FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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sábado, 10 de marzo de 2018

Raquel Sarabia, nueva coordinadora de SSCC de la Provincia de Bilbao

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Por: Iván Hernánd

La elección tuvo lugar en el marco del Encuentro Anual, donde se desarrolló también el Congreso para la renovación de vocalías. Previamente José Luis Guzón dirigió un encuentro formativo en torno al tema “La familia hoy”.








En la localidad guipuzcoana de Azpeitia, en la casa de Espiritualidad de Loiola, un nutrido grupo de Salesianos Cooperadores (SSCC) disfrutaron de un fin de semana de convivencia y formación muy enriquecedora para todos ellos.  
El intenso fin de semana que este grupo de Salesianos Cooperadores tenía por delante comenzó con una oración para poner en manos de Dios todo lo que estaba por llegar en los dos siguientes días. Con la Amoris Laetitia del Papa Francisco como hilo conductor, comenzó la profundización sobre el tema central del Encuentro: ‘La familia hoy’. En este primer momento, dirigido por el salesiano José Luis Guzón, tuvieron lugar varios diálogos sobre las esperanzas y los retos de las familias de hoy. 
Después de una comida de confraternización, y la clásica foto de familia en las escaleras de la Basílica de San Ignacio de Loyola, fue el momento de acudir a la sala de la asamblea, donde se presentaron varios momentos y fechas para tener en cuenta próximamente, como  la Pascua, la Escuela de Formadores o el Campobosco Nacional 2018 entre otros. También se habló de la importante de la presencia de Salesianos Cooperadores en los Hogares Don Bosco, como algo “mío, tuyo y nuestro” para introducir en los proyectos locales de cada uno de los presentes.
La segunda parte de la formación se centró en el lema ‘Creciendo en el amor’, en el que se expusieron varias directrices sobre asuntos tan importantes en la vida familiar como las relaciones matrimoniales, la educación de los hijos, la emancipación de estos o el crecimiento en el amor. Todo esto se vio reflejado en el trabajo realizado por grupos, siempre con la Amoris Laetitia muy presente.

El resto del día fue intenso, debido a la celebración de la reconciliación en la capilla de la Conversión de San Ignacio y al momento distendido y de alegría que se produjo tras la cena, donde participaron en una velada salesiana de imitaciones y mucho talento. 

Al día siguiente, se dio comienzo con la oración de la mañana, preparada por las salesianas de Barakaldo, y enfocada a pensar en la disponibilidad que implica ser cooperadores. Tras la oración, fue el momento de renovar las vocalías de la organización. Este intenso tiempo de elección y de presentación de los candidatos finalizó con las nuevas vocalías, llevadas a cabo a partir de este momento por Raquel Sarabia (Coordinación), Laura Terradillos (Formación), Sergio Martín (Promoción vocacional) y Carmina Solar (Promoción familiar). Estas cuatro personas relevan a Mertxe Martín, Maite Domínguez, María Osoro y Dolores Barrio, respectivamente.

El broche final al fin de semana llegó con la entrega de insignias a cuatro miembros, por su 25º aniversario formando parte de la asociación. Así acabó un congreso muy emocionante, lleno de vida gracias al carisma salesiano de todos los que participaron. 

