FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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ATALAYA

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miércoles, 3 de mayo de 2023

Muere un destacado preso palestino en cárceles israelíes tras 86 días de huelga de hambre

 palestinalibre

redes cristianas

Jader Adnan, ha fallecido en la cárcel tras 86 días en huelga de hambre como protesta por su detención por parte de Israel. Adnan se encontraba detenido bajo el régimen de detención administrativa, sin cargos, sin juicio y sin motivo alguno. Ni siquiera su familia y abogado lo podían ver. Actualmente, casi 5.000 palestinos están presos en cárceles israelíes, de los cuales más de 1.000 se encuentran en detención administrativa, es decir sin cargos  Ver noticia original

La «Doctrina del descubrimiento» nunca fue católica

 Cristianismo y Justicia

Victor Codina

En julio del 2022 el papa Francisco visitó Canadá y pidió perdón a los indígenas por los sufrimientos causados por miembros de la Iglesia desde la época de la colonia hasta nuestros días. Lo agradecieron, pero tanto los indígenas como los obispos canadienses desearon una declaración formal de este arrepentimiento. VER NOTICIA

¿CUÁL ES EL FUTURO DE LA FE CATÓLICA EN NICARAGUA?


col lanzas

 

Al menos 60 religiosos han huido o han sido
expulsados de Nicaragua desde 2018.

Es importante hacer una reflexión profunda sobre las relaciones del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con la religión, especialmente con la Iglesia católica en Nicaragua, más allá de los planteamientos que la pareja Ortega-Murillo tiene actualmente.

Hay un cambio radicalmente diferente de los planteamientos que los líderes sandinistas hicieron sobre la religión en los años 80 y el liderazgo actual. En noviembre del año 1979 hubo una reunión de la Dirección Nacional del FSLN, en la que trataron el tema religioso de los nicaragüenses. La conclusión a la que llegaron fue que la educación iba a ir transformando la cultura del pueblo, y pasar de una cultura popular religiosa a una más laica y secular. Esta reflexión estaba motivaba por la consigna de Karl Marx, dominante en aquella época: “La religión es el opio del pueblo”.

Las elecciones del 1990 hicieron reflexionar a los líderes sandinistas sobre este principio. Mucha gente en dicha justa electoral votó en su contra por los conflictos que existieron entre el Estado y la Iglesia. El FSLN fue acusado de ateo y de querer terminar con la religión o al menos manejar la religión al estilo de la revolución cubana.

Para enfrentar el tema religioso, la dirigencia del FSLN planteó otra estrategia, consolidada por la actual dirigencia de la pareja Ortega-Murillo. La premisa es “el pueblo es profundamente religioso y la religión forma parte integrante de  la cultura popular”. Si queremos ser líderes de este pueblo tenemos que aceptar esta realidad.

Para ganar las elecciones y obtener la simpatía de la gente hay que acoger su modo de pensar y de sentir; su tradición cultural profundamente religiosa, que no va a cambiar de la noche a la mañana. Por eso propusieron un cambio en las relaciones con la Iglesia, sobre todo en la rama articulada en torno a Monseñor Obando. Ya no hay confrontación, sino cercanía. Se cambia la consigna marxista -La religión opio del pueblo-, por la de un gobierno socialista, solidario y cristiano. Este cambio se incorporó en 2014 a la Constitución.

Rosario Murillo, ¿bruja?

A la vez la vicepresidenta comenzó a tener un papel preponderante en la dirigencia del Gobierno y  del partido. Ella se manifiesta con un pensamiento esotérico. La gente en el vox populi dice que es bruja. Se reúne con chamanes y se asesora con brujos.

La señora Murillo quiere articular y dirigir el pensamiento religioso del pueblo. Monta un conjunto de signos “religiosos” como los árboles de la vida, entre otros, para convocar sus vibras a su favor. También organizó una estrategia para manejar el liderazgo de la Iglesia con la religiosidad popular.

La religiosidad popular tiene sus grandes raíces en la cultura nicaragüense, está unida al sincretismo entre las cosmovisiones de los pueblos originarios y la tradición cristiana traída hace 500 años con  la conquista española, legitimada por la Iglesia católica.

Estas expresiones del sincretismo religioso las podemos observar en las grandes manifestaciones como la fiesta de Santo Domingo de Guzmán en Managua, San Benito en León, San Jerónimo en Masaya. Los responsables de organizar, coordinar y animar estas celebraciones son los laicos. El liderazgo de dichas festividades no lo lleva la jerarquía eclesiástica, sino más bien son los cofrades, que son gente laica e independiente de las orientaciones pastorales de la Iglesia. Es aquí donde la pareja Ortega Murillo ha querido manipular su liderazgo.

Infiltrarse en las cofradías

La estrategia montada por el orteguismo estaba dirigida a los secretarios políticos, alcaldes y en conjunto a los líderes del partido de gobierno. Estos tenían que hacerse presentes en las celebraciones de la religiosidad popular, participar en los comités de pastoral y cofradías para orientar el contenido ideológico de las celebraciones. Es decir, en una palabra: Infiltrarse.

Por otra parte, la dirigencia orteguista organizó a un grupo de personas para que “acompañen” a los sacerdotes y les apoyen económicamente en sus necesidades: ofreciendo ayuda para reparar los templos, construir casas curales, compra de vehículos y así, mantener al clero a su favor, controlando el mensaje crítico que pudiera darse en sus predicaciones.

Estas dos estrategias han fracasado para la pareja presidencial. La insurrección de la conciencia del pueblo de Nicaragua en abril del 2018 puso a la mayoría de los fieles, con sus sacerdotes y obispos solidarios con el pueblo insurrecto. Por este motivo, la estrategia del oficialismo se vino abajo.

Ciertamente, algunos sacerdotes y obispos se han mantenido cercanos a los Ortega-Murillo. Monseñor Sándigo, por ejemplo, en la homilía de la Patrona de León hizo una reflexión legitimadora de la doctrina de la vicepresidenta. Esto le permitió salir con la procesión de la Virgen de La Merced el pasado 24 de septiembre. También hay otros casos de curas afines al actual régimen. Pero en conjunto, la Iglesia sintoniza más con el relato de la oposición: Defensa del estado social de derecho, protección de los derechos humanos -en primer lugar, la vida y su libertad-, la participación democrática y el pluralismo político, para lograr una sociedad en justicia y bienestar para todos.

El argumentario del régimen parte de otros principios. Propone independencia, soberanía nacional, autodeterminación de los pueblos y partido único, como instrumente de organización y participación política. Evidentemente, los relatos del oficialismo y la oposición no convergen. Entre ellos hay una oposición radical. Por más que el cardenal-arzobispo de Managua diga que la Iglesia aboga por el diálogo; la divergencia y contraposición de visiones no favorece esa propuesta. El pensamiento de la Iglesia se articula con la cultura occidental marcada por la presencia cristiana, sobre todo por el catolicismo.

Por su parte, el régimen se articula con otras culturas. Pueden estar pensando en la tradición de la Iglesia ortodoxa. Esta tradición religiosa históricamente se siente bien unida a los poderes políticos de cada país.

Hoy, la Iglesia ortodoxa está unida a la política promovida por Vladimir Putin en Rusia. No tiene un liderazgo universal como el que ejerce el Papa y el Vaticano; por ello es más manipulable por los gobiernos de turno.

Cercanía a los ortodoxos y a China

El régimen de Ortega-Murillo también se quiere articular con China. Estos últimos adversan a la cultura occidental, y más a la Iglesia católica desde el siglo XVI, porque ve en el catolicismo la expansión de los pueblos occidentales con su dominación ideológica en contra su propia realidad cultural. China no tiene relaciones abiertas con el Vaticano. Para controlar esta influencia cultural provocó la división de los católicos, creando la Iglesia patriótica favorable al régimen comunista.

Otro país con el cual el régimen orteguista quiere tener buenas relaciones es con Irán. Una teocracia islámica, muy opuesta a la tradición propia de la cultura de Occidente.

En estos países antes mencionados no rige el Estado social de derecho al estilo soñado por la oposición nicaragüense, ni la democracia formal con la libre participación de los ciudadanos, y menos la defensa de los derechos humanos como una política estatal. Por ello, los proyectos del oficialismo y la oposición no convergen.

