FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA

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lunes, 3 de abril de 2017

¿Dónde está el poder?

Jaime Richart, Antropólogo y jurista

El hombre genéricamente considerado y su sociedad se en­gañan a sí mismos con la intención y la facilidad de quienes temen hacer frente a la verdad. Lo saben, pero asumen el engaño y se olvidan de la realidad en un pro­ceso paralelo al de la caverna platónica, confundiendo sus som­bras con quienes pasan delante de ella, o en línea con la lo­cura y la necedad que Erasmo de Rotterdam ve con ironía en ese hombre y por extensión en la sociedad humana. Gracias a eso, pueden no ver en la realidad demasiado cruda, dema­siado descarnada…

Pues bien, no muy diferentes son los motivos por los que hombre y su sociedad prefieren situar a la política en el epi­cen­tro del poder. Pues aun sabiendo que el poder verda­dero (de otros tiempos, pero en España ahora también) se aloja en el poder de la religión (aunque esté trufada de materia­lismo), y en el poder del dinero y de las finanzas (aunque a veces nos los presenten envuel­tos en fines de be­neficencia), todos hacemos responsable de nuestro des­tino a los políticos y a la política. Empezando por Montes­quieu y su hábil modo de repartir “el Poder” entre los tres poderes del Es­tado. Pues los polí­ticos y las instituciones están ahí, inter­puestos, como es­cudo protector encargado de amorti­guar la acometividad de los hastiados que reaccionan con­tra las maniobras y aberra­ciones de los controladores del dinero y de las finanzas…
Y olvidan, quieren olvidar, que ese poder real, difuso u opaco, fluido o viscoso, ése del que en buena medida de­penden nuestras vidas, la vida del ciudadano común, condi­ciona tanto a la política y a los políticos de cada país como a los de la sociedad internacional. Es así cómo la política es una trampa puesta deli­beradamente por la so­ciedad a sí mismo pero a través de los detentadores del di­nero para no sentirse amenazados directamente, y al mismo tiempo poder descargar más cómodamente sus con­cien­cias.
Es obvio que esto sucede en unos países y unos sistemas más que en otros, y que la presión ejercida por el dinero so­bre la política y los gobernantes es bien distinta en unos y en otros, pero si no nos quisiéramos dejar engañar y auto­enga­ñar, en lugar de dirigir nuestra aversión o nues­tro odio hacia gobernantes, parlamentos y políticos, debi­éramos di­rigirlos contra los bancos y los opulentos que son los que verdade­ramente condicionan nuestra vida. En absoluto quiero exi­mir a los políticos, pues en ellos hay una pequeña parte de la responsabili­dad: la de forzar a los pode­res de facto a ple­garse al meno­r beneficio. Sin embargo, en el pulso entre ambos y en los países poco evolucionados polí­tica y men­talmente, como es el caso de España, el poder político, rebus sic stantibus, siempre tendrá las de per­der…
Sin remontarnos a épocas anteriores con sus correspon­dientes vaivenes, la situación actual recuerda la época que precedió al renacimiento con todas las correcciones y es­peci­fidades que se quieran. Durante mucho tiempo, la Igle­sia y el Poder político se han repartido los poderes tempo­rales y espirituales, sin distinguirlos bien, metidos en un batiburrillo que va desde la picaresca hasta el cri­men. En otro tiempo los papas pusieron su poder espiri­tual al servi­cio directo de sus fines políticos, borraron los límites entre ambas realidades, abusaron de los castigos espirituales, de la excomunión y del entredicho; durante cuarenta años, un papado dividido pro­pinó a diestro y si­niestro excomunio­nes enloquecidas, con lo que se vivió simultáneamente un miedo en lo que no se creía, y unas creencias que no asegu­raban nada. Al mismo tiempo emergieron los afanes nacio­nalistas, por un lado, y una nueva cultura ferozmente crítica contra la Iglesia como con­testación y defensa frente a sus abusos. El hombre euro­peo estaba cansado de muchas cosas. La desilusión y las es­pe­ranzas malogradas incuba­ban revueltas. El hastío y el miedo incubaban revueltas. Las ambiciones incubaban re­vueltas. Era difícil mantener la calma. Como hoy día en Es­paña y en parte de Europa…
Pongamos hoy en el lugar de las excomuniones los des­haucios a cargo del poder económico de los grandes pro­pietarios, de los fondos buitre y de los bancos, con la cola­bo­ración de los jueces y la complicidad de quienes redac­ta­ron y aprobaron las leyes que los hacen posibles, y ten­dre­mos per­fectamente cuadrada la ecuación de los abusos por parte de la quintaesencia del poder en nuestro tiempo…
Porque estos tiempos nuestros están preñados más o me­nos de lo mismo. De desilusión y esperanzas frustra­das, de hastío y de miedo al futuro. Quizá los excesos monstruosos habidos, por miedo dejan atrás a las ambi­ciones, pero en todo caso “el sistema” necesita un severo revulsivo que, por la renuencia del Poder a la elasticidad, sólo puede llegar desde abajo. Y por encima de todos los países, España. To­dos precisan de un nuevo Renaci­miento, de un Aggiorna­miento, de un resurgir. Esta época nuestra ha envejecido por más que tantos espejuelos le hagan sentirse y parecer joven.
En España, la endémica mezcla de religión y política re­sulta ya intolerable. Negar que la religión ha venido es­tando y está detrás de la política ultraconservadora, neoli­beral, in­volucionista, depredadora, laminadora del mínimo bienestar de millones de españoles forma parte del engaño general atizado por el Poder. La religión, el dinero y la ca­zurrería que les acompaña siguen siendo las tres bestias que per­ma­necen a las puertas de la España que desea reju­venecer, para impedir el paso a cualquier tentativa de Re­nacimiento. Sin embargo España, pese a que continuará, aunque atempe­rado, el autongaño, nece­sita urgentemente la convulsión de un parto aunque sea distócico: un resurgir, una nueva Constitución y una nueva mentalidad que ex­cluya su pro­verbial picaresca y la sitúen a la altura de las sociedades eu­ropeas articuladas en demo­cracias centena­rias. Todo diri­gido, por fin, a domeñar preci­samente a los titiriteros…