Historia del Día Internacional de la Mujer

Salvados - 4º Domingo de Cuaresma, Ciclo B

TU SUEÑO ES POSIBLE

MUCHOS DE AQUELLOS QUE BUSCAN A DIOS LO BUSCAN LEJOS DE LAS INSTITUCIONES

col mandianes

Antes, la sombra del campanario y el pulpito lo regulaban todo, hoy su sombra y su eco no van más allá del dintel de la sacristía. La desconfianza en las instituciones, incluida la Iglesia, pone el punto de mira en la transparencia y busca encajar con las nuevas tecnologías. El mundo se ha vuelto adulto y el sujeto se ha emancipado. El contexto de cada persona ha crecido y sigue creciendo de manera exponencial en los últimos años.
La muerte de las utopías y el debilitamiento de las ideologías lleva consigo la falta de una escala valorativa interna para decidir lo mejor; es el yo quien juzga de todo. El concepto de secularización va ocupando un lugar que hasta ahora no había tenido nunca. Nada dura, todo hay que cambiarlo, casi cada día, por lo nuevo, lo moderno.
Xavier Zubiri decía que los tres productos más gigantescos del espíritu humano son la metafísica, el derecho romano y la religión de Israel. Hoy puede añadírsele, en grandeza, la ciencia moderna. La Iglesia siempre ha manifestado un miedo, que le produce una parálisis fulminante, ante las novedades porque van contra la moral y la ética, olvidando que muchos principios no son más que normas, costumbres, tradiciones, conducta que convierte a la Iglesia en una institución que, a veces, parece anacrónica y desorientada, extranjera a su tiempo, custodia de un mensaje que ha perdido el significado para muchos contemporáneos.
La ciencia, más temprano que tarde, hará lo que sea capaz de hacer. Muchos preceptos y reglas no vienen a los cristianos de Jesús, sino que son costumbres adquiridas a lo largo de la historia. Los cristianos, en muchos casos como todo el resto de la humanidad, han dedicado más tiempo a construir refugios que a derribar muros y abrir ventanas lo que les ha permitido un confortable aislamiento. La ingeniería genética y otras ciencias, no se detendrán ante nada, y aquello de Horacio, virtutem doctrina parit, no es más que un deseo. Muchos sacerdotes, muchos fieles están convencidos de que el mundo actual es ateo, despreocupado de las cosas espirituales.
La gente de hoy busca experiencias, sentimientos y aún muchos de aquellos que buscan a Dios lo buscan lejos de las instituciones. Es por ello que surgen distintas, diferentes y muy variedades espiritualidades que generan sectas, movimientos, grupos de meditación, espiritualidad, prácticas religiosas, diversidad de relaciones con el misterio para responder al deseo y necesidad de absoluta, deseos de infinito, de religiosidad a la carta, "apertura" y "ordenación" a lo trascendente, diría Rahner. Experiencias que tratan de anular la distancia entre el yo y el absolutamente otro: lo divino, lo mistérico, lo sagrado.
En todo caso, la gente lo vive como una apertura personal a lo trascendente. Sin duda, muchas sectas siguen explotando la vulnerabilidad de la mente humana que es curiosa por naturaleza. El mundo de hoy se dedica a buscar tesoros escondidos o del pasado porque el presente, lo que tiene a mano, no le satisface. El mundo busca memoria, raíces, dioses o ídolos porque ha abandonado la tradición. El mundo desencantado busca un reencantamiento porque no puede vivir sin ilusiones, sin metas, sin proyectos, sin sentido. El narcisismo no le deja mirar más allá del número sus zapatos, manipular al otro en su debilidad se ha convertido en un arte. Las instituciones políticas, sociales, religiosas y los partidos políticos, están en crisis.
La percepción y la relación de los fieles con la Iglesia han cambiado como han cambiado las relaciones de los ciudadanos con todas las instituciones y las del consumidor con las marcas y con todas las instituciones. Parece ser que el número de creyentes ha disminuido, en contrapartida los que siguen creyendo son más conscientes de su fe; en España, en ciertos ambientes, ser cristiano es revolucionario.
A todo ello corresponde una nueva relación del hombre con Dios. De momento no ha surgido ninguna solución definitiva. El fundamentalismo no es más que uno de estos intentos. Se rechaza todo lo dogmático y se valora todo lo que el hombre puede hacer. Muchos hombres creen que negando a Dios los atributos que siempre se le habían atribuido él se hace, e rechazo, dueño de ellos. En la mayoría de los casos no se niega a Dios, se le ignora y se prescinde de él. El "otro es tu hermano", del Evangelio, ha sido sustituido por el ego de Descartes.
La posmodernidad ha rescatado lo sagrado sin absoluto y sin rostro, hay un profundo deseo de espiritualidad, se han vulgarizado y popularizado los símbolos religiosos atribuyéndoles un significado muy diferente del original. Tal vez sean intentos de encontrar la certidumbre y llenar el vacío que existe en el núcleo de experiencia moderna. Algunos de estos esfuerzos representan un esfuerzo por crear una espiritualidad sin Dios y sin lo sobrenatural, pero en todo caso representan una intensa necesidad de lo espiritual, con frecuencia excluida, al menos marginada, de una sociedad laica. Como toda empresa creativa, la búsqueda de una fe moderna resulta ardua. A veces la teología se ha convertido en un fetiche de valor supremo en vez de un medio para llegar a una realidad inefable y misteriosa.
El mundo creado no es sagrado pero el hombre que vive en él necesita el misterio, pero a diferencia de antes, la fe del carbonero, hoy la trascendencia está sometida a la crítica de la razón. Es hecho de no tener religión no significa incredulidad ni perdida de fe en una dimensión trascendental o ausencia de una determinada religiosidad sino autonomía en su gestión lo que supone, aunque no de manera consciente, una diferencia entre fe y religión, aunque lleva consigo formas de religión, aunque tengan poco que ver con las tradicionales. La posmodernidad está viviendo un estallido incontrolable, una efervescencia evidente y una seducción inexplicable de lo sagrado y de lo divino, un deseo ardiente e ilimitado de unión con lo ilimitado.
