FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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miércoles, 6 de julio de 2022

José María Castillo: “Cuando se comparte, hay para todos”

 


Teología sin censura

Castillo2

“Apremia y clama tomar en serio y manos a la obra” José María Castillo: “Cuando se comparte, hay para todos”
“El miedo a la escasez y la inseguridad ante tantas cosas, nos tienen agobiados. He dedicado mi larga vida a la Teología y a las creencias, por eso pienso que puede ser pertinente indicar que lo más importante, que hay en los evangelios, no es su ‘historicidad’, sino su ‘significatividad'”
“Me llama la atención el episodio de la multiplicación de los panes porque es el relato que más veces se repite en los evangelios. es obvio lo más patente del relato: cuando lo que se tiene, se comparte, hay para todos y sobra”
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FMI, las tres letras más odiadas del mundo

 


Renaud Lambert

Le Monde diplomatique

FMI

Los entresijos de una máquina de castigar
Un velo de misterio rodea al Fondo Monetario Internacional, cuyas reglas parecen fluctuar en función de motivaciones políticas: austeridad draconiana para unos, generosidad sin límites para otros. Nos adentramos en el corazón de una institución
Se abre la puerta del ascensor. Salen dos mujeres jóvenes, que prosiguen su conversación en un idioma de Europa del ­Este. Sus distintivos indican que son búlgaras y economistas.
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Se apela al Papa Francisco para que se implique en el conflicto de RD Congo

 


cidafucm

papa47

El cardenal Fridolin Ambongo pidió, el domingo 3 de julio, que el Papa Francisco se implicase en el restablecimiento de la paz en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Ambongo expresó, durante la misa celebrada por el Secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Parolin, en la explanada del Palacio del Pueblo de Kinshasa, su visión del conflicto:
““Si no se controlan todos los grupos armados, la RDC se dirige directamente a la mayor catástrofe humanitaria de nuestro tiempo. Por eso pedimos la implicación del Santo Padre Francisco por la paz en el Congo mediante el apoyo a la diplomacia de buena vecindad liderada por el jefe de Estado, Félix Tshisekedi”.
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Los refugiados devueltos en caliente desde Melilla: “Los españoles nos pegaban de un lado y los marroquíes del otro”


Jairo Vargas Martín

Público

‘Público’ ha recogido en Casablanca el testimonio de varios de los supervivientes de la tragedia en la que murieron al menos 23 personas. Todos huyeron de la guerra en la región sudanesa de Darfur y llevan varios años tratando de llegar a Europa para pedir asilo. Interior calcula que alrededor de cien fueron “rechazados en frontera”
Tienen tantas ganas de contar, que no se detienen solo en lo que pasó el viernes 24 de junio en la valla de Melilla. Quieren contarlo todo, porque si no, dicen, no se entiende nada. Hablan de guerras, de familiares asesinados, de torturas y explotación en Libia, del bloqueo de la ruta hacia Italia que les ha obligado a cruzar el desierto argelino, de violencia y persecución en la frontera marroquí.
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¿Quien quiere ser pobre?

 


Carolina Escobar Sarti

Todos uno

¿Quién quiere ser pobre? Quien sostenga las afirmaciones de que los pobres son pobres porque quieren o porque históricamente ha habido pobres y ricos están condenados al fuego eterno por ignorantes, mal intencionados o poco informados. Nacer en la pobreza y permanecer en ella durante toda una vida no es casualidad, voluntad, karma o mala suerte; las grandes brechas de desigualdad e inequidad que este sistema económico define entre los que más y los que menos tienen son una consecuencia de un orden perverso que no se cura con recetas de meritocracia o cambio de actitud.
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El Papa desmiente los rumores de dimisión y dice que viajará a Moscú y Kiev


Vatican News

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Entrevista de la agencia de noticias Reuters con Francisco, quien dijo que “respeta” la sentencia de la Corte Suprema de EE.UU. sobre el aborto y reiteró su condena a la interrupción del embarazo.
El Papa Francisco niega que tenga intención de dimitir (“Nunca se me ha pasado por la cabeza. No por el momento”), niega los rumores de que esté enfermo de cáncer. En cambio, reitera su deseo de viajar a Rusia y Ucrania lo antes posible, quizás en septiembre. También dice que respeta la sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre la interrupción del embarazo y reitera su enérgica condena del aborto
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ONU: 70 palestinos asesinados por Israel este 2022, 14 son niños, un ‘impacto alarmante’

 


palestinalibre

Palestina

El uso israelí de la fuerza letal se ha convertido en una práctica generalizada, lo que según la ONU podría ser una “ejecución extrajudicial. Ante todo, la ONU pide a Israel rendición de cuentas, lamenta que la “impunidad también permite que ocurran más violaciones” y exige “investigaciones apropiadas sobre las acciones de las fuerzas israelíes”
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La difícil tarea de asumir la verdad: A propósito del Informe de la Comisión de la Verdad en Colombia


Consuelo Vélez, teóloga

Fe y Vida

“Mi reconocimiento a los integrantes de la Comisión de la Verdad por su coraje para realizar este trabajo”
“La Comisión de la Verdad tuvo como misión esclarecer la verdad de este conflicto armado, dignificar a las víctimas, alcanzar el reconocimiento voluntario por parte de los responsables, favorecer la convivencia en los territorios y formular propuestas viables para la no repetición”
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Falleció Hummes, defensor de los pobres que inspiró al Papa el nombre de Francisco

 


Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

Vatican News

El cardenal franciscano, arzobispo emérito de São Paulo y prefecto emérito de la Congregación para el Clero, ha fallecido hoy a la edad de 87 años tras una larga enfermedad. Un ministerio, el suyo, dedicado en particular al acompañamiento de los pueblos indígenas cuya voz llevó al Sínodo para la Región Panamazónica en 2019.
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Melilla y África

  

Faustino Vilabrille

Redes Cristianas

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La tragedia en Melilla de los últimos días nos llenó de indignación y rabia a muchos ciudadanos; con razón, porque fue algo horrible. Cada vez que pasa algo así se repiten y se multiplican los lamentos. No es nada nuevo, pues los intentos de pasar de África a Europa llevan muchos años siendo noticia, y los lamentos también. Fueron y aun siguen siendo noticia las pateras, los cayucos, los naufragios en el Mediterráneo al que llevamos años llamando MAR DE MUERTOS, o en el Atlántico, o los perdidos y muertos en los desiertos africanos. Hay algunas beneméritas ONGs que los rescatan cuando pueden.

Cuando pasan estas tragedias puntuales, desde diversos ámbitos políticos y sociales se piden comisiones de investigación de lo que pasó, y hay que hacerlo. Pero por qué no se piden también comisiones de investigación de lo que pasó y está pasando en África, ya desde la colonización, porque esas desgracias son la consecuencia de la situación dramática que está viviendo y sufriendo el continente africano, el más empobrecido de la tierra.

El verdadero problema y la verdadera causa de esas tragedias tan grandes y cada vez más masivas no está solo en las vallas, está más atrás. Pero ahí nadie entra, porque los culpables somos todos los países desarrollados, ya que gran parte de nuestro desarrollo lo obtenemos de los bienes agrícolas y materias primas que les robamos a los africanos. Sí, se las robamos, porque se las pagamos a precio de miseria. África posee ella sola más de sesenta tipos diferentes de minerales, y contiene un tercio de todas las reservas minerales del mundo. Tiene, por ejemplo, un 90% de las reservas de platinoides; un 80% del coltán; un 60% del cobalto; un 70% del tántalo; un 46% de las reservas de diamantes; y un 40% de reservas auríferas, siendo el continente que alberga más oro.

