mundial de Alimentos
porque ahora están produciendo su comida”.

La organización creó puestos de trabajo, reparó escuelas, limpió hospitales,
instaló sistemas de captación de agua y construyó caminos secundarios que ahora
conectan las áreas remotas con mercados locales. “Pero en este punto
necesitamos a los jóvenes. No es suficiente solo con escuchar lo que dicen los
científicos, sino que es importante que ustedes sean los creadores, los que
generen nuevas tecnologías para luchar contra el hambre, el conflicto y el cambio
climático en el mundo”, comentó por su parte Hopkins

¿Un foro de jóvenes sin juventud?
Aunque el objetivo del World Youth Forum era reunir a jóvenes de diferentes
países para discutir las principales problemáticas del mundo, llama la atención que
ellos no asistieron como panelistas a conferencias en las que se discutieron temas
claves, en los que la juventud tiene mucho por aportar: inclusión y seguridad para
las mujeres, paz y seguridad, transformación digital, emprendimiento, crisis
climática y pobreza.

Organizadores del evento le comentaron a El Espectador que los jóvenes tuvieron
varios espacios de discusión, entre ellos talleres previos al foro y laboratorios de diálogo. Además, participaron en un modelo de simulación de la ONU, en el que
estuvo presente Abdel Fattah el-Sisi, presidente de Egipto. ¿De qué hablaron los
jóvenes en el panel de Naciones Unidas?

“En mi país hemos insistido en que la distribución equitativa de vacunas e insumos
médicos es fundamental, y trabajamos arduamente para producir vacunas y
exportarlas a otros lugares en los que no hay la misma disponibilidad. Esto es
importante, porque no podemos proteger los derechos humanos sin esta
distribución equitativa. Nuestro presidente dice que al capitalismo no le importan
los pobres, pero el covid-19 nos afecta a todos por igual. Es por eso que nos
gustaría instar a cada uno de los países a proporcionar vacunas, sin tener en
cuenta las diferencias políticas”, comentó el delegado de Cuba.

Mientras que la representante de la Alianza Mediterránea para la Participación
Política habló sobre la violencia contra las mujeres en la pandemia y la violación
de derechos humanos en Egipto: “La alianza está profundamente preocupada y
condena los actos de discriminación contra las mujeres, los grupos minoritarios y
otras comunidades vulnerables, así como los casos denunciados de experiencias
forzadas de detención arbitraria y la represión de la sociedad civil”.
Por su parte, la delegación de Venezuela habló sobre la importancia de la
cooperación para salir de la crisis derivada de la pandemia: “No somos realmente
conscientes del legado que nos dejará el covid-19. Es por eso que necesitamos
pensar juntos en voz alta, trabajar juntos en solidaridad. Podríamos ir mucho más
allá si cooperamos. En mi país estamos trabajando arduamente para promover la
igualdad y el Estado de derecho”.

* Artículo posible por invitación del World Youth Forum.

La Iglesia registró templos antes de 1998, cuando estaba prohibido por la Ley Hipotecaria

 


Ana María Pascual

Público

obispos3

El informe de la Conferencia Episcopal sobre bienes inmatriculados arroja datos insospechados: nueve iglesias y ermitas de Extremadura, Andalucía, Castilla- La Mancha y Catalunya fueron inscritas por primera vez en el Registro de la Propiedad antes de que la ley autorizara el registro de templos de culto.
La Conferencia Episcopal Española (CEE) incluye en su informe sobre los 34.976 bienes inmatriculados entre 1998 y 2015 un total de 2.575 propiedades que no deberían figurar en el listado oficial por presentar alguna deficiencia: o se trata de bienes duplicados, es decir, que figuran dos veces en el listado (111 bienes); o no constan como inmatriculados por la Iglesia o lo fueron teniendo otros legítimos dueños. En total, 943 propiedades que ahora, tras el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la CEE, tendrán que regularizarse registralmente.
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Comunicado: EL jueves 3 de febrero comienza el juicio eclesiástico contra el ex párroco de Conil y canónigo de la Catedral Rafael Vez

 


Grupo Cristiano de Reflexión- Acción de Cádiz y Bahía

El Blog de Juan Cejudo

Rafael Vez7

El Grupo Cristiano de Reflexión- Acción de Cádiz y Bahía acaba de difundir un Comunicado ante el juicio que el próximo día 3 de Febrero comienza por denuncia del Obispado contra el ex párroco de Conil Rafael Vez.
Aquí os lo dejo. Saludos: Juan
———————————-
El 14 de septiembre de 2020 el Obispo de Cádiz presentó una
querella contra el ex párroco de Conil Rafael Vez.
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Los hombres más ricos doblan su riqueza mientras el 99% de la humanidad empobrece

Redes Cristianas

 Fuente: El Nacional

La pandemia agrava la situación de pobreza de millones de personas
mientras enriquece a las grandes fortunas
Los 10 hombres más ricos del mundo han doblado sus fortunas durante la
pandemia, mientras que un 99% de la humanidad ha visto caer sus ingresos,
denuncia un informe publicado este lunes por la organización internacional de
lucha contra la pobreza Oxfam. En los dos primeros años de pandemio en la
fortuna de estas personas han pasado de 700.000 millones de dólares a 1,5
billones de dólares (1.300 millones al día). Unos datos que contrastan con el
empobrecimiento del resto de la población del mundo, en parte instigada por la
crisis de la covid. 

Pero, ¿quiénes son las personas que rinden la mayor parte de la riqueza
mundial? De acuerdo con la revista Forbes , las personas más ricas eran, a 30 de
noviembre de 2021, Elon Musk, Jeff Bezos, Bernard Arnault y familia, Bill Gates,
Larry Ellison, Larry Page, Sergey Brin, Mark Zuckerberg, Steve Ballmer y Warren
Buffet, que vieron aumentar su capital en más de 821.000 millones de dólares
desde marzo de 2020.

