FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 2 de septiembre de 2020

Francisco: “Estamos exprimiendo los bienes del planeta. Exprimiéndolos, como si fueran una naranja”.


Religión Digital

Papa Francisco10

El nuevo ‘Video del Papa’, enmarcado dentro del Tiempo de la Creación, llama a cuidar los recursos del planeta con responsabilidad, y a que se compartan de manera justa y respetuosa
“Hoy, no mañana, hoy, tenemos que cuidar la creación con responsabilidad”
Varias ONG se unen a esta campaña por el cuidado de la creación: entre ellas, Entreculturas y Alboan, organizaciones jesuitas que trabajan por la justicia y la transformación social
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La triste y dura realidad que vivimos en Colombia

 ATRIO 

Olga, en este nuevo artículo, empieza destapando un hecho real que se repite en su país y que es deliberadamente ocultado o deformado, para señalar un camino a recorrer, sobre todo por la jerarquía católica que debería seguir los pasos de Jesús. ¿No parece repetir lo que ATRIO declara como tarea y proyecto para el próximo futuro? AD. 

 

           Colombia tiene una larga, triste, dura, horrenda, historia de violencia que no cesa porque, entre otras razones, no hay voluntad política del actual gobierno para afrontarla y cambiar el rumbo de país. Y hay mucha ceguera en una buena parte de los colombianos porque o tienen intereses propios en esta situación y no les interesa que cambie o viven encerrados en su pequeño mundo sin prestar atención a la realidad o son borregos acríticos de los discursos oficiales o de algunos medios de comunicación que interpretan la situación de manera simplista aduciendo que todos los males vienen de los guerrilleros o de los disidentes del Acuerdo de paz firmado en 2016 con las FARC o del narcotráfico o del “castrochavismo” que está a la vuelta de la esquina esperando apoderarse de nuestro país a través de los líderes sociales o de cualquiera que se atreva a denunciar lo que en realidad pasa y urgir los cambios que se necesitan.

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36 Justos

 

ATRIO 

 Desde hace meses los medios de comunicación nos trasladan cada día números y números de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos. Las personas nos hemos convertido en casos de una estadística. Sin embargo habrá sin duda miles de historias personales que apenas nadie cuenta. Yo he sabido de algunas que me han parecido relevantes. Un grupo se ha unido para pagar la hipoteca de un amigo común que, habiendo perdido el trabajo, estaría en riesgo de desahucio. Otro grupo colabora para pagar la habitación a un mantero y proporcionarle alimentos. Una señora jubilada comparte su pensión con una madre soltera sin medios. En otro caso una familia de un pueblo de Granada, desesperada durante el confinamiento, acude a un usurero y obtiene un préstamo de 1.000 euros… a un interés de 300 euros mensuales. Al fin ha encontrado a alguien que le pagado la deuda. Habrá sin duda miles de historias semejantes.

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Domingo 6 de Septiembre 23º Ordinario Eleuterio (s. VI)

 KOINONIA

La liturgia de este domingo nos invita a reflexionar sobre nuestra corresponsabilidad comunitaria. La fe, o más ampliamente dicho, nuestra vida espiritual, es un asunto personal, una responsabilidad absolutamente intransferible, pero, como humanos que somos –seres simbióticos al fin y al cabo– la vivimos en el seno de una comunidad, bien o mal, pero en una comunidad inevitablemente. Por eso, también, todos somos de alguna manera responsables de la vida de cada hermano. IR A LA PÁGINA 


DOMINGO 23 Tiempo ordinario – A (Mateo 18,15-20)

 José Antonio Pagola 

HABITAR EN UN ESPACIO CREADO POR JESÚS

Al parecer, a las primeras generaciones cristianas no les preocupaba mucho el número. A finales del siglo I eran solo unos veinte mil, perdidos en medio del Imperio romano. ¿Eran muchos o eran pocos? Ellos formaban la Iglesia de Jesús, y lo importante era vivir de su Espíritu. Pablo invita constantemente a los miembros de sus pequeñas comunidades a que «vivan en Cristo». El cuarto evangelio exhorta a sus lectores a que «permanezcan en él».

Mateo, por su parte, pone en labios de Jesús estas palabras: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». En la Iglesia de Jesús no se puede estar de cualquier manera: por costumbre, por inercia o por miedo. Sus seguidores han de estar «reunidos en su nombre», convirtiéndose a él, alimentándose de su evangelio. Esta es también hoy nuestra primera tarea, aunque seamos pocos, aunque seamos dos o tres.

Reunirse en el nombre de Jesús es crear un espacio para vivir la existencia entera en torno a él y desde su horizonte. Un espacio espiritual bien definido no por doctrinas, costumbres o prácticas, sino por el Espíritu de Jesús, que nos hace vivir con su estilo.

El centro de este «espacio Jesús» lo ocupa la narración del evangelio. Es la experiencia esencial de toda comunidad cristiana: «hacer memoria de Jesús», recordar sus palabras, acogerlas con fe y actualizarlas con gozo. Ese arte de acoger el evangelio desde nuestra vida nos permite entrar en contacto con Jesús y vivir la experiencia de ir creciendo como discípulos y seguidores suyos.

En este espacio creado en su nombre vamos caminando, no sin debilidades y pecado, hacia la verdad del evangelio, descubriendo juntos el núcleo esencial de nuestra fe y recuperando nuestra identidad cristiana en medio de una Iglesia a veces tan debilitada por la rutina y tan paralizada por los miedos.

Este espacio dominado por Jesús es lo primero que hemos de cuidar, consolidar y profundizar en nuestras comunidades y parroquias. No nos engañemos. La renovación de la Iglesia comienza siempre en el corazón de dos o tres creyentes que se reúnen en el nombre de Jesús.

LA FELICIDAD QUE ESTAMOS BUSCANDO POR AHÍ ESTÁ EN NUESTRO INTERIOR

Telva. Del Boletín Semanal de Enrique Martínez Lozano

col galafate

Más de mil personas han abarrotado el Teatro Calderón de Madrid para escuchar el mensaje pacífico de Prem Rawat. Nacido en la India y convencido de que la felicidad está en el autoconocimiento, este admirado y reconocido escritor y conferenciante ha hecho enloquecer al público en la presentación de su nuevo libro. Anne Igartiburu le acompañó en el escenario.

Todo un influencer de paz. El maestro y orador de fama mundial Prem Rawat (Haridwar, al norte de India, 10 de diciembre de 1957) y sus técnicas introspectivas para alcanzar la felicidad conquistan corazones, pero no en forma de like, sino en vivo y en directo. “Nos vamos llenos de divinidad humana, así que a propagarla ahora en la calle”, afirmaba con brillo en los ojos y una gran sonrisa la presentadora Anne Igartiburu sobre el escenario del Teatro Calderón, el lugar escogido para recibir al escritor en España.

El cálido aplauso de un público expectante, que apenas había tardado tres minutos en agotar las entradas para poder verle propagar su mensaje, emocionó a la vasca, que confesó haber estado nerviosa en su entrevista ante el auditorio. “Pese a la experiencia, una no está acostumbrada a estar delante de una persona tan inspiradora. No he visto nada igual, en las presentaciones de los libros suele haber 12 personas incluyendo periodistas”, bromeaba en el acto dedicado a Escúchate (Ed. Aguilar, 360 páginas, 17 euros), su segundo libro tras la publicación de Cuando el desierto florece, que reunió a 3.000 personas en la Caja Mágica en 2018.

