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martes, 14 de marzo de 2017

Cuatro años después; el don de un Papa “falible” 1/4

Redacción de Atrio

vatican insiderReflexiones (en cuatro capítulos) para huir a las trampas de los «balances provisionales» sobre el Pontificado actual

GIANNI VALENTE. CIUDAD DEL VATICANO. VaticanInsider
«Cuatro años de Bergoglio bastarían para cambiar las cosas…». Hace cuatro años, a principios de marzo, un anónimo cardenal revelaba a un periodista amigo suyo sus esperanzas ante el Cónclave inminente. Cuando Papa Francisco se asomó por primera vez para saludar a la multitud reunida en la Plaza San Pedro, fueron suficientes menos de diez minutos que quedara claro que ya habían cambiado muchas cosas. Las primeras palabras que pronunció como Obispo de Roma, el recuerdo del «obispo emérito» Benedicto, las oraciones rezadas todos juntos (el «Pater», el «Ave» y el «Gloria», las más sencillas y las que usan los pobres») y también la petición al pueblo de que invocara la bendición de Dios sobre el nuevo camino que habría que hacer juntos. Esos pocos indicios fueron suficientes para que muchos se tranquilizaran. Para que reconocieran que el Señor seguía queriendo a su Iglesia, «Ecclesiam suam».
 

  • Las leyendas sobre el «Cónclave» manipulado
La elección de Papa Bergoglio, en más de un aspecto, pertenece a la categoría de los milagros. Ostentan un despiadado desprecio a la inteligencia y a la memoria ajena los «malos maestros» que tratan sin vergüenza de envenenar los pozos con el engaño del «Cónclave manipulado».
Antes de la renuncia de Benedicto XVI y de la llegada a Roma de los cardenales para las Congregaciones generales antes del Cónclave, Bergoglio era para casi todos sus colegas solamente un anciano arzobispo a punto de dejar el gobierno de la diócesis de Buenos Aires. Desde hacía tiempo se estaba preparando para retirarse a la residencia diocesana para sacerdotes ancianos, liberando armarios y distribuyendo entre sus amigos y conocidos sus cosas. Desde hacía años, los periódicos de la ultra-derecha católica argentina hacían macabras alusiones a su voz «cada vez más débil», que habría callado poco tiempo después y para siempre. Los intentos de tejer soluciones «preconfeccionadas» para el Cónclave, acelerado por la renuncia de Papa Ratzinger, cuando existían, miraban hacia otras direcciones. Había algunos que actuaban creyendo que podían dar la impresión de que el Conclave se deslizaría en un plano inclinado hacia una dirección «natural» y «obligada». Pocos días antes del «extra omnes», un estratega «ruiniano» informaba todas las tardes a los vaticanistas sobre cuántos votos «seguros» ya había reunido el candidato que consideraba vencedor.

  • Esa noche de marzo de 2013
El 13 de marzo por la noche, la desorientación de los aparatos fue disimulada con frases hechas y se ocultó rápidamente en las sombras, para tratar de tomarle la medida al «marciano» a partir de entonces. Las fábricas de los conformismos anti-bergoglianos y bergoglianos todavía no habían comenzado a funcionar. Y así, antes de que se cristalizaran las máscaras y las definiciones, el Papa electo dijo, al dar los primeros pasos de su Pontificado, lo más importante: confesó a la Iglesia y al mundo que los milagros no los hacía él, que él era un pobrecillo, un «pecador a quien Cristo ha visto». Era, al máximo, como el dedo que señala la luna. Uno con sus límites, que no fue a vivir al Palacio Apostólico «por motivos psiquiátricos». Uno que no quería ser Papa, porque «una persona que quiere hacer el Papa no se quiere bien a sí misma, y Dios no la bendice». Extendió en los pliegues de su magisterio, en las imágenes repetitivas de sus intervenciones, lo que ya había sugerido en el breve discurso ante los cardenales, durante las Congregaciones generales antes del Cónclave: que la Iglesia misma, empezando por el Papa, no brilla con luz propia. Que la Iglesia se vuelve un cuerpo opaco y oscuro, con todos sus aparatos y sus prestaciones, sus antigüedades gloriosas y sus astutas modernidades, si Cristo no la ilumina con su luz. Y que solo Cristo, perdonándola, puede liberarla y hacer que la Iglesia salga de su inercia auto-referencial, del repliegue sobre sí misma. Porque «si Dios no perdonara todo, el mundo no existiría» (Ángelus del 17 de marzo de 2013).

  • Las cosas de siempre
En los primeros meses de Pontificado, las palabras y los gestos más propios e íntimos de la dinámica de la fe y de la vida cristiana, reducidos a sus características más esenciales (gracia, misericordia, pecado, perdón, caridad, salvación, predilección por los pobres) llenaban generosos los días y las intervenciones públicas de Papa Bergoglio. Eran las cosas y las palabras de siempre, sin embargo, para muchos, sonaban insólitas. Disipaban los velos de las objeciones, encendían las preguntas de muchos. Y Francisco, para que llegara a muchos, se encomendó desde el principio al instrumento más ordinario y común, utilizado desde siempre en la vida de la Iglesia: las homilías matutinas, en Santa Marta. Cortar el pan del Evangelio cada día y nutrirse de él, en compañía de los hermanos. Eran esas que ya entonces ciertos «expertos» de política eclesiástica llamaban «los sermoncitos». Para no crear obstáculos, para facilitar, para hacer lo más fácil posible el encuentro de cada uno y de cada una con Cristo.

  • El «Sensus fidei» del pueblo de Dios
Después de mucho tiempo volvió a aparecer en el horizonte eclesial el pueblo de Dios. Frágil y distraído, pobre y mal cuidado, reconoció inmediatamente la voz y el olor del pastor. Reconoció los acentos sorprendentes y al mismo tiempo familiares, la concreción de una promesa de humanidad y de felicidad que acoge pero al mismo tiempo sorprende, que supera cualquier expectativa. No los militantes de las siglas, los activistas de la movilización eclesial permanente, los fervientes de tiempo completo de las «minorías creativas» y de ls círculos culturales, sino los «diletantes», los bautizados «genéricos», los que no tienen preparado el discurso. Esos en quienes se percibe una necesidad casi física de seguir siendo simples. Porque ser y decirse cristiano es ya un milagro, y no es necesario inventarse nada más. Ellos advertían una consonancia instintiva con la Iglesia «elemental» propuesta por Bergoglio directamente. La Iglesia de siempre, la de Papa Benedicto y de todos los Sucesores de Pedro. No una Iglesia «nueva», sino un nuevo inicio, siguiendo el camino de la fe de los apóstoles. En una historia siempre marcada por nuevos inicios, encomendada a las frágiles manos de hombres y mujeres que anuncian el perdón y la misericordia de Dios, solo porque lo han experimentado en carne propia.