" Si estos diez hombres perdieran mañana el 99,999% de su riqueza, seguirían
siendo más ricos que el 99% de las personas del planeta ", afirma el director de la ONG, Franc Cortada, que añade que, "actualmente, acumulan seis" veces más riqueza que los 3.100 millones de personas más pobres del mundo juntos”. Oxfam afirma que la desigualdad económica y social contribuye a la muerte de "al menos 21.000 personas cada día, o una cada cuatro segundos", por falta de acceso a la sanidad, porque están expuestas a violencia de género, por el hambre o por la crisis climática.

La ONG detalla que, desde el inicio de la pandemia, a nivel mundial los
milmillonarios han aumentado su fortuna en cinco billones de dólares, más que en
los últimos 14 años acumulados. " Se trata del mayor incremento de la riqueza de los milmillonarios desde que se tienen registros ", subraya.

Aumentan las desigualdades 
Oxfam también precisa que la pandemia ha hecho que las mujeres perdieran unos
800.000 millones de dólares en ingresos en 2020, con 13 millones menos de
trabajadores. Se calcula que sólo 252 hombres ganan más que mil millones de
mujeres en África, Latinoamérica y el Caribe. En esta línea, la entidad segura de
que " ahora se tardarán 135 años en cerrar la brecha de género, y no 99 años
como se planteaba antes de la irrupción de la pandemia ". 

Pero no es única desigualdad que se ha visto agravada por la crisis. Según la
organización, se espera que, primera vez en años, aumente la brecha de la

desigualdad entre los países, debido en parte al insuficiente apoyo que los Estados
ricos han brindado a los pobres durante la pandemia.
Más impuestos
En su informe, Oxfam propone medidas fiscales para revertir esta situación. Más
impuestos a las grandes fortunas por redistribuir la riqueza, esa es la apuesta de la ONG. " No hay una escasez de dinero ", declara la directora ejecutiva de la entidad, Gabirela Bucher, en un comunicado. "Lo que hay es una escasez del coraje y la imaginación que se necesitan para ser liberados de la camisa de fuerza fracasada y mortal del neoliberalismo extremo", insiste el activista. 

La necesidad de los gobiernos de imponer más tasas sobre las grandes fortunas
empieza a manifestarse en las políticas de China y Estados Unidos. Un cambio en la
política fiscal que celebra la organización.

UN PREMIO MERECIDO

FE ADULTA

col otalora

En la película china Héroe de principios de este siglo, se dice que, el que trae la paz, merece una recompensa. Este aforismo se ha convertido en realidad en la persona de Juan María Uriarte, obispo emérito, premiado por su destacada contribución a la pacificación como mediador entre el Gobierno español y ETA (1998-1999), en el marco de su trabajo incansable por el diálogo y la reconciliación en pro de la convivencia. En concreto, monseñor Uriarte ha sido distinguido con la Mención Honorífica Carmelo Etxenagusia en un acto presidido por el Lehendakari.

En dicho acto, monseñor Uriarte ha lanzado la siguiente pregunta: “¿Estamos avanzando en Euskadi hacia la reconciliación?”. Él sigue insistiendo en hablar de ella, tras la experiencia de paz pensando en la madurez político-social allí donde puede continuar habiendo conflictos interpersonales profundos basados en una negación del otro; aunque ya no exista el uso de la violencia. En estos casos, que no solo afectan al contexto vasco, hablar solo de paz como ausencia de conflicto no es suficiente al tratarse de un proceso más amplio que exceda de lo individual, como puede ser el caso del perdón entre víctimas y victimarios.

A Uriarte le debemos que puso sobre la mesa a la reconciliación como un concepto relacional desde el momento en que es un instrumento para construir relaciones rotas entre víctimas, victimarios y la sociedad en general sin obviar las causas. Esta capacidad estructural de la “reconciliación” para construir relaciones es lo que la hace útil y relevante en el discurso político que afecta a la sociedad en su conjunto. No solo eso, hay que agradecerle su afán por seguir propiciando las bases que permitan avanzar en el cierre de heridas abiertas en personas y grupos, más allá de cálculos electorales, una vez lograda la paz. Porque la paz necesita ser completada y consolidada por la reconciliación, que es el alma de aquella.

La razón que esgrime Uriarte es muy sencilla: la experiencia de lo que ha acontecido en otros lugares del planeta enseña que, lograda la paz, la tarea de la reconciliación tiende a ser relegada en aras de otras urgencias, algo que suele ser lamentado más tarde por los mismos protagonistas del proceso pacificador. No se trata de que los enemigos se conviertan en amigos, sino que vuelvan a respetarse y aceptarse como miembros de la misma sociedad a partir de la voluntad compartida de una memoria crítica que repare el pasado, edifique el presente y prepare el futuro con medidas que impidan todo lo posible su repetición.

Lo cierto es que no hemos avanzado demasiado en ello, entre otras cosas por las diferentes visiones que tenemos de la reconciliación: cabe convivir sin reconciliarse, quien la hace debe pagar por ello, la memoria es incompatible con reconciliarse o simplemente es una humillación o algo imposible, un listón demasiado elevado. Pero es un paso necesario si creemos en el deber de toda la sociedad, incluidos sus representantes, de restaurar la desgarrada humanidad de las víctimas así como trabar por la reconstrucción de las relaciones personales, grupales e institucionales. En este tema no bastan las iniciativas privadas y Uriarte ha sido pionero en proponer los presupuestos de la reconciliación cuando las cosas estaban bastante peor que ahora. La premisa fundamental en que se basa es el cambio de actitud, algo a lo que no puede forzarse a nadie.

De ahí que el instrumento fundamental de la reconciliación sea el diálogo que también se ve salpicado por dificultades y recelos que esconden el orgullo que llevamos dentro: el dialogo es algo inútil, es un signo de debilidad o peor, una maniobra de engaño para rehuir la justicia. Pero Uriarte está convencido de que no podemos renunciar a ella ni desde la antropología ni desde la historia. El diálogo sostenido incansablemente ha prevenido, suavizado, resuelto muchos conflictos a lo largo de la historia, empezando por los conflictos familiares.