¿Cuál es la estrategia ideológica-religiosa promovida por la pareja en este momento?

Primero, controlar el liderazgo de la Iglesia católica en todas sus expresiones, sobre todo en sus manifestaciones públicas y sociales: procesiones, encuentros, celebraciones masivas, etc. El régimen ve que detrás de esas expresiones religiosas una manifestación la cultura dominante de Occidente, que es la que trata de promover la oposición azul y blanco.

En segundo lugar, controlar a los líderes religiosos. Reprimir y encarcelar a los más significativos. Es el caso de monseñor Rolando Álvarez. Intimidar, restringir cualquier acto político o religioso que pueda transmitir un pensamiento distinto al del oficialismo.

A la vez, busca destruir en la conciencia del pueblo y el liderazgo de la Iglesia católica universal, el Papa, cardenales y obispos. Para ello, el orteguismo ofrece a sus fanáticos una lectura sesgada y malinterpretada de la historia de la Iglesia, presentándola como una institución corrupta, por los grandes errores cometidos a lo largo de su bimilenaria existencia y con la que no vale la pena mantener relaciones.

El orteguismo considera que romper con el liderazgo católico no es un problema, si se promueve la práctica religiosa que respete la visión ancestral de nuestros pueblos unida a un sincretismo con las tradiciones de la religiosidad popular católica si éstas escapan del liderazgo de los sacerdotes, obispos, y del Papa. Una religión nacional donde ella, la vicepresidenta Rosario Murillo, vaya dando los criterios de conducta para esa práctica de un esoterismo sincrético. ¿Lo logrará? La base de su feligresía puede ser los sectores más empobrecidos del pueblo beneficiados con algún proyecto asistencialista del orteguismo, y el amplio sector evangélico, arraigado entre los más abandonados y empobrecidos del país. Estos, por su falta de formación, carecen de una conciencia crítica; y por el fundamentalismo que les define, buscan protección en la lógica de los señores que mantienen el poder.

Para la Iglesia católica, esta situación puede ser un tiempo de crecimiento y madurez en la fe. Si sus líderes no sucumben en la tentación.

Hay ejemplos en México, en tiempo de los cristeros. Se fortaleció la fe católica, se liberó de esas manifestaciones masivas y se abrió un proceso de personalización de la fe y del compromiso cristiano. La familia jugó un papel muy destacado en este proceso de resistencia.

En España, durante la dictadura de Francisco Franco nació una Iglesia comprometida con los derechos humanos desde la clandestinidad, que dio muchos frutos en la transición a la democracia.

Si sabemos leer la Biblia podemos encontrar ejemplos tanto o más difíciles que los nuestros en los cristianos de los primeros siglos. La fe se fortaleció en la clandestinidad. No fue un tiempo de profetismo abierto, sino de mantenerse firme en la esperanza cristiana y en la práctica de un amor solidario, que invita a una firme resistencia contra la injusticia y el mal, confiando en la acción liberadora de Dios.

La profesión de fe que nos trasmite el libro de El Apocalipsis es esta: En manos de Dios está puesta nuestra esperanza, Él va hacer justicia en la medida que el pueblo se mantenga fiel a los grandes valores de la solidaridad y el amor fraterno. Jesús ya ha triunfado y con él todos los que han sido fieles a su causa y han entregado su vida víctimas de  la persecución y la injusticia. Estos estarán con él para hacer justicia contra los que han oprimido al pueblo y arrasado la tierra. Confiemos y vivamos unidos en la práctica del amor porque el futuro está de nuestra parte. Mantengamos viva la esperanza. La justicia vendrá antes que tarde.

 

Pedro Lanzas, Sacerdote católico en el exilio.

Religión digital

EL ÚLTIMO VATTIMO. ¿PUEDE UN FILÓSOFO SER HOMOSEXUAL, DE IZQUIERDAS, POSMODERNO Y, A LA VEZ, CATÓLICO?

fe adulta

col pino

 

Gianni Vattimo es conocido por ser el "padre" del llamado “Pensamiento débil” y uno de los filósofos de la Postmodernidad. Como sabemos, fue discípulo de Hans-Georg Gadamer y es un gran conocedor de la filosofía de F. Nietzsche y M. Heidegger. Ejerció varios años como eurodiputado sumergiéndose en los entresijos de las políticas europeas y sus reivindicaciones sociales como crítico comunista y anticapitalista han sido más que evidentes en las redes sociales.

Aunque se le den todos estos calificativos, es oportuno observar que no es Vattimo un autor que se deje atrapar fácilmente por clichés simplistas. Las cosas siempre son tan complejas que cuestan dejarse encerrar por definiciones excluyentes. Admirado por muchas personas con distintas sensibilidades e ideologías, se le ha querido encorsetar bajo el palio de un pensamiento arquetípico, por ejemplo, como un simple autor ateo, marxista, excluyendo otras posibilidades que, a priori, parecen contradictorias... No han faltado quienes han intentado mediante preguntas insidiosas dejar en evidencia y atrapar al filósofo cuando éste ha comunicado algo difícil de aceptar para una mente estereotipada y cerrada, especialmente cuando ofrecía interpretaciones occidentalizadas y cristianizadas. Pero hábilmente ha logrado escabullirse una y otra vez dando respuestas abiertas para que el que tenga oídos interprete, sin huir, pero tampoco dejándose reducir a meros esquemas preconcebidos.

Ahora bien, ¿cuál, dentro de su trayectoria como pensador, podríamos decir es el “último Vattimo”? Lo que muchos desconocen (y otros olvidan) es que Vattimo, que por supuesto incluye al comunista, al posmoderno, al debolista y hermeneuta y al activista por los derechos de los homosexuales fue un militante católico cristiano en su juventud. Llegó a ser presidente de Acción Católica, testigo que, curiosamente,  recogió de un tal Umberto Eco. Curiosidades de la vida, por más que alguno se sorprenda... 

Gianni, siempre crítico ante toda estructura de poder y especialmente atento para desenmascarar cualquier restricción a una posible nueva pregunta que necesita ser respondida (lo que podríamos definir como “dogma”) fue distanciándose poco a poco de una praxis eclesial que proclamaba un mensaje institucional rancio, a base de adoctrinamientos huecos que no lograban ser buena noticia para el pueblo ni motivo de esperanza para los caídos. No comprendía la actitud no acogedora de la Iglesia hacia el diferente, especialmente hacia los homosexuales.

Pero ocurre que, tras unos años de separación y desconexión "religiosa", se produce un punto de inflexión en el pensamiento de nuestro autor: hacia el año dos mil, en concreto a finales de los años 90, la filosofía hermenéutica de Gianni Vattimo da un giro explícito hacia el cristianismo. Tal y como afirma Teresa Oñate en El retorno griego de lo divino en la Posmodernidad, a partir de Historia de salvación, historia de la interpretación Vattimo comienza a ir gestando «un paso que se opera sin titubeo- hacia un retorno de lo divino plural». A raíz de aquí, su posición será cada vez más sugerente y polémica, como se traduce en las mil y una discusiones filosófico-hermenéuticas que sostiene con teólogos y filósofos en gran parte de su obra. Podemos afirmar que estamos en una de las épocas más ricas de su pensamiento aunque la historia aún no se lo haya reconocido: Credere di credere (Creer que se cree),   Después de la cristiandad y -El futuro de la religión, esta última escrita junto a Richard Rorty, son un legado inmejorable para la postmodernidad y una nueva interpretación religiosa para el siglo XXI que no cierra respuestas sino que más bien propone y suscita preguntas.

Desde entonces Vattimo supo escarbar en lo más hondo de la cristiandad: la kénosis. Esta, en cierto modo, le vale de punto de partida para una filosofía política debolista: expuesta pero activamente encarnada, hecha de pequeños gestos pero universalmente posible. Vattimo plantea que la kénosis de Dios en la encarnación es la única manera de hablar de Dios en la posmodernidad, en la edad de la comunidad del espíritu. 

