FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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ATALAYA DE MAYO DE 2024

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miércoles, 22 de mayo de 2024

Ni joer ni joamos, Milei y Abascal Alberto Revuelta Lucerga

 


confidencial andaluz

No han leído ni siquiera a Primo de Rivera y les basta con amenazar a inmigrantes y comerse por los pies al presidente del gobierno.
Alberto Revuelta Lucerga 20 de mayo de 2024
En directo y en corto la justicia social católica nos enseña que todas las personas son creadas a imagen de Dios y poseen un valor igual e inalienable. Debido a esta dignidad esencial, cada persona tiene un derecho a todo lo que necesita para permitirle vivir su pleno potencial humano según Dios lo dispuso al crear el universo y la vida en él. Ver noticia 

El fiscal de la Corte Penal Internacional pide órdenes de arresto contra Netanyahu, su ministro de Defensa y líderes de Hamás

 


el diario

Karim Khan ha solicitado órdenes de detención, acusando a los dirigentes israelíes y palestinos de presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad
El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, ha solicitado órdenes de detención contra tres líderes de Hamás, entre ellos Yahya Sinwar, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, así como su ministro de Defensa, Yoav Gallant, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por los atentados del 7 de octubre contra Israel y la posterior guerra en Gaza, según ha declarado el lunes el fiscal en una entrevista exclusiva con la CNN y ha confirmado el tribunal en un comunicado. Ver noticia

Un NO tajante a ordenación de mujeres Loup Besmond de Senneville

 


ATRIO

Me parece que es definitivo. Por muchas comisiones y muchas opiniones de teólogos, la cuestión está cerrada. Esta vez sí que no veo que pueda salir otra cosa. “Lasciate ogni speranza” los que creíais que Francisco iba a abrir lo que quedó cerrado y bien cerrado por Wojtyla: “declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (OS, 22-5-1994). Personalmente me planteo si en recientes documentos de Francisco (Bula del Año Santo y Criterios de discernimiento) no hay otros signos de retroceso patente en las reformas de Francisco. AD. Ver noticia 

Invasión israelí: 810.000 palestinos y palestinas se han tenido que desplazar de Rafah en solo dos semanas

 


Kaosenlared

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) denunció que alrededor de 810 mil palestinos han sido desplazados forzosamente de la ciudad de Rafah durante las últimas dos semanas debido a la invasión israelí. Ver noticia 

La Confederación de Clarisas de España y Portugal se desvincula de Belorado: «No se puede ser clarisa fuera de la Iglesia»

 


Religión Digital

A través de un comunicado que deja la puerta abierta si ‘reconocen el error’
Las Hermanas Clarisas se desvinculan de la decisión tomada por la comunidad de religiosas de Belorado (Burgos) y Orduña (Bizkaia) de abandonar la Iglesia católica y aseguran que «no se puede ser clarisa fuera de esta obediencia, explican, al tiempo que muestran su adhesión al Concilio Vaticano II» Ver noticia

Dorothy Day. Perseguida por el amor Isabel Gómez Acebo

 


Cristianismo y Justicia

La autobiografía novelada de Dorothy Day nos acerca a la figura de esta destacadísima mujer radical y comprometida con la sociedad de su tiempo, mostrando su trayectoria espiritual y las circunstancias que la llevaron a seguir a Jesucristo. A través de su reflexión sobre su propio pasado, descubrimos su personalidad rica y las opciones radicales que tomó, como vivir en absoluta pobreza y luchar por causas justas. Ver noticia 

Monseñor Iceta, obligado a dialogar con las clarisas de Belorado y convencerlas de quedarse en la Iglesia

 


Religión Digital

El arzobispo de Burgos teme que tenga que decretar la excomunión de la abadesa
«Sor Isabel no quería ni podía resignarse a perder el mando de una abadía que había ayudado a refundar hace unos 15 años, tras salir del convento de Lerma, que acababa de elegir abadesa a Sor Verónica Berzosa, su rival»
«Sólo le quedaba, para triunfar como Verónica, ampliar el ‘negociado’ y refundar un nuevo convento. Y se fijó en el de las clarisas de Orduña, que estaba en las últimas» Ver noticia 

DOCTRINA DE LA FE VUELVE EXCEPCIONALES LAS DECLARACIONES DE SOBRENATURALIDAD


col martell

 

El Dicasterio que comanda “Tucho” Fernández pide prudencia extrema, llama al discernimiento y plantea que no todo es “blanco o negro”. La sobrenaturalidad pasa a ser una declaración excepcional que solo podrá ser pedida por el Papa. La necesidad de actuar a tiempo ante los fenómenos y el rol de los obispos

“No hablamos de cosas extrañas o poco frecuentes. Pero las normas a veces no son necesarias, hay cosas fáciles de resolver por el párroco, en otros casos se necesita consultar al obispo. Las normas dicen que si se resuelven fáciles no hace falta iniciar los procedimientos”

Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano

Religión Digital

El cardenal Víctor Manuel Fernández presentó hoy las nuevas normas del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre apariciones y otros fenómenos sobrenaturales, aprobadas “con el convencimiento del Santo Padre”, y llamó a observar “con prudencia” estos fenómenos, en un marco en el que no hay “blanco o negro” alrededor estos eventos y ante lo que Roma ahora tendrá un rol más activo que incluso autoriza a los obispos locales a explicitar el papel del ex Santo Uficio en las decisiones.

“Estos son los procedimientos que con la aprobación convencida del Santo Padre el Dicasterio decidió con un fuerte consenso para guiar el trabajo”, planteó hoy “Tucho” al dar a conocer la guía con la que Roma busca bajar líneas de acción claras a los obispos sobre cómo manejarse frente a estos fenómenos que muchas veces pueden escalar. Una de las claves es el pedido para que prime la prudencia, que no se repartan libremente declaraciones de sobrenaturalidad y que actúe a tiempo antes de que los fenómenos se conviertan en devociones de masas.

“Excepcionalmente un Papa puede decir que tiene un interés en particular y pedir al Dicasterio que se inicie un trabajo para declarar o no si es sobrenatural. Sería muy excepcional”, sostuvo Fernández al marcar una de las mayores novedades de las normas. Los nuevos horizontes hablan de prudencia absoluta y, como mucho, dar un Nihil Obstat para que, quien quiera, les rinda culto.

Las nuevas normas, planteó Fernández, “son una guía para discernir las situaciones que pueden suceder en la comunidad cristiana fuera de lo ordinario. Son fenómenos que el Espíritu Santo puede provocar para estimular a la comunidad”.

El prefecto del Dicasterio recordó de hecho cómo “la Biblia habla de estos fenómenos, en el Antiguo Testamento hay varios episodios” y que “en el Nuevo Testamento San Pablo habla de varios carismas que existían en las primeras comunidades. En la vida milenaria de la Iglesia estos carismas de los que habla Pablo se han manifestado de formas diversas, él menciona el discernimiento del Espíritu”.

Presentación del documento del dicasterio

“Desde el inicio de la Iglesia el Espíritu Santo promovió un discernimiento de estas manifestaciones, y hoy se continúa a cuidar de los fieles para que sean dóciles al Espíritu Santo”, sostuvo.

En una declaración didáctica pero firme a la vez, el cardenal argentino recordó que “la Iglesia deja libres a los fieles de prestar atención o no a estos fenómenos. Dios puede tomar caminos distintos para cada uno de nosotros, quizás lo que va bien para uno no va bien para el otro”.