En su nueva obra, el autor trata la comprensión de la paz interior y lo que significa en nuestra vida la conexión con ella. Breve pero intensa, en esta visita a la capital, TELVA ha aprovechado la ocasión para charlar con este hombre con metáforas para cada situación, que no se sitúa en ningún partido político ni religión. “Soy un ser humano que habla desde el corazón. La paz reside en nosotros, no en las cosas. Quien hace la guerra son las personas. Practica la paz y la paz será el logro culminante de la humanidad”.

Pregunta.- Tu talento como orador fue muy precoz. Empezaste a dar conferencias sobre la paz con solo cuatro años alentado por tu padre [Sri Hans Ji Maharaj]. ¿Qué recuerdas de él y cuál es el mensaje más importante que te transmitió?

Respuesta.- Era tan pequeñito que muchas veces me quedaba dormido escuchándole [ríe], pero creo que su legado más importante es que la paz está dentro de las personas y siempre decía que todos debemos mirarnos dentro. Esos recuerdos los he plasmado en este libro.

P.- En la actualidad, la activista medioambiental sueca Greta Thunberg es una de las líderes más jóvenes. ¿Conoces su mensaje y qué te parece como referencia y ejemplo para la sociedad?

R.- Es fantástica, tiene mucho poder y fuerza. He escuchado su mensaje en televisión y definitivamente creo que necesitamos más líderes en el mundo que no tengan miedo a decir la verdad. Hay que despertarse del sueño de la avaricia y dejar de comprar y comprar sin tener en cuenta las consecuencias nefastas para el medioambiente. Es esencial para el futuro.

P.- Participas en conferencias traducidas hasta a 75 idiomas, te invitan a universidades, acudes a prisiones, foros en empresas, viajas por todo el mundo, escribes y además eres piloto con más de 14.000 horas de vuelo. ¿Cómo es un día en la vida de un embajador de la paz tan internacional?

R.- Cuando me despierto cada mañana espero que sea un día bonito y eficiente porque este día ya no va a volver. Ese es el mensaje que quiero compartir. Hoy es importante porque no sabemos cuántos más “hoy” vamos a tener. Quizás no vuelva y hay que disfrutarlo.

P.- En apenas minutos se han agotado todas las entradas para la presentación de tu libro. ¿Cuál es el secreto para que tu mensaje cale tanto en el público?

R.- Hablo de mi corazón a su corazón. Intento no entrar en política, sino hacer que aprovechen su existencia. Que el tiempo que estemos aquí sea de calidad.

P.- Eres un ídolo para mucha gente. ¿Te incomoda ser gurú? ¿A quién admiras tú y en qué mensajes te inspiras?

R.- Los ídolos, filósofos o héroes nos pueden equivocar o desviarnos. Lo importante es que tú seas tu propio líder. Debemos movernos en el mundo por nosotros mismos. Mi padre me decía siempre que yo tenía que poner el foco en mí y ser mi propia inspiración. Somos el ángel que siempre hemos estado esperando.

P.- Tu libro se titula “Escúchate”. ¿Nos puedes dar las herramientas clave para hacerlo?

R.- El primer paso para abrir esa puerta es vernos como la posibilidad para conseguir esta paz. Si no nos incluimos como actores de la ecuación, podemos ir a una montaña o a un monasterio para encontrar la felicidad, pero en realidad tenemos que darnos cuenta de que esa felicidad que tanto estamos buscando por ahí está dentro de nosotros, en nuestro interior.

P.- ¿Qué quieres decir con eso de que estamos en guerra con nosotros mismos?

R.- Parece que las guerras se libran de persona a persona, pero la primera es nuestra, entre uno consigo mismo. Si no la paramos, estaremos en guerra con el resto. Es como un fuego, que se aviva si no se llega a apagar por completo. Es lo que sucede en el mundo. Mi programa de Educación para la paz, que llevamos a cabo en las prisiones y centros penitenciarios, lo demuestra. Hablas con un preso y echa la culpa al resto: al juez, al sistema, a la policía… Lo que hacemos es intentar que se miren a sí mismos. Ese es nuestro poder, si consigues cambiar eso, es un poder maravilloso.

P.- Utilizas las redes sociales para difundir tu mensaje, y eso tiene un lado muy positivo, porque eres capaz de llegar a millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, por otro lado, ¿no está la tecnología deshumanizándonos? Vivimos más preocupados de compartir una fotografía del momento en lugar de disfrutarlo…

R.- Lo positivo es cuando nosotros controlamos la tecnología y no al revés. Si la tecnología te domina no hay forma de gestionarlo. Debemos utilizarla en nuestro beneficio. De hecho, internet se concibió con el buen propósito de compartir información, para difundir estudios, no para criticar, incitar a la gente al suicidio u otro tipo de propósitos negativos.

P.- ¿Qué mensaje quieres trasladar a la gente?

R.- Todo lo bueno lo tenemos ya dentro de nosotros y ese mensaje se repite todo el tiempo en el libro. Tenemos un gran regalo que es la vida y eso nos debe llenar el corazón de gratitud. Lo importante es amar a nuestra familia y disfrutar de las pequeñas cosas.

P.- ¿Qué es lo más bonito que te ha dicho una persona en un auditorio tras escucharte o tras leer tus libros?

R.- Cuando visito las prisiones me dan las gracias y me dicen que les he puesto en contacto consigo mismos.

P.- No entras en temas políticos. Sin embargo, ¿qué te parece que una gran potencia mundial como Estados Unidos destine cerca de 750.000 millones de su nuevo presupuesto recién presentado para defensa?

R.- Es tan simple como que nosotros fabricamos un vaso y queremos que se venda. Queremos que haya muerte para vender armas. Si nos centramos en eso, dejamos de atender a los seres humanos y sus necesidades básicas. Lo que los gobiernos deben hacer es representar a las personas, pero los países no se centran en invertir el dinero en que no haya muertes por hambre. Estamos dispuestos a viajar a la Luna, y con esto no quiero decir que la tecnología no sea buena, pero se nos olvida cuidar a las personas y sus necesidades básicas. Hay que cambiar la mentalidad para que no dediquemos más presupuesto a las armas y esto sea un círculo vicioso. Es importante que se nos recuerde esto. En Estados Unidos hay presupuesto para crear muros que separan a familias y se nos olvida quiénes somos.

P.- ¿Existe la maldad o la toxicidad? ¿Hemos dejado de empatizar?

R.- Se nos olvida una y otra vez nuestra humanidad. Cuando un niño se cae, su madre le regaña y le dice que no haga el bruto pero le da amor. Esa parte de la comprensión y atención se nos ha olvidado y solo amedrentamos y asustamos. Necesitamos la empatía, entender a los demás es absolutamente necesario.

P.- Ese deseo de ser mejores que todos tenemos el 1 de enero, ¿por qué lo dejamos a los dos días?

R.- ¿Quieres conquistar el mundo? La fuerza que estás buscando está en tu interior. La bondad que estás buscando está en tu interior. La felicidad que estás buscando está en tu interior.

P.- En España asistimos a un boom de literatura de autoayuda. Millones de euros facturados y estanterías repletas de bestsellers. ¿No estaremos creando una nueva religión con ese mensaje del “quiérete” por todas partes, olvidándonos del resto y alimentando el ego?

R.- Lo que dices es cierto y muy interesante. Si te fijas en el uso del agua embotellada, que ahora bebemos todos, empezó a ponerse de moda porque salía en los anuncios y beber en estas botellas era cool. Los libros de autoayuda son tan guays ahora como tener un teléfono de última generación. Los compramos porque así somos más molones pero no sabemos qué hacer con ellos. Casi que los ponemos en la estantería sin sacarles utilidad. Yo no catalogo de autoayuda mi libro. Quiero que sea una guía para que llegues a tu corazón porque lo que estás buscando está dentro de ti. Ya lo dijo Sócrates. ¡Cuánto tiempo llevamos intentando conocernos a nosotros mismos!