  • La curiosidad de los «otros»
Pero las palabras y los gestos del nuevo Obispo de Roma también encendieron la simpatía entre las multitudes que no conocen o que ya no reconocen el nombre de Cristo, en todos ellos que consideran el cristianismo como un pasado que no tiene que ver con ellos y en todos los que le dieron la espalda a la Iglesia. Cayó la máscara del falso dogma de los círculos eclesiásticos que durante los últimos años se complacían mostrándose odiosos e insoportables al mundo entero, confundiendo ese desprecio con una medalla, un certificado de su identidad exhibida sin descuentos ni «buenismos», «opportune et importune». Papa Francisco le recordó a todos que el cristianismo no funciona así. Que vence al mundo por «delectatio», como decía San Agustín; «por atracción», como repite siempre él mismo citando a Papa Ratzinger. Que las multitudes no estaban maravilladas y no eran atraídas por las invenciones ni por las estrategias de los sacerdotes, sino por Cristo, que desde el principio pasaba por el mundo haciendo el bien para todos, para los pecadores, para las mujeres, para los malhechores y para los que no pertenecían al pueblo elegido.

  • El interés de los poderes del mundo
Los gestos y las palabras del Papa pescado casi «al fin del mundo», y el aliento que parecían inspirar en la Iglesia, fueron advertidos también por los que tienen el poder. El primer Papa americano se alejaba de las líneas del pensamiento eclesiástico que a partir de los años ochenta, en el derrumbe de las ideologías secularizantes, propusieron la pertenencia religiosa como factor de identificación político-cultural y apostaron por reafirmar (política o geopolíticamente) la centralidad hegemónica de los aparatos religiosos en la vida colectiva. Al mismo tiempo, la «conversión pastoral» que Bergoglio ha sugerido a toda la Iglesia no era una manera para retirarse a un mundo paralelo, el mundo «de la Iglesia» separado del mundo de los hombres. Tenía, en sus rasgos más netos, la preocupación por toda la familia humana, por el destino de los pueblos y de las naciones. Papa Francisco no llegó a la Cátedra de Pedro con la intención de aplicar un plan geopolítico. Su Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, ha afirmado que los objetivos de la diplomacia pontificia consisten en «construir puentes, promover el dialogo y la negociación como medio para solucionar conflictos, difundir la fraternidad, luchar contra la pobreza, edificar la paz. No existen otros “intereses” ni “estrategias” del Papa ni de sus representantes cuando actúan en el escenario internacional». Una actitud al servicio del bien común «global», sin intereses propios o «ejes preferenciales» que hay que cuidar. Y esto explica, por lo menos en parte, la atención y el crédito que se ha ganado el Pontificado de Bergoglio entre los sujetos geopolíticos más dispares. Hasta ahora, mientras se revelan claramente las incógnitas en las relaciones con Donald Trump, la atención de los líderes globales y nacionales por los gestos y las palabras del Obispo de Roma ha sido constante y transversal. Desde Vladimir Putin hasta Barack Obama, pasando por Angela Merkel, la reina Isabel, Benjamin Netanyahu, el rey de Bahrein, Hamad bin Isa Al Khalifa. Todos han querido pasar por el Palacio Apostólico o por Santa Marta para escuchar al Papa y para que él los escuche.

  • El partido de los devotos
Además del pueblo fiel, además de las multitudes globales, distraídas y afanadas, además de las élites de los que tomas las decisiones y de quienes tienen el poder, se dejó sentir también una parte de las élites eclesial-mediáticas que en los últimos lustros, mientras iba avanzando por todo el Occidente la deforestación de la memoria cristiana, lucraron posiciones de poder (incluso eclesiales) con base en la afiliación a la línea ideológica muscular-identitaria y «teo-con», la «vencedora», la que volvió a descubrir el «orgullo católico». Los sectores que habían creado una clave de lectura «orgánica» para aplicarla a los últimos dos Pontificados, de carácter sustancialmente político-ideológica, construida completamente en las dicotomías conservador-progresista, liberal-ortodoxo. Con el tiempo, lograron afinar instrumentos y redes globales capaces de imponer las propias consignas como unidad de medida de la ortodoxia católica, criterios de conformidad con respecto a la Tradición de la Iglesia. En estos sectores comenzó a aumentar inmediatamente el nerviosismo. Y también las operaciones mediático-clericales creadas y difundidas por los canales y los agentes «de confianza», según los típicos clichés de las luchas de poder que habían marcado los anteriores periodos eclesiales: «Quejarse y despotricar es su fuerte. Ellos refunfuñan, mascullan, regañan. Están de pésimo humor y, lo que es peor, nutren rencor» (Charles Péguy).

La fe de los simples y las operaciones anti-Francisco 2/4

Redacción de Atrio

vatican insider Cuatro años después. Segunda parte del análisis de Gianni Valente. Cuando la fe cristiana es suplantada por la ideología religiosa

GIANNI VALENTE. CIUDAD DEL VATICANO. VaticanInsider
La hostilidad eclesiástica militante contra Papa Francisco, en sus diferentes gradaciones, no tiene precedentes en la historia del los últimos siglos.
El ruido invadente y los ataques, el ritmo obsesivo-compulsivo de los ataques en equipo, con conexiones y frecuencias coordinadas a nivel internacional, de verdadera «guerra de liberación», en contra del actual Sucesor de Pedro por parte de individuos y redes coordinadas mediático-clericales tiene motivaciones prosaicas. Cuando Papa Francisco hizo saltar por los aires los automatismos relacionados con ciertas sedes episcopales tradicionalmente «cardenalicias», quedaron desorientadas las laboriosas estrategias con las que los grupos eclesiásticos «vencedores» ya habían comenzado a situar futuros grandes electores para los Cónclaves de los lustros y décadas del futuro. También los primeros nombramientos episcopales importantes dieron a entender que ya no tenían lugar los juegos y las afiliaciones con los que desde hace tiempo era seleccionada la mayor parte de los obispos. Pero esto no explica todo.

En cierto sentido, los ataques coordinados y sin tregua de las redes en contra de Papa Francisco siguen siendo un misterio, pertenecen al misterio mismo de la Iglesia. En ciertas operaciones que han llevado a cabo los aparatos clericales-mediáticos (interconectados y bien equipados) en contra de Bergoglio se advierte un odio religioso en contra del actual obispo de Roma que no tiene que ver con el nivel «fisiológico» de las objeciones, de las críticas o de los malestares que normalmente se pueden comunicar a un Papa. Parece, por analogía, revelarse la «revelación de los corazones» narrada en los Evangelios, esa de los hombres religiosos que secuestraban incluso la Ley de Dios para alejar la autoridad de Jesús del pueblo, y le tendían trampas para que se contradijera.

