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viernes, 22 de marzo de 2019

Matthieu Ricard 2004 Sobre los hábitos de la felicidad subtitulado español

MI ENCUENTRO CON PEDRO CASALDÁLIGA EN SAO FÉLIX DO ARAGUAIA


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Tuvo lugar los días 15, 16, 17 y 18 de febrero de 2019. Llegué desde Santa Cruz de la Sierra.
Cuatro días pletóricos de emociones intensas, lágrimas abundantes y bendiciones copiosas. Encuentro inédito, dichoso que te deja huella y te marca para siempre.
Pedro, hace años, nos había visitado en Santa Cruz de la Sierra en el Plan 3000. Quiso conocer el proyecto misionero Hombres Nuevos. Nos alentó y confirmó en el camino de los pobres.
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Pedro Casaldáliga en visita a Hombres Nuevos en Santa Cruz de la Sierra, en 1997
Personalmente suspiraba por pisar esa tierra casi mítica de Sao Félix Do Araguaia. Tierra fecundada por la palabra, la poesía, la vida y el testimonio cuasi martirial de un profeta; tierra cuajada de presencias apostólicas, rebosante de humanismo solidario, con los indígenas y desposeídos de sus tierras y de su cultura.
Encontrarme con Pedro Casaldáliga y fundirme con él en un abrazo largo y apretado, ahora que está postrado por la enfermedad, fue muy doloroso y entrañable. No hubo palabras. No habla. Solo gestos, abrazos, besos, las manos apretadas, transmisión de sentimientos profundos. Acontecimiento de dos almas gemelas, la suya de profeta mayor y la mía de aprendiz a profeta menor. Pero nos une entrañablemente la utopía y el sueño de Dios: el REINO.
Mi ser profundo se conmovió. Me transmitió el calor humano, evangélico, trascendente del Dios de Jesús, pura ternura, compasión y misericordia.
Vibramos entre el entrañamiento y la fragilidad, entre el abrazo apretado y la impotencia, estando en presencia de un testigo, marcado por la parresía de los Hechos de los Apóstoles.
Visitar a Pedro Casaldáliga y encontrarme con los Agustinos que le acompañan y cuidan: Felix Valenzuela, viejo amigo, José Saraiva e Ivo Cardozo, era reconocer el gesto agustiniano que están haciendo con él. Ojalá den continuidad al carisma profético de Pedro Casaldáliga, perpetuando su memoria testimonial, su mística, su archivo y sus obras sociales. Será en el futuro el museo y el santuario de Pedro Casaldáliga en Sao Félix do Araguaia.
Y llegó, al fin, el día del encuentro, el 16 de febrero de 2019, día en que Pedro cumplía 91 años.
Quería estar presente en la acción de gracias de Pedro y su comunidad.
En medio de aquellos paisajes deslumbrantes, despertar a orillas del río Araguaia, majestuoso, con su fauna salvaje y florestas imponentes, que anuncian la proximidad del Amazonas, era como despertar deslumbrado por la fuerza del sol, reverberando en las aguas turbias del Araguaia.
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Félix Valenzuela con Nicolás a orillas del Río Araguaia
Despertar soñando con el encuentro con Pedro, toda una vida encarnada en esa lucha por la liberación de todas las esclavitudes que oprimen, en busca de un mundo habitable para todos, porque el actual no lo es.
Ivo Cardozo, me lleva al encuentro para celebrar los 91 años de Pedro. Allí llegan y se arraciman, en aquella acogedora capilla, diseñada por el P. Maximino Barredo, personas de la comunidad que han hecho el camino con Pedro, le admiran, le quieren y le siguen. Vivienda y capilla son ya ahora santuario y en un futuro, museo, memoria agradecida del paso liberador de un testigo del Reino en el siglo XX y XXI.
Allí se respiran aires, presencia de comunidad real, de comunión, de envío, de compromiso, de hermanos itinerantes, alegres en la esperanza, por el camino de los pobres. Se vive la koinonía y la diakonía. Comienza la acción de gracias multiplicada por la animación alegre de Fray José Saraiva osa. Todo es gracia, memoria, reconocimiento, afecto colegial, empatía con Pedro, regalo de Dios a la prelacía de Sao Félix do Araguaia, al Brasil, al mundo y a la Iglesia.
En tiempos de invernada eclesial, Pedro Casaldáliga fue como un levante auroral, que será aurora espléndida más tarde en el 2013 con el obispo de Roma, Francisco.
Ahora Pedro, doblegado por el parkinson, guarda silencio, sufre calladamente. Son las huellas martiriales de la persecución de los dictadores, terratenientes, fazenderos o las multinacionales que no toleran discursos humanistas, ni saben del compartir solidario.
La prelatura, alentada por Pedro, con su fuerza profética y combativa, se opusieron al avasallamiento de las tierras de los indígenas del pueblo Apyawa, de los Karaja y de los Xavante. Y promovieron también la educación y la salud. No faltaron tampoco ciertas jerarquías eclesiásticas que también molestaron.
Pero Pedro por dentro, estaba emocionado, le podían los sentimientos, que nos contagiaba a todos. Sentimos la ternura de Dios en la emoción contenida de Pedro, que ya no puede más a causa del parkinson.
Mi encuentro le conmovió. Cuando le pregunté si me conocía, movió la cabeza asintiendo. Solo una vez me dijo: “Gracias por venir”.
Los grandes ratos que pasé a su lado, me apretaba la mano y me hablaba tan bajito que no le entendía. Las emociones eran nuestro lenguaje.
Allí estaba la comunidad alentada por Pedro, unida en comunión, rezando, con ganas de que nadie pase necesidad, arropando al pastor que les enseñó a vivir en fraternidad. “Un solo corazón y una sola alma hacia Dios”.
Fui testigo, durante los cuatro días de mi estadía, cómo le visitaban, acompañaban, acariciaban, besaban y hasta le cantaban. Se me quedó en el alma las presencias repetidas de Vania Anguiar, Directora de ANSA y el trio María José Souza, Dagmar Aparecida Galti, Leuten, cantándole a Pedro: “Soy un imposible”, de Chico Buarque de Holanda, poeta brasileño.