P.- ¿Por qué calan ahora los discursos de odio si existe tanta información disponible?

R.- ¡Las personas no sufren las consecuencias de sus actos! Antes, si insultabas a una persona te podías llevar un puñetazo. Ahora, con la tecnología y las redes sociales tienes una herramienta para insultar a miles de personas sin que te lleguen las consecuencias directas. Es un mal uso. Si no puedes aportar nada positivo, por lo menos, deja de hacer daño y mantente al margen. Hay que empatizar y volver a escuchar a los demás.

P.- Sucede que no sabemos quiénes son nuestros vecinos, no cedemos el sitio a la embarazada en el Metro o pasamos al lado de un indigente sin siquiera mirarlo. ¿Por qué se han convertido las ciudades en un territorio tan inhóspito?

R.- Por desgracia, el ser humano se está convirtiendo en un robot. Tenemos dos ojos para mirar antes de cruzar la calle, pero los llevamos puestos en el smartphone y nos tropezamos con una farola. O utilizamos los oídos para escuchar la música en lugar de analizar de dónde viene el coche que nos puede atropellar. Nos estamos distanciando cada vez más de nosotros mismos. Ya no nos centramos en el amor ni en ayudar al vecino. Esta distancia nos hace inhumanos y tiene consecuencias fatales.

P.- ¿Por qué es tan importante el autoconocimiento?

R.- Para que todos estos problemas se solucionen.

 


¿PERDONAR? SÍ, PODEMOS

Fe Adulta 

col bennasar

De la mano de Clara de Asís y de Lidia, discípula  y primera mujer europea que se convirtió al cristianismo, nos adentramos un paso más en el proceso de Despertar- Estar Atent@s al Universo.

¡Qué claro se ve desde ellas, qué sencillo y envidiable su modo de mantenerse Despiertas!

Ambas escucharon el mensaje de labios de hombres enamorados de Jesús, hombres que se dejaron cambiar por la fuerza irresistible del Espíritu.

Lidia (Hechos 16,14-15) escucha la predicación de Pablo en su pueblo Tiatira, situado a unos 60 kms de Atenas. El nombre es étnico, su origen está en la antigua región griega de Lidia.

Posiblemente era una respetable mujer de negocios, y al no mencionarse ningún varón, el patriarcado deduce que posiblemente era viuda, lo cual puede o no ser la realidad. Sí parece que era una mujer independiente que no dudó en acoger a un grupo de hombres extranjeros en su casa, indicativo de su carácter libre y abierto. Hoy diríamos  que estaba “empoderada” por la fuerza del Espíritu de Jesús, al que acogió en sus entrañas.

También Clara nos muestra unas características de personalidad fuerte y tierna a la vez, tan propia de mujeres tocadas por la Ruah.

Es verdad que a ambas es un varón, quien les anuncia el evangelio, como el caso de Jesús y M. Magdalena y las demás discípulas. Es una maravilla cuando ambos géneros trabajan al unísono, en igualdad y respeto. Es así como el fruto madura tranquilo.

Estas dos mujeres al entrar en contacto con la Palabra experimentan un despertar que provoca un giro en su vida.

El paso de una vida normal, cada una según su cultura y situación social a una vida de alguien que ha experimentado el Amor, que ha dejado que la envolviera y que ha permitido que éste se convirtiera en el sentido de su vida. Y es que esa calidad de amor origina un antes y un después en la persona a nivel emocional, profesional, familiar, social…y religioso.

Lidia protagoniza un estilo de vida que podemos actualizar y comprender hoy fácilmente:

Su casa se convierte en iglesia doméstica: lugar de acogida y encuentro, de predicación y de partir el pan. Lugar de acogida y formación en el vino nuevo que se ha catado en las bodegas interiores. Vino que emborracha de fuerza para perdonar y crear puentes con lo que antes veíamos imposible, con los que antes no podíamos ni considerar cómo reconstruir la relación.

Y es que la oración: diálogo amoroso y práctico nos lleva a acercarnos a los menos fáciles, a los que no nos nace humanamente. Siempre es bueno preguntarnos si buscamos en nuestros compromisos sentirnos a gusto, lo cual no está mal, pero a veces tenemos personas cercanas que evitamos por razones que cada uno sabe.

Ahí agradezco de nuevo el carisma de sfcc “que todo sea uno” porque esa unidad sólo emerge de un corazón expuesto a diario al filtro del Espíritu. Esas son las aguas turbulentas y las tormentas donde la comunidad se hunde si no tiene Jesús a bordo.

Cuando oras la fuerza te llega en su momento. Se acortan distancias y además de los de lejos: migrantes, refugiados… también vemos con otros ojos a las personas de las que nos distanciamos por su carácter, o soberbia o ideología y podemos descubrir debajo de esa capa, su auténtica identidad y también en muchos casos reconocer nuestra propia limitación.

Clara abraza a la hermana pobreza, contagiándonos su pasión por la ecología, la sencillez y la solidaridad. Todo esto y mucho más, amasado con su pasión por el Maestro Interior, a quien ama con todo su ser y quien le facilita un estilo de vida que entre los dos, resulta altamente atractivo.

Clara no es la niña rica, de familia noble, que depende en todo de Francisco, el gran reformador… Clara, de nuevo, es la mujer capaz de dar forma a un estilo de vida que la sociedad y la iglesia de su momento histórico necesitaba.

Las coordenadas actuales son otras. Pero ambas son auténticas portadoras de la solución: pasión por el Crucificado en las personas y el planeta y una gran dosis de iglesia doméstica, hoy también online.

 Y una capacidad arrolladora de acoger, perdonar, comprender, quitar hierro… ¿cómo se hace comunidad sino?  Vivo estos días historias de “comunidades de vecinos” de lo más instructivas. El calor, el Covid, el bien nutrido ego… pueden crear situaciones nada agradables. También en casa, todos juntos, niños, espacios más pequeños tal vez en verano, la mascarilla… ¡uff! Y miedo al desempleo y a recortes en pensiones…

¿Real? ¡Como la vida misma! ¿Soluciones? Ni una. Sólo la urgencia interior de responder al Amor, de estar Despierta para desde ahí poder reinterpretar la realidad, con otros ojos, con otras manos.

Aprovecho por agradecer a las personas que hoy nos permiten saber y sentir que podemos y de hecho algo de todo eso ya hacemos. Nuestro ser ecuménico, nuestro carisma tan amplio hace que la acogida sea posible también en el seno de nuestra comunidad de 12 hoy en España. ¡Qué fuerte! Doce. Y os aseguro que tanto ellas como ellos, por su compromiso y pasión podrían ser obisp@s y reformadores de comunidades entumecidas. Como nuestro hermano Pere que estos días al fin pudo viajar a Casa. Crear comunidad en medio de la nada, de la dificultad.

“No tener nada, no callar nada… y de pasada, solo de pasada no robar nada…” y perdonar y acercarnos y abrazarnos como hacíamos el domingo con dos médicos amigos que muy taxativamente  dijeron: mira para el otro lado y cuando me quise dar cuenta estábamos fundidos en un abrazo largo y empoderador, como la oración afectiva y efectiva.

Abrazos, en este caso, virtuales.

