FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Por qué nos rebelamos los jueces?

José María Tomás y Tío es un respetado magistrado de Valencia, presidente de la sección segunda de la Audiencia Provincial. Hasta qué punto ha llegado la indignación entre el colectivo de jueces, para que una persona tan prudente y serena como José María publique en El Plural este sincero y lúcido análisis en  en el que pide que el notario mayor del Reino certifique “la vigencia del Estado de transgresión” que el mismo Gallardón está liderando.

Gallardón usa la demagogia y la provocación contra nosotros, junto a una indigna manera de leer reivindicaciones legítimas
Los jueces tenemos derecho a rebelarnos. La justicia es nuestra vestidura y sobre todo nuestra aspiración, cuando se vive no sólo como actividad sino como compromiso: tenemos la obligación de mirar lo que ocurre a nuestro alrededor y de ahí surge la necesidad de indignarse y de rebelarse. Eso mantiene a las personas vivas, pues ya hemos pasado demasiado tiempo con encefalograma plano. Nuestra rebelión se convierte en necesaria.Que se produzca una cierta rebelión en la carrera judicial significa que estamos olfateando la realidad y mostrando sensibilidad.
Parece perverso que el Sr. ministro de Justicia pregunte “¿cómo no se van enfadar si les hemos quitado una paga y reducido días de permiso?”. Demagogia y provocación, junto a una indigna manera de leer reivindicaciones legítimas. La mayor parte de los jueces queremos una justicia de mayor calidad, teniendo claro que nos pagan para pensar y dar a cada uno lo suyo, no para fagocitar papeles y responder indebida y tardíamente a reclamaciones de justicia.
Un ejemplo: el viernes pasado, un día cualquiera, una persona que trabajaba en el servicio doméstico, con recursos limitados, me abordó en el pasillo. Sin conocer de nada a los reunidos preguntó: “¿Alguien me puede explicar por qué debo esperar un año y medio para tener respuesta a mi reclamación de salarios? Estoy en la calle”. Me pregunté desconcertado: ¿eso es posible? Lo confirmé en el juzgado y así era: el juicio está señalado para el mes de abril de 2014. La mujer tiene que seguir viviendo y seguramente detrás de ella alguien más. ¿Cómo podemos transitar de puntillas la realidad sin indignarnos?
El gran reto de los que ostentan el poder, de los gestores y directores de la política del país, es descubrir por qué determinadas instituciones alcanzan tan alto grado de ineficiencia y ofrecer soluciones encadenadas.Resolver el problema no pasa por la imposición de tasas disuasorias, que llevan a prohibir a tanta gente que acuda a la justicia en demanda de tutela eficaz. Ignoro si se han llegado a medir las consecuencias de tales decisiones. Pienso que somos demasiados los colectivos discordantes, de gremios de complejas unanimidades. No se aborda con ellas la clave de la cuestión: tenemos tantas deficiencias que quien tiene recursos puede alargar la solución de sus problemas en perjuicio de otros.  Y entre los que tienen recursos cito a la misma Administración, la gran usuaria de la Justicia, que propicia la necesidad de acudir a los tribunales con actuaciones en ocasiones arbitrarias, cuando debería ofrecer soluciones por sistema. La experiencia en la jurisdicción contencioso-administrativa mina toda resistencia.
