FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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jueves, 19 de agosto de 2021

Hazte Oír, CitizenGo, Abogados Cristianos… las mil caras de la secta ultracatólica El Yunque en España

 


Juan Francisco Albert

laicismo

El Yunque

FUENTE: AL DESCUBIERTO
Estos días de agosto, la organización ultracatólica Hazte Oír ha vuelto a salir a la palestra dada la filtración de Wikileaks que revela las fortunas y empresas que la financiaron con cuantiosas y generosas donaciones. Posteriormente, usaría estos recursos para impulsar a Vox de un partido marginal a la tercera fuerza política que es hoy en día en España.
Sin embargo, Hazte Oír es solo una de las muchas caras de El Yunque en España. Pero, ¿qué es El Yunque?
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La sinodalidad era el modelo de la Iglesia primitiva, no es un proyecto del papa”

 


Redes Cristianas

Sinodalidad

El secretario del Sínodo de los Obispos ha animado a “recorrer con valentía este camino de la Iglesia sinodal”
“Me gustaría aclarar un malentendido. Muchos piensan que la sinodalidad es un ‘proyecto favorito’ del Papa. Espero que ninguno de nosotros comparta esta opinión. En las diversas reuniones preparatorias quedó claro que la sinodalidad era la forma y el estilo de la Iglesia primitiva”. Así lo ha manifestado a Vatican News el cardenal Mario Grech, secretario del Sínodo, al ser preguntado por los preparativos del Sínodo de la Sinodalidad, un proceso previsto para desarrollarse entre 2021 y 2023, cuando se celebrará la Asamblea en Roma.

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El arzobispo de Lima propone poner ‘párrocos’ laicos en las iglesias

 

Mateo González Alonso

Amerindia

Vida Nueva
Carlos Castillo Mattasoglio presentó su plan de renovación de las parroquias de la capital peruana
El arzobispo de Lima, Carlos Castillo Mattasoglio, ha presentado las líneas de renovación de la diócesis de la capital peruana. Un proyecto para el que está pidiendo permiso al Vaticano “para varias cosas que no están permitidas”, confesaba en una intervención del 21 de julio que ha trascendido a las redes sociales.
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Sinodalidad y misión de la Iglesia hoy

 


Víctor Codina

Amerindia

Sinodalidad

El Papa Francisco, el 17 de octubre de 2015, en el 50 aniversario de la institución por Pablo VI del sínodo de obispos, pronunció un discurso de gran contenido teológico en el que afirmó textualmente:
“El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio”.
La palabra sinodalidad proviene de la palabra griega “sínodo” que significa camino conjunto. Juan Crisóstomo decía que “sínodo es el nombre de la Iglesia”, es decir su definición.
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afganistan-nuevos-interrogantes

 Redes Cristianas

Fernando Bermúdez López 

De nuevo los talibanes se hacen con el poder en Afganistán. Un país que lleva más de treinta años viviendo en medio de conflictos armados, dejando casi un millón de muertos y más 6 millones de refugiados. La terrible crisis que estos días está viviendo este país me ha llevado a recordar la conversación que sostuve hace cinco años con refugiados afganos en el campamento de Katsikas en Grecia.

Una calurosa mañana de julio nos encontramos a un hombre afgano de 70 años, llamado Fadlan, en la puerta de su jaima. Era alto, flaco, con una poblada barba blanca y mirada bondadosa, pero triste. Nos recibe con mucha amabilidad. Hablaba árabe y un poco de inglés. Nos invita a sentarnos en los taburetes que había en la puerta de la jaima. Después de un cordial saludo nos comparte el dolor de haber dejado el corazón en su tierra. Fue profesor de secundaria en Kandahar. Mostraba deseos de hablar y desahogarse contándonos su experiencia.

No hay persona en Afganistán que no tenga a algún miembro de la familia asesinado. A un sobrino suyo los talibanes lo llevaron a la montaña y allí vio como mataban a la gente delante de él. “Mi hermano -nos dijo- es ingeniero, salió para Pakistán en un autobús.  Los talibanes detuvieron el vehículo, se subieron y exigían a los hombres que leyesen parte del Corán en árabe. Lo hacían para detectar infieles. Nuestro idioma es un dialecto del persa, pero solo algunos sabemos árabe. Mi hermano se salvó porque sabe árabe. A quienes no sabían leer en árabe o llevaban ropa occidental los bajaron del autobús y se los llevaron. No sabemos qué habrá sido de ellos”.

Y continuó diciendo: “Nuestro pueblo ha sufrido mucho. Esta es nuestra historia: allá por el año 1978 estaba en el poder el Partido Democrático Popular que hizo grandes reformas en el país. El presidente Muhammad Taraki combatiól la corrupción, inició una campaña de alfabetización. Por primera vez las mujeres asistieron a la escuela y a la universidad. Legalizó los sindicatos, estableció una ley de salario mínimo, promulgó una ley de igualdad de derechos para las mujeres, dándoles libertad para llevar velo o no llevarlo.

Hizo una reforma agraria, lo cual indignó a los terratenientes que crearon una fuerte oposición contra él. Proclamó la libertad religiosa, instaurando un Estado laico. Esto creó más oposición entre los tradicionalistas, sobre todo entre los talibanes que consideraron estas reformas como una amenaza para la tradición y una traición al islam. Y empezaron los atentados terroristas, hasta iniciarse una guerra de los talibanes contra el gobierno del Partido Democrático Popular.

Entonces, el gobierno pidió ayuda a la Unión Soviética y llegaron tropas rusas al país. En 1988 los talibanes asesinaron al presidente Taraki y en 1992, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, los talibanes tomaron el poder. Por ese tiempo, el saudí Osama Bin Laden creó el movimiento Al Qaeda, que dominó al gobierno islamista de los talibanes, apoyó a Estados Unidos contra los soviéticos. Pero después, Bin Laden tomó conciencia de que Estados Unidos lo estaba utilizando para sus intereses y se enfrenta a los norteamericanos.

En el año 2001, después de los atentados del 11 de septiembre contra las torres gemelas de Nueva York, Estados Unidos invade Afganistán apoyado por la OTAN. Y a partir de ahí se agudizó nuestra ruina. Todo fue destrucción y muerte. Casi 7 millones de compatriotas salieron huyendo del país. Después entró también el DAESH. En Afganistán ya no se puede vivir en paz. Y es por eso que estamos aquí como refugiados sin saber qué va a ser de nuestra vida. Europa nos cierra las puertas”.
Después de escuchar con atención a este hombre, le dijimos: Estamos con vosotros. Os acompañamos en vuestro sufrimiento y en vuestras esperanzas.
Una de sus hijas nos ofreció un té. Y, después de un fuerte apretón de manos, nos despedimos de él.