“No hablamos de cosas extrañas o poco frecuentes. Pero las normas a veces no son necesarias, hay cosas fáciles de resolver por el párroco, en otros casos se necesita consultar al obispo. Las normas dicen que si se resuelven fáciles no hace falta iniciar los procedimientos”, ejemplificó.

“Pero otras veces puede ser un fenómeno que no se frena y comienza a llamar la atención de otras personas, y no se puede excluir que sean cosas positivas. A veces provoca cambios para bien, los egoístas se vuelven generosos, familias divididas que se reconcilian, etc”, sopesó en esa dirección.

Así, tras destacar por ejemplo las bondades de los santuarios de Lourdes, Fátima y Guadalupe, Fernández sentenció que “en determinadas circunstancias no siempre es blanco o negro” y que sucede que en ocasiones los fenómenos “se mezclan con las fantasías humanas”.

“En todo caso es necesario hacer distinciones, purificar lo que confunde y salvar lo que es bueno y hace bien”, animó.

Entrando de lleno en una de las mayores novedades de las normas –el pedido de reducir la facilidad de las declaraciones de sobrenaturalidad- Fernández planteó que “cuando los obispos se dirigen al Dicasterio por una presunta aparición de la Virgen, esperan a menudo hacer una declaración sobre la naturaleza sobrenatural del fenómeno”.

Eso, según el purpurado, “es muy fuerte, es decir que el mismo Dios lo ha provocado con su acción divina. Es fuerte hacer una declaración de este tipo, hay que estar muy seguro. Algunos obispos están muy involucrados por un fenómeno y quieren declararlo sobrenatural. Otros en cambio quieren declarar que absolutamente no viene de Dios. Por eso es complejo declarar la sobrenaturalidad”, desarrolló.

Fernández planteó que en diversas ocasiones del pasado “la Iglesia afirmó que los fieles no están nunca obligados a creer en estos fenómenos”.

“La revelación ya sucedió y la palabra de Dios tiene todo lo que necesitamos para la vida cristiana. El valor de las revelaciones privadas es esencialmente diverso del de la única revelación pública, que exige nuestra fe. Las otras son solo una ayuda, pero no es obligatorio usarlas”, afirmó el cardenal, recordando la línea trazada ya por Benedicto XVI.

“Cuando hay una afirmación sobre el origen divino de un fenómeno, las personas más entusiastas se sienten justificadas de acusar a los otros de no creer en estos fenómenos. Benedicto XVI nos invitó a no darles mucha importancia a estas declaraciones. Estas declaraciones tienen un carácter prudencial, para que los fieles puedan dar su apoyo con prudencia”, sostuvo.

Fernández hizo en ese marco un llamado a que los obispos puedan reaccionar a tiempo. “Llegando tarde puede pasar que los fieles no presten atención a lo que digan las autoridades”.

“Por eso hoy el Dicasterio no orientará el discernimiento hacia una declaración de sobrenaturalidad sino hacia una decisión prudencial, que puede ser definida en menos tiempo y orientar la acción pastoral de los obispos. Decidimos tener seis posibles conclusiones, porque mirando a la historia reconocemos una serie de situaciones diversas que se pueden colocar en estas seis posibilidades”, dijo sobre las nuevas categorías establecidas por las normas dadas a conocer hoy.

Sin Nihil Obstat

En ese punto, explicó que la declaración “más importante” de las ofrecidas por las nuevas normas, la de Nihil Obstat, “es la más importante e indica que no hay anda de contrario a la fe y a la moral y es posible adherir a estos fenómenos de manera prudente, aunque no es obligatorio”.

“Esta declaración permite al obispo agarrar todo lo que es positivo y utilizar la experiencia para el bien de los fieles. Se reconoce una acción del Espíritu Santo en medio de este fenómeno, sin declarar la sobrenaturalidad”, explicó.

Otra importante conclusión es el Prae oculis habeatur, repasó, que “significa que los aspectos positivos pueden ser apreciados pero hay cosas importantes que deben ser clarificadas y evitar las síntesis equivocadas del Evangelio”.

Hay que estar atentos si las síntesis son ´la Virgen dice que lo que importa es esto’, que a veces tiene más que ver con el fervor”, desarrolló.

Para Fernández, “a veces se revela que se debe prohibir o decir que el fenómeno no es sobrenatural. Esta afirmación puede ser hecha, es una de las posibilidades, pero solo cuando hay una prueba objetiva, concreta.”

Según explicó el purpurado, “la otra novedad es sobre el rol del Dicasterio, que antes controlaba el proceso pero pedía no ser nombrado y el obispo quedaba un poco solo para afrontar las consecuencias de las decisiones. Ahora el obispo puede decir que lo que hace es ‘de acuerdo’ con el Dicasterio. No es que se quiere solo controlar lo que hace el Espíritu Santo en su pueblo”.  

"Muchos santuarios tan frecuentados por los fieles han crecido sin problemas como devoción popular, no es que porque crece necesita sí o sí una declaración de sobrenaturalidad. En el último siglo no han sido más de seis las declaraciones", recordó.

MISERICORDIA EN LO ESPIRITUAL Y TAJANTES EN LO CIVIL Y JUDICIAL, ES ESTAR DENTRO DE LA CORRECCIÓN FRATERNA


col martell

 

Es legítimo que a toro pasado empiecen a recordar algunas personas signos y detalles que llamaban la atención de la comunidad de clarisas de Orduña. Eran críticas con el Papa Francisco pero es que a muchas comunidades religiosas el documento “Cor Orans” de 2018 no les gustó un pelo; eran piadosísimas, se pasaban más de la mitad de la misa de rodillas. Hasta en una ocasión un claretiano aprovechó a explicarles el sentido de las diversas posturas en la misa, invitándolas a alzarse sin miedo y a sentarse cómodas; si ya vivían en Derio, ¿por qué se fueron a Orduña?; Llevaban una vida muy activa, ajetreada incluso, y vivían con pasión las ventas de su repostería. Si a todo eso le sumamos la aparición de un benefactor anónimo para la operación de compraventa, que aún sigue en el anonimato parece ser; el deseo de perpetuarse en el cargo de la superiora; y la adhesión al carnavalero fascista, ya tenemos el boceto de todo este cuadro.

Por cierto y permítanme una digresión: si, salvo en carnavales, o quizá incluso en carnavales, ir disfrazado de Guardia Civil o de militar, es motivo de sanción, ¿por qué disfrazarse de obispo, fuera de los carnavales insisto, sin serlo, no es motivo de sanción? ¿No es acaso un delito de usurpación de identidad? Si hacerse pasar por médico sin serlo es un delito ¿hacerse pasar por obispo sin serlo? Ahí lo dejo.

Quizá esta historia haya sido providencial, y Dios sabe sacar bien del mal. De siempre se ha sabido que en el convento han acabado muchas personas con problemas de madurez, de identidad, de trastornos psicológicos, mayormente leves, pero que usando palabras y expresiones “mágicas” del vocabulario eclesiástico se han ido aceptando, confiando en el milagro de la mano de Dios para cambiar a las personas. 

Lo que pasa es que Dios, precisamente Dios, respeta como nadie a las personas, y son ellas las que tienen que poner los medios para cambiar. 

