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ATALAYA

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miércoles, 24 de abril de 2024

Erosión de la ética y asfixia de la espiritualidad Causas de la crisis sistémica

 Leonardo Boff


        Seguramente existe un cúmulo de causas que subyacen a la actual crisis sistémica. Ella se ha apoderado de todo el planeta y nos ha puesto en una ENCRUCIJADA: o seguimos el camino inaugurado por la modernidad a partir de los siglos XVII/XVIII con la llegada del espíritu científico que modificó la faz de la Tierra y nos ha traído incontables beneficios para la vida. Pero al mismo tiempo ésta se ha dado a sí misma los medios para su autodestrucción. Vamos más allá: la forma como hemos decidido habitar el planeta y organizar nuestras sociedades con costos altísimos para los ecosistemas y para las relaciones sociales, brutalmente desiguales, nos han llevado a tocar los límites de la Tierra. De seguir por ese camino se nos presenta por delante un abismo aterrador. La Tierra viva tal vez no nos quiera más sobre su superficie porque somos demasiado violentos y destructivos. Podemos sucumbir por el antropoceno, por el necroceno, por el virusceno y finalmente por el piroceno, ocasionados por nosotros mismos y también por la reacción de la propia Tierra viva, herida y vitalmente debilitada, que reacciona de esta forma.

        O si no, en un momento de aguda conciencia ante la posible desaparición de la especie, el ser humano da un salto cuántico en su nivel de conciencia, cae en sí, se da cuenta de que puede realmente llegar al fin de su aventura planetaria y cambia forzosamente y define un nuevo rumbo.

        Ciertamente esto no se hará sin una crisis fenomenal que se puede llevar porciones significativas de la humanidad, comenzando por los más vulnerables pero sin exceptuar a los más pertrechados. Así ocurrió en tiempos prehistóricos del planeta, en los que hasta el 70% de la carga biótica desapareció definitivamente.

        ¿Cuál será el rumbo? Estimo que ni sabios, ni científicos ni maestros espirituales sabrían indicar la dirección. La humanidad, unida ahora por el miedo y por el pavor, más que por el amor al futuro, percibirá que puede haber llegado al fin del camino andado. Mirará alrededor y descubrirá una senda a ser recorrida y construida por el andar de todos. “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar” nos enseñó un poeta español desesperado, huido de la persecución franquista. Desde dentro de nuestra esencia humana tendremos que sacar las inspiraciones y sueños que nos consoliden el nuevo camino.Viene a propósito esta frase de Einstein: la idea que creó la crisis actual no puede ser la misma que vaya a sacarnos de ella. Tenemos que soñar, crear, proyectar utopías viables y abrir caminos nuevos. Las ciencias de la vida nos confirmaron que somos seres de amor, de solidaridad, de cuidado, a pesar de que siempre nos acompaña una sombra, y debemos ponerla bajo vigilancia.

        Pero antes preguntémonos: ¿por qué hemos llegado a este punto crítico global? Aquí más que un saber científico nos ayuda el pensamiento filosofante.

        Considero, entre otras, dos causas fundamentales: la erosión de la ética y la asfixia de la espiritualidad.

        Recuperemos el sentido clásico del Ethos de los griegos pues nos iluminan todavía hoy. Ethos con mayúscula significa la casa humana, es decir, una parte de la naturaleza que separamos y la trabajamos de manera que sea el espacio donde vivir bien. La otra forma es el ethos con minúscula que son las formas de organizar la casa para que nos sintamos bien en ella y podamos dar hospitalidad a quien nos visita: adornar la sala, colocar correctamente las mesas, cuidar la cocina, alimentar el fuego siempre encendido, mantener la despensa abastecida y los cuartos decentemente arreglados. Son las virtudes éticas que dan concreción al Ethos. Pero no sólo, pertenece al Ethos cuidar el entorno de la casa, el jardín, las estatuas de las divinidades. Solo así el Ethos (vivir bien) adquiere forma concreta (ethos).

        Hoy el Ethos es la Casa Común, el planeta Tierra. Durante siglos ha alimentado a la humanidad. Pero con la llegada de la ciencia y la técnica hemos explotado de forma ilimitada e irresponsable sus bienes y servicios de forma que hoy hemos sobrepasado su capacidad de soporte (The Earth Overshoot), la llamada Sobrecarga de la Tierra. Ella es finita y no soporta un crecimiento infinito. El Ethos (vivir bien en la casa) y el ethos, las formas de organizarla, han sido desestructurados, todo lo que es importante para vivir bien: hemos contaminado las aguas, hemos sobrecargado los alimentos con pesticidas, hemos envenenado los suelos y contaminado los aires hasta el punto de afectar al sistema de la vida natural y de la vida humana. Presenciamos la erosión general del Ethos, del ethos y de la ética. La Casa Común deja de ser común, y se han apropiado de ella élites que tienen tierras, poder, dinero y la dirección de la política mundial. Ellas se han transformado en el Satán de la Tierra.

        Tan grave como la erosión del Ethos, del ethos y de la ética en general es la asfixia de la espiritualidad humana. Dejemos claro que espiritualidad no es sinónimo de religiosidad, aunque la religiosidad pueda potenciar la espiritualidad. La espiritualidad nace de otra fuente: de lo profundo del ser humano. La espiritualidad es parte esencial del ser humano, como la corporalidad, la psique, la inteligencia, la voluntad y la afectividad.

        Neurolingüistas, los nuevos biólogos y eminentes cosmólogos como Brian Swimme, Bohr y otros reconocen que la espiritualidad pertenece a la esencia humana. Somos por naturaleza seres espirituales, aunque no seamos explícitamente religiosos. Esa parte espiritual en nosotros se revela por la capacidad de solidaridad, de cooperación, de compasión, de comunión y de una apertura total al otro, a la naturaleza, al universo, en una palabra al Infinito. La espiritualidad hace intuir al ser humano que detrás de todas las cosas hay una Energía poderosa y amorosa que sustenta todo y lo mantiene abierto a nuevas formas en el proceso de la evolución. Algunos neurólogos han identificado un fenómeno excepcional. Siempre que se aborda existencialmente lo Sagrado, la experiencia de pertenencia a un Todo mayor, en una parte del cerebro se verifica una fuerte aceleración de las neuronas. Ellos, no los teólogos, lo llamaron el “punto Dios en el cerebro”. Igual que tenemos órganos exteriores a través de los cuales captamos la realidad circundante, tenemos un órgano interior, que es una ventaja evolutiva nuestra, para percibir a Aquel Ser que hace ser a todos los seres, esa Energía misteriosa que penetra todos los seres y los vivifica.

        Esa dimensión espiritual de nuestra naturaleza ha sido sofocada por nuestra cultura que venera más al dinero que a la naturaleza, más el consumo individual que el reparto, que es más competitiva que cooperativa, prefiere el uso de la violencia al diálogo para resolver conflictos y ha creado la guerra nuclear y biológica como disuasión, amenaza y eventual utilización, lo que significaría el fin del sistema-vida y del sistema-humano. La violencia y las guerras implican la asfixia de la espiritualidad, intrínseca a nuestra esencia.