Jesús es la encarnación tan esperada del amor, porque como reza el título de mi artículo publicado en 2018 en Pensamiento al margen (Revista sobre las ideas políticas) y en la pág. 2 de mi obra de 2015 El amor es el límitesi Dios existe, es amor (1 Jn 4,8) y, si no, merece que lo matemos...

Para el turinés el secreto está en saber leer los signos de los tiempos y el proceso de secularización, no necesariamente como una negación y oposición al verdadero espíritu de Dios que se contrapone al mundo (como si el mundo siempre fuera el enemigo), sino más bien como parte del proceso de la pedagogía divina -a través de la tradición occidental cristiana.  

Es, precisamente, la oportunidad de la kénosis, de un Dios humano y débil y de una religión libre de dogmas que expone su máxima en el amor y servicio al hombre, la que se expresa como bandera en los nuevos tiempos como única y posible alternativa racional a la violencia metafísicaSólo desde ahí tendrá futuro la religión. Sólo si es capaz de hacer de ella una verdadera historia de salvación humana.

Nuestro hábil pensador de izquierdas retoma, pues, la experiencia cristiana que andaba en él siempre  latente, pero incorporando una nueva perspectiva: la que proporciona interpretar y mirar desde el final de la metafísica y la caída de los grandes relatos. Esta pre comprensión, junto a su pasado en continua evolución como creyente, dan como resultado una interpretación del mundo y de la Palabra de Dios novedosa e impactante cuyos reflejos teológicos y políticos en el mundo actual mantienen una especial relación con el Concilio Vat. II, la teología de la liberación y, en los últimos años, con el nuevo e ilusionante Pontificado que ha abierto el Papa Francisco.       

Pero aunque nuestro filósofo ha aportado muchos datos respecto a su posición cristiana y ha mostrado desde el principio cierta curiosidad y simpatía por el nuevo Papa argentino, no es hasta hace muy poco que Vattimo está mostrando claramente una postura en su pensamiento que podríamos aceptar, creo, reconocidamente cercana a Francisco en su dimensión teológico-política, que, bajo mi criterio, es definitoria del último proceso existencial del filósofo. Bergoglio ha rescatado al Vattimo cristiano y ha dado respuesta a la mayoría de las dudas que la Iglesia suscitaba en el  maestro. Recuerdo que, aunque tuve el honor de contar con él en mi tribunal de tesis, era quizá algo precipitado allá por el año 2013-14 conectar a Gianni Vattimo con el recién llegado por aquellas fechas a la Cátedra de Pedro y, por supuesto, hilvanar conexiones interpretativas teológicas, filosóficas y políticas.

Fue un atrevimiento por mi parte tomar cartas en este asunto pero cada día veo más claramente que fue una sabia intuición. Mi único mérito fue dejar hablar a cada uno de ellos y unir los puntos. Sabía que un día haría oficial Gianni su cristianismo débil, que no su débil cristianismo. Sabía que algún día podría decir en un único y distinto sentido “gracias a Dios soy (puedo ser, si quisiera,) ateo” (¿qué otra "religión" que no sea la del amor, la de Jesús, es capaz de ofrecer tanta libertad como para poner a la persona por delante de la institución?). Sabía que haría explícito lo que andaba implícito en su manera de concebir el mundo, porque para Vattimo - no podemos decirnos no cristianos. Y así se atreve a proclamar que “Francisco es una gran ocasión para la renovación y transformación de la Iglesia (…) es una amenaza para la Iglesia tradicionalista”, como afirmó en 2019 en Religión Digital. Jorge Mª Bergoglio "es uno que recorta, que purifica un poco, que hace cosas no necesariamente placenteras". No, señores, Gianni Vattimo no es ateo, es cato-comunista... Se sale de nuestros clichés, de nuestros esquemas, pero hoy por hoy vuelve a sentirse "católico", a pesar de tantas cosas que no comprende o que haría de otro modo. Gianni Vattimo cree en una nueva Iglesia fuertemente débil que vuelva su mirada hacia la caridad y la misericordia. En gran medida, el mérito de Bergoglio está en dar respuesta a aquellos que andaban sin esperanza de encontrarla. Cuando ya parecía que los estamentos eclesiales se situaban en la estratosfera de Gianni Vattimo, de la teología de la liberación, y de tantos enfadados con la Institución, aparece el obispo argentino para tender una mano. Son muchos los que piensan que Francisco ha conseguido preservar a la Iglesia de su propio e imparable proceso de autoexclusión y desaparición.

Lo dije al comienzo, Vattimo no juega al despiste sino que no se deja fácilmente encasillar por estereotipos o clichés. Así pues, siendo consecuente con ello no puedo creer que mi conclusión sea definitiva y mucho menos que contente a tod@s. Pero, por ahora, hoy por hoy y hasta que alguien no muestre lo contrario, este es el “último Vattimo”. Este Vattimo no excluye a los anteriores pero propone un necesario andamiaje hermenéutico-cristiano que todo filósofo debe tener en cuenta, si quiere ser fiel en su acercamiento al maestro.

Así pues, si partimos de que cayeron los grandes relatos y decimos, con Nietzsche, que “no existen hechos, sólo interpretaciones”, ésta, la mía, será simple y débilmente eso: una interpretación. No esperes más. Como dice Vattimo, “nosotros somos únicamente intérpretes de un hilo conductor”.

Algunas fechas señaladas en la trayectoria de G. Vattimo: 

http://www.giannivattimo.es/crono/

Algunos datos y obras de Vattimo y sobre Vattimo: 

https://es.wikipedia.org/wiki/Gianni_Vattimo

BIENAVENTURANZAS DE LA FIESTA

fe adulta

col mesa

Felices quienes saben disfrutar de la vida como si fuera una fiesta continua, quienes aprecian los aperitivos que les ofrece cada jornada, quienes gozan con los demás de la comida celebrada en común, de los dulces postres en diálogo íntimo.

Felices quienes festejan cada acontecimiento dichoso de su existencia, recordando los hechos que han fortalecido su amistad, encarnando el pasado en el presente.

Felices quienes se alegran con las buenas noticias, quienes saben apreciar y reconocer los hechos decisivos en su propia existencia y en la de los demás.

Felices para quienes la sencilla convivencia de cada día es una fiesta permanente y saben darle un sabor diferente y novedad, evitando así la gris monotonía.

Felices quienes invitan a su casa a los amigos, quienes se sienten plenamente realizados y felices de celebrar la hermosa experiencia de cada momento vivido con ellos y ellas.

Felices quienes convierten cada día de la semana en un día festivo, un día para el encuentro, para la sorpresa, para la risa, para repartir a todos el regalo de una caricia.

Felices quienes transforman el puesto de trabajo en un sitio agradable, el hogar en un clima cálido de convivencia, el compromiso vital en una invitación a la confianza.

Felices quienes festejan, celebran, invitan, acogen, se encuentran, acuden a la invitación, conviven, gozan, se alegran, aprecian, agradecen. La vida será para ellos una verdadera fiesta, en la que estarán presentes los sinsabores y las alegrías de la existencia.

 

ANTE CLAUDIA Y LOS JÓVENES SUFRIENTES: “POR EL AUTOCUIDADO”


col moreno

 

Ver el dolor y el sufrimiento 

Comienzo la mañana y la encuentro revestida de plena luz y de color, de vida exultante y aparentemente gozosa. Me dejo llevar por el tono positivo y me dispongo a tomar un café y una tostada con paz, le sumo la lectura en papel del diario regional y ahí se rompe el tono y comienza la interpelación y la reflexión. La mayor parte del contenido tanto a nivel regional como de sociedad en general está dirigido al tema de la salud mental, especialmente de los niños y de los jóvenes.

Una psiquiatra de la comunidad autónoma responde con equilibrio y profundidad a preguntas del periodista que son las que están en el corazón y en la calle de todos aquellos que se dejan afectar por las noticias. Recientemente un estudio de la juventud universitaria extremeña, con encuesta realizada a más de dos mil estudiantes, daba resultados preocupantes: el diez por ciento ha pensado en el suicidio, el cinco por ciento lo ha intentado, el veinte ha tenido tratamiento para la depresión, más del cincuenta ha sufrido ansiedad, y sobrecoge que más del setenta por ciento ve aceptable que una persona pueda llegar por sufrimiento a la solución del suicidio.