Otro ejemplo: el Sr. ministro de Justicia ha anunciado la reducida convocatoria de oposiciones a juez. El número de jueces en España es la tercera parte que en Alemania o la mitad que en Portugal, por poner dos referencias. Es verdad que la actividad jurisdiccional está saturada de “impertinencias”, o que un número desproporcionado de jueces presta servicios no jurisdiccionales, pero también que con los jueces disponibles no se puede dar una respuesta satisfactoria. La Ley Orgánica que regula el Poder Judicial impone la convocatoria “al menos cada dos años de todas las plazas vacantes más las previsibles que puedan ser necesarias hasta la siguiente convocatoria”. En el mes de enero próximo se cumplirá el segundo año sin convocar. ¿Con qué autoridad puede exigir el ministro (enviado y suministrador) de la justicia el cumplimiento de la ley si se convierte en infractor advertido?  Como notario mayor del reino podrá certificar la vigencia del Estado de transgresión.
El Consejo General del Poder Judicial oficia de cómplice de esta ceremonia,  con el apoyo vicariante de algunas asociaciones profesionales de jueces. No olvidemos que alguien tiene que liderar y gestionar el cambio hacia una justicia independiente para todos. El Consejo del poder judicial perdió la credibilidad hace tiempo al convertirse en un órgano interesado, incapaz, indefinido, artificialmente engordado, en el que cada cual colocó sus peones, que representa a minorías, sin autonomía económica y cuyo desprestigio confunde a los ciudadanos y a las instituciones de la justicia. Esa confianza perdida es especialmente grave en cuanto genera en los ciudadanos desprecio hacia todo poder y desmoralización entre los profesionales. El agotamiento de la resistencia de los jueces está llevando al inmovilismo, cuando no a  la rebelión, lo que debe servir para despertar conciencias, para abrir un debate que genere compromisos y a mostrar la sensibilidad que la sociedad nos demanda. El desprestigio del Consejo arrastra pues a las instituciones y a los ciudadanos y los jueces deberíamos ser capaces, incluso para hacer frente a la crisis de legitimidad, de dar respuestas satisfactorias en tiempos y contenidos a las peticiones de los ciudadanos.
Debemos ser conscientes de los costes que  asumimos y producimos si no reaccionamos ante la situación: encarecimiento para la justicia y para el usuario; retrasos en los asuntos iniciados, en trámite, en las resoluciones… con perjuicio económico para empresas y trabajadores; coste innecesario del trabajo que se desarrolla por los que intervienen en los procesos, bien sean de prevención policial, de la agencia tributaria, de afectación al medio ambiente o de impunidad en los delitos económicos… que justifica la pérdida de credibilidad, por la ineficiencia y la incertidumbre que se genera.
La reforma de la justicia tiene que empezar por el principio, sabiendo qué es lo que se quiere y siendo conscientes que el desorden y la falta de evaluación abonan corruptelas y amparan la burocracia.
Se convierte en prioritario trabajar por simplificar el derecho, por desjudicializar lo vulgar o intrascendente, por aprovechar las capacidades organizativas, por modernizar las infraestructuras, por coordinarse y realizar una “cirugía” reparadora a la justicia,  reduciendo a lo necesario el gobierno del Poder Judicial, haciendo lo posible por reglamentar por ley la carrera, por preparar mecanismos automáticos de resolución de los procesos y distribuir el poder residuo sin tanto protagonista, como sostenía el magistrado del Tribunal Supremo italiano, Lococo.
Tenemos que ser capaces de mirar más, de escuchar todo, de hablar claro, de escribir lo imprescindible y de acariciar. La resiliencia se convierte en clave: Ser capaces de afrontar la adversidad  y fortalecernos frente a las resistencias de retaguardia para lograr un estado de excelencia profesional y personal. Los jueces debemos ejercer en esta rebelión las cualidades de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y actuar contra corriente, superando las situaciones negativas. Solo así esta rebelión será útil, porque será creíble y muestra del compromiso que asumimos.
José María Tomás y Tío es presidente de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia

Los dirigentes eclesiásticos cierran las puertas a los ‘signos de los tiempos’ Foro de curas galegos

Revivir ese gran acontecimiento
Vaticano II y aggiornamento permanente
El grupo “ENCONTROS, Foro de curas galegos bispo Araúxo”, a lo largo del curso 2011-2012, compartimos experiencias para alentar la fe, y fortalecer la esperanza en tiempos de crisis eclesial, social y global.
Reflexionamos sobre la organización de la Iglesia, en la actualidad y con perspectiva histórica. Constatamos que se convirtió en una organización excesiva e infundadamente jerarquizada, ineficaz para llevar a cabo su misión, hasta resultar ininteligible su mensaje.
Los dirigentes eclesiásticos no aprovecharon la actualización que supuso el Concilio Vaticano II. De hecho, siguen agarrados al pasado, cierran las puertas a los ‘signos de los tiempos’. Con sus actuaciones u omisiones priman la vuelta a las formas y estructuras medievales. Parece que le tienen miedo a una fe adulta, fomentan conciencias sumisas y dependientes.
Sustituyen el estudio serio de la Biblia por el catecismo. La sociedad identifica a los cristianos con ideologías ultra conservadoras, contrarias a los derechos humanos. Pensamos que esta organización eclesial y la inexplicable cerrazón a los avances de la ciencia es una de las causas fundamentales del rechazo de la institución por parte de cristianos responsables y comprometidos con el anuncio y vivencia del Reino de Dios en la sociedad actual.
Las formas y estructuras del pasado dificultan la recepción del Evangelio en el siglo XXI. La Iglesia quedó sin los obreros en el siglo XIX, luego sin la juventud en el siglo XX, y en el siglo XXI quedará sin las mujeres.
Pensamos que urge la recuperación del aggiornamento de la organización de la Iglesia, excesivamente jerarquizada y clasista, anquilosada y anclada en la nostalgia del pasado, autoritaria, infantilizante y clericalizada. De hecho, niega la igualdad e impide la madurez de la conciencia de los cristianos, hombres y mujeres de hoy. Pensamos que urge conseguir una organización que sepa responder a la evolución del género humano.
Una organización realmente participativa y corresponsable, con la única distinción evangélica derivada de los distintos carismas de los hombres y mujeres que la forman. Una iglesia fraterna, en la que estos distintos carismas no sean absorbidos exclusivamente por obispos y clero, y en la que los teólogos/las, al servicio del Evangelio, puedan investigar libre y responsablemente.
Constatamos, sin embargo, la riqueza que surgió en la Iglesia a partir del Concilio, el gran número de personas, organizaciones, grupos y movimientos que trabajan en Europa y todo el mundo. En Galicia podemos llenar varios folios con la simple enumeración de los grupos de creyentes más conocidos. Muchos de ellos bajo siglas que no cuentan con el beneplácito de los dirigentes, pero, sin duda, movidos por una honda y responsable convicción cristiana.
Como fruto de la reflexión en los encuentros que tuvimos en este curso, compartimos la necesidad de revisar y revivir el gran acontecimiento que supuso lo Concilio Vaticano II, ayudándonos de la teología que le dio vida y escuchando los ‘signos de los tiempos’. Constatamos la necesidad de ayudarnos en la búsqueda de una formación bíblico-teológica seria y madura, abierta al ecumenismo y a la riqueza de las demás confesiones, que nos ayude a conseguir conciencias adultas. Consideramos oportuno participar en la Asamblea Universal del Pueblo Cristiano (http://www.redescristianas.net/asamblea-universal-de él-pueblo-cristiano/ ).
Con motivo del 50 aniversario del inicio del C. Vaticano II, en este curso 2012/2013, seguiremos ahondando en el extraordinario acontecimiento que supuso y procuraremos respuestas creativas e inteligibles para hoy, con fidelidad al Evangelio y al Espiritu. Somos conscientes de las distintas interpretaciones del Vaticano II y de los documentos aprobados por el Concilio más universal de la historia.
Lamentamos la actitud incomprensible de dirigentes eclesiásticos y cristianos obcecados por ideologías conservadoras. No son capaces de superar planteamientos históricos que no concuerdan con el espíritu del Vaticano II, confundiendo la experiencia de la fe en Jesús con doctrinas filosóficas. Somos conscientes de que el gran acontecimiento conciliar nos urge formular el mensaje de Jesús para que sea entendido y vivido por los hombre y mujeres de hoy.
ENCONTROS, Foro de curas galegos bispo Araúxo.- forobispoarauxo@gmail.com

