FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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miércoles, 18 de abril de 2018

Don Bosco santo

No es como yo

¿QUIÉN MINTIÓ AL PAPA FRANCISCO?


col badilla

En la carta del Papa Francisco a los obispos chilenos, reunidos en su 115ª Asamblea Plenaria en la localidad de Punta de Tralca, cerca de la ciudad capital Santiago, dice: «En lo que me toca, reconozco y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada».
Esta es una de las claves para comprender la carta del Papa, para comprender toda la situación chilena de los últimos años y sobre todo del período -decisivo- comprendido entre el 2 de junio de 2017 hasta enero de 2018, vale decir, desde que Francisco recibió por primera vez una carta oficial del gobierno chileno de la señora M. Bachelet que lo invitaba al país y la Visita concreta entre el 18 y el 22 de enero pasado. Es un período breve pero intenso, cuando se decantan y quedan en claro los principales elementos y componentes de la declinación de la Iglesia chilena, gradual pero irrefrenable, que comenzó en la década del '70 y continúa hasta la actualidad.
A partir de esa carta oficial del gobierno de Santiago comienza efectivamente la "preparación" del viaje y se empieza a completar el mapa actualizado de la Iglesia chilena, cuya situación era conocida desde hace años, sobre todo en el Vaticano. Pero ese mapa debía ser actualizado ante las nuevas circunstancias, el Papa en Chile, incorporando todos los análisis y consideraciones necesarias para que la peregrinación contara con raíces pastorales, religiosas, sociales, eclesiales y políticas sólidas, que permitieran asegurar el "éxito" pastoral, de imagen y de contenidos de la misma.
Al Papa, y a determinadas autoridades del Vaticano, le llegaron toneladas de información, y toneladas de información fueron solicitadas de manera específica. El mismo Pontífice mantuvo dos encuentros a puertas cerradas con el Episcopado chileno durante la visita ad Limina, el 20 y el 23 de febrero de 2017. Fueron en total 6 horas de encuentro, evento bastante insólito e inédito desde hace muchos años. Posteriormente, el 16 de enero Francisco volvió a estar con los obispos en Santiago de Chile, en la sacristía de la Catedral, y les dirigió un discurso no demasiado exigente, evitando tocar las grandes cuestiones que en esta nación han roto hace mucho tiempo la comunión eclesial.
Ahora, según la invitación que transmite la carta del Papa, probablemente la tercera semana de mayo habrá un cuarto encuentro del Pontífice con todos los obispos chilenos. Y este es otro hecho inédito, más aún, sorprendente: un Papa que se encuentra con todos los obispos de un Episcopado Nacional 4 veces en 15 meses.
A esta altura muchos se preguntan, sobre todo en Chile, a qué se refiere el Papa Francisco cuando dice: «he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada». Se puede suponer, por el contexto de la carta y por lo que se puede leer entre líneas, que esta "información no veraz ni equilibrada" corresponde a todo el caso Karadima y sus derivaciones, incluyendo los 4 obispos que salieron de la confraternidad del sacerdote procesado y condenado, especialmente Barros.
Y seguramente también se refiere a la manera como fue relatado, ilustrado y tal vez documentado para el Papa, de manera poco seria y sincera, el impacto de toda esta historia en el clima de preparación de su Visita y posteriormente en el desarrollo de la Visita misma, muy poco acompañada por el aparato mediático de la Iglesia chilena y del mismo Vaticano (Secretaría de comunicación y Sala de prensa), totalmente impreparados para la delicadeza casi trágica del evento.
Entonces, quiénes son los responsables de lo que el Santo Padre describe como "falta de información veraz y equilibrada".
Son varias personas, sobre todo en Chile pero no solo allí. Las que desde el principio resultan más evidentes son tres, y todas ellas de grueso calibre y relevancia. El primero es Mons. Ivo Scapolo, Nuncio apostólico en Chile desde 2011 y que ya unos años atrás declaraba ser abiertamente contrario a una Visita del Papa porque se hubiera considerado un apoyo al gobierno de la señora Bachelet que él definía, ante un diplomático chileno con el cual hablaba de esa posibilidad, como "una persona de izquierda, atea y abortista".
Luego tendrá que dar muchas respuestas y aclarar diversas cuestiones de estos últimos 25 años el arzobispo emérito de Santiago, el cardenal Francisco Javier Errázuriz, de 84 años, el miembro más anciano del Consejo de 9 cardenales (C9), gran defensor del padre Fernando Karadima, al que definió como "santo", y que siempre hizo todo lo posible, incluso durante la visita del Papa, para desacreditar a las víctimas del grupo Karadima.
Por último, el actual arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati, persona muy subordinada al autoritarismo de su predecesor. Tendrá que dar numerosas respuestas a preguntas inevitables y aclarar muchas situaciones en las cuales su rol ha sido como mínimo sospechoso. Obviamente estos tres prelados no son los únicos responsables. Hay otros, pero ellos tres, a diferencia de todos los demás, fueron los informantes más cercanos y constantes del Papa desde el día mismo de su elección, hace cinco años. A ellos les corresponde la mayor parte de la responsabilidad en este caso.
A partir de aquí, si hay voluntad, habría que remontarse a fines de la década del '70, cuando la Iglesia chilena, por influencias externas, empezó a cambiar de piel porque se la consideraba demasiado creativa, libre, dinámica e influyente en la región latinoamericana. Fueron los años en los cuales se decidió que era urgente la "normalización" de las iglesias particulares de América Latina, para adecuar su vida, su pastoral, a los intereses geopolíticos de la guerra fría que se desarrollaba en el corazón de Europa. Pero esa es otra cuestión.