En la parte general se centran en el suicidio de Claudia que ha conmocionado a todo el país. La presidenta de la asociación “No al acoso escolar” afirma que en el suicidio de la joven Claudia  de Gijón han fallado muchas personas y muchas instituciones”. Y el periodista sostiene que “a Claudia le cortaron las alas para anular su autoestima”. Páginas completas del diario que se convierten en un grito desgarrador que llama a toda la población a la reflexión, el análisis, el juicio y la actuación en red y comunidad, por aquello de que educa la tribu o no se educa.

Juzgar y con-sentir con ellos

Me adentro en mi reflexión y me pregunto cómo me estoy situando ya ante esta problemática y cómo veo a la gente de mi alrededor. Nuestra parroquia está inserta este curso en un proceso de reflexión y formación en torno al cuidado: “Cuídate, cuida a los otros, cuida la creación”. Este jueves estarán con nosotros expertos en cuidados paliativos, en otro momento también estuvieron testimonios de vulnerabilidad, incluida una familia que vive en su seno la angustia de una joven que lleva varios intentos serios de suicidios. Cada mes hemos reflexionado sobre un aspecto del cuidado.

En estos días hemos tenido encuentro con padres de catequizandos y nos hemos planteado el tema de la felicidad, la interioridad, el cuidado y el autocuidado. La experiencia de la vulnerabilidad, la relación con los hijos y las expectativas con las que los educamos. Nos preocupamos de equiparlos mucho en habilidades sociales, culturales, de seguridad externa… pero con la rapidación y la cultura del éxito nos olvidamos de la equipación interior, de la estructura interna del pensar y del sentir, así como de la bondad de la acción, como referente de adultez en una vida felicitante.

El diálogo ha sido enriquecedor, sincero y profundo en libertad, hemos planteado la cuestión de que en los grupos de catequesis no están por un sacramento final, ni por una etapa, sino que buscamos que sea el inicio de un encuentro con el evangelio de la vida, lo que hace feliz interiormente, la inserción en una comunidad verdadera, en la que pueden ser libres, acogidos, perdonados, animados, reforzados en los mejores valores sin olores de competitividad ni de éxito obligado, donde también cabe incluso el aparente fracaso que puede convertirse en lugar de aprendizaje. Así mismo con el dolor y el sacrificio. Todos conveníamos en la necesidad de este cuidado espiritual y comunitario, en la que debíamos implicarnos de un modo gozoso y participativo, no como carga o actividad sumada sino como opción de vida y cuidado mutuo entre familia y parroquia.

Actuar con ellos y para ellos

El próximo viernes tenemos una actividad que me produce un gozo especial. Se trata de un taller organizado por los jóvenes estudiantes católicos -tenemos tres grupos de revisión de vida- que, desde ellos mismos, junto al movimiento a nivel estatal, se están planteando el tema del cuidado y el autocuidado, para vivir la vulnerabilidad. Tras reflexionar sobre el tema en cuestión vieron la necesidad de contar con un experto que les ayudara a aclarar interrogantes que ellos mismos se habían planteado. Han organizado un encuentro y están convocando a sus compañeros de institutos y de otras parroquias para pensar juntos y actuar de un modo comprometido.

Me gusta esa cadencia de los movimientos de acción católica: Ver, juzgar y actuar. Un ver de análisis y profundidad que entra en las causas y las consecuencias de lo que está aconteciendo, de las luces y las sombras de esta realidad juvenil y sus emociones y sentimientos. Un juzgar de horizontes buscando claves de vida, apuestas profundas de las personas que quieren ser y construir, de las relaciones que son sanas y curan la vulnerabilidad con afecto y protección verdadera, de construcción de comunidad viva y esperanzada. Un actuar que sea concreto y verdadero, a pie de calle, instituto, diversión, parroquia, sociedad. Me alegra ver la profundidad y la ilusión con la que se adentran en un tema que les afecta y quieren abordarlo con juventud y ganas.

En Julio participarán en la asamblea de la Juventud Estudiante Católica en un albergue en Málaga con militantes de otras diócesis, el tema será prolongación de lo que ya traen entre manos: “Somos templo. Cuidemos y cuidémonos”. Allí estaremos acompañando en sus vidas y en sus reflexiones a estos jóvenes que no les da igual lo que está pasando en su ambiente estudiantil y juvenil. Deseamos también que el encuentro de la JMJ en Lisboa también esté orientada en esta dirección de “por ellos (jóvenes) y con ellos”, protagonistas de sus vidas y de su interior sanado y sanante. Ojalá que más que espectáculo sea punto de encuentro y clave de proceso para una tarea interior y comunitaria.

 

José Moreno Losada

Religión Digital

FRANCISCO, EN SU PRIMER DISCURSO EN HUNGRÍA, ADVIERTE A EUROPA: "VUELVEN A RUGIR LOS NACIONALISMOS"


col jose lorenzo

 

Quienes esperaban el discurso de Francisco ante las autoridades de Hungría para calibrar hasta qué punto la visita al país que, de la mano de Viktor Orbán, coquetea con el populismo ultraderechista en el Viejo Continente, se ha encontrado con una elaborada filigrana de la que nadie puede considerarse que ha salido indemne: ni la comunidad internacional, ni Europa, ni el neopopulismo rampante, tampoco la propia Iglesia y, desde luego, el primer ministro que más tibieza ha mostrado en la condena a la invasión rusa de Ucrania.

Tras recordar los sufrimientos vividos por el país magiar a consecuencia de las "dictaduras nacionalsocialista y comunista" y alabar el nivel de libertad de que ahora disfruta, lanzó Francisco en su primer discurso de esta visita de tres días una seria advertencia: "Parece que asistiéramos al triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen".

"Infantilismo bélico"

"En general -prosiguió-, parece que se hubiera disuelto en los ánimos el entusiasmo de edificar una comunidad de naciones pacífica y estable, delimitando las zonas, acentuando las diferencias, volviendo a rugir los nacionalismos y exasperándose los juicios y los tonos hacia los demás. Parece incluso que la política a nivel  internacional tuviera como efecto enardecer los ánimos más que resolver problemas, olvidando la  madurez que alcanzó después de los horrores de la guerra y retrocediendo a una especie de infantilismo bélico".

Ante ello, el Papa instó a dejar los propios "intereses estratégicos" para "mirar al conjunto, al desarrollo de todos; atentos a las personas, a los pobres y al mañana; no sólo al poder, a las ganancias y a las oportunidades del presente".

En ese sentido, quiso aguijonear la conciencia de Europa, cuyo papel, "en este momento histórico es fundamental". "Está llamada -dijo- a desempeñar el rol que le corresponde: el de unir a los alejados, acoger a los pueblos en su seno y no dejar que nadie permanezca  para siempre como enemigo. Por tanto, es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las  fronteras nacionales y las necesidades inmediatas, generando diplomacias capaces de recomponer la unidad, en vez de agrandar las divisiones".

Europa y los populismos

Tras apelar al espíritu que hizo posible la mejor versión de Europa, y subrayando que "en esta etapa histórica los peligros son muchos", se preguntó, "pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creadores de paz?

Sin esperar respuesta, porque la conoce, le pidió a Europa -en una afirmación que cosechará probablemente críticas- "que no sea rehén de las partes, volviéndose presa de populismos autorreferenciales, pero que tampoco se transforme en una realidad fluida, o gaseosa, en una especie de supranacionalismo abstracto, que no tiene en cuenta la vida de los pueblos".

Fue aquí, en esta parte del discurso, donde Viktor Orbán se iba a sentir más cómodo, cuando Francisco, criticó "el camino nefasto de las 'colonizaciones ideológicas', que eliminan las diferencias —como en el caso de la denominada cultura de la ideología de género—, o anteponen a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad —por ejemplo, presumiendo como conquista un insensato 'derecho al aborto', que es siempre una trágica derrota—", cuestiones todas ellas agitadas por el primer ministro en sus discursos con tono identitario.