Hacéis que los niños se alejen de mí

Rufo González

Con gusto publico la reflexión de Pepe Mallo sobre la “nueva” pastoral del sacramento de la Penitencia que el “nuevo” clero está restaurando de acuerdo con la mentalidad tridentina. El concilio Vaticano II recomendó “revisar el rito y las fórmulas de la Penitencia, de manera que expresen más claramente la naturaleza y el efecto del sacramento” (SC 72). La Congregación para el Culto Divino concretó tres formas de celebración: Forma A: privada total: lectura, examen, arrepentimiento, confesión, absolución… Forma B: pública en parte; se canta, se lee la Escritura, homilía, examen, se pide perdón… Privada en lo sustancial: Cada penitente va al sacerdote, dice sus pecados, recibe la absolución. Forma C: Pública con confesión y absolución generales. Esta forma está restringida por la legislación eclesiástica para ciertos casos extraordinarios de necesidad grave.

Muchos teólogos defienden y piden que esta forma C sea igualmente “ordinaria”, a elección de los penitentes. La creen “evangélicamente fundada, históricamente ratificada, dogmáticamente correcta, pastoralmente recomendable” (Cf. Domiciano Fernández García, C.M.F.: Celebración comunitaria de la Penitencia. Ed. Utopía. Madrid 1999). Pero el clericalismo, avalado por Juan Pablo II, impuso que no siguiera ningún avance más. La fórmula más evangélica, la que el pueblo sencillo y fiel vive entusiasmado, los clérigos se han encargado hacerla inviable. En esta cerrazón están instalados los “nuevos” clérigos, con su identificación exquisita clerical, intentando someter la libertad cristiana.


Escribe Pepe Mallo:

Han llegado a mis manos unas octavillas, repartidas por las diversas parroquias de mi entorno como preparación de los niños a su “primera confesión”, presumiblemente con vistas a su inminente “primera comunión”. En portada se recuerdan las “Cinco cosas necesarias para una buena confesión”. La segunda hoja explica “Cómo confesarse”. En la tercera se aportan algunas preguntas a modo de “Examen de conciencia”. Mi imagino que estas “orientaciones” se extenderán también a otras parroquias de otras demarcaciones de otras diócesis.
Llaman sobrecogedoramente mi atención las preguntas que se supone deberán contestar en “confesión oral” los neófitos ante el sacerdote. Quiero dejar constancia de mis reflexiones, y no menos de mi desconcierto. Se me ocurren varias preguntas que considero cruciales ante la práctica sacramental de la confesión en los niños.


¿Los niños y niñas de estas edades (nueve o diez años) tienen sentido del pecado?
Cuestión que podríamos plantearnos como punto de partida. No olvidemos que “pecado”es una trasgresión “consciente y voluntaria” de una norma moral o religiosa, lo que supone “responsabilidad personal”. Cualquier tratado de psicología infantil reconoce que el “sentimiento de culpabilidad” no es innato en la persona. Aparece y se produce en la infancia ante situaciones de severidad y rigidez en las que padres y educadores, principalmente, tienden a utilizar la “culpa” como único medio de responsabilizar al niño de sus actos. En nuestro caso, cuando hablamos de confesión, ya estamos sugiriendo “culpabilidad”, ya nos estamos erigiendo en rigurosos fiscales. No voy a comentar todas las preguntas del citado “examen de conciencia”. Elegiré solo las más sugerentes para mí:
– “¿Rezo a Dios al levantarme y al acostarme? ¿Visito a Jesucristo en el oratorio o en la iglesia?”
– “ ¿Me peleo con mis hermanos y compañeros?”
– “¿He mirado fotografías, videos o películas que no debo?”
– “¿Digo mentiras?”


