FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 25 de julio de 2013

Palabras de Francisco


Queridos hermanos y hermanas:
¡Qué alegría venir a la casa de la Madre de todo brasileño, el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida! Al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma fui a la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, con el fin de encomendar a la Virgen mi ministerio como Sucesor de Pedro. Hoy he querido venir aquí para pedir a María, nuestra Madre, el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, y poner a sus pies la vida del pueblo latinoamericano.
Quisiera ante todo decirles una cosa. En este santuario, donde hace seis años se celebró la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, ha ocurrido algo muy hermoso, que he podido constatar personalmente; ver cómo los obispos —que trabajaban sobre el tema del encuentro con Cristo, el discipulado y la misión— se sentían alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen: aquella Conferencia ha sido un gran momento de Iglesia.
Y, en efecto, puede decirse que el Documento de Aparecida nació precisamente de esta urdimbre entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María. La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide; «Muéstranos a Jesús». De ella se aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María.
Hoy, en vista de la Jornada Mundial de la Juventud que me ha traído a Brasil, también yo vengo a llamar a la puerta de la casa de María —que amó a Jesús y lo educó— para que nos ayude a todos nosotros, Pastores del Pueblo de Dios, padres y educadores, a transmitir a nuestros jóvenes los valores que los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno. Para ello, quisiera señalar tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría.
1. Mantener la esperanza. La Segunda Lectura de la Misa presenta una escena dramática: una mujer —figura de María y de la Iglesia— es perseguida por un dragón —el diablo— que quiere devorar a su hijo. Pero la escena no es de muerte sino de vida, porque Dios interviene y pone a salvo al niño (cf. Ap12,13a-16.15-16a). Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, en nuestra gente, nuestras comunidades. Pero, por más grandes que parezcan, Dios nunca deja que nos hundamos.
Ante el desaliento que podría haber en la vida, en quien trabaja en la evangelización o en aquellos que se esfuerzan por vivir la fe como padres y madres de familia, quisiera decirles con fuerza. Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El «dragón», el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza.
Cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza; el dinero, el éxito, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Queridos hermanos y hermanas, seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad. Ellos no sólo necesitan cosas.
Necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. Casi los podemos leer en este santuario, que es parte de la memoria de Brasil; espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana.
2. La segunda actitud; dejarse sorprender por Dios. Quien es hombre, mujer de esperanza —la gran esperanza que nos da la fe— sabe que Dios actúa y nos sorprende también en medio de las dificultades. Y la historia de este santuario es un ejemplo; tres pescadores, tras una jornada baldía, sin lograr pesca en las aguas del Río Parnaíba, encuentran algo inesperado; una imagen de Nuestra Señora de la Concepción. ¿Quién podría haber imaginado que el lugar de una pesca infructuosa se convertiría en el lugar donde todos los brasileños pueden sentirse hijos de la misma Madre?
Dios nunca deja de sorprender, como con el vino nuevo del Evangelio que acabamos de escuchar. Dios guarda lo mejor para nosotros. Pero pide que nos dejemos sorprender por su amor, que acojamos sus sorpresas. Confiemos en Dios. Alejados de él, el vino de la alegría, el vino de la esperanza, se agota. Si nos acercamos a él, si permanecemos con él, lo que parece agua fría, lo que es dificultad, lo que es pecado, se transforma en vino nuevo de amistad con él.
3. La tercera actitud: vivir con alegría. Queridos amigos, si caminamos en la esperanza, dejándonos sorprender por el vino nuevo que nos ofrece Jesús, ya hay alegría en nuestro corazón y no podemos dejar de ser testigos de esta alegría. El cristiano es alegre, nunca triste. Dios nos acompaña. Tenemos una Madre que intercede siempre por la vida de sus hijos, por nosotros, como la reina Esther en la Primera Lectura (cf. Est 5,3).
Jesús nos ha mostrado que el rostro de Dios es el de un Padre que nos ama. El pecado y la muerte han sido vencidos. El cristiano no puede ser pesimista. No tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo. Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se «inflamará» de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor. Como decía Benedicto XVI. «El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro» (Discurso Inaugural de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, 13 de mayo 2007: Insegnamenti III/1 [2007], p. 861).
Queridos amigos, hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide; «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5). Sí, Madre nuestra, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría. Que así sea

