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martes, 11 de diciembre de 2012

El cardenal Bagnasco condena la irresponsabilidad de la clase política italiana que piensa solo en ocupar el poder

CLARA REFERENCIA A LA VOLUNTAD DE BERLUSCONI DE REGRESAR


INFO CATOLICA

El presidente de la Conferencia episcopal italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, ha tachado este lunes de «irresponsable» a una parte de la clase política italiana, «aquellos que sólo piensan en instalarse mientras la casa está en llamas», aseguró el cardenal, en lo que parece una clara alusión al ex primer ministro Silvio Berlusconi, quien anunció el viernes que se presentará a las elecciones del 2013.

(AFP/InfoCatólica) En una inusual entrevista concedida al diario Il Corriere della Sera, el purpurado italiano considera que desde hace un año el gobierno del tecnócrata Mario Monti «puso al país frente a capitulaciones humillantes y muy arriesgadas». «Se confirma que se ha arraigado una crisis económica, cultural y moral en el país», sentenció el prelado.
«No se pueden liquidar los sacrificios de todo un año hechos por los italianos, sobre todo por las capas más frágiles de la población», subrayó el cardenal, al mencionar los planes de austeridad, los impuestos y recortes que han afectado a la clase media con el fin de enderezar las cuentas del país.
Berlusconi inició ya su campaña contra Monti cuestionando las medidas de austeridad adoptadas por el tecnócrata. Por sexta vez en casi veinte años, Il Cavaliere, de 76 años, decidió entrar en liza como candidato de centro-derecha al cargo de primer ministro en las elecciones legislativas del 2013. La anunciada dimisión de Monti ha generado preocupación en Europa y afectado los mercados.
«Lo que más nos preocupa es la cohesión social del país. ¿Cuánto aguantará Italia?», se interrogó el preidente de la conferencia episcopal italiana.

Una teología comunitarita de la liberación Mario Díaz (Chile)