        Actualmente el eclipse de la ética y la negación de la espiritualidad humana podrán llevarnos a situaciones dramáticas, no excluyendo trágicamente la extinción de la especie homo, después de algunos millones de años de ser amados y nutridos por la Magna Mater, a quien que no hemos sabido retribuirle cuidado, reverencia y amor.

        No por eso desesperamos. El universo guarda sorpresas y el ser humano es un proyecto infinito, capaz de crear soluciones para los errores que él mismo cometió.

*Leonardo Boff ha escrito con Mark HathawayEl Tao de la Liberación: una ecología de la transformación, en varias lenguas, Vozes 2010, que mereció en USA la medalla de oro en ciencia y nueva cosmología.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

‘Lavender’: la máquina de inteligencia artificial que dirige los bombardeos de Israel en Gaza Yuval Abraham

 


Rebelión

Fuentes: +972 magazine and Local Call.
Traducido del inglés por Marwan Pérez para Rebelión
El ejército israelí ha marcado a decenas de miles de habitantes de Gaza como sospechosos de asesinato, utilizando un sistema de selección de objetivos de IA con poca supervisión humana y una política permisiva en cuanto a las bajas, revelan +972 y Local Call. Ver noticia 

Francisco, tajante: «La Tierra se está dirigiendo a la ruina»

 


Religión Digital

El Pontífice anima a convertirnos en artesanos y constructores de la casa común, la Tierra»
«Nuestra generación ha dejado en herencia muchas riquezas, pero no hemos sabido custodiar el Planeta y no estamos custodiando la paz» señala en un mensaje con motivo del Día de la Tierra
El papa Francisco advirtió este lunes de que el Planeta «se está dirigiendo a la ruina» en un mensaje en la red social X en ocasión del Día de la Tierra. Ver noticia

La ayuda militar aprobada por EEUU incorpora una partida para Israel que le permitirá terminar de aniquilar Gaza Juan Antonio Sanz

 


Público

La ayuda aprobada por el Congreso de EEUU impulsa la carrera de armas, alarga la guerra de Ucrania y da a Israel los medios para erradicar a los palestinos de Gaza.
Tenían muchas dudas los congresistas estadounidenses para aprobar el multimillonario paquete de ayuda a Ucrania propuesto por el presidente Joe Biden. Lo demoraron durante medio año, con rechazos y bloqueos derivados de la pugna entre republicanos y demócratas. Finalmente, la crisis desatada con Irán, enemigo jurado de Israel, despejó el camino deseado por la Casa Blanca, que, en el fondo, a quien más beneficia es a Estados Unidos. Ver noticia

En el Vaticano, los opositores del papa Francisco están maniobrando Loup Besmond de Senneville


 BAF

Fuente: La Croix International
A más de 11 años de su mandato, el papa Francisco es cada vez más criticado por los opositores que están intensificando sus acusaciones, anticipando el próximo final de su pontificado.
Desde el techo, el águila del escudo papal de Pío XI ha vigilado la única sala del pequeño tribunal civil del Vaticano durante décadas. El juicio del día 12 de abril no tiene precedentes: el acusado es el hombre detrás del blog italiano Silere Non Possum («No puedo permanecer en silencio» en inglés), que ha lanzado insultos y críticas frecuentes al pontificado y a los allegados a Francisco. Ver noticia

InicioRevista de prensatemas socialesLa pareja de Ayuso reconoció fraude fiscal y propuso a la Fiscalía... La pareja de Ayuso reconoció fraude fiscal y propuso a la Fiscalía ocho meses de cárcel y 520.000 euros para evitar el juicio

 


Público

El abogado de Alberto González Amador remitió a la Fiscalía el pasado 2 de febrero un documento de apenas ocho páginas en el que admitía que su
El abogado de Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, remitió a la Fiscalía el pasado 2 de febrero un documento de apenas ocho páginas en el que admitía que su defendido había cometido dos delitos contra la Hacienda Pública y proponía una pena de ocho meses de cárcel, el abono de la cuota defraudada (350.951 euros), los intereses de demora y una sanción del 40% de lo debido a Hacienda, lo que sumaría 520.000 euros, según ha avanzado la Cadena Ser. Ver noticia 

El Papa nombra dos Obispos Auxiliares para Madrid

 


Vatican News

Monseñor Vicente Martín Muñoz del clero de Mérida-Badajoz y Monseñor José Antonio Álvarez Sánchez del clero de Madrid, son los dos nuevos Obispos Auxiliares de la capital española designados por Francisco. Ver noticia

EL BANDO DE JESÚS


col zapatero

 

Se me ha ocurrido hoy echar cuentas. Calculo que a lo largo de mi vida he predicado por lo poco unas cuatro mil veces.

Hay ciertas cosas que no se pueden saber, pero lo que siento a mi alrededor es que no van surgiendo comunidades cristianas alternativas. Y me lleva a pensar si será que mis palabras no han sido semillas de Reino.

Puede ser que no he predicado el Evangelio, que no he acertado en la forma y en el estilo de Jesús que, como nos dice el Evangelio, hablaba con autoridad, porque decía palabras de vida, porque lo acompañaba con su vida y su testimonio, porque decía y hacía. Es cierto que a medida que Jesús habla, hay muchísimos discípulos que se van de Él y quedan muy pocos ante la cruz.

No se trata de multitudes. Quizás la Palabra ha hecho surgir la fe en bastantes personas y grupos. Pero me gustaría preguntar a los oyentes si les ayudo a calar en el Mensaje, si les animo a vivir a Jesús, si les lleva y me lleva a trabajar por los valores del Reino, si los oyentes son anunciadores de ese Evangelio.

De todas formas, voy descubriendo que la homilía desde el púlpito no es el mejor sistema. Se precisan grupos de diálogo y comentario para que la Palabra llegue y cale en lo vital, implicando la vida.

Partimos de que la Palabra muchas veces no se entiende, no se lee despacio y con la entonación adecuada y por eso resbala en los oyentes. Luego, el comentario que hacemos los predicadores no tiene un lenguaje claro, inciso, y muchas veces está hecho con comentarios de libros más que como experiencia de nuestra vivencia. Aquí veo yo el secreto: anunciar a los demás mi experiencia y comunicar mi enamoramiento de Jesús a los demás. No predicar lo que han oído toda la vida y ya lo oyen como algo que conocen. Muchas veces son ya viejos cristianos, que siguen la tradición de cumplir con la misa y alguna devoción.

Y, por parte de los predicadores, porque es la hora y mi oficio.

Pienso que la Palabra de Dios ha de tener el sentido de releer la actualidad, los problemas, las realidades desde Jesús. No sé cómo hacerlo, pero cuando predico, intento que sea breve, que sea el mensaje de Jesús, que lleve la luz a las realidades de mi vida y que sea positivo. La predicación con el evangelio en una mano y la realidad de la prensa en la otra para saber por dónde va la vida.

Y ha de tener novedad. Lo que Jesús decía con Autoridad, que cale y transforme. Como una espada que llega al fondo del corazón. Sí, porque será buena señal que esa Palabra nos haga pupa, nos interrogue, nos inquiete, nos abra nuevos caminos.

Aprender a echar el Bando de Jesús, pero al oído de cada uno.