Benedicto XVI carga contra los LGTB en Navidad Pedro M. Bravo

El Papa aprovecha su discurso navideño para volver a atacar el matrimonio igualitario a pesar de que se sigue imponiendo en la legalidad de numerosos países.
Desde la iglesia católica continúan con sus ataques contra los LGTB. Es por ello que el Papa Benedicto XVI ha aprovechado su discurso navideño tradicional para cargar contra las personas no heterosexuales.
“Los homosexuales están manipulando la identidad del género que les dio Dios, con lo que destruyen la esencia misma de la criatura humana”, dijo el pontífice ante la burocracia vaticana que escuchaba su sermón. Para su santidad, los homosexuales no hacen más que “manipular la naturaleza”, tanto en la cuestión ambiental como en la “relación del hombre consigo mismo”.
También tuvo recuerdos para los derechos que los LGTB están consiguiendo, poco a poco, en muchos países. Subrayó que los matrimonios entre personas del mismo sexo constituyen un “ataque” contra la familia tradicional que está acorde con la “naturaleza humana”, esto es, la constituida por padre, madre e hijos.
Con ello, volvió a poner énfasis en el rechazo por parte de la iglesia católica a este tipo de uniones y, también, contra los homosexuales, puesto que van “contra natura” y, por lo tanto, “atentan contra los dictados y lo establecido por Dios”.

José María Castillo, teólogo: “-La mayor parte de los teólogos escriben una teología que no entiende ni interesa al pueblo” Jesús Bastante

Reedita “Teología Popular, La Buena noticia de Jesús” (Desclée)
“Lo mejor de mi vida lo he recibido de la Iglesia, quiero sera fiel y morir en ell
El teólogo José María Castillo llama a la “desobediencia civil”
José María Castillo: “Si la teología se dedica a repetir lo que ya está dicho, nunca avanzará”
Castillo: “No puedo aprobar una institución que habla de derechos humanos pero no los practica”