Pasaron cinco años de aquella conversación. Estos días, Afganistán está de nuevo en las noticias internacionales. Tras la invasión de Estados Unidos en octubre de 2001, los talibanes fueron derrotados, sin embargo, en la clandestinidad comenzaron una larga guerra de guerrillas con atentados terroristas. Hoy, dos décadas después, y con más de 2.400 militares estadounidenses muertos y alrededor de dos billones de dólares gastados, los talibanes parecen más fuertes que nunca. Y con ellos puede regresar el fundamentalismo islámico. El temor es que se imponga el rigor de la ley islámica y el poder arbitrario de las armas, y las mujeres sean reducidas a objetos y propiedad de los hombres. Estos días multitud de afganos buscan desesperadamente salir del país. Se agudiza el drama de los refugiados. Esta nueva realidad plantea un interrogante ¿cuál será el futuro de Afganistán y de todo Oriente Medio?

La ONU se muestra preocupada por los derechos humanos y una posible amenaza terrorista en Afganistán

 


Público

Naciones Unidas propone ayudar al pueblo afgano, EEUU ha pedido que garanticen la salida segura de aquellos ciudadanos que quieran abandonar el país y Rusia asegura que seguirá “interactuando” con los talibanes
La mayoría de los países del Consejo de Seguridad de la ONU han mostrado este lunes su máxima preocupación por la violación de los derechos humanos en Afganistán y su temor a un eventual surgimiento del terrorismo en el país asiático tras caer en manos de los talibanes.
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Francisco: “Vacunarse, y ayudar a que la mayoría de la gente lo haga, es un acto de amor”

 


Jesús Bastante

Religión Digital

papa49

El Papa y seis prelados de todo el mundo se suman a una campaña global por la vacunación contra el coronavirus
“Gracias a Dios y al trabajo de muchos, hoy tenemos vacunas para protegernos del COVID-19. Ellas traen esperanza para acabar con la pandemia, pero sólo si están disponibles para todos y si colaboramos unos con otros”, sostiene el Pontífice
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Noam Chomsky, Filósofo y lingüista: “La libertad de los medios de comunicación pútblicos depende del nivel de democracia de la sociedad”

 


Victor Pickard (The Nation)

Publico

Chomsky

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Para todo crítico con los medios de comunicación y la política a finales del siglo pasado y principios de este, Los guardianes de la libertad, de Edward S. Herman y Noam Chomsky, era una lectura imprescindible.
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EL AMOR A NUESTROS PADRES


col martell

 

joven birmania

Cuando pude ver esta foto de un joven de Birmania, que iba a Bangladesh a buscar mejores oportunidades, una jornada de siete días de marcha cargando a sus ancianos padres porque, no podían caminar y no deseaba dejarlos pasando necesidades, mientras él iba a buscar mejores trabajos, en verdad, me conmovió, como creo que a ustedes les pase lo mismo.

¿Cuántos de nosotros hemos abandonado a nuestros padres en la patria que nos vio nacer y venimos a buscar mejores oportunidades de trabajo y a vivir mejor, mientras dejamos a nuestros padres sufriendo no solo por la pérdida de sus hijos sino también por la carencia de comida y de poder pagar sus gastos diarios? Alegando que ellos en su ciudad natal viven con cualquier cosa y acá se aburrirían porque no tendrán ningún roce social, ni familia, vecinos ni amigos.

¿Cuántos de nosotros hemos traído a nuestros padres para que nos sirvan de cocineros, cuidar de nuestros hijos y limpiar nuestra casa, en una palabra como “sirvientes” y no los sacamos a pasear porque nos da pena que no hablen el idioma y que sus costumbres sean muy atrasadas, sin darnos cuenta que nuestros hijos están mirando esas actitudes y cuando pasen los años nos harán igual a nosotros?

¿Cuántos de nosotros cuando nuestros padres están viejos y achacosos los metemos en una casa de ancianos, con la hipocresía: “es para que vivan mejor” y lo más triste que los abandonamos y ni siquiera los visitamos, mordiéndose ellos las lágrimas para que no nos demos cuenta de su dolor, allí le dan comida pero en muchos casos los tratan muy mal y a ustedes no les importa?

¿Cuántos de nosotros dicen: “No tenemos obligación con nuestros padres porque no nos preguntaron si queríamos venir a este mundo”? Y yo les pregunto ¿Ustedes se llaman cristianos? Porque Dios creó la familia para que fuera el pilar de nuestra educación y disciplina. Nuestros padres cuidan de nosotros mientras somos niños, ninguno de ustedes pueden valorar lo que es buscar la canasta familiar, vestirnos, enviarnos a estudiar, pagar la casa, los sacrificios que hacen y muchas veces las lagrimas que derraman porque se ven frustrados y con grandes limitaciones, entonces, ¿por qué no retribuirlos, cuidando nosotros de ellos hasta el final de sus días?

Queridos hermanos, cuando un país se olvida de la familia, va en su propia destrucción, porque el amor a la familia nos llena de grandes valores que más tarde, cuando somos adultos, comprendemos que nos sirve de freno para no cometer fechorías. Una familia en la que se carezca de uno de ellos, por cualquier motivo, sus hijos notarán la falta y crecerán sin un pulmón, (porque necesitamos los dos), siéndole más difícil respirar la felicidad.

Dios bendiga la familia, aten a sus padres en un amor eterno y a los hijos que los cuiden hasta que el Señor los llame a su presencia. Amén.

 

DERECHOS SIN DEBERES SON CRÍMENES

 Religión Digital 

col faus

 

Se ha comentado muchas veces la capacidad que tiene el ser humano para envilecer o prostituir las realidades más hermosas: sea el amor, la convivencia o el deporte. Temo que algo semejante estemos llevando a cabo con el tema sagrado de los derechos humanos.

La obsesión de las históricas Declaraciones de derechos humanos por subrayar que estos son algo de todos los humanos (y no solo de los grupos poderosos de la tierra), llevaba implícita la afirmación de que los derechos humanos son sobre todo, obligaciones mías para con los que más carecen de ellos: deberes para con los demás y no solo ventajas o exigencias mías ante ellos. Poco a poco ese presupuesto se ha ido olvidando y los derechos humanos se están convirtiendo en derechos del egoísmo humano: cada cual los reivindica solo para sí (o para él y su grupo). Hasta el punto de que deseos o veleidades mías pasan por delante de auténticas necesidades de los otros. Y sin atender a la elemental posibilidad de conflictos entre derechos propios y ajenos, que puede implicar alguna limitación de las propias reivindicaciones.

¿Qué puede seguirse de ahí? Intentaré sugerir algunas pistas siguiendo el lema del gran Sandino nicaragüense: “los derechos de los pobres son más sagrados que los derechos de los poderosos”.