Las víctimas, incluida la sociedad toda, tienen derecho a que se les haga justicia de manera global y ahí entra la reconciliación. La impunidad desacredita el orden moral y legal y, por ello, invita a nuevas transgresiones. Eso sí, Juan Mª Uriarte recuerda que el velo que cubre los dos ojos de la diosa Justicia no le permite sancionar unos delitos y disculpar otros. Y ahí tenemos pendiente también una reconciliación a partir de aquél nacional catolicismo que se abrazó al franquismo y a su violencia dictatorial desfigurando el Mensaje cristiano, afirmo yo. También aquí la justicia saldría favorecida por el espíritu reconciliador que busca la verdad a partir de un riguroso relato del pasado, dialogado y encarnado en gestos e iniciativas reconciliadoras.

De hecho, aunque la base ética es esencial en torno a la reconciliación, no es menos cierto que la Iglesia participe con voluntad de servir y sin afán de protagonismo en iniciativas cívicas orientadas hacia la paz y la reconciliación; como hizo Uriarte. Está en nuestro ADN cristiano curar las heridas de las víctimas. Somos signos de reconciliación y nuestras comunidades están llamadas a ser lugares de memoria y esperanza. La pregunta que me surge es si los cristianos somos entre nosotros signos de paz y reconciliación que anima a decir de nuestra apuesta de fe lo que se escuchó de los primeros cristianos: “Mirad como se aman”.

¡Felicidades, monseñor!, Zorionak, gotzaina!!

POR LA UNIÓN DE LAS RELIGIONES: DUALISMO TEÍSTA Y MISTERIO ADVAITA. CON G. HAYA Y R. PANIKKAR


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El blog de X. Pikaza en Religión Digital, 20.01.2022

He publicado hace dos días, en el contexto del Octavario por la Unión por las iglesias (18-25.01.2022), un trabajo-manifiesto titulado “Es bueno que las confesiones cristianas sean distintas, no para condenarse, sino para iluminarse mutuamente". Dicho y mantenido eso, es necesario ampliar el abanico e introducir en este octavario no sólo las iglesias cristianas, sino el conjunto de las religiones, de manera que éste sea un tiempo de diálogo y unión (no identificación) de las diversas religiones. Entre ellas, de un modo general, pueden distinguirse dos tipos básicos. Por un lado, están las “religiones proféticas” (judaísmo, cristianismo, islam) que se conciben en general como dualistas (hay Dios y Mundo) y teístas (hay un Dios personal). Por otro lado, están las religiones “místicas” (hinduismo, budismo, tao) que tienden a ser no teístas (no insisten en la existencia de un Dios personal) y no dualistas o advaitas (en el fondo, lo divino y lo humano se identifican).

El tema es muy complejo y, por ahora, resulta aventurado ofrecer soluciones apresuradas. Personalmente, a la luz de los trabajos que vengo publicando sobre el tema, creo que se puede comenzar fijando tres propuestas:

En este momento me parece no sólo bueno sino muy bueno que existan y se expandan en paz creadora, desde dentro, los tipos de religiones teístas (dualistas) y advaitas. Que cada una desarrolle desde dentro sus posibilidades, para bien de todos.

Tengo la humilde convicción de que algunos pensadores, que están inclinándose actualmente por una religión no-teísta (no dualista) y advaita, no han explorado ni avanzado lo suficiente en la línea del judeo-cristianismo bíblico. Por ahora, lo mejor para los cristianos es que avancemos en la línea de los profetas y los salmos, partiendo desde la experiencia de Jesús.

Es absolutamente necesario que cada uno de nosotros conozca no solo “su” religión, en línea cerrada, sino en diálogo con otras religiones, no porque todo sea lo mismo, sino porque los demás pueden enseñarnos mucho, no sólo para conocer su religión, sino también la nuestra.

Desde ese fondo quiero empezar presentando hoy dos reflexiones muy significativas. (a) Una es la de Gonzalo Haya, colega y amigo, con quien he dialogado varias veces en este portal de RD. (b) Otra es la de R. Panikkar, con quien dialogué en tiempo sobre el tema; retomo una reseña que le dediqué en un libro sobre la Trinidad. Vea quien tenga tiempo y deseo de profundizar en el tema las dos reflexiones. Yo lo haré también, y presentaré otro día mi visión del tema a partir de (en comunión) con la de ellos.

X. Pikaza Ibarrondo

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GONZALO HAYA. No-teísmo y No-dualidad.

(Páginas tomadas de Leer la Biblia con fe adulta, Exégesis y fe adulta, Fe Adulta, Illescas Toledo 2021, págs., 29-38

leer biblia feadulta

I No teísmo

Recientemente se están difundiendo en grupos cristianos (católicos y protestantes) dos tendencias que pueden afectar a la interpretación de los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento: el No teísmo y la No dualidad.

No teísmo

El No teísmo no es ateísmo; no niega la existencia de una Realidad  como fundamento de todo lo existente. Lo que niega es lo que considera como Theos (Zeus, Deus), y se refiere a la idea (“el constructo”) que nos hemos formado los judeocristianos sobre Dios a partir de la Biblia y de las explicaciones de nuestras respectivas religiones. Por eso prefiere cambiar el término Dios por otros como La Presencia, La Realidad o La causa original y originante de todo lo existente.

¿Qué es lo que rechaza el No teísmo en nuestra imagen tradicional de Dios? Me ceñiré a cuatro puntos fundamentales.

En primer lugar rechaza su intervención en la historia humana, que la Biblia y la tradición atribuyen ampliamente a Dios. Este rechazo me parece justo en cierta medida,  porque contradice la libertad y la autonomía que la misma Biblia le reconoce al presentar al ser humano como “imagen y semejanza de Dios”.

Sin embargo me parece exagerado el negarle a Dios cualquier influencia en la vida humana. Creo que nuestra cultura occidental peca de orgullo respecto a Dios (igual que respecto a otras culturas). Un caso extremo pero muy significativo: una asociación satánica ha solicitado en España su registro como asociación religiosa. No pretende profanar la eucaristía ni sacrificar niños, defiende la independencia que Satán recomendó a Eva para comer el fruto del conocimiento del bien y del mal (la capacidad de determinarlo).