La Iglesia tiene que ponerse al día, seguir las tendencias en lo esencial; es decir, en la medida en que son mojones que indican por donde va a ir el futuro. La moda es pasajera, efímera, pero es una especie de comunicación, la búsqueda del misterio de la belleza por eso nunca se puede agotar, que puede llegar a muchos y para evangelizar hay que combinar la luz del pasado con la luz del futuro filtrada por el presente. La vida del creyente no debe de ser una recreación sino una revelación para que se enamoren de lo que revelamos. Hay que jugar con conceptos, trasgredir normas sin aferrarse a nada. Mucha gente desea huir del ruido, del fragor del día a día para, en silencio, encontrarse con lo perdurable. El silencio, como búsqueda de una espiritualidad, muchas veces, trasversal, se ha convertido en un bien escaso, difícil de encontrar para conectar con el yo más profundo y con lo otro, ¿Dios, lo sagrado, el misterio? A mucha gente le importa más el envoltorio que el regalo, pero la mayoría busca el regalo.
El gran reto es hacer que la humanidad vuelva los ojos al Jesús de Nazaret porque el ateísmo moderno no busca demostrar que Dios no existe sino la indiferencia, el olvido de Dios. Sus grandes dioses son los futbolistas porque a una tierna edad son famosos, ricos y "las mujeres se echan a sus pies", me dijo la madre de un niño que apuntaba maneras con el balón. La humanidad no puede vivir delante de un panteón vacío; ha sacado los viejos dioses y los ha llenado de otros nuevos. De todos modos, los nuevos dioses no vencen ni ocupan totalmente nunca a los viejos. Conoces como nadie, porque lo vives en carne propia, la relación entre fama y poder, la cantidad de poder que da la fama y lo mal o bien que a1uel se puede utilizar. Y como muchos lo utilizan para tener más poder o para amasar fortunas descomunales. Tu vida es como un homenaje a los héroes que encontramos en la vida diaria capaces de comportamientos extraordinarios en situaciones extremas. Sabes que la culpa de lo que pasa no es de Dios sino de los hombres que no secundan los de Dios sino sus intereses.
Viéndote, oyéndote, veo atisbos de eternidad hasta en las cosas más pequeñas y me llevas a Charles Foucauld quien decía: "Por amor a Dios es lo mismo mondar patatas que construir catedrales". "La mística es algo que, en lugar de facilitar la huida del sufrimiento y de la muerte, de los problemas y conflictos, lleva a sumergirse dentro de ellos y a abrazarlos compasivamente, con un profundo deseo de solidaridad y comunión", escribe M. C. Bingemer en "El Misterio y el Mundo". La vivencia de la fe, tiene lugar dentro del momento que a cada uno toca vivir, es un paso por la historia. El cristiano no busca el sentido de su vida, el sentido de la vida es su fundamento.
Dios se revela al hombre en el fluido del tiempo, en lo que pasa y en lo que no pasa; en lo visible y en lo invisible. Das la impresión de que te sientes bien en todas partes, pero es seguro que en donde mejor te sientes es el medio de los últimos de la tierra. Jesús vivió, como hombre, su situación que no es la de ningún otro. Si nos dejamos mirar por Jesús, luego nos sentiremos lo que realmente somos: uno de tantos seres humanos que caminan, que suben montañas, que nadan, que comen, que aman, que sienten el fracaso, que se alegran, que ríen, que lloran. Y tu, Francisco, eres uno de esos, te sientes un hombre como los demás, aunque elegido para ser cabeza visible de la Iglesia.
Tú que sonríes, hablas con sencillez, te comportas con soltura y aplomo, eres el payaso, el orador, el poeta de Dios al que todo el mundo entiende; eres el que a mucha gente contenta y a alguna cabrea. Es el coste humano de ser el Vicario de Cristo. Tu vida es como una novela corta, magnífica, intensa, profunda, entretenida, trufada de todos los elementos del mundo en que vivimos. Haces tomar conciencia a todos y todo te ayuda a tomar conciencia; tu vida es un viaje que nos pertenece a todos.
Sin duda que muchas veces también refleja la contradicción entre la necesidad de complacer y la de exigir, la de estar alegres y ponerse serio para mantener la comunicación, quieres reflejar las situaciones sin avergonzar a los que sufren vacío, soledad, falta de comunicación, ansiedad, crisis vital, rechazo social y mala conducta.
Lo que te interesa es que cada uno descubra lo que tiene, lo que le falta y sobre todo lo que puede hacer para ser lo que debería ser. El mundo te da a conocer las cosas del amor de Dios y cada persona es para ti una prolongación de la encarnación de Dios en el mundo que cuidas y proteges en el fondo de tu alma. Hacer apostolado no es para ti un problema sino un acto de amor, hacerte cargo de las miserias del pobre un acto de compasión y aprender de todos unos actos de sabiduría y humildad.
Tú haces lo extraordinario con la sencillez de lo ordinario, tienes sentido del humor, haces autocrítica y aceptas la crítica de otros. Tu palabra, sencilla, acogedora, creativa, resuena porque incorpora en tus discursos elementos personales, políticos, e históricos que reflejan el momento, la situación en la que viven quienes te escuchan, mezcla de ficción y realidad: el barrizal de los días, que el tiempo devora sin piedad. Tu discurso es un espejo de la frustración, de la euforia, de la libertad, del fraude a gran escala, la suma de deficiencias, de los fantasmas, de las contradicciones y de las cadenas del hombre de nuestros días.
Muchos hombres sesudos de la Iglesia consideran tus gestos y tus discursos superficiales, populacheros cuando, en realidad, hunden sus raíces en los comportamientos de Jesús, en la compasión, en la misericordia. Tu no buscas sutiles disquisiciones ni discursos excelsos sino palabras que curen las heridas del tiempo en el alma. A algunos les parecen extravagancias. Aunque casi todo el mundo admite que estás abriendo caminos, algunos dicen que eres un poco extravagante y tienes dudas.