Seguidamente proclamamos la Palabra de Dios, el Evangelio del día 16 de febrero.
Tuve el honor de hacer la homilía y trazar el perfil profético de nuestro entrañable Pedro.
Que bien se compagina este Evangelio de Lucas 6, 20 – 26 proclamado el día 16 de febrero, día en que Pedro cumplió 91 años, qué bien le encaja el comentario de otro profeta José María Castillo.
Este relato leído en San Felix de Araguaia resulta de lo más elocuente y entrañable, aquí en presencia de nuestro Profeta Pedro Casaldáliga. Es de lo más expresivo del Nuevo Testamento para darnos una idea cómo era Jesús y actuaba y, sobre todo, cómo se revela Dios en Jesús.
Aquí quedan claras tres cosas.
  1. El atractivo seductor que ejercía Jesús en todos los empobrecidos y muertos de hambre.
  2. La preocupación y pasión que sentía Jesús por aquella gente
  3. La insistencia del Evangelio en este episodio, como paradigma de lo que el Evangelio quiere clavar en nuestro corazón, puesto que es un hecho que repite dos veces (Mc. 6, 30-44 y 8, 1 - 10).
  • El atractivo que ejercía Jesús sobre los hambrientos, indigentes queda bien reflejado en este relato. Se olvidan de comer, de ir a su casa, a su pueblo, a su trabajo. Hasta ese extremo les seducía Jesús con sus enseñanzas.
El Dios que nos da a conocer Jesús es también un Dios atractivo. No es un Dios exigente, poderoso, fuerte, amenazante, castigador. Es más bien bondad, ternura, compasión, amor, ayuda…
  • La preocupación de Jesús no era si se habían convertido, si habían dejado de pecar, si eran personas religiosas que rezaban. Por lo que dice el relato, a Jesús lo que le preocupaba, era que tenían hambre, les faltaba las fuerzas para volver a su casa.
El texto utiliza el verbo griego “shlagchmizomal”, que significa “conmoción de las entrañas”. Es el mismo verbo que se utiliza en las parábolas de “La Misericordia”: El buen samaritano (Lc. 10, 30 ss.), El Padre del Hijo Pródigo (Lc. 15, 11 ss.). Jesús revela a Dios como compasivo, bondad y cercanía a lo más humano. El mejor compañero del camino.
Aquí tenemos el fiel retrato y perfil perfecto de nuestro entrañable Pedro, Profeta y mártir de deseo, que yo expreso aquí en su 91 Aniversario de vida entregada.
PEDRO CASALDÁLIGA, POBRE, LIBRE, REVOLUCIONARIO, PROFETA Y TESTIGO DE DIOS.
Pedro Casaldáliga, con sus 91 años, pobre, por eso siempre fue libre, revolucionario y profeta. Pero nos van quedando pocos profetas de aquella iglesia del Concilio Vaticano II encarnada en Medellín (1968) con raíces y compromiso de liberación. Ciertamente hoy el mejor y más expresivo exponente es el obispo de Roma, Francisco.
Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Felix do Araguaia, pastor, teólogo y profeta aparece en primera línea, en vanguardia. Este pastor atípico siempre fue actualidad: Evangelio encarnado profeta entre lo sobrante y excluyente, en ejercicio perenne de solidaridad, parresia y profecía.
Está presente “por su meritoria labor entre los más desvalidos, en especial los indígenas y campesinos sin tierras, con los que ha colaborado en la transformación socioeconómica del Mato Grosso brasileño”.
Él mismo nos confiesa: “A mí siempre me ha quebrado el corazón el ver la pobreza de cerca. Me he llevado bien con la gente excluida, quizás porque siempre he tenido una cierta afinidad con el margen, con los marginales. Quizás por una vena poética. Quizás sea una cuestión de sensibilidad, porque soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar. Me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me pregunté, si puedo vivir con tres camisas, por qué voy a necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi Prelatura, viven con dos, de quita y pon. Mi lema fue: Ser libre para ser pobre y ser pobre para ser libre. Lo expresé muy claramente en aquellos versos míos:
Pobreza evangélica
No tener nada.
No llevar nada.
No poder nada.
No pedir nada,
Y, de pasada,
No matar nada; No callar nada.
Solamente el Evangelio, como una faca afilada,
El llanto, la risa y la mirada,
Y la mano extendida y apretada,
Y la vida, a caballo, dada…:
Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,
Para testigos de la revolución ya estallada.
¡Y mais nada!”
Este era su ideario:
  • “Si me bautizas otra vez un día… di a Dios y al mundo que me has puesto el nombre de Pedro Libertad”.
  • “La actitud ante los pobres define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre, es encontrarse con Dios. Quien no toma enserio al pobre, no puede encontrarse con Dios”.
  • La ciencia, la técnica, el progreso solamente son dignos de nuestros pensamientos y de nuestras manos, si nos humanizan más. Y esto nos compromete a transformar al mundo juntos.
“Dios es para Pedro, escribe el teólogo Pedro Trillo, la razón mayor o mejor su pasión. Dios es para él una realidad ineludible, una presencia cierta, aunque libre y soberana. Una presencia nunca desvelada, remitida cada vez más al futuro total de la esperanza mayor, pero siempre operante y repentinamente aparecida e invocada”.
Pedro Casaldáliga con sus intuiciones proféticas y compromiso con los indígenas y campesinos se adelantó al Sínodo de la Panamazonía. Adelantó respuestas a las preguntas y cuestionamientos que se van a plantear en el sínodo de los obispos sobre la Amazonía en octubre de 2019.
Era el momento de reconocer y declararle Profeta de la Amazonía. San Pedro de la Amazonía.
Admiro a Pedro Casaldáliga, amigo Obispo y Maestro. Me seduce su testimonio caliente de Evangelio, hecho praxis liberadora y trascendente en este contexto globalizado, en donde solo cuenta el dinero.
Descubrí hace tiempo que bebe en el venero del Amor Trinitario – Misterio de Amor, Comunión y Misión - , que riega las inmensas llanuras de la humanidad, sin fronteras ni reduccionismo, sedientas de esa agua pura que nace de las llagas del Crucificado, Entronizado y Resucitado.