LA PLURALIDAD DE IMÁGENES SOBRE EL JESÚS HISTÓRICO (2)


col martell

 

Si contemplamos el panorama total de la investigación desde el siglo XVIII, que se acentuó de forma especial durante las últimas décadas, encontramos una pluralidad de imágenes de Jesús derivadas de diferentes interpretaciones de las fuentes actualmente disponibles. De forma sintética, mencionamos algunas de las más relevantes con sus principales defensores, dando prioridad a los más actuales, desde la década de los años 80 del pasado siglo.

a) Un Jesús profeta apocalíptico y escatológico. Esta fue la visión dominante en la investigación desde el siglo XVIII. Iniciada por H.S. Reimarus, argumentada por J. Weiss y A. Schweitzer, defendida por investigadores independientes, como A. Loisy, Ch. Guignebert, M. Goguel y retomada por reputados estudiosos actuales, como E. P. Sanders, B. Ehrman, D. Allison, J. P. Meier etc.

En el marco de la tradición apocalíptica judía, Jesús habría sido un profeta visionario, que desveló (apokálypsis= revelación) la llegada inminente del fin del mundo (éschaton= final), la cual él esperaba para su generación (cfr. el “pequeño apocalipsis” en Mc 13), como también lo esperará más tarde Pablo de Tarso (1Te 4, 13ss.) y la primitiva comunidad judeo-cristiana de Jerusalén. Se trata de una profecía escatológica no cumplida, que fue reinterpretada y corregida en posteriores textos del Nuevo Testamento, como 2 Tes y 2 Pe.

Con el fallo de la profecía escatológica, la parusía (segunda venida del Cristo glorioso) quedará aplazada sine die. Como discípulo del Bautista,  Jesús predicaba la “buena nueva” (euaggélion) del Reino de Dios (Mc 1,15), un concepto utópico simbolizado por un banquete real, que Yahvé  de forma milagrosa habría de instaurar en un futuro próximo en la tierra de Israel, liberándolo del dominio extranjero (los romanos como potencia ocupante) y estableciendo al mismo tiempo la victoria definitiva sobre Satán.

Unida a la idea nuclear del Reino de Dios (basileía toû theoû), Jesús predica una moral interina y radical, basada en la conversión para el juicio divino, que incluía la salvación para unos y la condenación para otros (los malditos son enviados al lago de fuego, según el libro del Apocalipsis.

b) Un Jesús maestro sabio, semejante a un filósofo cínico, ubicado en un contexto histórico muy helenizado. Esta imagen sapiencial, que aparece como una reacción contra la anterior, trata de crear en el ámbito confesional un nuevo consenso sobre Jesús, una vez liberado de los molestos elementos apocalípticos.

Esta nueva imagen es defendida en  EE.UU por el colectivo Jesus Seminar. Dentro del grupo tuvo mucha difusión la obra del exdominico  J. D. CrossanEl Jesús histórico. La vida de un campesino judío del Mediterráneo.

Este retrato sapiencial sería, en opinión de algunos críticos, el último intento de desescatologizar la imagen apocalíptica de Jesús (presente  desde el nacimiento del cristianismo), que resulta incómoda para la cristología ortodoxa, debido a la  “escatología errónea de Jesús” afirmada por Theissen-Merz,  y a la violencia que implica. Además, la figura implausible de un simple Jesús maestro sabio difícilmente explicaría el cruel castigo romano de la  crucifixión, aplicado a rebeldes sediciosos, no a delincuentes comunes. 

c) Un Jesús carismático: inspirándose en la categoría sociológica de “carisma” de Max Weber, concepto que en Pablo tiene el significado teológico de don sobrenatural (cháris= gracia divina), Theissen y A. Merz interpretan a Jesús como un líder dotado de una personalidad extraordinaria y de autoridad carismática, que crea un movimiento itinerante con un estilo de vida radical y disidente; “la primera respuesta a la pregunta sobre quién fue Jesús, es: un carismático judío” (2). Como líder carismático atrae y fascina a los adeptos, incluso a multitudes, e irrita a los adversarios (saduceos, herodianos, fariseos).

También el historiador judío Geza Vermes interpreta a Jesús como un taumaturgo y terapeuta carismático, situado en el contexto judío de la época. Contra la visión de Crossan, Jesús no sería, pues, un ejemplo de  filósofo cínico, controvertida imagen, también criticada por otros muchos investigadores.

 

Juan Currais Porrúa

Religión Digital

JESÚS DE NAZARET


col koldo

 

«No hay más que un líder: Cristo Jesús. Jesús es la fuente de la esperanza. En Jesús se apoya lo que predico. En Jesús está la verdad de lo que estoy diciendo» (Monseñor Óscar Romero).

Podemos llevar camisetas, gorras, rosarios o cruces con la imagen de Jesús. Y no está mal. Pero eso no significa que seamos los seguidores, amigos, hermanos de Jesús. Porque a Jesús hay que vivirle desde la buena noticia del Evangelio, desde su programa de vida, las Bienaventuranzas, y desde la opción por los empobrecidos, excluidos y marginados.

Y ahí es donde encontramos el verdadero camino de realización humana y espiritual de quienes han decidido seguirle. En sus palabras y su vida, de entrega, cuidado y sanación, se transparenta el verdadero rostro de su querido Abbá, el Dios-Misterio de amor de los mil nombres, Padre y Madre de toda la humanidad.

En Jesús se muestran y ejemplifican los mejores sentimientos que puede albergar el alma humana, dando sentido a la existencia, en medio de días tristes y felices, angustias y momentos de paz, épocas de plenitud y de mezquindad…

Seguir a Jesús significa desvivirse por el Reinado de Dios, lo que hoy llamaríamos «otro mundo posible», la construcción de una nueva sociedad que no esté basada en los valores del dinero, el consumo, el poder, el dominio de unos sobre otros, sino en la igualdad, la solidaridad y la fraternidad. En definitiva, otro paradigma, otra forma de vivir, de relacionarnos, de tratarnos y respetarnos, de cuidar a todos, especialmente a los más débiles y desfavorecidos y a la madre Tierra.

Las comunidades de fe y vida, que se reúnen en el nombre de Jesús, celebran su vida, se comprometen y sufren la cruz de la persecución por la justicia, están compuestas por mujeres y hombres que se muestran compasivos, trabajan por la paz, no se dejan esclavizar por el dios-dinero, festejan las alegrías de los otros y se compadecen con un corazón de carne ante los sufrimientos de los demás.         

Quienes se encuentran con Jesús, intentan manifestar en sus vidas, los sentimientos y actitudes de su divino Maestro y Hermano, no se dejan abatir por las dificultades, cultivan la frágil flor de la esperanza, mostrando a su alrededor que la vida tiene un sentido, que estamos llamados a la auténtica felicidad (que no es la que presenta el mundo), que tenemos que luchar cada día contra la muerte que nos rodea, principalmente en los crucificados, bajándoles de sus cruces; que estamos llamados a más vida, a una vida profunda, a la resurrección de nuestra propia vida y de los demás, ya aquí en la tierra, como germen de vida eterna. 

¡Señor Jesús!