Es lógico, no todos los que te miran te ven desde la misma perspectiva. Francisco, aunque vives independiente de las modas y no encargar fragancias a medida, al ser tan popular y tan influyente nunca se sale ileso. Todo el que ama la vida tiene dudas porque o es un producto prefabricado. La línea recta sólo existe en geometría. Tu vives en una constante confrontación entre el sueño que deseas se realice, y la realidad que ves y pisas.
No te olvidas de los esplendores, de los capiteles rotos, de los monumentos en ruinas, ni de la luz ni de la música de los árboles y plantas. Mezclas la teología con la vida, la vida con la muerte porque Jesús no es un mundo aparte. La vida es todo eso, una dialéctica entre el amor y el odio, la vida y la muerte, Dios y el diablo, creencia y agnosticismo, conexiones entre vida y arte, ciencia y vida, política y evangelio. Eres un polvorín de creatividad que abre a los cristianos y a los hombres de buena voluntad a una nueva sensibilidad; como todo creador, creas tu mundo. Es evidente que una catedral no se construye ni siquiera se restaura en un año.
La adversidad ni te destruye ni te rinde. Tenacidad, talento y suerte. Cuantos más enfermos tienes menos miedo te da operar. Cuantas menos certezas más seguras son tus decisiones porque las sombras dan valor a la luz. Nos enseñas que aun haciendo penitencia el cristiano debe de disfrutar de la alegría de ser hijo de Dios y de lo que él nos da y desear de corazón lo que se quiere hacer, en tu caso, una comunidad de gente que tenga dos pasiones: dios y los hermanos, sin excluir a nadie; al contrario, incluyendo a todos. Para ti cada persona es una palabra reveladora y un acto de amor. Te has desprendido de cualquier calificativo para reconocer el mérito allí en donde crees que lo hay.
No te preocupas de epatar con promesas deslumbrantes sino ir haciendo, "partido a partido", lo que crees que debes de hacer y dices lo que crees debes de decir y todo ello, si es necesario, saltando por encima de las apariencias, de las convenciones sociales sin olvidar el submundo de las perturbaciones. Nos pones de bruces ante nuestros miedos, ambiciones y miserias, grandezas, sueños y esperanzas porque todo lo que ocurre te interesa. No te permites el lujo de la ignorancia.
Trabajas como si fueras a vivir 100 años y vives como si fuera el último día de tu vida, con pasión, con fuego en las entrañas; nos invitas a todos a enfrentarnos al odio y a la intolerancia con imaginación, con amor para mejorar lo mejorable: casi todo. Si alguien te preguntara que te llevarías a una isla desierta seguramente tu respuesta no sería como la de aquella modelo: "A mi perro, unas gafas de sol y un teléfono con satélite". Tu rostro, aunque a veces apesadumbrado, dice que tu felicidad está en estar cada día con los humildes y con los que te necesitan.
El mundo es para ti como un claustro para la contemplación toda de la belleza de la naturaleza, miras de frente las olas de la enfermedad y de la vejez, escuchas el ruido del mundo multiplicado por el silencio de los marginados. Tu vida es un caleidoscopio que entreteje las sombras, las tensiones, las enfermedades y las alegrías no para juzgar ni condenarlo al mundo sino para entenderlo. Eres como un arquitecto de la naturaleza. Tu corazón escucha sus latidos, sus signos invisibles, sus silencios, la melodía y lo indecible del vacío de tanta gente. Haces de la realidad tu mundo y tomas de todos todo lo que te puede ayudar a conseguir tus sueños, aunque sabes que, de alguna manera, muchos te lo recuerdan de tiempo a otro, eres un advenedizo en Europa a la que has llegado por haber sido elegido Papa.
Padre Francisco, algunos dicen que la felicidad no consiste en tener mucho sino en desear poco, pero esto no te va a ti porque tu deseas ardientemente que el mundo cambie. Para ti no hay dos días iguales, cada día tiene su preocupación, como dice el de Nazaret. Tu vida es fruto de un dialogo y una interacción con el mundo, con la inteligencia y con la cultura popular, con lo poético y con la vulgaridad, con lo que dura y con lo fugaz de la vida. Tu es la respuesta a una serie de preguntas que, como personas y como sociedad, nos hacemos. A pesar de que tus parámetros de vida son muy diferentes de los de la moda: "En la industria de la moda, la belleza es la norma. La amabilidad, la humildad y la integridad se quedan fuera", eres un hombre de moda.
Distintas personas, hasta la misma persona en momentos diferentes, pueden percibir de manera diferente la misma realidad. Unos decimos: este Pastor huele a oveja, y otros dicen: Este papa está vulgarizando la Iglesia, huele a pastor. Las situaciones son para ti como cerezas, unas te llevan a las otras. Vives conectado con todas las situaciones conflictiva y gozosas del mundo frente a miles de líderes que han desertado de sus responsabilidades urgidos por la necesidad de gustar y así convierten en un mercado lo que debiera ser un ágora. A unos personajes públicos les gusta provocar y a otros agradar; a ti lo único que te preocupa es aliviar el dolor de los otros.
Tu habla la entiende todo el mundo, hablas con tu vida. Tu sentir y tu hacer está lejos del de aquellos para quienes el otro es un muñeco de trapo, como se ve en Sin amor (2018) de Zviaguintsev porque siguen sus instintos aunque, en muchos casos, sean cercanos a la inocencia como se ve en Call me by your name (2018) de Guadagnino. Es de admirar como los obispos españoles niegan la palabra en sus medios de comunicación a una serie de grandes teólogos y se la dan a una serie de ideólogos neoliberales, ideología antievangélica donde las haya.