¿'POR TODOS' O 'POR MUCHOS'? LA 'CONTRARREFORMA LITÚRGICA DE BENEDICTO XVI

Religión Digital 

col jesus mart

El pasado 28 de agosto una comisión de la Conferencia Episcopal Italiana le entregaba a Francisco una copia del nuevo misal. El Papa les agradeció el gesto subrayando la importancia del trabajo realizado y la continuidad en la aplicación del Vaticano II. Dicho misal, que será obligatorio en Italia a partir del 4 de abril de 2021, domingo de Pascua, presenta, entre otros, un detalle que no ha pasado desapercibido, al menos entre nosotros: conserva la expresión “derramada por vosotros y por todos” en la consagración del vino.

Es mucha la tinta corrida estos últimos años sobre el asunto. Quizá, por ello, no está de más, volver a recordar qué supone recuperar semejante traducción en los tiempos eclesiales que corren: en mi opinión, un aviso importante para los partidarios, en este y en otros asuntos, de una lectura involutiva de la reforma que, aprobada en el aula conciliar, ratificada e impulsada por Pablo VI y “recibida” por la inmensa mayoría del pueblo de Dios, fue torpedeada -desde sus primeros momentos- por el teólogo J. Ratzinger, posteriormente, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe y Papa Benedicto XVI; emérito en la actualidad.

Un poco de historia

Es bien conocido el diagnostico que mereció al cardenal J. Ratzinger la reforma litúrgica de Pablo VI: “ha producido unos daños extremadamente graves” ya que, al romper radicalmente con la tradición, ha propiciado la impresión de que es posible una recreación de la misma “ex novo” (J. Ratzinger, “Mi vida. Autobiografía”, Madrid, 2006, 105. 177).

También son conocidas las posteriores autorizaciones del Papa Benedicto XVI para celebrar la misa en latín (Exhortación postsinodal “Sacramentum caritatis”, febrero 2007) y para recuperar la liturgia romana anterior a la reforma impulsada por Pablo VI en 1970 (Carta Apostólica “Summorum Pontificum”, julio 2007).

E igualmente es conocida la sorprendente “reforma” de la reforma litúrgica en la que se implicó -y, en este sentido, (contra)reforma- revisando la fórmula de consagración del vino, vigente hasta entonces y, por extensión, su apuesta por una traducción literal de la misa del rito romano a las lenguas vernáculas.

La expresión “pro multis” fue traducida después del Concilio Vaticano II por la gran mayoría de las Conferencias episcopales del mundo “por todos”: en alemán “für Alle”, en inglés “for all”, en español “por todos los hombres”, en francés “pour la multitude”, en italiano “per tutti” y en euskera “guztientzat”.

Sin embargo, el 24 abril de 2012 el sitio web de la Conferencia Episcopal Alemana publicaba una carta de Benedicto XVI, fechada el 14 abril de 2012, en la que pedía a los obispos alemanes (tras su aprobación de una nueva edición del misal, del “Gotteslob”) que se atuvieran al texto latino y que adoptasen la expresión “für Viele” (por muchos) en vez de “für Alle” (por todos): “ésta es mi sangre derramada por vosotros y por muchos”.

Fue una decisión que no sorprendió a los conocedores de la trayectoria teológica del Papa Benedicto XVI, implicado desde hacía varios decenios (y sin mucho éxito durante el pontificado de Juan Pablo II) en traducir el “pro multis” como “por muchos”.

Las referencias normativas más cercanas a este texto papal eran la Instrucción “Liturgiam authenticam” (2001) de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, así como una carta de la misma Congregación (2006) en la que se abordaba específicamente la traducción de la expresión “pro multis”.

En la Instrucción “Liturgiam authenticam” se recordaba que el rito romano “tiene un estilo y una estructura propias que hay que respetar en lo posible también en las traducciones”. Por eso, recomendaba cuidar la exactitud de los textos latinos en las diferentes lenguas vernáculas y relegar todo lo que fuera creatividad.

El debate antecedente

Desde el primer momento, esta Instrucción fue descalificada e ignorada por la inmensa mayoría de las Conferencias episcopales del mundo e, incluso, por un importante sector de la misma curia vaticana tal y como se puede constatar en la encíclica “Ecclesia de Eucharistia” (2003) y en la carta de Juan Pablo II a los sacerdotes el Jueves Santo de 2005.

Concretamente, en el número 2 de la encíclica “Ecclesia de Eucharistia” de Juan Pablo II se podía leer, cuando se recordaban las palabras de Jesús para la consagración del vino: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados (cf. Mc 14, 24; Lc 22, 20; 1 Co 11, 25)”. Era un texto en el que se recuperaba –como se podía apreciar - el “por todos” reconociendo las traducciones presentes en los misales postconciliares.

Y en el número 4 de la carta que Juan Pablo II dirigía a los sacerdotes el Jueves Santo de 2005 (la última, antes de fallecer), se leía: “‘Hoc est enim corpus meum quod pro vobis tradetur’. El cuerpo y la sangre de Cristo se han entregado para la salvación del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres. Es una salvación integral y al mismo tiempo universal, porque nadie, a menos que lo rechace libremente, es excluido del poder salvador de la sangre de Cristo: ‘qui pro vobis et pro multis effundetur’. Se trata de un sacrificio ofrecido por ‘muchos’, como dice el texto bíblico (Mc 14, 24; Mt 26, 28; cf. Is. 53, 11-12), con una expresión típicamente semítica, que indica la multitud a la que llega la salvación lograda por el único Cristo y, al mismo tiempo, la totalidad de los seres humanos a los que ha sido ofrecida: es sangre ‘derramada por vosotros y por todos’, como explicitan acertadamente algunas traducciones. En efecto, la carne de Cristo se da ‘para la vida del mundo’ (Jn 6, 51; cf. 1 Jn 2, 2)”.

El hecho de que esta carta (en la que se daba un posicionamiento neto a favor del “por todos”) no fuera sometido previamente al dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe provocó una protesta del cardenal J. Ratzinger en una borrascosa reunión de los jefes de algunos dicasterios de la curia vaticana.

Estando así las cosas y una vez elegido Papa, no extrañó que la traducción del “pro multis” se convirtiera en uno de los objetivos de la (contra)reforma litúrgica en la que siempre estuvo comprometido quien fuera prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe con Juan Pablo II.

El criterio de traducción

La primera señal durante el pontificado de Benedicto XVI fue la citada carta de la Congregación para el Culto Divino del año 2006. En este texto se recordaba, en primer lugar, que la fórmula consecratoria entonces vigente (“por todos”) se atenía a la ortodoxia y era válida, además de coherente, con los “principios que han presidido la traducción de los textos litúrgicos en las lenguas modernas”. Era evidente que con este reconocimiento se quería salir al paso de cualquier duda sobre la reforma litúrgica emprendida por Pablo VI en aplicación del Concilio Vaticano II.

Sin embargo, la Congregación para el Culto Divino defendía, en un segundo momento, la necesidad de cambiar la traducción apoyándose, para ello, en “la equivalencia formal” o literal, en vez de en “la equivalencia estructural” o dinámica (es decir, más atenta al sentido) hasta entonces imperante. Era una decisión que fundamentaba en un supuesto “empobrecimiento” litúrgico provocado por la aplicación de dicha “equivalencia estructural o dinámica”. Por eso, pedía que se evitaran las traducciones “interpretativas” y que se favorecieran las literales.