1.- Creo que lo antes dicho se ha manifestado claramente durante la covid19: hemos visto bastantes grupos reclamando su derecho (¡teóricamente innegable!) a ir donde quieran, con quien quieran y como quieran, pero sin que eso implique además un derecho de los otros a no ser contagiados por el virus: ellos verán. Y aclaro que esta afirmación no impide reconocer la gran dificultad de precisar los límites y las dimensiones de cada reivindicación, en un tema como este donde hay pocas certezas y muchas probabilidades, imposibles de delimitar con exactitud.

La pasada declaración de nuestro Tribunal Constitucional sobre el estado de alarma es un ejemplo de ello. Podría ser (no sé) que ese estado de alarma fuese efectivamente inconstitucional (aunque la ajustada mayoría y el voto particular del señor Conde Pumpido merecen una consideración muy seria). Pero aunque fuese inconstitucional era éticamente obligatorio: nos dicen que salvó casi medio millón de vidas. Pero, aunque hubieran sido solo mil, un juez está obligado a tener esto en cuenta, incluso aunque crea que a él le toca solo lo jurídico y no lo ético: porque lo ético también tiene que ver con la justicia. Y no es lo mismo una ilegalidad moral que una ilegalidad inmoral. Jesús de Nazaret también hizo muchas cosas que eran ilegales, pero moralmente provechosas. Hubo Nicodemos y Arimateas que comprendían eso; hubo también sumos sacerdotes y sanedritas que lo condenaron por ello.

En cualquier caso, resulta innegable que durante esta epidemia, mucha gente ha concebido y ha invocado los derechos humanos como una legitimación de los propios egoísmos y de la propia insolidaridad. Y que este modo de proceder ha tenido un influjo importante en la aparición de esa “quinta ola” o “variante delta” o como queramos llamarla.

2.- Pero estas reflexiones no apuntan propiamente a la pandemia que ha sido solo una especie de parábola inicial. El objetivo al que queríamos llegar es una nueva Declaración (esta vez no nacional sino mundial), de un grupo de científicos que alarmaban sobre el problema ecológico, calentamiento del planeta, cuidado de la casa común o como queramos llamarlo. La declaración amenaza con “un futuro espantoso” (la pérdida constante de la biodiversidad hará imposible la vida compleja en la tierra) y es pesimista por la constatación de compromisos y deberes incumplidos desde que comenzamos a vivir este problema.

Los poderes que están destrozando el planeta (poderes económicos sobre todo y, por eso, globales) apelan también a supuestos derechos y grandes palabras: derecho al progreso, para destruir la Amazonía; a la conquista de un futuro mejor o a la libertad de emprendimiento, para destruir el planeta. O derecho a disponer la riqueza privada a gusto propio, para no tomar medidas que son urgentes. ¿Hemos vuelto al “ius utendi et abutendi (derecho a usar y abusar) de los romanos?

Y por supuesto, entre la gente y entre los medios de comunicación, estos informes tienen mucha menos resonancia que el estúpido melodrama Messi con tantas lágrimas ridículas. La ciencia es como Dios: existe cuando nos podemos aprovechar de ella; pero no cuando nos avisa de un mal camino.

Imaginemos (a modo de parábola) que en alguna isla todavía inexplorada se descubre un nuevo tipo de setas. Una mayoría de los científicos del planeta considera, por análisis químicos, que tales hongos son venenosos. Otro grupo, apelando al derecho a la propia opinión, sostiene que son inocuos y que pueden ser comercializados (curiosamente, entre estos disidentes, están los propietarios de los terrenos en que aparecieron dichas setas…). A base de solos argumentos no se llega casi nunca a la evidencia plena. Lo único claro es que el riesgo que se corre no es el de una simple indigestión sino el del envenenamiento. ¿Cuál debería ser la conducta seguir en un caso así?...

3.- Esa parábola no pretende ser una predicción de lo que va a pasar sino una explicación de cómo se deben enfocar los derechos humanos en muchas situaciones de la historia. No vale apelar solo a lo que se considera un derecho individual propio, sino que es necesario tener siempre ante los ojos, en cualquier decisión, la situación global en la que estoy actuando: también vale aquí aquello tan importante y tan incumplido de “pensar globalmente y actuar localmente”. Por eso me permito terminar evocando dos lecciones que últimamente me he hartado de repetir.

Una es el socorrido refrán latino (corruptio optimi pessima): la corrupción de lo óptimo se convierte en lo pésimo: y los derechos humanos están entre las cosas mejores que tenemos. El otro es la apelación (que me he cansado de hacer) a la advertencia de Simone Weil hace ya casi un siglo: una declaración de los derechos humanos, sin otra declaración universal de los deberes humanos, puede convertirse en eso que los latinos llamaron “corruptio optimi”.

Así estamos. Y en la raíz de esta situación creo que está ese individualismo desproporcionado que ha sido el pecado original de nuestra querida Modernidad. Los derechos humanos dejan de ser entonces un deber mío hacia los demás, y se convierten en un deber de los demás para conmigo.

¿Lograremos salir de ahí?

MARCOS TEÓRICOS PARA ENTENDER LA CRISIS ACTUAL


col boff

Toda la realidad histórico-social, por bien que se presente o por hundida en una situación de caos, demanda un marco teórico (conjunto de conceptos) para poder ser entendida, sea para enfrentar las amenazas que puede representar sea para celebrar un nuevo orden que puede surgir con sus promesas.

El primer marco teórico sigue la ciencia tal como ha venido siendo comúnmente practicada y cuyo método se inauguró en el siglo XVIII con los padres fundadores del paradigma científico moderno. Adquirió su más clara expresión con los resultados del IPCC que hace el seguimiento del calentamiento actual y de la salud de la Tierra. Se orienta por el principio del orden.

Los hechos sobre los cuales reflexiona son, por ejemplo, la irrupción de la Covid-19 mostrando la reacción de la Tierra contra las agresiones hechas por los seres humanos en la era geológica del antropoceno.

Ecología

El otro dato es el crecimiento del calentamiento global cuyo C02, como sabemos, permanece en la atmósfera más de cien años. Dada la voracidad industrialista está llegando a un límite peligroso. Hasta 2030 debe ser reducido drásticamente, en caso contrario conoceremos una dramática transformación del equilibrio de la Tierra, que amenazaría gravemente la biosfera y generaría millones de emigrados en el mundo.

Otro dato es la Sobrecarga de la Tierra (The Earth’s overshoot), es decir, el agotamiento de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de la vida humana y terrestre. Se está volviendo cada vez más grave como revela el último análisis, verificado el 20 de septiembre de 2020. De continuar el nivel de consumo actual, que exige una Tierra y media, puede llevarnos a altos índices de iniquidad social, especialmente entre los pobres.

Están también las “9 fronteras planetarias para el desarrollo” que no deben ser superadas (climas, agua, suelo, biodiversidad, disminución de la capa de ozono, acidificación de los océanos, entre otras). Cuatro se encuentran en alto grado de degradación. A partir de la quinta puede ocurrir un efecto dominó, pues todos los factores son sistémicos y se articulan entre sí. Ahí podría ocurrir el colapso de nuestra civilización.