Acogida a los extranjeros

Pero, junto con ello, el Papa incidió también en otros elementos irrenunciables en su magisterio y que incomodan mucho más al líder húngaro. Pero lo hizo Jorge Mario Bergoglio de la mano de alguien a quien ni el mismo primer ministro osa cuestionar: san Esteban, el primer rey de Hungría. Y ahí, glosando los textos del monarca que ha marcado la historia del país centroeuropeo, Francisco pidió a Hungría "amabilidad con los extranjeros", y remitiéndose al propio texto constitucional húngaro, recordó a las autoridades el "respeto a la libertad de las minorías culturales" que viven allí frente a "una cierta tendencia —a veces justificada en nombre de las propias tradiciones e incluso de la fe— a replegarse sobre sí mismas".

"Los valores cristianos no pueden ser testimoniados por medio de la rigidez y las cerrazones", afirmó Francisco ante quienes en tantas ocasiones llevan a gala su cristianismo, y aunque ponderó la "provechosa colaboración entre el Estado y la Iglesia", abogó por "salvaguardar bien las oportunas distinciones". "Es importante -incidió- que todo cristiano lo recuerde, teniendo como punto de referencia el Evangelio, para adherir a las decisiones libres y liberadoras de Jesús y no prestarse a una especie de colaboracionismo con las lógicas del poder. Desde este punto de vista, hace bien una sana laicidad, que no decaiga en el laicismo generalizado, que se muestra alérgico a cualquier aspecto sacro". 

Glosando de nuevo a san Esteban y sus "extraordinarias palabras de fraternidad", incidió directamente en la acogida a los refugiados, en un país que se ha caracterizado por romper la política comunitaria al respecto, señalando que "es un tema que suscita numerosos debates en nuestros días y sin duda es complejo", pero que "la actitud de fondo para los cristianos no puede ser diferente de lo que transmitió san Esteban, después de haberlo aprendido de Jesús, que se identificó con el extranjero necesitado de acogida".

"Pensando en Cristo presente en tantos hermanos y hermanas desesperados que huyen de los conflictos, la pobreza y los cambios climáticos, necesitamos afrontar el problema sin excusas ni dilaciones", urgió. "Es un tema que debemos afrontar juntos, comunitariamente, porque en el contexto en que vivimos, las consecuencias, tarde o temprano, repercutirán sobre todos. Por eso es urgente, como Europa, trabajar por vías seguras y legales, con mecanismos compartidos frente a un desafío de época que no se podrá detener rechazándolo, sino que debe acogerse para preparar un futuro que, si no lo hacemos juntos, no llegará. Esto requiere en primera línea a quienes siguen a Jesús y quieren imitar el ejemplo de los testigos del Evangelio", destacó el Papa en un discurso que a muy pocos habrá dejado indiferente. 

El ruego de la presidenta: "Interceda por la paz"

"Dios nos ha traído a nosotros al Papa", dijo la presidenta de la República, Katalin Nováken, en  castellano, en un sentido discurso. "Esta llegada no es casual, la visita es Kairós, el momento y el lugar oportuno para reunirse, tocar las campanas y provocar una paz justa, una Europa más pacífica y democrática".

"Necesitamos urgentemente una renovación espiritual", señaló, recordando que Juan Pablo II "vino a visitarnos en el momento más oportuno, con la caída del comunismo, y lo mismo podemos decir ahora con esta visita".

"Hacemos todo lo que podemos para ayudar al millón y medio de refugiados que han venido de Ucrania. Las madres queremos ganar la paz, no la guerra, no queremos enviar a nuestros maridos al frente. Todavía podemos ganar la paz. Santo Padre, le vemos como al hombre de la paz, que pueda hablar con Kiev, Moscú, Washington, Bruselas y Budapest. Interceda por una paz justa lo antes posible", rogó.

Discurso del papa Francisco

Señora Presidenta de la República, señor Primer Ministro, distinguidos miembros del gobierno y del Cuerpo diplomático,  ilustres autoridades y representantes de la sociedad civil, señoras y señores: 

Los saludo cordialmente y agradezco a la señora Presidenta la acogida y sus amables palabras. La política nace de la ciudad, de la polis, de la pasión concreta por vivir juntos garantizando derechos y respetando deberes. Pocas ciudades nos ayudan a reflexionar sobre esto como Budapest, que no es sólo una capital señorial y vivaz, sino un lugar central en la historia. Habiendo sido testigo de cambios  significativos a lo largo de los siglos, está llamada a ser protagonista del presente y del futuro. Aquí, como escribió uno de sus grandes poetas, «se abrazan las suaves olas del Danubio, que es pasado,  presente y futuro» (A. JÓZSEF, Al Danubio). Quisiera pues compartir algunas ideas inspirándome en Budapest como ciudad de historia, ciudad de puentes y ciudad de santos.  

1. Ciudad de historia. Esta capital tiene orígenes antiguos, como atestiguan los restos de época céltica y romana. Sin embargo, su esplendor nos lleva a la modernidad, cuando fue capital del Imperio austro-húngaro, durante el periodo de paz conocido como belle époque, que se extendió desde los años de su fundación hasta la primera guerra mundial. Nacida en tiempo de paz, ha conocido conflictos dolorosos; no sólo invasiones de tiempos lejanos sino, en el siglo pasado, violencia y opresión provocadas por las dictaduras nacionalsocialista y comunista —¿cómo olvidar el año 1956?— Y, durante la segunda guerra mundial, la deportación de cientos de miles de habitantes, con el resto de la población de origen judío encerrada en el gueto y sometida a numerosas atrocidades. En ese contexto hubo muchos justos valientes —pienso en el Nuncio Angelo Rotta—, mucha resiliencia y un gran esfuerzo en la reconstrucción, de modo que hoy Budapest es una de las ciudades europeas con el mayor porcentaje de población judía, centro de un país que conoce el valor de la libertad y que, después de haber pagado un alto precio a las dictaduras, lleva en sí la misión de custodiar el tesoro  de la democracia y el sueño de la paz. 

A este respecto, quisiera volver sobre la fundación de Budapest, que este año se celebra  solemnemente. De hecho, se fundó hace ciento cincuenta años, en 1873, con la unión de tres ciudades: Buda y Óbuda, al oeste del Danubio, y Pest, situada en la costa contraria. El nacimiento de esta gran capital en el corazón del continente evoca el camino unitario emprendido por Europa, en la que Hungría encuentra el propio cauce vital. En la posguerra, Europa representó, junto con las Naciones Unidas, la gran esperanza, con el objetivo común de que un lazo más estrecho entre las naciones previniera conflictos ulteriores. Aun así, en el mundo en que vivimos, la pasión por la política comunitaria y por la multilateralidad parece un bonito recuerdo del pasado; parece que asistiéramos al triste ocaso del sueño coral de paz, mientras los solistas de la guerra se imponen. En general, parece  que se hubiera disuelto en los ánimos el entusiasmo de edificar una comunidad de naciones pacífica y estable, delimitando las zonas, acentuando las diferencias, volviendo a rugir los nacionalismos y exasperándose los juicios y los tonos hacia los demás. Parece incluso que la política a nivel  internacional tuviera como efecto enardecer los ánimos más que resolver problemas, olvidando la  madurez que alcanzó después de los horrores de la guerra y retrocediendo a una especie de  infantilismo bélico. Pero la paz nunca vendrá de la persecución de los propios intereses estratégicos,  sino más bien de políticas capaces de mirar al conjunto, al desarrollo de todos; atentas a las personas, a los pobres y al mañana; no sólo al poder, a las ganancias y a las oportunidades del presente.  

En este momento histórico Europa es fundamental. Porque ella, gracias a su historia,  representa la memoria de la humanidad y, por tanto, está llamada a desempeñar el rol que le corresponde: el de unir a los alejados, acoger a los pueblos en su seno y no dejar que nadie permanezca  para siempre como enemigo. Por tanto, es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las  fronteras nacionales y las necesidades inmediatas, generando diplomacias capaces de recomponer la unidad, en vez de agrandar las divisiones. Pienso cuando De Gasperi, en una mesa redonda donde  también participaron Schuman y Adenauer, dijo: «Es por ella misma, no por oposición a otros, que nosotros preconizamos la Europa unida… trabajamos por la unidad, no por la división» (Intervención  en la Mesa redonda de Europa, Roma, 13 octubre 1953). Y también en lo que dijo Schuman: «La  contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para  el mantenimiento de unas relaciones pacíficas», en cuanto —¡palabras memorables!— «la paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores, equiparables a los peligros que la  amenazan» (Declaración Schuman, 9 mayo 1950). En esta etapa histórica los peligros son muchos; pero, me pregunto, pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creadores de paz?  