Se trataba de una decisión sustentada en un diagnóstico y en una argumentación no compartidos por muchísimos sacerdotes, teólogos, obispos y -sobre todo, y sorprendentemente- por una buena parte de las Conferencias episcopales del mundo. Por eso, fue contestada y ninguneada, a pesar de que algunas Conferencias episcopales la aplicaron sin mayores problemas: España, Hungría, Estados Unidos y unas pocas de América Latina.

La carta a los obispos alemanes

Con la carta dirigida al presidente de la Conferencia episcopal alemana en abril de 2012, Benedicto XVI pretendió salir al paso de estas reticencias. Y si era cierto que lo hacía en un tono que buscaba convencer, no lo era menos que se trataba de una decisión que iba a ser exigida por la curia vaticana a partir de su publicación.

Benedicto XVI recordaba, en primer lugar, cómo fue informado por el presidente de la Conferencia episcopal alemana en su visita del 15 de marzo de 2012 sobre el hecho de que entre los obispos de lengua alemana no había todavía consenso en lo concerniente a la traducción de las palabras “pro multis”. Existían obispos (la mayoría de los austriacos y una buena parte de los alemanes) que deseaban mantener el “por todos” en la nueva edición del “Gotteslob”, a pesar de que la Conferencia episcopal alemana estaba mayoritariamente de acuerdo en el “por muchos”, tal y como deseaba la Santa Sede.

Seguidamente, traía a colación su compromiso de pronunciarse por escrito sobre esta importante cuestión para “prevenir una división en el lugar más íntimo de nuestra oración”.

“En los años sesenta -recordaba Benedicto XVI- cuando el misal romano, bajo la responsabilidad de los obispos, tenía que ser traducido al alemán, existía un consenso exegético sobre el hecho de que el término ‘los muchos’, ‘muchos’, en Isaías 53, 11 s., era una forma expresiva hebrea para indicar el conjunto, ‘todos’. La palabra ‘muchos’ en los relatos de la institución de Mateo y de Marcos era, por lo tanto, considerada un semitismo y tenía que ser traducida por ‘todos’. Ello se extendió también a la traducción del texto latino, donde ‘pro multis’, por medio de los relatos de los Evangelios, se refería a Isaías 53 y, por lo tanto, debía ser traducido como ‘por todos’”.

Sin embargo, proseguía el Papa J. Ratzinger, ese consenso exegético se había desmoronado. Ya no existía.

Era cierto que en los tiempos inmediatamente posteriores al Concilio se entendía que la Biblia y los textos litúrgicos estaban tan distanciados del mundo y del pensamiento de la gente que, incluso, traducidos, continuarían siendo incomprensibles para cuantos participaban en las funciones litúrgicas. Por eso, se consideró necesario traducir interpretando con el fin de allanar las dificultades y acercar a la celebración. Se buscaba ir a lo sustancial, dejando en segundo término la preocupación por la literalidad. Éste ha seguido siendo un criterio de traducción justificado hasta la actualidad.

Sin embargo, continuó Benedicto XVI en primera persona, cuando pronuncio las oraciones litúrgicas en varios idiomas, constato “que a veces no hay casi similitudes entre las distintas traducciones, y que el texto común sobre el que se basan es, muchas veces, sólo lejanamente reconocible”. Este problema viene acompañado de “banalizaciones que constituyen verdaderas pérdidas”. Por eso, la experiencia me indica, cada día con mayor claridad, “que, como orientación para la traducción, el principio de correspondencia no literal, sino estructural, tiene sus límites”. Obviamente, esta situación no me lleva a prescribir un “verbalismo unilateral”, sino a poner en primer plano (en conformidad con la Instrucción “Liturgiam authenticam”) “el principio de la correspondencia literal”.

Lo hago porque quiero que la Palabra sagrada emerja “lo más posible por sí misma, también con su lejanía y con las preguntas que conlleva”. Y porque es preciso volver a recordar la competencia de la Iglesia en “la tarea de la interpretación para que -en los límites de nuestra respectiva comprensión- nos llegue el mensaje que el Señor nos ha destinado”.

Éste fue el personal diagnóstico del papa J. Ratzinger en el que enmarcar la decisión de la Santa Sede para que en la nueva traducción del misal la expresión “pro multis” fuera traducida como tal, sin ser interpretada. “La traducción interpretativa ‘por todos’ debía ser sustituida por la simple traducción ‘por muchos’”.

Me hago cargo –continuó el Papa- de que existen personas para quienes esta traducción cuestiona que Cristo ha muerto por todos o que se preguntan si la Iglesia no está destruyendo la herencia del Concilio y modificando su doctrina. De ahí la importancia de una catequesis que explique lo que está en juego con esta decisión y que enfatice, de manera particular, “la universalidad de la salvación que llega” en Jesús.

En el corazón de dicha catequesis se debería tener muy presente que “en la sociedad actual tenemos la sensación de no ser en absoluto ‘muchos’, sino muy pocos, una pequeña masa que sigue disminuyendo. Y, sin embargo, somos ‘muchos’: ‘Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas’ (Ap. 7, 9). Somos muchos y representamos a todos. Por lo tanto, las palabras ‘muchos y ‘todos’ van juntas y hacen referencia la una a la otra en la responsabilidad y en la promesa”.

La sombra de gnosticismo, calvinismo y jansenismo

Los debates (anteriores y posteriores) a estos pronunciamientos del Papa y de la Congregación para el Culto Divino fueron recogidos por Francesco Pieri (docente de griego bíblico y Patrología en la Facultad Teológica de Emilia-Romaña) en un articulo publicado en Il Regno – Attualità 10 (2012) 297-301 (“Per una moltitudine. Sulla traduzione delle parole eucaristiche”) y ampliado en un libro (Dehoniana Libri, 2012).

En el citado libro, Francesco Pieri recordaba -en mi opinión, acertadamente- que, tras el problema lingüístico, se encontraba otro, de enorme relevancia teológica y pastoral: en la traducción propuesta por el Papa y la Curia vaticana se corría el riesgo de propiciar una comprensión tendencialmente gnóstica, calvinista o jansenista de la voluntad salvífica de Dios ya que se podría dar a entender que había personas que quedaban excluidas al no quedar debidamente resaltadas la universalidad de la salvación.

Ésta era la razón por la que muchas Conferencias episcopales nacionales se resistían a recibir la decisión adoptada por Roma o de que hicieran oídos sordos a la misma. Concretamente, la Iglesia Italiana, a pesar de contar con un episcopado muy moderado y bastante alineado con la cúpula vaticana, tampoco había aceptado la orden. Así, por ejemplo, Bruno Forte (arzobispo de Chieti-Vasto), interviniendo en la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (noviembre de 2010), sostuvo que la alternativa “por muchos-por todos” era teológicamente fundada, pero demasiado sutil para explicar a la gente. Por eso, se manifestó partidario de “mantener la traducción actualmente en uso”, es decir, “por todos”.

Sometida a votación la propuesta vaticana, sólo 11 de los 187 obispos presentes se decantaron a favor de la fórmula “por muchos”, siendo una anécdota menor que el arzobispo de Chieti-Vasto se manifestara dos años después (“Corriere della Sera”, 26 de agosto de 2012) a favor del “por muchos” porque le parecía que si bien era cierto que el “por todos” enfatiza el destino universal de la salvación ofrecida en Cristo, el “por muchos” era más sensible a la libre elección de cada uno y, por eso, más respetuoso de la dignidad de las personas.

Las dos cuestiones de fondo

En cualquier caso, la decisión tomada por J. Ratzinger reabrió diferentes debates referidos no sólo a la entidad de la cuestión dogmática en juego, sino también al procedimiento seguido y a la cuestionable idoneidad de la decisión papal.