La santidad consiste en formatear la vida según Jesús, un proceso crístico. La conciencia de la presencia de Dios es inseparable de la conciencia del sufrimiento de los otros por eso estás profundamente comprometido con los problemas de nuestro tiempo. Sabes que las contradicciones y las diferencias están ahí, pero estás seguro que las cosas que nos unen son más que las que nos separan. Sabes, estás convencido de que mientras el corazón del hombre no cambie, no se convierta, no habrá paz ni esperanza de felicidad porque también es ahí en donde las guerras y la desesperación tienen su origen. Tu alma de mil años es un campo de batalla en la que todo tiene cabido.
He oído: "El Papa Francisco apuesta siempre al caballo perdedor". Mi interlocutor quería decir: Va siempre con el débil. La contemplación no supone darle la espalda al mundo, y la noche oscura no supone caer en el abismo. Todo ello es natural si sentimos la presencia de Dios como el aire, como el sol, como la lluvia. A veces es difícil ver por dónde podemos evangelizar. El otro día, apostados a la barre de un bar escuché a: "El hombre ya no se define como animal racional sino como un estomago con patas. Los temas que ocupan más tiempo en los medios de comunicación son los programas de cocina, estómago, y los de deportes, fútbol".
Estás convencido de que lo que une a los cristianos, la fe en Jesús, es mucho más importante que las diferencias interpretativas de este o aquel pasaje de la Biblia por eso te fundes con todos en abrazos efusivos, sinceros, aunque, a veces tengo la impresión, de que te lanzas con los ojos cerrados a lo que salga. "No existe, en el sentido de la revelación, ninguna verdad real que no deba de ser encarnada en una acción en un camino", imprescindible unidad de doctrina y vida, escribió H. v. Balthasar. Tu vives lo que enseñas, no conoces el dualismo tan rampante. Muchas veces, la teología y la vida interior caminaron como Apolo y Dionisio. Idea y existencia, razón teórica y razón práctica, un síntoma de la Europa moderna.
La teología no puede consistir en trasmitir al hombre conocimientos abstrusos y ocultos sino en unirle más estrechamente con Dios. La vida del cristiano consiste en apropiarse de la revelación viviendo las tres virtudes teologales: la fe, esperanza y caridad. Si la teología y la predicación no llevan a ello pueden ser brillantes ejercicios filosóficos y de oratoria, pero vanos espiritualmente. El cristiano se propia personalmente de la revelación por la ascesis y se deja penetrar por ella viviendo en un estado místico. La teología tiene que llevar a la acción y la acción ha de ser teología encarnada. Creo que tú eres el ejemplo plástico de ello. Puesto que esto ha de ocurre en la vida de los hombres y los hombres viven en diferentes épocas históricas y en la misma época en diferentes lugares, la teología ha de tener muy en cuenta el aquí y ahora (el hic et nunc de los latinos), de cada comunidad cristiana.
El evangelio es un compromiso social pero basado, fundado en la fe en Dios, el gran problema del mundo de hoy. Dios. No sirve estar ahí porque no se ha atrevido a ir a otro sitio. El hombre de fe no busca dar la impresión de saber lo que quiere; su interior marca su camino y evidencia lo que quiere porque la fe imprime carácter, y marca el estilo, enmarca todo lo que se hace. Hay que adaptarse a las necesidades, la mitad deseo y la otra mitad necesidad y la incertidumbre en el principio creativo de la fe, a veces, se convierte, entre lo espiritual y lo pragmático, un proceso intuitivo y racional.
Hay que disfrutar de la fe, de lo que creemos. La belleza fundamental es la interior pero la presentación exterior, la presencia exterior debe de trasmitir, traslucir la belleza interior y eso supone una cierta presencia, un cierto saber estar. Que parezca que las cosas llevan ahí desde siempre, pero hechas con el entusiasmo de la primera vez. Hay que creer en la misión y luchar por llevarla a cabo. Tú crees y luchar para mostrar y manifestar cosas que, a veces, muy pocos quieren ver.
La humildad es la que abre la puerta al otro, a él. El Reino de Dios es una forma de estar en la vida, Dios vive en nosotros. Y esperar el otro y definitivo Reino. Creer significa cruzar puentes, estar en Camino. Cristo no es el fin sino el inicio del camino hacia el Reino. El Camino es un proceso lento que se hace cada día. Caminante no hay camino, se hace camino al andar Cada uno tiene una manera de andar al lado de Jesús, de caminar a su lado. Cada uno es responsable de gestionar los dones que Dios le dio.
En vez de estancarse hay que estar alerta como las vírgenes prudentes, una lucha entre el amor y el miedo, un entre tristeza y alegría, la contemplación y la noche oscura, hacen arte de la vida del cristiano. No siempre se tienen en la mano las mejores cartas, lo importante es saber jugar bien hasta una mala mano. El saber de los libros, la belleza y la novedad de la moda no son suficientes para calmar la sed de saber, de absoluto, de belleza. Ese anhelo sólo la puede colmar Dios; lo que algunos llaman lo incognoscible, lo inconcebible. Eso que funde y dilata el ahora; con él el tiempo estalla. Creer no significa renunciar a la inmensa alegría de vivir sino abrazarla plenamente. Tú, Francisco, no tienes miedo a que cada persona esté dotada y enriquecida con los conocimientos que le permitan un juicio autónomo, aunque sea crítico y aún escabroso con la Iglesia.
Entiendes perfectamente al otro porque escuchas y hasta escuchas lo que la gente no dice, pero da a entender y, a veces, dices lo que la gente no quiere decir ni pensar porque abres las grietas más profundas de la existencia por donde se pueden colar todos los diablos. Por eso cuando hablas, unos ponen cara de sorpresa de oírselo decir a un Papa, otros dan brincos de alegría y otros se tiran de los pelos. No te interesa el aplauso de nadie, sientes que no lo mereces, crees que sólo cumples tu deber y tu obligación. Tu filosofía es tu manera de entender el Evangelio y tu manera de entender el Evangelio es tu estilo de vida. "Parece que la Iglesia estaba a morir más temprano que tarde, pero Francisco le insufló un aire nuevo", dice un filósofo descreído. Muchos te siguen porque sabes leer las necesidades del mundo de hoy, otros porque sencillamente los emocionas.