África también tiene el 24% de las tierras cultivables del mundo. La República Democrática de Congo satisface ella sola más de la mitad de las necesidades mundiales de cobalto, utilizado masivamente en los equipos telefónicos e informáticos. Posee también hierro, manganeso, cobre, petróleo, gas natural, bauxita, uranio. Todas esas enormes riquezas y sus canales de distribución están controladas desde fuera de África por compañías multinacionales en connivencia con gobiernos corruptos, por lo que la diferencia entre los precios obtenidos por los productores y los beneficios cosechados por las multinacionales, ubicadas lejos de ellos, que a menudo ni siquiera pagan impuestos, es escandalosa.

Pero no solo minerales, pues, a fecha de 2017 ya les habíamos “comprado y sus gobiernos vendido” nada menos que 23.050.832 hectáreas para monocultivo de alimentos y 27.047.000 hectáreas para monocultivos para la producción de biocombustibles (ambos cultivos ecológicamente muy nocivos). Total: 50.097.832 hectáreas de tierra agrícola, que les hemos quitado a los africanos, más del 54 % de los cuales viven de la agricultura, con lo que millones de ellos se quedaron sin tierra. GRAIN eleva esa cifra a 60 millones de hectáreas.

África tiene capacidad para ser uno de los principales proveedores del mundo de azúcar, trigo, maíz, soja, arroz y biodiésel, además de su extraordinaria riqueza mineral. De ahí que utilizar prioritariamente las tierras agrícolas africanas para exportar mientras haya personas que pasan hambre en el continente, es un crimen. Si no cuidamos de África, acabaremos siendo nosotros víctimas de no hacerlo. En todo el mundo, tenemos que aumentar la producción de alimentos cerca de un 50% antes de 2050 para alimentar a los casi 9.000 millones de personas que vivirán en nuestro planeta. África con sus vastos recursos naturales y capacidad humana podría ser la manera de alcanzar esta meta, pero a condición de potenciar su desarrollo y su lucha contra el cambio climático. De lo contrario, por ejemplo, su producción de trigo descendería un 35 % ya antes de 2050.

¿Qué países les quitamos la tierra y los minerales a los africanos?
China, EE.UU., India, Arabia Saudita, Corea del Sur, Emiratos Árabes, Rusia, Francia, Egipto, España, Dinamarca, Japón, Sudáfrica, Bélgica, Italia, Reino Unido, Alemania, Noruega, etc. (Fuentes: Afrique Expansion, Land Matrix, GRAIN, etc., en las cuales se pueden verificar las hectáreas compradas por cada país y en qué país africano las adquirieron).

EL INFORME Land Matris documenta que los acaparamientos de tierra continuarán sometiendo al mundo cada vez más a la producción de materias primas agrícolas para que las corporaciones multinacionales las procesen, las empaquen y las comercialicen, acompañado de gran destrucción social y ambiental. Estos megasistemas están también influyendo en la catástrofe climática que ya estamos sufriendo y que afecta mucho más a los países más pobres de África, con sequías pertinaces o inundaciones incontrolables, o los cambios estacionales (nos decían en Ruanda que ahora los agricultores ya no saben ni cuándo sembrar ni cuándo cosechar, porque los ritmos históricos de sol y lluvia ya están alterados.

El acaparamiento de tierras, incide a menudo en el detrimento de la agricultura familiar; y ello hace temer riesgos de injusticia, conflicto y violencia al interior de las comunidades campesinas, además de dejar a millones de personas sin medios de subsistencia y en el paro, pues esos megacultivos, mecanizados al máximo, no generan empleo, y en cambio, ahora, a causa de la guerra de Ucrania, están obteniendo cuantiosos beneficios exportando sus productos.

En Algunos países el Estado se pone «al servicio de esas grandes corporaciones, incluso con sus policía y ejército, en lugar de proteger a sus ciudadanos, quienes son explotados por esas corporaciones.
Ahora mismo el Cuerno de África (Somalia, Etiopía, Kenia, Sudán, Sudán del Sur y Eritrea) sufre la peor sequía en 40 años que, sumada a cuatro años seguidos sin estación de lluvias está sumiendo a 18,4 millones de personas en hambruna extrema, con grandes dificultades para acceder a alimentos por las cosechas perdidas a causa de la sequía y la subida de los precios.

Situación crítica padecen también en el África subsahariana, sobre todo en la región del Sahel, donde 52,4 millones de niños sufren retraso en el crecimiento por desnutrición, y unos 23 millones van a clase con hambre.
Consecuencia de todo ello es que la esperanza de vida en África está solo en 64,11 años, a lo cual se suma una muy deficiente infraestructura sanitaria, pues en África solo hay 3,9 médicos por cada 10.000 habitantes, mientras que en la mayoría de los países desarrollados ya nos aproximamos a los 40. Un dato significativo: a fecha 28 de junio de 2022, la vacuna contra el coronavirus, con al menos una dosis, ha llegado solo al 23 % de los africanos, mientras que en el resto del mundo pasa del 72 % (Fuente: Statista). Es evidente que, por muchos motivos, la necesidad de emigrar de los africanos está más que servida.

Dos conclusiones:
1ª.-Africa pasa hambre, pasa hambre permanentemente: al hambre no se le pueden poner fronteras. Y en consecuencia la emigración hacia otros países será imparable. La muerte injusta y prematura ya la tienen asegurada en África, y por eso lo arriesgan todo.
2ª.-Si queremos hacer algo por los africanos, hay que actuar en origen para que pueden vivir un poco más dignamente, y así evitar que tengan que emigrar. Se echa la culpa a las mafias de su emigración; tendrán la suya porque se aprovechan de su miseria para inducirlos a emigrar y cobrarles bien por sacarlos de África.

Pero la verdadera culpa la tenemos los países que les vamos a robar sus tierras, sus alimentos, sus materias primas. Más del 54 % de la población africana vive del campo: si les quitamos las tierras, ¿de qué van a vivir? Por eso no nos quedemos solo en lamentar las tragedias en las vallas o en los naufragios, y denunciemos las causas y los causantes de las mismas: las multinacionales de los países desarrollados. Las peores, son de China y la India (adquiridas más de 15 millones de Has.), de Sudáfrica (10 millones de Has.), de EE.UU. (5,6 millones de Has.), el Reino Unido (4,4 millones de Has.) y Arabia Saudita (más de 3 millones de Has.).

Como seres humanos, y más en consecuencia como creyentes, tenemos la obligación muy grave de denunciar este estado tan lamentable de la situación de injusticia que hay en este mundo, que hace sufrir hasta la muerte a más de 1300 millones de seres humanos, en una cadena que no se rompe, sobre todo en el continente africano.
“Los hombres africanos no son negros, son hombres”.(Luther King). Las mujeres africanas, no son negras, son mujeres.
“Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas” (Luther King).

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. “Luchar contra la pobreza no es un asunto de caridad, sino de justicia” (Nelson Mandela).
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia” (Jesús de Nazaret)
Hablar de paz suena bien a los de arriba y a los ingenuos de abajo, pero hablar de justicia suena mal a los de arriba porque abre los ojos a los de abajo… En este mundo necesitamos mucha más justicia: así seremos todos mucho más felices.
Feliz domingo a tod@s.-Faustino

Las CEBs ante el asesinato de los jesuitas en México

 Redes Cristianas

Comunidad de base2

Fuente: Amerindia
México, a 21 junio de 2022
“Felices los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5, 10)
La Articulación Continental de las Comunidades Eclesiales de Base hemos recibido con profundo dolor e indignación la noticia del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales (asesor de las CEBs) y Joaquín César Mora Salazar, el día 20 de junio de 2022, en Cerocahui, Chih., mientras buscaban resguardar la vida de una persona que estaba siendo perseguida y amenazada de muerte.