2. Budapest es ciudad de puentes. Vista desde lo alto, “la perla del Danubio” muestra su  peculiaridad precisamente gracias a los puentes que unen sus partes, armonizando su configuración con la del gran río. Esta armonía con el ambiente me lleva a felicitar el cuidado ecológico que este país realiza con gran esfuerzo. Pero los puentes, que conectan realidades diversas, también nos sugieren reflexionar sobre la importancia de una unidad que no signifique uniformidad. En Budapest esto surge de la notable variedad de las circunscripciones que la componen, que son más de veinte. También la Europa de los veintisiete, construida para crear puentes entre las naciones, necesita del aporte de todos sin disminuir la singularidad de ninguno. A este respecto, un padre fundador  preconizaba: «Europa existirá y nada de lo que constituye la gloria y la felicidad de cada nación se podrá perder. Es precisamente en una sociedad más amplia, en una armonía más eficaz, que el individuo puede afirmarse» (Intervención cit.). Se necesita esta armonía: un conjunto que no aplaste las partes y partes que se sientan bien integradas en el conjunto. A este propósito, es significativo lo que afirma la Constitución húngara: «La libertad individual sólo puede desarrollarse en la colaboración con los demás»; y continúa: «Consideramos que nuestra cultura nacional es un aporte valioso a la multicolor unidad europea».  

Pienso, por tanto, en una Europa que no sea rehén de las partes, volviéndose presa de  populismos autorreferenciales, pero que tampoco se transforme en una realidad fluida, o gaseosa, en una especie de supranacionalismo abstracto, que no tiene en cuenta la vida de los pueblos. Este es el  camino nefasto de las “colonizaciones ideológicas”, que eliminan las diferencias —como en el caso  de la denominada cultura de la ideología de género—, o anteponen a la realidad de la vida conceptos  reductivos de libertad —por ejemplo, presumiendo como conquista un insensato “derecho al aborto”,  que es siempre una trágica derrota—. Qué hermoso, en cambio, construir una Europa centrada en la  persona y en los pueblos, donde haya políticas efectivas para la natalidad y la familia —buscadas con  atención en este país—; donde naciones diversas sean una familia en la que se vela por el crecimiento  y la singularidad de cada uno. El puente más famoso de Budapest, el de las cadenas, nos ayuda a imaginar una Europa así, constituida por muchos anillos grandes y diferentes, que encuentran su propia firmeza al formar juntos vínculos sólidos. En esto, la fe cristiana ayuda, y Hungría puede hacer de “pontonero”, valiéndose de su específico carácter ecuménico; aquí diversas confesiones conviven sin antagonismos, colaborando respetuosamente, con espíritu constructivo. Con la mente y el corazón me dirijo a la Abadía de Pannonhalma, uno de los grandes monumentos espirituales de este país, lugar de oración y puente de fraternidad.  

3. Esto me lleva a considerar el último aspecto: Budapest ciudad de santos, como nos lo sugiere también el nuevo cuadro colocado en esta sala. El pensamiento no puede menos que dirigirse a san Esteban, primer rey de Hungría, que vivió en una época en la que los cristianos en Europa estaban en plena comunión. Su estatua, en el interior del castillo de Buda, sobresale y protege la ciudad, mientras que la basílica dedicada a él en el corazón de la capital es, junto con la de Esztergom, el edificio religioso más imponente del país. Por tanto, la historia húngara nace marcada por la santidad, y no sólo de un rey, sino de toda una familia: su esposa, la beata Gisela, y su hijo san Emerico. Este recibió de su padre algunas observaciones, que constituyen una especie de testamento espiritual para el pueblo magiar. En él leemos palabras muy actuales: «Te recomiendo que seas amable no sólo con tu familia y parientes, o con los poderosos y adinerados, o con tu prójimo y tus habitantes, sino también con los extranjeros». San Esteban motiva todo ello con genuino espíritu cristiano, escribiendo: «La  práctica del amor es la que conduce a la felicidad suprema». Y comenta diciendo: «Sé manso a fin de no combatir nunca contra la verdad» (Observaciones, X). De ese modo conjuga inseparablemente la verdad y la mansedumbre. Es una gran enseñanza de fe. Los valores cristianos no pueden ser  testimoniados por medio de la rigidez y las cerrazones, porque la verdad de Cristo conlleva mansedumbre y amabilidad, en el espíritu de las Bienaventuranzas. Aquí radica esa bondad popular húngara, revelada por ciertas expresiones del lenguaje común, como por ejemplo: “jónak lenni jó”  [es bueno ser buenos] y “jobb adni mint kapni” [es mejor dar que recibir].  

De esto no sólo se desprende la riqueza de una identidad sólida, sino la necesidad de apertura a los demás, como reconoce la Constitución cuando declara: «Respetamos la libertad y la cultura de  los otros pueblos, nos comprometemos a colaborar con todas las naciones del mundo». Esta también afirma: «Las minorías nacionales que viven con nosotros forman parte de la comunidad política  húngara y son parte constitutiva del Estado», y se propone el esfuerzo «por el cuidado y la protección  […] de las lenguas y de las culturas de las minorías nacionales en Hungría». Esta perspectiva es  verdaderamente evangélica, tanto que contrasta una cierta tendencia —a veces justificada en nombre de las propias tradiciones e incluso de la fe— a replegarse sobre sí. 

Asimismo, el Texto constitutivo, en pocas y decisivas palabras impregnadas de espíritu  cristiano, asevera: «Declaramos que la asistencia a los necesitados y a los pobres es una obligación». Esto remite a la sucesiva historia de santidad húngara, representada por los numerosos lugares de culto de la capital: desde el primer rey, que estableció los fundamentos de la vida común, a una princesa que eleva el edificio hacia una pureza mayor. Es santa Isabel, cuyo testimonio ha alcanzado todas las latitudes. Esta hija de vuestra tierra murió con veinticuatro años después de haber renunciado a sus bienes y haber distribuido todo a los pobres. Se dedicó hasta el final al cuidado de los enfermos,  en el hospital que había mandado construir; es una piedra preciosa del Evangelio.  

Distinguidas autoridades, quisiera agradecerles por la promoción de las obras caritativas y educativas inspiradas por dichos valores y en los que se empeña la estructura católica local, así como por el apoyo concreto a tantos cristianos que atraviesan dificultades en el mundo, especialmente en Siria y en el Líbano. Una provechosa colaboración entre el Estado y la Iglesia es fecunda, pero, para que sea así, necesita salvaguardar bien las oportunas distinciones. Es importante que todo cristiano lo recuerde, teniendo como punto de referencia el Evangelio, para adherir a las decisiones libres y liberadoras de Jesús y no prestarse a una especie de colaboracionismo con las lógicas del poder. Desde  este punto de vista, hace bien una sana laicidad, que no decaiga en el laicismo generalizado, que se muestra alérgico a cualquier aspecto sacro para luego inmolarse en los altares de la ganancia. Quien se profesa cristiano, acompañado por los testigos de la fe, está llamado principalmente a dar testimonio y a caminar con todos, cultivando un humanismo inspirado por el Evangelio y encaminado sobre dos vías fundamentales: reconocerse hijos amados del Padre y amar a cada uno como hermano. 