¿A qué palabras y expresiones me refiero? vayan aquí algunas: discernimiento, vocación, llamada de Dios, dirección espiritual,… Ahora las clarisas, o exclarisas, pueden usar esta terminología y dejar sus conciencias tranquilas porque: han llevado un largo discernimiento para conocer la voluntad de Dios y responder desde la verdad a su llamada. Siempre acompañadas de una dirección espiritual que han tenido que buscar hasta encontrar la paz de espíritu necesaria para seguir con su vocación. ¡Y se quedan más anchas que largas! ahí tienen ustedes la explicación del camino tomado. Ahora dígales usted que esto no es cosa de Dios sino del diablo. 

Es posible que haya llegado el momento de abrir el melón y hacer un DAFO a la vida consagrada para volver a poner en valor sus fortalezas y oportunidades desde el reconocimiento de sus debilidades y amenazas. Y para esto, doctores tiene la Santa Madre. Aunque la corrección fraterna de las hermanas y hermanos en la fe y en la comunidad y forma de vida contemplativa también es importante.

Creo sinceramente que desde la Iglesia, entiéndase el Arzobispado de Burgos, los obispados de Bilbao y Vitoria, o incluso Roma, además de los técnicos en materia espiritual que consideren ofrecer a estas mujeres deberían acertar primero en la figura de un mediador o mediadora cualificado, estoy pensando en otra persona de vida consagrada formada y empática para acceder a las religiosas de Belorado y Orduña; y tener en retaguardia a un equipo de psicólogos y quizá psiquiatras para recomponer el daño que ellas mismas se están haciendo y que otros les han llevado a cometer. 

Ayer apuntaba a la figura de Sor Verónica como posible mediadora.

Ello no quita para que las cuestiones económicas sigan su curso civil y judicial si es preciso y que se demanden las responsabilidades oportunas si se consideran probadas las negligencias e identificados los responsables. Porque hermanas sí, pero “primas” nunca. Puede haber sororidad, pero siempre hay líneas rojas que no se podrán cruzar.

Cuán diferente es la vida de fe cuando se convierte en “una forma de vida”, de cuando “tu vida depende de ello”. Dicho de otro modo, no es lo mismo creer en Dios y vivir tu vida, que tu vida dependa de cómo crees en Dios. Por eso una opción por una vida ligada a una institución religiosa marca sustancialmente tu libertad, ese bien tan preciado. 

Todos de alguna manera acabamos aceptando estar sujetos a algo y/o a alguien, de forma temporal o en una apuesta “de por vida”: la paternidad, el matrimonio o una unión de convivencia al nivel que sea, una opción laboral, o incluso hasta una amistad. Y por supuesto una opción de vida en comunidad con sujeción a unas normas y unos votos que incluyen la obediencia a tu superior. La vida religiosa estima en mucho la disciplina como valor clave del compromiso religioso, disciplina para con Dios y para con los hermanos o hermanas. 

Pero sin renunciar a ser uno mismo y a pensar por sí mismo. Ya lo ejemplificaba el vicario de Vida Consagrada hablando de lo sano que es la discrepancia a la hora de elegir una madre superiora.

Se parte de una renuncia ejercida con libertad, sí, pero renuncia al fin y al cabo a una parte de tu libertad. 

En ese marco de vida es donde el día a día puede ser un cielo o un infierno; una bendición o una maldición; una suerte o una desgracia, todo va a depender del entorno que te encuentres y de los límites que se respeten en las relaciones interpersonales, sobre todo entre superiores y sumisos a su poder. 

Cuando en los criterios de vida entran en juego cuestiones morales e ideológicas estas pueden condicionar a las personas hasta límites insospechados, y ahí es donde se cuelan hasta los abusos de poder que se apoderan del alma y del cuerpo de las personas que son víctimas. 

El convencimiento de “verdades” absolutas; el recurso a rituales y ritos recargados; la aparición de escrúpulos sobre cuestiones naturales y cotidianas; el radicalismo ideológico con el rechazo más absoluto al que no piensa como “nosotros”; todo va instalándose en la conciencia y en el subconsciente de la víctima hasta anularla como persona y convertirse en un instrumento al servicio del interés de otros, de los que ordenan su vida de principio a fin. 

Claro que existe la otra posibilidad, la de vivir una vida plena, libre, sujeta a unos hábitos y compromisos, pero desde la libertad, ser parte de una comunidad sin dejar de ser uno mismo. Pero todo lo anterior también existe y a veces sale a la luz. Por eso es muy importante tener una buena formación en materia religiosa, para saber discernir en esta vida y actuar con criterio propio, hasta para equivocarse. 

Frente a este tema desde otros conventos prefieren refugiarse en la oración, el silencio como consigna y el dejar hacer a las autoridades eclesiásticas. Pero más allá del morbo que atrae a los medios de comunicación, a muchos nos gustaría saber la verdad para entender, y, más tarde o más temprano habrá que abordar las debilidades que se viven en la vida monástica, que pueden acabar derivando en asuntos como el que nos ocupa, para defender precisamente sus fortalezas, que son las que presiden la mayoría de las comunidades de vida contemplativa. Pulmón de la Iglesia por su dedicación a una vida de oración y sacrificio, además de al trabajo que les permite vivir como el resto de los mortales. Y qué por cierto fue lo que les conminó a hacer Pío XII a las monjas de vida contemplativa.

 

Vicente Luis García Corres (Txenti)

Religión digital

JUNTO AL RÍO SECO


col koldo

 

Tente nublo, tente tú,

que más puede Dios que tú

guarda el pan, guarda el vino

para los hombres del camino;

En mi infancia tocaban a mediodía las campanas con esta musiquilla de fondo. Tiene mucho mensaje religioso y refleja toda una mentalidad. Pedir a Dios pensando que de Él depende que no haya tormenta. Dios —se pensaba— es quien puede detener las tormentas y los pedriscos. Lo mismo se intentaba con las rogativas para que lloviese. Y nos quedábamos todos contentos, porque estaba asegurada el agua. Normalmente no llovía. Tampoco la fe era muy grande pues no llevaban paraguas…

En el tema del campo hemos cambiado mucho de actitud. Como la maquinaria, los artilugios, han avanzado tanto, ya no recurrimos a Dios porque lo resolvemos con el regadío, las redes, los cohetes anti tormenta… Sin embargo, hay otros muchos campos en los que seguimos necesitando ayuda para resolver los problemas.

Pero ha cambiado tanto la mentalidad religiosa, que ni en la gran sequía hacemos rogativas. Y mucho menos usamos la plegaria contra el prójimo como hemos hecho a veces.

“María Magdalena, santa de gran poder

Si viene alguna tormenta y no la puedes detener

mándasela a los de (pueblo anejo), que son de mal proceder”.

Las personas del campo se encuentran en grave situación y parece de muy difícil solución. No hay agua, no llueve. ¿Qué podemos hacer?

Tres actitudes me parecen importantes:

1. Aprovechar el agua que ya hay y usarla con criterio. No desperdiciarla, No podemos regar las viñas y luego tener otras fincas que podamos en verde.

2. Descubrir nuevas alternativas —para eso tenemos la inteligencia que Dios nos ha dado

Me extraña que con tantos inventos, no hayamos descubierto aún los métodos para conseguir agua más allá de los pozos. ¿No tenemos agua en abundancia enorme en los mares?

3. Solidaridad y saber compartir el agua con generosidad.

Ahí van unos principios: Innovar en la gestión del agua... Alta tecnología en el sector agrícola... Consumir lo necesario... Reducir el agua no controlada... Aguas regeneradas… Agua subterránea... Evitar la quema de vegetación... Reforestación… Ojo a las piscinas…

Veo que hoy están de nuevo nuestros pantanos llenos. Pero no esperemos a momentos de sequía absoluta para lamentarnos y buscar soluciones. Es momento de trabajar esta realidad.