Manipulación del sentimiento de culpa
Ignoro quién haya elaborado este catálogo inquisitorial; pero sí estoy seguro que desconoce lo más elemental de psicología infantil. En principio, hacer estas preguntas con vistas a una confesión, implica atribuir a tales comportamientos carta de pecado (por lo menos, venial) y, como efecto, provocar en los niños el sentimiento de culpa. ¿Puede llegar a constituir pecado el incumplir una acción que no pasa de ser una devota práctica de piedad, como es la oración diaria o la visita a la iglesia? Cuando se habla de “peleas” fraternas, ¿cómo puede llegar a ser pecado algo corriente, sucede en las mejores familias, como las discusiones y “peleas” habituales entre “buenos hermanos”?


De curiosidades infantiles a obscenidades
Se insinúan “fotografías, videos o películas” que los niños no deben ver. ¿Qué se está sugiriendo? ¿Pornografía? Los niños y niñas de este siglo (señores, estamos en el XXI) reciben normalmente una adecuada educación sexual tanto en familia como en el colegio, salvo quienes mantienen una obtusa mentalidad represiva. Hoy día ya saben de sobra que anatómicamente “los niños tienen pene y las niñas vulva”. Y en las edades a las que nos estamos refiriendo, a los niños y niñas no se les ha pasado por la mente el sentido de erotismo y mucho menos de pornografía. ¿Por qué insinuárselo? De esta forma, convertimos ciertas curiosidades infantiles en obscenidades. Debemos tener cuidado de no proyectar en ellos nuestra obsesión de adultos. ¿Y qué decir de las mentiras infantiles? Según la psicología, los menores mienten para evitar un castigo o defender su inocencia cuando cometen un error. No suelen provocar daño a propósito. Los niños dicen mentiras, no engañan. (¿Podemos aludir a las “mentiras piadosas” de los adultos?). Cuando calificamos a un niño de mentiroso, estamos siendo injustos y, por supuesto, no tiene nada de educativo, pues provoca y fomenta sentimientos de culpa y ansiedad. Y digo yo ¿por qué para la confesión no tenemos en cuenta la “presunción de inocencia” y sí “indicios de culpabilidad”? ¿Por qué declarar “a priori” reos de pecado a inocentes infantes? Se trata primordialmente de promover y avivar el valor de la sinceridad más que suscitar el sentido de culpa.


El clero manda y exige más que Jesús
¿Es necesario pormenorizar los pecados, con tiempos, veces y circunstancias?

Empiezo a sospechar que a mis Biblias les deben faltar versículos. Y es que en los episodios evangélicos en los que Jesús habla de perdón, en mis Biblias, no exige detallar los pecados. El padre del hijo pródigo no se encara con su hijo interrogándole cómo y con quién derrochó su fortuna. En la curación del paralítico, Jesús se limita a decir “tus pecados quedan perdonados”; no le exige primero que los confiese. Ante la adúltera, Jesús afirma “Yo tampoco te condeno”, sin requerirle cuántas veces más había cometido adulterio. Al “buen ladrón” le conforta “Hoy estarás conmigo en el paraíso”; no le obliga a detallar todas sus tropelías. El Evangelio educa, el judicialismo condena. ¿No encubrirá tal praxis detallista una enfermiza curiosidad morbosa? (Aplíquese a la confesión de adultos)

¿Deben los niños confesarse obligatoriamente antes de su primera comunión?
Es bien sabido que no se puede comulgar estando en pecado mortal. ¿Tendrán los niños de esas edades pecados mortales? Y si ya estimamos “presunta” la existencia de pecado en los niños, ¿qué necesidad hay de que se confiesen? ¿No estaremos convirtiendo el sacramento del amor del Padre en un sumarísimo juicio condenatorio?