Las claves, las actitudes ontológicas, la conducta existencial profética, su identidad más profunda en el ser y el modo de estar en la vida, le hace moverse en otro paradigma que clava su raíz en el Evangelio y transforma toda su vida y quehacer en el horizonte del Reino.
La historia se escribe desde el reverso, desde el Evangelio de los pobres, y Jesús en el centro de la Mesa.
Pedro Casaldáliga llega a Sao Félix Do Araguaia y entra en un fuerte proceso de conversión evangélica y política, a la causa indígena, a la opción por los pobres, en la línea del Concilio Vaticano II (1965) y de Medellín (1968).
Pedro constantemente hace memoria de esos miles de mártires, que dan el mejor testimonio cristiano en América Latina. Le marca el martirio del P. Juan Bosco SJ, en Ribeiron Bonito, hoy Ribeirao Cascalheira, cuando iba con Pedro a interceder por dos mujeres, Margarita y Santana, maltratadas por el ejército. Un soldado sin más, le da dos tiros al P. Bosco. “Sin derramamiento de sangre, no hay liberación”.
Con ocasión del primer aniversario del martirio del P. Juan Bosco, la prelatura de Sao Félix do Araguaia, celebró una asamblea en Rebeirao Bonito y deciden construir el santuario de los mártires de la Caminhada Latinoamericana.
Para Pedro solo cuentan las grandes causas: Derechos Humanos, tierra, minorías, libertad, vida. Porque son las grandes causas del Reino.
Pedro con los agustinos, la comunidad, los indígenas de Araguaia y Xingu, instituciones y personas de Brasil y del extranjero, como mi amigo Eduardo Lallana, con la “Tierra sin Males”, de Soria, han traducido las grandes causas del Reino en pequeños relatos liberadores.
ANSA, Asociación de Educación y Asistencia Social de Nuestra Señora de la Asunción, fundada en 1974 por Irene Franceschini, se configura como la voz de los excluidos en la resistencia y lucha contra el latifundio y marginación social. Con su opción radical, coherente y combativa en favor de los “Poseiros” y de los pueblos indígenas, actúa como “el brazo social” de la Prelatura de Sao Félix do Araguaia. Se configura como un referente actual para las Iglesias, parroquias y comunidades que se están olvidando de la dimensión social y caritativa de toda comunidad cristiana.
ANSA, se ocupa de economía solidaria, crédito popular solidario, fábrica de jugos de frutas, agroecología y medio ambiente, procesos socio ambientales, viveros Araguaia, salud popular, proyectos fontilles, porque antes había mucha lepra, pies y manos, fortalecimiento institucional y redes sociales. Servicio jurídico de calidad ofrecido por María Jose Souza, abogada reconocida.
Quiero resaltar otro punto común entre la prelatura Sao Félix do Araguaia y el Proyecto Hombres Nuevos. Los dos nos inspiramos en la belleza. Oh belleza siempre antigua y siempre nueva, qué tarde te conocí, qué tarde te amé, de San Agustín. Y al pobre no solo hay que saciarle el hambre de pan, sino el hambre de belleza, decía Antonio de Melo. Son una maravilla los murales de la liberación del P. Maximino Cerezo Barredo. Auténtica lectura bíblica, hecha con los ojos de los pobres, para celebrar la vida en una sociedad sin opresores ni oprimidos. Allí está Cristo en el rostro de los pobres, allí está María, mujer del pueblo y allí están los mártires de la caminhada.
Pedro, siempre estrenando el paradigma de Jesús, en su calidad de discípulo y seguidor radical. Lee y aplica la Palabra de Dios en clave de teología de la liberación, en el contexto de los nuevos signos de los tiempos y en el centro, sentado Jesús, rodeado de empobrecidos y excluidos.
En su paradigma evangelizador, humanizador, la fuerza profética, curativa y pastoral suplantó para siempre el imperativo jurídico, institucional. Nada ni nadie supera el anuncio liberador de JESUS: El REINO.
Pero no siempre las estructuras, leyes y modos de comparecer la Iglesia en el mundo, a lo largo de la historia, propician el Reino. Cuantas veces han sofocado auténticos dones carismáticos.
Pedro Casaldáliga, en cambio, ejerce de Pastor, entre médico, poeta y profeta, como guía espiritual, maestro de espíritu, santificador, animador, condiscípulo en la escuela del único Maestro interior, amigo de los pobres, y siempre provocador como los grandes profetas. Pedro no es un “iluminado”, sino desde la profunda experiencia de Dios intuye y anuncia, ahora y aquí, los designios de Dios.
Su paradigma encarna el Concilio Vaticano II: Los dones carismáticos deben ser aprobados por los que “presiden la Iglesia, a quienes compete especialmente no apagar el ESPÍRITU, sino probarlo todo y quedarse con “lo bueno”.
El perfil profético y carismático de Pedro Casaldáliga constituye un paradigma para otear, intuir y descubrir la huella de Dios en esta sociedad globalizada, empobrecida o satisfecha que a veces se olvida de Dios.
Me siento feliz, orgulloso y agradecido como agustino, de que nosotros los agustinos, a través del Vicariato agustiniano de la Consolación de Brasil, en este momento a través de Félix Valenzuela, José Saraiva e Ivo Cardeñoso, antes estuvieron otros.
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Pedro Casaldáliga con José Saraiva, Ivo Cardozo, Agustinos que cuidan de Pedro Casaldáliga con Félix Valenzuela
Primero, vinieron Paulo Gabriel y Valeriano a la escuela de Pedro Casaldáliga, seducidos por su testimonio vivo y pasión por Jesús, y por lo mismo, pasión por los pobres. Y ahora en la debilidad de la enfermedad, le demuestran y le dan cariño, entrega y solicitud samaritana.
También expreso mi gratitud y cariño a las personas de la comunidad que cuidan a Pedro. En primera fila Diolice, la mamá que cuida y cocina para Pedro y los cuidadores: Dilmar, Ijani, Josa, Reinaldo, Marusan.