Condenamos enérgicamente estos lamentables hechos que ponen de manifiesto la
magnitud de la violencia e inseguridad que padece el pueblo mexicano desde hace varios años. Al mismo tiempo,reclamamos justicia, una investigación exhaustiva que determine y condene a los autores de este crimen, así mismo la pronta recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos y la seguridad del equipo de pastoral y la comunidad.

Expresamos nuestra solidaridad y cercanía con la Compañía de Jesús en México, con el pueblo Rarámuri y con las CEBs de México. Nos unimos en oración con ustedes, que Dios Padre Madre los fortalezca en la misión y sean buena noticia en el servicio que les ha sido encomendado en una realidad tan violenta.
El seguimiento de Jesús llevó a Javier y a Joaquín a compartir la suerte de su gente, a caminar en comunidad, con sencillez, alegría, generosidad y un profundo amor y servicio al pueblo; su vida y testimonio son signo evidente de que es posible hacer realidad el proyecto de Dios en el día a día.

Que la entrega de nuestros hermanos Javier y Joaquín de abundantes frutos de paz y
justicia.

Equipo Animador Continental
Benedito Ferraro, Ana Belén Molina, Rossy Iraheta, Socorro Martínez

La desigualdad mete a los pobres (y a la izquierda) en una trampa electoral

 


Ángel Munárriz

Infolibre

¿Por qué se abstiene la inmensa mayoría en el Polígono Sur? Múltiples estudios desvelan un círculo vicioso por el que la pobreza aleja a los votantes de las urnas y acaba bloqueando las políticas redistributivas
“Parece que la austeridad y los recortes salariales y de servicios impulsados por la derecha pueden beneficiar a la derecha electoralmente”, afirma Matthew Polacko, especialista en voto y desigualdad
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NO AL DISEÑO INTELIGENTE, SEGÚN FRANCIS COLLINS

atrio

 

Redacción de Atrio

En este día de San Juan, hasta hace cuatro años, siempre hablaba con Juan Luis Herrero del Pozo, quien en la pasión de sus últimos años mantuvo intacta su fe personal en Dios Vivo, presente y encarnado no solo en cada persona sino en la creación entera. Él no se separó de la verdadera religión nunca sino de la magia y de la idolatría que denunció en su Iglesia católica. Invito hoy a releerle en este curso: Releyendo a Juan Luis Herrero del Pozo. Sugiero seguir hasta los comentarios el emotivo número 4 de la serie. Pero hoy, tras felicitar a Juan Antonio Vinagre, Juanjo Tamayo, Cejudo… quiero aportar al debate actual de ATRIO un texto en el que el creyente Francis S. Collins define bien claramente su posición sobre la no existencia de pruebas científicas para imponer la existencia de Dios. Y en otra entrada expondremos su postura Biologos, en que expresa la coherencia entre la Fe en Dios y la autonomía del progreso científico. AD.

El Diseño Inteligente [DI] saltó en escena en 1991. Algunas de sus raíces se pueden rastrear en argumentos científicos anteriores que señalaban la improbabilidad estadística de los orígenes de la vida. Pero el DI coloca su mayor énfasis no en cómo surgieron los primeros organismos autorreplicantes, sino en los supuestos errores de la teoría evolutiva para explicar la posterior y sorprendente complejidad de la vida.

Esos argumentos han sido desarrollados por varias personas, especialmente Michael Behe, un profesor de Biología cuyo libro Darwin’s Black Box (La caja negra de Darwin) elaboraba el concepto de la complejidad irreductible. Más recientemente, William Dembski, matemático formado en teoría de la información, ha asumido un papel líder como teórico del movimiento del DI.

El surgimiento del DI coincidió con una serie de derrotas judiciales sobre la enseñanza del creacionismo en las escuelas de los Estados Unidos, un contexto cronológico que ha hecho que los críticos se refieran al DI inmisericordemente como «creacionismo furtivo» o «creacionismo 2.0». Pero estos términos no hacen justicia a la reflexividad y sinceridad de los precursores del DI. Desde mi perspectiva como genetista, biólogo y creyente en Dios, este movimiento merece una seria consideración.

El movimiento del Diseño Inteligente básicamente descansa en tres propuestas:

1ª propuesta: la evolución promueve una concepción atea del mundo y, por lo tanto, debe ser rechazada por los creyentes en Dios.

Phillip Johnson, el fundador, era motivado no tanto por un deseo científico de entender la vida (no tienen pretensiones de ser un científico), sino por una misión personal de defensa de Dios ante lo que él percibía como una creciente aceptación pública de una concepción del mundo puramente materialista. Esta preocupación encuentra mucha mayor resonancia en la comunidad religiosa, en donde los pronunciamientos triunfalistas de algunos de los más francos evolucionistas del momento han llevado a la sensación de que se debe identificar una alternativa científicamente respetable a toda costa. (A ese respecto, se podría pensar en el DI irónicamente como el hijo rebelde de Richard Dawkins y Daniel Dennett.)

Johnson es bastante explícito sobre sus intenciones, como las expone en su libro The Wedge of Truth: Splitting the Foundations of Naturalisrn (La cuña de la verdad: la división de los fundamentos del naturalismo). El Instituto Discovery, un importante partidario del movimiento DI, en el que Johnson trabaja como asesor de estudios, llevó esto un paso adelante en su «documento cuña…, originalmente un memorando interno, pero que se abrió camino hasta internet. Este documento describe metas a cinco, diez y veinte años para influir en la opinión pública, desbancar al materialismo ateo y reemplazarlo con un «entendimiento en términos generales teísta de la naturaleza».

Así, aunque el DI se presente como una teoría científica, es justo decir que no nació de la tradición científica.

2ª propuesta: la evolución es fundamentalmente fallida, ya que no puede explicar la intrincada complejidad de la naturaleza.

Los estudiantes de historia recordarán que el argumento de que la complejidad requiere un diseñador es la misma que presentó William Paley a principios del siglo XIX y que Darwin mismo encontró esta lógica muy convincente antes de llegar a su propia explicación de la evolución por la selección natural. Sin embargo, para el movimiento de DI esta perspectiva ha sido adornada con ropas nuevas, es decir, las ciencias de la bioquímica y la biología celular.

En La caja negra de Darwin, Michael Behe describe estos argumentos muy persuasivamente. Cuando el bioquímico Behe se asoma a los funcionamientos internos de la célula, queda sorprendido y admirado (como yo) de las complejidades de las máquinas moleculares que residen allí, y que la ciencia ha venido descubriendo en las últimas décadas. Existen elegantes máquinas que traducen el ARN en proteína, otras que ayudan a que la célula se mueva, y otras que transmiten señales de la superficie de la célula al núcleo, viajando a través de una ruta de múltiples componentes en cascada.

No es sólo la célula la que produce asombro. Órganos enteros, hechos de millones de millones de células, están construidos de manera que sólo pueden inspirar reverencia. Considérese, por ejemplo, el ojo humano: un complejo órgano similar a una cámara cuya anatomía y fisiología continúan impresionando hasta a los más sofisticados expertos en óptica.