Cierto es que debemos educar a nuestros niños en lo que está bien y en lo que no; establecer normas y límites que les ayuden a comprender las consecuencias de sus acciones; pero debemos hacerlo desde la responsabilidad y no desde la culpa. No es lo mismo responsabilizar que culpabilizar. Responsabilizar significa educarlos en la libertad y la autonomía confiando en sus capacidades, admitiendo el error como parte del desarrollo y del camino que deben recorrer hacia su madurez. Es fundamental que los niños entiendan que “el pecado es algo más que una cuestión de mal comportamiento”. Tenemos la obligación de tratar que el niño asuma las consecuencias de sus actos, pero sin lesionar ni herir su autoestima. De lo contrario, crearemos niños inseguros que se sentirán culpables de no ser los niños modelos que nosotros esperábamos, con posibles secuelas en su desarrollo posterior.
En resumen, el sentimiento de culpabilidad es una angustia altamente destructiva y paralizante para el futuro de los niños. En esta actitud de recriminar, podemos percibir lo que algunos llaman “hipermoralismo”, es decir, la exacerbación de los sentimientos morales del deber, de la culpa y del remordimiento. Dicho de otra forma, estamos haciendo de los niños “hipocondríacos anímicos”.

Jesús increpó a sus discípulos: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Frente al proceder de estos sacerdotes ante la “primera confesión” infantil, Jesús también podría reprenderlos: “Con esa actitud exigente, hacéis que los niños se alejen de mí.”

José I. González Faus, sj.: “Nuestra economía mata, porque está fundada en el robo con guante blanco, en la mentira bien vestida”

Miradas cristianas


González Faus“¿Por qué el Papa Francisco sostiene que nuestra economía ‘mata’?”
“Lo más negativo de nuestra política es la hipocresía de la derecha y el simplismo de la izquierda”
Etimológicamente, el interés designa algo que está entre la realidad y yo (inter-esse): así me vincula y me pone en relación con las cosas. Pero la palabra degenera cuando su significado principal pasa a ser el de “beneficio económico”: de modo que lo único que me pone en contacto con la realidad es la posibilidad de lucro. ··· Ver noticia ···

Ranking de felicidad

ATRIO

Arregi            No sabía que la ONU, hace cinco años, hubiese instaurado el 20 de marzo como “día internacional de la felicidad”. Un día más dedicado a lo que nos falta, como todos los “días de” algo. El día de la felicidad de la que carecemos y que todos buscamos como el bien más preciado y sin precio. ¿De qué nos sirve tenerlo todo si no somos felices? ¿Y quién no daría gustosamente todo lo que tiene a cambio de serlo?
Claro que la felicidad plena no existe, si bien a veces se encuentran personas que se dicen plenamente felices (¡dichosas ellas!). Quien pretenda ser plenamente feliz se vuelve infeliz y hace infelices a los demás. Pero todos querríamos –y podríamos– ser más felices. Cómo ser suficientemente felices o serlo un poco más: he ahí la cuestión.

Algo puede enseñarnos al respecto el Informe Mundial de Felicidad 2017 que la ONU acaba de publicar, como lo viene haciendo desde 2012, con ocasión del día de la felicidad. Noruega es el país más feliz, seguido de Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia; luego vienen Holanda, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Suecia. Junto a ellos, tan cerca y tan lejos, están los países más infelices, por orden descendente, me entristece nombrarlos: Ruanda, Siria, Tanzania, Burundi y República Centroafricana, la más infeliz. España se encuentra en el puesto 34; Francia, en el 31.
No es difícil adivinar los indicadores tenidos en cuenta por la ONU para medir la felicidad: ingreso per cápita, salud, expectativa de vida, libertad y libertades, generosidad, apoyo social, y ausencia de corrupción en las instituciones privadas y públicas. Son cosas bien importantes, y todos los países debieran aspirar y acceder a ellas. Pero no nos revelan el último secreto de la felicidad. Esos factores no son suficientes para que un país o una persona sean felices, y me atrevería a decir que no son esos los elementos más decisivos para serlo de verdad.
De hecho, es muy distinto el último ranking de felicidad elaborado por la Consultora Win/Gallup International Association en 2106, basándose en las respuestas de la gente a una pregunta: “En general ¿se siente personalmente muy feliz, feliz, ni feliz ni infeliz, infeliz o muy infeliz?”. El país más feliz resultó ser Colombia. Y en el informe elaborado por el Instituto DYM a finales del 2015, el continente más feliz resulta ser ¡África! Y el más infeliz… Europa, sí, Europa con sus países nórdicos y su PIB y su Mediterráneo.
Estos resultados no son más contradictorios que el propio sentimiento de felicidad, tan difícil de precisar y medir. La felicidad es más que la mera euforia vital que pudiéramos sentir inyectándonos serotonina o dopamina. Depende mucho más de las expectativas que de la situación objetiva. Por supuesto, nadie debiera tener que vivir con un euro al día, pero lo cierto es que muchos logran ser felices con eso, y más cierto aun que muchos son más infelices cuanto más poseen. Deberíamos medir el progreso por la Felicidad Nacional Bruta más que por el PIB, como hace Bután, el único país.
Pero me temo que los rankings dificultan más que ayudan la felicidad. Hacen que el de arriba sufra porque puede bajar, y que el de abajo sufra porque no puede subir. No es más feliz quien tiene más, sino quien necesita menos o se conforma con lo que tiene. Oigo cada día a nuestros gobernantes que debemos ser más competitivos. Es cierto que no podremos crecer y triunfar sin ser competitivos, pero más cierto aun que no podremos ser felices ni hacer una sociedad más feliz mientras sigamos empeñados en competir, crecer y triunfar, siempre a costa de otros, siempre creando rankings de riqueza y de pobreza. ¿Puede alguien ser feliz en Noruega o en España mirando de frente la miseria de África, o esquivando la mirada? No sería una felicidad indecente y cruel. No sería verdadera felicidad, sino violencia o engaño.
Solo la persona que abandona todo anhelo y obra sin intereses, libre del sentido del ‘yo’ y de ‘lo mío’, alcanza la paz, como enseñó el Bhagavad Gîta hindú hace 2300 años. Jesús de Nazaret lo dijo a su manera: “Bienaventurados los humildes, los mansos, los misericordiosos, los artesanos de paz. Bienaventurados los pobres solidarios de los pobres”. Él soñó y creyó en un mundo sin competitividad, y lo llamó “Reino de Dios”: un mundo justo, fraterno y feliz, un mundo sin rankings. ¿Lo soñamos todavía?