Creo que Dios (La realidad suprema, o única; eso ya lo veremos) ejerce una influencia en los humanos que se dejan influenciar por él, y no la ejerce desde afuera sino desde la misma conciencia de cada persona (eso también lo veremos más adelante). No necesitamos que Dios baje al Sinaí y escriba sus mandamientos en una tabla de piedra; los mandamientos surgen de la conciencia humana colectiva, aunque ésta suele escribir con muchos borrones y erratas.

El segundo aspecto es el rechazo a la separación entre Dios y el hombre. Su expresión más seductora es que “no existen dos pisos”: un Dios arriba en el cielo, que baja de vez en cuando a la tierra para aconsejar o castigar a los débiles mortales; ni unos sacramentos que lo establezcan más o menos permanentemente en los agraciados que los reciben. Esas idas y  venidas de Dios son modos de nuestro lenguaje para expresar la acción de lo eterno en lo temporal. Y los ritos religiosos como el bautismo lo que pretenden es hacernos conscientes de la presencia de Dios en nosotros, que tan frecuentemente olvidamos.

Este rechazo a la separación entre Dios y el hombre tiene su apoyo en la superación de la cosmología bíblica que concebía el cielo, la tierra, y los infiernos, como tres espacios superpuestos. También el Padrenuestro nos enseña a decir (nos inculca) “que estás en los cielos”; pero esta imagen ingenua ya ha sido superada por la mayoría de los cristianos, conocedores de lo más elemental de la cosmología moderna.

En un lenguaje más filosófico, nuestra idea tradicional de Dios pondera la trascendencia de Dios, es decir, que Dios sobrepasa lo humano. Sin embargo la trascendencia de Dios no se opone a su inmanencia en todo ser humano y en todo el universo.

El Antiguo Testamento afirma la presencia de Dios en el pueblo, en la nube que les guiaba y en la tienda que transportaban por el desierto.

El evangelio de Juan y las cartas de Pablo afirman frecuentemente la presencia de Dios en los seguidores Jesús: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor se perfecciona en nosotros. En esto sabemos que permanecemos en El y El en nosotros: en que nos ha dado su Espíritu (Jn 4,12-13); “Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros..” (Rom 8,9-11). Los místicos cristianos han percibido esta inmanencia de Dios en todos seres humanos y en toda la creación:

“Los sentidos descubren que Dios es todo en todas las cosas y que está en su totalidad en cada cosa.  Y así el alma llega a percibir que Dios está por encima de todo y no está elevado; que Dios está por debajo de todo y no está en situación de inferioridad; que Dios está totalmente dentro y no permanece encerrado; que Dios está más allá de todo, y sin embargo no está excluido”. (Hadewich de Amberes, s. XIII, en Melloni, Voces de la mística I).

Nuestra idea de Dios ha ido evolucionando desde el Antiguo Testamento hasta nuestros días, porque nuestros conocimientos y nuestra capacidad de comprensión han ido evolucionando. Cada generación ha expresado su percepción de Dios con el lenguaje que le proporcionaba su propia cultura; por eso no podemos interpretar la Biblia literalmente, sino buscar en nuestra conciencia y en nuestra comunidad el mensaje que querían transmitir aquellas palabras. Ya en el s. II d. C. Orígenes desarrolló en la Escuela de Alejandría el método alegórico para interpretar la Biblia frente al método literal de la Escuela de Antioquía.

El atributo más arraigado y más controvertido es el de la creación. Ya sabemos que “Dios es todo en todo” y que lo podemos identificar con el universo. Los no-teístas no niegan que sea la “Causa originaria”, “La Realidad última”, el sustentador de todo el universo. Lo que quizás nieguen algunos sea que Dios existiera antes que el universo. Y aquí entraríamos en un insoluble problema filosófico, porque nuestra mente no puede concebir nada sin los a priori del tiempo y del espacio.

Roger Lenaers, uno de los principales promotores de no-teísmo, considera esa Causa originaria como creadora, porque interpreta el cosmos como una autoexpresión de un Espíritu absoluto que autoevoluciona lentamente, y ya no hay oposición sino solamente distinción entre “Dios” y el cosmos. (Incluso cree que se la puede expresar como “Padre” como expresión del Amor absoluto).

Racionalmente no podemos afirmar ni negar nada fuera de la estricta lógica matemática o racional, o de la comprobación de algo experimentable. Y aun así, algún científico ha dicho algo como que la verdad en la ciencia es la explicación más probable entre las hipótesis conocidas.

Creo sin embargo que es más razonable creer que existe Alguien o Algo, no sujeto al tiempo y al espacio, superior a lo experimentable físicamente. Porque las  únicas fuentes de conocimiento no son el raciocinio y la experimentación científica; también tenemos una “inteligencia sentiente” o una lógica del corazón. Una secretaria, que pertenecía al partido comunista y a comisiones obreras, hablando de estos temas me dijo “porque algo tiene que haber”.

Por ejemplo, el amor, la justicia, la dignidad humana, los derechos humanos… son realidades objetivas, no meros convencionalismos sociales, como afirma Noah Harari; convencionalismos que no tendrían justificación para obligar al gran consorcio económico que puede condicionar a su favor todo el sistema político, económico, jurídico, y militar.

Existe Alguien o Algo que constituye y justifica el bien y el mal, que así lo percibe la conciencia humana, aunque lo aplique en formas diferentes. Y esto nos lleva a la siguiente cuestión.

Dios personal o impersonal. Reconozco que nuestra cultura occidental ha presentado un dios antropomórfico, hecho a nuestra imagen y semejanza; mientras que otras culturas han reconocido deidades menos personales (como la Pachamama o el llamado animismo), pero éstos también ejercen su influencia sobre la vida en la tierra.

Algunos tratan de conciliar ambas interpretaciones en un Dios transpersonal, que tendría las cualidades de lo personal y de lo impersonal sin las limitaciones de cada uno. Por mi parte no puedo concebir un Ser superior con menos inteligencia y menos amor que yo, y considerarlo al mismo tiempo como causa y sustento no sólo del universo físico sino también del universo moral.