El método empleado. El Concilio reconoció a las “autoridades eclesiásticas territoriales” la competencia sobre la traducción y la adaptación de los textos litúrgicos, correspondiendo a la Santa Sede su consentimiento, una vez hechas las observaciones y correcciones que estimara pertinentes (SC 40).

Sin embargo, Benedicto XVI eligió el camino inverso, como, por lo demás, había hecho en otras muchas otras ocasiones y para diferentes cuestiones (y K. Wojtyla antes de él): era el que iba del centro a la periferia, minando, de esta manera, la reciprocidad entre el primado de la sede romana y la colegialidad de los sucesores de los apóstoles puestos al frente de las Iglesias, una verdad proclamada por el Vaticano II.

Como se puede apreciar, se trataba de una decisión (y de un modo de proceder) que hacían peligrar la necesaria complementariedad entre el principio “petrino” y el “paulino” y que devaluaban la herencia apostólica de la Iglesia de Roma y la estructura profunda del catolicismo.

La difícil sinodalidad

Una decisión de dudosa idoneidad. Pero, además, la apuesta del Papa J. Ratzinger por la traducción literal ignoraba o no tenía en cuenta que la expresión “por muchos” resonaba de manera diferente en nuestros oídos y en los de los destinatarios de los evangelios de Marcos y Mateo. Así, por ejemplo, había lenguas en las que “muchos” se oponía, en unos casos, a “pocos” y, en otras, a “todos”. Incluso, existían expresiones en las que podía equivaler a “no pocos” o “no todos”.

Pero había más. F. Pieri recordó, citando al biblista Albert Vanhoye, que “la palabra hebrea ‘rabbim’ sólo significa que, de hecho, hay ‘un gran número’, sin precisar si corresponde o no a la totalidad”.

La recepción (todavía pendiente) del Vaticano II

El sorprendente posicionamiento del Papa J. Ratzinger evidenció, una vez más, que el problema doméstico número uno de la Iglesia católica seguía siendo (también en su pontificado) el de la colegialidad de todos los obispos en el gobierno eclesial presididos, por supuesto, que, en un modelo de comunión, por el sucesor de Pedro. Y, con él, la improcedencia (siendo muy suave) de imponer una recepción personal y (contra)reformista al resto de la Iglesia católica o, cuando menos, a la inmensa mayoría del pueblo de Dios.

Afortunadamente, esto es lo que se ha empezado a corregir en el pontificado de Francisco, por más que algunos (montados en el carro de sus “verdades innegociables”) le nieguen el pan y la sal. Les guste o no, es mucho todavía el camino que queda por andar en la recepción del Vaticano II. También en lo referente a una primera recepción de la liturgia que, en lengua vernácula y “por todos”, hace tiempo que da señales -sobradamente evidentes- de agotamiento e insignificatividad y, por ello, de una urgente y nueva reforma, es decir, de una (contra) reforma como superación de la liderada por Pablo VI y en las antípodas, por supuesto, de la abanderada por J. Ratzinger.

PERDONAR NO ES UNA OPCIÓN, ES UNA OBLIGACIÓN

 

col Carme Soto

Hoy, el evangelio de Mateo nos ofrece un texto singular que tiene en el trasfondo la necesidad buscar modos de afrontar los desencuentros personales y los conflictos comunitarios. El texto se enmarca entre dos parábolas cuyo tema es el perdón y la misericordia (la oveja perdida en 18, 12-14 y la del siervo perdonado que no aprendió a perdonar en 18, 21-35) ofreciendo de este modo un enfoque desde el que interpretar la normativa comunitaria que el relato plantea.

La comunidad de Mateo, asentada probablemente en Antioquia de Siria, vive un momento en que necesita dar forma a su vida fraterna y fortalecer sus vínculos como grupo para poder responder a los desafíos de su entorno y no fracasar en su seguimiento de Jesús. Son muchas las situaciones nuevas que han de afrontar como seguidoras/es de Jesús especialmente relacionadas con la conducta dentro del grupo y con el modo de estar con sus vecinos o familiares no cristianos.

Mateo sabe que el mejor criterio para afrontarlas con éxito es mirar a Jesús y preguntarse, como querría él que actuasen por eso, en la medida que va narrando la vida de Jesús y su mensaje, va incorporando referencias de conducta que puedan ayudar a sus hermanos y hermanas de la comunidad. El texto de hoy responde precisamente a eso, a ofrecer un marco de actuación que les permita resolver adecuadamente los enfrentamientos y desajustes en las relaciones personales, comunitarias y sociales.

La propuesta que hace el evangelista, sin embargo, no solo pretende articular un proceso de resolución de conflictos personales o grupales, sino que muestra un camino de actuación basado en el perdón gratuito. Mirando a Jesús entiende que no solo hay que señalar la culpa y buscar el arrepentimiento, sino que hay que actuar de modo que se priorice la sanación de la herida y se posibilite la reconciliación.

El diálogo personal, la escucha, la ausencia de juicio y la acogida comunitaria son las claves que permitirán que la ofensa no dañe la comunión y el cariño. Si no es posible el encuentro con quien nos ha ofendido, Mateo propone considerar a esa persona como un pagano o publicano (Mt 18,17). En principio parecería que eso podría significar una expulsión o un rechazo, pero no es así. Mirando a Jesús nos encontramos que para él los publicanos, los/as pecadores/as los paganos/as…son destinatarios preferentes, son los que más necesitan de su cercanía, de su comprensión y amistad. Ellos son la oveja que su Abba no quiere que se pierda (Mt 18, 12-14) y recuperarla sigue siendo un compromiso de la comunidad a pesar de todo.

La comunidad está llamada a acoger sin esperar nada a cambio, a perdonar sin condiciones, a fortalecer sus vínculos. Lo importante no es tener capacidad de atar o desatar, de tomar decisiones que cierren o abran caminos de encuentro y de futuro (Mt 18, 18), lo que cuenta es que eso se haga con los criterios de Jesús porque él es quien la ha reunido y la fortalece (Mt 18,19).

Previamente, Mateo había recordado otras palabas de Jesús en las que él definía quienes tenía que estar en el centro de las preocupaciones de la comunidad: todos/as aquellos/as que se podían identificar con los/as niños/as porque eran pequeños/as e indefensos/os (Mt 18, 1-7). Muchas veces esa pequeñez no significaba sencillez o inocencia, sino que venía unida a carencias, a situaciones dolorosas que les hacían errar el camino. Acoger al hermano o a la hermana con su vulnerabilidad era acoger a Jesús y seguirle por el camino. Restaurar la vida de quienes están heridos/as, sostenerlos en la comunidad dándoles tiempo a cambiar, abrirles espacios de escucha, acompañarlos es tarea de la comunidad. Tarea difícil pero ineludible, pues abandonar, juzgar, estigmatizar no entran en las reglas de juego de una comunidad que quiere seguir a Jesús (Mt 18,10-11).

Quien se reúne en nombre de Jesús de Nazaret siempre tiene abierta la puerta para escuchar, entender, perdonar, acoger…siempre sabe esperar con paciencia la vuelta de quien se ha alejado, siempre busca la manera de expresar el cariño en un abrazo, la incondicionalidad en un gesto, el perdón en una mirada limpia y entrañable.

Una utopía quizá… pero así es el mensaje del Reino, porque así es el corazón de Dios. Nunca hay excusas para la compasión y el perdón, nunca hay espacio para la desconfianza ni para el intercambio mercantilista (Mt 18, 27-35). Perdonar no es una opción, es el mandamiento. Si de verdad sentimos el amor y el perdón incondicional de Dios no podemos hacer otra cosa que perdonarnos de corazón unos/as a otros/as (Mt 18, 35).