Resultado final: el escenario es dramático para el sistema-vida y el sistema-Tierra, agravado por la gran ausencia de conciencia colectiva acerca de las amenazas reales que pesan sobre la humanidad en la mayoría de las personas y en los jefes de Estado. El peligro es que engrosemos el cortejo de aquellos que se dirigen hacia su propia sepultura (S.Bauman). Esa lectura lleva al pesimismo y desinterés de las personas por el factor ecológico.

Cosmogénesis

El segundo marco parte de la nueva cosmogénesis, de las ciencias de vida y de la Tierra.  La categoría central no es el orden sino el caos. Aquí se utilizan las conquistas provenientes de la teoría del caos que nos proporciona una lectura más positiva y promisoria. Junto con la teoría de la relatividad de Einstein, de la mecánica cuántica de Heisenberg/Bohr y de la teoría del Caos de Lorenz/Prigogine se ha fundado un nuevo paradigma científico que interpreta de otra forma la realidad histórico-social. Todo en el universo viene de un inconmensurable caos (big-bang). Su explosión hace 13,7 miles de millones de años proyectó materia, energía e informaciones en todas las direcciones. La evolución se hace como una forma de poner orden en este caos. Así surgieron las grandes estrellas rojas.

De su explosión, los materiales formados dentro de ellas fueron lanzados por todos los espacios creando las galaxias, los agujeros negros, las estrellas, nuestro sol y la Tierra y todo lo que ella contiene. Ese caos es singular: posee una dimensión destructiva (caótica) y otra constructiva (generativa). Como ha sido mostrado por Bohm, Lorenz y Prigogine, en el interior de este caos se forma siempre un nuevo orden que emerge dominante en la medida en que disminuye (sin nunca desaparecer totalmente) la destructividad del caos. Triunfa un nuevo orden, más caos irrumpe en todos los seres, también en nosotros los humanos siempre que un orden dado ya no aborda los problemas creados. Así nosotros los humanos somos caóticos y cosméticos (ordenados), sapientes y dementes, portadores de amor y empatía y simultáneamente de odio y de exclusión. Somos la convivencia de estos contrarios.

En este momento con presencia dramática del coronavirus estamos en el corazón de un poderoso caos, que afecta a todo el planeta y a cada uno de los seres humanos. Pero él nos hace descubrir a la Tierra como un todo y que somos también Tierra, parte consciente de ella y no sus dueños y señores. El virus ha invalidado los soberanismos tradicionales, pues el virus no respeta los límites de las naciones, nos ha hecho descubrir que nuestra esencia humana está hecha de colaboración/solidaridad y de la ética del cuidado de unos hacia otros y para con la naturaleza. Nos ha mostrado la urgencia de construir la Tierra como matria/patria común, como la Gran Casa dentro de la cual vivimos, la naturaleza incluida.

Pacto social

La pandemia ha hecho surgir la necesidad de un pacto social planetario para que vivamos como especie en paz y con un mínimo de tensiones. Será una civilización centrada en el valor supremo de la vida, y la economía y la política deben ponerse al servicio de la perpetuación de todo tipo de vida, especialmente de la nuestra. La conclusión que derivamos de este tipo de interpretación es que un orden viejo ha entrado en caos irreversible pero que dentro de él se está gestando (no sin sufrimiento) un nuevo orden, podemos decir, una forma nueva de habitar la Tierra en sinergia con la naturaleza, con fraternidad y amor social. Esto no ocurre en un abrir y cerrar de ojos, pues el caos posee una larga historia y una lenta agonía. Pero él no promete ninguna esperanza, solo más de lo mismo, imposible de ser repetido, pues el nuevo orden tendrá más fuerza de convicción y de asumir la hegemonía en la conducción de la historia.

Resumen de la situación: no vamos en dirección a nuestra propia sepultura sino en dirección a un nuevo tipo de mundo. El sueño de los Foros Sociales Mundiales se realizará no solo como un nuevo mundo posible, sino como un nuevo mundo necesario. Dentro de él estarán los distintos mundos culturales, chino, indio, andino, africano y brasilero con sus valores y tradiciones, mostrando la diversidad de formas de ser humano.

¿Por dónde empezar? El Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti dice: debemos empezar desde abajo (pues de arriba viene siempre más de lo mismo o peor), con cada uno, con cada localidad, con cada país hasta el último rincón del planeta. Todo empezará en el territorio (bioregionalismo), no como viene siendo delimitado artificialmente por la geografía política de los municipios, sino por las formas con que la naturaleza configuró el territorio con sus montañas, sus ríos, sus selvas, sus suelos, sus paisajes y principalmente con la población que durante decenios o siglos ha habitado ese lugar.

'Fratelli tutti'

Todo será integrado en pequeñas y medianas empresas de producción, empezando con la agroecología, con un nuevo tipo de democracia socio-ecológica, reconociendo los derechos de la naturaleza y de la Madre Tierra, con la participación de todos, y con políticas de disminución al máximo de la pobreza y con la integración pacífica de todos. Las tradiciones culturales, las fiestas profanas y religiosas, la veneración de los artistas, de los políticos ejemplares, de sus santos, santas y sabios formarán el territorio en el cual, verdaderamente, se puede llevar a cabo una real sostenibilidad.

Podríamos representar a la Tierra como un inmenso tapete urdido de territorios autónomos e interligados constituyendo la nueva era de la Casa Común, de la Madre Tierra, Madre de todas las luchas y de todas las victorias, cuidada, amada y habitada por pueblos que se sienten hermanos y hermanas porque todos son hijos e hijas de la Magna Mater, o mejor, son la propia Tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera. Estaremos juntos en la alegre celebración del Misterio del mundo y del milagro de nuestra propia existencia, compartida con toda la comunidad de vida. ¿Una utopía? Sí, pero necesaria, pues hacia ahí apunta el camino de la evolución ascendente, es el anhelo de todos los pueblos y realiza también el designio del Creador.

 

Leonardo Boff

Religion Digital

*Leonardo Boff, ecoteólogo, texto dedicado a las organizaciones de agroecología CAATINGA, SABIÁ y SASOP, en función de un calendario para 2022 que tiene como tema “Tierra Madre de todas las luchas”.

Traducción de Mª José Gavito Milano

LAS FORMAS SON MUY IMPORTANTES

Fe Adulta 

col otalora

 

Existe una tendencia humana en todas las culturas a exagerar el papel de los signos y manifestaciones que las representan. No es que ocurra conscientemente otorgar a los signos una importancia por encima de la vivencia que representan, es que la praxis diaria suele derivar en dicha tendencia. Resulta necesario, por tanto, resituar dichas expresiones simbólicas en el contexto de lo que expresan. De lo contrario, existe un peligro real de que las liturgias y otras expresiones formales rituales se conviertan en lo esencial. De hecho, determinadas fallas en los formalismos establecidos llegan a considerarse faltas muy graves en la comunidad correspondiente, mucho más que algunas transgresiones a lo verdaderamente esencial que dichos formalismos y signos representan.