La celebración terminó con la torta y el pastel de felicitación por los 91 años de Pedro. Pero Sandra, de la comunidad, celebraba también cumpleaños y siguiendo la tradición boliviana, le invité a morder la torta, en Brasil no se usa, la empujé y quedó embadurnada.
Todo terminó en una fiesta llena de alegría, júbilo y acción de gracias en torno a Pedro, hoy postrado, crucificado como Jesús, pero para nosotros, el icono, el referente, el símbolo que nos habla de la humanidad de Dios y la dignidad de los pobres.

MAYORES, PERO NO VIEJOS


col maurino

Ha sido una gozada leer y publicar este artículo de José María, empedernido aprendiz de joven. Creo que aporta una gran sabiduría, nacida más de su experiencia que de los libros, muy provechosa a quienes estamos empeñados en conseguir ese ideal: morir mayor siendo joven. ¡Gracias, José María, por esta reflexión-testimonio! AD.
1- Introducción: sociología de la vejez
  • Las culturas:
Hay culturas en las que cuidar de los mayores representa «un honor y una bendición», como ocurre en el mundo islámico o en el gitano. Pero, también hay testimonios de maltrato a las personas mayores desde la antigüedad, cuando los individuos que ya no podían valerse por sí mismos eran abandonados por la tribu.
El maltrato puede ser físico, psíquico e incluso sexual, el tipo más frecuente es «la negligencia o el abandono», que tiene en el anciano consecuencias tales como deshidratación, desnutrición, ropa inadecuada o falta de cuidados médicos. Un ejemplo extremo, pero desgraciadamente habitual, se produce cada 31 de julio en las urgencias: algunas familias, deseosas de irse a la playa sin cargas molestas, dejan al abuelo o la abuela en el hospital y se marchan, en la confianza de que alguien se ocupará de cuidarlo.
El trato inadecuado a las personas mayores procede, muy a menudo, de la sociedad en general. Se trata de la «violencia estructural» que generan las viviendas no adaptadas, las barreras arquitectónicas en las calles, las dificultades de acceso al transporte urbano o los semáforos que se ponen rojos sin dar tiempo a pasar a los peatones más lentos.
  • El problema más grave es cultural:
«Socialmente, en el mundo occidental hay una devaluación de la vejez que se aprecia en los medios de comunicación, en la publicidad, en las películas». Como ejemplo, se puede destacar la obsesión por ocultar las huellas del paso del tiempo, desde las canas hasta las arrugas.
«¿En qué quedamos? Llegar a viejo ¿es un éxito o un fracaso? –se preguntó la psicóloga del Hospital de San Rafael de Madrid– Las personas mayores tienen una vida previa riquísima: han superado enfermedades, accidentes, guerras, malnutrición, pérdidas de seres queridos, problemas…». En ese aspecto, la Doctora Triviño reivindicó la madurez emocional de los ancianos, su capacidad para aceptar las dificultades de la vida, asumir las decisiones tomadas y superar miedos y convencionalismos sociales. Y sin embargo, recordó, los mayores son castigados porque, para la sociedad, resultan un recordatorio de la muerte: “Envejecer conlleva un declive biológica que podemos retrasar, pero seguiremos envejeciendo”.
La mayoría de las personas ancianas se sienten bien, están a gusto, y mantienen una vida activa, dice la Doctora: viajan, asisten a espectáculos, hacen ejercicio físico, realizan labores de voluntariado y utilizan las nuevas tecnologías. Y, por si fuera poco, con la crisis se han convertido también en el sostén económico fundamental de muchísimas familias: según una reciente encuesta de la Unión Democrática de Pensionistas, el porcentaje de mayores que ayudan económicamente a sus hijos y nietos ha pasado del 10% en 2010 al 60% en 2014. Y mientras tanto, las pensiones pierden poder adquisitivo, el copago obliga a muchos enfermos y enfermas a renunciar a sus tratamientos y las personas solicitantes de la Ley de Dependencia se mueren aguardando ayuda en la lista de espera. «En muchos aspectos, los mayores están muy por encima de nuestra sociedad», concluyó un médico.
2.- Qué significa ser Mayores:
  • que tenemos una cierta edad: Pasados los 50 o los 60 llegamos a más de 70 o hasta 80, y 90, es decir, Superada la edad juvenil y un poco más.
  • que tenemos algunas dificultades físicas, las piernas no nos sostienen como antes para andar, artrosis, dolores de espalda, perdemos mucha vista, oímos peor, paso lento, etc.
  • que sentimos un cierto cansancio, agotamiento, sin ganas de hacer nada.
  • Significa que hemos llegado a ser ancianos, de 70 o de 80 y 90 años. Significa que esa edad va asociada al declive del organismo: es ley de vida y es una característica intrínseca a la naturaleza de cualquier ser vivo. Pero, llegar a anciano significa haber superado las enfermedades y la muerte en edades más tempranas, lo cual no lo ha conseguido el ser humano en épocas históricas previas o fuera del mundo occidentalizado en la actualidad. Si a esto añadimos que es la edad en la que se alcanza la madurez cognitiva, emocional, familiar y social, podríamos decir que el llegar a ser ancianos es sinónimo de éxito. Todo el mundo quiere llegar a viejo. Pero nadie quiere serlo. Vivimos en una sociedad que potencia los valores de la belleza, la riqueza y la juventud. En este sentido los ancianos parten con desventaja y, por desgracia, priman los aspectos negativos de la vejez.
  • Significa que vamos teniendo una serie de enfermedades que surgen debido al declive físico del ser humano: enfermedades cardiovasculares, pulmonares, digestivas, hepáticas, del sistema nervioso, etc., así como la proliferación de tumores y otras enfermedades degenerativas. Sin embargo, si consideramos la enfermedad como la pérdida de la salud en todos sus aspectos –biológicos, psicológicos y sociales–, no podemos olvidar que hacerse viejo conlleva sufrir la pérdida de seres queridos; perder, en ocasiones, parcial o totalmente la independencia funcional; sufrir un menoscabo de las relaciones sociales y de los recursos económicos; y, por supuesto, afrontar el acercamiento silencioso del propio final, de nuestra propia muerte.