Behe argumenta que máquinas de esta clase nunca podrían haber surgido con base en la selección natural. Sus argumentos se enfocan primariamente en estructuras complejas que involucran la interacción de múltiples proteínas, y cuya función se pierde si cualquiera de estas proteínas cesa de funcionar.

Un ejemplo particularmente prominente citado por Behe es el flagelo bacteriano. Muchas bacterias diferentes poseen estos flagelos, que son como pequeños «motores fuera borda» que impulsan a la célula en varias direcciones. La estructura del flagelo, que consiste en aproximadamente treinta proteínas diferentes, es realmente elegante. Incluye versiones en miniatura de un ancla, un timón y una articulación. Todo esto mueve a un filamento propulsor. El esquema completo es una maravilla de ingeniería nanotecnológica.

Si cualquiera de estas treinta proteínas queda inactiva por alguna mutación genética, todo el aparato deja de funcionar adecuadamente. El argumento de Behe es que un dispositivo tan complejo nunca podría haber surgido tan sólo con base en el proceso darwiniano. Postula que un componente de este complejo motor fuera borda podría haber evolucionado por casualidad durante un largo periodo de tiempo, pero que no habría existido presión selectiva para mantenerlo, a menos que los otros veintinueve se desarrollaran al mismo tiempo. Sin embargo, ninguno de ellos tampoco habría disfrutado de una ventaja selectiva hasta que toda la estructura hubiera sido ensamblada. Behe propone, y Dembski más tarde ha convertido esto en un argumento más matemático, que la probabilidad de una coevolución tan accidental de muchos componentes individualmente inútiles es infinitamente pequeña.

Por lo tanto, el principal argumento científico del movimiento DI constituye una nueva versión del «argumento de la incredulidad personal» de Paley, ahora expresado en el lenguaje de la bioquímica, la genética y las matemáticas.

3.ª propuesta: si la evolución no puede explicar la complejidad irreductible, entonces debe de existir un diseñador inteligente involucrado de alguna manera, que entró para proporcionar los componentes necesarios durante el curso de la evolución.

El movimiento del DI es muy cuidadoso en no especificar quién podría haber sido este diseñador, pero la perspectiva cristiana de la mayoría de los líderes del movimiento sugiere implícitamente que esta fuerza que falta vendría de Dios mismo.

Objeciones científicas al DI

Superficialmente, las objeciones que expone el movimiento DI contra el darwinismo parecen convincentes, y no es de sorprender que los legos, especialmente aquellos en busca del papel de Dios en el proceso evolutivo, hayan abrazado estos argumentos cálidamente. Pero si la lógica realmente tuviera mérito en terrenos científicos, uno esperaría que tropas de biólogos en activo también mostraran interés en perseguir estas ideas, sobre todo porque una cantidad importante de biólogos también son creyentes. Sin embargo, esto no ha sucedido y el Diseño Inteligente continúa siendo una actividad marginal con poca credibilidad dentro de la comunidad científica dominante.

¿Por qué es así? Es porque, corno sugieren los precursores del DI, los biólogos, están tan acostumbrados a venerar el altar de Darwin que no pueden considerar una alternativa. Sin embargo, dado que en realidad los científicos se sienten tan atraídos por las ideas nuevas y siempre están en busca de oportunidades para derribar las teorías aceptadas en el momento, parece poco probable que rechazaran los argumentos del DI solo porque eran contrarios a Darwin. De hecho, la base de rechazo es mucho más importante.

En primer lugar, el Diseño Inteligente no se califica como teoría científica por un problema fundamental. Todas las teorías científicas representan un marco teórico para que cuerpo de observaciones experimentales cobre sentido. Pero la utilidad primaria de una teoría no es solo ver hacia atrás, sino también hacia adelante. Una teoría científica viable predice otros hallazgos y sugiere enfoques para verificaciones experimentales posteriores. El DI se queda muy corto a este respecto. Por lo tanto, a pesar de su atractivo para muchos la propuesta del DI de la intervención de fuerzas sobrenaturales para explicar múltiples entidades biológicas complejas es un callejón científico sin salida. Fuera de que se desarrolle una máquina del tiempo, la verificación de la teoría del DI parece en realidad poco probable.

La teoría nuclear del DI, corno la delineó Johnson, también sufre al no proporcionar un mecanismo mediante el cual las intervenciones sobrenaturales postuladas den lugar a la complejidad. En un intento por abordar esto, Behe sugirió que los organismos primitivos podrían haber sido «precargados» con todos los genes que fueran eventualmente necesarios para el desarrollo de las complejas maquinas moleculares de multicomponentes que él considera irreductiblemente complejas. Behe propone que estos genes dormidos fueron entonces despertados en el momento adecuado cientos de millones de años más tarde, cuando fueron necesitados. Dejando al margen el hecho de que no se ha encontrado hasta la fecha ningún organismo primitivo que contenga esta memoria de información genética para uso futuro, nuestro conocimiento de la velocidad de mutación de los genes que no se están utilizando hace altamente improbable que un almacén de información semejante hubiera sobrevivido el tiempo suficiente para tener alguna utilidad.

De importancia aun mayor para el futuro del DI, parece que ahora muchos de los ejemplos de la complejidad irreductible, después de todo, no son irreductibles, y que argumento científico principal del DI está por tanto en proceso de desmoronarse. En los cortos quince años desde que el DI apareció en escena, la ciencia ha tenido avances sustanciales, particularmente en el estudio detallado de los genomas de varios organismos de diferentes partes del árbol evolutivo. Están empezando a aparecer grietas importantes, lo que sugiere que los partidarios del DI han cometido el error de confundir lo desconocido con lo no cognoscible, o lo no resuelto con lo irresoluble. Han aparecido muchos libros y artículos sobre este tema y el lector interesado puede verificar los aspectos más explícitos (y más técnicos) del debate. Pero existen tres ejemplos de estructuras que parecen cumplir con la definición de Behe de complejidad irreductible que muestran signos claros de cómo podrían haber sido ensamblados por la evolución en un proceso gradual.

La cascada de coagulación de la sangre humana, con su docena o más de proteínas un sistema complejo que Behe juzga digno de Rube Goldberg, puede ser entendido hecho corno un reclutamiento gradual de más y más elementos de la cascada. El diseño parece haber comenzado corno un mecanismo muy sencillo que podría trabajar satisfactoriamente para un sistema hemodinámico de baja presión y bajo flujo, y que evolucionó durante un largo periodo de tiempo hasta convertirse en un complicado aparato, necesario para los humanos y otros mamíferos que tienen un sistema cardiovascular de alta presión, en el que las fugas se deben reparar rápidamente. […]

El ojo es otro ejemplo citado frecuentemente por los defensores del Diseño Inteligente como algo que muestra un grado de complejidad que la selección natural por pasos nunca podría haber logrado. Darwin mismo reconoció la dificultad que sus lectores tendrían en aceptar esto: «Suponer que el ojo, con sus inimitables artefactos para ajustar el foco a diferentes distancias, para admitir diferentes cantidades de luz, y para corregir las aberraciones esférica y cromática, se pudo haber formado por selección natural parece algo, confieso libremente, absurdo en máximo grado».l Sin embargo, Darwin, siempre el impresionante biólogo comparativo, propuso hace ciento cincuenta años una serie de pasos en la evolución de este complejo órgano que la biología molecular moderna está confirmando rápidamente. […]