Es lo que nos pasa en las formas católicas, que hemos convertido en la práctica un medio en un fin ante el desvarío de algunas formas que empobrecen aspectos esenciales del Mensaje; un caso evidente es la actitud formal en la mayoría de las eucaristías.

La palabra “celebración” indica una actitud que, ni por asomo se percibe entre la feligresía. Tampoco ayuda el excesivo peso litúrgico del celebrante. Cualquiera que entre en una Iglesia en plena misa sabe lo que estoy diciendo. Hay signos que evidencian una falta real de espíritu comunitario en la Eucaristía, comenzando por la disposición física de los fieles. Si el templo está lleno, no hay nada que decir. Si las normas de prevención del covid-19 nos obligan a estar separados, tampoco. Pero cuando en la misa se congrega la mitad del aforo o un tercio de gente o menos en circunstancias sanitarias normales, la mayoría de feligreses dan la imagen de aislarse físicamente del resto. No toman la iniciativa de arracimarse en torno al altar u ocupar los primeros bancos haciendo comunión física con el celebrante.

En las pocas veces que el sacerdote se anima a pedir que los fieles se acerquen y compartan cercanos la Eucaristía, es una minoría la que se mueve desde los bancos de atrás. Solo es posible la imagen de comunidad reunida, de verdad, en torno al altar cuando la misa se celebra en una capilla lateral y el reducido espacio impide la dispersión. Algún lector o lectora se preguntará dónde está el grave problema. Bien; ¿se imaginan esto mismo en otro tipo de celebración, por ejemplo una boda o una entrega de premios? ¿Qué significa esta actitud?

1 – Que el espíritu con el que muchos católicos se acercan a la misa es individualista. No hemos asimilado el carácter esencialmente comunitario de esta liturgia. No lo vivimos como un signo de la presencia de Cristo rememorando la última Cena con el mensaje que allí se transmitió con claridad en una celebración -aquí sí-  de amigos seguidores de Jesús.  

2 – Que el espíritu celebrativo no es tal o es muy pobre. Al no vivirse como algo comunitario y participativo, se nos ha olvidado el significado profundo de “celebrativo”, de lo que debemos celebrar dentro del templo y fuera de él a lo largo de la semana. 

3 – La propia liturgia de la misa pierde así su valor. No nos sentimos hermanos de quienes comparten la Eucaristía. Y pierde su valor también la comunión misma del pan y el vino. La “común-unión” con el amor de Cristo y con los hermanos se ha desvalorizado manteniendo la importancia litúrgica, ceremonial y fría. Aun así, hay quienes defienden y toleran las misas en latín con el celebrante de espaldas. ¿Qué tiene esto que ver con la Buena Noticia de Cristo?

4 – Ya no recordamos que el lavatorio de los pies que aparece solo en el evangelio de Juan tienen la altura teológica de compartir el pan y el vino. Es decir, que el servicio al hermano es lo esencial y el meollo de la Eucaristía por ser el resumen de todo el Mensaje en lo que hoy llamamos Jueves Santo o Día del amor fraterno.

No se habla de esto en las parroquias aunque urge una revisión de nuestra actitud parroquial en torno a las formas de expresarnos por lo que ellas indican la importancia de lo que estamos viviendo. Creo que nuestras celebraciones no están a la altura de lo que celebramos realmente. Incluso me parece que algunos eclesiásticos y una parte del mermado laicado que acude regularmente a ellas, está contento con esta forma de expresar su fe. La responsabilidad de nuestros obispos y demás curiales es evidente, pero no es solo suya ante esta imagen clericalista poco evangélica. Los laicos nos hemos acomodado en la piadosa tibieza acrítica frente a reforzar el compromiso que exige nuestra fe.

Muchos signos celebrativos católicos se han impuesto al Mensaje. Están vacíos para muchas personas. La consecuencia es cada vez menos sacerdotes, menos fieles en las misas y una sensación de que nuestra Iglesia es de viejos, aferrada al tradicionalismo formal como una seguridad mundana más. Signos que no son señales de liberación evangélica para la mayoría de personas que buscan a Dios, siendo como es la esencia de la evangelización que nos pidió el Maestro.

Domingo 22 de agosto, 21 Tiempo ordinario – B (Juan 6,60-69): ¿A quién acudiremos? José A. Pagola

 JOSÉ ANTONIO PAGOLA 

¿A QUIÉN ACUDIREMOS?

Quien se acerca a Jesús, con frecuencia tiene la impresión de encontrarse con alguien extrañamente actual y más presente a nuestros problemas de hoy que muchos de nuestros contemporáneos.

Hay gestos y palabras de Jesús que nos impactan todavía hoy porque tocan el nervio de nuestros problemas y preocupaciones más vitales. Son gestos y palabras que se resisten al paso de los tiempos y al cambio de ideologías. Los siglos transcurridos no han amortiguado la fuerza y la vida que encierran, a poco que estemos atentos y abramos sinceramente nuestro corazón.

Sin embargo, a lo largo de veinte siglos es mucho el polvo que inevitablemente se ha ido acumulando sobre su persona, su actuación y su mensaje. Un cristianismo lleno de buenas intenciones y fervores venerables ha impedido a veces a muchos cristianos sencillos encontrarse con la frescura llena de vida de aquel que perdonaba a las prostitutas, abrazaba a los niños, lloraba con los amigos, contagiaba esperanza e invitaba a la gente a vivir con libertad el amor de los hijos de Dios.

Cuántos hombres y mujeres han tenido que escuchar las disquisiciones de moralistas bienintencionados y las exposiciones de predicadores ilustrados sin lograr encontrarse con él.

No nos ha de extrañar la interpelación del escritor francés Jean Onimus: «¿Por qué vas a ser tú propiedad privada de predicadores, doctores y de algunos eruditos, tú que has dicho cosas tan sencillas, tan directas, palabras que siguen siendo palabras de vida para todos los hombres?».

Si muchos cristianos que se han ido alejando estos años de la Iglesia conocieran directamente los evangelios, sentirían de nuevo aquello expresado un día por Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos».