3.- Qué significa ser viejos:
Todo el mundo quiere llegar a viejo, pero nadie quiere serlo. No es cuestión solamente de años, es un talante del espíritu, además de tener cierta edad. Hay que añadir Vida a la edad, no lo contrario, añadir años a la propia vida. Para no querer serlo conviene mirar un poco en qué consiste ese talante.
  1. Ser mayor consiste en vivir mirando demasiado el pasado, nostalgias llenas de recuerdos, repaso frecuente de fotos, etc. Las fotografías son siempre del pasado, no se hacen fotos del futuro.
  2. Ser mayor consiste en querer mantener a toda costa ese estúpido mito de la eterna juventud. Quitarse arrugas, mirarse con frecuencia al espejo, aparentar un vigor físico, una belleza, etc, que no se tiene como antes, pero se sigue teniendo aunque distinta.
  3. Ser mayor consiste en evitar los CUATRO errores de la vejez:
  • la inmovilidad física (no moverse o moverse poco, no salir a la calle, no andar, no bailar, quedarse en casa viendo la TV)
  • la inmovilidad cerebral, no hacer el esfuerzo de pensar, interesarse por saber qué pasa en el mundo, para qué o a quién voy a votar, leer un libro que me hace pensar, asistir a conferencias, debatir problemas, ideas, etc.
  • Inmovilidad afectiva (mantener muy pocas relaciones afectivas con los amigos y amigas, los de siempre). Y no querer hacer nuevas amistades
  • Inmovilidad relacional (no hacer el esfuerzo de querer seguir manteniendo interés por lo que les pasa a todos y cada uno de la familia, hijos, nietos, yernos, nueras, abuelos, etc.
  • Ser viejos consiste también en varias cosas positivas:
  1. Hay que disfrutar de la vejez:
 Es fundamental la prevención del declive biológico. Para ello existen ya en nuestra sociedad muchos mecanismos puestos en marcha, ya que se es cada vez más consciente de la importancia de la prevención: campañas para reducir el consumo del tabaco y alcohol, campañas para comer de forma saludable y hacer ejercicio, entrenar nuestra mente, etc. Pero no debemos ser ilusos y pensar que eso va a impedir la llegada del declive biológico y de las consecuentes enfermedades, por lo que es fundamental también el cuidado de nuestro organismo enfermo para lo cual contamos con magníficas medidas médicas, quirúrgicas y farmacológicas. A pesar de ello, siempre podemos potenciar el positivismo. La sociedad debería realizar un esfuerzo por introducir un sistema de valores que potencie la felicidad por encima de la enfermedad y los problemas que esta sociedad genera: se puede seguir disfrutando de la familia, de los amigos y de la vida misma, a lo largo de todas las fases de nuestra existencia.
  1. Aceptar las dificultades,
En lugar de evitarlas o negarlas, es un gran paso hacia la felicidad, la aceptación de las propias limitaciones. Y finalmente, hagamos lo que hagamos, no debemos negar la finitud, la limitación de nuestra vida, de nuestra existencia: es algo natural. Eso lo saben hacer mejor que nadie los que son mayores que nosotros y debemos aprender muchas cosas de ellos.
  1. Envejecer con calidad de vida:
Abordar el envejecimiento, al igual que cualquier otra etapa vital, requiere de madurez cognitiva y emocional: no hay una receta o unos pasos a seguir. Podríamos aludir a la tan conocida inteligencia emocional, que hace referencia a la capacidad de ‘actuar sabiamente’ en las relaciones humanas, regulando nuestras emociones a la hora de solucionar problemas y afrontar dificultades. Hay estudios que demuestran que la mayor madurez emocional se obtiene en la vejez, después de tantas y diversas experiencias vitales, vividas en primera persona. Esta inteligencia emocional lleva a afrontar la vejez, la enfermedad y la muerte de forma apacible, como una etapa más. Nuestros viejos son un ejemplo de esta inteligencia emocional: han sufrido una guerra, una postguerra, una dictadura y muchas dificultades familiares, sociales y económicas. Son tolerantes a la frustración, a la demora y al sufrimiento. Es una generación nacida para vivir y para luchar. ¿Qué sucederá dentro de unas décadas, cuando las nuevas generaciones criadas en el confort, el lujo y la inmediatez lleguen a viejos? ¿Tendrán esa inteligencia emocional? ¿Habrán sabido asimilar los recortes, la crisis, la falta de derechos humanos, como el paro, la precariedad, que ya no tendrán una pensión como nosotros?
  1. Nos da miedo la palabra vejez o ancianidad.
Pero, llegar a esa situación, a esas edades de los 70, 80 o 90 años eso es algo magnífico, un éxito, un triunfo de la vida. Cada vez hay más personas mayores, y eso es un tremendo éxito», recalcó un geriatra, quien recordó que España tiene una de las esperanzas de vida más altas del mundo, en torno a 84 años para las mujeres y 80 para los hombres A estas alturas de la vida ya tenemos que haber superado casi todos los miedos. Pero seguimos teniendo miedo por nuestros hijos o nietos, ¿qué será de ellos? ¿Tendrán trabajo, tendrán medios de vida? Y en estos últimos años, nuevos estudios, afirman que se puede llegar a los 90 y más con plena lucidez. No es cuestión de añadir años a la vejez o ancianidad, sino de añadir vida a los años, es decir, la calidad de vida a la que se puede llegar.
  1. Cuatro consejos prácticos para los mayores:
Se trata de mantener en lo posible la autonomía y buena compostura que es en definitiva, mantener la propia dignidad:
  1. Ir siempre bien arreglado con traje limpio, no ir de cualquier manera con ropa que da la impresión de abandono:
  2. Ir siempre con la cabeza levantada, no ir encorvado, aunque cueste un poco mantener esa postura:
  3. Nunca arrastrar los pies.
  4. Tomar las SALES: es decir, si sales de casa cada mañana, cada tarde, a pasear, a ir al cine, ir al mercado, si sales para ir de compras, o a tomar unas cañas con los amigos o amigas, te encontrarás mejor. Quedarse en casa, sentado en el sofá viendo la TV es una muerte lenta.