Conclusión: De todo lo expuesto se puede concluir que la diferencia entre el teísmo y el no-teísmo es más cuantitativa que cualitativa; depende de los atributos que atribuyamos a la Divinidad, o del modo en que entendamos y expliquemos esos atributos. Y, sobre todo, tengamos en cuenta que estos atributos no son “conceptos claros y bien definidos”; solamente son comparaciones con nuestras experiencias (analogías), que en un aspecto son válidas, pero al mismo tiempo pueden ser negadas por no expresar adecuadamente la realidad de Dios (apofatismo, via negationis).

En consecuencia, el No teísmo sólo afectaría a una interpretación literal de la Biblia, que nosotros aquí rechazamos; y solo podría afectar en un grado mayor o menor a determinadas interpretaciones que encontramos en los diversos comentarios.

No-dualidad

Ese Dios ¿es un ser distinto del hombre y del universo? ¿o existe una única realidad? Aquí llegamos al fondo de todo el problema, porque si existe una única realidad, como defiende la teoría de la no-dualidad, se supera, o al menos se atenúa, el conflicto sobre la creación, la intervención en la historia, o la personificación de Dios.

El planteamiento de la no-dualidad parece contradecir toda la experiencia humana; yo no soy ese árbol con el que estoy a punto de chocar, ni soy tú que me estás leyendo. Sin embargo es más común en el pensamiento oriental, aunque también algunas filosofías occidentales de tipo platónico ya hablaban de una realidad que proyecta su sombra en la diversidad del universo.

Y también la mística de todas las épocas y culturas, en su “contacto tangencial con la eternidad” llega a experimentar esta unidad. Puede verse esta significativa coincidencia en “Voces de la mística” I y II, el libro ya citado  de Melloni.

Algunos místicos sufíes fueron martirizados por identificarse con Dios; y católicos tan ortodoxos como santa Teresa y san Juan de la Cruz plasmaron esta identificación como un matrimonio espiritual (y recordemos que el matrimonio significa que “serán dos en una sola carne” Gen 2,24). La escuela de Juan puso en labios de Jesús “El Padre y yo somos uno” (Jn 10,30). Nuestra mente racional no tiene capacidad para explicar esta contradicción entre la unidad y la multiplicidad, ya planteada desde los comienzos de la filosofía griega. Quizás ayude algún ejemplo, aunque todo ejemplo tiene algún fallo lógico.

Podríamos interpretar la multiplicidad del universo y de las personas como pequeños conjuntos dentro del gran conjunto; somos seres individuales, pero pertenecemos al gran conjunto de Dios. Actuamos nosotros, pero estamos actuando con la vida que nos da pertenecer al conjunto de Dios. La membrana que nos separa a unos de otros es el tiempo y el espacio; y cuando acabe el tiempo y el espacio nos identificaremos plenamente con el Uno.

Una interpretación más actual sería considerar la multiplicidad del universo como los corpúsculos en los que ha colapsado la onda energética de Dios. Los corpúsculos siguen siendo energía, aunque colapsada temporalmente en un espacio y forma concreta.

Más poético sería compararnos con la descomposición de la luz de Dios en la multiplicidad de colores del arcoíris.

No soy muy a migo de Pablo ni de Juan, pero reconozco que apuntan a la unidad metafísica atemporal de la realidad: “Cuando venga lo completo, desaparecerá lo que es limitado… ahora vemos confusamente como en un espejo…” (1 Cor 9-12); “En ese día conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Jn 14,20). “Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es” (1 Jn 3,2).

No obstante, a pesar de esa unidad metafísica, mientras vivimos en el espacio-tiempo tenemos que organizarnos y actuar con los condicionantes de espacio y tiempo. El agua y el hielo tienen una misma composición química, pero no podemos aplicar al hielo las leyes de los líquidos que aplicamos al agua. Nosotros no podemos quedarnos en la satisfacción de “lo que ya somos” sino que tenemos que asumir la responsabilidad de lo que “todavía no” poseemos plenamente. Y esa responsabilidad consiste en esforzarnos por suprimir, o al menos aliviar, el sufrimiento de todo ser humano (y de todo ser vivo).

Por eso soy más amigo de los evangelios sinópticos; porque nos muestran (aunque ya interpretado) el ejemplo de Jesús, que vivió los problemas del tiempo y del espacio en el que se movía, y se entregó hasta dar su vida por promover una sociedad más justa y fraterna.

Podemos y deberíamos decir y sentir con Jesús en la parábola del Juicio final: lo que hacéis con uno de estos inmigrantes o con los indígenas amazónicos, conmigo lo hacéis.

La corriente de la No dualidad nos será muy útil para comprender los atisbos místicos de la Biblia, con tal de que no perdamos de vista que Jesús insistió en la línea profética denunciando y atendiendo los problemas concretos de la sociedad en la que vivía.

El Panenteísno también ha querido corregir los excesos del teísmo tradicional, que insiste en una trascendencia que prácticamente (aunque no en la teoría) nos separa de Dios; sin caer por ello en el panteísmo que encierra a Dios en el mundo. Como ha dicho algún autor “estamos en Dios como el embrión en el seno de su madre”.

Lecturas recomendadas

Röger Lenares: “Aunque no haya un Dios ahí arriba. Vivir en Dios, sin dios” con dos capítulos sobre la interpretación y el sentido de la Biblia. Puede obtenerse libremente en versión digital, y puede adquirirse en ediciones “a demanda” como  PODIBOOKS

Varios autores: “Después de Dios, otro modelo es posible”. Puede adquirirse igualmente en digital o editoriales “a demanda”como  PODIBOOKS

Enrique Martínez Lozano ha escrito numerosos artículos en Fe Adulta y varios libros sobre la No dualidad.

R. PANIKKAR (1918–2010). AMOR ADVAITA Y TRINIDAD 

Raimon Panikkar Alemany, hijo de catalana e hindú, nacido en Barcelona, ha recorrido un camino religioso que le ha llevado del catolicismo tradicional de su juventud, a través de una inmersión en la experiencia religiosa del oriente (hinduísmo, budismo), a un tipo de cristianismo dialogante, que no se sitúa frente a las demás religiones ni las niega, sino que quiere compartir su experiencia con ellas.  Así pretende recorrer por dentro las diversas religiones, de modo que quiere y puede ser cristiano, siendo hindú y/o budista[1].