Francisco propone un cristianismo alegre, sin cara de luto perpetuo


Francisco se opone a la legalización de las drogas y clama contra el narco
El Papa inicia su agenda oficial en Brasil con una misa en el santuario de Aparecida
En un hospital de Río de Janeiro (Brasil) dedicado al tratamiento de las drogodependencias, “un santuario particular del sufrimiento humano”, el papa Francisco reclamó un “acto de valor de la sociedad” contra “la plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte”.
Jorge Mario Bergoglio se mostró contrario a la legalización: “No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”.
Por la mañana, rezó a María. Por la tarde, se metió en los charcos. La personalidad de Jorge Mario Bergoglio salió a relucir al afrontar un tema especialmente controvertido, un debate encendido entre quienes —como el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, o algunos exmandatarios latinoamericanos— defienden que la legalización sería un medio eficaz para debilitar las mafias y quienes, por el contrario, se oponen de forma frontal. El Papa dijo: “Hay muchas situaciones en Brasil, en el mundo, que necesitan atención, cuidado, amor, como la lucha contra la dependencia química. Sin embargo, lo que prevalece con frecuencia en nuestra sociedad es el egoísmo. ¡Cuántos mercaderes de muerte que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa!”.
Según el papa argentino, hay que tender la mano a quien ha caído en “el abismo de la dependencia.
Delante de algunos muchachos afectados por la adicción a las drogas, Francisco dijo que quería abrazarlos a todos, pero que “abrazar no es suficiente”. Según el papa argentino, hay que tender la mano a quien ha caído en “el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle: puedes levantarte, puedes remontar, te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres”.
Una vez más, el papa Francisco no da puntada sin hilo. Su primera jornada oficial —el martes lo dedicó a reuniones de trabajo con los obispos a los que ha encargado la reforma del Vaticano— estuvo cargada de simbolismo. Antes de visitar el hospital San Francisco de Asís de Río de Janeiro, presidió la misa en el santuario de Aparecida, patrona de Brasil. Una jornada, por tanto, dividida entre la oración y el trabajo a favor de los desfavorecidos. Desde el centro de la devoción mariana —donde se venera una pequeña virgen negra que según la leyenda fue encontrada en el siglo XVIII por unos pescadores— a las periferias del mundo, llenas de sufrimiento.
Hace seis años, un cardenal argentino lideró en el santuario de la virgen de Aparecida la redacción de un documento que pretendía devolver la Iglesia a la senda de Cristo, despojándola de los oropeles del poder y acercándola a la gente. El llamado documento de Aparecida dice, entre otras cosas, que “la Iglesia debe liberarse de todas las estructuras caducas que no favorecen la transmisión de la fe” y anima a los obispos a ser servidores del pueblo y no al contrario. A través de aquellas ideas reformistas, aquel obispo argentino se convirtió, tras la renuncia de Benedicto XVI, en el papa Francisco y ahora ha querido que su primer acto religioso dentro de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) sea precisamente aquí. “El cristiano no puede ser pesimista”, advirtió Jorge Mario Bergoglio durante la homilía, “no puede tener aspecto de quien está de luto perpetuo”.
Durante la homilía, Jorge Mario Bergoglio desarrolló una de las bases del documento de Aparecida: la Iglesia debe afrontar los retos del mundo moderno de forma positiva, sin miedo, dejando atrás la amenaza constante del infierno y el fuego eterno. “Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El dragón, el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el éxito, el dinero, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad”.
Al principio de la homilía, que leyó en portugués, Francisco confió a los fieles una anécdota muy querida. En 2007, durante la redacción del documento de Aparecida, los obispos que participaban en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe trabajaron en una sala situada bajo el santuario, oyendo los pasos y los rezos de los peregrinos. “Los obispos”, explicó, “se sintieron alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen; aquella Conferencia fue un gran momento de la Iglesia”.
Se podría decir que aquel fue el momento en que Jorge Mario Bergoglio empezó a caminar hacia la silla de Pedro. Los obispos llegados de toda América vieron la forma de trabajar del entonces cardenal de Buenos Aires. El documento no se construía a partir de un texto base —confeccionado desde las alturas— sino de las propuestas de cada uno. La obsesión de Bergoglio era sacar a la Iglesia del ambiente viciado de las sacristías, de los lujos del Vaticano a las necesidades de la gente corriente. Aquel documento contiene frases que poseen una música y una letra muy parecida, por no decir idéntica, a los mensajes que Bergoglio lanza un día y otro también desde que fue elegido Papa y que se resumen en un par de frases pronunciadas en la homilía: “Los jóvenes no solo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que les propongamos los valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana”.

Guiño al Papa de un teólogo de la liberación

EN SU DIA DE DESCANSO EN BRASIL RECIBIO EL ULTIMO LIBRO DE LEONARDO BOFF, QUIEN ELOGIO AL PONTIFICE
Boff contó que Francisco podría rehabilitar a los más de 500 teólogos condenados por la Iglesia durante los años de Joseph Ratzinger y Karol Wojtyla, aunque considera que no lo hará mientras viva Benedicto XVI.
En uno de sus primeros pedidos en su día de descanso en Brasil, antes de dirigirse al santuario de Aparecida y encontrarse con los asistentes a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río, el Papa recibió el libro Francisco de Asís y Francisco de Roma, escrito por el teólogo y ex franciscano Leonardo Boff, en el que analiza la ruptura que el sumo pontífice está realizando en la Iglesia. “Le entregué el libro al arzobispo de Río, monseñor Orani Tempesta, y él se lo ha dado ya al Papa”, confirmó Boff al diario El País de España momentos antes de viajar a dos encuentros con más de mil jóvenes en Santa Catarina y en San Pablo. Boff, uno de los padres de la Teología de la Liberación, estará en Río el sábado, coincidiendo con la vigilia de oración en Guaratiba.
Boff definió al nuevo papa como alguien que traía esperanza, alivio y alegría de vivir y pensar la fe cristiana. “La iglesia volvió a ser una casa espiritual”, apuntó el teólogo, que colgó los hábitos en 1992 por desavenencias con el Vaticano.
“No he podido sustraerme a un compromiso que tenía desde hace mucho con los jóvenes a los que voy a hablar. Por eso, voy a estar en Río sólo el sábado, último día de la visita del Papa”, explicó el teólogo ante la posibilidad de mantener un encuentro con el papa Francisco. “Una amiga del Papa de cuando era arzobispo de Buenos Aires, con la que Francisco habla por teléfono todas las semanas, me dijo que le preguntó al Papa si tenía la intención de recibirme y su respuesta fue: ‘Quiero hacerlo, pero sólo después de haber concluido la reforma de la Curia’”, reveló Boff al diario español. Se trataría entonces de una visita oficial, algo que Boff no pudo lograr durante el pontificado de Benedicto XVI. Sin embargo, no se descarta un encuentro extraoficial si ambos coinciden en Río el próximo sábado.
Por otra parte, Boff contó a O Globo de Brasil que Francisco podría rehabilitar a los más de 500 teólogos condenados por la Iglesia durante los años de Joseph Ratzinger y Karol Wojtyla, aunque considera que no lo hará mientras viva Benedicto XVI.
“El (por el Papa) hará un llamamiento por que los gobiernos escuchen a las calles, escuchen a los jóvenes”, afirmó Boff, quien opinó que el pontífice exhortará a los jóvenes a inaugurar una nueva fase de la Iglesia. Según el brasileño, su esperanza en el pontificado de Francisco se debe a que, antes de ser elegido papa, el cardenal Jorge Bergoglio “era adepto de una de las vertientes de la Teología de la Liberación, que era propia de Argentina, y que es la teología del pueblo, la teología de la cultura popular”.
“La Teología de la Liberación tenía muchas tendencias. En Argentina predominó ésa, que viene del justicialismo”, expresó Boff. “Francisco siempre se entendió a sí mismo como un peronista, un justicialista. El defendía traer a los pobres como participantes, y que no hay solución para los pobres sin su participación. Esto es la Teología de la Liberación, y quizás sea hasta bueno que él, como papa, no esté afiliado a teología alguna”, agregó Boff.
“Podemos decir que Francisco es un teólogo de la liberación elaborada por Scanone, que fue la que de alguna forma sostuvo algunas actitudes del peronismo”, afirmó Boff, al recordar que quien enseñó la Teología de la Liberación en Argentina fue Carlos Scanone, profesor de Bergoglio. “Scanone elaboró una Teología de la Liberación que estaba ligada a la ‘teología popular’, de alguna forma diferente de la que después desarrolló la corriente que se inspiró en la tesis del marxismo que pretende el rescate de los pobres y excluidos a través de los cambios de estructuras políticas”, agregó.
“Son sus nuevos aires, nueva música, nuevas palabras para viejos problemas que nos permiten pensar en una nueva primavera de la Iglesia”, estimó Boff, que fue condenado al silencio por el papa Juan Pablo II por sus posiciones radicales, en una columna publicada en el diario brasileño O Estado de Sao Paulo. Boff destacó que los papas anteriores daban centralidad a la Iglesia reforzando sus instituciones y doctrinas. “El papa Francisco coloca al mundo, los pobres, la protección de la Tierra, y el cuidado de la vida como cuestiones esenciales”, diferenció.
Los dos pontificados anteriores se caracterizaron por la disciplina y el control de las doctrinas, señaló Boff, al destacar que esa estrategia creó un invierno que congeló muchas iniciativas. “Esta nueva Iglesia, que aún no se puede evaluar lo suficiente por su poco tiempo de existencia, dejó de ser una fortaleza para transformase en un casa abierta cercana al pueblo”, consideró Boff.
Sobre la posibilidad de que la Curia use cualquier medio para mantenerse en el poder y pueda boicotear la ruptura que quiere implementar Francisco, Boff no descartó ante El País que lo intenten. “Pero Francisco también es jesuita, que es también hijo de Ignacio de Loyola, el gran estratega de la Compañía de Jesús, que ha resistido hasta hoy, pasando por todos los vendavales contra ella, no solo de la Curia, sino de hasta más de un papa que acabó disolviéndola, para resucitar siempre con mayor fuerza”, añadió.
“El nuevo papa no se presenta como un doctor sino como un pastor, habla a partir del sufrimiento humano sobre el hambre del mundo, los inmigrantes de Africa que llegan a la isla Lampedusa, y denuncia el sistema financiero mundial que martiriza a países enteros –destacó–. Creo que es muy valiente. Se ha situado junto a los pobres y contra la injusticia. Tenemos una Iglesia que tiene hábitos palaciegos y principescos. Este Papa ha mandado señales de que quiere otro estilo de Iglesia, de los pobres para los pobres, y ésta es la gran herencia de la Teología de la Liberación. Va a poner en jaque los hábitos tradicionales de cardenales y obispos”, manifestó el teólogo.