        4.- El talante juvenil:
  1. Ser joven no es solo cuestión de edad, sino sobre todo de talante, de actitud del espíritu, es una cualidad de la imaginación y de una fuerte intensidad emotiva. Es la victoria del coraje sobre la timidez, de la aventura sobre la comodidad, del riesgo que supone el cambio frente a la comodidad.
  2. Nosotros no sólo hemos sido jóvenes llenos de ilusiones, de amores, altruismos, de contradicciones también; hemos desplegado las alas y los sueños de conquista, hasta hemos amado locamente y rumiado desengaños. Esta juventud no ha pasado a mejor vida, está palpitante en las fibras más entrañadas de nuestro ser que no tiene por qué arrugarse, que puede ser nuevo cada día, si le dejamos renacer. Conjugar estas experiencias, actualizarlas, eso es VIVIR. Pero vivir, vivir, ¿Cuánta gente está viva a los 12, 15, 20, 40 o 60 años? ¡Cuánto muerto ambulante se cuela por las calles, las oficinas, las universidades, las discotecas, hasta por algunos escritores! Nos extraña ver una persona “VIVA” a los 80 o 90 años y a veces qué pocas facilidades le damos para que siga viviendo así, como tiene que ser.
  3. Se trata de SER joven de verdad, no de APARECER joven. De seguir creciendo en madurez, hacia dentro. La gran pregunta: ¿Cómo Ser joven de verdad, no en apariencia? ¿cómo vivir joven en esta sociedad tecnológica en la que estamos? ¿Se puede Ser joven, es decir, seguir siendo joven a pesar de la edad (porque no estamos hechos de una vez por todas, no somos seres estáticos, somos seres en constante evolución? Seguir sintiendo ilusiones por las cosas, por querer cambiar la realidad, por estar con los que luchan por una sociedad mejor, distinta, pero manteniendo siempre nuestra propia identidad.
  4. Joven es aquel mayor que todavía, a pesar de los años es capaz de asombrarse, de ser un inconformista, una persona rebelde, la que se maravilla ante los espectáculos de la naturaleza, la que se sigue haciendo preguntas como un chico insaciable: ¿Y esto por qué? ¿Y después qué? Es la que desafía los acontecimientos y encuentra alegría en el juego de la vida.
  5. Ser de verdad, existir, vivir, supone siempre una cierta actividad en contra del inmovilismo. El inmovilismo es un sistema de muerte, la juventud es movimiento, es vida. ¿De qué actividad se trata? No de un activismo, de estar siempre haciendo cosas, de no parar un momento, sino de una actividad interior, que no es lo mismo que estar ocupado. Una actividad productiva. Actividad mental, afectiva, relacional, física., de tal modo que saquemos de dentro la enorme riqueza de la que estamos dotados. Esto significa renovarse, crecer, fluir, amar, estar activamente interesado en algo, dar lo mejor que tenemos.
  6. Plantearse cosas profundas: Esto lo planteaba Erich Fromm: “Si yo soy todo lo que tengo, y lo que tengo lo puedo perder, ¿Quién soy yo?”. Y yo pregunto, ¿Qué es lo que puedo perder? Salud, marido, mujer, hijos, amistades, dinero, posesiones, y acaso, la independencia personal, el cariño de los tuyos, la seguridad en ti misma, la autoestima. ¿Quién soy yo? Un Ser Humano magnífico, único e irrepetible, tu eres tus pensamientos, tus sentimientos, tu quehacer diario, tus motivaciones, tu entorno, -“yo soy yo y lo que me rodea”, decía Ortega- Aprender a ser felices, a estar a gusto consigo mismos con lo que tenemos y con lo que no tenemos. Siempre creciendo, nunca terminado del todo. Muchas personas mueren 2 o 3 años antes de ser enterrados.
  7. Una cosa importante: Hacerlo todo con pasión, no la pasión sexual solo, sino la pasión por la vida, pasión por la libertad, por la justicia, por la verdad, por los derechos humanos. Pasión por mantener viva la ilusión de vivir. Pasión por la democracia, pasión por la política. Pasión por tolo lo que significa la Vida, pasión porque siga habiendo vida en todas las instituciones, en toda la tierra. Pasión por la paz, por un mundo sin fronteras. La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia; está en su fe, en su pasión, en su voluntad. “Es una fuerza religiosa, mística, espiritual. Es la fuerza del Mito. La emoción revolucionaria, es una emoción religiosa”, decía un pensador contemporáneo.
  • Por último, ¿Qué retos tiene la sociedad española con las personas mayores?
La sociedad española es, en general, sensible a las necesidades de las personas mayores. Se ha evolucionado en los recursos sanitarios y de investigación, con unidades de valoración del deterioro cognitivo, investigaciones sobre marcadores genéticos de la demencia, farmacología y otros potenciales tratamientos futuros. También han crecido los recursos sociales y económicos disponibles para ellos (aulas de mayores, centros cívicos, viajes organizados, descuentos en transporte, actividades lúdicas diversas, etc.). La famosa ‘ley de la dependencia’ ha generado un marco legal y económico para seguir avanzando y, a pesar de que la han recortado y de que los tiempos actuales no son muy favorables, el germen está alojado en la sociedad.
Adjunto ejemplos de vida:
  • Hay grandes personajes de la historia, como Adenauer, Tiziano y Tintoretto, que nos han impartido lecciones magistrales en la asignatura de la vida.
  • Ejemplos como el famoso sabio de la antigüedad Catón, un romano que comenzó a estudiar griego a los 80 años.
  • A la misma edad, a los 80 años, Goethe acababa su obra maestra el “Fausto”. Si se hubiera retirado obedecido a las sugerencias de tantos amigos: “A tu edad es mejor viajar; no exageres, ya has escrito mucho; puedes sentirte orgulloso…”, ¿qué hubiera sucedido? Que hoy en día nos privaríamos quizás de la obra cumbre de la literatura alemana y nadie mencionaría el nombre de Goethe. Si a los 60 hubiera dejado de escribir sería un segundón, un don nadie.