Amor Advaita (no-dualidad) y Trinidad cristiana

(Publicado en  X. Pikaza, Enquiridion Trinitatis, Sec. Trinitario, Salamanca, 2005, 582-591

trinitatis

Entre las escuelas o tendencias del hinduismo, quizá la más representativa en la actualidad es la advaita, de la no-dualidad, en la que se lleva hasta el límite el principio de la identidad entre el Brahman (lo divino) y el Atmán (el sí mismo). Esa es una no-dualidad dialéctica, que no niega las distinciones, sino que las engloba, unifica y supera (sin suprimirlas) en un Amor más alto, que puede compararse a la Trinidad cristiana (unidad del Padre y del Hijo en el Espíritu). Aquí se da uno de los campos más importantes de diálogo entre el cristianismo e hinduismo,  que nos permite interpretar la Trinidad desde una perspectiva de no-dualidad originaria y escatológica, como muestras las palabras finales del texto maduro de Panikkar que ahora citamos.

panikkar

(El advaitin, hombre inmerso el Yo absoluto que se conoce y ama a sí mismo). Digámoslo así: Un advaitin  [alguien que vive la doctrina y praxis advaita] se halla establecido en el Yo único y supremo (aham-brahman). Sin embargo este Yo, por el hecho mismo de ser el Yo, implica, produce un Tú como su contraparte necesaria (alius [el otro] nonaliud [lo otro], el partner —del Yo— no otro). En palabras más sencillas, de alguna manera el Yo debe reflejarse en un Tú, aunque este Tú sea sólo la producción del propio Yo y no un ‘otro’ externo. En este Tú, el Yo se descubre a sí mismo, y realmente lo es (es decir el Yo). Por decirlo de otro modo: el Tú es la conciencia que el Yo no sólo tiene sino que es. En efecto este Yo se conoce a Sí mismo, pero su conocimiento no es otra cosa que Aquel que conoce. Sin embargo, el Conocimiento ha llegado a producirse porque Aquel que conoce ha salido de sí mismo, por así decir, ha ‘amado’ aquello que Él, a través del amor, reconoce como su (mismo) conocimiento. Sí mismo tal y como es conocido por Sí mismo. Podría no conocer ni siquiera a Sí mismo si no fuese empujado hacia fuera o si no se ‘despojase’ de Sí mismo, sólo para reencontrarse inmediatamente en el ‘sujeto’ (persona) en el cual él se ha otorgado a Sí mismo. Este don total de Sí es Amor. Ahora estamos mejor equipados para profundizar en nuestro problema.

El advaitin que se ha establecido en ese Yo —en el Absoluto, que podemos decir que se conoce y ama a Sí mismo— reconoce y ama las chispas de Ser que flotan rebosando de la nada por lo que ‘son’: ‘partes’ u ‘objetos’ (aunque este sea un uso impropio de las palabras) del conocimiento y amor divinos. El advaitin  conoce y ama las ‘cosas’ de la misma manera en que Dios las conoce y las ama (por usar términos teístas), en un único acto con el cual Él se conoce y ama a Sí mismo y en el cual Él asocia todos aquellos que nosotros llamamos seres presentes sobre la tierra, sea cual sea la naturaleza que posean. El advaitin no sólo ve todas las cosas en el Uno sino que posee una percepción de toda cosa como no dual y por tanto que no constituye una especie de segundo frente al solo y único Uno: «un solo sin segundo» puesto que ningún dvanda, ninguna pareja, ninguna dualidad puede ser última. El ama todo del mismo modo que el Amor único y universal. En cuanto alcance e intensidad el verdadero advaitin ama como ama el Absoluto.

Ahora bien, una cosa —sea la que sea— lo es en la medida en que es conocida y amada por el Conocimiento y Amor absolutos. Como ya hemos dicho, las cosas no son más que cristalizaciones del amor divino. Una cosa es no sólo en la medida en que es amada; ella es ese mismo amor. En sí misma no es nada. Si una cosa no fuese una simple nulidad no podría ser el ‘recipiente’ puro de ese único acto de amor del Yo absoluto. Ahora bien, por el hecho de que este acto divino crea precisamente esa cosa, la cosa íntegra, la cosa que comprende su propio origen, es el Yo total, el Amor total e indivisible. Vista respecto a sí misma como la ‘cosa’ en ‘sí’, aparece como una imagen limitada de un amor sin límites, de la misma manera que la totalidad del sol se refleja, aunque no de manera completa, en cada uno de los trozos de un espejo roto.

Si hubiese que expresar esto en términos teístas, carecería de sentido decir que Dios ama a una cosa más que a otra, no sólo porque el ‘más’ no tiene sentido alguno referido a Dios, sino también porque igualmente carece de significado respecto a las ‘cosas’ mismas. Si Dios amase una cosa un poco más de lo que efectivamente lo hace, esa ‘cosa’ —en cuanto cristalización del amor divino— dejaría de ser lo que es y sería en cambio otra ‘cosa’ —la otra cosa con ese más.

Consideremos ahora la cuestión concreta del lugar que el amor humano corriente tiene en el corazón de un advaitin. Ante todo, hay que eliminar todo tipo de afecto caprichoso debido a causas psicológicas o estéticas; se admite sólo aquel que tiene una justificación ontológica suprema. En otras palabras, debemos conectar el amor humano con el centro mismo del Absoluto, o de lo contrario admitir que la bhakti no está en el mismo plano que el  jñāna.

Yo amo a mi madre, a una amiga, a mi mujer o a mi hijo con un amor que no es intercambiable. No amo al objeto de mi amor sólo porque ella es ‘madre’ o ‘compañera’, sino porque es ella. Ninguna otra madre podría sustituirla, sólo esa amada puede extinguir la sed del que ama; no puede existir sustituto alguno. El amor no admite indiferencia. Toda cosa en la amada es diferente y única. Además, yo no amo a mi ‘madre’ o a mi ‘compañera’ porque es mi madre o mi compañera, sino por sí misma, por el Sí que hay en ella. La Upanişad tiene razón: es en virtud del ātman, del Sí-mismo, pero este ātman no es ni su alma ni la mía pero tampoco es algo distinto de ambas.