Domingo 22 de Agosto, 21º del tiempo Ordinario

 


Koinonía

21 del tiempo ordinarioB

Santa María Reina
Josué organiza la gran asamblea de Siquem, como la reunión constitutiva del pueblo de las tribus. Es el punto de partida de un movimiento nuevo que arranca del Éxodo. El pueblo debe aceptar su nueva identidad teológica, social, cultural. Es fundamental identificar al Dios del Éxodo: el que ve la opresión del pueblo, el que oye el griterío de dolor y conoce sus sufrimientos, el que está decidido a bajar para librarlo del poder de los opresores (Ex 3,7-8). El Dios de sus Padres, el Dios de la Historia.
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ESTOY ANTE LA ALTERNATIVA: O LA VIDA ESPIRITUAL O EL FÁCIL HEDONISMO

Fe Adulta 

col fraymarcos

 

Jn 6,61-71

Llegamos al final del c. 6 de Juan. Llega la hora del desenlace. La disyuntiva es clara: o acceder a la verdadera Vida, o permanecer enredados en la pura materialidad. Recordar lo que decíamos el primer día: no tomar ninguna decisión es mantener el camino fácil del hedonismo, en el que estamos. ¿Qué resultado tiene hoy la oferta de Jesús?

Este modo de hablar es inaceptable. Son inaceptables estas propuestas, para ellos y para nosotros, pues contradicen nuestras apetencias más íntimas. Quieren llevarnos más allá de lo razonable. Todo aquel que se deje guiar por el sentido común, se escandalizará. Lo que nos pide Jesús es salir del egoísmo y entregarse a los demás. Se trata de sustituir a Dios por el hombre. ¿Cómo podemos dejar de servir a Dios para dedicarnos a los demás? ¿No es el primer deber de todo ser humano dar “gloria” a Dios?

La incapacidad de comprender es consecuencia de entender desde la carne. No se trata de despreciar y machacar la carne. Entendido de esa manera maniquea, tampoco tiene ninguna salida el mensaje de Jesús. Se trata de descubrir que el verdadero sentido de la vida fisiológica y terrena, para un ser humano, el verdadero sentido de la carne está en la trascen­dencia; es decir desplegar las posibilidades más sublimes que el ser humano tiene por ser más que simple biología. La vida terrena no puede ser meta para el hombre.

El espíritu es el que da Vida, la carne no sirve para nada. Aquí, carne y espíritu no se refieren a dos realidades concretas y opuestas, sino a dos maneras de afrontar la existencia. Solo la actitud espiritual puede dar sentido a una vida humana. Vivir desde las exigencias de la carne cercena la meta del ser humano. En teoría no se entiende y en la práctica tampoco, ¿quién cree que la carne no vale para nada? ¿Por qué luchamos? ¿Cuál es nuestra mayor preocupación? ¿Cuánto tiempo dedicamos al cuerpo y cuánto al Espíritu?

Después de repetir por activa y por pasiva que había que comer su carne, ahora nos dice que la carne no vale para nada. Estas palabras nos obligan a hacer un esfuerzo para poder comprender el mensaje. No es ninguna contradicción. Se trata de descubrir que el valor de la “carne” le viene de estar informada por el espíritu. Con el espíritu, la carne lo es todo. Sin el espíritu, la carne no es nada. Queda claro el sentido que da Juan a la encarnación.

Las propuestas que os he hecho son Espíritu y son Vida. Las palabras no tienen valor por sí mismas, debemos descubrir en ellas el Espíritu. La referencia al Espíritu es clave para entender a Jesús. “Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu”. “Dios es espíritu, y hay que acercarse a Él en espíritu y en verdad”. Todo el capítulo viene diciendo que él es el pan… Ahora nos dice que son sus palabras las que dan la Vida. La única propuesta que llevará a plenitud al hombre es la de Jesús.

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. En este proceso de alejamiento entre Jesús y los que le siguen se da el último paso, el abandono. Hasta ahora los que le criticaban eran los judíos, ahora son los discípulos los que deciden abandonarle. Recordemos que todo el capítulo se ha planteado como un proceso de iniciación. Al final, hay que tomar una decisión.

¿También vosotros queréis marcharos? Jesús no busca la aprobación general. Tanto los políticos como los medios lo condicionan todo a la audiencia. Lo importante es vender. Jesús acepta el reto que su doctrina provoca. Está dispuesto a quedarse solo antes que ceder en la radicalidad de su mensaje. La pregunta manifiesta una profunda amargura. Pero también deja muy clara la convicción que tiene en lo que está proponiendo.

¿Con quién nos vamos a ir? Tus exigencias comunican Vida definitiva. Pedro da la única respuesta adecuada: “Nosotros creemos”. Los que escuchan a Jesús se sienten más seguros con el cumplimiento de la Ley. A la hora de comer eran cinco mil. Quedan doce. Pronto demostrarían que ellos tampoco lo entendieron hasta la experiencia pascual. Queda claro que el fundamento de la comunidad son los doce, y que Pedro es la cabeza.

También en los sinópticos, Jesús empieza siendo aclamado por la multitud, pero termina siendo abandonado por todos. Si hoy nos declaramos cristianos dos mil millones de personas se debe a que no se exige la radicalidad de su mensaje y seguimos en el engaño de lo que puede darnos, no en la conciencia de lo que nos exige. Si descubriéramos que la médula del mensaje de Jesús es que tenemos que dejarnos comer, ¿cuántos quedarían?

Juan intenta aclarar las condiciones de pertenencia a la comunidad de Jesús: La adhesión a Jesús y la asimilación de su propuesta de amor. Su ‘exigencia’ es una dedicación al bien del hombre a través de la entrega personal. El mesianismo triunfal queda definitivamente excluido. En contra de lo que se nos sigue diciendo, Jesús ni busca gloria humana o divina ni la promete a los que le sigan. Seguirlo significa renunciar a toda ambición personal.

Hoy seguimos ignorando la propuesta de Jesús. En su nombre seguimos ofreciendo unas seguridades derivadas del cumplimiento de unas normas. No se invita a los fieles a hacer una elección de la oferta de Jesús, porque no se les presenta dicha oferta. Hemos manipulado el evangelio para salirnos con la nuestra. No nos interesa el mensaje de Jesús, sino nuestros propios anhelos de salvación que no van más allá de la sola carne.

No es casualidad que en el evangelio se hable de Vida al tratar de expresar la realidad espiritual que descubrió Jesús más allá de la vida. El paralelismo nos puede llevar a comprender que no existe una VIDA separada de la materia; ni en el orden espiritual ni en el biológico la vida puede andar por ahí separada de la materia sensible. Dios es Vida, pero no significa que está en algún lugar del universo y desde allí nos hace partícipes de ella.

A la hora de definir la vida biológica, tenemos que recurrir a su manifestación. Nunca nos encontramos con la vida, sino con un ser vivo. Lo mismo en el orden espiritual, nunca nos encontraremos con el Espíritu pero sí un ser atravesado por el Espíritu. ¿Cómo lo sabremos? Solo a través de sus relaciones con los demás. Si es capaz de descentrarse y descubrir en los demás aquello que le identifica con ellos, tiene Vida espiritual.