  • Rigorismo doctrinal secularizado
Este inédito desprecio hacia el Papa por parte de los nuevos y auto-elegidos santos oficios virtuales, que están cazando sus presuntos «resbalones» doctrinales, es el signo de que justamente en esos mismos sectores, doctrinalmente tan aguerridos, la familiaridad «instintiva» con la experiencia cristiana y con la misma doctrina católica ha sido sustituida tácticamente con una ideología religiosa, adornada con palabras y fórmulas cristianas, que ha atrofiado el más esencial y germinal «censos fidei». Una secularización íntima, escondida bajo las demostraciones de fuerza del rigorismo doctrinal, que es más devastador que todas las que favorecen los condicionamientos culturales de matriz mundana (incluidos el relativismo y el nihilismo), justamente porque se da a la sombra de la ideología «cristiana» (Rémi Brague). La campaña orquestada y sin tregua de las brigadas anti-Bergoglio, cuyas raíces son misteriosas, se mueve estratégicamente por líneas patentadas. Los puntos sobre los que concentra sus ataques se pueden identificar con facilidad. En primer lugar tratan de exasperar la polarización pro/contra Papa Francisco, de concentrar la atención y de fomentar la batalla alrededor de su persona. Quieren que pase la idea de que en la actual estación eclesial todo se reduce, en última instancia, a una cuestión de «gustos», opiniones e inclinaciones personales sobre la personalidad de Bergoglio, y que, la partida global en acto, consiste en alinearse u oponerse a las «ideas» del Papa argentino, a sus orientaciones individuales íntimas e incluso a sus defectos y necedades.

  • La insistencia sobre los orígenes del jesuita argentino
Esta «reductio» también recurre permanentemente a referencias sobre el origen latinoamericano y jesuítico de Papa Bergoglio. Se insiste en estos dos rasgos para utilizarlos como la matriz de cada uno de los gestos y decisiones del actual obispo de Roma. La «jesuitización» y la «latinoamericanización» de Bergoglio sirven para encasillarlo en estereotipos y esquemas preconfeccionados, para reducir todas sus decisiones (incluidas las sugerencias de reforma y cambio) al mecánico y banal recurso a sus dos arquetipos: uno ignaciano y otro argentino. También ciertos entusiastas «bergoglistas» (como se verá) patrocinan como coordenadas de interpretación exclusivas del Pontificado de Bergoglio esas dos innegables características personales. Y así, acaban, indirectamente, contribuyendo a las operaciones de los que apuestan por ocultar la elementalidad evangélica y sacramental que ha propuesto Bergoglio como vía para la renovación y para rejuvenecer constantemente a la Iglesia. El exceso de atención que solo se concentra en el Papa, aislado de la Iglesia, a largo plazo acaba generando distorsiones y favoreciendo operaciones de manipulación. Quienes atacan con profesionalidad al Papa reinante en el vaticano se aprovechan del énfasis sobre su excepcionalidad innovadora, se enorgullecen de desenmascararla reduciéndola a sus orígenes jesuítico-argentinos, para después acusarlo de romper la continuidad y de una potencial «desviación» con respecto a sus últimos dos predecesores.

  • Un circuito que se auto-alimenta
Ninguna de las acusaciones para-doctrinales contra Papa Francisco tienen relaciones genealógicas, ni de lejos, con la Tradición ni con la gran disciplina de la Iglesia. Mucho menos con el magisterio auténtico de los últimos Papas. El Obispo de Roma entra en la mira de los nuevos pequeños y grandes inquisidores simplemente porque no se ha alineado a la línea del partido eclesiástico que ha dominado en las últimas décadas. Ese que durante los Pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI produjo un aparato ideológico doctrinal de carácter neoconservador, se proclamó depositario de la hermenéutica «vencedora» de los últimos dos Pontificados y, en la barbarización global e la confrontación eclesial en línea, se esfuerza por convertir el propio arsenal de política eclesiástica en la nueva medida de la ortodoxia y sus prácticas eclesiales. Las estrategias organizadas en contra de Papa Francisco interpretan sus palabras y gestos según las categorías polarizantes de factura anglosajona (liberal – conservador; progresista -tradicionalista) y por ello es el único esquema con el que los anti-Papistas se mueven como peces en el agua, en ese único circuito cerrado y auto-alimentado en el que logran hacer que funcionen sus juegos de roles clericales.

  • Escuchar lo que el Papa dice de verdad
Bastaría simplemente la recepción de lo que Papa Francisco dice y hace de vedad, y tal vez seguir el instinto de la fe de los simples que han reconocido su corazón de pastor, para no angustiarse demasiado por todas las enardecidas operaciones anti-Bergoglio, y dejarlas que vuelvan al nido de las auto-ocupaciones clericales. Sin embargo, encuentran filas de entusiastas aedas del nuevo «curso» bergoglista que les ofrecen argumentos y una paradójica fuerza.

Reapertura del juicio a los nacionalistas saharauis

Peter Kenworthy
Pambazuka News


[Fundación Sur]


Urge la presión internacional para garantizar un juicio justo para los "saharauis condenados injustamente" La presencia y la presión internacionales son necesarias para garantizar justicia en el reabierto juicio contra el Grupo Gdeim Izik del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos , que Amnistía Internacional considera "injustamente condenado". La reapertura del juicio estaba fijada para el 13 de Marzo. El Grupo niega enérgicamente los cargos. Afirman que tienen motivaciones políticas e (...)

POR UNA ÉTICA DE LA SUBVERSIÓN. ¿QUÉ QUEDA DE LA OPCIÓN POR LOS POBRES?