¿EN QUÉ DIOS CREE EL CARDENAL EZZATI?


col opazo

"Si a un perro se le pone nombre de gato, sigue siendo perro". Analogía usada por el Cardenal Ezzati para referirse a las personas transgénero. O sea, aunque un hombre adopte un nombre de mujer, se vista, piense, sienta y viva como mujer, sigue siendo hombre. Es de suponer, entonces, que en Monseñor prima una idea de la naturaleza biológica y de lo "natural", como una realidad fija, rígida e inmutable, así constituida desde y para siempre.
Y en boca de un dirigente religioso, se presume que esa creencia debería sostenerse en una idea de Dios Creador, que desde la eternidad impone un orden al que toda criatura debe someterse. Sería un Dios que echa a correr el mundo y se desentiende del todo de su destino. En nuestro caso, si Dios desde siempre hizo a un hombre transgénero, tanto peor para él. ¿Será así, efectivamente, el Dios de Ezatti?
La idea de Dios que inspira el Concilio Vaticano II es totalmente diferente. Nos invita a descubrir a Dios a través de "los signos de los tiempos"; lo que implica ser capaces de conocer efectivamente esos tiempos. ¿Conoce Ezatti nuestro tiempo? ¿Qué sabe de la situación de las personas transgénero? ¿Le posibilita su teología conocerla? A Galileo la Iglesia lo condenó por atentar contra el orden de Dios. ¿No sucederá lo mismo con Ezatti?
Muchos cristianos ya no creemos en un Dios ensimismado allá en lo alto, ciego y sordo, afuera y ajeno al mundo de los hombres. Por el contrario, creemos que él ha creado a la humanidad entera por amor, y la ha hecho inacabada, justamente como un proyecto de libertad y hermandad. Somos el proyecto de Dios en curso, que avanza con nuestro conocimiento y empuje. Lo cierto es que desde el homo sapiens hasta ahora hemos experimentado grandes cambios y diferenciaciones.
Diferencias en lo físico, lo orgánico, en lo psicológico, en las relaciones que establecemos con los otros y con la naturaleza; en una palabra, diferencias en la cultura. Evolucionamos en la medida en que nuestra mente, creatividad y actividad modela la naturaleza. En este devenir, pues ¿somos más buenos, más malos, más naturales o antinaturales? No lo sabemos, los humanos nos conocemos muy poco a nosotros mismos.
Apenas sabemos de nuestra psiquis, de nuestra alma. En especial, de la complejidad de todo lo relativo al género y al sexo. Sólo presenciamos atroces sufrimientos y discriminaciones, sin preguntarnos por lo que acontece en el alma de los homosexuales y los trans. En otros tiempos, ellos eran rechazados como pecadores, luego tratados como enfermos o desviados. Pero ahora nos interrogamos un poco más. ¿Deberíamos seguir condenando a una completa resignación a las personas cuyo organismo corporal contradice a su mente y su alma? Otra sería nuestra disposición si humanizáramos nuestra mirada y nos imaginásemos nosotros mismos en su propia situación.