Pero aquí está precisamente la dificultad. En el amor de un no-advaitin el problema ni siquiera surge: él ama al otro en cuanto otro, al tú como ese tú particular, vivido como realidad última, con el consiguiente riesgo de idolatría. He aquí porque en un contexto dualista existe un cierto antagonismo entre el amor de Dios y el amor de una criatura, y la religión dualista subraya la necesidad de amar a la criatura por amor de Dios. El amor adváitico es incompatible con esta dicotomía. Si amo a mi amado (o a mi amada), no puedo amarlo ni por sí mismo ni por Dios. He de amarlo con ese idéntico amor con el que amo a lo Último; para ser más precisos, esa misma corriente de Amor que me arrastra al amor del Absoluto hace que yo ame a mi amado como esa chispa del Absoluto que él (o ella) realmente es. Aún más: por decirlo en términos teístas, el amor del advaitin hacia su amada es en realidad el Amor de Dios hacia entrambos, el amante y la amada.

La persona, en el contexto del advaita, no es más que el descenso concreto —o la revelación— del Amor (divino). La unicidad de toda persona se basa en esta relación de Amor siempre distinto y por tanto único. El amor adváitico no ama lo individual sino lo personal, no la ‘propiedad’ de la amada, sino el don divino que a ella le ha sido concedido: no lo que la amada posee, sino lo que es.  

(El amor adváitico).Intentaré describir este amor. Yo te amo amada mía, sin ningún ‘por qué’ más allá de mi amor y sin ningún ‘por qué’ detrás de mi amor; te amo simplemente en cuanto que descubro en ti al Absoluto —aunque no como objeto, naturalmente, sino como al mismo sujeto que ama en mí. Te amo con un amor único y total que es la corriente del amor universal que pasa a través de ti, por así decirlo, porque en mi amor por ti el amor universal se despierta y encuentra su expresión. Te amo en cuanto que eres —es decir en la medida en que tú eres realmente— el Absoluto. No te amo a causa de mí mismo. Esto es esencial: Todo amor egoísta es incompatible con el advaita; todo tipo de concupiscencia, sea ella deseo de placer, de satisfacción, de seguridad, de consuelo o similar, está excluido. Amarte por mí mismo equivaldría a la peor forma de idolatría: la egolatría. Todo amor que mire a enriquecerme, a completarme, que —en una palabra— mire hacia mí, puede ser quizás un amor humano y también bueno, pero no es en absoluto amor adváitico. Este último no es ni en función de Dios, como motivación externa a mi amor, ni —aún menos— en función de mi ego.

El único amor en armonía con el advaita es el amor de Dios —en ambos sentidos de la expresión: es ‘mi’ amor hacia Él y ‘Su’ amor por mí, que pasa a través de la criatura que yo amo. Es un amor verdadero y apasionado, sensible a los más leves detalles del auténtico amor humano, y, sin embargo, es pasivo porque no está fundamentado sobre el yo. Desde fuera podría parecer casi fatalista. Todo amante está cogido, absorbido en su amor, vencido por el amor. Hay amor en mí, y sucede que es dirigido hacia esta persona en concreto. Es un amor que enciende en mí mi amor hacia el Absoluto, porque ese mismo amor  no es distinto del Absoluto. Es un amor personal y directo que pasa a través de mí para alcanzar a la amada, y que en cierto sentido hace ser a la amada. Es un amor creativo, porque —en términos teístas— es el mismo amor de Dios hacia una persona el que llama al ser a esa persona. Un advaitin puede amar solamente si el Absoluto ama; su amor no puede ser distinto.

Esta descripción puede hacerse un poco más completa si expresamos este amor en términos ontológicos. Amo a mi amada porque mi persona está establecida en el único Yo, y este Yo es Amor y ama a mi amada. En este sentido, yo ‘participo’ del amor de Dios hacia esa persona. Dios ama a esa persona personalmente, tal y como es, y yo también. Ella encuentra en mi amor el amor de Dios, de alguna manera ‘siente’ que a través de este amor mío ella es amada. Y ahora quizás podamos resolver la dificultad que habíamos mencionado al principio: si las cosas están así, y si Dios ama a todo ser, ese toque personal que caracteriza todo amor humano es totalmente preservado, porque aunque el amante esté ‘asociado’ al amor universal de Dios, él ‘comparte’ la relación constitutiva del amor de Dios hacia su amada; o, en otras palabras, hay una cercanía ontológica entre el amante y la amada. Son como dos momentos o dos polos en el amor infinito de Dios. Yo amo a mi amada porque soy ese amor de Dios que hace que mi amada sea. No puede existir un amor más personal.

Sin duda he venido utilizando términos que pueden ser interpretados fácilmente en sentido dualista. He hablado del amante y de la amada como dos personas aquí en la tierra y he tomado como ejemplo el amor entre un hombre y una mujer. Sin embargo, he subrayado también que estos dos sujetos no pueden ser considerados como dos realidades últimas, como dos polaridades puestas una frente a la otra. El problema por tanto es este: ¿puedo yo, tal y como soy, una persona humana, amar tal y como es a otra persona, o por el contrario deberé renunciar a esta noción de relación interpersonal y simplemente intentar desarrollar un amor universal e indiscriminado dado que todo género de autoafirmación es incompatible con el advaita? Es precisamente aquí donde el carácter catártico, purificador, de este supremo tipo de amor aparece de manera más clara.