  • Y los ejemplos son tantos… Me viene a la memoria el caso del compositor José Verdi. A sus 74 años regaló al mundo de la música el archiconocido “Otello”. Años más tarde, rozando los 80, continúa su producción y da a luz al “Falstaff”. Y como no era suficiente, a los 85 años de edad corona su vida con el “Ave María”, el “Stabat Mater” y el “Te Deum”.
  • A los 78 años el científico Juan Bautista Lamarck ponía punto final a sus investigaciones en el campo de la zoología, con una obra maestra, todavía reconocida y estudiada en nuestros días: “La Historia natural de los invertebrados”.
  • También el renombrado filósofo Manuel Kant deja a la posteridad cultural una gran obra: “Antropología y Metafísica de las Éticas y Conflicto de las facultades”. Acababa de festejar su cumpleaños número 70.
  • El cardenal Roncalli a sus 77 años de edad fue elegido Papa, Juan XXIII. Se pensaba quizás en una rápida transición, pero por cinco años guio la Iglesia universal y tuvo tiempo para convocar – nada más y nada menos – que un Concilio ecuménico, el Vaticano II.
  • Hace un par de años ha muerto un Joven a los 93 años, se llamaba José Luis Sampedro era catedrático de Economía.
Conclusión final:
Generar más recursos para mejorar la calidad de vida de las personas mayores es un gran reto. Pero no nos olvidemos que existe otro reto, más relacionado con los valores de la sociedad, y que supone la revalorización de la vejez: envejecer es positivo y morir mayor siendo joven es todo un éxito. A mis 86 me ha costado muchos años y mucho trabajo, llegar a ser joven. Esperamos que todas y todos podamos disfrutar de ese triunfo.

¿QUÉ TIPO DE FELICIDAD?


col zapatero
Muy mal debían ir las cosas por entonces, en el tema que nos atañe, para que la ONU considerara oportuno, a instancia de una iniciativa del Reino de Bután, que fuera conveniente proclamar “el Día Internacional de la felicidad”. Fue el 28 de junio de 2012 cuando decidió llevar acabo dicha iniciativa, proclamando el 20 de marzo de cada año como día internacional de la felicidad.
No cabe la menor duda de que la causa es buena, pero ello no quita que cree algún interrogante. A bote pronto, el primero que me viene a la mente es el que se refiere al tipo de felicidad en concreto. Muchos pensadores han hablado a lo largo de la historia sobre este tema, haciendo hincapié en aspectos diferentes. Solamente por citar uno de ellos, me gustaría traer a colación lo que ya dijo Aristóteles en el s. IV a. C.: “Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego”. Mientras unos lo encontrarán acertado y sensato, tengo la convicción de que otros lo verán como una frase que queda muy bien, pero que aporta muy poco o nada al tipo de felicidad que ellos desearían para sus vidas. También el refranero popular se ha manifestado en este sentido: “No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita”. Pero no es ahora mi intención plasmar aquí toda una serie de citas, a cual más enjundiosa, sobre este tema, no solamente interesante, sino esencial y clave para la vida de toda persona.
Pienso, a nivel personal, que el enfoque del tema debe hacerse fundamentalmente desde dos vertientes entre las que se mueve la persona y que no son otras que la vertiente interior y la exterior. Tampoco quisiera caer en el error de pretender enfrentar ambas, en el sentido que una fuera la buena y otra la mala. Confieso que no estoy a favor de los dualismos, por lo que a la persona se refiere; en este caso lo espiritual frente a lo material, o lo interior frente a lo exterior. Considero que los seres humanos somos entes en los que ninguna de las dos partes se repele, sino que se complementa. Soy de los que piensan, sin embargo, que, una vez especificado lo que se considera vital e indispensable, por lo que a lo material se refiere, debe ser lo relativo al interior lo que juegue el papel más importante. Claro que el problema está en llegar a un acuerdo sobre lo que se considera “vital e indispensable”; lo cual no debe ser fácil, porque me imagino que en esta cuestión debe haber tantas opiniones como personas. Ahora bien, sin pretender convertirme en adalid de nada, me parece que podríamos concretarlo en lo que ayuda a satisfacer las necesidades básicas de toda persona: educación, sanidad, vivienda y trabajo dignos, remunerado de manera justa este último, y respeto de los derechos humanos en todas sus vertientes.
Cuando todo esto está garantizado, pienso que debe ser todo lo relativo al interior quien tenga la última palabra por lo que a la felicidad verdadera respecta. Aunque tampoco en este caso quiero decir yo la última, por lo que me limitaré a citar solamente algunos de los aspectos que personalmente considero más necesarios e importantes.
En primer lugar, creo que debe resultar muy difícil ser feliz si uno/a no goza de paz interior; es decir del equilibrio que le viene dado por la moderación, la discreción y el autocontrol. Estaríamos hablando de la “sofrosine” para los griegos y de la “sobrietas” (sobriedad) para los romanos. No sé si tiene cabida aquí, pero yo traería también a colación las palabras de la Santa de Ávila “Solo Dios basta” (sin pretender impregnarlo de un sentido religioso, ni mucho menos).
Tampoco creo que debe ayudar mucho a conseguir la felicidad personal el hecho de intentar aislarse de los demás, como si estos fueran mis enemigos o, en el mejor de los casos, como si yo no tuviera que ver nada con ellos. De hecho, es bastante frecuente oír frases como, por ejemplo, “yo ya tengo bastante con lo mío”. En definitiva, es el “Caín” que, en mayor o menor medida, todas personas llevamos dentro de nosotros: “¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?”, en respuesta a Yahvé, cuando le preguntó cuál era la suerte de su hermano Abel (Gen 4,9). También, ya en el siglo II a. C., Publio Terencio Africano lo dejaba entrever con las siguientes palabras: “Hombre soy, nada humano me es ajeno”. Y, si nos remontamos al Antiguo Testamento, lo que le dice Yahvé a Moisés al ver la esclavitud de Israel por parte del pueblo egipcio: “Su clamor ha llegado hasta mí” (Ex 3,7-8). Y ya en el Nuevo Testamento, el propio Jesús nos recuerda que no son las creencias, los cumplimientos ni los ritos los que hacen buena, y feliz, por tanto, a la persona; sino la acción solidaria con el dolorido y maltratado (parábola del Buen Samaritano: Lc 10,29-37). 