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 02/04/2017))

Sobre el nuevo Misal Romano. Las ¿novedades? del Misal Romano en su nueva edición

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

Estoy verdaderamente sorprendido, bastante decepcionado, y, casi, escandalizado de la poca profundidad, y escaso fuste de las consideradas novedades. Y, además, destaca la falta de proporción en la futilidad y poco alcance de las alteraciones, con el bombo y el tono solemne con el que se presentan. La impresión que tengo es que los liturgistas de la Curia Vaticana, y sus especialistas de la Congregación para la el culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, son certeros y precisos en las cosas nimias que no deberían tener la importancia que se les atribuye, ni merecer una ordenación tan exacta, mientras dejan de lado, y huyen como de la peste de los temas fundamentales, esenciales y dejados de lado prácticamente desde el siglo V.

Es una irresponsabilidad grave dejar la coordinación y la promoción de la celebración digna, pastoralmente eficaz, y estéticamente atrayente, a liturgistas funcionarios, que, ¡a las pruebas me remito!, no saben distinguir entre lo noble, decisivo, profundo, bello y teológico en la Liturgia, y lo anecdótico, lo minucioso, lo moralista-puritano, lo insustancial, y lo agresivamente inconsistente. El elenco que la introducción al Misal presenta como novedades adolece, sin lugar a dudas, de los atributos y futilidades que poco antes he mencionado. Y dan la impresión de que, quienes las han perpetrado, o han ignorado el Espíritu del Vaticano II, o lo han tenido muy en cuenta para disimular sabia, ¿o arteramente?, su desvío.
En mi opinión, la nueva ordenación del Misal no mejora, en nada, la decadencia que desde los siglos IV-V se instaló en la Iglesia en la celebración de la Eucaristía, lo que ayudó a que el mismo enfoque te0lógico de la misma siguiera la ruta de esa decadencia, y del progresivo, y abismal, distanciamiento, de la Pascua judía, o, simplemente, de la última Cena del Señor, tenida por todos como la primera Eucaristía, de ahí los equilibrios curiosos, y para muchos vanos, en descubrir las verdaderas palabra del Señor an la presentación del vino. El argumento de que la expresión “y por todos los hombres”, en lugar de “por muchos” incluye en la traducción la interpretación teológica del texto, es una obviedad. Hay montones de textos en el Nuevo Testamento, que no solo incluyen la interpretación en los mismos, sino que el propio texto, no su interpretación, ya es un producto teológico. Hay infinidad de ejemplos.
Mostraré unos cuantos: Todo el Evangelio de la infancia, en Mateo, 1,18 -2,23, y en Lucas, 1-2, no solo es interpretación, sino creación teológica. Lo mismo se puede afirmar, y queda bastante claro, en las teofanías, tanto la del Bautismo del Señor, como en la de la Transfiguración. O, todavía con más claridad, en los dos relatos de Género anunciación, del nacimiento de Juan Bautista, a Zacarías, Lc 1, 5-25, y de Jesús, a María, Lc 1, 26-38, o la misma Visitación de María a Isabel, Lc 1, 39-45. Y lo mismo podemos afirmar de los relatos del nacimiento de ambos, que, por cierto, junto con todos los relatos de la infancia, ni Marcos ni Juan incluyen en sus Evangelios, que inician con el Bautismo de Jesús, y que no son interpretaciones teológicas, sino, directa y claramente, pura Teología. A muchos nos resulta sospechosa la insistencia en encontrar la traducción más literal.
Antes de recorrer un poco la lista de “novedades”, expresaré un principio litúrgico esencial, ya que en la Liturgia nos movemos en un universo de símbolos, y que en esta nueva edición del Misal se ha tenido poco, o directamente, nada, en cuenta. Nos enseñaba P. Dom Manuel Garrido Bonaño, osb., monje de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que fue nuestro profesor de Liturgia en nuestro seminario de San José de El Escorial, un principio que él consideraba fundamental en el desarrollo de la Liturgia: “No hay que usar nunca en la Liturgia símbolos de símbolos¨. Principio luminoso muy concorde con la noble y bella sobriedad de la liturgia benedictina. Y nos ponía un ejemplo: si se lavan las manos en la celebración de la Eucaristía, (algo que insinuaba era facultativo, y así lo hemos entendido y cumplido todos los que lo oíamos, y así lo cumplíamos todos, o casi todos, en Brasil, excepto lo más ancianos), si lo hacen, que no tenga nadie de preguntar “¿qué significa ese rito?”, pregunta que destartala cualquier símbolo litúrgico. Y para que nos haya necesidad de explicar el gesto, “Vds., decía, exijan que traigan una palangana grande y bien visible, un jaboncillo apropiado y perceptible, y una buena toalla, y lávense las manos a conciencia, que todos sepan lo que están haciendo. No hagan ese teatrillo de dejar que derramen dos gotas de agua encima de las yemas de cuatro dedos unidos, y secados después con un pañito tan ridículo como toda la ceremonia”.
a más de un compañero cura le habrá pasado loe que a mí varias veces. Al explicar a los niños de primera comunión los pasos en la celebración de la misma, no uno ni dos, sino muchos niños, al llegar al momento central de ponernos de acuerdo sobre el modo exacto de comulgar, preguntaban: “¿Y qué son esas toritas redonditas que nos van a dar a comer?” Y así llevamos siglos, que los fieles cristianos tengan que recordar y darse cuenta de que el signo por excelencia de la Eucaristía, el pan, no es una cosa extraña, blandita y blanca, sino pan. Y todavía el nuevo Misal presenta el comulgar en la boca como algo tan lógico como recibir el pedazo de pan en la mano. Habrá que recordar a muchos clérigos que en nuestra cultura solo reciben la comida en la boca los bebés y los ancianos impedidos.