SIN COMUNIDAD NO PUEDE HABER PERSONA HUMANA

Fe Adulta 

col fraymarcos

Mt 18,15-20

Del capítulo 16 hemos pasado al 18. Mt comienza una serie de discursos sobre la comunidad. Es la primera vez que se emplea el término “hermano” para designar a los miembros de la comunidad. Hay que notar que este texto está a continuación de la parábola de la oveja perdida, que termina con la frase: “Así vuestro Padre no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños”. El tema de hoy no es el perdón. Los textos lo dan por supuesto y van mucho más allá al tratar de ganar al hermano que ha fallado.

Lo que nos relata el evangelio de hoy es seguramente reflejo de una costumbre de la comunidad de Mt. Se trata de prácticas que ya se llevaban a cabo en la sinagoga. En este evangelio es muy relevante la preocupación por la vida interna de la comunidad (Iglesia). El evangelio nos advierte que no se parte de una comunidad de perfectos, sino de una comunidad de hermanos, que reconocen sus limitaciones y necesitan el apoyo de los demás para superar sus fallos. Los conflictos pueden surgir en cualquier momento, pero lo importante es estar preparados para superarlos sin violencia. Sería muy interesante que esto lo tuviéramos en cuenta en las relaciones de familia.

En la primera frase tenemos un problema en el mismo texto, porque han llegado a nosotros distintas versiones: ‘si tu hermano peca’, ‘si tu hermano peca contra ti’, ‘si tu hermano te ofende’. Lo que está claro es que ninguna de estas versiones se puede remontar a Jesús. Los evangelios ponen en boca de Jesús lo que era práctica de la comunidad para darle valor definitivo. Al pecar contra ti, debía corresponder el perdón. El próximo domingo, Jesús dirá a Pedro que tiene que perdonar ‘setenta veces siete’.

Si tu hermano peca”, no debemos entenderlo con el concepto que tenemos hoy de pecado. La práctica penitencial de los primeros siglos se fue desarrollando en torno a los pecados contra la comunidad. No se tenía en cuenta, ni se juzgaba, la actitud personal con relación a Dios sino el daño que se hacía a la comunidad. La respuesta de la comunidad no juzgaría la situación personal del que ha fallado sino el daño que había hecho a la comunidad, que tiene que velar por el bien de todos sus miembros.

La corrección fraterna no es tarea fácil, porque el ser humano tiende a manifestar su superioridad. En este caso puede suceder por partida doble. El que corrige puede humillar al corregido queriendo hacer ver su superioridad moral. Aquí tenemos que recordar las palabras de Jesús: ¿Cómo pretendes sacar la mota del ojo del tu hermano, teniendo una viga en el tuyo? El corregido puede rechazar la corrección por falta de humildad. Por ambas partes se necesita un grado de madurez humana no fácil de alcanzar. Hoy tenemos la dificultad añadida de que no existe una verdadera comunidad.

Hoy tendría mucha más aplicación a la familia. Tendemos a esperar que los otros sean perfectos y en cuanto algún miembro de la familia falla ponemos el grito en el cielo. La verdad es que ninguna comunidad es posible sin aceptar y comprender que todos somos imperfectos y que antes o después saldrán a relucir esas carencias. Es muy difícil advertir al otro de sus fallos sin acusarle, pero es más difícil todavía aceptar que me corrijan.

Partiendo de que todo pecado es un error, lo que falla en realidad es la capacidad de los cristianos para convencer al otro de su equivocación, y de que siguiendo por ese camino se está apartando de la meta que él mismo pretende conseguir. Una buena corrección tiene que dejar muy claro que buscamos el bien del corregido y no nuestra vanagloria. Debemos ser capaces de demostrarle que no solo se aleja él de la plenitud humana sino que impide o dificulta a los demás caminar hacia esa meta. Radicalmente apartado de los demás, ningún hombre conseguiría el más mínimo grado de humanidad.

Atar y desatar”. Es una imagen del AT muy utilizada por los rabinos de la época. Se refiere a la capacidad de aceptar a uno en la comunidad o excluirlo. Así lo entendieron también las primeras comunidades, cuyos miembros eran todos judíos. El concepto de pecado como ofensa a Dios que necesita también el perdón de Dios, tal como lo entendemos hoy, no fue objeto de reflexión en la primera comunidad. No se trata de un poder conferido por Dios para perdonar los pecados entendidos como ofensas contra Él.

Todo lo que atéis en la tierra...” Hace dos domingos, el mismo Mt ponía en boca de Jesús exactamente las mismas palabras referidas a Pedro. El poder de decidir ¿lo tiene Pedro o lo tiene la comunidad? Solo hay una solución: Pedro actúa como cabeza de la comunidad. En el evangelio de Mateo no se encuentra una autoridad que toma decisiones. En el contexto podemos concluir que son las personas individuales las que tienen que acatar el parecer de la comunidad y no al revés, como se nos ha querido hacer ver.

“Donde dos estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Dios está identificado con cada una de sus criaturas, pero solo se manifiesta (está en medio) cuando hay por lo menos dos (comunidad). La relación de amor es el único marco idóneo para que Dios se haga presente. Se trata de estar identificados con la actitud de Jesús, es decir, buscando únicamente el bien del hombre, de todos los seres humanos, también de los que no pertenecen al grupo. Esto lo hemos olvidado con frecuencia.

Es imposible cumplir hoy ese encargo de la corrección fraterna porque está pensado para una comunidad, donde se han desarrollado lazos de fraternidad y todos se conocen y se preocupan los unos de los otros. Lo que hoy falta es precisamente esa comunidad. No obstante, lo importante no es la norma concreta, que responde a una práctica de la comunidad de Mt, sino el espíritu que la ha inspirado y debe inspirarnos a nosotros la manera de superar los enfrentamientos a la hora de hacer comunidad.

La comunidad es la última instancia de nuestras relaciones con Dios. Es absurdo pretender una directa relación con Dios para solucionar mis fallos. El texto evangélico insiste en que hay que agotar todos los cauces para hacer salir al otro de su error, pero una vez agotados todos los cauces, la solución no es la eliminación del otro, sino la de apartarlo, con el fin de que no siga haciendo daño a la comunidad. La solución final manifiesta la incapacidad de la comunidad para convencer al otro de su error. Si la comunidad tiene que apartarlo es que no tiene capacidad de integrarlo.

El sentido de la comunidad es la ayuda mutua en la consecución de la plenitud del hombre. La Iglesia debe ser sacramento (signo) de salvación para todos. Hoy día no tenemos conciencia de esa responsabilidad. Pasamos olímpicamente de los demás. Seguimos enfrascados en nuestro egoísmo incluso dentro del ámbito de lo religioso. El fallo más letal de nuestro tiempo es la indiferencia. Martín Descalzo la llamó “la perfección del egoísmo”. Otra definición que me ha gustado es esta: “es un homicidio virtual”. Seguramente es hoy el pecado más extendido en nuestras comunidades.

 

Meditación

La máxima manifestación de desamor es la indiferencia.
Camuflarla bajo el manto de respeto, o tolerancia, es cobardía.
Si no me comprometo con el bien espiritual del otro,
es que su presente y su futuro me importan un comino.
Debo ir al encuentro del otro para ayudarle, sin juzgarle.
Si no busco el bien del otro, mi plenitud quedará truncada.