En este sentido, san Esteban dejaba a su hijo extraordinarias palabras de fraternidad, diciendo que quien llega allí con lenguas y costumbres diferentes «adorna el país». En efecto —escribía— «un  país que tiene una sola lengua y una sola tradición es débil y decadente. Por eso, te recomiendo que acojas con benevolencia a los forasteros y los honres, de manera que prefieran estar contigo y no en otro lugar» (Observaciones, VI). La acogida es un tema que suscita numerosos debates en nuestros días y sin duda es complejo. Sin embargo, la actitud de fondo para los cristianos no puede ser diferente de lo que transmitió san Esteban, después de haberlo aprendido de Jesús, que se identificó con el  extranjero necesitado de acogida (cf. Mt 25,35). Pensando en Cristo presente en tantos hermanos y hermanas desesperados que huyen de los conflictos, la pobreza y los cambios climáticos, necesitamos afrontar el problema sin excusas ni dilaciones. Es un tema que debemos afrontar juntos,  comunitariamente, porque en el contexto en que vivimos, las consecuencias, tarde o temprano,  repercutirán sobre todos. Por eso es urgente, como Europa, trabajar por vías seguras y legales, con  mecanismos compartidos frente a un desafío de época que no se podrá detener rechazándolo, sino  que debe acogerse para preparar un futuro que, si no lo hacemos juntos, no llegará. Esto requiere en  primera línea a quienes siguen a Jesús y quieren imitar el ejemplo de los testigos del Evangelio. 

No es posible citar a todos los grandes confesores de la fe de la Pannonia Sacra, pero al menos quisiera mencionar a san Ladislao y santa Margarita, y hacer referencia a algunas figuras majestuosas del siglo pasado, como el cardenal József Mindszenty, los beatos obispos mártires Vilmos Apor y  Zoltán Meszlényi, y el beato László Batthyány-Strattmann. Ellos son, junto con muchos justos de varios credos, padres y madres de vuestra patria. A ellos quisiera encomendar el futuro de este país, tan querido para mí. Y mientras les agradezco por haber escuchado cuanto tenía la intención de compartirles, aseguro mi cercanía y mi oración a todos los húngaros con un recuerdo especial por  aquellos que viven fuera de la patria y por cuantos he conocido durante mi vida y me han hecho tanto  bien. Isten, áldd meg a magyart! [¡Dios, bendice a los húngaros!].

 

José Lorenzo

Religión Digital

FRANCISCO CARGA CONTRA LA POLARIZACIÓN EN LA IGLESIA: "NOS DIVIDIMOS Y, EN VEZ DE JUGAR EN EQUIPO, JUGAMOS AL JUEGO DEL ENEMIGO"


col bastante

 

"Esta es la Iglesia que debemos soñar, capaz de escucha recíproca, de diálogo, de atención a los más débiles; acogedora para con todos y valiente para llevar a cada uno la profecía del Evangelio". La concatedral de San Esteban de Budapest acogió el segundo acto público del Papa Francisco en una Hungría que le ha recibido con grandes multitudes y aplausos en la calle.

Un encuentro con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales de un país que, en palabras de Francisco, sufre, como en otros lugares, por la polarización política, económica y, también religiosa. "Nos polarizamos en temas que afectan a la vida de la Iglesia, pero también en aspectos políticos y sociales, atrincherándonos en posiciones ideológicas", recalcó Bergoglio.

"Si estamos distanciados o divididos, si nos volvemos rígidos en nuestras posiciones y en los grupos, no damos fruto", advirtió el Papa, quien lamentó contemplar "obispos desconectados entre sí, sacerdotes en tensión con el obispo, sacerdotes mayores en conflicto con los más jóvenes, diocesanos con religiosos, presbíteros con laicos, latinos con griegos", apuntó el Papa. "El diablo es el que divide, es el que disfruta. Por favor, no dejen entrar las ideologías".

Interpretar los cambios

Tras escuchar, como viene siendo habitual, los testimonios de representantes de la vida religiosa, y el saludo de monseñor Veres, presidente del episcopado, Francisco subrayó una de las exigencias de todo cristiano: "interpretar los cambios y las transformaciones de nuestro tiempo, tratando de afrontar los desafíos pastorales de la mejor manera posible". 

Siempre mirando a Cristo, para así "mirar las tormentas que a veces azotan nuestro mundo, los cambios rápidos y continuos de la sociedad y la misma crisis de fe en Occidente  con una mirada que no cede a la resignación y que no pierde de vista la centralidad de la Pascua: Cristo resucitado, centro de la historia, es el futuro".

"Si olvidamos esto, también nosotros, pastores y laicos, buscaremos medios e instrumentos humanos para defendernos del mundo, encerrándonos en nuestros  confortables y tranquilos oasis religiosos; o, por el contrario, nos adaptaremos a los vientos cambiantes de la mundanidad y, entonces, nuestro cristianismo perderá vigor y dejaremos de ser sal  de la tierra", advirtió, reclamando a los consagrados "cuidarnos como Iglesia" de dos "tentaciones".

Dos tentaciones: la lectura catastrofista o ingenua de la historia

En primer lugar, "una lectura catastrofista de la historia presente, que se  alimenta del derrotismo de quienes repiten que todo está perdido, que ya no existen los valores del  pasado, que no sabemos dónde iremos a parar". En segundo término, "la lectura ingenua de la propia época, que en cambio se basa en la comodidad del conformismo y nos hace creer que al fin de cuentas todo está bien, que el mundo ha cambiado y debemos adaptarnos".

"Contra el derrotismo catastrofista y el conformismo mundano, el Evangelio nos da ojos nuevos, nos da la gracia  del discernimiento para entrar en nuestro tiempo con actitud de acogida, pero también con espíritu  profético. Por tanto, con acogida profética" pidió el Papa, recordando que "no hay que absolutizar nada en esta tierra, porque todo es precario".

"Estamos llamados a acoger como una planta fecunda el tiempo  en que vivimos, con sus cambios y sus desafíos, porque a través de todo esto —dice el Evangelio— el Señor se acerca. Y mientras tanto, estamos llamados a cultivar la época que nos ha tocado, a leerla,  a sembrar el Evangelio, a podar las ramas secas del mal, a dar fruto. estamos llamados a una acogida profética", insistió.

Pero, ¿qué es la acogida profética? Para el Papa, "supone aprender a reconocer los signos de la presencia de Dios en la realidad" y, al tiempo, "interpretarlo todo a la luz del Evangelio, sin mundanizarse, sino como anunciadores y testigos de la  profecía cristiana". Todo esto dicho "en este país, donde la tradición de fe permanece firmemente  arraigada, presenciamos la difusión del secularismo y de cuanto lo acompaña, que a menudo amenaza  la integridad y la belleza de la familia, expone a los jóvenes a modelos de vida marcados por el  materialismo y el hedonismo, y polariza el debate sobre las nuevas cuestiones y los nuevos desafíos".  

Un "paganismo soft"

"Y entonces la tentación puede ser la de volverse rígidos, encerrarse y adoptar una actitud de 'combatientes'", advirtió Bergoglio, quien animó a "entrar en diálogo con el Evangelio, a buscar nuevos caminos, instrumentos y  lenguajes". Un "paganismo soft", como destacó, ya sin papeles.

Por ello, es imprescindible que "la Comunidad  cristiana esté presente y dé testimonio, que sea capaz de escuchar las preguntas y los retos sin miedo ni rigidez" lo que, admitió, "no es fácil en la situación actual, porque tampoco faltan las dificultades internas".

Cansancio y crisis de vocaciones

Entre ellas, destacó "la sobrecarga de trabajo de los sacerdotes", en un momento en que las exigencias crecen pero "las vocaciones disminuyen  y los sacerdotes son pocos, a menudo de edad avanzada y presenta algunos signos de cansancio".

"Se  trata de una condición común a muchas realidades europeas, respecto a la cual es importante que  todos —pastores y laicos— se sientan corresponsables; ante todo en la oración, porque las respuestas  vienen del Señor y no del mundo; del Sagrario y no del ordenador. Y luego, en la pasión por la pastoral  vocacional", apuntó.

Recordando las palabras de la hermana Krisztina, quien gustaba de 'discutir con Jesús', Francisco animó a todos a hacerlo. "¡Se necesita quien escuche y ayude a discutir bien con el  Señor!". Más aún, concretó, "es necesario comenzar una reflexión eclesial —sinodal, que debemos hacer  todos juntos— para actualizar la vida pastoral, sin conformarse con repetir el pasado y sin tener miedo  a reconfigurar la parroquia en el territorio, sino haciendo de la evangelización una prioridad e iniciando una colaboración activa entre sacerdotes, catequistas, agentes de pastoral y profesores".