Un error particularmente dañino en los fundamentos de la teoría del Diseño Inteligente surge de las recientes revelaciones sobre el hijo favorito del DI, el flagelo bacteriano. El argumento de que es irreductiblemente complejo descansa en el supuesto de que las subunidades individuales del flagelo quizá no tenían una función útil anterior, y por lo tanto el motor no se podría haber ensamblado reclutando esos componentes paso a paso, guiados por las fuerzas de la selección natural. Investigaciones recientes han debilitado fundamentalmente esta postura. En particular, la comparación de las secuencias de proteína de muchas bacterias ha demostrado que varios componentes del flagelo están relacionados con un aparato del todo diferente, usado por ciertas bacterias para inyectar toxinas en otras bacterias que deseen atacar. […]

Pero cada nueva pieza similar del rompecabezas ofrece una explicación natural para un paso que el DI ha relegado a fuerzas sobrenaturales, y deja a sus defensores con terreno cada vez más reducido sobre el cual pararse. Behe cita la famosa frase de Darwin para apoyar los argumentos de la complejidad irreductible: «Si se pudiera demostrar que existe algún organismo complejo que no se hubiera podido formar definitivamente a partir de varias, sucesivas y ligeras modificaciones, mi teoría se desmoronaría totalmente».2 En el caso del flagelo, y virtualmente en todos los otros casos propuestos para la complejidad irreductible, estos criterios especificados por Darwin no han sido cumplidos y una evaluación honesta del conocimiento actual lleva a la misma conclusión que sigue en la siguiente frase de Darwin: «Pero no puedo encontrar ni un solo caso así».

Objeciones teológicas al DI

Así, el DI no logra sostenerse científicamente, al no ofrecer una oportunidad para la validación experimental y tampoco unos fundamentos robustos para justificar la afirmación básica de la complejidad irreductible. Sin embargo, más que eso, el DI también falla de un modo que debe ser más preocupante para el creyente que para el científico estricto. El DI es una teoría de un «Dios tapagujeros», al insertar una suposición de la necesidad de una intervención natural en lugares donde sus defensores afirman que la ciencia no puede alcanzar. Varias culturas han tratado de adjudicarle a Dios fenómenos naturales que la ciencia del momento no lograba explicar, ya fuera un eclipse solar o la belleza de una flor. Pero esas teorías tienen una triste historia. Los avances de la ciencia eventualmente llenan esos espacios en blanco, para desgracia de aquellos que hayan anexado su fe a ellas. Finalmente, una religión de un «Dios tapagujeros» corre el amplio riesgo de desacreditar la fe. No debemos repetir este error en la era actual. El Diseño Inteligente corresponde a esta desalentadora tradición y se enfrenta, en última instancia, a la misma desaparición final.

Todavía más, el DI presenta al Todopoderoso como un creador descuidado, que tiene que intervenir a intervalos regulares para reparar las inadecuaciones de su propio plan inicial y generar la complejidad de la vida. Para un creyente que se sobrecoge ante la casi inimaginable inteligencia y genio creador de Dios, ésta es una imagen muy insatisfactoria.

El futuro del movimiento DI

William Dembski, modelador matemático líder del movimiento DI, merece cierto crédito por enfatizar la importancia superior de buscar la verdad: «El Diseño Inteligente no se debe convertir en una noble mentira para derrotar puntos de vista que consideremos inaceptables (la historia está llena de verdades nobles que terminaron en desgracia). Más bien, el Diseño Inteligente necesita convencernos de su verdad con base en sus méritos científicos». Dembski se muestra absolutamente correcto en su afirmación, y sin embargo, su propia declaración presagia la desaparición final del DI. En otra parte Dembski escribe: «Si se pudiera demostrar que sistemas biológicos maravillosamente complejos, elegantes e integrados, como el flagelo bacteriano, se podrían haber formado mediante un proceso gradual darwiniano (y que, por lo tanto, su complejidad específica es una ilusión), entonces el Diseño Inteligente sería refutado en los principios básicos de que no es necesario invocar causas inteligentes cuando bastarían causas naturales indirectas. En ese caso, la Navaja de Occam acabaría con el Diseño Inteligente con facilidad».1

Una sobria evaluación de la información científica actual tendría que concluir que este resultado ya está disponible. Los pretendidos espacios que el DI intenta llenar con Dios están siendo llenados con los avances de la ciencia. Al forzar esta visión estrecha y limitada del papel de Dios, el Diseño Inteligente irónicamente está en camino de crear un considerable daño a la fe.

La sinceridad de los defensores del Diseño Inteligente difícilmente puede ser cuestionada. Es completamente entendible que los creyentes, en particular los cristianos evangelistas, abracen cálidamente el DI, dado el modo en que la teoría de Darwin ha sido presentada por algunos evolucionistas como algo que exige ateísmo. Pero este barco no va hacia la tierra prometida; en cambio, va hacia el fondo del mar. Si los creyentes adscriben sus últimos vestigios de esperanza de que Dios pueda encontrar un lugar en la existencia humana mediante la teoría del DI, y esa teoría se desmorona, ¿qué le sucede a la fe?

¿Es entonces inútil buscar una armonía entre la ciencia y la fe? ¿Debemos aceptar la perspectiva de Darwin: «El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que esperaríamos si al final no existiera ni diseño, ni propósito, ni bien, ni mal, nada, excepto ciega indiferencia inmisericorde»?

¡Que nunca sea así! Al creyente y al científico por igual digo que existe una solución clara, convincente e intelectualmente satisfactoria a esta búsqueda de la verdad.

Algunas de sus raíces se pueden rastrear en argumentos científicos anteriores que señalaban la improbabilidad estadística de los orígenes de la vida. Pero el DI coloca su mayor énfasis no en cómo surgieron los primeros organismos autorreplicantes, sino en los supuestos errores de la teoría evolutiva para explicar la posterior y sorprendente complejidad de la vida.

Esos argumentos han sido desarrollados por varias personas, especialmente Michael Behe, un profesor de Biología cuyo libro Darwin’s Black Box (La caja negra de Darwin) elaboraba el concepto de la complejidad irreductible. Más recientemente, William Dembski, matemático formado en teoría de la información, ha asumido un papel líder como teórico del movimiento del DI.

El surgimiento del DI coincidió con una serie de derrotas judiciales sobre la enseñanza del creacionismo en las escuelas de los Estados Unidos, un contexto cronológico que ha hecho que los críticos se refieran al DI inmisericordemente como «creacionismo furtivo» o «creacionismo 2.0». Pero estos términos no hacen justicia a la reflexividad y sinceridad de los precursores del DI. Desde mi perspectiva como genetista, biólogo y creyente en Dios, este movimiento merece una seria consideración.

El movimiento del Diseño Inteligente básicamente descansa en tres propuestas:

1ª propuesta: la evolución promueve una concepción atea del mundo y, por lo tanto, debe ser rechazada por los creyentes en Dios.

Phillip Johnson, el fundador, era motivado no tanto por un deseo científico de entender la vida (no tienen pretensiones de ser un científico), sino por una misión personal de defensa de Dios ante lo que él percibía como una creciente aceptación pública de una concepción del mundo puramente materialista. Esta preocupación encuentra mucha mayor resonancia en la comunidad religiosa, en donde los pronunciamientos triunfalistas de algunos de los más francos evolucionistas del momento han llevado a la sensación de que se debe identificar una alternativa científicamente respetable a toda costa. (A ese respecto, se podría pensar en el DI irónicamente como el hijo rebelde de Richard Dawkins y Daniel Dennett.)