col maurino

La opción por los pobres fue uno de los pilares de las primeras comunidades de base. Luego, con el paso del tiempo ha ido decayendo. Y ahora, parece ya un disco rayado que no se le hace caso, incluso que molesta que nos lo recuerden. Pero, creemos que es necesario insistir en ello porque es la quinta esencia del evangelio de Jesús y de la ética. Se trata sobre todo de una opción por la justicia indeclinable de cada ciudadano o ciudadana. No podemos mirar para otro lado, es preciso abordar el tema no solo de la pobreza, sino de los pobres. Esta puede ser una ocasión para reavivar la olvidada opción.
1- Qué entendemos por Subversión:
Subvertir significa mover el ánimo de la gente para inducirle a adoptar una actitud rebelde u hostil en orden a cambiar el orden público y moral, dice el Diccionario de Lengua.
Se trata de tener una versión distinta, una interpretación del mundo desde la cultura de la pobreza, ver la Vida desde los de abajo, desde el mundo de las personas empobrecidas, no desde el “orden establecido” por esta sociedad capitalista, no desde las instituciones, no desde cómo presenta la sociedad esta TV y la prensa. Subvertir es ver, analizar, el mundo desde los “sub”, desde el suburbio, desde los subalternos, desde los que están por debajo. Es decir, desde los pobres, de los que no tienen, no saben o no pueden. La subversión que propugnamos no es nada violenta.
Subvertir el orden establecido significa no ser inmovilistas, no dejar que las cosas sigan como están, no ser cómplices con este sistema, es decir, tratar de ver el mundo con otra escala de valores. Valorar positivamente, a los de abajo, los que nada tienen, los desahuciados, los inmigrantes, los refugiados, todas las personas empobrecidas que el mundo y el sistema desprecian y explotan. Ver a todos estos colectivos desde la ética, desde los derechos humanos. Y en primer lugar, valoramos la Vida de las personas y los pueblos, en contra de todo lo que es muerte lenta, destrozo y guerras. Valoramos los derechos y las libertades que les niega el sistema. Valoramos el amor, la fraternidad, la solidaridad, por encima de todo. Esa es la subversión: mirar el mundo desde una óptica completamente distinta Es caminar a contra-corriente. Lo normal, lo corriente, no es pensar así. Lo corriente es la mirada del conformismo. Nuestra mirada es la mirada de la rebeldía, de la subversión, la que mira al pobre desde la vida y desde la dignidad. Desde su barrera, no desde arriba. Es sentir la nostalgia por los excluidos de esta sociedad, es decir, por todas las personas empobrecidas del mundo. Los pobres son los que no tienen, no saben y no pueden.
A.- Los que no tienen… techo, comida, dinero, agua, tierras, trabajo, escuelas, hospitales, “papeles”,… No tienen casi nada.
B.- Los que no saben… cuáles son sus derechos. Los que no están informados de lo que pasa en el mundo, en su país, en su familia. Los que a veces no tienen ni idea de qué se les acusa cuando les detienen. Muchos no saben leer ni escribir, ni hacer cuentas, porque no han ido a la escuela.
C.- Los que no pueden… No tienen recursos para salir de su pobreza y miseria. No tienen oportunidad de salir fuera de su país y conocer otros mundos. No tienen medios para curarse de sus enfermedades.
D.- Los que viven… con enfermedades curables y sin medicinas porque son muy caras. Viven con mucho miedo. Sin abrigo. Huyendo del hambre de su tierra en pateras y cayucos. O de las guerras que promueven los poderosos. Esperando encontrar otro país en el que puedan vivir. Arriesgando su vida y muriendo por sus familias en una salida obligada de su país. A veces meses y meses en campos de desplazados y de refugiados. En campos enormes de concentración, años y años, siempre en tiendas de campaña, sin conocer lo que es una casa, ni el calor de un hogar. Sin defensa posible, sin protección social ni jurídica. Olvidados y abandonados de las autoridades, de sus jefes de gobierno. 
Porque no es posible ver, mirar, analizar, este mundo de los de abajo sin sentir vergüenza, indignación, rabia e impotencia, y clamar por la justicia, y al mismo tiempo dejar de tomar partido y comprometerse.
En esta reflexión sobre las personas empobrecidas, víctimas del capitalismo imperialista, afirmamos una radical subversión, es decir, que lo hacemos tomando partido. Lo hacemos desde una postura de radical indignación ética y desde una insobornable solidaridad con todas las víctimas de la injusticia, la agresión y el despojo.
Nos situamos obstinadamente del lado de las víctimas para hacer frente a una dinámica histórica de indignas estrategias belicistas y de políticas -económicas, sociales y culturales-, que sacrifican en el altar del lucro a millones de seres humanos.
Entendemos que las víctimas deben ser el criterio de verdad de cualquier visión del mundo y de cualquier análisis de las relaciones internacionales. Porque el sufrimiento humano, sean cuales fueren sus causas, es siempre una gran interpelación para todo ser humano, especialmente para los cristianos. Y ante él no caben justificaciones o indolencias y, mucho menos, discursos que propugnan la cómplice resignación. La resignación no es ética.
2.- Por qué es Ética la subversión:
Porque no somos conformistas con este régimen de muerte y de mentira, no queremos ser cómplices de esta sociedad que margina a los más necesitados. Frente a esta decadencia ética y política que padecemos, ofrecemos una alternativa ética. Se trata de tener una mirada nueva, una versión ética, claramente comprometida, con los valores básicos de la ética, es decir, con la vida, la justicia, la libertad, la verdad, la paz. Se trata de sacudir las conciencias para instalarnos en la óptica de la Vida, de los derechos humanos, de la dignidad, para desmontar el poder de los de arriba y reconstruir los auténticos valores de los de abajo, del pueblo sufriente. Se trata de hacerles justicia y que gocen de verdad de las auténticas libertades. Repetimos, no sólo una mirada, una versión, sino sobre todo un compromiso ético.
Para Aristóteles (siglo IV a.c.), por ejemplo, política y pobreza van tan unidas que la segunda llega a ser la razón de ser de la primera. Dice en su Política que en toda sociedad hay dos partes, la de los pobres y la de los ricos. El noble arte de la política consiste en hacerlos convivir, asunto nada fácil, señala, porque los ricos quieren imponer sus reglas y los pobres, los únicos interesados en reglas comunes, no tienen fuerza para hacerlas valer. El Filósofo, que no era un revolucionario precisamente, entendió, sin embargo, que solo desde el margen, es decir, desde la pobreza podrían pensarse reglas justas de convivencia porque el secreto de los que viven al margen es saberse marginados y eso, la marginación, no podía ser el precio de la convivencia. Aristóteles pensaba que quien haya experimentado una vez la dureza de la marginación, no podía aceptar que el precio de la vida en común fuera la exclusión de algunos.
El paso de la indignación y la rabia, a la organización, sólida y persistente, es la clave de cualquier proceso de cambios profundos y radicales. Rabia nos sobra en estos momentos, falta organizarla.
3.- Una pequeña mirada a la subversión
Hay varios aspectos de la subversión, -ver, analizar el mundo desde abajo- y que conviene tenerlos en cuenta a la hora de analizar la realidad y comprometerse.
La subversión política: Se trata de ver el mundo de la política desde abajo. Es decir, ver cómo sus justas reivindicaciones se debaten en el parlamento, ver las distintas disputas entre los partidos. Y sentir rabia e indignación al comprobar que no atacan los verdaderos problemas de la mayoría sufriente. Y saber que las decisiones importantes las toman siempre los de arriba, la Troika, sin contar con la gente. Una democracia que al no ser de verdad representativa, tampoco es participativa.
La subversión económica: ver cómo sigue estancado el número de parados de larga duración. De que en muchos hogares no entra ningún ingreso, que los que tienen algo apenas pueden llegar a fin de mes, que muchos malviven con la pensión de los abuelos, que tienen que ir a comedores sociales para poder comer, o buscar cada día la comida en los contenedores. La angustia de no poder pagar la hipoteca o el alquiler de la casa, de no poder pagar la factura del gas, de la electricidad, del teléfono, del colegio de los niños, etc. Y pasar mucha vergüenza con todo esto. Algunos datos: 12,5 % de los trabajadores de la Unión Europea son pobres, en España es el 15% y en EEUU es el 25% y no ha parado de subir en los últimos años (Europa Press). Hay 8 personas que son más ricas que 3.600 millones de pobres, más de la mitad de la humanidad. [Oxfam].
La subversión cultural: para muchos el no saber leer o escribir les supone una dificultad muy seria en la vida social, no conocer el significado de muchas leyes y ordenanzas, no haber podido ir a la escuela o a la universidad, pasan miedo, vergüenza, impotencia, ir casi siempre con la misma ropa, no conocer otros mundos…Y con frecuencia, casi sin esperanza de que esto cambie o haya alguna mejora.
Para todas estas personas reclamamos la vida y la dignidad que les niegan los poderes de este mundo. Esta es la subversión, una alternativa a la opresión política, económica y cultural que sufren estos colectivos empobrecidos:
Donde hay procesos de muerte lenta, tratamos de poner vida
Donde hay mentira u ocultación de la verdad, ofrecemos análisis de la realidad.
Donde hay acumulación de bienes, invitamos a compartir bienes y servicios.
Donde hay incultura, proponemos una educación pública y laica de todos y para todos.
Donde no hay derecho, insistimos en la denuncia de los DH que no se realizan en las clases populares y sí en las clases pudientes.
Al ver este panorama, nuestra indignación va dirigida contra esa violencia estructural del sistema, es decir, contra esa acumulación incesante de beneficios que no reparte ni comparte, contra esa democracia cuyas decisiones las toma la economía de mercado, la troika, y no el parlamento. Estamos en contra de la des-información constante que nos ofrecen la mayoría de los medios de in-comunicación que nos trasmiten una forma especial de entender la vida, lejos de una mirada humanizadora desde abajo.
Desde la experiencia acumulada de muchos años, los cristianos y cristianas de base de Madrid, podemos hacer un examen de nuestra experiencia y comprobar que no hemos sido suficientemente coherentes con nuestras opciones y nuestros compromisos, con nuestra práctica social y con la solidaridad económica y política en favor de las personas empobrecidas. Nos queda todavía un largo camino a recorrer. La opción por los pobres sigue golpeándonos, no se ha terminado.
Pero, a pesar de todo, mantenemos la esperanza utópica, porque la esperanza es una virtud de los pequeños. Los grandes, los satisfechos, no conocen la esperanza; no saben qué es. Son ellos, los pequeños, los que luchan, las personas empobrecidas, las que transforman el desierto en exilio. Se trata de tener y mantener un horizonte de esperanza, de que se vaya realizando ese ideal de vida digna para todos los Seres Humanos. La esperanza hace cambiar la soledad desesperada, el sufrimiento humano, en un camino llano sobre el cual caminar para ir al encuentro de la vida digna. Y llegamos a la conclusión: dejémonos que nos enseñen qué es la esperanza. ¡Dejémonos enseñar la esperanza!
Esperemos, comprometidos y confiados, la llegada de la Utopía, y cualquiera que sea el desierto de nuestras vidas (cada uno sabe en qué desierto camina, con qué silencio vive) se convertirá en un jardín florido y en una sinfonía armoniosa. ¡La esperanza no defrauda a nadie! Lo decimos otra vez: “¡La esperanza no defrauda!” Está en lo más hondo de la persona, forma parte de la metafísica de la naturaleza humana. El Ser Humano, siempre espera algo, ¡¡nunca deja de esperar!!
Nos gustaría establecer con todos vosotros y vosotras un diálogo sobre estos temas, siempre que sea posible. Estamos abiertos a mantener un debate horizontal y reflexionar juntos en grupo o personalmente, cuando sea oportuno. ¡¡¡Os esperamos!!!

