FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

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ATALAYA

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viernes, 17 de abril de 2020

¿Y DÓNDE ESTÁ LA ABUELA?


Víctor Codina. Hace poco leí en un diario el artículo de una psicóloga que, en el contexto de la actual pandemia, recomendaba no ocultar la realidad de  la muerte a los niños, no decirles que la abuelita se ha ido o está de viaje, sino que ha muerto. Para ello aconsejaba informar progresivamente a los niños de la enfermedad, de la gravedad y finalmente de la muerte de su abuela.
Hasta aquí todo correcto, pero los niños que hacen las preguntas que los adultos no nos atrevemos a formular, seguramente seguirán preguntando: ¿Y dónde está la abuela? (más…)

GRATUIDAD Y GRATITUD (GOZAR DESPUÉS DEL CORONAVIRUS)


J. I. González Faus.
Datos previos
Cuando estudiábamos retórica y nos preparaban para predicar, un viejo profesor buen conocedor de la pasta humana, nos dijo un día: si riñen mucho a la gente, pasará que los que no merecían aquella riña se la aplicarán y se llenarán de escrúpulos; y los que la merecían se quedarán tan tranquilos pensando que no iba con ellos…
He recordado esta anécdota a propósito de un guasap que ha circulado mucho estos días, en el que una enferma curada cuenta que en los días de su desesperación se le ocurrió preguntarle al virus por qué había venido. El virus responde que lo siente mucho pero que era necesario abrirnos los ojos. Y sigue una larga enumeración de todos los desastres medio inconscientes de nuestra sociedad. Bastante real y un poco estremecedora. Comenté con un amigo que casi superaba a Juan Bautista cuando predicaba aquello de “raza de víboras” y demás.
Lo comento aquí porque he conocido algunas gentes que reaccionaron ante ese video culpabilizándose y queriendo casi castigarse. A ellas sobre todo se dirigen estas reflexiones. Porque una reacción tan radical pudiera hacerles un daño innecesario. (más…)

Plaga/2020 y dilema

ATRIO


En Semana Santa nunca faltan en las pantallas las plagas de Egipto y resulta que este año, se nos ha metido en casa una de categoría. Menuda la que nos ha montado la pandemia Covid19, encerrándonos a cada uno donde nos ha tocado, sin saber bien cuando y como acabará el calvario. El hecho es que tanto la bárbara cifra de muertos y contagiados, como el desastre que se adivina a nivel planetario, ha pillado por sorpresa a casi todo el mundo. Tras el desconcierto inicial, por aquí al menos parece haberse reaccionado relativamente bien, en general. Por supuesto, siempre hay algunos empeñados en remar contra corriente, ellos sabrán por qué.

Curas mediáticos

+ Antonio Gómez Cantero Obispo de Teruel y Albarrací

Religión Digital
Es de noche, domingo. Mientras escribo, llueve como si se regenerase la ciudad vaciada a causa de la pandemia. Hoy ha sido el primer día donde todas las iglesias de nuestra diócesis (como de tantas otras) no se han abierto, a pesar de ser domingo. Me atrevería a decir que la unanimidad de las personas creyentes lo han entendido responsablemente. Quizás, alguna, que han hecho de su fe una costumbre atávica, no tanto.