Refugiados y solicitantes de asilo pagan con su salud la gestión migratoria de la UE

José Carlos García Fajardo, Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Director del Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS)
Enviado a la página web de Redes Cristianas


Los informativos no resaltan los esfuerzos que decenas de miles de personas hacen día a día para luchar contra tantas desgracias y desenmascarar las causas y razones que no están lejos de nuestras sociedades ávidas de poder y de codicia del mal llamado primer mundo.
En Grecia y los Balcanes, la pésima política migratoria europea se cobra un enorme coste humano: miles de hombres, mujeres, niños y niñas están atrapados en zonas inseguras de las que no pueden huir. Se acaba de cumplir un año del acuerdo UE-Turquía pero estos son los hechos que denuncian las Organizaciones humanitarias y que envían a medios de comunicación para que se difundan entre los ciudadanos. Porque no todo es negro, catastrófico y caótico.



Esa es la impresión que producen los Informativos de radio y de televisión así como la prensa escrita. No se resaltan estas denuncias y los esfuerzos que decenas de miles de personas hacen día a día para luchar contra tantas desgracias y desenmascarar las causas y razones que no están lejos de nuestras sociedades ávidas de poder y de codicia del mal llamado primer mundo.
MSF urgen a los líderes de los Estados miembros que modifiquen su enfoque migratorio y pongan fin al innecesario sufrimiento de miles de personas atrapadas en las consecuencias del acuerdo.


El Consejo Europeo que premia a Turquía por detener el flujo de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo y aceptar a los que son devueltos forzosamente desde las costas griegas, ofrecería a los migrantes una alternativa a arriesgar sus vidas.
Un año después, hombres, mujeres, niños y niñas, están atrapados en zonas inseguras fuera de Europa de las que no pueden huir. Como consecuencia del acuerdo, se ven obligadas a utilizar rutas más peligrosas de la mano de traficantes para llegar a Europa o quedan atrapadas en centros de registro, hacinados en las islas griegas.


“El acuerdo tiene un impacto directo en la salud de nuestros pacientes, y muchos son, cada vez, más vulnerables”, afirma Jayne Grimes,  psicóloga en Samos, una isla en el este de Grecia muy próxima a Turquía.
“Estas personas han huido de la violencia extrema, la tortura y la guerra y han sobrevivido a viajes muy peligrosos. Aquí su ansiedad y depresión se agravan por la falta de información sobre su situación jurídica y malas condiciones de vida. Están perdiendo la esperanza de encontrar un futuro mejor y más seguro que aquel que dejaron atrás. A menudo vemos gente que piensa en el suicidio o en la auto-mutilación”.  