Manuel Mandianes, antropólogo

LA MUJER EN LAS TRES RELIGIONES MONOTEISTAS


col zapatero

Conozco muy superficialmente las tres religiones monoteístas (Judaísmo, Cristianismo, Islamismo) como para hablar con un mínimo de profundidad sobre ciertos aspectos de las mismas y, en este caso que nos atañe, de la mujer. Debo decir también que tampoco soy experto en ninguna otra por lo que al resto de religiones se refiere, como para hacer algún tipo de comparación. Sin embargo, sí que me veo con cierta capacidad para hacer un poco de hincapié en algunos aspectos de las primeras; concretamente del papel de la mujer.
Es más que evidente que la mujer no sale bien parada, que digamos, en las tres religiones monoteístas; pensando en los posibles motivos me ha parecido ver con meridiana claridad que la razón puede radicar en el hecho de surgir ambas de la misma raíz o tener idéntico origen. Para comenzar no es sospechoso que las tres tengan un fundamento clave que es por encima de todo patriarcal: Yahvé, Dios, Alá. Y no se trata de cuestión de nombres, sino de realidades puras y duras que tienen al sexo masculino, en toda plenitud, si se quiere, como fundamento de todo lo que pueda venir después. Normalmente un dios, en los tres casos, que es por encima de todo omnipotente, poderoso, capaz de aniquilar implacablemente a los enemigos, algo propio del guerrero masculino por antonomasia; un dios al que se le nombra con el calificativo de “padre”, no permitiendo que salga para nada la palabra “madre”, aunque sí aparezcan en algunos momentos ciertos aspectos de ella, como que tiene entrañas, por ejemplo; por otro lado, en la religión que lo permite, dentro de las tres, se le representa con la figura de “varón”, normalmente bien plantado y con barba más que poblada. Con estos precedentes no hace falta ser muy avispados para intuir que la mujer lo tiene bastante mal a la hora de ocupar un papel, no ya relevante, sino el que la correspondería como la otra parte equitativa que es de la humanidad. Ello no quiere decir que no haya excepciones. Creo que no es el momento de hacer un recorrido por el Antiguo Testamento, pero encontraríamos casos en que la mujer juega un papel preponderante por su sagacidad, su valor, su coraje u otras virtudes. Se me ocurre pensar, por ejemplo, en el caso de Judit. Sería injusto omitir que en el Antiguo Testamento existen más casos donde la mujer juega un papel de cierta relevancia, pero, con todo ello, es el varón quien realmente se lleva la palma. Si nos adentramos en el Nuevo Testamento nos encontraremos con una situación semejante. Menos mal que Jesús consigue resituarla un poco, ensalzándola y levantándola en cierta manera del profundo hundimiento, heredado del Antiguo Testamento, al que continuaba sometida. Solamente, por citar el caso para mí más flagrante, me gustaría mencionar a la mujer adúltera que el evangelista Juan describe en el capítulo 8. Que yo sepa el adulterio es cosa de dos; ¿por qué el castigo era solamente contra la mujer? Pienso que sobran explicaciones.  
Si nos adentramos dentro del Cristianismo, serían varios los momentos que tendríamos que tener en cuenta. Para comenzar, mencionar simplemente de pasada el papel que en general san Pablo otorga a la mujer: “las mujeres guarden silencio en las iglesias, porque no les está permitido hablar” (1Cor, 14,34); creo que es el texto más claro en este sentido junto con aquel otro en qué dice que “La mujer ha de estar sometida al marido” (Col 3,12-21) Aunque también es verdad que menciona algunas otorgándolas un papel clave en su predicación; tal es el caso de Febe, Priscila, Lidia, etc. Incluso a su favor, por supuesto, está el texto de Gal 3,28 donde pone al mismo nivel a la mujer y al varón “Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni libre, varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
Más tarde, sobre todo las diferentes iglesias surgidas de la Reforma adoptaron un papel más positivo respecto a la mujer; especialmente si nos atenemos a tiempos más recientes. Para no extenderme, simplemente mencionar el acceso al presbiterado y al episcopado de la mujer en ciertas Iglesias Reformadas, frente al inmovilismo tenaz y tozudo del Catolicismo y de las Iglesias Ortodoxas principalmente. Personalmente considero que son migajas que se quiera ver como un paso muy avanzado el hecho que se esté “estudiando” la posibilidad que la mujer pueda acceder al ministerio del Diaconado en la Iglesia católica. Creo que se hace más que urgente que la mujer católica pueda recibir ya el Sacramento del Orden sacerdotal, pues debe tener los mismos derechos y deberes que el varón, no solo porque así es en la sociedad civil, sino porque la comunidad cristiana lo requiere. Y si nos adentramos en la Religión Judía, tal como la viven en la actualidad los judíos ortodoxos, sobra decir que son los varones quienes ocupan el lugar principal de la sinagoga y es única y exclusivamente el Rabino el encargado de leer la Torá y de comentarla o interpretarla, si hubiere lugar. Claro que, si vamos al mundo musulmán, sobra decir que la mujer no “pinta” absolutamente nada en el campo religioso, aunque pueda parecer muy fuerte; existiendo también aquí la separación de sexos, con preeminencia de los varones, siendo el Imán el único encargado de convocar a la oración y dirigirla.   
Precisamente para acabar, dos cosas nada más sobre la mujer en el Islam. No hace falta decir mucho, pues, se ve a toda luz, el hecho que la mujer islámica se encuentra en un estadio de infravaloración que clama al cielo. Más aún, cuando en el Islam el aspecto social y el religioso están tan imbricados que resulta muy difícil saber cuándo actúan por unos motivos o por otros. El Imán es el que interpreta el Corán, dicta las normas, dirige la oración, etc. En la mezquita, hombres y mujeres están separados, entre otros aspectos. Y ya, como colofón, aunque muchos dirán que se trata del tópico de siempre, está el tema del velo o hijab que personalmente lo considero un signo de sumisión claro, evidente y rotundo frente al varón. Me lo dijeron en una ocasión unas monjas de un monasterio contemplativo que decidieron conservar el hábito y quitarse el velo, “porque ellas -cito palabras textuales- no estaban sometidas a nadie ni por nadie”, y el velo lo consideraban como el signo más evidente de dicho sometimiento. Ya no digamos a la hora de desempeñar cualquier tipo de cargo o función en la sociedad en qué viven que les está vedado en la gran mayoría de los casos, por no decir en todos, dependiendo principalmente del lugar. Me parece urgente, necesario y de derecho humano la liberación de la mujer en el Islam de tantas ataduras indignas como la ligan y la someten.
¡Lástima que de un tronco tan pleno de libertad como es el monoteísmo hayan salido unas ramas tan rígidas y con tan poca sabia! Quizás debiéramos recapacitar un poco, pues a lo mejor no hemos sabido o no hemos sido capaces de regar y abonar dicho tronco, como dice la parábola del Evangelio respecto a la higuera.           

Generaciones

Jaime Richart, Antropólogo y jurista
Sabemos de manera natural que nuestra personalidad está determina por la cuna. Y también, que nuestros pensamien­tos, sentimientos e ideas en adelante, están condicionados por las vivencias de la infancia y de la adolescencia. Y más tarde y siempre, por cada experiencia vivida. De ahí la difi­cultad en términos generales que ha habido siempre en el entendimiento entre una generación y la siguiente. Pero am­bas, como todo ser viviente y la colectividad a que perte­nece, han de seguir coexistiendo…
 

Pues bien, cuando, sabido todo esto, tratamos de superar esos condicionantes para centrar en lo posible nuestras ideas y disposiciones, y llegar a conclusiones que de algún modo puedan ser intemporales, aunque pese a todo merece la pena, el esfuerzo sólo es compensado con una pequeña porción de la objetividad y de la neutralidad buscadas. De ahí, sobre todo en lo social y en lo político, la dificultad de llegar a un acuerdo dos personas o dos colectivos, incluso de similar sensibilidad y cultura, de generaciones diferen­tes.
Generalmente unos apegados a su exclusivo interés y al de su círculo, y otros, sin dejar de pensar en el interés de sí mismo, resueltos a rebajar el suyo para atender a la vida pre­caria y dignidad de los eternos perdedores. Y de ahí, de esas ideas condicionantes del pasado, del egoísmo superlativo, personal y de clase, ése que data desde la no­che de los tiempos, que siga rigiendo el pensamiento de los convencionalmente llamados conservadores españoles. Y de ahí también, que la parte más civilizada de las nuevas ge­neraciones intente superar el egoísmo primitivo: ése del que se redimieron los multimillonarios franceses cuando hace unos pocos años pidieron al Estado que les subiera los impuestos…
 