Algunos sacerdotes se han puesto muy nerviosos y nos han llenado los medios habituales, con los que nos solemos comunicar, de oraciones, llamadas a rezar, la posibilidad de seguir la Misa por streaming, es decir en directo vía web, nos han enviado link, o sea un enlace o conexión, para poder ver el Santísimo expuesto … y algún otro ha salido a dar un paseo por las calles con la custodia como si se tratara del Corpus Christi (y me pregunto con qué permiso, porque para muchas cosas somos muy estrictos y para otras no tanto.)
Todo este bombardeo me suscita muchas preguntas, ¿No parece que tratamos a las personas creyentes como que no supieran rezar y deben de depender del clero para hacerlo? ¿Qué hemos hecho hasta ahora, tenerlos de espectadores? ¿Nos os parece que tanta Misa por las pantallas mantiene a las personas en la pasividad de mirar? ¿O es que queremos justificar nuestro sacerdocio? ¿Es que los servicios religiosos de las televisiones y las radios no son suficientes? Hasta ahora sí lo han sido. ¿Qué es más importante, un rato de oración o de lectio divina con la Palabra, o mirar una misa por una pantalla?
Me han llegado ejemplos de jóvenes que en el piso de estudiantes se han reunido para leer la Palabra y orar por las necesidades más urgentes. Se de familias con niños que han colocado sobre un mantel blanco, una vela y una Biblia abierta y han rezado juntos, escuchando la Palabra de Dios. Alguna persona se ha encerrado en su habitación y leyendo “el evangelio de cada día” ha guardado un silencio reparador. Una joven me dijo que entró en internet y buscó “lecturas de hoy” y rezó con ellas y con la reflexión que traían. Alguna familia anciana, a la hora de la misa del pueblo se han puesto a rezar el rosario por todos los que sufren y nos ayudan. Una mujer me decía: busqué el silencio y me uní a aquellos que en algún lugar del mundo estaban en comunidad celebrando la Eucaristía. No necesitaron retransmisiones. Además, sabemos que una pantalla nunca te ayudará a recogerte, ¡y es tan necesario! Todos los creyentes son personas adultas, y se saben sacar las castañas del fuego, aunque muchas veces no los tratemos así. La persona que cree reza y sabe hacerlo.
Este tiempo de gracia, también sirve para que nosotros los presbíteros y diáconos paremos un poco, reflexionemos y reconstruyamos nuestra vida pastoral, oremos más intensamente, pongamos lentitud entre tanto activismo, leamos aquel libro que dejamos a medio empezar en el estante de nuestra librería, celebremos la Eucaristía en pacífica y desierta soledad, reflexionemos y sanemos las heridas que vamos dejando abiertas, en definitiva, busquemos lo esencial de nuestro ministerio.
Parece que algunos tenemos miedo al vacío, si no se nos ve o se nos escucha, y olvidamos que una de nuestras tareas es la oración por los demás, o vicaria. Tendremos que medir cuánto hay en todo este despliegue mediático de un afán insuperable de protagonismo. La Santa Misa es muy grande para ser vivida en comunidad, las emitidas solo son para las personas enfermas e impedidas.
Dejemos de bombardear a las buenas personas con todo tipo de reflexiones, estampas, videos y oraciones, que parecemos más a comerciales de lo religioso, que a personas de Dios.
En esto también somos consumistas, eso que tanto criticamos, y además favorecemos. Todo este despliegue pienso que responde a este tipo de pastoral, poco pensada a la luz del Evangelio. ¡Hay tantas mujeres y hombres creyentes en el mundo, que celebran la Eucaristía de ciento en viento cuando pasa el misionero (a veces meses) y viven su fe con gran integridad! Pero nosotros somos de los ricos, también consumistas de lo religioso, con derecho a que no nos falte la Misa, aunque sea televisada.
Ayunemos también de sonidos e imágenes en esta cuaresma tan real y de desierto. Miremos nuestro interior y hagamos silencio es donde nos habla Dios. Vivamos la intensidad de la pobreza, como ellos, porque al final tanto aluvión de mensajes es como la lluvia que cae que ni empapa la tierra ni da frutos.
¡Ánimo y adelante!
+ Antonio Gómez Cantero