La fe auténtica me lleva a luchar por resolver los problemas: evitando las causas de la sequía, aprovechando razonablemente el agua que hay y no gastarla irracionalmente.

A Dios rogando y con el mazo dando.

 

LA FE RADIANTE DE DIETRICH BONHOEFFER (III)


col zapatero

 

Rose-Marie Barandiaran¿No es gracias a la retirada de Dios” que el hombre se deja alcanzar por él? ¿Por qué entonces le invocamos en nuestros dramas?

¿Por qué separamos lo profano de lo sagrado? Jesús no era un sacerdote. Era simplemente humano. Si nos tomamos en serio los sufrimientos de Dios, si velamos con Jesús en Getsemaní, ¿nos ayudará eso a ser y seguir siendo cristianos?

José Arregi: La metáfora del “retiro” o del “retraimiento” es muy evocadora. Pero no podemos entenderla ni en el sentido teísta (“Dios”, una vez creado el universo, se retira de él, y solo interviene ocasionalmente: milagros, revelación, encarnación…), ni en el sentido deísta (“Dios”, una vez creado, se retira del todo y se vuelve un “Dios ocioso”, pasivo, idea que se encuentra ya en Aristóteles y culmina en el deísmo ilustrado de Voltaire, Rousseau y Montesquieu). La metáfora del “retirarse” de Dios habría que interpretarla más bien en el sentido del tzintzum de la Cábala judía: la creación significa que el Infinito se retira o se “estrecha” como la madre que dentro de sí “hace sitio” a la criatura que crece dentro de ella. Esta idea la han desarrollado en nuestros días autores como, por ejemplo, el rabino Marc-Alain Ouaknin, el filósofo Hans Jonas (cuya madre desapareció en Auschwitz) y el teólogo Jürgen Moltmann. Es revelador que el término hebreo bará, utilizado por el relato del Génesis para decir “crear”, significa “separar”. Crear significa “separar”, en el sentido de hacer sitio… dar lugar. “Dios crea el mundo como el mar la playa: retirándose”, escribió el poeta Hölderlin.

Pero esta imagen del retraimiento divino fácilmente evoca todavía una imagen dualista, pues la madre y el niño, como el mar y la playa, son dos. Dios y mundo no son dos (ni uno formado de dos partes, ni “uno y lo mismo” en contraposición a dos). Dios es –no podemos utilizar sino unas pobres metáforas– el Corazón de todo lo que es, el Fondo, el Fuego, el Aliento que inspira, la creatividad que todo lo mueve y relaciona… No tiene, pues, sentido, “rezar” para que “Dios” acuda a socorrernos. Cuando nos volvemos al fondo de nosotros mismos y nos inclinamos compasivamente haciéndonos prójimos de la persona herida, entonces realizamos lo divino que somos, Dios se manifiesta y crece como lo mundano y humano más profundo, como la posibilidad mejor del mundo. Dios no es alguien que pueda acudir a socorrernos, sino nuestro fondo mejor, lo profundo y más real de nuestro ser, que podemos ir despertando. Así es como oraba, por los mismos años y en circunstancias similares a las del teólogo Bonhoeffer, una agnóstica mística, Etty Hillesum, 8 años más joven que él: “Tú no puedes  ayudarme, pero yo te ayudaré, Dios mío. Y será la forma de que tú me ayudes”.

RMB: Intento comprender: el Dios infinito (¡y plural!) se contrae para hacer sitio a la creación, hace el vacío, lo que me hace pensar en: "la tierra era tohu y bohu, una oscuridad sobre el abismo, pero el soplo de Elohim se cernía sobre la faz de las aguas". Gen 1:2

Podríamos añadir: el movimiento de las olas se preparaba para acoger "la alteridad del mundo". Cuando Dios se retiró, dejó tras de sí algunas emanaciones de su luz, que podrían ser elementos de misericordia a los que podríamos agarrarnos para construir un mundo mejor. El hombre no es intrínsecamente bueno, pero puede llegar a serlo, es una elección. Esta versión me parece más interesante que la del pecado original y da un nuevo sentido a la crucifixión de Jesús...

J.A.: La realidad, toda ella, es divina, en todo aquello que la realiza para el bien común. Jesús fue divino en su humanidad compasiva, solidaria, comprometida. Cuanto más humanos somos, más divinos (libres y buenos, buenos y felices, sanos y salvos) nos volvemos.

Por eso, el “sufrimiento de Dios” del que habla Bonhoeffer no podemos entenderlo como sufrimiento de un “Dios” distinto y extrínseco al mundo; sería volver incurriendo así en un burdo teísmo dualista. El “sufrimiento” de Dios es el sufrimiento del mundo en su centro o su corazón –hecho de poder y de paciencia, de esperanza activa, de acción movida por el aliento–, el sufrimiento del mundo en busca de su plena realización común.

Así es como entiendo la vida de Jesús, imagen y anticipo (no único ni perfecto) del Cristo cósmico en devenir en todos los seres. Esto nos lleva más allá del teísmo y del deísmo, pero también más allá del ateísmo positivista.

R.M.B.Hubo un tiempo en que la Iglesia era todopoderosa en casi todos los ámbitos. Hoy, ¿qué haría falta para que el discurso de la Iglesia sonara a verdad?

Según Dietrich, "el poder va en contra de la conversión y la purificación".

¿No hay otras formas de vivir con sabiduría y bondad?

J.A.: Bonhoeffer se preguntó siempre, y sobre todo en sus dos años de prisión, sus últimos años, acerca del lugar de la Iglesia en un mundo arreligioso, y acerca de la forma que debiera adoptar en este mundo. Es decir, sobre la forma de la Iglesia llegada a su “edad adulta”. Cuando llegue, afirma, “el rostro de la Iglesia habrá cambiado por completo”. Pero tampoco tuvo tiempo para concretar y sistematizar los rasgos de ese rostro adulto de la Iglesia. A pesar de ello, los criterios fundamentales para caminar hacia esa realización adulta son claros. Por ejemplo:

1) Que deje de considerarse “privilegiada en el plano religioso”, que “pertenezca plenamente al mundo”; 2) Que no se presente como mediación necesaria entre Dios y la sociedad, la humanidad; 3) Que cese de predicar la necesidad humana de Dios para así reafirmar la necesidad de sus servicios religiosos; 4) Que no busque su lugar allí donde fracasa la humanidad, sino “en medio de la aldea”, como Jesús, allí donde se juegan los gozos y los dramas, las fiestas y las luchas de la gente; 5) Que no ofrezca doctrinas, creencias y normas, y cuánto menos con pretensión de poseer el monopolio de la verdad y del bien; que, por el contrario, ofrezca una humilde palabra y testimonio sobre la Palabra de la reconciliación, de la misericordia, de la liberación, e infunda así inspiración y alma para vivir; 6) Que hable de Dios de otra forma, “mundanamente”; 7) Que no se ocupe de su propia autoconservación como institución, sino de su profunda transformación, y sobre todo de la profunda transformación del mundo; 8) Y la primera condición: que abandone el registro del poder, del dominio, de la superioridad; que, para ello, haga desaparecer en su organización interna todo vestigio clerical y jerárquico (que no faltan en las iglesias protestantes y anglicanas, aunque sean mucho más leves que en las Iglesias católica romana y ortodoxa).