Enviado a la página web de Redes Cristianas
Los laicos católicos vivimos en el mundo, sin ser promotores de un “mundo sin Dios”. Pero, el “mundo humano”, de los pobres y de los ricos; el mundo de los eco-sistemas; el mundo de los poderes económicos y políticos; el mundo de la cultura de la diversidad global, afecta la intimidad misma de la fe que ilumina y orienta la vida cotidiana. No somos “a-mundanos”. Tenemos mundo e historia. No podemos ser neutrales, frente a los problemas ecológicos o ambientalistas o socio-económico-políticos o culturales y ético-humanos. Porque la fe cristiana que decimos profesar o vivir, implica una “concepción del mundo y de la vida”.
No es difícil detectar los problemas que marcan a nuestras sociedades, criticar es muchas veces demasiado fácil. Anticiparse en algunos casos e iniciar procesos reales de solución a estos problemas es poco frecuente entre nosotros. El fracaso de las grandes ideologías se debe a que no tienen respuestas actuales a los problemas de hoy. Para algunos agitadores es casi imposible aceptar que el suelo que pisan y que es la realidad histórica, es un sistema global que determina lo que se puede hacer en política.
Los “materialismos ideológicos transversales” han destruido valores que en décadas pasadas hacían la diferencia entre proyectos políticos y culturales. Hoy la guerra fría, por ejemplo, es una pieza de museo. Pero, la esterilidad ideológica de algunos, se cubre con anacrónicas discusiones que no ven la nueva situación mundial y nacional.
Lo nuevo es que en este mundo del siglo XXI, se pueden producir agitaciones muy violentas, incluso “revoluciones” o violentos cambios de régimen, pero no se cambia nada de fondo. Una violenta revolución nacional o local, no cambia lo central del sistema: el mercado global y los intereses del gran imperio del norte. El sistema global promueve las imágenes de los líderes épicos de la guerrilla de los años 60, si esto es un mero consumismo ideológico sin efectos políticos. Hoy hablar de reformismo versus revolución es una mera retórica sin contenido histórico. Hoy la gente de izquierda es tan consumista como un joven rico o un mediocre pastor evangélico o sacerdote católico.
Las protestas tienen presencia mediática y se promueven, en la medida que dividen y domestican a los sectores medios y populares. Se usa el rechazo a un comunismo más mítico que masivo. En Chile, las fuerzas que podrían incorporar al sistema, conquistas sociales reales multifacéticas, no han sido capaces de recrear en las bases populares una nueva conciencia democrática. De un “anti” se ha pasado a una disolución de las legítimas identidades. Es un falso “irenismo ideológico”. El auténtico pluralismo supone asumir las diferencias, tolerarlas en un espacio democrático posible. Para esto se necesita reconocer un fundamento humano concreto inalienable. Para los comunitaristas social-cristianos, este fundamento es la Persona, la Comunidad y el Cristianismo Liberador.
El valor central de la persona humana se proyecta en la promoción de los derechos humanos. Hay que organizar redes sociales que desarrollen una participación efectiva de las bases. También los laicos necesitan expresarse en comunidades que sean espacios de libertad espiritual. El discernimiento del Magisterio de la Iglesia de parte de estos laicos organizados debe ser respetuoso e informado y siempre de buena voluntad, pidiendo tolerancia cuando a conciencia se piensa de otra manera. La Iglesia de hoy no se puede basar en una obediencia forzada e hipócrita. Como sucede entre algunos docentes de una Universidad Católica donde por interés o por dinero se aparenta ser un católico acrítico o cerrado. Es honesto discrepar manteniendo el diálogo y buscando siempre la verdad.
Ser católico auténtico en estos tiempos supone el diálogo como actitud permanente, porque no se puede estar de acuerdo en todo con un Obispo o con un Sacerdote, pues no se les puede ver como neutros en su forma de vivir, o de pensar y tampoco se les puede ver como una “personificación de la verdad revelada o de una espiritualidad que casi está fuera de la historia”. La verdad revelada se discierne en comunión con toda la Iglesia, entre ellos los fieles. Lo jerárquico en la Iglesia no es autoritario. Seguramente seguirán pretendiendo muchos de estos “consagrados con poder”, la mayoría, que son apolíticos o sin poder o sin dinero porque no son dueños de los bienes que usan, pero eso es una ideología de la edad media; hoy son primero que nada personas que tienen que testimoniar que son virtuosos y consecuentes con lo que enseñan; de lo contrario sus gestos rituales y palabras “son pajas resecas que se las lleva el viento”.
¿Quién los sigue hoy por lo que dicen o por el poder que ejercen? Miles de personas los han dejado de seguir, precisamente, porque ejercitan su poder a demasiada altura. Se les sigue o escucha por lo que viven y se les tiene confianza en la medida que son sinceros y no “sepulcros blanqueados”. ¿Esto lo tiene que decir un cismático o un hereje? ¿No es una realidad sentida por los fieles más piadosos?
Entre los laicos hay diversas sensibilidades y es legítimo e inevitable. Para operar desde la identidad cristiana en la sociedad civil hay que fortalecen la comunidad frente al individualismo. La comunidad debe ser un espacio liberador frente a la deshumanización del mercado. Desde esta realidad inter-personal emerge y emergerá una reflexión teológica que busca construir un espacio para la persona como valor fundamental. Miles de redes sociales deben hacer posible este espacio. En estos grupos comunitarios debe estar el germen de una nueva sociedad, donde el ser predomina sobre el tener.
Una teología comunitarista de la liberación tiene que validarse, es nuestro compromiso, para acompañar el proceso de los cristianos que buscan hacer cambios desde una transformación primero personal y después colectiva, donde lo político-económico-cultural es un fruto de la fe-esperanza-amor. El comunitarismo social cristiano tiene que ser primero un comunitarismo vivenvial inter-grupal, luego un comunitarismo socio-político-económico-cultural. Esto nos convoca a un nuevo tipo de agrupaciones de base cristiana y ecuménica o interreligiosa o pluralista. Estos laicos viven su cristianismo en la frontera del mundo-Iglesia, es uno de los últimos lugares que nos quedan para evitar paternalismos alienantes y discernir con fidelidad el evangelio y mantener la unidad con los Pastores de la Iglesia. Nadie está obligado a pensar o vivir como un comunitarista social cristiano, y nadie puede negar nuestro derecho a querer vivir nuestra fe en estos términos: eclesial-socio-político-económico-cultural.
(*) Estudiante en Práctica Profesional de 5° año de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule. Colectivo Cultural Jorge Yáñez Olave.

Carta abierta de la Comisión Permanente del Foro de Curas de Bizkaia a su Obispo sobre la comunión y la unidad del Presbiterio de nuestra Diócesis.

Monseñor Iceta, su Deán y el peón de Pastoral Social

Carta abierta de la Comisión Permanente del Foro de Curas de Bizkaia a su Obispo sobre la comunión y  la unidad del Presbiterio de nuestra Diócesis.