El informe de MSF denuncia que sus psicólogos en Lesbos han visto cómo el porcentaje de pacientes que presentan síntomas de ansiedad y depresión se ha multiplicado por 2,5. 
En los últimos meses, en las casi 300 consultas de salud mental que MSF ha llevado a cabo en Samos, han comprobado un deterioro similar y una escalada en los suicidios.


En Serbia y Hungría, equipos de estas Organizaciones humanitarias internacionales son testigos de un aumento de los pacientes con traumatismos relacionados con la violencia que experimentan desde el cierre de la ruta de los Balcanes.
“Los líderes europeos siguen creyendo que la construcción de vallas y el castigo a quienes todavía tratan de cruzarlas disuadirán a otros de huir para poner a salvo sus vidas”, manifiesta Aurelie Ponthieu, asesora humanitaria de MSF. “Todos los días tratamos las heridas, tanto físicas como psicológicas, infligidas por estas políticas de disuasión. Estas medidas han demostrado ser inhumanas e inaceptables”.

En esta línea, declaran que renuncian a los fondos públicos de la Unión Europea y sus estados miembros en protesta por su dañina política migratoria. Reiteran que las únicas soluciones humanas para poner fin a la muerte y al sufrimiento en las fronteras de Europa, tanto terrestres como marítimas, son el pleno respeto del derecho a solicitar asilo, la apertura de alternativas seguras y legales para que las personas se trasladen, el reasentamiento, la reubicación, los visados humanitarios y la reunificación familiar, así como las visas de trabajo y de estudio.
En 2015, lanzaron una respuesta de emergencia cuando miles de personas comenzaron a llegar a las islas griegas desde Turquía con el objetivo de atravesar los Balcanes para llegar al norte de Europa. Pero la clave de estas migraciones en desbandada está en los países de donde provienen y en los que grupos de poder económico y financiero, sin alma ni patria, se instalaron desde hace tiempo para explotarlos y utilizarlos como recursos materiales y humanos. Siguen operando no sólo compañías sino fuerzas militares de países de la UE, EEUU y Rusia aprovechando la desesperación de esos pueblos condenados a un exilio ni querido ni humano. Y en “Occidente” culpan a fanatismos y terrorismos que no se producían cuando existían como estados con organizaciones sociales y políticas preferibles al caos y a la desesperación. Ahí es donde hay que actuar como sociedades regidas por la justicia, el derecho y la convivencia.
Twitter: @GarciaFajardoJC

¿Dónde está la socialdemocracia europea?


Paula Domínguez Mezquita

Tras las recientes elecciones en Holanda, Europa respira aliviada. Es, a ojos de los más optimistas, la primera derrota del populismo en Occidente. Y es que, afortunadamente para muchos, las encuestas han vuelto a errar. El partido del ultraderechista Geert Wilders ha quedado en segundo lugar con 20 de los 150 escaños del congreso, frente a los más de 25 que le otorgaban la mayoría de encuestas. ··· Ver noticia ···

Del pasado al futuro de la Unión Europea. ¿Escucharán los Jefes de Estado y de Gobierno al Papa Francisco?


Eduardo Rojo

Papa Francisco7Nos hemos de preguntar qué Europa queremos, qué Europa necesitamos, y cómo hay que avanzar para que sea auténticamente una Europa social en donde primen valores que, desgraciadamente, en la actualidad no están precisamente en auge en el territorio de la Unión Europea, como son los de justicia, solidaridad y hospitalidad. Cabe preguntarse si esa lucha por una Europa solidaria puede seguir haciéndose desde dentro de la UE, o bien en cada Estado y en su ámbito territorial, la ciudadanía comprometida puede hacer la guerra por su cuenta y riesgo ante las dificultades cada vez mayores que se detectan a escala europea y el auge del antieuropeismo de fuerzas políticas extremistas que obtienen un importante número de votos en las elecciones en sus respectivos Estados. ··· Ver noticia ···

¿Las religiones traerán la paz?