Johnson es bastante explícito sobre sus intenciones, como las expone en su libro The Wedge of Truth: Splitting the Foundations of Naturalisrn (La cuña de la verdad: la división de los fundamentos del naturalismo). El Instituto Discovery, un importante partidario del movimiento DI, en el que Johnson trabaja como asesor de estudios, llevó esto un paso adelante en su «documento cuña…, originalmente un memorando interno, pero que se abrió camino hasta internet. Este documento describe metas a cinco, diez y veinte años para influir en la opinión pública, desbancar al materialismo ateo y reemplazarlo con un «entendimiento en términos generales teísta de la naturaleza».

Así, aunque el DI se presente como una teoría científica, es justo decir que no nació de la tradición científica.

2ª propuesta: la evolución es fundamentalmente fallida, ya que no puede explicar la intrincada complejidad de la naturaleza.

Los estudiantes de historia recordarán que el argumento de que la complejidad requiere un diseñador es la misma que presentó William Paley a principios del siglo XIX y que Darwin mismo encontró esta lógica muy convincente antes de llegar a su propia explicación de la evolución por la selección natural. Sin embargo, para el movimiento de DI esta perspectiva ha sido adornada con ropas nuevas, es decir, las ciencias de la bioquímica y la biología celular.

En La caja negra de Darwin, Michael Behe describe estos argumentos muy persuasivamente. Cuando el bioquímico Behe se asoma a los funcionamientos internos de la célula, queda sorprendido y admirado (como yo) de las complejidades de las máquinas moleculares que residen allí, y que la ciencia ha venido descubriendo en las últimas décadas. Existen elegantes máquinas que traducen el ARN en proteína, otras que ayudan a que la célula se mueva, y otras que transmiten señales de la superficie de la célula al núcleo, viajando a través de una ruta de múltiples componentes en cascada.

No es sólo la célula la que produce asombro. Órganos enteros, hechos de millones de millones de células, están construidos de manera que sólo pueden inspirar reverencia. Considérese, por ejemplo, el ojo humano: un complejo órgano similar a una cámara cuya anatomía y fisiología continúan impresionando hasta a los más sofisticados expertos en óptica.

Behe argumenta que máquinas de esta clase nunca podrían haber surgido con base en la selección natural. Sus argumentos se enfocan primariamente en estructuras complejas que involucran la interacción de múltiples proteínas, y cuya función se pierde si cualquiera de estas proteínas cesa de funcionar.

Un ejemplo particularmente prominente citado por Behe es el flagelo bacteriano. Muchas bacterias diferentes poseen estos flagelos, que son como pequeños «motores fuera borda» que impulsan a la célula en varias direcciones. La estructura del flagelo, que consiste en aproximadamente treinta proteínas diferentes, es realmente elegante. Incluye versiones en miniatura de un ancla, un timón y una articulación. Todo esto mueve a un filamento propulsor. El esquema completo es una maravilla de ingeniería nanotecnológica.

Si cualquiera de estas treinta proteínas queda inactiva por alguna mutación genética, todo el aparato deja de funcionar adecuadamente. El argumento de Behe es que un dispositivo tan complejo nunca podría haber surgido tan sólo con base en el proceso darwiniano. Postula que un componente de este complejo motor fuera borda podría haber evolucionado por casualidad durante un largo periodo de tiempo, pero que no habría existido presión selectiva para mantenerlo, a menos que los otros veintinueve se desarrollaran al mismo tiempo. Sin embargo, ninguno de ellos tampoco habría disfrutado de una ventaja selectiva hasta que toda la estructura hubiera sido ensamblada. Behe propone, y Dembski más tarde ha convertido esto en un argumento más matemático, que la probabilidad de una coevolución tan accidental de muchos componentes individualmente inútiles es infinitamente pequeña.

Por lo tanto, el principal argumento científico del movimiento DI constituye una nueva versión del «argumento de la incredulidad personal» de Paley, ahora expresado en el lenguaje de la bioquímica, la genética y las matemáticas.

3.ª propuesta: si la evolución no puede explicar la complejidad irreductible, entonces debe de existir un diseñador inteligente involucrado de alguna manera, que entró para proporcionar los componentes necesarios durante el curso de la evolución.

El movimiento del DI es muy cuidadoso en no especificar quién podría haber sido este diseñador, pero la perspectiva cristiana de la mayoría de los líderes del movimiento sugiere implícitamente que esta fuerza que falta vendría de Dios mismo.

Objeciones científicas al DI

Superficialmente, las objeciones que expone el movimiento DI contra el darwinismo parecen convincentes, y no es de sorprender que los legos, especialmente aquellos en busca del papel de Dios en el proceso evolutivo, hayan abrazado estos argumentos cálidamente. Pero si la lógica realmente tuviera mérito en terrenos científicos, uno esperaría que tropas de biólogos en activo también mostraran interés en perseguir estas ideas, sobre todo porque una cantidad importante de biólogos también son creyentes. Sin embargo, esto no ha sucedido y el Diseño Inteligente continúa siendo una actividad marginal con poca credibilidad dentro de la comunidad científica dominante.

¿Por qué es así? Es porque, como sugieren los precursores del DI, los biólogos, están tan acostumbrados a venerar el altar de Darwin que no pueden considerar una alternativa. Sin embargo, dado que en realidad los científicos se sienten tan atraídos por las ideas nuevas y siempre están en busca de oportunidades para derribar las teorías aceptadas en el momento, parece poco probable que rechazaran los argumentos del DI solo porque eran contrarios a Darwin. De hecho, la base de rechazo es mucho más importante.

En primer lugar, el Diseño Inteligente no se califica como teoría científica por un problema fundamental. Todas las teorías científicas representan un marco teórico para que cuerpo de observaciones experimentales cobre sentido. Pero la utilidad primaria de una teoría no es solo ver hacia atrás, sino también hacia adelante. Una teoría científica viable predice otros hallazgos y sugiere enfoques para verificaciones experimentales posteriores. El DI se queda muy corto a este respecto. Por lo tanto, a pesar de su atractivo para muchos la propuesta del DI de la intervención de fuerzas sobrenaturales para explicar múltiples entidades biológicas complejas es un callejón científico sin salida. Fuera de que se desarrolle una máquina del tiempo, la verificación de la teoría del DI parece en realidad poco probable.

La teoría nuclear del DI, corno la delineó Johnson, también sufre al no proporcionar un mecanismo mediante el cual las intervenciones sobrenaturales postuladas den lugar a la complejidad. En un intento por abordar esto, Behe sugirió que los organismos primitivos podrían haber sido «precargados» con todos los genes que fueran eventualmente necesarios para el desarrollo de las complejas maquinas moleculares de multicomponentes que él considera irreductiblemente complejas. Behe propone que estos genes dormidos fueron entonces despertados en el momento adecuado cientos de millones de años más tarde, cuando fueron necesitados. Dejando al margen el hecho de que no se ha encontrado hasta la fecha ningún organismo primitivo que contenga esta memoria de información genética para uso futuro, nuestro conocimiento de la velocidad de mutación de los genes que no se están utilizando hace altamente improbable que un almacén de información semejante hubiera sobrevivido el tiempo suficiente para tener alguna utilidad.