Tales criterios de fondo plantean preguntas que el joven teólogo encarcelado y ejecutado no pudo abordar teórica ni prácticamente, por ejemplo: en un mundo sin religión y en un “cristianismo arreligioso”, para unos cristianos "arreligiosos” y “mundanos", ¿qué podría significar, qué objetivo podría proponerse todavía, qué forma concreta podrían adoptar la comunidad eclesial, la parroquia, el templo, la predicación, la liturgia…? ¿Debería acaso desaparecer todo espacio comunitario para la oración y la reflexión, o todo espacio personal para la interioridad y la meditación inspiradas por la tradición cristiana de impronta “religiosa” y “teísta”? Son cuestiones vivas que se nos plantean todavía hoy, pues el cristiano es una persona social y toda comunidad viva, como todo viviente, necesita una forma. No son las cuestiones más importantes, pero no son desdeñables para muchas cristianas y cristianos en transición hacia una tierra desconocida para las religiones tradicionales.

R.M.B.¿De qué debe vivir la Iglesia para ser testigo auténtico del mensaje del que es depositaria? Dietrich llega incluso a decir que "la Iglesia es realmente Iglesia cuando ayuda a los no religiosos". "Cristo puede ser el señor de los no religiosos!”

J.A.: Se me presentan preguntas y perplejidades similares a las que acabo de formular: ¿de qué y para qué debe vivir la Iglesia en un mundo mayor de edad, “arreligioso”?  Ni ella misma puede ya seguir creyendo en un “Dios tutor”, ni profesando creencias hoy absurdas, o practicando extraños ritos medievales o milenarios, ni secundando normas morales obsoletas (por ejemplo en el campo del género y de la orientación sexual, de la sexualidad en general, del origen y fin de la vida…). Nada de eso puede ofrecer si quiere ser sal, levadura, aliento para la inmensa mayoría de las mujeres y hombres de hoy alejados de esas creencias y prácticas religiosas. Dietrich Bonhoeffer escribió con razón que la religión (creencias, ritos, códigos) no es más que es un ropaje histórico, cultural, prescindible.

Las cristianas y los cristianos de hoy, a título individual y comunitario, deberán dejar toda letra que mata y vivir del espíritu, que es respiro, amplitud, vida. Vivir la gracia y la liberación del Evangelio de Jesús releído en nuestros lenguajes y paradigmas de hoy. Y de lo que viven ellas/ellos mismos deberán ofrecer a todos los demás – cristianos o no cristianos, religiosos o no religiosos, indistintamente –, y ello por pura responsabilidad y sin sentimiento alguno de superioridad sobre nadie. Recibiendo de los demás y ofreciendo a los demás espíritu, vida, aliento, inspiración para una transformación personal y política profunda. Está en juego la vida común de la humanidad y del planeta.

Para ello, la Iglesia puede y debe prescindir de todo lenguaje y de toda forma religiosa que hoy carezca de sentido, allí donde carezca de sentido. Pero, en principio, no hay por qué desdeñar ninguna fuente de inspiración, religiosa o laica –tampoco, por lo tanto, la fuente cristiana–, pues la inspiración profunda y el agua son las mismas. El Espíritu alienta en todos los seres. A uno puede inspirarle el gregoriano o Bach, a otro el jazz o Dalida.

¿Deberá la Iglesia despojarse de los evangelios, de sus “mitos” fundacionales (el Cristo sanador, la Cena pascual, la Cruz solidaria, la resurrección del Crucificado, el Pentecostés universal…), de todas sus escrituras, símbolos y ritos? No necesariamente. Bonhoeffer mismo, a pesar de toda su crítica de la religión y de su insistencia en el carácter “arreligioso” del mundo y del propio cristianismo, ni antes ni después de su arresto renunció a todas las formas y expresiones religiosas de su fe en el “Dios centro de la realidad” y en el “Cristo de los no religiosos”. De hecho, en el patíbulo, ante la horca, se arrodilló y rezó…

Dígase lo que se diga, Jesús fue religioso y teísta. Eso sí, enseñó a no poner por encima de la vida ningún ninguna “tradición humana” (Mc 7,8) (y todas las creencias, ritos y normas lo son). Lo único absoluto de Jesús fue la confianza profunda, la comensalía abierta, la compasión sanadora, la solidaridad liberadora, ser “para los demás”. Y así es también “señor de los no religiosos”: no significa de ningún modo que los no religiosos estén sometidos a su poder, sino que también por él pueden ser inspirados para una vida más bondadosa y bienaventurada.

(Continuará)

 

Rose-Marie Barandiaran – José Arregi

(Publicado en GOLIAS Magazine 211, julio-agosto 2023, pp. 26-28)

UN NUEVO MODO DE SER IGLESIA


col koldo

 

Mi amigo Juanjo Irala me recuerda y comparte una noticia que apareció en la revista diocesana de Bizkaia (Alkarren barri) en noviembre de 2021. ¿Y dónde está la novedad en mayo de 2024? Pues sencillamente, en que dicha noticia resulta más actual si cabe que entonces. Voy a explicarme:

Dicha reseña informaba del paso por Bilbao de Rafael Luciani, miembro de la Comisión Teológica del Sínodo de la Sinodalidad, invitado por el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bizkaia para la conferencia inaugural del curso pastoral 2021-2022. Lo que mantiene su actualidad es que centró su disertación en la necesaria “conversión personal de las mentalidades” junto a la necesaria “conversión de las estructuras” eclesiales “para que la participación y corresponsabilidad de todos pueda ser efectiva y no solamente afectiva”. Conversión necesaria de las actitudes y las instituciones.

Noticia es también que las dos páginas que trataban del tema han pasado más bien desapercibidas, en cuanto al avance en la construcción de ese nuevo modo de ser Iglesia. Luciani desgranó los principales significados que supone esta formidable apuesta del Papa Francisco por una Iglesia renovada, en medio de tantas reticencias y ausencia de liderazgo que el Papa pidió a los obispos en el interregno hasta octubre, cuando se celebre el Sínodo de la Sinodalidad. Se ha estancado la reforma principal, la del corazón, para que sea efectiva la reforma institucional consiguiente.

Ahí van las pistas sinodales que dejó entonces Rafael Luciani, que se me antojan más acuciantes ahora que en 2021: 

1. Renovada recepción del Concilio Vaticano II. La sinodalidad va más allá de una reorganización estructural. Apunta también a cómo queremos caminar, a la manera de comunicarnos, las dinámicas organizativas y repensar las estructuras eclesiales.

2. Nuevo modelo institucional de Iglesia. En este reto debemos participar todos y todas.

3. Otro modelo de ser, de vivir y de operar en la Iglesia: responde a una espiritualidad que debe calar en las actitudes en el modo de operar en la Iglesia. Lleva implícita una dinámica de reaprender.

4. Reforma de las estructuras eclesiales: el modelo clerical institucional es un problema sistémico estructural. Estamos ante una patología del poder eclesial.

5. La corresponsabilidad pasa a ser esencial, y no auxiliar. Se recupera el concepto de entender el Pueblo de Dios como totalidad. En consecuencia, todos tendremos deberes y derechos por el Bautismo a partir de consensos y de la mutua comprensión entre diferentes.

6. La escucha recíproca. También aquí todos tenemos algo que aprender.

7. Repensarnos desde nuestra realidad teológica y cultural local. Existen 3 maneras de construir sinodalidad en lo local: a) La escucha comunitaria de la palabra y la celebración de la Eucaristía. b) Adaptación de las estructuras para avanzar hacia la sinodalidad. c) Consulta en las parroquias para discernir y tomar decisiones.