 

Meditación

Jesús manifiesta, en su vida, esa Vida plena y definitiva.
La experiencia pascual llevó a los discípulos a hacer suya esa Vida.
No fue fácil superar el apego a las seguridades de su religión.
Nosotros, con una religión tan anclada en la Ley como la judía,
tenemos que arriesgarnos si no queremos caminar hacia la nada.

AMAR LA VERDAD Domingo XXI del Tiempo Ordinario 22 de agosto Jn 6, 60-69

 

Fe Adulta 

col lozano art


Cada uno vemos lo que podemos ver. Eso explica que personas que han podido ver un poco más lejos —o, sencillamente, desde “otro lugar”, como ejemplificó magistralmente la “alegoría de la caverna”, de Platón— hayan sido incomprendidas y, en los peores casos, perseguidas o incluso eliminadas.

A lo largo de la historia han existido visionarios de todo tipo: desde los falsarios más burdos hasta quienes han vivido en un nivel de consciencia expandido.

En cualquier caso, no parece sano aceptar lo que pueda decir una persona sin haberlo experimentado uno mismo. De hecho, el verdadero maestro no exige nunca sumisión, sino que indica pautas con las que cada cual pueda verificar la verdad de lo que dice. Por eso, su palabra es fuente de crecimiento y de liberación, de indagación y de autonomía.

En principio, es verdadera aquella palabra que favorece la vida. Y lo notamos porque nos abre el horizonte, nos hace sentir más vivos, manifiesta la unidad y potencia el amor.

Una palabra de ese tipo conecta fácilmente con lo mejor de nosotros mismos, porque resuena en nuestro interior como un “eco” de los más profundos anhelos y aspiraciones.

En todos nosotros hay “Algo” que sabe. Puede suceder que ese centro de sabiduría se halle cegado por distintos motivos o incluso que permanezca ignorado. Con todo, basta que la persona potencie en ella el amor por la verdad para que su capacidad de comprensión se expanda mucho más allá de lo que hubiera imaginado.

Amar la verdad implica vivir en actitud humilde de apertura, asumiendo el riesgo de quedar desnudos de nuestras posturas previas, de creencias antiguas y de las “verdades” con las que nos habíamos venido manejando.

Se trata de una travesía en ocasiones difícil y exigente, porque casi de manera instintiva nos negamos a ser desinstalados. Se requiere humildad y toma de distancia del ego que siempre pretende tener razón. Pero el “premio” habrá valido la pena: la verdad es portadora de luz, de vida, de paz y de amor. La verdad es nuestra “casa”.

¿Busco honesta y apasionadamente la verdad?

ABANDONO, SEGUIMIENTO Y TRAICIÓN Domingo XXI

 col sicre art


Si el domingo pasado no hubiera coincidido con la fiesta de la Asunción, habríamos terminado de leer el debate de Jesús sobre el pan de vida. Lo curioso, y extraño, es que el evangelista no cuenta la reacción final del auditorio. Anteriormente, en dos ocasiones, ha interrumpido a Jesús mostrando su desacuerdo. Ahora no dice nada, como si no mereciera la pena seguir discutiendo. Sin embargo, se cuenta la reacción de los discípulos, con dos posturas muy distintas (unos lo abandonan, otros lo siguen) y el aviso de la traición de uno de ellos.

Abandono

Es un momento de crisis muy fuerte. Hasta ahora, los discípulos no han tenido ningún problema, aunque debemos reconocer que las noticias del cuarto evangelio sobre ellos son escasas hasta este momento. Ha contado la vocación de los cinco primeros (Juan, Andrés, Pedro, Felipe, Natanael), pero no la de los otros muchos que se fueron agregando, ni siquiera la elección del grupo de los Doce. Las referencias de pasada son positivas. En las bodas de Caná se dice que «creyeron en él» (Jn 2,11). Cuando purifica el templo, se acordaron de lo que dice un salmo («El celo por tu casa me devora») y justifican su actitud violenta (Jn 2,17). No lo conocen todavía muy a fondo, porque cuando les dice: «Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis», lo único que se les ocurre pensar es que alguien le ha traído de comer (Jn 4,32-33). En el importante episodio de la curación del enfermo de la piscina, con el largo discurso posterior de Jesús, el evangelista ni siquiera los menciona (Jn 5).

Tras este extraño silencio, en la multiplicación de los panes y los peces y el debate en la sinagoga de Cafarnaúm, los discípulos adquieren gran protagonismo. Pero divididos en dos grupos: la mayoría y los Doce.

La mayoría abandona a Jesús. ¿Por qué? Ellos lo justifican diciendo que «este discurso» (o` lo,goj ou-toj) es duro, intolerable, inadmisible. No se refieren solo a la idea de comer su carne y beber su sangre; se refieren a todo lo que ha dicho Jesús sobre sí mismo: que es el enviado de Dios, que ha bajado del cielo, que resucitará el último día a quien crea en él, que él es el verdadero pan de vida. En el fondo, comer el cuerpo y beber la sangre de Jesús equivalen a «tragárselo», a aceptarlo tal como él dice que es. Y eso, la mayoría de los discípulos, no está dispuesto a admitirlo. Lo han visto hacer milagros, pero eso no les extraña. También en el Antiguo Testamento se habla de personajes milagrosos. Sin embargo, ninguno de ellos, ni siquiera Moisés, dijo haber bajado del cielo y ser capaz de resucitar a alguien. Si Jesús hubiera aceptado ser rey, como ellos habían pretendido poco antes, si se hubiera limitado a hablar de esta tierra y de esta vida, no se habrían escandalizado y lo seguirían. Ellos quieren un Jesús humano, no un Jesús divino.

En su respuesta, Jesús empieza echando leña al fuego: si se escandalizan de lo que ha dicho, podría darles más motivos de escándalo. Su problema es que enfocan todo desde un punto de vista humano, carnal; y para creer en él hay que dejarse guiar por el espíritu. Pero esto solo lo consigue aquel a quien el Padre se lo concede. Estas palabras de Jesús resultan desconcertantes: por una parte, cargan la culpa sobre los discípulos que se sitúan ante él con una mirada puramente humana; por otra, responsabiliza a Dios Padre, ya que solo él puede conceder el acceso a Jesús («nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede»).

Quizá el evangelista está pensando en los cristianos que han abandonado la comunidad a causa de las persecuciones o por cualquier otro motivo. ¿Qué les ha pasado a esas personas? ¿Es solo culpa suya? ¿Hay un aspecto misterioso, en el que parte de la culpa parece recaer sobre Dios? Pensando en la gente que conocemos y cómo han evolucionado en su vida de fe, estas preguntas siguen siendo de enorme actualidad.