Unidad y carismas diversos

"Ya  están en este camino; no se detengan. Busquen las formas posibles para colaborar con alegría en la  causa del Evangelio y lleven adelante juntos, cada uno con su propio carisma", proclamó el Papa, citando a Dorina, otra agente de pastoral, y agradeciendo a diáconos y catequistas su "papel decisivo en la transmisión de la fe a las  jóvenes generaciones, y a todos aquellos, profesores y formadores, que están comprometidos  generosamente en el campo de la educación".

La clave, con todo, está en la unidad. "Si estamos distanciados o divididos, si nos volvemos rígidos en nuestras posiciones y en los grupos, no damos fruto", advirtió. "Causa tristeza cuando nos dividimos porque, en vez de jugar en equipo, jugamos al juego del enemigo: obispos desconectados entre sí, sacerdotes en tensión con el obispo, sacerdotes mayores en conflicto con los más jóvenes, diocesanos con religiosos, presbíteros con laicos, latinos con griegos; nos polarizamos en temas que afectan a la vida de la Iglesia, pero también en aspectos políticos y sociales, atrincherándonos en posiciones ideológicas".

"Superemos las  divisiones humanas para trabajar juntos en la viña del Señor", clamó el Papa, centrándose especialmente en los sacerdotes: "Tratemos de no ser rígidos, sino de tener miradas y enfoques misericordiosos y compasivos", incidió tras escuchar a Jòzsef, quien evocó la entrega de su hermano, el beato János Brenner, bárbaramente asesinado con tan sólo 26 años. "¡Cuántos testigos y confesores de la fe tuvo este pueblo  durante los totalitarismos del siglo pasado!".

"El beato János experimentó en su propia piel muchos  sufrimientos; habría sido fácil para él guardar rencor, encerrarse en sí mismo, volverse rígido. En  cambio, fue un buen pastor. Esto se nos pide a todos, especialmente a los sacerdotes, una mirada misericordiosa, un corazón compasivo, que perdona siempre, siempre, que ayuda a recomenzar, que  acoge y no juzga, anima y no critica, sirve y no murmura", insistió.

Misericordia y cercanía

Frente a esta tentación, la "acogida profética", el "consuelo" frente a "las situaciones de dolor y pobreza del mundo, acompañando a los cristianos perseguidos, a los migrantes que buscan hospitalidad, a las personas de otras etnias, a cualquiera que lo necesite".

"Misericordia y cercanía", como san Martín, quien compartió su capa con el pobre, "imagen de la Iglesia hacia la que hay que tender, es lo que  la Iglesia de Hungría puede llevar como profecía al corazón de Europa". Y como San Esteban, "cuya reliquia está aquí junto a mí. Él, que fue el primero en  confiar la nación a la Madre de Dios, que fue un intrépido evangelizador y fundador de monasterios y abadías, sabía también escuchar y dialogar con todos y ocuparse de los pobres; por ellos bajó los  impuestos e iba a dar limosna disfrazado para no ser reconocido".

El Papa concluyó su intervención con un recuerdo a muchos "obispos, sacerdotes,  religiosos y religiosas martirizados durante la persecución atea; ellos testimonian la fe granítica de  los húngaros". Y con un llamado final: "Sean acogedores, sean testigos de la profecía del Evangelio, pero sobre todo sean mujeres y hombres de oración, porque la historia y el futuro dependen de ello".

 

Jesús Bastante

Religión Digital

RECORDAR - REFLEXIONAR - CONTINUAR LA LUCHA


eclesalia

 

Mensaje del MMTC 1º de Mayo - 2023
MOVIMIENTO MUNDIAL DE TRABAJADORES CRISTIANOS

ECLESALIA, 01/05/23

1º de mayo de 1886: gran día de movilización en todas las fábricas de Chicago (Estados Unidos) para exigir la jornada laboral de 8 horas. Esta huelga sienta las bases en la lucha para cambiar las condiciones laborales y de vida de los trabajadores de todo el mundo, que, aún hoy continúa.

De hecho, los y las militantes de los movimientos del MMTC hoy se encuentran con muchos trabajadores y sus familias que experimentan condiciones de vida muy difíciles debido a la precariedad laboral y los bajos salarios. Algunos ni siquiera tienen lo mínimo para sobrevivir. En algunos países, como la República Dominicana, el sistema de seguridad social sólo sirve para enriquecer a los intermediarios conocidos como "Administradoras de Riesgos en Salud" – (ARS) y las Cajas de Pensiones (AFP), que no garantizan ninguna cobertura por enfermedad ni un ingreso justo en la jubilación o por desempleo. Los más pobres quedan excluidos del sistema.

La política económica, unida a la situación post pandemia, beneficia solo a un grupo, mientras la mayoría de la población solo alcanza a cubrir un mínimo de la cesta básica familiar. Según la ONU la economía en las diferentes regiones del planeta, no es nada favorable. Plantea que para América Latina y el Caribe, las perspectivas económicas son complicadas debido a condiciones internacionales externas que están normalizando la macroeconomía, y a una inflación elevada y persistente.

Las nuevas tecnologías provocan la supresión o devaluación de ciertos tipos de trabajo, arrojando a muchas personas a la economía informal sin ningún tipo de protección o seguridad.

Actualmente, las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 persisten, y la guerra entre Rusia y Ucrania agrava aún más las condiciones de vida de los más pobres: escasez de artículos de primera necesidad y subida de precios. Cada vez más caravanas de migrantes en busca de una vida mejor se dirigen a otros países que los rechazan.

La globalización del llamado mercado "libre" promueve la destrucción del planeta con la explotación de los recursos naturales principalmente por parte de empresas mineras, como sucede en la  República Dominicana, Guatemala, Chile, Brasil, entre otros. Este modelo se basa en la corrupción estatal y la impunidad. Así en nuestros países, después de la caída de un gobierno, a veces vemos a los que salen, llevados ante la justicia por corrupción. Pero lo robado nunca se devuelve. Este sistema de Estado cómplice e ineficaz engendra la pobreza y su procesión de criminalidad y violencia machista y comunitaria.

He venido para que tengan vida y vida en abundanciaLas palabras de Jesús muchas veces resuenan en el vacío. En el MMTC nos preguntamos, ¿Los que diseñaron este modelo económico tuvieron en cuenta a los trabajadores y sus familias?

Juan Pablo II llamó «capitalismo salvaje» a este modelo económico que daña la vida de las personas, porque fragmenta a la clase trabajadora, porque promueve la destrucción acelerada de los recursos naturales del planeta, porque crea desesperación, porque nos atrapa en el consumismo y anestesia nuestras capacidades de reacción.

El Papa Francisco expresa que «Una nueva economía, inspirada en Francisco de Asís, hoy puede y debe ser una economía amiga de la tierra, una economía de paz. Se trata de transformar una economía que mata en una economía de la vida, en todas sus dimensiones.

Es necesario una economía que crea oportunidades de empleo digno, que no exploten al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes».

Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente.

El evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia nos emplaza a enfrentar esta realidad y a renovar nuestro compromiso cristianoDenunciar las injusticias y anunciar mensajes de esperanza, la Buena Nueva.

Que el sacrificio de los obreros de 1886, nos toque, nos llame a organizarnos y luchar.

Como trabajadores cristianos organizados estamos unidos en un mismo objetivo: hacer un mundo más justo para todos, especialmente para los más pobres.

Juntos, debemos marchar y movilizarnos en todo el mundo por una seguridad social digna, para que todos tengan garantizado un ingreso básico, suficiente para cubrir las necesidades de su familia. Los sindicatos deben trabajar juntos, en solidaridad, como una sola familia, como un solo cuerpo.

La seguridad laboral, ingresos suficientes para la familia, mejoría de los servicios sanitarios y una seguridad social digna son objetivos inmediatos, pues son asuntos de vida.

Es un desafío integrar a más jóvenes en la lucha por los derechos sociales y laborales, propiciar y demandar un orden económico orientado al desarrollo integral que nos lleve a la eliminación de la pobreza.

Por una economía para el bien común, por una economía para la vida.
¡Vivan los hombres y las mujeres en el mundo del trabajo!
¡Por un 1º de mayo fuerte y solidario!
¡QUE VIVA EL MMTC MÁS FUERTE, UNIDO Y SOLIDARIO!

MCT República Dominicana