SENTIMIENTOS Y CRECIMIENTO PERSONAL (IV)

col enrique art

Qué hacer con los sentimientos
La inteligencia emocional se define como la aptitud para identificar, comprender, razonar y regular las emociones, pasando de la lejanía e ignorancia a una conciencia cada vez más lúcida de los propios estados emocionales, sus causas y su gestión adecuada.
De un modo sencillo, la relación adecuada con los propios sentimientos puede sintetizarse en dos palabras: aceptación (no-represión) y no-reducción.
El primer paso consiste en la aceptación de todos los sentimientos que aparecen en nuestro campo de conciencia: aparte de ser no-voluntarios, todos ellos tienen un porqué. La aceptación significa sencillamente el reconocimiento sereno de su existencia y su presencia en nuestra vida.
Cuando no hay aceptación, lo que se vive, con mayor o menor intensidad, es represión, hasta el punto de perder el contacto con ellos, llegando a no saber qué es exactamente lo que se siente ni lo que se quiere. Ahora bien, la represión camufla y niega los sentimientos, pero no los elimina. Lo que ocurre entonces es que la energía reprimida –todo sentimiento o emoción es un caudal de energía activa– debe buscar otro cauce de salida. Puede llegarse a una “explosión” emocional, en la que la persona se siente desbordada por tanta energía reprimida. O, más frecuentemente, esta se manifestará en somatizaciones, produciendo problemas físicos: fatiga inexplicable, hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, trastornos intestinales, problemas de la piel… Lo que ocurre en la llamada “somatización” es que el cuerpo grita lo que la mente calla.
Es importante recordar que lo realmente perjudicial no son los sentimientos “negativos”, sino la supresión (represión) de los mismos por parte del cerebro cognitivo. Los sentimientos no hacen daño; hace daño lo que hacemos con ellos, particularmente la represión (negación), la reducción o la cavilación en torno a los mismos.
Ahora bien, el reconocimiento de los sentimientos no significa dejarse conducir por ellos; eso equivaldría a dejar las riendas de la propia vida en manos de un niño de tres años. Por eso, junto con la aceptación, la actitud sabia pasa por la no-reducción a los mismos.
La sabiduría del no-reducirse implica, por un lado, el reconocimiento de que siempre somos más que los sentimientos que se despierten, hasta el punto de que podemos reconocer que tenemos un determinado sentimiento, pero que somos más que él. Por otro lado, esa misma sabiduría nos lleva a conectar, consciente y voluntariamente, con lo mejor de nosotros mismos, con el “lugar” adecuado del que brote nuestra acción.
Por decirlo brevemente, acertamos en la relación con nuestro mundo emocional cuando reconocemos, aceptamos y nombramos todos nuestros sentimientos, pero los acogemos desde nuestra identidad profunda, sin negarlos ni reprimirlos y sin dejarnos conducir por ellos. Teniendo en cuenta el conjunto de nuestra persona, decidimos en fidelidad a quienes somos en profundidad.
Más en concreto, por lo que refiere a los sentimientos “positivos” [1], se trata de sentirlos y entrar conscientemente en contacto con ellos: son el “reflejo” de nuestra realidad profunda. Sentimientos de paz, alegría, amor, cercanía, solidaridad, unidad, creatividad…, manifiestan y expresan lo que somos: sentirlos e impregnarnos de ellos fortalecen nuestra verdadera identidad.
Los sentimientos “dolorosos” requieren un tratamiento diferente, en el que habrá que tener en cuenta estos pasos: identificarlos, nombrarlos, verbalizarlos, aceptarlos, no reducirse a ellos, comprender (descifrar) de dónde vienen y vivirlos desde la identidad profunda. Es precisamente esta identidad profunda la que, constituyendo nuestra “plataforma” de solidez, permite no reducirnos, porque nos hace experimentar que somos “más” que ellos.
En realidad, se trata de desarrollar actitudes constructivas frente a todo aquello que puede hacernos sufrir. Entre ellas, indicaría las siguientes: 1) acogerse a sí mismo, frente al rechazo de sí y la autoculpabilización; 2) aceptar lo que nos hace sufrir sin reducirnos, frente a la negación del problema y al hundimiento; 3) dialogar con el niño o la niña interior, frente a la lejanía de sí; 4) desdramatizar, frente a la tendencia a la dramatización; 5) traducir el malestar en dolor, frente a la huida y el funcionamiento imaginario; 6) des-identificarse por medio de la observación, frente a la autoafirmación del yo[2].