Xavier Garí de Barbarà

ReligionesEn un mundo convulso, donde las desigualdades no merman y más bien parecen aumentar, y en el que existe la generalizada sensación de que hay una explosión de la violencia, especialmente de raíz religiosa, la humanidad se hace una pregunta doble: ¿cuándo tendremos la paz, y qué papel les corresponde a las religiones que hoy se ven afectadas por la ola terrorista y bélica? La respuesta es múltiple y compleja, y no puede recaer sólo en las tradiciones religiosas. No obstante, las religiones no pueden evitar el reto y excusarse ante la responsabilidad colectiva de nuestro mundo. No pueden hacerlo sobre todo por su vocación profética y la tradición de sabiduría de todas ellas, pero también por la vocación de autoridad moral mundial a la que están llamadas. ··· Ver noticia ···

Francisco, a los obispos españoles: “Por favor, huyan del carrerismo eclesiástico, es una peste”


Jesús Bastante


Papa Francisco7“No se olviden de esto. El diablo entra por el bolsillo”, advierte en la audiencia el Colegio Español
“Amar de todo corazón, significa hacerlo sin reservas y sin dobleces”, claves para el buen sacerdocio
“Por favor, huyan del carrerismo eclesiástico, es una peste”. El Papa Francisco fue muy claro este mediodía ante varios obispos españoles, durante la audiencia con motivo de los 125 años del Pontificio Colegio español de San José. “No se olviden de esto. El diablo entra por el bolsillo”, advirtió Bergoglio. ··· Ver noticia ···

El cardenal Caffarra al lado del papa Francisco en Carpi

Misa en la catedral y signo de paz

(ZENIT-2 abril 2017).- El Cardenal Carlo Cafarra, arzobispo emérito de Bolonia, quien había expresado desacuerdo sobre el documento post-sinodal Amoris Laetitia, y el obispo de Carpi, Francesco Cavina, han concelebrado la santa misa junto con el papa Francisco este 2 de abril, en la plaza de los Mártires, y han intercambiado calurosamente el signo de la paz de Cristo durante la misa de Carpi.
Antes de la misa, el papa se había encontrado con los obispos de la región y con el Cardenal Cafarra en la catedral: fue la ocasión de un “largo abrazo” entre el Papa y el cardenal italiano, indica Greg Burke a ZENIT. Después de la misa, el Papa ha almorzado con los obispos de la región y el cardenal, los sacerdotes y los seminaristas de Carpi.
La visita de Carpi ha permitido así el acercamiento entre el Papa y el cardenal, después de las incomprensiones y las “dudas”.
El cardenal había participado en la reapertura de la catedral dañada por el terremoto del 2012, y que ha sido restaurada e inaugurada la semana pasada, después de la misa presidida por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.
Otros cardenales y arzobispos han manifestar su solidaridad con Carpi: el cardenal Angelo Bagnasco (Genes), presidente de la Conferencia episcopal, el cardenal Giuseppe Betori (Florencia), Mons. Matteo Maria Zuppi (Bolonia), Mons. Douglas Regattieri (Cesena-Sarsina), Mons. Massimo Camisasca (Reggio Emilia – Guastalla) y los obispos eméritos de Carpi,Elio Tinti y Bassano Staffieri.

Venezuela y Paraguay: el Papa pide buscar soluciones políticas evitando la violencia


ZENIT

El papa Francisco expresa su preocupación antes de rezar el ángelus


(ZENIT- 2 abril 2017). El papa Francisco ha expresado su preocupación y su cercanía por la situación de Venezuela y de Paraguay, al final de la misa celebrada este domingo 2 de abril en la ciudad de Carpi, en la región italiana de Emilia-Romagna (noreste), durante su visita pastoral a la región devastada por el terremoto del 2012.
“Estoy al tanto de lo que pasa en Venezuela y en Paraguay. Rezo por estos pueblos que me son muy queridos y los invito a todos a perseverar sin descanso en buscar soluciones políticas evitando la violencia”, ha dicho el papa Francisco antes de rezar la oración del ángelus.
La crisis económica, social y política que afecta a Venezuela acaba de atravesar una nueva etapa: en la noche del miércoles 29 al jueves 30 de marzo, la Corte suprema Venezolana se ha otorgado los poderes del parlamento, la de dictar las leyes. El régimen presidencial concentra así los poderes: ejecutivo, legislativo y justicia.
Por su parte la oposición política al gobierno de Nicolás Maduro, ha obtenido la mayoría del legislativo, desde el 2015, por primera vez en 17 años y ha llamado a un referendo para anticipar las elecciones presidenciales previstas en diciembre de 2018.
También Paraguay se encuentra en una situación política difícil, en la que se han registrado actos de violencia durante los cuales 211 personas que han sido arrestadas. Los manifestantes protestaban contra la voluntad de 25 senadores que llegaron a un acuerdo que permitiría al presidente Horacio Cartes volver a presentarse a las próximas elecciones, reelección prohibida por la Constitución. Los enfrentamientos dejaron el saldo de un muerto, numerosos heridos y un incendio en el Parlamento.
Los obispos del país se han pronunciado contra la reelección del presidente: ”Es urgente reflexionar, con calma y de manera responsable, sobre lo que está pasando, y de guiar los esfuerzos para restablecer la confianza en una institución de alto valor para la República”.