Sin embargo y no obstante la enorme dificultad de enten­dimiento, no quiere decir que no sea preciso siempre dialo­gar. Estas dos actitudes, estas dos ideologías, estos dos pen­samientos absolutamente contrapuestos, tarde o temprano han de llegar al compromiso si no desean volver a hacer la guerra. Porque el avance de una sociedad, el que se supone dirigido a  mejorar la convivencia y no a empeorarla, sólo tiene lugar por dos caminos. En la de configuración burguesa, un camino es el que pasa por el resultado de las justas o disputa entre partidos políticos de las que sale uno airoso, el cual, con la eventual e interesada complicidad de otros, se impone al resto (en España, está claro que el pensa­miento sin pensamiento propiamente dicho, ése que parte del ya dado, es el que desde el mismo tránsito de la dictadura al nuevo Estado se viene imponiendo; unas veces por el derecho de las urnas, y en todo caso de hecho siem­pre).  El otro camino está en la espera del paso inexorable del tiempo histórico para que ese diálogo, hasta ahora impo­sible, se establezca desde una aproximación de la men­talidad de las generaciones subsiguientes.
 
En los países europeos de la Europa Vieja, aparte de tener sus nacionales una idiosincrasia diferente, la transición, las transiciones, de una época a otra están atravesadas por gue­rras entre naciones que aquellos y todos se han propuesto positivamente olvidar y superar, por considerar la guerra la consecuencia de una fase escasamente evolutiva del humano, y por tanto superable y evitable.

Mientras que en España sigue siendo la guerra civil el hacha del verdugo que la partió en dos. Porque de una España dictatorial a du­ras penas repuesta de la pérdida de su poder colonial, pro­cede el espítu dividido de la España del presente. Todo lo que a su vez determina unas consecuencias diferenciales reseñables entre el espíritu que alienta a esa Europa Vieja y el clima psicológico asfixiante que esclerotiza a este país. Pues en España, entre la generación más vieja de los que han cumplido de los setenta a los ochenta y la generación si­guiente que está entre los cuarenta y los cincuenta no se ha encontrado las claves del lenguaje necesario para el nece­sario entendimiento, que habrá de ser, más que un acuerdo entre partidos un verdadero pacto social.

Porque aquellos, los que desde el poder, político, económico y reli­gioso se siguen imponiendo, son el pasado que se resisten a serlo. Pero el mundo entero sabe que se imponen, no por su pericia o competencia sino por su habilidad para la trampa y la rapacidad. Los segundos, por su parte, son el presente que mira al futuro. Pero a estos sólo les queda el segundo ca­mino, el paso del tiempo: el único remedio posible para que España se remonte por encima de sí misma y pueda efecti­vamente progresar. Pues si no media la revolución, del otro camino ya se pueden despedir…
  

El obispo Munilla acusa a ‘Público’ de “dificultar la evangelización” y le dedica un Padre Nuestro


Danilo Albin

El responsable de la Diócesis de San Sebastián carga contra este periódico tras la difusión de sus críticas a las feministas. También rezó un Ave María para “liberar de los efectos negativos” a todas las personas que leyeron ese artículo.
Con las calles aún calientes tras la histórica movilización del 8 de Marzo, el obispo José Ignacio Munilla no ha ocultado su malestar ante las críticas generadas por sus acusaciones contra las feministas, a quienes el pasado lunes acusó de llevar el dominio dentro. Su polémica intervención fue dada a conocer ese mismo día por Público, lo que ha puesto a este periódico en la mira (y en las oraciones) de este religioso ultraconservador.
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La derecha se retrata ante mujeres y pensionistas


Vicente Clavero

El levantamiento de los pensionistas y la movilización ayer de las mujeres en favor de una igualdad real, han cogido por sorpresa al PP. Ni en sus peores pesadillas, el partido de Mariano Rajoy esperaba una reacción tan airada y masiva de las personas mayores en defensa de sus maltratadas economías. Y todavía menos, quizás, que el feminismo se adueñase de la agenda política durante un montón de días.
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¿Qué es el chavismo?


Ignacio Ramonet

venezuela
Venezuela: La democratización de la felicidad
Un humanismo revolucionario
¿Es pertinente plantearse ‘¿qué es el chavismo?’ cuando, desde hace varios lustros, se practica cada día en Venezuela…? La respuesta es: sí. Porque aunque es cierto que el chavismo se practica desde hace más de quince años y que se hace con plena naturalidad, llega un momento en que, de la praxis debemos necesariamente pasar a la teoría. Y pasar a la teoría –en ciencia política- supone que, a partir de una experiencia concreta, mediante el análisis, seamos capaces de deducir la ecuación objetiva que podrá volver universal esa práctica. Para extraerla del ‘aquí y ahora’ y hacer que esa experiencia sea posible ‘en cualquier lugar y en cualquier momento’. Sin teoría, toda práctica -en particular en el campo político-, acaba folklorizándose… antes de desaparecer. Además, tengamos en cuenta que el chavismo que no estudiemos nosotros será estudiado contra nosotros. ¿Qué es pues el chavismo?
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Francia: hogar, triste hogar


Paula Domínguez Mezquita

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Si han visitado París recientemente, habrán reparado en un fenómeno que también en España ha sido motivo de portadas, titulares y tertulias televisivas. Me refiero a las personas sin hogar, sin techo, los sans abri (“sdf”: sans domicile fixe; sin domicilio fijo) en el país vecino. Si, como yo, han vivido en la capital francesa y la conocen más allá del Louvre, la torre Eiffel y las deliciosas crêpes, sabrán que hablo, desgraciadamente, de una estampa más de la ciudad. Y es que es difícil pasear por sus calles y no cruzarse con una persona durmiendo en el suelo, en las estaciones de tren, o en los andenes y vagones del metro.
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“Hay que liberar a las mujeres de las miradas de sospecha en la iglesia y la sociedad”