 
 
D. MARIO ICETA
Obispo de Bilbao                                  
                                             
                                               Bizkaia, 10 de Diciembre de 2012


D. Mario:

La carta abierta es un género literario aceptado, como se constata desde la epistolografía romana. Tiene, con el resto de estilos de cartas, un destinatario; y, al mismo tiempo, y con toda legitimidad, va dirigida a un público más amplio; de modo que uno no invalida lo otro. Pues bien, mediante este género epistolar queremos poner en conocimiento suyo y de otras personas lo siguiente:

Cuando el Foro de Curas de Bizkaia se constituyó el 8 de Noviembre de 2010 hicimos saber – como así consta en nuestra Declaración constitucional- que lo poníamos en marcha “como ámbito estable de encuentro, debate, propuesta” y también como “apoyo mutuo en estas circunstancias que nos toca vivir”.

Intuíamos que la ola restauracionista que se reforzaba con su llegada iba a provocar, entre otros problemas, una notable fractura del Presbiterio Diocesano y queríamos poder contar, cuando ello aconteciera, al menos, con el consejo y el apoyo de los compañeros del Foro.

Hoy queremos manifestarle que las declaraciones recientemente vertidas en la prensa por el Deán y Párroco de la Iglesia Catedral sosteniendo que “los verdugos y los criminales se pueden sentar en el parlamento” es una acusación con tintes partidistas que, en vez de favorecer la pacificación y la reconciliación, la entorpece, además de “poder” resultar injuriosa. Suponer (y propalar) que la intervención del Delegado Episcopal de Pastoral Social es a título “personal y no diocesano” y firmar la suya como “Deán y Párroco de la S. I.  Catedral de Bilbao” es una improcedente yuxtaposición que “puede” ser interpretada (como así ha sucedido) como una “guerra” en la cúpula de la Iglesia Diocesana. Y afirmar (a partir de los titulares de prensa y sin referencia alguna al contenido del texto ni a la trayectoria de la Delegación Episcopal de Pastoral Social en favor de las víctimas) que su posición es “un insulto a la inteligencia y a la decencia” es inaceptable de todo punto.

Estas declaraciones del Deán y Párroco aquí reseñadas, y la manera como ha actuado, nos resultan difícilmente aceptables en un católico. Intolerables, en un sacerdote. Y, sobre todo, en quien rige la iglesia en la que se ubica la cátedra y desde la que nuestro Obispo Diocesano imparte su magisterio.

Queremos recordarle que el Delegado Episcopal de Pastoral Social no es miembro del Foro, pero sí, es un presbítero de nuestra Diócesis cuya trayectoria conocemos, por supuesto, con sus luces y con sus sombras. Entre éstas últimas puede encontrarse el escaso dinamismo de la Delegación (al que nos hemos referido críticamente desde el Foro en diferentes ocasiones), pero nunca, su apuesta en favor de las victimas, de la pacificación y de la reconciliación y, ni mucho menos, su “inteligencia” y “decencia”.

 Por esa razón, nos vemos obligados a salir públicamente en defensa de su sinceridad y honestidad evangélicas, así como de su neta opción en favor de las victimas. Desearíamos que Vd. hiciera otro tanto y que despejara también las dudas vertidas por el Párroco y Deán de la catedral. Y junto a Vd., otros compañeros presbíteros.

Siempre defenderemos el derecho de cualquier persona a expresarse como lo estime más conveniente, pero entendemos que, en la medida en que se asume una responsabilidad institucional en nuestra iglesia (por nimia e irrelevante que sea), no se puede insultar (y menos, públicamente) a otro responsable pastoral (y a muchos católicos) con calificativos que, además, de injustos, son manifiestamente falsos. Con toda claridad: el Deán y Párroco de su Iglesia Catedral ha traspasado una línea que nunca tuvo que rebasar, al menos como sacerdote y Deán - Párroco.

Entenderá que le pidamos, a la luz de estas declaraciones, que, puesto que su misión consiste en presidir en la comunión y en la unidad el Presbiterio de nuestra Diócesis, adopte las decisiones que estime oportunas, habida cuenta de la gravedad y alcance de las declaraciones vertidas.

Queremos manifestarle que si decidiera dar la callada por respuesta se correría un altísimo riesgo de agravar la ya delicada concordia y unidad en el seno de nuestro Presbiterio Diocesano y de éste con su Obispo. Por eso, nos atrevemos a pedirle que ponga orden y cordura entre sus colaboradores más cercanos.

Finalmente, agradeceríamos que el Consejo del Presbiterio Diocesano dedicara el tiempo que se estimara a analizar la unidad y la comunión en el seno del Presbiterio (algo, por cierto, ya abordado en el tramo final del pontificado de D. R. Blázquez) y, sobre todo y de manera particular, la trayectoria desplegada por el actual Obispo hasta el presente (y la deseable en el futuro) como responsable primero y garante de dichas comunión y unidad.