Si realmente creyéramos en el Dios encarnado en Jesús, que nos ama a cada uno, habita en todo lo humano, e inspira nuestros proyectos de vida en lo personal y colectivo, lo veríamos y encontraríamos en todo esfuerzo de humanización de nuestro mundo. En efecto, creemos en un Dios "humanizado" como fuerza que nos mueve a la superación de la enfermedad, de la ignorancia, de la insensibilidad. Este es el Dios que se mostró en Jesús al sanar a los excluidos y despreciados, a los leprosos, a las prostitutas, el que dio vista a los ciegos y puso palabras en la boca de los mudos. Este es el Dios que nos muestra el camino del auténtico progreso humano.
Si la Iglesia se propusiera como suprema meta el servicio del Reino de Dios en este mundo, por encima de otras que pudiesen ser legítimas, resonaría en su memoria la palabra de Jesús a sus discípulos momentos antes de ser apresado: "El que me sirva, que me siga; y donde yo esté, allí también estará mi servidor". (Juan XII, 26) Y los cristianos ya sabemos dónde prefirió estar Jesús, en el campo de los desvalidos y despreciados.
La opción de Jesús debe ser nuestro criterio y el de la Iglesia, especialmente para su jerarquía. Ante ella no vale la especulación sobre el ser y el deber ser, o sobre lo natural y antinatural. La misericordia (miser=sufriente, cordia=corazón) es lo único real, nuestra nueva ley. Una ley, además, aplicable no sólo a las minorías sexuales, sino también a otros colectivos humanos, como los mapuche, los migrantes y, ciertamente los despojados en todo orden de cosas.
Y aunque parezca extemporáneo, extiendo esta reflexión hacia toda gama de perdedores, también a los que no cesan de clamar "Mar para Bolivia". Me extraña que las iglesias hayan callado ante un conflicto de honda connotación moral, y que afecta al progreso de nuestros pueblos. Lo cierto es que el ejército chileno invadió territorio boliviano como respuesta al impuesto decretado a empresas anglo-chilenas, desatando el horror de la guerra. Terminó por arrebatarle a Bolivia un área de 400.000 kilómetros cuadrados. En estas circunstancias, el discurso chileno de negativa ante la aspiración boliviana de volver al mar, es inhumano. Recurre al tratado que Bolivia firmó obligada ante el riesgo de mayores pérdidas.
Se limita a lo jurídico, sin altura moral ni política. Un discurso teñido de esa arrogancia que suele ir de la mano con la miopía. Bolivia reclama sólo una franja de 10 kilómetros de ancho, insignificante ante lo perdido y ante los 4.200 kilómetros de costa de Chile. Un alegato que se niega a ponerse en la situación de los bolivianos. En lugar de esa ansia de dominio y sometimiento del débil, podría acudirse a acuerdos integradores y beneficiosos para ambos pueblos. Bolivia llegaría al mar, y Chile contaría con gas y agua para sus industrias en el desierto, además de un más amplio acceso a zonas atlánticas. Pero prima la insensibilidad moral y la miopía política.
En fin, las minorías sexuales, los migrantes, los pueblos originarios, los vecinos vencidos y despojados, constituyen "signos de los tiempos", ante los que tenemos limpiar los ojos para saber mirar. Son señales de un Dios que allí se encuentra involucrado, y nos invita a colaborar y participar en su proyecto de humanidad. Pero previamente, deberá ir quedando atrás esa idea de un Dios inmovilizado en lo natural e indiferente al esfuerzo humano. Como así mismo, ese Dios de la ley, frío y calculador, que se complace en la imposición y el sometimiento.

¿FUE MARÍA MAGDALENA UNA PROSTITUTA?