Mi Fuerza y mi Fracaso / eres Tú. / Mi Herencia y mi Pobreza. / Tú, mi Justicia, Jesús. / Mi Guerra / y mi Paz. / ¡Mi libre Libertad! / Mi Muerte y Vida, / Tú, /Palabra de mis gritos, / Silencio de mi espera, / Testigo de mis sueños. / ¡Cruz de mi cruz! / Causa de mi Amargura, / Perdón de mi egoísmo, / Crimen de mi proceso, / Juez de mi pobre llanto, / Razón de mi esperanza, / ¡Tú! / Mi Tierra Prometida / eres Tú... / La Pascua de mi Pascua. / ¡Nuestra Gloria por siempre / Señor Jesús!

(Pedro Casaldáliga)

«Felices quienes experimentan como Jesús, la cercanía, la presencia y la íntima certeza de un Dios-todo-bondad que nos fortalece, anima y acompaña en el sendero de la vida».

EL LIRIO Y EL PÁJARO


col zapatero

 

La humildad lo es todo. Sin embargo, tiene poco prestigio mientras que socialmente tiende a desaparecer de la cultura que nos rodea, proclive al individualismo; sus consecuencias no pueden ser peores: egoísmo, subjetivismo y narcisismo. No es la mejor tarjeta de visita para una sana convivencia, tal y como atestigua el volumen de trabajo de los psicólogos y los psiquiatras. Jesús de Nazaret no hablaba por hablar.

Ser humilde no significa ser simple o inseguro. Todo lo contrario, una persona que posea una adecuada autoestima es la que puede desarrollar mejor los valores de la humildad. Desde luego que no es virtud de necios.

Si nos centramos en el Evangelio, no se puede ser cristiano verdadero sin vivir seriamente la humildad; porque imita a Cristo: “El que sea el mayor entre vosotros que se haga como el menor, y el que manda que sea como el que sirve” (Marcos 10,43). “Si no os hacéis como niños, no podréis entrar en el reino de los cielos” (Mateo 23,12; 18,3). Miradme a mí, “que no he venido a ser servido, sino a servir” (Marcos 10,45).

Venid a mí, que soy manso y humilde de corazón... Dios se ha hecho pequeño, para que podamos ser grandes, con grandeza verdadera: la humildad de corazón. Esta humildad de Dios se nos hace presente de una manera radical, en el misterio de la Encarnación para integrarse por amor en nuestra historia, y compartir así plenamente lo que somos y lo que tenemos, incluyendo las limitaciones propias de nuestra condición menos en el pecado.

El filósofo Soren Kierkegaard elige otro pasaje del Evangelio para recrear una fábula en torno al pasaje de los lirios del campo y de las aves del cielo (Mateo, Lucas y el apócrifo Tomás), advirtiendo de los riesgos de la falta de humildad. Lo sencillo, que no simple, es sabio:

Había una vez un lirio que crecía sano en un lugar apartado, junto a un arroyo. Era una flor que vivía despreocupada y alegre. El tiempo pasaba felizmente hasta que un día se le acercó un pajarillo; habló con el lirio y le cantó alguna cancioncilla. El pájaro volvió al día siguiente, y al otro… Después de una semana, de pronto se ausentó unos cuantos días, hasta que al fin otra vez regresó diariamente. Esto le pareció al lirio extraño; pero sobre todo suele ocurrir lo que le pasó al lirio: a medida que se alternaban sus visitas con sus ausencias le echaba más en falta por el cariño que le iba cogiendo al pájaro. Pero aquel pajarillo no era un buen pájaro, trataba casi todo el tiempo de darse importancia, utilizando para ello la libertad de ir y venir que no tenía el lirio y haciéndole sentir a este lo atado que estaba a la tierra.

El pájaro se daba importancia y acababa sus peroratas con alguna humillación: “Comparado con ellos pareces un don nadie. Eres tan insignificante que no sé con qué derecho te llamas a ti mismo un lirio”. Cuanto más escuchaba al pájaro, el lirio se pasaba el día pensando que era un desgraciado, que no era justo estar sujeto al suelo. El murmullo del agua, que siempre lo había acompañado, se le antojó aburrido y los días se le hicieron cada vez más largos. No aceptaba su condición envidiando el vuelo del pájaro.

Y empezó a decirse: ¿Por qué no me tocó existir en otras circunstancias? Por fin, un día, la flor se confió al pájaro y le contó sus deseos. Le pidió ayuda para cambiar. Por la mañana temprano vino el pajarillo; con su pico echaba a un lado la tierra que rodeaba la raíz del lirio para que éste pudiera quedar libre. Terminada la tarea, el pájaro se irguió vanidoso, ascendió sujeto en el pico del pájaro… ¡Pero se marchitó por el camino!

Las personas humildes triunfan porque escapan de los trastornos de la altura y se valoran por lo que son y, a la vez, son capaces de valorar a los demás, lo que conduce a la sana colaboración. Si el preocupado lirio se hubiera contentado con ser lirio donde nació, no habría llegado a preocuparse comparando su naturaleza con la del pájaro; hubiera permanecido en su lugar, y ahí hubiese sido el mejor lirio que él pudiera llegar a ser. Y quien dice lirio, dice cualquiera de nosotros.

 

Gabriel Mª Otalora

ECLESALIA

EL ABECEDARIO MORAL DE FRANCISCO EN SU MÁXIMA SIMPLICIDAD


col koldo

 

Me agrada que la Iglesia católica recuerde de vez en cuando su posición moral básica sobre la dignidad incondicional del ser humano. Así lo ha hecho en la declaración Dignitas infinita.

Me agrada también que exponga sus valoraciones morales sobre distintas experiencias personales y sociales donde esa dignidad fundamental está más afectada. En general, tienen que ver con la vida y la muerte y, cada vez más, con la justicia integral, la igualdad de hombres y mujeres y la guerra.

Es evidente que ella piensa que la relación de esas convicciones de fe y razón sobre la dignidad humana, y su aplicación a la vida en sus dilemas límite, es directa e inmediata y como tal lo proclama. Ella se lo cuenta a todos, y sabe que puede hacerlo y piensa que debe hacerlo. Eso no significa que quien recurre a un Dios ya tiene razón. Cierra mejor el círculo lógico de la prueba pero vale para los que creen.

De igual modo la Iglesia sabe que no va a convencer a todos con su proclama de fe y razón; conoce bien cuál es el razonamiento que le discutirán, lo entiende, pero ella está convencida de que debe contar lo que la suma de fe y razón aporta a la búsqueda del vivir y convivir con dignidad. Lo toma como una necesidad para ella y para el mundo; para ella, por mor de la fe y la experiencia moral humana; para el mundo, por mor de la conciencia moral universal.

Lo que estoy diciendo es que el viejo modo de entender que la Iglesia entra a saco en todos los dilemas vitales más complejos y los resuelve con soberbia fundamentalista, no lo creo ya de muchos de nosotros. Repite su posición moral, la matiza mucho, la extiende sabedora de cómo será recibida y la repiensa en no pocos a partir de lo escuchado. Ella cree que la antropología que sustenta su proyecto, y la preocupación por no dar respuestas simples a problemas complejos, están ahí.