Nosotros, como Comisión Permanente del Foro de Bizkaia, queremos manifestarle nuestra disponibilidad para trasladarle, cuando lo estime oportuno, nuestro diagnóstico de la situación actual y, particularmente, la valoración que nos merece la singular  relación que viene manteniendo con un sector minoritario del clero (del que también forma parte el Deán - Párroco de la Catedral) desde que fue nombrado Obispo auxiliar de nuestra Diócesis y a escuchar atentamente, por supuesto, lo que tenga que decirnos.

Comisión Permanente del Foro de Curas de Bizkaia

El obispo Casaldàliga abandona su casa en Brasil tras recibir amenazas de muerte

Defensor de la teología de la liberación, el prelado, enfermo de parkinson, ha dedicado su vida a los más pobres
El obispo Pere Casaldàliga, de 84 años, enfermo de Parkinson y nacido en Balsareny (Bages), se ha visto obligado a marchar de su casa en Sao Felix don Araguaia (Brasil) tras haber recibido amenazas de muerte por su defensa de los indios de Xavante y de los más pobres.
Francesc Escribano, biógrafo del obispo y director de la productora Minoria Absoluta, que prepara una miniserie de televisión sobre Casaldàliga, ha explicado que el religioso ha dejado su casa a petición de la policía federal de Brasil.
Las autoridades brasileñas lo han trasladado a un lugar desconocido, donde cuenta con protección policial, ante las amenazas de muerte recibidas en los últimos días por parte de los colonos que ocupan ilegalmente las tierras de los indios de Xavante. Los tribunales brasileños está a punto de dar la razón al colectivo indígena en el contencioso que mantienen con los colonos por la ocupación de sus tierras, lo que ha incrementado la violencia por parte de los ocupantes, lo que, a su vez, ha aconsejado el traslado del obispo retirado.
El Conselho Indigenista Misionário ha emitido un comunicado de solidaridad con el prelado en el que, junto a otras entidades de la zona, defiende el compromiso del obispo “con la defensa de los intereses de los más pobres y de los pueblos indígenas”.
Nacido en una familia de campesinos de Balsareny el 16 de febrero de 1928, Casaldàliga se ha caracterizado por su defensa de los derechos de los pobres y los indígenas. Estudió en el seminario de Vic y en 1952 fue ordenado sacerdote. En 1968 ya estaba en el Estado brasileño de Matto Grosso y tres años después era consagrado obispo de São Félix do Araguaia, un territorio de 150.000 kilómetros cuadrados y una de las mayores reservas indígenas del país.
Vinculado a la teología de la liberación, sufrió pronto amenazas de muerte y persecución del régimen militar brasileño y de los terratenientes
Nunca volvió a España, ni siquiera para el entierro de su madre. Tampoco cumplió con la visita ad limina que cada cinco años deben realizar los obispos a Roma para rendir cuentas al Papa. “Soy un pobre, y los pobres no viajan”, se disculpó siempre. Vinculado a la teología de la liberación, Casaldàliga sufrió pronto amenazas de muerte y persecución del régimen militar brasileño y de los terratenientes de la diócesis, que llegaron a matar a su vicario, João Bosco, confundiéndolo con él.
Pablo VI, que lo hizo obispo tras el impulso reformador del Concilio Vaticano II, se vio obligado a alzar la voz en Roma para que se supiera que Pere Casaldàliga era, todavía, uno de los suyos. “Quien toca a Pedro toca a Pablo”, dijo en frase memorable. La ofensiva posterior de Juan Pablo II contra los teólogos de la liberación, entre los que el prelado catalán fue siempre un referente, desembocó en todo lo contrario: Casaldàliga fue desde hace décadas un estorbo para Roma, que lo jubiló sin contemplaciones en 2005.
Los misioneros con problemas por defender a los pobres siempre acuden a una famosa frase con que Dom Hélder Câmara, el carismático obispo de Recife (Brasil), desarmaba a sus críticos en Roma: “Si doy limosna a un pobre me llaman santo, si pregunto por qué los pobres no tienen qué comer me llaman comunista”. Casaldàliga lo dice de esta otra manera: “Si decimos a los curas y a los laicos que hay que ayudar a los pobres, ¿cómo explicar que un obispo no es el primero en hacerlo?”. Predicaba así no sólo en su diócesis, sino viajando por toda Latinoamérica.
Su mayor desafio fue visitar la Nicaragua sandinista semanas después de que lo hiciera Juan Pablo II para reprender a los sacerdotes protagonistas de aquella revolución. De entonces es otra frase famosa en la Iglesia de la liberación, dicha en su presencia por el sacerdote y ministro sandinista, Fernando Cardenal: “Es posible que esté equivocado, pero déjenme equivocarme en favor de los pobres, ya que la Iglesia se ha equivocado durante muchos siglos en favor de los ricos”.