Enrique Martínez Lozano

[1] Me parece importante subrayar que no existen sentimientos “positivos” o “negativos”. No solo porque moralmente sean todos “neutros”, sino porque todos ellos conforman el conjunto de nuestra experiencia humana: cada uno es portador de un mensaje y tiene una función que “cumplir” en el camino de nuestro crecimiento. Por ello, me parece más ajustado hablar de sentimientos “agradables” y “dolorosos”. Lo cual no niega que sentimientos de alegría, amor, asombro, felicidad aumentan el grado de integración de la persona, mientras que emociones como la ira, la tristeza, el miedo, el asco o la vergüenza puedan verse como factores que disminuyen aquella misma integración (D.J. SIEGEL, Viaje al centro de la mente, Paidós, Barcelona 2017, p.132).
[2] He desarrollado estas actitudes en Vivir lo que somos. Cuatro actitudes y un camino, Desclée De Brouwer, Bilbao 42009, pp. 79-122: “Cómo vivir constructivamente lo que nos hace sufrir”.

UN ENCUENTRO JUNTO AL POZO

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Una mujer de Samaria llega a un pozo a sacar agua, ajena a lo que allí la espera y que nada en la trivialidad de su vida cotidiana, hacía previsible: va por agua con el cántaro vacío para volverse con él lleno a su casa. No hay más expectativas, ni más planes, ni más deseos.
Pero lo imprevisible la está esperando junto a aquel galileo sentado en el brocal del pozo que entabla conversación con ella sobre cosas banales, como para no asustarla: hablan de agua y de sed, de pozos y de viejas rencillas entre pueblos vecinos, cosas de todos los días. De pronto irrumpe el lenguaje de “las cosas de arriba”: el don, un agua que se convierte en manantial vivo, la promesa de una sed calmada para siempre, un Dios en búsqueda, fuera de los espacios estrechos de templos o santuarios.
La mujer se defiende e intenta mantenerse en un nivel de trivial superficialidad, huyendo de la irrupción de lo de arriba en su vida. Pero al final de la escena el cántaro que era símbolo de la pequeña capacidad que está dispuesta a ofrecer, se queda olvidado junto al pozo, inútil ya a la hora de contener un agua viva.
Como en tantas otras ocasiones, el evangelio nos sitúa ante un Jesús imprevisible, capaz de vencer la estrechez de nuestras expectativas a la hora de recibirle. Los evangelistas se encargarán de poner de relieve esta presencia de lo desmesurado e imprevisible que parece acompañar las actuaciones de Jesús, desbordando siempre lo que se esperaba de él: ni los novios de Caná necesitaban tanto vino (Jn 26), ni los discípulos una pesca tan abundante que casi les revienta las redes (Lc 5,6); y para sostener las fuerzas de la gente que le había seguido al desierto bastaba un bocado de pan y pescado, no que sobraran doce cestos (Jn 6,13). El paralítico lo que quería era volver a andar, no esperaba volverse a casa libre de la carga de sus pecados, y Zaqueo, interesado solamente en ver el aspecto de Jesús, se le encontró metido en su casa y compartiendo su mesa (Lc 19); las mujeres sólo pretendían que alguien les descorriera la piedra del sepulcro para embalsamar un cadáver, pero se encontraron al Viviente saliéndoles al encuentro (Mt 28,1-10).
Siempre el mismo derroche por su parte, y siempre la misma resistencia por la nuestra a la hora de ser adentrados en lo imprevisible. Y eso ya desde que Sara se reía por lo bajo, escéptica y reticente ante una promesa que desbordaba por arriba sus previsiones.

NI AGUA NI PAN

col sicre

Los evangelios de los domingos 3º, 4º y 5º de Cuaresma del ciclo A, tomados de san Juan, presentan a Jesús como fuente de agua viva (Samaritana), luz del mundo (ciego de nacimiento) y vida (resurrección de Lázaro). Tres símbolos de nuestras necesida­des más fuertes (agua, luz, vida) y de cómo Jesús puede llenar­las.
Tres aguadores y tres tipos de agua
Las lecturas del próximo domingo hablan de tres personajes famosos (Jacob, Moisés, Jesús) relacionándolos con el don del agua. En gran parte del mundo, beber un vaso de agua no plantea problemas: basta abrir el grifo o servirse de una jarra. Pero quedan todavía millones de personas que viven la tragedia de la sed y saben el don maravilloso que supone una fuente de agua.
En el evangelio, la samaritana recuerda que el patriarca Jacob les regaló un pozo espléndido, del que se puede seguir sacando agua después de tantos siglos. En la primera lectura, Moisés sacia la sed del pueblo golpeando la roca. De vuelta al evangelio, Jesús promete un manantial que dura eternamente.
Aparentemente, el mismo problema y la misma solución. Pero son tres aguas muy distintas: la de Jacob dura siglos, pero no calma la sed; la de Moisés sacia la sed por poco tiempo, en un momento concreto; la de Jesús sacia una sed muy distinta, brota de él y se transforma en fuente dentro de la samaritana. Este milagro es infinitamente superior al de Moisés: por eso la samaritana, cuando termina de hablar con Jesús, deja el cántaro en el pozo y marcha al pueblo. Ya no necesita esa agua que es preciso recoger cada día, Jesús le ha regalado un manantial interior.
Interpretación histórica y comunitaria
Quizá la intención primaria del relato era explicar cómo se formó la primera comunidad cristiana en Samaria. Aquella región era despreciada por los judíos, que la consideraban corrompida por multitud de cultos paganos. De hecho, en el siglo VIII a.C. los asirios deportaron a numerosos samaritanos y los sustituyeron por cinco pueblos que introdujeron allí a sus dioses (2 Reyes 17,30-31); serían los cinco maridos que tuvo anteriormente la samaritana, y el sexto («el que tienes ahora no es tu marido») sería Zeus, introducido más tarde por los griegos. Sin embargo, mientras los judíos odian y desprecian a los samaritanos, Jesús se presenta en su región y él mismo funda allí la primera comunidad. Los samaritanos terminan aceptándolo y le dan un título típico de ellos, que sólo se usa aquí en el Nuevo Testamento: «el Salvador del mundo». En esa primera comunidad samaritana se cumple lo que dice Jesús a los discípulos: «uno es el que siembra, otro el que siega». Él mismo fue el sembrador, y los misioneros posteriores recogieron el fruto de su actividad. Pero el relato destaca el importante papel desempeñado por una mujer que puso en contacto a sus paisanos con la persona de Jesús.
Interpretación individual
Hay dos detalles que obligan a completar la lectura comunitaria con una lectura más personal. El primero es la curiosa referencia al cántaro de la samaritana. Lo ha traído para buscar agua; al final, después de hablar con Jesús, lo deja en el pozo. No necesita esa agua, Jesús le ha dado una distinta, que se ha convertido dentro de ella en un manantial. El segundo detalle es la relación estrecha entre la promesa de Jesús de dar agua, su invitación posterior, durante la fiesta en Jerusalén: «el que tenga sed, que venga a mí y beba» (Juan 7,37-38), y lo que ocurre en el calvario, cuando lo atraviesan con la lanza, y de su costado brota sangre y agua (Juan 19,34). El tema central no es ahora la fundación de una comunidad, sino la relación estrecha de cualquier creyente con él, de esa persona que tiene su sed material cubierta, aunque sea con el esfuerzo diario de buscarse el agua, pero que siente una sed distinta, una insatisfacción que sólo se llena mediante el contacto directo con Jesús y la fe en él.
Ni agua ni pan
Un último detalle sobre la enorme riqueza simbólica de este episodio. La samaritana se olvida de beber. Jesús se olvida de comer. Aunque los discípulos le animen a hacerlo, él tiene otro alimento, igual que la mujer tiene otra agua. Buen motivo para examinarnos sobre de qué tenemos hambre y de qué tenemos sed.