Todos sabemos que detrás hay una historia de torpezas, abuso de poder y dogmatismo moral, pero mirando hacia el futuro, pienso que el capital moral del cristianismo no está perdido y que la sociedad gana mucho tomando con cuidado sus convicciones y motivos para diferenciar el trigo de la paja.

Buena parte de las sociedades modernas, en sus movimientos de vanguardia, tienden a convertir la diferencias legítimas de las minorías en regla general sobre la condición humana; y, a su vez, los conservadores tienden a olvidar que existen las minorías -formas naturales y sagradas de ser persona- para imponer con saña la regla general. La Iglesia ha tenido esta actitud, y la tiene en no pocos movimientos, pero el tiempo de la convicción con libertad, de la dignidad con conciencia moral, nos está ganando a casi todos. Muy despacio, cierto, con idas y venidas, cierto, pero la última palabra no está dicha. Más aún, que las religiones pequen de ver problemas en todo, y lleguen tarde a casi todo, no significa que el mundo acierta en sus opciones. Cuesta verlo.

Hemos de acostumbrarnos, por tanto, a observar la democracia también en cuanto a la moral civil común, y no tomar, por prueba definitiva del único bien, nuestro potencial de decisión. El fundamento de la ética civil está en razonar todos desde todas las tradiciones morales sobre el porqué y cómo, y darnos así una ley democrática para caminar en esa pauta, sobrellevando bien las diferencias que subsisten legítimamente en el debate social que sigue y sigue y sigue… hasta que se dé, si se da, otra formulación más acertada y aceptada de la ley común, y sigue y sigue… Y en su defecto, la objeción de conciencia bien probada y validada. Esto en lo público. Pero eso no prueba que estamos en la mejor moral posible, sino en la mejor ley democrática para permitirnos el camino moral más compartido para convivir en paz, libertad y justicia.

Toda religión o ideario humanista, fiel a los derechos humanos de todos, puede decir que cree posible mejores realizaciones morales de la dignidad; la cuestión es que dé razones comunes para entenderlas y respete el cauce democrático en las diferencias legales; y a nivel de vida privada, que respete la libertad de conciencia para decidir. Porque el principio kantiano es claro, tratar a todos y tratarnos como personas, siempre como un fin y nunca como un medio o cosa. Pero esto mismo qué es, por ejemplo, en la legítima defensa de un país… ¿convertirla en terror?, ¿igualar el número de asesinados?

El problema siempre está en las concreciones. Por supuesto, y es la otra cara del diálogo moral en una democracia. Si no creemos a nuestro interlocutor, si la religión y el mundo se niegan de antemano entre sí, el diálogo no es posible; se acabó la base de la moral en una democracia. En el punto de partida de una moral civil presumo que el otro, religioso o no, quiere decirme la verdad. Si lo hace mal o mezcla todas las razones, se lo diré y le mostraré su error, pero creo en su intención honesta. Es el comienzo.

 

José Ignacio Calleja

Religión Digital

NADIE ME QUITA LA VIDA, SINO QUE YO LA DOY POR MI PROPIA VOLUNTAD


col kowalski

 

“Noche de luna llena en el desierto Samburu. Las Ilakir de Enkai (en lengua samburu, las estrellas que son los ojos de Dios) se han escondido. ¡Bienvenida la Hermana muerte! La fiebre me sube intensamente. No hay posibilidad de ir hasta el hospital de Wamba... Como de costumbre nuestro Toyota está dañado. Siento una intensidad grande, alegre ante la muerte. He vivido apasionadamente el amor por la humanidad y por el proyecto de Jesús... Muero plenamente feliz... Cometí errores, hice sufrir personas... ¡Espero su perdón! Qué bueno morir como los más pobres y marginados... sin posibilidad de llegar al hospital... Qué bueno que nadie siga muriendo así. ¡Ojalá ustedes se comprometan a esto! ¡Un abrazo intenso de amor para todos y para todas!”

Estas fueron las últimas palabras que escribió, de su puño y letra, el P. Carlos Alberto Calderón, sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín, que se fue de misionero a Kenya a fines de 1994. Alcanzó a estar entre los Samburus, cerca de Barsaloi, algo más de un año. Después de unos meses de aprendizaje de la lengua, el kisamburu, y de acercamiento a esta nueva cultura que lo esperaba a sus 46 años de edad, cayó enfermo el 28 de febrero de 1996; esa noche escribió la carta de despedida que está más arriba. La fiebre le llegó a 39 grados. Dos días después fue trasladado a Wamba para ser atendido de una malaria cerebral. Ese mismo día la fiebre le subió a 42.2 grados y entró en coma. Al día siguiente, lo llevaron en una avioneta hasta Nairobi para tratarlo en una unidad de cuidados intensivos, pero el daño ya estaba hecho... Le detectaron una lesión cerebral muy severa. El lunes 25 de marzo, después de un común acuerdo para respetar el derecho a morir dignamente que Carlos Alberto había firmado y siempre había defendido, la familia le exige al médico que le desconecte todos los aparatos y no le prolongue artificialmente la vida. Así duró varios días más, debatiéndose entre la vida y la muerte. Por fin, el 5 de abril, Viernes Santo aquel año, nació definitivamente para la vida eterna, dejando entre sus familiares, amigos y conocidos, un testimonio transparente de entrega a Dios y a su pueblo.

Es curioso que en su última carta común, enviada a sus familiares y amigos en diciembre de 1995, decía: “De Nairobi, la capital de Kenya, estamos a 550 kms. (...) por carretera destapada en pésimo estado (...). A 85 kms. está Wamba, un pequeño caserío Samburu en donde un grupo italiano de solidaridad, en unión con la diócesis de Marsabit, construyó hace más de 20 años un gran hospital (...). Este hospital es un verdadero milagro de la solidaridad, aquella a la que algún escritor latinoamericano llamara ‘La ternura de los pueblos’. Si no fuera por este hospital, muchísima gente habría muerto y la población Samburu estaría diezmada, pues esta es una zona con alto riesgo de enfermedades como la Malaria, el polio, la tuberculosis, el paludismo cerebral, etc., y la asistencia en salud por parte del gobierno es pésima (...). Es precisamente en este hospital de Wamba a donde nosotros trasladamos los enfermos graves en el carro de la misión, casi el único vehículo que circula por estos lados. Allí también tenemos asistencia gratuita todos los sacerdotes, religiosas y laicos que trabajamos en la diócesis de Marsabit; les contamos esto para que se tranquilicen, pues ante algún eventual problema de salud podemos acudir a este hospital”.

Pienso en Carlos Alberto cuando leo este texto evangélico sobre el Buen Pastor: “El buen pastor da su vida por sus ovejas (...). Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. (...). El Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad”. Carlos Alberto Calderón entregó su vida generosa y totalmente en la misión entre los Samburu en Kenya. Seguir al Buen Pastor es entregar la vida allí donde nos ha tocado vivir o donde Él nos envíe en misión... Porque, en último término, como dice un cantautor latinoamericano: “La vida no vale nada, si no es para perecer, porque otros puedan tener, lo que uno disfruta y ama...”.