Como última realidad, tampoco creo que el sentido de avaricia y de poseer cuanto más, mejor, sea un factor que nos ayude a ser más felices. También el Evangelio dice algunas cosas sobre esto: “¿De qué le sirve al hombre todo, si pierde su vida? ¿O qué puede dar a cambio de la vida?” (Mt 16,26). O aquella otra parábola del hombre insensato: “Tiraré mis graneros, construiré otros nuevos, almacenaré la cosecha tan grande que he tenido y me dedicaré a vivir…” (Lc 12,18). ¿Qué pasa cuando toda la felicidad la has puesto únicamente en lo económico y de, golpe, te viene un contratiempo muy difícil que no te esperabas?
Por tanto, bienvenido sea el día internacional de la felicidad: pero no cualquier tipo de felicidad ni a cualquier precio.

DESDE LAS VÍCTIMAS


desde victimas
Asumir la perspectiva de quien ha sufrido abusos es una tarea de la que ningún católico puede escapar e implica hacer frente a las preguntas por la naturaleza específica de estos crímenes cometidos en el seno de la Iglesia
La cumbre celebrada en Roma en febrero se propuso, entre otros fines, captar la atención de la opinión pública católica. Todos pudimos escuchar los mismos relatos y tomar conciencia de que no existen excepciones a un problema que es universal y cuya solución pasa por asumir la perspectiva de las víctimas. Esta tarea, de la que ningún católico puede escapar, implica hacer frente a las preguntas por la identidad de las víctimas y sus agresores, por el nombre de los lugares en los que se cometen los abusos, por el impacto que los abusos causan en el cuerpo, la mente y el alma de las víctimas y, en consecuencia, por la naturaleza específica de los abusos cometidos en el seno de la Iglesia católica.
En la práctica totalidad de los casos, las víctimas son niños y niñas, adolescentes, mujeres y hombres bautizados que participan de la vida sacramental de la Iglesia, mantienen con ella una relación de confianza a través de personas de las que se fían y creen en lo que la Iglesia predica. En nuestra Iglesia no se abusa del alejado, sino del más próximo. Por eso los abusos no se cometen en la calle ni en lugares inhóspitos, sino en espacios que las víctimas conocen bien porque en ellos se desarrolla, en un clima de confianza, una parte importante de sus vidas. Los abusos se cometen en despachos parroquiales, universidades e internados católicos, facultades de Teología, seminarios y noviciados, dentro de los templos y los confesionarios, en las sacristías y los despachos de las casas donde se imparten ejercicios espirituales. No se trata de lugares secretos a los que se acude esporádicamente para cometer actos impropios o indebidos, sino de lugares religiosos en los que Dios y el crucifijo siempre están presentes. ¿Hay lugares más seguros para un agresor?
Quienes perpetran sus abusos en esos lugares son hombres y mujeres de Iglesia, bautizados, ordenados, consagrados y laicos que entablan relación con sus víctimas en el ejercicio de una misión pastoral. Los agresores son personas en las que se confía porque representan lo religioso. Nadie desconfía del sacerdote con el que se confiesa, de la religiosa o del religioso que enseñan a rezar, del profesor o profesora de Religión, de la maestra de novicias, del director espiritual del seminario, del catequista, del trabajador social de una parroquia o de la persona consagrada que acompaña un proceso de discernimiento vocacional. Los agresores lo saben. Y por eso, a partir de la relación asimétrica y de confianza que mantienen con sus víctimas, se prevalecen consciente y deliberadamente de la autoridad moral y religiosa que representan para agredir sexual y espiritualmente a quien se ha fiado.
Los abusos sexuales en la Iglesia son abusos de poder y de confianza perpetrados en nombre de lo más sagrado del ministerio pastoral. Los agresores se sirven del nombre de Dios para convencer a sus víctimas de que los abusos no son tales. Nadie que hable y actúe de manera autorizada en nombre de Dios puede cometer un acto malo. Así ellos se descargan de toda culpa, al tiempo que manipulan a sus víctimas para someterlas a base de confusión e incertidumbre.
Más allá del Sexto Mandamiento
No es difícil imaginar el impacto que causan los abusos perpetrados por hombres y mujeres de Iglesia: desconcierto, incertidumbre, soledad, miedo, desconfianza, culpabilidad, sensación de suciedad moral y física, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, intentos de suicidio, auto lesiones, trastornos alimentarios, sexuales y ginecológicos, dolores articulares, corrupción de la imagen de Dios y rechazo de los sacramentos, los lugares sagrados y los símbolos religiosos que los agresores usan para hacer más efectivo su abuso.
Por mucho que queramos engañarnos, no estamos ante un problema moral que pueda resolverse con el recurso a un sexto mandamiento, que se queda corto en su respuesta a la grave perversión que supone el crimen de los abusos sexuales perpetrados en la Iglesia. Reducir los abusos a su expresión sexual, como si de un acto clandestino se tratara, ha sido una salida fácil para esquivar un problema mucho más profundo: la falta de fe. ¿Qué otra explicación puede tener el miedo que nos provocan las historias de dolor que nos relatan las víctimas, la contumaz negativa a tomar decisiones desde su perspectiva o el rechazo a dejarnos vulnerar por su sufrimiento?
Muchas de las víctimas condenadas al infierno por sus agresores, escribió el jesuita Hans Zollner, han conseguido dar un nuevo sentido a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Negarse a escuchar estos testimonios o cualesquiera otros, duplica el dolor de quienes ya han sufrido demasiado a manos de hombres y mujeres de Iglesia, impide el reconocimiento de la culpa y excluye a quienes han compartido de una manera especial el destino de Jesús (Razón y Fe, 1422). Algo va muy mal en nuestra Iglesia cuando seguimos desconfiando de las víctimas y encubriendo a sus agresores.

María Teresa Compte (publicado en Alfa y Omega)

Empatía: La conexión humana para el cuidado de pacientes