De importancia aun mayor para el futuro del DI, parece que ahora muchos de los ejemplos de la complejidad irreductible, después de todo, no son irreductibles, y que argumento científico principal del DI está por tanto en proceso de desmoronarse. En los cortos quince años desde que el DI apareció en escena, la ciencia ha tenido avances sustanciales, particularmente en el estudio detallado de los genomas de varios organismos de diferentes partes del árbol evolutivo. Están empezando a aparecer grietas importantes, lo que sugiere que los partidarios del DI han cometido el error de confundir lo desconocido con lo no cognoscible, o lo no resuelto con lo irresoluble. Han aparecido muchos libros y artículos sobre este tema y el lector interesado puede verificar los aspectos más explícitos (y más técnicos) del debate. Pero existen tres ejemplos de estructuras que parecen cumplir con la definición de Behe de complejidad irreductible que muestran signos claros de cómo podrían haber sido ensamblados por la evolución en un proceso gradual.

La cascada de coagulación de la sangre humana, con su docena o más de proteínas un sistema complejo que Behe juzga digno de Rube Goldberg, puede ser entendido hecho corno un reclutamiento gradual de más y más elementos de la cascada. El diseño parece haber comenzado corno un mecanismo muy sencillo que podría trabajar satisfactoriamente para un sistema hemodinámico de baja presión y bajo flujo, y que evolucionó durante un largo periodo de tiempo hasta convertirse en un complicado aparato, necesario para los humanos y otros mamíferos que tienen un sistema cardiovascular de alta presión, en el que las fugas se deben reparar rápidamente. […]

El ojo es otro ejemplo citado frecuentemente por los defensores del Diseño Inteligente como algo que muestra un grado de complejidad que la selección natural por pasos nunca podría haber logrado. Darwin mismo reconoció la dificultad que sus lectores tendrían en aceptar esto: «Suponer que el ojo, con sus inimitables artefactos para ajustar el foco a diferentes distancias, para admitir diferentes cantidades de luz, y para corregir las aberraciones esférica y cromática, se pudo haber formado por selección natural parece algo, confieso libremente, absurdo en máximo grado».l Sin embargo, Darwin, siempre el impresionante biólogo comparativo, propuso hace ciento cincuenta años una serie de pasos en la evolución de este complejo órgano que la biología molecular moderna está confirmando rápidamente. […]

Un error particularmente dañino en los fundamentos de la teoría del Diseño Inteligente surge de las recientes revelaciones sobre el hijo favorito del DI, el flagelo bacteriano. El argumento de que es irreductiblemente complejo descansa en el supuesto de que las subunidades individuales del flagelo quizá no tenían una función útil anterior, y por lo tanto el motor no se podría haber ensamblado reclutando esos componentes paso a paso, guiados por las fuerzas de la selección natural. Investigaciones recientes han debilitado fundamentalmente esta postura. En particular, la comparación de las secuencias de proteína de muchas bacterias ha demostrado que varios componentes del flagelo están relacionados con un aparato del todo diferente, usado por ciertas bacterias para inyectar toxinas en otras bacterias que deseen atacar. […]

Pero cada nueva pieza similar del rompecabezas ofrece una explicación natural para un paso que el DI ha relegado a fuerzas sobrenaturales, y deja a sus defensores con terreno cada vez más reducido sobre el cual pararse. Behe cita la famosa frase de Darwin para apoyar los argumentos de la complejidad irreductible: «Si se pudiera demostrar que existe algún organismo complejo que no se hubiera podido formar definitivamente a partir de varias, sucesivas y ligeras modificaciones, mi teoría se desmoronaría totalmente».2 En el caso del flagelo, y virtualmente en todos los otros casos propuestos para la complejidad irreductible, estos criterios especificados por Darwin no han sido cumplidos y una evaluación honesta del conocimiento actual lleva a la misma conclusión que sigue en la siguiente frase de Darwin: «Pero no puedo encontrar ni un solo caso así».

Objeciones teológicas al DI

Así, el DI no logra sostenerse científicamente, al no ofrecer una oportunidad para la validación experimental y tampoco unos fundamentos robustos para justificar la afirmación básica de la complejidad irreductible. Sin embargo, más que eso, el DI también falla de un modo que debe ser más preocupante para el creyente que para el científico estricto. El DI es una teoría de un «Dios tapagujeros», al insertar una suposición de la necesidad de una intervención sobrenatural en lugares donde sus defensores afirman que la ciencia no puede alcanzar. Varias culturas han tratado de adjudicarle a Dios fenómenos naturales que la ciencia del momento no lograba explicar, ya fuera un eclipse solar o la belleza de una flor. Pero esas teorías tienen una triste historia. Los avances de la ciencia eventualmente llenan esos espacios en blanco, para desgracia de aquellos que hayan anexado su fe a ellas. Finalmente, una religión de un «Dios tapagujeros» corre el amplio riesgo de desacreditar la fe. No debemos repetir este error en la era actual. El Diseño Inteligente corresponde a esta desalentadora tradición y se enfrenta, en última instancia, a la misma desaparición final.

Todavía más, el DI presenta al Todopoderoso como un creador descuidado, que tiene que intervenir a intervalos regulares para reparar las inadecuaciones de su propio plan inicial y generar la complejidad de la vida. Para un creyente que se sobrecoge ante la casi inimaginable inteligencia y genio creador de Dios, ésta es una imagen muy insatisfactoria.

El futuro del movimiento DI

William Dembski, modelador matemático líder del movimiento DI, merece cierto crédito por enfatizar la importancia superior de buscar la verdad: «El Diseño Inteligente no se debe convertir en una noble mentira para derrotar puntos de vista que consideremos inaceptables (la historia está llena de verdades nobles que terminaron en desgracia). Más bien, el Diseño Inteligente necesita convencernos de su verdad con base en sus méritos científicos». Dembski se muestra absolutamente correcto en su afirmación, y sin embargo, su propia declaración presagia la desaparición final del DI. En otra parte Dembski escribe: «Si se pudiera demostrar que sistemas biológicos maravillosamente complejos, elegantes e integrados, como el flagelo bacteriano, se podrían haber formado mediante un proceso gradual darwiniano (y que, por lo tanto, su complejidad específica es una ilusión), entonces el Diseño Inteligente sería refutado en los principios básicos de que no es necesario invocar causas inteligentes cuando bastarían causas naturales indirectas. En ese caso, la Navaja de Occam acabaría con el Diseño Inteligente con facilidad».1

Una sobria evaluación de la información científica actual tendría que concluir que este resultado ya está disponible. Los pretendidos espacios que el DI intenta llenar con Dios están siendo llenados con los avances de la ciencia. Al forzar esta visión estrecha y limitada del papel de Dios, el Diseño Inteligente irónicamente está en camino de crear un considerable daño a la fe.

La sinceridad de los defensores del Diseño Inteligente difícilmente puede ser cuestionada. Es completamente entendible que los creyentes, en particular los cristianos evangelistas, abracen cálidamente el DI, dado el modo en que la teoría de Darwin ha sido presentada por algunos evolucionistas como algo que exige ateísmo. Pero este barco no va hacia la tierra prometida; en cambio, va hacia el fondo del mar. Si los creyentes adscriben sus últimos vestigios de esperanza de que Dios pueda encontrar un lugar en la existencia humana mediante la teoría del DI, y esa teoría se desmorona, ¿qué le sucede a la fe?

¿Es entonces inútil buscar una armonía entre la ciencia y la fe? ¿Debemos aceptar la perspectiva de Darwin: «El universo que observamos tiene precisamente las propiedades que esperaríamos si al final no existiera ni diseño, ni propósito, ni bien, ni mal, nada, excepto ciega indiferencia inmisericorde»?

¡Que nunca sea así! Al creyente y al científico por igual digo que existe una solución clara, convincente e intelectualmente satisfactoria a esta búsqueda de la verdad.