 

Hermann Rodríguez Osorio, SJ*

Religión Digital

PUEDO ASEGURAR QUE ES POSIBLE SER SACERDOTE ESTANDO CASADO


col anso

 

Prólogo del autor

Yo soy sacerdote, ejercí durante diez años y hace cuarenta años dejé el ministerio, he caminado y vivido mucho en mi vida.
Recuerdo que entre los siete u ocho años sentí el principio de mi vocación, fui monaguillo por varios años.
Tristemente a los trece años las necesidades económicas me llevaron a tener que empezar a trabajar y en mis pocos ratos libres participaba de la banda musical del pueblo y también en los jóvenes de acción católica.

Recuerdo que fue una época muy alegre y sana.
Ya a los 20 años motivado por el llamado a seguir Jesús y mi amor a la Evangelización entré en el Seminario llamado, El Salvador para vocaciones tardías de Salamanca, donde estudié el bachillerato y filosofía.

La teología la estudié en mi diócesis de Valencia.
El 23 de junio de 1974 fui ordenado como sacerdote.
El tiempo de los estudios los recuerdo con mucho cariño y dedicación. Fue donde pude compartir con mis buenos compañeros la vida de estudios y la oración.

Agradezco a la iglesia por la formación que recibí, la que ha marcado para bien toda mi vida.
No puedo dejar de mencionar a unos sacerdotes formadores que dejaron huella en mi formación: Eduardo Arnau, Salvador Artés y Rafael Sanus a ellos mi gratitud y reconocimiento.
Todo marchó bien en esa primera etapa, luego de un breve paso por Benejama como coadjutor, acepté la invitación de venir a cooperar con la iglesia de Chile.
Así es como llegué a Chiloé y aterricé en otra realidad de iglesia en un mundo distinto.

Estuve en la isla de Lemuy, más tarde en Ancud y finalmente en Castro, en la parroquia del Sagrado Corazón.
Fueron tiempos de mucha actividad pastoral como también de construcción de las Capillas de San Sebastián y San Pedro, así mismo realizando las actividades necesarias en el Centro Parroquial.
Después de varios años y de reflexión decidí dejar el ministerio y formar una familia, ya que la Iglesia no quiere eliminar el celibato.
Llegaron nuevos tiempos con otras realidades distintas que tenía que afrontar pero siempre estuvo muy presente mi vocación sacerdotal y creo que después de mi experiencia de los años siguientes, puedo asegurar que es posible ser sacerdote estando casado.

Una nueva imagen tal como fue a los principios de la iglesia y ello me llevó a compartir con otros compañeros en la misma situación y darnos a conocer para que nuestras inquietudes fueran escuchadas.
Llevamos más de 36 años tratando que la iglesia, Obispos y Vaticano, nos escuchen.
Es terrible, tanta pena que después de tanto tiempo, sigamos casi en la misma situación y sufrir que esta Iglesia Jerárquica no nos escuche fruto de la falta de amor auténtico y criterio común.

Diálogo sincero sin humillaciones, sin discriminación y en un clima de fraternidad sacerdotal.
También quiero reconocer y agradecer a unos muy pocos Obispos que han escuchado y comprendido nuestras justas reivindicaciones, que por discreción no mencionaré.
En el camino algunos compañeros pasaron a otras iglesias no católicas donde les valorizaron, otros no quieren saber nada, desilusionados por nuestros Obispos tan poco humanos y han sentido la sensación de aislamiento, otros frente a esta triste realidad han perdido la fe, que fue lo peor de todo.

No obstante, otros estamos en un grupo muy bien considerado, firmes en la fe y llenos de esperanza. Para que la Iglesia en un futuro acepte que el Celibato sea opcional o bien que desde nuestra situación de sacerdotes casados podamos cooperar en la Evangelización.
Estos poemas salen del fondo del alma, momentos tristes y doloridos, pero también de agradecimiento y llenos de esperanza.

 

Libro de Cózar

NO ESCUCHA 

Es una Iglesia que no escucha 

al sacerdote casado 

porque eligió vivir el amor 

con una mujer enamorado 

Una Jerarquía que predica el amor 

que no practica en su vida 

son sólo ecos vacíos 

que se lleva el viento cada día 

No acepta al sacerdote casado 

que eligió vivir el amor 

con la mujer de sus sueños 

formando una familia con ilusión 

No nos aceptan con cariño 

tienen más represalias extrañas 

perdidos en otros mundos 

no saben lo que se pierden cada mañana.

 

Sebastián Cózar

SOMOS PAN


col arregi

 

Estamos leyendo estos días el capítulo seis del evangelio de San Juan, un largo capítulo con mucho contenido teológico. Si somos capaces de no pasar de largo y nos adentramos en el evangelio, en la intención de Jesús, y en lo que la primera comunidad cristiana nos quiere transmitir, nos ayudará en nuestro camino de discipulado.

Un alimento tan básico como el pan para muchas culturas, el alimento de los pobres como nos comentaba alguien, se convierte en uno de los símbolos principales del cristianismo, ¿por qué?

Son muchos los pasajes de los evangelios en los que Jesús: da de comer a los que le escuchan, multiplica el pan para que toda la multitud quede saciada, sienta a la mesa a personas enfrentadas entre sí, y al final de su vida se da él mismo como verdadera comida, entregando su cuerpo, todo su ser para la vida de muchos. Su legado es que hagamos lo mismo unos con otros.

Hacer pan, algo tan común sobre todo en los pueblos, propio del tiempo de nuestras abuelas, suena hoy como un lujo que no nos podemos permitir: no tenemos tiempo.

Los ingredientes nos vienen dados. El largo proceso hasta conseguir la harina, pasa por sembrar la semilla, darle tiempo a que se pudra en la tierra, esperar a que crezca, segar el campo, separar el grano de la cizaña, triturarlo… nos recuerda que el discipulado no es un camino fácil y que hay que saber vivir las diferentes etapas hasta convertirnos en un ingrediente apto para mezclarnos con los demás. Algo similar ocurre con el aceite. El agua nos viene dada como regalo y por eso, a veces la damos por supuesta. La levadura, la sal, no son imprescindibles aunque le añaden textura y sabor.

Cuando me coloco delante de todos estos ingredientes siento un gran respeto por lo que tengo delante porque sé que al mezclarlos se producirá una reacción que dará lugar a una masa “viva”. Esa es la sensación que experimento cuando después de mezclar todo lo saco del recipiente y lo pongo en una superficie plana para amasar. Cuanto más amaso, más flexible se vuelve… tiene vida propia y por eso crece si la dejo reposar. Amasar con otros es lo mejor que nos puede pasar. Cada persona le da una forma diferente a su pan pero aprendemos mirando y observando.

Tiene que pasar por el calor del fuego, se tiene que cocer, hasta hacerse crujiente, comestible, nutritivo. Su olor nos transporta al hogar, a la madre, a la mesa compartida con hermanos con sus risas y sus llantos. Es alrededor de la mesa donde nos sinceramos, compartimos lo mejor de nosotros y nos comprometemos con la vida propia y de muchos.

Si Jesús hubiera querido se podía haber quedado al nivel de dar de comer a todos, de luchar por la justicia distributiva y habría sido aplaudido por las masas, incluso aquellos que sustentaban el poder no se habrían puesto en su contra de una forma tan virulenta.