8. Tomarnos en serio que la Iglesia pertenece a todo el pueblo de Dios. La autoridad, pues, de servicio, que debe ser ejercida en el marco de la sinodalidad para una Iglesia fecunda y unida.

Releo los contenidos y, efectivamente, parece inexplicable que semejante llamada en 2021 parezca casi novedosa a mediados de 2024. Fue en Bizkaia, pero podía haber sido en cualquier otra diócesis. Pues que estas reflexiones sirvan para dar pasos hacia la sensibilización que propicie otro modo de ser y vivir eclesial. Nos jugamos la evangelización, también en lo local.

No hay mejor noticia, me parece, que podamos trabajar en el marco de la fiesta de Pentecostés.

ESTO NO ME GUSTA DE LAS DECISIONES EN LAS ORGANIZACIONES ECLESIALES


col kowalski

 

Cada vez que intentamos suplantar, acallar, ningunear, ignorar, reducir a pequeñas elites al Pueblo de Dios en su totalidad y diferencias, construimos comunidades, planes pastorales, acentuaciones teológicas, espiritualidades, estructuras sin raíces, sin historia, sin memoria, sin cuerpo, en definitiva, sin vida. Desenraizarnos de la vida del pueblo de Dios nos precipita a la desolación y perversión de la naturaleza eclesial. La lucha contra una cultura del abuso exige renovar esta certeza.1

Papa Francisco

El Papa Francisco, durante su visita pastoral al norte de Chile en enero del 2018, pasó por un mal momento a raíz de las fuertes expresiones públicas de rechazo en relación con los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes. Posteriormente a este suceso, ha aparecido de manera muy clara la relación que Francisco establece entre esas violencias y la ausencia de participación, cuestionamientos y controles del poder dentro de las organizaciones eclesiales. El papa, por su parte, no considera que se trate simplemente de casos aislados de violencia, sino como un problema estructural de la Iglesia. Al realizarse las investigaciones sobre dichos casos, lo conmovieron el dolor de las víctimas como también los silencios y las complicidades de quienes ocultaron o no dieron curso a las denuncias. Como consecuencia del encubrimiento, han dejado en manos de pocas personas, sin ningún tipo de control, las decisiones que solo perpetuaron la violencia y el dolor.

A través de experiencias y conocimientos propios en las ciencias sociales, he coincidido con esa visión sobre la pedofilia en la Iglesia.2 Las violencias contra la intimidad, que nos conmueven y repudiamos, constituyen la punta de iceberg de actitudes y prácticas que avalamos cotidianamente. Por eso, entiendo que el problema de la violencia sexual no es moral, sino político, producto del llamado patriarcado entendido como un sistema político disfrazado de religión, moralidad o costumbres, detrás del cual hay un orden de prestigio y valor jerárquico que sostiene relaciones de dominación. Una forma de desigualdad legitimada en el valor superior de algunas personas”.3 En la actualidad, Segato se refiere a este sistema como “dueñidad”, es decir, un orden de adueñamiento y señorío concentrado en las instituciones cual verdaderos territorios, donde hay quienes atesoran el poder de decisión sobre la vida y la muerte de otras personas, y aun sobre la naturaleza.

De ello no escapan las organizaciones eclesiales: sucede cuando algunos pocos se apropian de la capacidad de decidir sobre la verdad o el error, sobre lo que corresponde hacer o no, sobre la legitimidad de pertenecer, como también al representar la opinión en voz de pocos o al gestionar sobre todos sus miembros y bienes.

En la carta que Francisco dirige al pueblo chileno, el papa concluye invitando a que la Iglesia como pueblo fiel de Dios nos interpele, “donde todos saquen el carnet de mayores de edad... y tengan el coraje de decirnos ‘esto no me gusta’… ‘por este camino no va’, donde todos digan lo que sienten y piensan y se involucren en una Iglesia sinodal que ponga a Jesús en el centro”. Coherente con el sentido en el que ha centrado su misión, no plantea nada nuevo; solo busca “re-cordarnos” De las decisiones en las organizaciones eclesiales. Alicia Torres Secchi (volver a pasar por el corazón) el Concilio Vaticano II y las aperturas de las conferencias episcopales posteriores. Invita a caminar todos juntos como familia con diversos dones, pero con una sola categoría y con igual dignidad de cristianos. Convoca a todos los bautizados a concretar una conversión pastoral personal y comunitaria, una reforma en la autoconciencia, en las relaciones de igualdad, autoridad, estructuras y mecanismos que ayuden a transparentar a Cristo y su Reino de paz y justicia con mayor claridad.

Existen maravillosas experiencias y testimonios que en ese camino nos iluminan y dan esperanza de que es posible otra Iglesia. Sin embargo, ellas están invisibilizadas por una praxis generalizada donde la mayoría de los espacios institucionales son territorios con dueños. Allí predominan relaciones de dominación con base a un orden de prestigio y valor jerárquico de los ministros ordenados junto a algunos laicos amigos o clericalizados, legitimados por su asiduidad en la vida interna de las parroquias. Es un modelo eclesial hegemónico que discrimina, ignora o niega el valor a ser escuchados y participar en el corazón de la Iglesia a millones de cristianos que viven su fe en los márgenes de ella, que intentan construir a contracorriente relaciones de fraternidad y solidaridad en el espacio familiar y social.

Mientras las comunidades parroquiales, ONG, colegios o instituciones que se identifican como cristianas sean organizaciones cerradas, dirigidas por pocas personas —por santas o iluminadas que sean—, sin ningún tipo de control ni necesidad de fundamentar decisiones sobre el manejo de las personas o bienes, la Iglesia seguirá desenraizada de la vida del pueblo de Dios. Mientras dichos espacios carezcan de normas y testimonios de conducciones en equipo, donde todos sus integrantes encuentren oportunidades de expresar diferencias sin temor a represalias, mientras no existan en ellas dispositivos y prácticas para construir unidad en la diversidad a pesar de los conflictos, la Iglesia continuará reproduciendo violencias y negando a Cristo.

La Iglesia no está llamada a ser una organización democrática; sus ministros no son representantes del pueblo de Dios, solo deben estar a su servicio. En efecto, “quienes tienen responsabilidad en la Iglesia deben asegurar el libre intercambio de discursos y opiniones diversas y legítimas en la comunidad y emitir normas que favorezcan las condiciones para ello”.4

Francisco, en la carta mencionada, nos pide que expresemos lo que pensamos y sentimos. Por eso, décadas de experiencia en espacios eclesiales, con cientos de historias de buenos cristianos que se alejaron por no tener cabida en ellos, me animan a decirle que, si la reforma de sí misma es esencial al proyecto misionero de una Iglesia en salida, al servicio de las personas —particularmente las más desfavorecidas—, si esa es la misión, entonces, “por este camino no se va”.

Anisacate, mayo de 2024 aliciatorres_t@hotmail.com De las decisiones en las organizaciones eclesiales.

Alicia Torres Secchi

 

Segato, R. (2008). La Nación y los otros: raza etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de política de la identidad. Prometeo.

Segato, R. (2008). Contra pedagogías de la crueldad. Prometeo.

1 Papa Francisco (31 de mayo de 2018). Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile.

2 Torres, A. (2023). Aportes para las iglesias sobre pedofilia. Fe Adultahttps://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/14922-aportes-para-las-iglesias-sobre-la-pedofilia.html

3 Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Prometeo.