Jesús Bastante

LA IGLESIA, CON OJOS DE MUJER: MIRIAN CORTÉS, NATALIA PEIRO, CLARA PARDO Y TERESA COMPTE
Rectora de la Upsa: “El sacerdocio no nos va a hacer a las mujeres iguales. Somos bautizadas, somos iguales”
No podría haber mejor arranque para el Día de la Mujer Trabajadora. Cuatro de las mujeres más relevantes en la Iglesia española conversaron anoche en la Fundación Pablo VI, sobre su papel en la sociedad y la Iglesia, la igualdad, la violencia de género, la brecha salarial o los prejuicios. Mirian Cortés, rectora de la Upsa; Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas; Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas; y la profesora Mª Teresa Compte.
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El Papa exige a los líderes mundiales “un pacto global sobre los refugiados y por una migración segura”


Jesús Bastante

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FRANCISCO PIDE “ACCIONES CONCRETAS” PARA “LIBERAR A LOS ESCLAVOS DE HOY”
“La liberación de los miserables, de los oprimidos y de los perseguidos es parte de la misión”
(J. B./Aica).- Francisco recodó esta mañana que “la liberación de los miserables, de los oprimidos y de los perseguidos es parte integrante, hoy como ayer, de la misión que Dios encomendó a la Iglesia”. En su discurso a la Comisión Internacional Católica para las Migraciones, reclamó “acciones concretas para liberar a los esclavos de hoy”
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Elogio de la mujer en su día

Leonardo Boff
Leonardo Boff2
Hoy celebramos el día de la mujer en el contexto de una gran toma de conciencia a nivel mundial sobre las violencias que sufren las mujeres, inclusive niños inocentes, por parte de los hombres, maridos, novios, parientes. El tráfico de mujeres en el mundo asciende a mil millones de dólares.
La cultura patriarcal no ha sido superada todavía. La mujer por el hecho de ser mujer, aunque tenga la misma cualificación que un hombre, gana casi un 20% menos en casi todos los países del mundo. Y hay que saber, como he escrito en este espacio, que en el comienzo de todo no está lo masculino (el mito de Adán) sino lo femenino, generador de todos los humanos, desde las aguas primordiales de los océanos, y después genéticamente.

No hay modo de reparar esta discriminación sino haciendo una verdadera revolución de hábitos. Ellas, las mujeres, la están haciendo. Podemos ser fuerzas auxiliares, cambiando nosotros mismos, apoyándolas en todo y siendo socios y compañeros de ellas en todas las tareas de la vida. Existe la diferencia de género, pero la diferencia es para la reciprocidad y la mutualidad de tal manera que, relacionándonos de manera paritaria, todos nos haremos más completos y humanos.
Las mujeres son más de la mitad de la humanidad. Y son también las madres y hermanas de la otra mitad que son los hombres. ¿Cómo no tratarlas con el cariño y cuidado que merecen? Ellas fueron las que nos pusieron en este mundo. Estamos siempre en sus corazones y de allí nunca saldremos.
Hay muchos textos conmovedores que exaltan la figura de la mujer. Pero hay uno de gran belleza y verdad que nos viene de África, de una noble abisinia, recogido como prefacio al libro Introducción a la esencia de la mitología (1941), escrito por dos grandes maestros en el área, Charles Kerény y C. G. Jung. Así habla una mujer en nombre de todas las mujeres:
«¿Cómo puede saber un hombre lo que es una mujer? La vida de una mujer es completamente distinta de la del hombre. Dios lo hizo así. El hombre es el mismo desde el momento de su circuncisión hasta su declive. Es el mismo antes y después de haber encontrado por primera vez a una mujer. Sin embargo, el día en que la mujer conoce a su primer amor, su vida se divide en dos. Ese día ella se convierte en otra. Antes del primer amor, el hombre es el mismo que era antes. La mujer, desde el día de su primer amor, es otra. Y lo seguirá siendo toda la vida».
«El hombre pasa una noche con una mujer y luego se va. Su vida y su cuerpo son siempre los mismos. Pero la mujer concibe. Como madre, es diferente de la mujer que no es madre, pues lleva en su cuerpo durante nueve meses las consecuencias de una noche. Algo crece en su vida y nunca va a desaparecer de su vida. Pues es mujer y madre. Y seguirá siendo mujer y madre aun cuando el niño o los niños hayan muerto, porque lleva al niño en su corazón. Incluso después de que nace, lo sigue llevando en su corazón. Y de su corazón no se irá nunca, aunque el niño muera».
«Todo esto no lo conoce el hombre. Él no sabe nada de esto. No sabe la diferencia entre el “antes del amor” y el “después del amor”, entre el antes y el después de la maternidad. No lo puede saber. Sólo una mujer puede saberlo y hablar de ello. Es por eso que nosotras, mujeres y madres, nunca nos dejaremos persuadir por el machismo de nuestros maridos. Una mujer puede solo una cosa: puede cuidar de sí misma, puede conservarse decente, ella debe ser cual es su naturaleza. Debe ser siempre niña y madre. Antes de cada amor es niña. Después de cada amor es madre. En esto podrás saber si ella es buena mujer y madre».
Sin duda, se trata de una visión idealizada de la mujer y de la madre. En ellas también existen las sombras que acompañan siempre a la condición humana, también a la femenina.
Pero hoy, día de la mujer, queremos olvidamos de las sombras para centrarnos solo en el momento de luz que toda mujer es. Por eso hoy debemos saludar a las mujeres y abrazarlas para dar y recibir toda la energía (axé) que ellas portan.
Buscamos el equilibrio entre los géneros, diferentes pero juntos. Que no se prolongue más la guerra de los sexos, que, desgraciadamente, aún perdura.
*Leonardo Boff es autor junto con Rose-Marie Muraro del libro Femenino y Masculino. Una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias, 2004.

Traducción de Mª José Gavito Milano