La Conferencia Episcopal produce la impresión de que sólo le interesa conservar sus privilegios y las leyes que la favorecen, tener asegurada su herencia y agrandar su patrimonio
José María Castillo es uno de los mejores teólogos de este país, y uno de los puntales de Religión Digital. Viene a presentarnos su nuevo libro, “Teología Popular, La Buena Noticia de Jesús”, publicado con Desclée.
Catedrático de Teología en Granada, fue destituido por el cardenal Ratzinger en el año 88, y “nunca recibí explicaciones”, cuenta. Critica que “la mayor parte de los teólogos escriben una teología que ni la entiende el pueblo, ni le interesa al pueblo” y que “el catecismo adolece de los mismos problemas que tiene la teología oficial erudita que se enseña en las aulas”.
J. M. Castillo denuncia también que “la teología que se impone en la actualidad es una colección de contenidos estructurada y sistematizada hace por lo menos 9 siglos”, y concluye opinando sobre la jerarquía de la Iglesia española: “La Conferencia Episcopal produce la impresión de que sólo le interesa conservar sus privilegios y las leyes que la favorecen, tener asegurada su herencia y agrandar su patrimonio”.
¿Es un libro que has renovado, retocado y reformado?
Sí, efectivamente. La Teología Popular, que es el nombre que tuvo desde un comienzo, nació en los últimos años 70, como resultado de una preocupación, que es el alejamiento de la teología y de la preocupación eclesiástica, de la catequesis, del Evangelio, etc.; del pueblo y de la gente. La mayor parte de los teólogos escriben una teología que ni la entiende el pueblo, ni le interesa al pueblo. Y la mayor parte del pueblo no tiene ni idea de lo que es la teología, que son los contenidos de la fe explicados.
¿O sea que el libro es una especie de adaptación de esa “alta teología”, para que la gente de a pie pueda tener una cierta base teológica para discutir y debatir?
Eso es. Aunque, más que una adaptación, lo que yo pretendía (no sé si lo conseguí) es un nuevo método o modo de hacer teología. Una teología que no arranca de lo que han escrito otros teólogos, sino de las preocupaciones de la gente, de sus problemas y expectativas. Y sobre todo, de la gente más sencilla.
Lo que ocurre es que normalmente en los seminarios y en las facultades eclesiásticas la teología que se enseña, en un porcentaje altísimo de sus contenidos y de su lenguaje, ni la entiende el pueblo, ni le interesa al pueblo, como ya he dicho. Entonces, a esto hay que darle alguna solución. Y que no me vengan con la cuestión del catecismo, porque el catecismo, al ser la teología “oficial erudita” condensada, adolece de los mismos problemas que tiene la teología que se enseña en las aulas.
¿O se que el mensaje de la teología no llega a la base debido al lenguaje que emplea la Iglesia, y sobre todo su jerarquía?
Lo que pasa es que la teología que se impone es una colección de contenidos organizada, estructurada y sistematizada hace por lo menos 9 siglos. En sus contenidos básicos sigue siendo la misma que en el siglo XII, y Roma cuida muy mucho de que se mantenga la misma. Esto genera un control, una amenaza constante sobre el pensamiento, la lengua y la pluma de los teólogos, que genera una experiencia terrible, que es el miedo.
¿Cómo puede un teólogo escrutar o estudiar los designios de la Buena Noticia sin libertad?
La teología, según el ideal de Pío XII que recuperó luego brillantemente Juan Pablo II, y que está prolongando Benedicto XVI, es una teología cuyo proyecto es repetir lo que ya se dijo. Y una teología repetitiva lo que hace es prolongar y mantener la situación que tenemos, con dos problemas que a mí me preocupan muchísimo. Uno de ellos, aunque hay valiosas excepciones, es el fracaso de la predicación. Una gran mayoría de homilías, de predicaciones, de sermones, etc.; no le interesan a la gente, ni por su contenido ni por su lenguaje, ni por los problemas que abordan, ni por los resultados o consecuencias que de ahí se sacan.
Eso por una parte, y por la otra, la clase o asignatura de Religión; porque desde el momento que tanto los predicadores como los profesores de Religión están controlados y amenazados (y hablo por experiencia, porque a mí en el año 88 un buen día me llamaron y me comunicaron oralmente, sin que mediara ni un papel, que estaba destituido de mi cátedra en Granada), no hay libertad para hacer teología.
¿Pidió explicaciones por su destitución?
Pedí que se me explicasen al menos los motivos por los cuales se había tomado esa decisión, pero la única explicación que me dieron fue que el actual pontífice (por entonces cardenal Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe) había visitado junto a otros prelados al general de los jesuitas, y el resultado de aquella entrevista fue mi destitución fulminante.
No he conseguido, tras año yendo a Roma y preguntando, que me dijeran los motivos que habían mediado.