4 Comisión Teológica Internacional (2014). Sensus Fidei

FELIZ PASCUA DE PENTECOSTÉS. EL LENGUAJE DEL AMOR


col anso

 

"Estupefactos y admirados decían: ¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros los oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos hablar en nuestra lengua las maravillas de Dios". (Hech 2, 7-11)

Esto sería hoy día un verdadero chollo, si nos atenemos a la sociedad en que vivimos, tan ocupada y preocupada por aprender un idioma con el que poder comunicarse con los millones de personas que habitamos un planeta global y globalizado. Para explicar lo ocurrido, según la narración del libro de los Hechos, la Iglesia y la teología se apresuraron muy pronto a denominarlo como "don de lenguas" o "glosolalia", atribuido al Espíritu Santo. 

No tengo nada que decir respecto a ello. Pero, a mí me resulta más fácil buscar otro tipo de explicación más en consonancia con el propio Evangelio. Aunque me temo que esto no sea suficiente para que alguien deje de considerarme incrédulo o descreído, cuando menos.

No sé si es o no oportuno, en este momento, pero se me antoja traer a colación el pasaje del Evangelio en el que Jesús responde a los enviados por Juan Bautista a preguntarle si era él quien había de venir o debían esperar a otro. No sé si llegó a pensar Jesús en aquel momento en posibles palabras o discursos con que poder convencerlos. Pero, por lo que parece, tuvo enseguida muy claro que: o se convencían por las obras o, de no ser así, las palabras acabaría llevándoselas el viento. “Decidle a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, etc., etc.”.

No le demos vueltas: el lenguaje de las obras es el que ha entendido y sigue entendiendo todo el mundo desde siempre. “El preferido, precisamente, por los pobres y sencillos, por los que Jesús daba gracias al Padre”. Porque aquellas cosas “reveladas por el Padre a los pobres y sencillos” no eran, precisamente, verdades indescifrables que solo se pueden entender desde la mente, sino obras de amor que únicamente llegan a comprender quienes, desde su pequeñez, han descubierto que la bondad no es una cualidad del intelecto, sino del corazón. El propio Jesús llegó a decírselo a los judíos “Si no creéis lo que os digo, creed las obras que hago”.

Creo que nadie pone en duda que, si bien es verdad que el descrédito de la Iglesia ha venido provocado por sus escándalos y actuaciones contrarias al Evangelio, su credibilidad ha venido por lo mismo, pero en sentido contrario: por la práctica de las obras de misericordia. Nunca por los sermones, prédicas ni discursos, por muy bien trazados que estuvieran.

Hoy es Pascua. Concretamente la segunda, si nos atenemos al tiempo, o la granada, si es en los frutos en lo que nos fijamos. Y, como Pascua, pienso que es una nueva oportunidad para brindar por el amor y por la vida y, a la vez, para felicitar a quienes se esfuerzan por hacer de estas dos realidades, en sus diversas acepciones, el lenguaje universal de la humanidad. Una felicitación en la que el Espíritu sea el motivo central de la misma.

Feliz Pascua, en primer lugar, a todo lo que vive, se mueve y revolotea por el cosmos, pues es el aliento del Espíritu quien les infunde esta capacidad de existir. Pero, de manera especial, Feliz Pascua, a todos los hombres y mujeres que habitan dicho cosmos y que, empujados por el/la “ruah de lo alto”, bufan siempre en la misma dirección, que no quiere decir, ni mucho menos, en la única. Un bufar en forma de diálogo abierto y sincero; de comprensión mutua y de respeto por la diferencia que enriquece.

Feliz Pascua, a quienes se convierten en consuelo para quienes sufren. Aunque ello les suponga renunciar a su confort o, simplemente, decidir no mirar para otro lado, como si aquella historia no fuera con ellos o no fuera un problema que les afecta.

Feliz Pascua, a quienes aportan un poco de sensatez en medio de tanta obcecación y locura; un poco de luz a quienes se encuentran sumergidos en medio de unas tinieblas que les impiden vislumbrar salida a su situación o un mínimo de motivo para continuar caminando.

Feliz Pascua, a quienes han desechado de sus vidas la imagen de un Dios temible por su poder y su fuerza, para optar de manera decidida por el abbá que presenta Jesús en el Evangelio.

Feliz Pascua, finalmente, a todas y todos cuantos consideran que la piedad no es una sensiblería interior ni algo propio de una religiosidad ñoña y trasnochada, sino la puerta por la que se accede a la verdadera compasión y misericordia.

¡Ven, Espíritu, Ven!

¡FELIZ PASCUA DE PENTECOSTÉS!

FRANCISCO: "LOS CRISTIANOS NO NOS RENDIMOS, CONTINUAMOS HABLANDO DE PAZ A QUIEN QUIERE LA GUERRA, DE PERDÓN A QUIEN SIEMBRA VENGANZA"


col arregi

 

Sin apenas gestos de cansancio después de la intensa jornada vivida ayer en Verona, el Papa Francisco presidió en una basílica de San Pedro, con obras en el Baldaquino de Bernini, la festividad del domingo de Pentecostés. En su homilía, Bergoglio destacó dos aspectos de la acción del Espíritu Santo, "la fuerza y la amabilidad".

Así, para Francisco, "la acción del Espíritu en nosotros es fuerte, como lo simbolizan los signos del viento y del fuego", evidenciando que "sin el poder de Dios (...) nosotros, solos, nunca podremos derrotar el mal ni vencer los deseos de la carne". 

"¡Cuánto daño y cuánto sufrimiento causan estos comportamientos! Y se necesita fuerza para quitarlos del medio, como cuando en un jardín hay que cortar un árbol peligroso o arrancar un denso matorral de maleza", recalcó el Papa, quien reivindicó la fuerza del Espíritu para transformar la lucha "en ocasiones de crecimiento, en crisis benéficas de las que podemos salir mejores, más fuertes, capaces de amar con mayor libertad". 

A su vez, la actuación del Paráclito, resaltó el Papa, "es amable", delicado, que "se posa suavemente, en forma de llamas, sobre la cabeza de cada uno". "Amable, respetuosa, delicada: así es la obra de reconstrucción que el Espíritu realiza en nosotros. No entra en escena como un justiciero o un vengador, sino como “dulce huésped, consuelo, descanso, conforto”, para hacer crecer y madurar en nosotros sus frutos, que son la alegría, la paz, la bondad, la fidelidad".

"El Espíritu Santo actúa en nosotros de esta manera: como una presencia fuerte pero amable", resaltó el Papa, quien recordó cómo "el día de Pentecostés nace en los discípulos un incontenible impulso misionero, y con él, el deseo y la capacidad de anunciar el Evangelio y de hacerse comprender por personas de lenguas y culturas diferentes." 

"Y esto vale también para nosotros, que hemos recibido el don del Espíritu Santo en el Bautismo y en la Confirmación", advirtió Francisco, quien pidió anunciar el Evangelio "con fuerza, no con prepotencia e imposiciones, ni tampoco con cálculos y engaños, sino con la energía que proviene de la fidelidad a la verdad, esa que el Espíritu inculca en nuestros corazones y hace crecer en nosotros".

"Por eso no nos rendimos, sino que continuamos hablando de paz a quien quiere la guerra; de perdón a quien siembra venganza; de acogida y solidaridad a quien cierra las puertas y levanta barreras; de vida a quien elige la muerte; de respeto a quien le gusta humillar, insultar y descartar; de fidelidad a quien rechaza todo vínculo y confunde la libertad con un individualismo superficial, opaco y vacío", clamó Bergoglio.