¡QUÉ FÁCIL ES CRITICAR, QUÉ DIFÍCIL CORREGIR!


col sicre

 Fe Adulta 

Domingo 23. Ciclo A.

La formación de los discípulos

A partir del primer anuncio de la pasión-resurrección y de la confesión de Pedro, Jesús se centra en la formación de sus discípulos. No sólo mediante un discurso, como en el c.18, sino a través de las diversos acontecimientos que se van presentando. Los temas podemos agruparlos en tres apartados:

 

  1. Los peligros del discípulo:

                * ambición (18,1-5)

                * escándalo (18,6-9)

                * despreocupación por los pequeños (18,10-14)

 

  1. Las obligaciones del discípulo:

                * corrección fraterna (18,15-20)

                * perdón (18,21-35)

 

  1. El desconcierto del discípulo:

                * ante el matrimonio (19,3-12)

                * ante los niños (19,13-15)

                * ante la riqueza (19,16-29)

                * ante la recompensa (19,30-20,16)

De estos temas, la liturgia dominical ha seleccionado el 2, corrección fraterna y perdón, que leeremos en los dos próximos domingos (23 y 24 del Tiempo Ordinario) y el último punto del 3, desconcierto ante la recompensa (domingo 25).

La obligación de corregir (Ezequiel 33,7-9)

Al tratar de la corrección fraterna, es muy buen punto de partida la primera lectura, tomada del profeta Ezequiel. Cuando alguien se porta de forma indebida, lo normal es criticarlo, procurando que la persona no se entere de nuestra crítica. Sin embargo, Dios advierte al profeta que no puede cometer ese error. Su misión no es criticar por la espalda, sino dirigirse al malvado y animarlo a cambiar de conducta. Si el profeta calla por comodidad o miedo, se le pedirá cuenta de su silencio.

El modo de corregir (Mateo 18,15-20)

En la misma línea debemos entender el evangelio de hoy, que se dirige a los apóstoles y a los responsables posteriores de las comunidades. No pueden permanecer indiferentes, deben procurar el cambio de la persona. Pero es posible que ésta se muestre reacia y no acepte la corrección. Por eso se sugieren cuatro pasos: 1) tratar el tema entre los dos; 2) si no se atiene a razones, se llama a otro o a otros testigos; 3) si sigue sin hacer caso, se acude a toda la comunidad; 4) si ni siquie­ra entonces se atiene a razones, hay que considerarlo «como un gentil o un publicano».

Esta práctica recuerda en parte la costumbre de la comunidad de Qumrán. La Regla de la Congregación, sin expresarse de forma tan sistemática como Mateo, da por supuestos cuatro pasos: 1) corrección fraterna; 2) invocación de dos testi­gos; 3) recurso a «los grandes», los miembros más antiguos e importantes; 4) finalmente, si la persona no quiere corregirse, se le excluye de la comunidad.

La novedad del evangelio radica en que no se acude en tercera instancia a los «grandes», sino a toda la comunidad, subrayando el carácter democrático de la vivencia cristiana. Hay otra diferencia notable entre Qumrán y Jesús: en Qumrán se estipulan una serie de sanciones cuando se ofende a alguno, cosa que falta en el Nuevo Testamento. Copio algunas de ellas en el Apéndice.

Hay un punto de difícil interpretación: ¿qué signifi­ca la frase final, «considéralo como un gentil o un publicano»? Generalmente la interpretamos como un rechazo total de esa persona. Pero no es tan claro, si tenemos en cuenta que Jesús era el «amigo de publicanos» y que siempre mostró una actitud positiva ante los paganos. Por consiguiente, quizá la última frase debamos entenderla en sentido positivo: incluso cuando parece que esa persona es insalvable, sigue considerándola como alguien que en algún momento puede aceptar a Jesús y volver a él. Esta debe ser la actitud personal («considéralo»), aunque la comunidad haya debido tomar una actitud disciplinaria más dura.

¿Qué valor tiene la decisión tomada en estos casos? Un valor absoluto. Por eso, se añaden unas palabras muy parecidas a las dichas a Pedro poco antes, pero dirigidas ahora a todos los discípulos y a toda la comunidad: «Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.» La decisión adoptada por ellos será refrendada por Dios en el cielo.

Relacionado con este tema están las frases finales. Generalmente se los aplica a la oración y a la presencia de Cristo en general. Pero, dado lo anterior y lo que sigue, parece importante relacionar esta oración y esta presencia de Cristo con los temas de la corrección y del perdón.

El conjunto podríamos explicarlo del modo siguiente. La correc­ción fraterna y la decisión comunitaria sobre un individuo son algo muy delicado. Hace falta luz, hallar las palabras adecuadas, el momento justo, paciencia. Todo esto es imposible sin oración. Jesús da por supuesto -quizá supone mucho- que esta oración va a darse. Y anima a los discípulos asegurándoles la ayuda del Padre, ya que El estará presente. Esta interpretación no excluye la otra, más amplia, de la oración y la presencia de Cristo en general. Lo importante es no olvidar la oración y la presencia de Jesús en el difícil momento de la reconciliación.

El mejor modo de corregir: el amor (Romanos 13,8-10)

Los textos de Ezequiel y del evangelio suponen situaciones conflictivas en la comunidad; hablan de malvados y de personas que pecan. La carta a los Romanos también conoce el peligro del adulterio, el asesinato, el robo, la envidia… Pero no se centra en denunciar esos pecados, sino en fomentar la caridad. «Uno que ama a su prójimo no le hace daño». El que ama cumple toda la ley, y su amor puede ser el mejor modo de corregir.

Apéndice: la práctica de la comunidad de Qumrán

Nota: En el siglo II a.C., un grupo de judíos, descontentos del comportamiento del clero y de las autoridades de Jerusalén, se retiró al desierto de Judá y fundó junto al Mar Muerto una comunidad. Se ha discutido mucho sobre su influjo en Juan Bautista, en Jesús y en los primeros cristianos. El interesado puede leer J. L. Sicre, El cuadrante. Vol. II: La apuesta, cap. 15.

Los cuatro pasos en la Regla de la congregación

1) «Que se corrijan uno a otro con verdad, con tranquilidad y con amor lleno de buena voluntad y benevolencia para cada uno» (V, 23-24).

2 y 3) «Igualmente, que nadie acuse a otro en presencia de los "grandes" sin haberle avisado antes delante de dos testigos» (VI, 1).

4) «El que calumnia a los "grandes", que sea despedido y no vuelva más. Igualmente, que sea despedido y no vuelva nunca el que murmura contra la autoridad de la asamblea. (...) Todo el que después de haber permanecido diez años en el consejo de la comunidad se vuelva atrás, traicionando a la comunidad... que no vuelva al consejo de la comunidad. Los miembros de la comunidad que estén en contacto con él en materia de purificación y de bienes sin haber informado de esto a la comunidad serán tratados de igual manera. No se deje de expulsarlos» (VII,16-25).

Algunos castigos

«Si alguien habla a su prójimo con arrogancia o se dirige a él groseramente, hiriendo la dignidad del hermano, o se opone a las órdenes dadas por un colega superior a él, será castigado durante un año...»

«Si alguno habló con cólera a uno de los sacerdotes inscri­tos en el libro, que sea castigado durante un año. Durante ese tiempo no participará del baño de purificación con el resto de los gran­des.»

«El que calumnia injustamente a su prójimo, que sea castiga­do durante un año y apartado de la comunidad.»

«Si únicamente habló de su prójimo con amargura o lo engañó conscientemente, su castigo durará seis meses.

«El que se despereza, cabecea o duerme en la reunión de los "grandes" será castigado treinta días».