religion digital

(C.D./Efe).- "La imagen de María Magdalena se ha creado en base a ficción, tradiciones y malinterpretación a través de los siglos". Esa es la conclusión a la que están apuntando los últimos avances de la arqueología y estudios bíblicos que se están haciendo en Tierra Santa, con lo que los expertos en estas materias reivindican que, lejos de haber sido la prostituta de la tradición y folclore cristianos, la "apóstola de los apóstoles" fue en realidad "una mujer muy importante, conocida e influyente".
La Magdalena, que habría descubierto la tumba vacía de Jesús y, según el evangelio de san Marcos, presenció su resurrección junto a la "otra María", es considerada santa por los credos católico, ortodoxo, anglicano y luterano del cristianismo, conmemorada en el calendario gregoriano con una festividad el 22 de julio.
Pero en el imaginario popular María Magdalena es más conocida como una pecadora que, arrepentida, habría caminado al lado de Jesús como una ferviente seguidora, después de abandonar un camino de oscuras pasiones que, siglos más tarde, le siguen valiendo una fama alimentada en canciones, libros y películas que especulan sobre la que pudo ser su vida, de la que poco se sabe.
"María era la líder del grupo de mujeres que acompañaba y apoyaba a Jesús, también con sus bienes, y no me cuadra que este fuera el perfil de una prostituta, que en general está más vinculada a la pobreza", expone a Efe el padre Juan Solana, que encabeza el proyecto Magdala en Tierra Santa y reparte sus días entre Jerusalén y la histórica ciudad a orillas del mar de Galilea.
Desde este enclave, que los evangelios atribuyen hasta en doce ocasiones como el lugar de origen de María, se explica que los hallazgos arqueológicos que se han hecho en los últimos años revelan algo más de la vida en la época y respaldan la creencia de que se trataba de un próspero punto de comercio, centrado en la pesca y la exportación de salazón a Roma.
Allí se contempla la teoría planteada por expertos de que esta devota habría gozado de una buena posición económica, derivada quizá de la muerte de su esposo, del que pudo haber heredado una fortuna con la que habría apoyado a Jesús.
Pero en ciertos momentos de la historia se habría alterado la percepción de María, destaca el padre Solana.
Una de esas ocasiones fue cuando se produjo una interpretación muy literal y con cierta inquina de los evangelios, como este de Lucas 8:1-3.
"Aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes".
Otro, las palabras del Papa Gregorio en una homilía del siglo VI en la que fusionó en la Magdalena las figuras de María de Betania, hermana de Marta y Lázaro que lavó los pies de Jesús con sus cabellos, y una mujer acusada de adulterio a la que Cristo salvó de ser apedreada.
"María Magdalena podía haber sido una santa a la que Dios consintió que el demonio molestara o tentara", señala el religioso y afirma que cabe la posibilidad de que esas mujeres fueran "personas con su propia historia, personalidad".
Sin embargo, "las pinturas renacentistas la tratan como una pecadora arrepentida (...) De ahí pasó al arte, a la imaginación popular, a la literatura, etc. Y se creó una gran confusión", que perdura hasta hoy en la mente de muchos, aunque dice que en el seno de la Iglesia no es el pensamiento reinante, especialmente después de una exégesis hecha a mediados del siglo pasado.
Jennifer Ristine -presidenta del Instituto Magdalena y experta en esta figura, sobre quien prepara un libro que tiene previsto que vea la luz este verano- lamenta a Efe que "es difícil saber dónde empezó" la mala imagen que se ha tenido de la Magdalena a lo largo de los siglos.
Expone que en los siglos XIV y XVI era retratada con el pecho descubierto, el cabello rubio o pelirrojo muy largo, en una época en la que existía una tendencia a que las cortesanas "pintaran su pelo de rubio", por lo que destaca que ya existía esta asociación "que se ha visto a través de los siglos" hasta la actual cultura popular.
En su opinión, "todo este asunto es complejo, una lección moral. Todo lo que decimos empieza a formar ideas en la mente de la gente y deriva en una reputación".
"Tenemos algunas pistas de su vida, pero realmente sigue siendo un misterio con toda la cultura que ha crecido a lo largo de los siglos", concluye Ristine, quien continuará tratando de descifrar la historia de esta figura que, asegura, realmente existió.

Religión Digital

Los obispos, “perplejos” ante la indiferencia religiosa de los jóvenes


Juan G. Bedoya

Ricardo Blazquez
El cardenal Blázquez califica la escasez de vocaciones de “penuria seria e indigencia básica”
Los obispos iniciaron en la mañana de este lunes su asamblea de primavera encerrados en sí mismos, sin referencia alguna a las vicisitudes en que está sumida la sociedad española. Es lo que se deduce del discurso inaugural de su presidente, el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, centrado en los problemas internos, fundamentalmente en la escasez de vocaciones sacerdotales y en el “enfriamiento” de la fe entre los jóvenes. 
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Seis religiones exploran juntos su identidad

ADIM
—Madrid, 15 de abril de 2018—. Judíos, cristianos, budistas, hindúes, musulmanes y bahá’ís exploran en un encuentro, junto con un gran número de personas, las raíces de la identidad y su relevancia para fortalecer la cohesión social.
El Centro Nacional bahá’í de Matías Turrión 32 acogió el sábado una jornada interreligiosa que atrajo a gente de diferentes puntos del país y que pretendía poner de relieve la importancia de la identidad individual y colectiva y el rol de la religión en el fortalecimiento de una identidad acorde a los desafíos de la modernidad.