No dejarnos atemorizar

Todo ello, añadió, "sin dejarnos atemorizar por las dificultades, ni por las burlas, ni por las oposiciones que, hoy como ayer, no faltan nunca en la vida apostólica". "No olvidemos esto, todos, todos, todos", improvisó, "a buenos y malos, todos". 

"Todos nosotros, hermanos y hermanas, tenemos mucha necesidad de esperanza, que no es optimismo, es otra cosa, necesitamos elevar los ojos hacia horizontes de paz, de fraternidad, de justicia y de solidaridad", finalizó Francisco, admitiendo que "lamentablemente, a menudo no resulta fácil; es más, a veces se presenta tortuoso y cuesta arriba. Pero nosotros sabemos que no estamos solos; sabemos que, con la ayuda del Espíritu Santo, con sus dones, podemos recorrerlo juntos y hacerlo cada vez más transitable también para los demás".

 

Jesús Bastante

Religión digital

TRINIDAD. BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO (Mt 28,16-20)


col labrador


A mediados de los años noventa, leí un texto sorprendente de la teóloga brasileña Ivone Gebara. El comentario del evangelio de hoy es fiel a esta intuición profética.

Hablar de la Trinidad como Padre, Hijo y Espíritu Santo es algo conceptual,  abstracto, es un discurso en el que nos quedamos dándole vueltas pero no nos hace avanzar. Estos significados forman parte del dinamismo de la vida, cambian, se transforman y se adaptan a las nuevas situaciones a las que nos enfrentamos. Las relaciones: “tres personas distintas y un solo Dios”, que aprendimos de nuestros antepasados y tradiciones, podemos afirmarlas de otra manera de acuerdo con nuevas percepciones e intuiciones. Se trata de superar una visión jerárquica y teocéntrica del mundo para avanzar en profundidad.

Hablar de la Trinidad en esos términos nos remite a “códigos cifrados”, es decir, formulaciones que requieren ser abiertas y traducidas de nuevo. Son símbolos que se refieren a las experiencias de la vida que han sido olvidados o absolutizados, dentro de una teoría eminentemente masculina y que no conecta con nuestras experiencias de vida; por eso debemos hacer un esfuerzo de comprensión e interpretación diferente.

Una teóloga norteamericana[1], decía con ironía, que hemos reducido la Trinidad “a un anciano, un hombre joven y un pájaro”. Se trata de recuperar una experiencia de Dios más honda para que aflore su extraordinaria riqueza. Es preciso captar cuál es la experiencia fundamental que subyace de la afirmación cristiana de que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta perspectiva crítica no significa el menosprecio de nuestro pasado cristiano que, a pesar de las limitaciones y condicionantes humanas, ha intentado establecer relaciones de justicia, amor y misericordia entre pueblos y personas.

Es sabido que el número tres indica pluralidad; es símbolo de inagotable riqueza y universalidad. La vida es múltiple, diversa, creativa y en constante evolución. De ahí la simbología de la multiplicidad/unidad.

Pero, ¿a qué experiencia humana corresponde el discurso sobre la Trinidad?[2]

Cuando ahondamos en nuestra experiencia religiosa utilizamos un lenguaje y unas expresiones aprendidas de las que nos da mucho miedo prescindir pero que tienen poco que ver con las cosas de cada día. El reto está en expresar de forma sencilla y comprensible las experiencias que son realmente significativas para nuestra vida. En ellas es donde se expresa nuestra fe, nuestros amores y anhelos más profundos, nuestro compromiso, nuestra solidaridad. Suponen también reconocer el sufrimiento, la discriminación, la competitividad, la lucha por la supervivencia, el dolor de la diferencia, la ambición y los obstáculos que vamos poniendo en las relaciones humanas levantando barreras de todo tipo. Esa es nuestra experiencia.

A partir de ella imaginamos a Dios como diferente, superior a esa limitación que nos constituye. Buscamos un Dios Uno que unifique toda esa diversidad que nos desborda. La Trinidad es expresión de la dolorosa historia humana pero es una Trinidad unificada, como si fuese el deseo de armonía y comunión con todo lo que existe, como si fuera la expresión del mundo transformado en el cual toda lágrima será enjugada y finalmente Dios, o sea el Uno, el Amor, será todo en todos.

Por eso es preciso dar la vuelta a nuestra experiencia cotidiana para verificar en ella el fundamento de nuestra imagen de Dios. La Trinidad que amamos y veneramos nace de nuestra propia experiencia humana, de nuestras entrañas, aunque sea infinitamente mayor que ella. No es algo que está fuera de nosotros. Existimos en ese gran misterio divino explicitado en múltiples facetas lo que conocemos es sólo lo que experimentamos e intentamos interpretar buscando su sentido, su significado. En otras palabras, somos diversas manifestaciones de una única consciencia Divina. Presentimos una profundidad infinita, sin fondo. A ese fondo inagotable de nuestro ser se refiere la palabra Dios Trinidad.

Dios significa la fuente de nuestro ser, la profundidad última de nuestra existencia, el alma, la conciencia. En el fondo íntimo de cada persona se experimenta una apertura de su “yo” a un “tú” personal y al “nosotros” que surge de ese encuentro. Así llevamos impreso en el fondo de nosotros la imagen de la Trinidad. Lo que percibimos en nosotros/as no es sino un pálido reflejo de Dios, somos sus hijos e hijas y llevamos una señal que es  trinitaria. “Nosotros/as no generamos la Luz, solo somos los rayos de ese gran Brillo” (K. Gibran).

Nos sabemos habitados y sustentados por una Presencia, por la permanente acción creadora de Dios en nuestro mismo ser. Es un presente que todo lo llena, todo lo abarca. Lo contemplamos desde la perspectiva del amor, del encuentro que nos nutre, que nos impulsa a experimentarle como familia, comunidad, don de sí, fuente de vida y de gozo, es Trinidad: Padre-Madre, Hijo y Espíritu Santo.

Todo ello me aleja de la tentación de crearme un Dios a mi medida, a mi antojo, que no me complique demasiado la vida, que no me cuestione mis propios argumentos, mis creencias… Dios Trinidad es vida, movimiento plural. No es un concepto abstracto, alejado de mi realidad, de nuestros anhelos más profundos, no es algo estático, inmutable. No es un ser separado sino el Misterio inefable que todo lo llena y en todo se manifiesta.

El reconocimiento de mi propia experiencia, de mi historia personal y colectiva, de mis fallos, de mis limitaciones me posibilita llegar a la experiencia de Dios en mí, en cada uno/a. Hemos sido creados a su imagen y semejanza, se nos invita a sumergirnos en el centro de la Trinidad y aprender a amar como Dios ama, como Jesús amó y dejarnos llevar por su Espíritu. Darnos cuenta de lo que Dios Trinidad es y lo que soy se identifica. Es el fundamento y la fuente de la mayor humanidad. ¿Lo vivimos?

Los últimos versículos del evangelio de Mateo son de los pocos textos que emplean la fórmula trinitaria. En ella se muestra la praxis cristiana de la primitiva Iglesia: “Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

En definitiva, contemplar y seguir construyendo, aquí y ahora, Trinidad en el universo, en la tierra, entre pueblos y culturas, en las relaciones humanas, en cada persona…

¡Shalom!

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Mª Luisa Paret

 

[1] Sandra Schneiders

[2] I. Gebara, Teología a ritmo de mujer, San Pablo 1995