Obispo de Teruel y Albarrací

MURMULLOS CON MIEDO AL TELÉFONO




Las pequeñas historias que te llegan penetran en el alma más que las cifras y notas que tu entorno empieza a crujir. El sonido pasa de pared a pared, de barrio a barrio, estamos todos ligados unos a otros.
Es difícil empezar el lunes incluso cuando ni recuerdas que es lunes, porque todos los días parecen lunes. En los segundos que tardas en despertar preservas la inocencia previrus, pero luego recuerdas que tampoco hoy es un día normal. Ya no sabes cómo enfrentarte a las noticias, si saber solo un poquito, no saber nada, saberlo todo. Pero hablando con los demás te enteras, y las pequeñas historias que se confiesan al teléfono, como un murmullo, con miedo, penetran en el alma más hondo que las cifras. Esto es tan gigantesco que los números dicen poco, no los traduces en imágenes. O no quieres. Pero no me quito de la cabeza lo que le pasó a una amiga. Se murió su tío, en su propia casa, y no fue lo peor: tuvo que seguir allí cuatro días. La funeraria no daba abasto. Les aconsejaron abrir la ventana, quitar la calefacción y no entrar allí. Lejos de los ojos de todos suceden escenas espantosas.
En la empresa de un amigo, bien grande, el consejero delegado casi se les puso a llorar en videoconferencia. Tengo compañeros que ya cobran la mitad. Conocidos con tiendas me dijeron hace casi un mes que como mucho aguantarían un mes. Otro tiene un restaurante y tras pagar 20 años el alquiler ahora el dueño no se lo baja porque, hombre, tenía que haber pensado en ir ahorrando por si venían mal dadas. La mujer que viene a limpiar, a la que casi ya no puedes pagar, aunque no viene, no sabe cómo pagará a su casera. Tiene una docena de pisos y le dice que se lo apunta para que lo abone después.
Estos días todos intuimos mejor el misterio de la vida, pero hay gente que ni por esas. Cuenta Envío Flaiano que un amigo se interesó por un cuadro de su casa, que era raro. Le preguntó el significado, no supo explicarle, pero por bromear le dijo que costó una fortuna. Se le abrieron los ojos: “El misterio artístico se convirtió para él en un misterio económico, y eso sí llegaba a apreciarlo”.
En cambio, la tía de un amigo tiene un montón de viviendas y llamó el primer día a todos sus inquilinos para que dejaran de pagar. Hay gente tan pobre que solo tiene dinero, decía mi abuelo, pero esta mujer es rica de verdad. Tengo otro amigo que vive en el campo y no tiene nada, pero sí una huerta. Se ha puesto a plantar como un loco y le salen patatas y lechugas para 40 familias, si hace falta. Su vecino le dejó el otro día un pollo en la puerta. Otro amigo cura se pasa el día llamando a la gente mayor de su parroquia para ver qué necesitan. Aquí nos retrataremos todos, unos saldrán feos, otros más guapos. Yo estoy aquí pontificando pero salí fatal el otro día. Vi pasar bajo la lluvia a un anciano que se ayudaba de un carrito para caminar, con la compra. No reaccioné, tenía atrofiadillo el impulso de ayudar. Luego pensé si me estaba volviendo gilipollas, a veces intuyo señales. Ahora lo busco cada vez que salgo, debe de vivir por aquí, pero no lo encuentro.
En la puerta del supermercado hay pobres nuevos, vienen de otras zonas. Ayer un señor le compró a una anciana búlgara un costillar de cerdo. La mujer le miraba, y él metió otro en la bolsa. Hasta que metió tres y ella por fin sonrió. Le dijo que en su familia son doce. Los desconocidos nos darán lecciones. No hay que esperar órdenes, depende de nosotros, no saldrá decreto para eso, para que seamos buena gente.
El dinero de mucha gente se acaba. Necesitamos corazón e inteligencia. Quien pueda renunciar a algo debe hacerlo por otro, que lo hará por un tercero. Tu sacrificio es la salvación de otro. Si la cadena se rompe caeremos unos encima de otros, hasta aplastar al último de la fila, para variar. Ante el sálvese quien pueda, hay un poema de Benedetti que se titula No te salves: “No te salves, no te llenes de calma, no reserves en el mundo solo un rincón tranquilo”. Habla de una historia de amor, de cómo hay que arrojarse a ella, sin ropa, y esto es igual. Bueno, no sé si quería decir eso, pero la poesía se puede romper en caso de emergencia.
Con estas historias notas que tu entorno empieza a crujir. El sonido pasa de pared a pared, de barrio a barrio, estamos todos ligados unos a otros. Recuerdas a alguien, por un detalle, y escribes: ¿todo bien? “Cuídate”, dices al despedirte. Debemos cuidarnos unos a otros. Le preguntaron a Mark Twain al final de su vida una razón para vivir, y dijo: “La estima de nuestros vecinos”.
Unos amigos viven en mi calle. A las ocho, con los aplausos, nos saludamos y les veo agitar los brazos a lo lejos, como en la despedida de un barco. Pero seguimos aquí, donde vivimos todos juntos. Este es nuestro destino.

Vida en construcción - 2º Domingo de Pascua, Ciclo A

MISA CON NIÑOS DOMINGO II DE PASCUA (A) “Señor mío y Dios mío” 19 de abril de 2020


(En el ambiente especial en el que socialmente nos encontramos seguimos celebrando la alegría de la presencia del Resucitado. La celebración se adaptará a las posibilidades reales que nos permita la situación.  
Hoy se conmemora la fiesta o invocación de la “Divina Misericordia”. Este domingo, como toda la semana anterior, se puede considerar como continuación de la fiesta de Pascua, “un único día de Pascua” prolongado en el tiempo. IR A LA PÁGINA