Ha fallecido Juan Francisco Sánchez Velasco, salesiano sacerdote

- Por: Redacción



Murió en León el día 11 de marzo de 2017 a los 88 años de edad. Agradecemos su vida entregada y pedimos a Dios por su eterno descanso.





El salesiano sacerdote Juan Francisco Sánchez Velasco falleció el pasado sábado, 11 de marzo, a los 88 años de edad en la Casa de Salud de León. La comunidad salesiana y su familia sentimos su muerte y creemos en lo que Jesús proclama en el Evangelio:

“Yo soy la resurrección y la vida.
Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá.”
(Jn 11, 25)

El funeral, de cuerpo presente, se celebró el 12 de marzo, a las 16:00 h en Salesianos Santiago el Mayor de León, siendo posteriormente enterrado en el panteón salesiano de la ciudad.

Damos gracias a Dios por la vida y la vocación salesiana de nuestro hermano Juan Francisco, y le pedimos que lo acoja en su Reino.

Adjuntos

El filtrador de los Papeles de la Castellana se merece una medalla, no la cárcel

Ignacio Escolar, director de eldiario.es


Si volviésemos a obtener una filtración como los Papeles de la Castellana, la publicaríamos otra vez (Ignacio Escolar ,director de eldiario.es, 10/03/2017 )
La Policía detuvo hace un mes a una persona en Tenerife a la que acusa de filtrar los Papeles de la Castellana. Aún no está formalmente imputado y tampoco sabemos si realmente fue él quien nos hizo llegar esa información, pero es posible que el detenido se enfrente a una petición de condena de varios años de prisión. ¿Su presunto delito? El mismo que el de Edward Snowden, el de Julian Assange, el de Chelsea Manning: jugarse la cárcel por el bien común, para que la sociedad pudiese conocer los abusos de los poderosos.


Los Papeles de la Castellana han sido una de las mayores filtraciones de información fiscal de la historia de la prensa española: casi 40.000 documentos que demostraron cómo grandes fortunas, aristócratas e importantes empresarios habían utilizado todo tipo de trampas y artimañas para esconder su dinero en paraísos fiscales y pagar lo menos posible a Hacienda.
En la lista de los papeles de la Castellana no solo aparecían nombres relevantes, sino también todas las cifras de la evasión: los millones que escondían en Suiza, los años en los que estuvieron escapando del fisco y lo poquísimo que pagaron cuando parte de ese dinero fue legalizado gracias a la vergonzosa amnistía de Cristóbal Montoro.
Gracias a esa filtración, supimos que cuatro Borbones en la línea de sucesión escondieron durante décadas varios millones en Suiza. O que los mayores empresarios españoles de la sanidad privada legalizaron 113 millones de euroscon la amnistía fiscal. O que los señores del acero vascos escondían su fortuna en Liechtenstein y Suiza. O que el embajador español durante la postguerra de Irak acumuló una fortuna opaca en inversiones petrolíferas. O que l a esposa del exconsejero delegado de Telefónica ocultó 1,2 millones de euros en Bahamas.
Gracias a este ‘whistleblower’ –sea quien sea–, pudimos conocer la lista de la amnistía fiscal revelada por Los Papeles de la Castellana: cuánto dinero tenían sin declarar y qué exiguo porcentaje pagaron gracias al Gobierno de Rajoy cuando lo legalizaron. O que la familia Borbón utilizó los mismos asesores y testaferros que Luis Bárcenas, Rodrigo Rato los Pujol. O que el fraude fiscal de las élites españoles viene de lejos, y por eso aparecen en estos papeles los hijos de ministros del franquismo, o los herederos del presidente de la restauración, Antonio Maura.
Como director de eldiario.es quiero dejar claras varias cosas. Fíltrala, nuestro buzón seguro, no ha tenido ningún fallo de seguridad: el detenido fue localizado por el rastro que, según la Policía, quedó en los servidores de un despacho de asesoría fiscal. Tampoco conocíamos su identidad hasta que se produjo esta operación policial.
Por ahora, nadie desde el juzgado que investiga los Papeles de la Castellana nos ha comunicado nada, nos ha preguntado nada ni nos ha acusado de nada. Nuestros abogados van a estar muy pendientes de este caso, que aún no sé qué consecuencias puede tener para eldiario.es. Solo tengo claro algo: que hemos cumplido con nuestro deber y que si volviésemos a obtener una filtración como los Papeles de la Castellana, la publicaríamos otra vez.

“El juicio de Gamonal es un aviso para todo aquel que pretenda rebelarse”


Marcos Erro



LA OPINIÓN DE VECINOS Y MIEMBROS DEL GRUPO DE APOYO A LOS 12 JÓVENES QUE ESTÁN SIENDO JUZGADOS
Cerca de un centenar de personas se concentraron el pasado lunes a las puertas de los juzgados de Burgos para pedir la absolución de 12 jóvenes por su presunta participación en los disturbios registrados en el barrio de Gamonal. / Santi Otero (Efe)
BURGOS.– Isabel Lara estaba en casa la noche del viernes 10 de enero de 2014, cuando el timbre del teléfono rasgó la noche: Su hijo está detenido. “En ese momento te pones a temblar porque no sabes lo que ha pasado. Comisaría era un caos, lleno de familiares de detenidos. Nadie sabía nada. Nadie nos decía nada”, relata la propia Isabel. Su hijo fue el primer detenido aquella noche en la que se agudizó el conflicto. Le metieron a una lechera con las manos esposadas a la espalda. “Recibió insultos y le pegaron estando esposado”, añade. El siguiente en entrar al furgón fue un chico al que conocía del barrio. Se sentó junto a él y se estrecharon sus manos por detrás de la espalda. Cruzaron sus miradas. Ya no estaban tan solos. ··· Ver noticia ···

¡Me duele España!

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Enviado a la página web de Redes Cristianas

¡Se hizo famosa ese lamento de uno, o de varios, autores de la “Generación del 98″ , !Me duele España”! Se referían a la tremenda decadencia, a la penosa descomposición que experimentaba nuestro país, visualizada dramáticamente con la pérdida de las últimas tierras de ultra mar. Hoy la situación no es tan vistosamente plástica, ni la calidad de vida de los españoles, en su conjunto, se parece, ni real, ni estadísticamente, a la negra, triste y dramática hecatombe social, de auténtica penuria económica, y decaimiento social que sufrían los habitantes de nuestra tierra a finales del siglo XIX. Sin embargo, y con todos los distingos, vivimos una época, exactamente, desde la última y sufrida investidura del presidente del Gobierno, en la que la situación socio-política la hemos ido viviendo a base de sucesivos sobresaltos. Tendencia que ha ido a más, creciendo cada semana, y que ha alcanzado en estos días una cuota insuperable, insufrible, atosigante, casi irrespirable. Y para no andar por las ramas, voy a ver si puedo concretar y señalar nítidamente, algunos de los episodios, ¡y son muchos, más de los que se puede ni siquiera reseñar! Pero lo intentaré.