DE SOLEDADES

col koldo

 FE ADULTA

La soledad es bella si guardas en tu bolsillo la llave de salida, si hay una mano, un oído, un corazón cercanos cuando comienza a pesar. La soledad es bella, cuando se busca, cuando constituye paréntesis, estación de tránsito, no determinación de por vida.

La soledad espiritual es sencillamente un imposible, pues siempre podemos sentirnos acompañados, la física es otro cantar. La soledad física es bella cuando hay que alumbrar una novela, componer una sinfonía o reproducir un paisaje sublime. La soledad es buena para buscar a Dios Creador/a, para tú también crear en tu limitada esfera. Puede ser buena para comer despacio, meditar tranquilo y caminar prudente, para reír y para llorar sin que nadie se deba enterar.

Nada escapa a la ley divina. Sólo recogemos lo que sembramos. La soledad forzada, la que no se busca expresamente, la va amurallando el egoísmo, el recurrente pensar en exceso en nosotros mismos. Un día resulta que los muros están ya levantados y habrá que pensar quién los cementó.

A Dios gracias, hay nuevas oportunidades para no buscar, si es caso arrinconar, los tristes ladrillos del individualismo; para cultivar con afán e ilusión el encuentro, la mutua ayuda, la cooperación, el compartir. He ahí los valores garantes de compañía y por ende de la felicidad.

EL MUNDO VA MAL

col plaza cris

 ECLESALIA

El domingo por la noche, después de cenar en familia, mientras nuestro hijo adolescente guardaba la escoba y el recogedor tras hacer su turno de barrer las migas, le pregunté cómo estaba porque le vi muy serio. Él respondió que mal. “¿Por qué hijo, ¿qué te pasa?” le pregunté yo preocupada pensando que habría tenido una nueva pelea fraterna o un contratiempo en sus planes de vacaciones. “Por el mundo. Por la guerra de Ucrania, porque todo está mal y estoy muy triste”. Me sorprendió la respuesta, me emocioné y le di un abrazo grande.

El mundo está mal, sí. En este mundo de hiperinformación las noticias que recibimos abruman porque nos acercan a nuestros hogares, a nuestras vidas, sufrimientos en todas las partes del mundo. Estamos sobrecogidos por lo que ocurrido en la frontera con Marruecos. Por las pateras que no dejan de llegar. Por la guerra de Ucrania que se retransmite casi en directo y se prevé larga. Por todas las otras guerras del mundo que no salen tanto en los medios y que siguen sembrando destrucción y muerte. Por las decisiones de tribunales superiores que revocan leyes. Por los resultados de elecciones que desfavorecen lo público. Por el poco sentido común que hay en política…

En mi pequeñez de ciudadana abocada a trabajar para ganarme el pan y a vivir en comunidad con mi vecindario y resto de habitantes de mi ciudad y de mi país, pienso que poco puedo cambiar. Es cierto, poco puedo hacer. Pero algo sí. Un voto a un partido político determinado. Una reclamación en el centro de salud. Una queja al ayuntamiento. Una idea a la asociación vecinal o a la de padres y madres del colegio o del instituto. Una asistencia a una concentración. Una reclamación en el establecimiento donde algo no ha ido bien. Una conversación valiente con quien nos ha herido. Una propuesta de mejora en el lugar de trabajo. Una mediación en un conflicto familiar. Unas horas de voluntariado. Una reflexión sobre por qué comprar en un establecimiento y no en otro. Un tiempo para hablar o visitar a quien sabemos que lo necesita. Una sonrisa en cada saludo, en cada gracias y en cada por favor. Pocas cosas. Pero es lo que puedo hacer, lo que está a mi alcance, la parcela de lo que puedo ocuparme…

Conecto esta reflexión con un cuento que escuchamos este curso en la catequesis familiar: el cuento del colibrí.

Cuenta la fábula que un día hubo un enorme incendio en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues se trataba de un fuego terrible que asolaba todo a su paso. De pronto, los animales vieron pasar sobre sus cabezas al colibrí en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Les extrañó sobremanera, pero no quisieron detenerse. Al instante, lo vieron volar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Y pudieron observar este ir y venir repetidas veces, hasta que se decidieron a preguntar al pajarillo, pues su comportamiento les resultaba harto extravagante. “¿Qué haces colibrí?”, le preguntaron. “Voy al lago -respondió el ave- tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio”. Los animales se echaron a reír. “¿Estás loco? ¿Crees que vas a conseguir apagar el fuego con tu pequeño pico y tú solo?”. El colibrí respondió: “Bueno, yo voy a hacer mi parte…”.

Jesús de Nazaret nos lanza una invitación constante a hacer nuestra parte, a ser sal, a ser luz, a ser grano de mostaza… A acoger lo pequeño (y a los pequeños) porque ahí es donde encontraremos la grandeza del amor. Y todas las paradojas que nos parece que encierra su mensaje nos ayudan a acoger nuestra vida, nuestro momento presente, a llenarlo de su Palabra y su esperanza y a ponernos manos a la obra para ocuparnos de nuestra parcela, cual colibrís.

Como no parece que este mundo vaya a ir bien de la noche a la mañana, además de tener el abrazo preparado y tratar de contener la emoción, ante la próxima tristeza compartida le recordaré a nuestro adolescente el cuento del colibrí y las bienaventuranzas para mantener alta la esperanza.

LA ÚLTIMA QUE CIERRE LA PUERTA

col paz santos

 ECLESALIA

- Cuando viajo, visito familia o amigos y coincide que es domingo me gusta ir a misa a la iglesia del pueblo, a la parroquia más cercana de donde esté alojada.

El domingo del Corpus asistí a la Eucaristía de las diez de la mañana en un pueblo de Toledo. Había bastante gente para la hora que era, al menos eso me pareció. Fue una misa sencilla. La de doce sería la solemne junto a la procesión por el pueblo.

Estaba sentada cerca de la puerta de entrada y como llegué con tiempo pude ver el goteo de personas entrando a la iglesia. No fui contando como para una estadística pero, una vez más, me di cuenta de lo que ya sabemos.

Salió el sacerdote hacia el altar y unos acordes de guitarra acompañaron a una suave voz femenina entonando el canto de entrada.

Otra mujer se levantó dirigiéndose al ambón proclamó la primera lectura: “En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo…” (Gn 14, 18-20).

Antes de que ésta volviera a su sitio, otra mujer caminaba ya por el pasillo central para poner voz a las palabras de Pablo: “Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido…” (1Co 11, 23-26).

Tras la homilía, otras dos mujeres se acercaron a coger dos cestas de mimbre para hacer la colecta.

Llegado el momento de la Comunión la mujer con la guitarra y voz suave entonó una bella oración:

“Dime cómo ser Pan,

cómo ser alimento

que sacia por dentro,

que trae la Paz”.

Viendo la fila de personas que se formó para ir a comulgar, sin poder evitarlo, me puse a contar: mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer… detuve mi mente. La fila avanzaba pero para qué seguir.

Un triste pensamiento me abordó: “La última que cierre la puerta”. Me levante e incluyéndome en la fila me acerqué a comulgar.

Las mujeres en la Iglesia limpian, barren, ponen las flores, preparan cálices, albas, estolas; ponen voz a Melquisedec, a Pablo, al Génesis, al Apocalipsis… pero no a Jesús en los cuatro evangelios que nos dejaron escritos.

No, no será una mujer la que cierre la puerta porque las mujeres en la Iglesia no cierran puertas, pero sí quieren abrir las que están cerradas para ellas.