Seguimiento

El momento más dramático se cuenta con enorme concisión. Tras el abandono de muchos solo quedan los Doce. La pregunta de Jesús («¿También vosotros queréis marcharos»), sugiere cosas muy distintas: desilusión, esperanza, sensación de fracaso… La respuesta inmediata de Pedro, como portavoz de los Doce, recuerda a su confesión en Cesarea de Filipo, según la cuentan los Sinópticos: «Tú eres el Mesías».

Pero hay unas diferencias interesantes. Pedro no comienza confesando, sino preguntándole: «Señor, ¿a quién iremos?» Abandonar a Jesús y volver a sus trabajos es algo que no se les pasa por la cabeza. Necesitan un maestro, alguien que los guíe. ¿Dónde van a encontrar uno mejor que él? ¿Uno cuya palabra te hace sentirte vivo? Lo primero que hace Pedro es reconocer que necesitan a Jesús, no pueden vivir sin él. Luego sigue la confesión de fe. Pero no dice que Jesús sea el Mesías, sino «el Santo de Dios». No queda claro que quiere decir Pedro con este título, que solo aparece una vez en el Antiguo Testamento, aplicado al sumo sacerdote Aarón (Sal 106,16). En el Nuevo Testamento, Mc y Lc lo ponen en boca del endemoniado de la sinagoga de Cafarnaúm, que lo aplica a Jesús (Mc 1,24 = Lc 4,34; Mt omite este pasaje). Sin duda, Pedro confiesa que Jesús está en una relación especial con Dios, sin meterse a discutir si ha bajado del cielo.

Traición

En el texto litúrgico, este tema solo aparece de pasada: Jesús sabía «quien lo iba a entregar». Si no hubiesen mutilado el evangelio, quedaría mucho más claro. Porque, inmediatamente después de la intervención de Pedro, Jesús añade: «“¿No os he elegido yo a los Doce? Pero uno de vosotros es un diablo.” Lo decía por Judas Iscariote, uno de los Doce, que lo iba a entregar.»

Con ello surge una nueva pregunta y un nuevo misterio: ¿por qué Judas no abandona a Jesús en este momento, cuando tantos otros lo han hecho? ¿Por qué Jesús, si lo sabe, lo mantiene en el grupo? ¿Cómo puede llegar alguien a desilusionarse de Jesús hasta el punto de traicionarlo?

El compromiso de los israelitas con Dios (Josué 24,1-2.15-18)

La decisión de Pedro y los otros de seguir con Jesús recuerda a la de los antiguos israelitas de mantenerse fieles a Yahvé, Dios de Israel. Estamos en el capítulo final del libro de Josué. Los israelitas, bajo sus órdenes, han conquistado todo el territorio que Dios les había prometido. En ese momento, Josué reúne a todas las tribus en Siquén, les recuerda los beneficios pasados de Dios y les ofrece la alternativa de servir o no servir a Yahvé. Es un diálogo espléndido, dramático, en el que Josué, contra lo que cabría esperar, se esfuerza por convencer al pueblo de que no sirva a Yahvé: es un dios celoso, y no los perdonará si lo traicionan. Sin embargo, los israelitas porfían en que quieren servirlo, y todo termina con la alianza entre el pueblo y Dios.

La selección litúrgica ha mutilado la intervención de Josué, el diálogo con el pueblo, y el final. De 28 versículos, solo se han salvado 6.

Si el texto se hubiera leído completo, ofrecería una relación más clara con el evangelio. Tanto Josué como Jesús hablan de manera clara y dura, como queriendo desanimar a sus seguidores. La gran diferencia radica en la diversa reacción de los oyentes. El texto de Josué ofrece un final feliz, ajeno por completo a la realidad: de hecho, los israelitas siguieron sirviendo a otros dioses y abandonando a Yahvé. El evangelio traza un cuadro más realista, incluso pesimista: muchos discípulos abandonan a Jesús; solo quedan doce, y uno de ellos será un traidor.

NOSOTROS CREEMOS EN TI

comentario editorial fa7

col munarriz

 

Jn 6, 60-69

«¿También vosotros queréis marcharos? ... Simón Pedro le contestó: Señor, ¿a quién iremos? ... nosotros creemos en ti, y sabemos que tú eres el Santo ungido de Dios».

Los especialistas coinciden en afirmar que durante la predicación de Jesús en Galilea se produjo una importante crisis de seguimiento, aunque no son capaces de establecer con rigor las causas de la misma. Es posible que aquellos seguidores, que veían en él al mesías davídico libertador de Israel, se cansasen de esperar algún gesto político que nunca llegaba, y se marchasen. También es posible que (según versión de Juan) fuese la radicalidad de su mensaje la que hizo a muchos desistir.

Los que le seguían porque se sentían necesitados de él; porque les abría una puerta a la esperanza que la religiosidad de Israel les cerraba, permanecieron a su lado, pero, en cualquier caso, la desbandada debió ser importante como muestra la pregunta que Jesús formula a sus amigos más cercanos: «¿También vosotros queréis marcharos?»

De igual forma, hoy la Iglesia está sumida en una profunda crisis de seguimiento que se manifiesta en la indiferencia creciente de los fieles, los templos vacíos, la falta de vocaciones sacerdotales, los escándalos que periódicamente la sacuden, el descontento de algunas vanguardias comprometidas con el evangelio y otros signos que resultaría prolijo mencionar aquí.

En estas circunstancias, quienes creemos en el proyecto de Jesús nos inclinamos a pensar que la solución está en el retorno a los orígenes, es decir; en el retorno al Jesús genuino, al evangelio desnudo, al compromiso “de ser sal” de todos aquellos que no ven la fe en Jesús como un privilegio, sino como una tarea que no cabe soslayar.

Pero el espíritu revisionista que caracteriza a nuestra época nos lleva en ocasiones a minimizar la importancia de Jesús en la búsqueda de Dios; a postergar su mensaje y su praxis en favor de otras doctrinas u otras filosofías de vida. El peligro está en olvidar que la referencia del cristiano es el evangelio, y que por tanto, la piedra de toque de los movimientos que dentro de la Iglesia se presentan como vanguardia, debe ser su grado de coherencia con el evangelio; es decir, su propensión a poner el foco en Jesús o a ponerlo en otras cosas.

Corremos el riesgo de arrinconar a Jesús como a un trasto viejo; de terminar creyendo que los criterios de aquel carpintero de otra época y otra cultura ya no sirven en nuestro mundo. Y por eso, la pregunta del evangelio cobra hoy todo su significado:

«¿También vosotros queréis marcharos...?»

Terminamos con un comentario de Ruiz de Galarreta que creemos que viene al caso: «La profesión de fe de Pedro que leemos en el Evangelio es emocionante. “Nosotros creemos en ti”. Y se acabó. Los demás tienen sabiduría, argumentos, sistemas filosóficos, razones históricas, poder… Nosotros creemos en ti; por encima del templo, de Moisés, de Platón... Por encima de todos, el hijo de José y María, el carpintero crucificado».

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

 

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí