FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Los campesinos que plantaron cara al Gobierno de Colombia

Patricia Campelo

 Javier Giraldo, durante su visita a Madrid. P.C.
Hostigados por el ejército, guerrilla y paramilitares, un grupo de trabajadores del campo lleva 15 años resistiendo de forma pacífica en una zona de fuego cruzado
Extender su caso más allá de los límites geográficos de Colombia ha frenado la escalada de asesinatos y las graves violaciones de derechos humanos. La denuncia pública ha logrado que muchos ojos se posen en el grupo de campesinos que respondió con un ‘no’ a las FARC, a los paramilitares y al Ejército colombiano hace 15 años.
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La desvergüenza de la banca española Juan Torres López, catedrático de economía aplicada

Las declaraciones del portavoz de la banca española (y antiguo subgobernador del Banco de España, por cierto) con motivo de las normas recién aprobadas por el gobierno sobre desahucios muestran que los banqueros españoles están perdiendo ya los niveles mínimos de responsabilidad, decencia y vergüenza.
Jueces y expertos y, por supuesto, las personas y familias afectadas, han puesto de relieve que se trata de una reforma muy tímida y que de ninguna manera va a evitar la inmensa mayoría de los desahucios tan injustos e inhumanos que se vienen produciendo, además de ser muy beneficiosa para la banca: los supuestos que contempla son muy restrictivos y ni siquiera todos los de gran necesidad, no tiene carácter retroactivo, solo se refiere a los expedientes promovidos por la banca, y permite que se sigan acumulando intereses cuando se suspendan temporalmente, lo que evita que los bancos pierdan dinero y que tengan que cargar ahora con viviendas de difícil salida al mercado en estos momentos. Pero, a pesar de ello, los banqueros dicen que es muy negativa, que “pone en riesgo la buena cultura de pago que existe en nuestro mercado hipotecario” porque puede hacer que la gente deje de pagar caprichosamente las hipotecas, e incluso que se puede cerrar el grifo del crédito se si aprueba.
Parece mentira que los españoles tengamos que oír esto de la banca, como si fuésemos estúpidos. Si nuestros bancos y banqueros se jactan de ser los mejores del mundo, ¿qué es lo que explica entonces que aquí tenga que haber condiciones hipotecarias (y en general bancarias) más asimétricas que en los demás países de nuestro entorno? ¿Por qué la banca española no puede operar en las mismas condiciones que la francesa, la alemana, la inglesa o la de Estados Unidos, si en esos países compite en igualdad de condiciones con otros bancos? ¿Qué tipo de razón financiera es la que justifica que aquí haya pervivido una legislación casi decimonónica tan favorable a ellos? ¿Son razones económicas, de eficiencia financiera y de mercado, o sencillamente que los banqueros han tenido aquí más poder que en otros lugares y que se han podido hacer fuertes en sus privilegios, entre otras cosas, porque fueron el soporte principal de la dictadura fascista de Franco?
Si tuvieran vergüenza, los banqueros hablarían claro y dirían que si se oponen a esta reforma es simplemente porque quieren seguir teniendo los privilegios de siempre que les hacen estar entre los bancos con más rentables del mundo sin ser los que mejor financian y tener un poder político y social mucho mayor que en casi todos los demás países.
Y es igualmente desvergonzado que los banqueros aludan, aunque formalmente no utilicen esta expresión, al llamado riesgo moral que en su opinión conlleva la reforma. Es decir, que afirmen que crea un incentivo que puede permitir que los individuos trasladen su responsabilidad hipotecaria a los bancos, convirtiéndose voluntariamente en malos pagadores, como si la gente estuviera deseosa de perder sus viviendas caprichosamente.
Parece mentira que sean los banqueros los que digan eso cuando son precisamente los bancos los que deben el dinero que ha puesto a la economía española a los pies de los caballos por su gestión avariciosa e irresponsable y lo que ha provocado que tengamos que ser rescatados, haciendo que el conjunto de los españoles tengamos que asumir su deuda con los bancos extranjeros. Son los banqueros y no las familias ni los pequeños y medianos empresarios los que se han aprovechado de la información privilegiada que tienen para trasladar sus responsabilidad a los demás, encareciendo artificialmente la financiación, haciéndola más difícil de obtener, y provocando una rémora inmensa a la actividad productiva en nuestro país.
El auténtico y más negativo riesgo moral que puede influir sobre nuestra economía es el que está haciendo que los propietarios y directivos de las entidades financieras que la han hundido, que han volatilizado el dinero de sus clientes en operaciones especulativas muy arriesgadas, que han estafado a miles de clientes y que les hacen pagar comisiones y gastos muy por encima de los habituales en otros países de alrededor, se vayan de rositas y no den cuenta ante la justicia de los daños que han producido.
El mal ejemplo para millones de españoles es comprobar que los banqueros que han cometido delitos son indultados graciosamente cuando son condenados, y que esto último sea algo excepcional porque los fiscales y los jueces raramente actúan contra ellos, como demuestran tanto casos de crisis y quiebras bancarias que se han saldado con costes enormes para los contribuyentes y aire fresco para quienes las han provocado.
Lo que paraliza a la economía y destroza a las empresas que crean riqueza es que los banqueros utilicen su poder para echar por alto la imprescindible financiación de la actividad económica al convertir el negocio bancario en el motor que alimenta las burbujas, la especulación, la evasión fiscal, la fuga de capitales a los paraísos fiscales y los negocios más sucios que existen. O que hoy día estén ganando miles de millones generando más deuda para todos los españoles a base de recoger dinero barato del Banco Central Europeo y de rentabilizarlo comprando los bonos que luego le permiten ofrecer condiciones inmejorables a los grandes poseedores de liquidez, y todo ello racionando la financiación que necesitan urgentemente las empresas.
Y lo que es una barbaridad y nos lleva al desastre no es que se tomen medidas de justicia elemental para proteger a los débiles frente a los poderosos, como dicen los banqueros, sino que éstos utilicen su poder para seguir tratando de imponer un modelo productivo caótico, depredador e insostenible. El portavoz de la banca lo ha dicho claro: “hay que dar más créditos y crear más casas”. Eso es lo que se le ocurre proponer a los banqueros en un país en donde hay casi cinco millones de viviendas vacías, urbanizaciones enteras sin utilizar consumiendo recursos naturales y energía sin cesar, y la experiencia de una burbuja que ha enriquecido a unos pocos pero que ha dejado desolada a nuestra economía llevándose por delante la posibilidad de modernizarla y de situarla en la vanguardia de las naciones. Tienen a miles de empresarios carentes de financiación, reclamando crédito urgente y asequible para crear empleo y riqueza y lo que quieren es destinar el dinero a mover otra vez cemento y a dar pelotazos a base de corrupción y barbaridades urbanísticas. Están locos y esto es la mejor prueba de que hay que combatir la irresponsabilidad y la desastrosa gestión de los recursos que hacen nuestros banqueros.
Si los españoles queremos de verdad salir de esta crisis provocada por la banca no podemos seguir manteniendo el sistema financiero tal y como lo están moldeando el anterior y el actual gobierno con las reformas que han realizado. Hay que acabar con los privilegios y con el poder político y mediático de los bancos si es que no queremos que los banqueros acaben con la democracia.
Es imprescindible disponer de una banca pública, bien dirigida y estrictamente controlada, que no pueda financiar sino a las empresas y consumidores que lo necesiten para hacer que crezca la generación de riqueza y no las actividades especulativas. Una banca firmemente asentada en principios éticos (y no, como quería el gobierno en “buenas prácticas” de asunción voluntaria), y en un compromiso radical con el desarrollo económico y social y con el equilibrio medioambiental, lo que significa, sobre todo, que no se puede dedicar, como hacen los bancos actuales, a financiar la corrupción, modelos productivos insostenibles y la creación constante y artificial de deuda.
Publicado en Público.es el 23 de noviembre de 2012

Las elecciones en Catalunya Jaume Botey

Enviado a la página web de Redes Cristianas
El resultado de la elecciones de ayer en Catalunya ha puesto de manifiesto fundamentalmente dos cosas: el rechazo a la política neoliberal de recortes impuesta por CiU de manera tan drástica en los dos últimos años y la ampliación de la expresión electoral y política del sentimiento de identidad. Éste sentimiento ha crecido y, con matices diferentes, está presente en otras opciones políticas, fundamentalmente de izquierda y distintas a la que pretendía encabezarlo en exclusiva, como pedía, a partir de una amplia mayoría.
Esto pone de manifiesto, por una parte, que en un colectivo la exigencia de una mayor justicia social es compatible con la exigencia de mayor respeto a su identidad cultural y a sus aspiraciones de mayor autogobierno.
Y por otra que lo que está ocurriendo en Catalunya es el resultado de un sentimiento transversal, no atribuible a ninguna formación política o social en solitario. Quienes durante tanto tiempo han alimentado el fuego de la confrontación deben tener presente esto porque sus agresiones no se dirigen sólo a una persona o a una formación sino que será la mayoría de la sociedad la que se sentirá ofendida.
Finalmente, excepto las dos formaciones con presencia en el estado, PP y PSC, y Ciutadans, el resto –aquí sí que en una muy amplia mayoría- están por el derecho a la consulta como un elemental derecho democrático.
26 de noviembre del 2012

XVI Semana andaluza de Teología: “¿Quién es mi prójimo? Compasión, ética y política”. Comunicado final

Envio a la página web de Redes Cristianas
Somos y nos sentimos un espacio cristiano, vivo y comunitario, en el que compartimos la fe en Jesús de Nazaret y donde se refuerzan con entusiasmo nuestras esperanzas y compromisos por otra sociedad más justa y otra Iglesia más evangélica. Hemos sentido presentes a los pueblos y gentes que sufren a diario el ataque directo del modelo capitalista de vivir y de regir. Ante la cruel realidad de las víctimas de la sinrazón del lucro insaciable de unas minorías, seguimos creyendo en la razón y justicia de los derechos de los últimos.
Primero no es el negocio y la riqueza de unos pocos. Primero son los pobres, siempre. Y todo lo que ayude a que dejen de serlo, será lo mejor para todos, siempre.
Nos hemos comunicado compromisos personales o locales, pequeños pero transformadores,
germen de un modelo alternativo de vivir, de creer en Dios y de seguir a Jesús.
Compromisos que ponen en su eje la compasión solidaria con los prójimos heridos, expoliados y excluidos, pues asumimos las consecuencias ético-políticas de la parábola del buen samaritano.
Estamos indignados y preocupados por los “recortes” de los gobiernos que -fieles servidores de los intereses de grupos financieros- castigan injustamente a los colectivos más desprotegidos y a la ciudadanía en general, salvan a los bancos y al sistema financiero especulador, al tiempo que manipulan la deuda pública trasvasando la riqueza de todos a los ricos. Aumentan los niveles de pobreza y de exclusión, paro, empleos muy precarios, desahucios, cierres de empresas pequeñas y medianas, ERES continuos, deterioro de los recursos sociales, sanitarios y educativos, desatención a las personas dependientes, políticas migratorias a la deriva, etc.
Atacan a los servicios y empresas públicas, han abierto un futuro incierto para los jóvenes y están devaluando los mejores principios democráticos. Sin olvidar la situación de los países más empobrecidos de nuestro planeta. Lo que aquí empezamos a sufrir ahora es lo que está sucediendo allí desde hace décadas, donde la deuda externa se ha cobrado millones de vidas, abocando al hambre y la esclavitud a miles de personas, familias y países.
También nos indigna, duele y escandaliza el silencio cómplice de la cúpula eclesiástica, que ni habla ni está en la defensa de los derechos y de la justicia social con las víctimas. Nosotros/as mismos/as hemos de reconocer y depurar las propias contradicciones de nuestra vida y ser más coherentes con la propuesta de Jesús: “No podéis servir a Dios y a la Riqueza”.
Nos alegra participar en la irrupción reivindicativa en las calles y en la opinión general de jóvenes generaciones y de movimientos sociales que, con nuevos medios y estrategias, extienden una rebelión disidente y alternativa a la “barbarie civilizada” instalada en la política y en la economía, que nos oprime aquí y en todo el mundo. Nos alegran las movilizaciones y la resistencia de aquellos colectivos sindicales y políticos que se oponen a la reforma laboral y a muchas otras medidas inmorales e injustas que reducen o eliminan derechos adquiridos.
Nos alegra constatar día a día la solidaridad de tantas familias que comparten sus escasos recursos o sus modestas pensiones para amortiguar la caída en el paro de sus familiares o de otras personas. Nos alegra ver y colaboramos con el esfuerzo de tantas entidades que, casi sin recursos, sacan agua hasta de las piedras y saben ayudar a los más caídos, a la vez que no olvidan la lucha por la justicia, la igualdad y la dignidad. Nos alegra ver y estar con tantas iniciativas de grupos, voluntariados de todo tipo, organizaciones y entidades, cristianas y ciudadanas, que inventan día a día nuevos caminos de solidaridad y de disidencia, buscando siempre una ciudadanía inclusiva.
Todo esto y mucho más nos está indicando que hay ilusión y alternativas y que, por tanto, sigue en pie la esperanza de que otro mundo es posible y que otra Iglesia sensible, fraterna y samaritana también es posible, puesto que ya son realidades concretas por doquier.
Torrox (Málaga), 23-25 noviembre 2012
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QUE SE JODAN


Cristianismo y justicia   J.L. GONZÁLEZ FAUS
Perdón por el taco titular, pero las citas deben ser literales. Y así lo dijo en pleno Parlamento la diputada Fabra, de esa inefable “fábr(ic)a” castellonense. Por el contexto parecía referirse a obreros y sindicalistas. Pero cuando quiso arreglarlo explicó que se refería al PSOE. En este sentido sirve de material para nuestra reflexión.
Puedo entender que la señora Fabra esté harta de los psocialistas: que los considere enemigos, malvados, embusteros… Pero lo que ahora quisiera discutir no es cómo son las gentes del PSOE, sino cómo debe ser nuestro modo de reaccionar ante el que nos hace daño. Todos tenemos una tendencia imparable a alegrarnos viendo sufrir al que nos ha hecho sufrir (de ahí nace muchas veces la violencia física). Y además tendemos a creer que la justicia consiste en ese placer que nos proporciona el dolor del verdugo: (“¡que la pague!”). La pregunta es si entonces no estaremos confundiendo el hambre de justicia con la sed de venganza.
Así llegamos a nuestro tema: un criminal etarra llamado Uribetxebarria, enfermo terminal de un cáncer con varias metástasis; más la decisión judicial de liberarlo por razones humanitarias y las protestas desatadas por ello. Quede claro que aquí no se discute el inmenso dolor de las víctimas y de tantas vidas rotas, que merecen un cariño y un respeto inmensos. Ni se discute el carácter asesino de ETA, su bochornosa incapacidad para pedir perdón, y la ceguera de sus adláteres. Todo eso es indiscutible. La pregunta que queda es cuál debe ser nuestra reacción ante tamaña maldad y con toda la razón que tenemos. Y en concreto: si la reacción correcta es desear verles sufrir el máximo hasta el final, porque sólo así se hace justicia.
Me duele tener que gritar que esa no es la reacción correcta. Más aún: ese modo de reaccionar nos contagia de la misma inhumanidad de ETA y, en este sentido, es más bien un triunfo etarra y una derrota nuestra. El criminal no deja de ser un ser humano por criminal que sea; ni deja de tener una dignidad humana por mucho que él la haya pisoteado, ni deja de merecer la compasión que reclama todo dolor, por mucho que no se la merezca. A esto se llama “razones humanitarias”; y en estas razones se fundamentó la supresión de la pena de muerte que ha sido un paso importante de progreso en humanidad, y que estamos poniendo en peligro si consideramos que la justicia consiste en el placer de ver sufrir al verdugo.
Debo felicitar, por consiguiente, tanto al ministro del interior, como a la mayoría del PP, como a Mari Mar Blanco (hermana de Miguel Ángel, a quien no conozco, pero mandaría un abrazo muy sincero con estas líneas) por haber reconocido que la sentencia de excarcelación “tiene fundamento jurídico” y que “la superioridad de la democracia reside en el respeto a la ley”, también a la hora de hacer justicia. No en erigir el propio dolor (por comprensible y sagrado que sea), en criterio de justicia.
Por eso debo confesar también mi tristeza por estas palabras del señor Basagoiti que, además, parecían bien meditadas: “nos importa un bledo la situación de esos presos. Nos importa un bledo como estén”. Personalmente, a mí no me importa un bledo: como tampoco me importa un bledo que esos criminales sigan impenitentes y no se rediman a sí mismos.
No sé si el lector conoce estas viejísimas palabras: “amad a vuestros enemigos, rogad por los que os maltratan; tratad a los demás como os gustaría que os traten a vosotros. Porque si amáis a los que os aman ¿qué bondad cabe ahí? Y si hacéis bien a los que os tratan bien ¿qué bondad cabe ahí? También los malos hacen eso. Amad a vuestros enemigos y así seréis hijos del Altísimo que es bueno con los ingratos y perversos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”.
Son palabras de Jesús de Nazaret, en el evangelio de Lucas. [Una aclaración necesaria: amar no significa aquí sentir atracción como tendemos a pensar nosotros falsificando el amor, sino “desear el bien”. Y el mayor bien que se le puede desear a una persona mala es que cambie y se vuelva buena].
Comprendo que muchos no cristianos rechacen esas palabras. Pero a quienes se consideran cristianos (como puede ser el señor Mayor Oreja) me gustaría pedirles que las relean, las consideren y las recen. Y a los no creyentes me gustaría decirles que aunque de entrada no lo parezca (como ocurre tantas veces en la vida), esos consejos de Jesús contienen el mejor bálsamo para muchas heridas y el mejor camino para que cicatricen sin dejar huella en nosotros. Oigamos si no a Ana Arregui (mujer del ertzaina Jon Ruiz Sagarna asesinado por la barbarie etarra): «me juré que nunca construiría mi vida en función del resentimiento. Me di cuenta de que el odio se podía interponer entre nosotros y los demás, y decidí vivir sin él». Eskerrik asko Ana.
Repito: es así, aunque de entrada nos asuste y nos provoque rechazo. Pero es como cuando alguien no se decide a echarse a la piscina porque teme la sensación inicial de frío, y luego, cuando sale y ha entrado en reacción, se dice: ¡qué bien me ha ido!