«Si supieran lo desafiante que es sentirse inmigrante tanto acá en España, como en Argentina, donde nací y donde ya me consideran español», señalaba Mario Stofenmacher, el rabino de la comunidad judía Masorti Bet-El de Madrid, en un intento por subrayar el papel que su religión ha tenido en su estabilidad.
«La sociedad moderna, caracterizada por el pluralismo, la diversidad y el cambio constante, ha dejado sin referentes claros a las personas, por lo que la constitución y definición de la identidad se ha vuelto algo problemático», declaraba uno de los asistentes.
Durante el encuentro, que duró prácticamente todo el día y que contó con varias mesas redondas, talleres y actividades que buscaban conectar los principios de las tradiciones religiosas con la necesidad de acciones por mejorar la sociedad, se intentó poner de relieve la función social de la religión en la generación de sentido, de propósito y de identidad individual sólida que ayude a vivir una vida plena, feliz y en armonía con el resto. Hindúes, budistas, bahá’ís, judíos, musulmanes, cristianos, hombres y mujeres, presentaron la forma en que desde sus tradiciones se fomentaba esta búsqueda sentido.
Por otro lado, también se intentó responder al desafío que supone encontrar una concepción de la identidad colectiva que, al tiempo que canaliza el deseo de pertenencia a un grupo que poseen los seres humanos, facilite la unidad, refuerce la cohesión social y estimule la tolerancia, la comprensión y el aprecio entre grupos diversos.
«En el corazón de la identidad debería ponerse la identidad primaria, la humana, la identidad que se menciona en las religiones del mundo y que significa en lo más profundo de nuestro ser todos tenemos un alma igual de digna que procede del Creador y que exige que nos tratemos como iguales», indicaba Leila Sant, representante de la comunidad bahá’í de España.
A lo largo de la jornada parecía llegarse a la conclusión de que las religiones podrían fomentar este tipo de identidad colectiva basada la humanidad común de las personas. Poniendo el principal foco de lealtad en esa identidad, las otras identidades secundarias como la religión, el género, la etnia, la nacionalidad, la cultura o la clase social tendrían cabida en armonía y serían fuente de riqueza.
Otra idea que surgió durante todo el día fue que la religión debe estimular la acción social por el bienestar común. «El budismo de la Soga Gakai —aseveraba Inés Vázquez, de dicha religión— busca contribuir a la paz y a los derechos humanos como eje central, más allá de las oraciones, y trabaja con la ONU para lograrlo».
El encuentro, que ya supone el quinto de la serie de actividades anuales que han propiciado los organizadores —una plétora de más de diez grupos religiosos de ámbito nacional en su mayoría—, dejaba entrever que la diversidad, cuando se gestiona bien, es fuente de alegría, riqueza y progreso. Y así lo indicó la profesora musulmana Elisa Torremocha como colofón de su intervención: «En el islam se dice que Dios decidió crearnos diversos para que tuviéramos que conocernos y desarrollarnos en ese proceso», y añade «Lo que más destacaría de hoy es el poder compartir la Fe libremente y sin prejuicios, sin que nadie te cuestione, que te escuchen y escuchar tú también».
Acerca de la Comunidad Bahá’í

La Fe Bahá’í es una religión con más de siete millones de seguidores establecidos en todos los países y territorios del mundo. Su principio central es la unidad de la humanidad, objetivo por el que trabajan los bahá’ís en su vida diaria a través de diferentes actividades de servicio a la sociedad. La Comunidad Internacional Bahá’í (BIC) tiene estatus de órgano consultivo ante las Naciones Unidas. En España, la comunidad nació en 1946 y actualmente cuenta con unos 5.000 miembros en todo el país. Está inscrita en el registro de entidades religiosas del Ministerio de Justicia desde 1968.