¿Ni por parte de la Santa Sede ni por parte de Kolvenbach?
Ni por unos ni por otro. Yo a Kolvenbach le tengo un gran respeto, y pienso que probablemente él no podía hacer otra cosa, porque lo que sí me consta de una persona de mucha autoridad en la Compañía de Jesús es que del acuerdo de mi expulsión no ha quedado ni un papel. Por tanto, al no haber documentación, no se puede saber si en aquella conversación se agarraron al voto de obediencia o no.
¿Se pueden entender este tipo de fracasos, rupturas y desapariciones formando parte de la Iglesia en la que crees? ¿Se puede seguir amando a la Iglesia y seguir perteneciendo a ella tras algo así?
Yo quiero mucho a la Iglesia, quiero serla fiel y permanecer en ella, morir en ella; porque es la Iglesia a quien debo el conocimiento del Evangelio y de Jesús. Lo mejor de mi vida lo he recibido de ella, gracias a que desde Jesús al momento actual una cadena ininterrumpida de creyentes ha conservado esa fe. Por eso tengo también que elogiar el trabajo de solidaridad, de caridad y de preocupación que están haciendo hoy tantos sacerdotes, religiosas y laicos. Ahora, me duele mucho el comportamiento (y lo digo sin reparos) de la jerarquía oficial, es decir, de la Conferencia Episcopal, que es una institución que produce la impresión de que lo que le interesa es conservar sus privilegios, las leyes que la favorecen, tener asegurados su herencia y su patrimonio, y agrandarlos si es posible.
Lo que no entiendo es cómo ellos no se dan cuenta de que la mayor parte de alumnos que educan en Religión luego no creen.
¿Y por qué muchos de los que optan por la Religión al final acaban renegando de la misma? ¿Las clases son igual de aburridas que las homilías?
Lo más preocupante, a mi manera de ver, son los contenidos que se dan. Y es lo mismo en las homilías y sermones que en la mayor parte de las clases de Religión: no interesan a los oyentes.
Una persona que lleva muchos años trabajando técnica y científicamente en este asunto me decía que está demostrado que los chicos se interesan por lo que les cuentan en la clase de Religión hasta los 12 años. A partir de entonces, cortan. Y luego, como en otras materias les enseñan justo lo contrario, y eso les ofrece más credibilidad que lo que les dan en la clase de Religión, ésta última la aguantan si es que pueden, y en seguida se apuntan a lo otro.
A mí me parece que aún queda mucho de lo que, ya en los años 20 del siglo pasado, Gramsci intuyó de una manera genial: Lo que les interesa, crean o no crean, practiquen o no practiquen, es sacar cuadros intermedios de mando que, entre las altas instancias de gobierno y la gente, actúen como canales que vehiculan y llevan a decisiones concretas lo que interesa a la institución eclesiástica.

¿Podría ser tu Teología Popular un buen manual de estudio para los colegios?
No sé si se puede aspirar a tanto, pero por lo menos aspiraría a que las parroquias, los grupos cristianos, los grupos de creyentes interesados por conocer el origen primero del cristianismo; encuentren en este libro la respuesta a qué es lo que quiso Jesús y lo que enseñó. Porque de ahí resulta lo que tenemos en los Evangelios, que no es una teología especulativa, de conceptos, verdades y dogmas; sino una teología narrativa, de relatos sencillos aparentemente, pero que a medida que se estudian nunca se les encuentra el fondo. Porque son de una profundidad que desmonta muchas de las cosas que damos por indiscutibles, y nos abren caminos y horizontes que no imaginamos.
Para mí el Evangelio, antes que un libro de religión, es un libro para la vida, para llevar una vida honrada, transparente, coherente. Para generar personas bondadosas, honestas y respetuosas. Eso es lo que más necesitamos y lo que más echamos de menos.
Hace poco Ernesto Cardenal llegó a Barajas y al preguntarle por un famoso gobernante de América Latina, dijo: “No puedo hablar de él porque es un ladrón”. A mí me pasa igual, que no puedo hablar de tantos y tantos gobernantes que son unos ladrones, pero sí denunciarlos como Jesús en el templo, cuando le dio el giro radical a la religión condenando a los falsos profetas. Jesús sacó a Dios del templo y lo metió en la vida, en la convivencia, en las relaciones privadas y públicas. Eso es lo que nos hace falta.
¿Este libro es el primer tomo de una serie?
Sí, quedan otros dos que saldrán en primavera y en verano.
Otros titulares:
-La mayor parte de los teólogos escriben una teología que ni la entiende el pueblo, ni le interesa al pueblo
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-La teología repetitiva que promovieron Pío XII, Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI prolonga y mantiene la situación que tenemos
-El cardenal Ratzinger me destituyó de la cátedra en el año 88 sin dar explicaciones
-La Conferencia Episcopal produce la impresión de que lo que le interesa es conservar sus privilegios y las leyes que la favorecen, tener asegurada su herencia y agrandar su patrimonio
-Lo que no entiendo es cómo la Iglesia no se da cuenta de que la mayor parte de alumnos que educan en clase de Religión luego no creen
-Está demostrado que los chicos se interesan por lo que les cuentan en la clase de Religión sólo hasta los 12 años