Jesús nos presenta el Reino como un cambio radical de valores, de comportamiento que está ya sembrado en cada ser humano; lo único que hay que hacer es, descubrirlo. Cuando nos quitamos las caretas y nos presentamos tal y como somos experimentamos no solo la felicidad propia, sino que le damos una vuelta de 180 grados a las relaciones humanas (y con el resto de los seres vivos), basadas en la solidaridad y la sostenibilidad.

La Tierra, el Universo no está acabado; es una Cosmogénesis en la que tu y yo aportamos nuestro grano de arena para que continúe su evolución. Cuéntanos lo que tú haces con tus manos. Ellas también son tierra y son co- creadoras con Dios de este mundo maravilloso que se nos regala cada día.

 

Carmen Notario, SFCC

espiritualidadcym@gmail.com

PERMANECER, A PESAR DE TODO Juan 15,1-8


col labrador

 



Es invierno. Un adolescente, se dirige a casa de su vecino Daniel.

- ¿Qué te trae por aquí, Mateo?

- Necesito que me ayudes a podar las viñas. Mi padre se encargaba de hacerlo, pero como ha fallecido, tengo que podarlas yo; me da miedo estropear las vides de la familia, algunas tienen cerca de 100 años.

- Iré contigo y te voy explicando.

En el campo, Daniel empieza a podar con tanta energía que el chico se asusta.  

- ¿No estás cortando demasiado? No dará tiempo a que salgan uvas este verano. Será nuestra ruina.

- Al contrario, Mateo, voy cortando las ramas secas, que ya no darán fruto, para que la savia suba con fuerza y haga crecer los brotes nuevos, los pámpanos. No tengas miedo, así la savia no se desperdicia y los frutos ganarán en cantidad y calidad. Si hacemos una buena poda, las ramas nuevas crecerán tanto como la longitud de mi dedo, cada día. Podréis cosechar algunos racimos con más de 100 uvas y os darán unos buenos denarios por ellos.

- ¿Y si hubiéramos dejado las vides sin podar?

- Cuando llegara el verano, es posible que algunos racimos tuvieran media docena de uvas y otros no tuvieran ninguna. Además, las vides están más expuestas a enfermar. Esta tarea es imprescindible y se necesitan manos expertas.

- ¿Y qué hacemos con todos los sarmientos que hemos quitado?

- Mañana vendremos a recogerlos, son muy buenos para el fuego.

- ¡Qué bien! Cuando acabemos de podar, podremos esperar tranquilamente a que llegue el final del verano, para recoger los frutos, – exclama Daniel, entusiasmado-

- No. Para que haya una buena cosecha será necesario que en verano hagamos otra pequeña poda, para quitar a las vides algunos tallos que no tienen fruto, y aquellas hojas que impiden que el sol llegue a las uvas. Cuando llegue el momento de la cosecha, verás que ha merecido la pena este trabajo, aunque sea duro.

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¿Cuántas veces vio Jesús una escena similar, o participó en la poda de las viñas, puesto que solía ser un trabajo colectivo, en el que participaban el vecindario o la aldea?

Jesús, en su pedagogía, utilizó ejemplos que eran significativos para la gente que le escuchaba, ya fuera una higuera que no daba frutos, la puerta de un redil o una viña. Y, a raíz de esos ejemplos, la comunidad de Juan añadió sus catequesis post pascuales, para educar y reavivar la vida comunitaria.

El adolescente Mateo puede representar bien nuestra actitud ante las podas que nos hacen el buen Dios y la propia vida.  Son imprescindibles para desprendernos de “lo viejo, seco y caduco”. Es normal que nos de miedo perder aquello que nos ha adornado en el pasado: éxitos, reconocimiento, cargos…, pero la savia de Jesús no nos llega a través de todo eso.

Su savia nos llega a través de una actitud que el evangelio de Juan recoge con una palabra: permanecer. Juan utiliza esta palabra 40 veces en su evangelio. Es evidente que quiso decir algo importante para su comunidad.

Permanecer no significaba quedarse quieto, parado, inmóvil sino tener una conexión tan profunda que fluyera la vida.

Hoy podemos hacer un “ejercicio espiritual”, reflexionando sobre nuestra vida y rellenando los puntos suspensivos que hay a continuación:

· Permanecer sembrando en la familia los valores en los que creemos, aunque…

· Permanecer en al ámbito educativo, creyendo firmemente que …

· Permanecer en la comunidad eclesial, limpiando su rostro, salpicado de …

· Permanecer en el compromiso social, a pesar de…

· Permanecer en las fronteras de…

· Permanecer cuidando la naturaleza, con una actitud…

· Permanecer trabajando por la paz y la justicia en…

· …

Hoy puede ser un buen día para reflexionar sobre: ¿cómo vivimos, qué savia nos nutre y qué frutos estamos dando? ¿En qué lugares y grupos permanecemos, y de cuáles nos hemos separado, y por qué?

Hoy, podemos recuperar la esperanza, porque Dios, que es fiel, permanece como savia de la humanidad.

 

CONTACTO VITAL José Antonio Pagola

 


Según el relato evangélico de Juan, en vísperas de su muerte, Jesús revela a sus discípulos su deseo más profundo: «Permaneced en mí». Conoce su cobardía y mediocridad. En muchas ocasiones les ha recriminado su poca fe. Si no se mantienen vitalmente unidos a él, no podrán subsistir.

Las palabras de Jesús no pueden ser más claras y expresivas: «Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí». Si no se mantienen firmes en lo que han aprendido y vivido junto a él, su vida será estéril. Si no viven de su Espíritu, lo iniciado por él se extinguirá.

Jesús emplea un lenguaje rotundo: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos». En los discípulos ha de correr la savia que proviene de Jesús. No lo han de olvidar nunca. «El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada». Separados de Jesús, sus discípulos no podemos nada.

Jesús no solo les pide que permanezcan en él. Les dice también que «sus palabras permanezcan en ellos». Que no las olviden. Que vivan de su evangelio. Esa es la fuente de la que han de beber. Ya se lo había dicho en otra ocasión: «Las palabras que os he dicho son espíritu y vida».

El Espíritu del Resucitado permanece hoy vivo y operante en su Iglesia de múltiples formas, pero su presencia invisible y callada adquiere rasgos visibles y voz concreta gracias al recuerdo guardado en los relatos evangélicos por quienes lo conocieron de cerca y le siguieron. En los evangelios nos ponemos en contacto con su mensaje, su estilo de vida y su proyecto del reino de Dios.

Por eso, en los evangelios se encierra la fuerza más poderosa que poseen las comunidades cristianas para regenerar su vida. La energía que necesitamos para recuperar nuestra identidad de seguidores de Jesús. El evangelio de Jesús es el instrumento pastoral más importante para renovar hoy a la Iglesia.

Muchos cristianos buenos de nuestras comunidades solo conocen los evangelios de «segunda mano». Todo lo que saben de Jesús y de su mensaje proviene de lo que han podido reconstruir a partir de las palabras de los predicadores y catequistas. Viven su fe sin tener un contacto personal con «las palabras de Jesús».