No a la canonización de Juan Pablo II


Estoy en completo desacuerdo con la canonización de Juan Pablo II. Creo que el Papa Francisco, quizá mal asesorado, como en el reciente nombramiento del obispo Battista Rica como cargo importante en el Banco del Vaticano, ha actuado un poco precipitadamente antes de haber recabado toda la información existente, sobre todo por la relación de Juan Pablo II con Marcial Maciel.
He terminado de leer hace unos días un magnífico libro de Emiliano Ruiz Parra, periodista mexicano, titulado “Ovejas negras. Rebeldes de la Iglesia mexicana del siglo XXI”. Uno de los testimonios que narra es el de uno de los principales denunciantes del caso Maciel: José Barba, antiguo legionario de la orden fundada por Maciel.
Allí narra con todo detalle todo el proceso tenido con el fundador desde la década de los cincuenta. Consta cómo un grupo de legionarios presentó una denuncia canónica en su contra. En el archivo vaticano consta un expediente de 212 documentos con denuncias sobre graves conductas pederastas del padre Maciel y cómo el entonces Cardenal Ratzinger le encubrió a quien era el favorito del Papa Juan Pablo II.
Ratzinger, entonces Prefecto para la Doctrina de la Fe, llegó a cambiar el Código de Derecho Canónico. Los delitos imprescriptibles de los que se acusaba a Maciel, pasaron a ser prescriptibles con lo que el fundador de los legionarios quedó en situación de inatacable por sus delitos.
El 5 de diciembre de 1.994 Juan Pablo II declaró a Maciel “guía efizaz” de la juventud en su seguimiento de Cristo. Fue ésto lo que provocó la denuncia de Barba en un periódico americano, de todo los delitos cometidos por Maciel en relación con la pederastia.
El primero de mayo de 2.010 el Vaticano tuvo que reconocer los hechos con estas palabras: “Los gravísimos y objetivamente inmorales comportamientos del padre Maciel fueron confirmados por testimonios incontrovertibles y se configuran, a veces, como verdaderos delitos”.
Ahí están los testimonios gráficos del trato de favor preferente de Juan Pablo II con él. Sus palabras de alabanza, poniéndolo de modelo para la juventud…
Posteriormente se supo también de las impresionantes fortunas del personaje. Se supo que tuvo cuando menos tres hijos biológicos con dos esposas ( se habla hasta de 6 hijos). Dos de sus hijos también denunciaron abuso sexual.
Los 212 documentos que estaban en los archivos vaticanos salieron , filtrados, a la luz pública y se publicaron en el libro “La voluntad de no saber” (Grijalbo, 2012) con prólogo de Barba, Alberto Athié y Fernando M. González. Los documentos los filtraron gente de dentro del Vaticano que no podían aguantar más tanto encubrimiento y tanta mentira.
Por estas razones, especialmente por estas razones- aunque hay otras muchas- creo que al Papa Francisco han podido colarle otro gol como con el banquero que ha nombrado para el Banco Vaticano.
Juan Pablo II no debe ser canonizado. No puede ser nombrado santo quien encubre y pone de modelo para la juventud a alguien que ha hecho tantísimo daño a tantísima gente

Asociación Yahuarcocha de Ecuador

Enviado a la página web de Redes Cristianas
La Asociación Nacional Yahuarcocha, de Ecuador, América del Sur, que agrupa a los presbíteros casados y sus familias, presenta un cordial saludo al Papa Francisco, y le acompaña espiritualmente en el viaje a América latina, Brasil, para asistir al encuentro Internacional con la Juventud y con el pueblo Latinoamericano.
Queremos expresar nuestra solidaridad con el trabajo de evangelización y promoción humana que realiza en pro de la sociedad más débil y necesitada y en la renovación de la Iglesia que ha emprendido, de acuerdo a los principios del evangelio y el Concilio Vaticano II.
Viene a una sociedad que conoce en sus aspectos, económicos, políticos, sociales, culturales y de manera especial religiosos, así ha declarado en la reunión de la V Conferencia General, del episcopado Latinoamericano y del Caribe, en el Documento Conclusivo de Aparecida, Brasil, celebrado, en Mayo de 2007.
Queremos que conozca que desde el año de 1990, gracias al apoyo y gestión del Obispo Argentino, Jerónimo Podestá y su esposa Clelia Luro, a quienes conoció y conoce, nos unimos a la Federación Latinoamericana de Presbíteros católicos casados y a la Confederación Internacional de sacerdotes católicos casados. Desde esa fecha venimos trabajando en la evangelización y la promoción humana junto a las clases desposeídas de nuestros pueblos, donde nos permiten y ante todo, por la aceptación de parte de la Jerarquía de la Iglesia del celibato opcional y la participación de la mujer en los ministerios de la Iglesia.
Viene a América Latina, en donde la Iglesia católica está dividida en el campo del ministerio sacerdotal, porque se han formado diferentes grupos de presbíteros que han fundado Iglesias Católicas nacionales, sin obediencia a las Jerarquías diocesanas ni al Vicario de Cristo, y esto se ha dado por las actitudes antievangélicas, incomprensivas, de los anteriores pontífices y de Obispos, que mantienen posiciones intransigentes frente a la ley del celibato y al pensamiento teológico de la liberación.
Debe conocer que en diferentes lugares del continente se han realizado encuestas sobre este tema y los resultados han sido que los pueblos han madurado y la gran mayoría están de acuerdo que el sacerdote debe tener familia y desde esa realidad trabajar en la evangelización y le extensión del reino de Dios
Siempre oramos por Usted y por la obra pastoral emprendida desde que asumió la dirección de la barca de Pedro.