El amor advaita ha de ser divino y cósmico, lleno de ‘personalidad’ pero vaciado de toda individualidad, egoísmo, capricho y concupiscencia. Es el amor más profundo y más fuerte, y también el más humano en cuanto que alcanza al corazón mismo del ser humano, su personalidad, su relación óntica con Dios y con otro ser semejante a él mismo. No es un amor de las cualidades individuales sino del corazón de una persona, un amor de la persona integral: cuerpo, alma y espíritu. Significa amar al otro como realmente es, un amor que descubre y al mismo tiempo lleva a cumplimiento la identidad de amante y amada. El verdadero amor humano no consiste en mirarse el uno al otro, sino en mirar en la misma dirección, en el dar culto juntos en una adoración unitiva. No es auténtico y definitivo si no es un sacramento – un símbolo real de la identidad divina descubierta en dos chispas peregrinas que se funden conjuntamente para alcanzar el único Fuego divino.  

(El amor en el diálogo entre hinduismo y cristianismo. La Trinidad). El diálogo entre hinduismo y  cristianismo es difícil y se llega en seguida a un punto en que se bloquea, con el consiguiente senti­miento de frustración, a causa de malentendidos básicos originados muchas veces en prejuicios mutuos o en la falta de conocimientos adecuados. Para mencionar solamente algunos extremos, diré que se supone que el hinduismo no cree en un Dios personal y se piensa que no ve en la caridad el primero de los deberes religiosos. El concepto de persona, que parece esencial e indispensable en cualquiera exposición de la fe cristiana, es aparentemente desconocido para la mente hindú y así podríamos poner otros muchos ejemplos. Por otra parte, los hindúes más ‘iluminados’, que por lo general profesan el advaita, consideran al cristianismo como una religión inferior, porque ve en Dios esencialmente al otro y no consiente ninguna unión o identificación con él. Para el advaitin la idea de persona es en sí misma relativa, por lo que aplicarla al Absoluto equivale a idolatría.

Es muy posible que el concepto de persona precise ser revisado y tal vez profundizado, pero en este momento deseo hacer referencia a un único punto que tiene especial relación con nuestro argumento y discusión: a la implicación de la Trinidad. Si Dios, el Padre, es el Yo supremo que llama —engendra— al Hijo como su Tú, que Lo manifiesta y Lo refleja, entonces el Espíritu no es solamente el Amor personificado del Padre y el don de sí mismo del Hijo sino la no dualidad (advaita) del Padre y del Hijo. En otras palabras, el advaita aplicado a la Trinidad significa que no hay tres entes distintos (¡como si eso hubiese sido alguna vez posible!) sino que el único Yo se ama a sí mismo y descubre su no dualidad (que es el Espíritu) en el sí-mismo que es el Tú (el Hijo). La Trinidad, desde el otro lado, aplicada al advaita muestra que en el no dualismo puede existir un espacio para el Amor —entendido exactamente como el movimiento interno de este ‘Uno sin dos’ (Eckam eva advitiyam).

La esencia de la persona es relación. Mi persona no es otra cosa que una relación con el Yo. Por decirlo correctamente mi personalidad se coloca en el interior del Tú singular del único Yo. Pero mi persona está también correlacionada con los otros, roza, por así decirlo, las orillas de la realidad de otras personas. Mi persona está también correlacionada con mi amada a la que yo llamo tú y esta relación yo-tú nos hace emerger de la nada gracias al poder del Espíritu dador de vida que es Amor. De ese modo nos adentramos más y más en el Tú del Yo supremo, que no es diferente de Dios mismo. Este es el máximo nivel de amor humano y al mismo tiempo la propia condición para que sea posible: cuando el Espíritu contesta a Dios a través de nosotros. Aquí la personalidad alcanza su madurez, que es pura transparencia. Quizás las últimas palabras del libro del Apocalipsis pueden ayudarnos a expresar la misma idea: «El Espíritu y la esposa dicen: ¡ven!» (Ap 22,17) donde la esposa asume y simboliza lo Universal transfigurado en el Amor y transparente a él, Amor que es precisamente el Espíritu. «Ven» es  la llamada al Supremo a través del Amor, al advaita a través de la bhaktiTat tvam asi [esto eres tú] Un  eres tú. (Chan. Upan. VI, 8.7). Nosotros somos en la medida en que somos el , el tvam del Uno.

(«Amor y no-dualidad»,  Rvista Sufí 1 (2001). Edición virtual:

http://www.nematollahi.org/revistasufi/leertex.php?articulo=5).

NOTA

[1] Panikkar se doctoró en teología por la Univ. Lateranense de Roma,  con un trabajo sobre El Cristo desconocido del Hinduismo (año 1961) y siguió escribiendo obras tradicionales, como Patriotismo y cristiandad (Rialp, Madrid 1961), Humanismo y Cruz  (Rialp, Madrid 1963);  Religión y Religiones (Gredos, Madrid 1963). Pero, el mismo tiempo, inicia un diálogo interior y directo con la tradición budista: cf. Maya y Apocalipsis (Abete, Roma 1966); El silencio de Dios (Guadiana, Madrid 1970; reeditada en Siruela, Madrid 1996, con el título El silencio de Buddha).  The Trinity and the Religious Experience of Man (Orbis, New York 1973, trad. esp. La Trinidad y la experiencia religiosa del hombre,  Obelismo, Madrid 1989.The Vedic Experience (Berkeley UP 1977); The Intrareligious Dialogue (Paulist, New York 1978); Myth, faith and hermeneutics (Paulist, New York 1979). La revista Anthropos 53/54 (1985) ofrece una visión general de la obra de Panikkar y recoge una parte considerable de su Bibliografía. De un modo especial, cf. N. Devdas,«The Theandris of R. Panikkar», JecumSt 17 (4, 1980) 606-618; P. Liesse, Hinduisme et Christianieme dans la pensée de R. Panikkar, Louvain 1976; D. Muindorf, The Theology of R. Panikkar, Oxford 1975; A. Rossi, Pluralismo e armonia. Introduzione al pensiero di R. Panikkar, Città di Castelllo 1990; R. Smet, Essai sur la pensée de R. Panikkar,Louvain 1983.  Aprovechando una investigación doctoral de V. Pérez, aún no publicada, he preferido empezar citando algunos pasajes cortos de las obras de Panikkar, más que la visión de conjunto de su obra sobre la Trinidad, pues así podemos captar mejor las implicaciones de su pensamiento.