Es difícil imaginar una «nueva evangelización» sin facilitar a las personas un contacto más directo e inmediato con los evangelios. Nada tiene más fuerza evangelizadora que la experiencia de escuchar juntos el evangelio de Jesús desde las preguntas, los problemas, sufrimientos y esperanzas de nuestros tiempos.

LA VID TIENE VARIOS ELEMENTOS: RAÍZ, CEPA, SARMIENTOS Y HOJAS DOMINGO 5º DE PASCUA (B) Jn 15,1-8


 fe adulta


Estamos en el comienzo del capítulo 15 de Jn, incluido en el larguísimo discurso de despedida, que Jn pone en boca de Jesús, después de la cena. En esta parte del discurso, se habla de la comunidad y su misión en el mundo. Insiste en que la Vida de Dios debe atravesar a cada miembro para posibilitar el amor que se debe manifestar en obras. La división de los organismos vivos en partes siempre es inadecuada. Toda la vid es un único ser vivo. Para producir frutos necesita raíz, cepa y tallos y hojas.

El simbolismo de la viña es muy frecuente en el AT. Pero no es tan frecuente la imagen de la vid. Además, el sentido que le da Juan es completamente original. El doble aspecto de una misma vivencia individual y una proyección a los demás es la clave de la experiencia pascual. La Vida de Dios, la de Jesús y la de los discípulos es la misma. Aunque no se nombra expresamente, la Vida sigue siendo el centro de todo el discurso.

Hay que tener en cuenta que la vid es una de las plantas que no produce fruto de provecho si no se poda severamente. Su capacidad de echar follaje es tan grande que, si no se le aplican fuertes correctivos, se le va toda la fuerza en tallos y hojas. La poda se realiza en dos etapas. La primera se hace antes de que brote y consiste en eliminar casi todos los sarmientos del año anterior, dejando solo los más vigorosos, y de estos, una parte mínima (dos o tres nudos). La segunda se hace sobre los pámpanos, eliminado todos los tallos que no llevan fruto e incluso desmochando los que lo llevan.

Yo soy la vid verdadera. Detrás del símbolo de la vid, se esconde todo un mundo de sugerencias. Se trata de un ser vivo que se manifiesta a través de elementos distintos, pero unificados por una realidad que los trasciende, la vida. Una vez más es la Vida el centro del discurso. Todo el que se adhiere a Jesús forma parte de la misma vid. Forma una comunidad viva que fructifica. En el AT es frecuente que la viña sea improductiva.

Mi Padre es el labrador. Como en el AT, es el Padre quien la ha plantado y la cuida. Pero hay que tener cuidado a la hora de interpretar este aspecto. Jesús nunca se propone como centro de su mensaje. Él predica el Reino que es Dios. Nunca se interpone entre Dios y el ser humano. Jesús nos dice que lo que Dios es para él, lo es también para cada uno de los hombres. No pensemos que Jesús es más que el Padre. La alusión al Padre labrador, expresa interés porque que todo sarmiento dé fruto.

Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo elimina, y a todo el que produce fruto, lo poda, para que dé más fruto. Tenemos un juego de palabras muy curioso: “airei” no significa cortar ni arrancar sino abolir, quitar. “kathairei” no significa podar sino limpiar, purificar. Ni uno ni otro se utiliza para designar tareas agrarias. Al emplearlos nos fuerza a ira más allá del primer significado. El versículo siguiente nos saca de dudas: Vosotros estáis ya limpios por el mensaje que os he dado. “limpios” no tiene nada que ver con la pureza legal. Para Juan el único pecado es la opresión. Como ellos han salido de ese ámbito, se han liberado del pecado.

No debemos entender estos versículos como si Dios actuara en nosotros desde fuera y mecánicamente. Para Jesús, Dios es la savia, la Vida que se comunica a toda la vid. Jesús es el primer sarmiento que vivió plenamente de esa savia divina. No debemos confundir al hombre Jesús con el Dios cristiano, sino como el primer cristiano que haciendo suya la misma Vida de Dios, nos ha indicado la manera de alcanzar la plenitud humana. El mensaje de Jesús consiste en que todos vivamos esa Vida divina.

Ni cada individuo, ni la comunidad deben considerarse entes estáticos. Están obligados a dar frutos. Sarmiento improductivo es el que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu. Incluso el que produce fruto tiene que seguir un proceso que no acaba nunca. Solo el don total y constante de sí mismo permitiría alcanzar la meta. El Espíritu es un dinamismo que no se detiene nunca. Sería la savia que está siempre fluyendo. El producir fruto no hace referencia a una moralidad sino a la Vida.

El sarmiento no tiene vida propia, necesita recibir la savia de la cepa. La ausencia de fruto delata la falta de unión con Jesús. La presencia de fruto manifiesta que la savia-Vida está llegando al sarmiento. Ni la Vid sin sarmientos puede producir frutos, ni los sarmientos separados de la cepa. Los frutos se alcanzan por la unidad de ambos. Esa unión con Jesús no es algo automático, ni ritual, ni externo. Exige la actualización constante por parte del discípulo. Cada individuo y cada comunidad tienen que estar constantemente eliminando todo aquello que le impida la identificación con Jesús.

Existe una fuerte tendencia a equiparar el “producir fruto” con las buenas obras. En Jn no se hace ninguna distinción entre ser y obrar. Adherirse a Jesús es inseparable de producir el fruto que esa adhesión conlleva, pero los frutos no son directamente las obras, sino la Vida-amor, que necesariamente se manifestará en obras. De esta manera queda erradicado el peligro de creer que son las obras las que me llevan a la identificación con Jesús. Solo la Vida-Amor nos hace ser uno con Jesús y con Dios.

Porque sin mí, no podéis hacer nada. Por activa y por pasiva repite la misma idea. El sarmiento, que es una sola vida con la cepa, produce fruto y hace que la vid sea capaz de dar fruto. El que está separado no sirve para nada porque no tiene vida. Se trata de participar de la misma Vida de Jesús, que es la del Padre. Recordad: “El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el padre; del mismo modo, el que me coma vivirá por mí”. Estar unido, comer a Jesús, es comprometerse con él y participar de su misma Vida. De la misma manera alejarse de Jesús es garantizarse la esterilidad y la muerte. 

En esto se ha manifestado la gloria de mi Padre, en que hayáis comenzado a producir fruto por haberos hecho discípulos míos. Queda claro que no pueden ser palabras pronunciadas por Jesús. Los discípulos no comenzaron a dar frutos hasta después de la experiencia pascual. Solo entonces descubrieron al verdadero Jesús y lo vivieron de verdad. No son palabras de Jesús, sino palabras de la comunidad. Si no hacemos esta composición de lugar, no habrá manera de dar auténtico sentido al evangelio de Juan.

El domingo pasado se hablaba de un solo rebaño, hoy nos habla de una sola vid. Jesús y los discípulos constituyen una sola realidad viva. Ser vid significa estar unido, no solo a Jesús y a Dios, sino a los demás sarmientos. Si me separo de otro sarmiento, que está unido a la vid, me tengo que separar de la vid. Esa es la experiencia pascual que debe continuar en nosotros. Todos participamos de la misma Vida de Dios, que es la de Jesús. La Vida es una sola; al participar de ella formamos una unidad con todo.