BCN: Los pensionistas vuelven a la calle por pensiones públicas dignas


Germinal Vidal

jubilados
La movilización, que ha concluido entre gritos de “Esta batalla la vamos a ganar”, “Ni un paso atrás”, “Visca, visca, visca, la marea pensionista…”, se enmarca en la jornada de lucha estatal convocada por la Coordinadora Estatal por la defensa del Sistema Público de Pensiones.
Esta mañana varios miles de personas han vuelto a manifestarse por el centro de Barcelona convocados por la Marea Pensionista. Durante el recorrido entre Plaça de la Catedral y la Plaça de Sant Jaume, se ha clamado por pensiones públicas dignas con gritos como “estos ladrones nos roban las pensiones“, “manos arriba, esto es un atraco“, “queremos pensiones, como las de los borbones“, “gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden“, “de norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste“…
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Evangelio, ¿historia o significado?

José M. Castillo, teólogo
Castillo1
A mucha gente no le interesa el Evangelio porque no lo entiende. Y ocurre con frecuencia que quienes intentamos explicar tal o cual relato del Evangelio, tampoco lo entendemos. Lo cual es comprensible. Porque ¿cómo se puede entender, por ejemplo, que un predicador (Jesús de Nazaret) vaya por la vida curando enfermos, resucitando muertos, dando de comer a miles de hambrientos con cinco panes y unos cuantos peces, etc, etc? ¿Todo eso sucedió alguna vez? ¿O todo eso no pasa de ser una serie de “historietas”, que se inventaron los antiguos, para seducir a los ingenuos?

Sobre este asunto se han escrito cientos de libros. Y estudiosos muy sesudos se han roto la cabeza dándole vueltas al problema de fondo y a las muchas preguntas que todo esto plantea. Como es lógico, yo no pretendo presentar aquí la solución definitiva. Lo que quiero es presentar una explicación – de lo que nos enseña el Evangelio – que, en cualquier caso, me parece que tiene mucho de verdad. ¿A qué me refiero?
Los historiadores de la Antigüedad tenían su manera peculiar de contar la Historia. El conocido historiador de la Grecia antigua, Jean-Pierre Vernant, nos ha hecho notar que, en el s. IV (a.C.), en Mileto, hombres como Tales, Anaximandro o Anaxímenes inauguraron un nuevo modo de reflexión. No se limitaron a relatar lo que sucedía. Lo importante para ellos era que, de una “historia”, presentaban en conjunto una “teoría”.
A mí me parece que este criterio es perfectamente aplicable a la lectura e interpretación del Evangelio. Me explico. En el Evangelio se relatan hechos prodigiosos, que se mezclan con discursos que se refieren al comportamiento humano. Todo ello, en un contexto de profunda espiritualidad. ¿Qué es lo que importa en este conjunto de relatos y discursos?
De acuerdo con el “modo de reflexión”, que venía ya de siglos atrás, lo que importa, en los relatos evangélicos, no es tanto la “historicidad”, sino más bien la “significación”.

Pues bien, si esto efectivamente es así, a poco que se piense en los numerosos relatos evangélicos, pronto se da uno cuenta de que tales relatos se refieren, casi siempre, a dos grandes temas: la salud (curaciones de enfermos) y la alimentación (comidas compartidas, banquetes…). Y, por lo que se refiere a los discursos, de una forma o de otra, siempre giran en torno al tema fundamental de las relaciones humanas (honradez, honestidad, bondad, perdón, misericordia, oración al Padre del cielo…).
Todo esto se mezcla con situaciones de conflicto y tensión. Conflictos, ¿con quién? Con los “hombres de la religión”. Hasta tal extremo, que aquello acabó en lo peor que le puede ocurrir a cualquiera: los dirigentes de la religión vieron que tenían que matar a Jesús. Los funcionarios del templo vieron que “lo de Jesús” y “lo de ellos”, eran proyectos incompatibles.

Los dirigentes religiosos centraban sus intereses en el sometimiento a las normas y ritos sagrados. Jesús centró sus preocupaciones en tres cuestiones fundamentales para la vida de los seres humanos: salud, alimentación compartida, relaciones humanas que nos unen y nos hacen más honestos y buenas personas. La religión se centra en lograr la “otra vida”. El Evangelio se centra en humanizar “esta vida”. Cuando leemos o explicamos el Evangelio, ¿nos quedamos dándole vueltas a la “historia”? ¿o buscamos, ante todo, la “significación”’?