1º) Una terrible injusticia, un infame atropello. Me refiero a la nota que ha publicado en estos días la APM, (Asociación de la prensa de Madrid), acusando al partido político Podemos, a su secretario general, Pablo Iglesias, y a personas de su entorno, de promover, hace ya un poco mas de un año, “una campaña sistematizada de acoso personal y en redes de Podemos a determinados periodistas, intentando controlar su trabajo y limitando así su independencia”. Como ha afirmado muy bien el director del Diario.es, cuyo nombre no recuerdo, cualquier ciudadano periodista, o no, solo puede tener miedo de alguien que tenga medios, poder y ocasión de hacerle daño, de causarle un mal, cosa que solo puede acontecer con personas con autoridad, que pueden despedir de un trabajo, o hacerle la vida imposible. Ni yo, no nadie con medio dedo de frente, no hace falta más, puede aceptar que periodistas, a los que suponemos mayores de edad, algunos bien metiditos en años, se asusten de los improperios que puedan recibir de políticos novatos, tanto o más jóvenes que ellos, y sin mando en plaza. A mí no me gustan nada los modos, ni las formas, ni el estilo, ni muchas cosas del contenido del partido Podemos. pero de haber atropello, y acoso, en mi condición de devorador de información, tengo más bien la opinión de que es al revés: de que la prensa “seria” madrileña, (lo de seria es, evidentemente, un decir, al comprobar la categoría de su Asociación) critica, agobia, acosa, y no deja en paz, ni desaprovecha la más mínima, y, a veces, ridícula ocasión, para meterse, muchas veces de modo inmisericorde, con el partido de los jóvenes podemitas.
En mi opinión, la APM se ha cubierto de infamia, y perdido gran parte de su credibilidad, retrotrayéndose a formas y usos inquisitoriales, cuando las denuncias no venían firmadas, ni sustentadas con argumentos, con día, fecha y substancias de las mismas. A mí me pasó con un obispo auxiliar, que me incriminó de algo que me desabonaba, de estricto rango pastoral, y de mi identificación, puesta en duda, con el Magisterio de la Iglesia. Le dije: “N…, si no me comunicas quien detectó mi especie de herejía, o de opinión desacertada, en mi(s) homilía (s), y presentó la denuncia, y el día y la hora en que las perpetré , voy a pensar que te lo inventas. No me quieras tratar como la Santa e inicua Inquisición” (sic). Si los periodistas afectados no se atreven a revelar su identidad, su denuncia puede convertirse en difamación anónima. No sé el sesgo político de la APM, pero todos sabemos las presiones, éstas reales, fuertes y localizadas, de ciertos políticos, y voy a citar dos, la señora Esperanza Aguirre, a la que he oído en directo despotricar, criticar y presionar a periodistas, concretamente de la sexta, y al actual portavoz parlamentario del PP, señor Rafael Hernando, acusando a la prensa de haber tratado a Rita Barberá como pim pam pum de feria, y de haber causado prácticamente su muerte a disgustos. Después, ante la conclusión de la autopsia de que la muerte de la política valenciana fue por cirrosis, ni los medios públicos nacionales, ni madrileños lo han informado, ni ese señor, desagradable tantas veces, no se ha disculpado de ningún modo. Y, por lo visto, la APM, tan rauda y célere para defender a sus pobres afiliados de las diatribas de Podemos, ni se enteró, y si lo hizo, no movió un dedo por los desmanes del poder hacia algunos, muchos, de sus asociados.
2º) Un resurgir de una derecha católica radical, y por eso, muy peligrosa. Destaca en este terreno la organización “Hazte oír”, que fue fundada en 2001, con el propósito de realizar recogida de firmas a través de Internet, sobre asuntos relacionados, sobre todo, con la familia y la educación, enfocados desde un punto de vista católico, que no quiere decir “cristiano”, y super conservador. HO, durante varios años, formó parte del Foro Español de la Familia, pero el 18 de octubre de 2009 se dio de baja por desavenencias mutuas. En mayo de 2013, por desgracia, fue declarada asociación de utilidad pública por el ministro de Interior Jorge Fernández Díaz, (PP), (el mismo que concedió una condecoración militar a la Virgen), lo que le proporciona beneficios fiscales y económicos, así como asistencia jurídica gratuita. Pues bien, esta ínclita asociación ha montado un lío tremendo en Madrid haciendo desfilar un autobús no solo crítico, sino condenatorio de la actual mentalidad, que se ha plasmado en las leyes, de libertad para la elección de la condición sexual de los llamados trans-sexuales. Mucho de éstos, y sus padres y parientes, y ciudadanos en general, han protestado, abucheado, y lamentado esa exhibición de intolerancia hacia personas de carne y hueso, como cualquiera de nosotros. A mí, de todo eso, lo que más me entristece y molesta es que lo hagan desde la perspectiva católica, como una especie de representantes de la quinta esencia de la verdadera, y única, antropología y moral católicas. ¡Qué pena!, que terrible pena y dolor. Y lo que ya nos duele, ¡a tantos!, es que algunos obispos se sumen a la campaña moralizadora de una asociación que parece no tener en cuenta más que sus ideas, trasnochadas y rancias, pero no las palabras del Señor. Como he leído en un artículo de un teólogo, “¿Alguien se podría imaginar a Jesús conduciendo ese autobús por las calles de nuestras ciudades?
(Continuará)

La primavera del Papa Francisco cumple cuatro años


José Manuel Vidal

Papa Francisco7
“La Iglesia necesitaba con urgencia un Papa libre y decidido. Incluso, desconcertante”
“El Vaticano ha pasado de los principios innegociables a la misericordia como referente fundamental”
Se ha convertido en un referente de autoridad moral para creyentes o no creyentes. Es la última esperanza de los descamisados
El día 13 de marzo se cumplen cuatro años de un “milagro”, que, a pesar de inesperado, ha cuajado ya en la Iglesia y en el mundo. El prodigio lleva el nombre de Francisco y el lema de otro Francisco y santo de Asís: “Repara mi Iglesia”. ··· Ver noticia ···

El autobús de la ignorancia e intolerancia


Antonio Pintor Álvarez

Aunque este eslogan sea correcto en la mayoría de las ocasiones, deja fuera a un porcentaje de personas en las que esta afirmación no se corresponde con “su realidad”. Conviene aclarar que la única realidad que conocemos es la realidad cerebral, es decir aquella que crea nuestro cerebro a partir de las señales que es capaz de captar por disponer de los receptores para ello. Pues bien, precisamente esa minoría vulnerable por estar fuera de la mayoritaria “normalidad” es la que en una sociedad tolerante, justa, solidaria e inteligente tendría su espacio con toda “normalidad” e incluso se vería como un enriquecimiento por la variabilidad en los tipos de personalidad que aporta, sin perjudicar a nadie. ··· Ver noticia ···