FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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SAN JUAN BOSCO (Pinchar imagen)

COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
ESTE BLOG TE INVITA A LEER TEMAS DE ACTUALIDAD Y DE DIFERENTES PUNTOS DE VISTA Y OPINIONES.




ATALAYA

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jueves, 21 de septiembre de 2023

Save the Children denuncia que 2023 es el año con más niños palestinos muertos a manos de la ocupación israelí en Cisjordania

palestinalibre

Yusef, un niño entrevistado el año pasado por Save the Children figura entre los muertos este mes, según la ONG, que ha recordado que el joven destacó en 2022 que su sueño era «mirar cualquier cosa de camino a la escuela, como pájaros y plantas». «Quiero ver las cosas que siempre imagino. No quiero oler gas o ver a soldados por todas partes. No quiero tener miedo de salir a la calle. No quiero que mi madre tenga miedo a que pueda resultar herido o que pasee por las calles buscándome por temor a que los soldados israelíes me hayan herido», dijo.  Ver noticia 

Las mujeres estallan contra el ‘informe Rupnik’: «A la Iglesia no le importan nada las víctimas y los que buscan justicia»

 Religión Digital

Carta abierta de cinco teólogas tras la audiencia papal a Maria Campatelli
Cinco mujeres, filósofas y teólogas de prestigio (Fabrizia Raguso, Mira Stare, Gloria Branciani, Vida Bernard y Mirjam Kovac) ponen voz al sufrimiento de las víctimas del ex jesuita
«Reconocemos que a la Iglesia no le importan nada las víctimas y los que buscan justicia»  Ver noticia

António Guterres, secretario general de la ONU: “La humanidad ha abierto las puertas del infierno” o

Manuel Planelles-María Antonia Sánchez-Vallejo

El País

El máximo responsable de Naciones Unidas carga contra las empresas que intentan bloquear la lucha contra el cambio climático con su dinero e influencia.
Con un rotundo símil ha comenzado António Guterres, secretario general de la ONU, su intervención este miércoles en la minicumbre climática que ha organizado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York.  Ver noticia

Las bondades del celibato opcional

 Son bien conocidas las bondades del celibato como entrega y servicio a los pobres a lo largo de la historia de la Iglesia. 

El problema es convertir ese don –que algunos tienen toda su vida o sólo una parte de ella– en condición sine qua non para ser presbítero y servidor de la comunidad en la Iglesia católica romana durante toda su vida. Ahí surge el problema. Hay asociaciones llenas de buenos curas; y, en consecuencia, reclaman –como bastantes de ellos desean– el celibato opcional, sumándose a la ya legión de curas, religiosos/as y laicos/as en la Iglesia.

Las razones negativas del celibato obligatorio de los curas me parecen fundamentalmente dos:

 a) Por una parte, la que afecta a las personas, los curas a los que se les imponen este celibato de por vida si quieren serlo. Las vidas a veces dan para mucho (¿que habría sido del mismo Jesús de Nazaret si hubiera vivido el doble de años?), y los humanos somos seres en movimiento, en constante evolución; el amor y los sentimientos (las tripas… dice la psicología actual, lo que realmente nos mueve) son incontrolables, van más allá de las ideas y éstas no pueden dominarlos: una apuesta sincera de hoy, hecha desde la cabeza y el corazón, se hace insostenible mañana. Y se tiene derecho a tomar una decisión que cuestione algo de esa decison tomada librementea, aún sin abandonar planteamientos que se han sostenido durante décadas. El hecho de que la Iglesia católica-romana no acepte esto, ha causado mentiras, doble vida, y un incontable sufrimiento a lo largo de su historia, propios y ajenos.

 b) Por otra, y esto es más importante aún, lo que afecta a la comunidad cristiana y la sociedad. El celibato, desde opciones muy discutibles que arrancan del mismo Pablo de Tarso, ha sido defendido en la Iglesia durante siglos como el estado de los “perfectos”, los mejores; casarse era “para la clase de tropa”, como dice una nefasta norma de CaminoEsta aristocracia(“gobierno de los mejores”) ha justificado el clericalismo, una jerarcología(Congar), o mejor una jerarcocraciael dominio absoluto de una casta de célibes –reales o en muchos casos ficticios– sobre toda la Iglesia. Ha hecho una Iglesia “desigual y jerárquica”, expresada magníficamente en unas tremendas y conocidas palabras de Pío X: “La Iglesia es, por naturaleza, una sociedad desigual. Es una sociedad compuesta de un orden doble de personas: los pastores y el rebaño, los que tienen un puesto en los diferentes grados de la jerarquía y la muchedumbre (plebs) de los fieles. Las categorías son de tal modo distintas unas de otras, que sólo en la jerarquía residen la autoridad y el derecho necesario para mover y dirigir a los miembros hacia el fin de la sociedad, mientras que la multitud no tiene otro deber sino el de aceptar ser gobernada y cumplir con sumisión las órdenes de sus pastores” (Encíclica Vehementer Nos, cap. III).

Este clericalismo es, necesariamente, fuente abusos de un orden u otro, como ha reconocido el Papa Francisco. Urge una reforma profunda, y no es suficiente con consejos espirituales que intenten moderar los abusos de la jerarcocracia de célibes, con la justificación de presunto “amor indiviso” a Jesucristo, que nos enseñaban hace décadas en el Seminario.

Es necesaria una ‘Refundación de nuestra Iglesia’ (Refounding our Church in the aftermath of the sex-abuse scandals); una reforma profunda que haga de la Iglesia una realidad democrático-koinónica, una Iglesia de iguales al servicio de la causa del Reino de Dios, que acabe con todo privilegio que permita cualquier tipo de abusos autoritarios, políticos, económicos y sexuales.

Vitorino Pérez Prieto, Teólogo  

INTERCREENCIALIDAD COMO PLURALIDAD EN RELACIÓN


col cifermann

 

Hoy no se puede ser religioso, sin ser interreligioso, intereclesial e intercultural y en diálogo con los no creyentes. En consecuencia, hay que acuñar otros conceptos que integren esta realidad, tanto en la ley de libertad religiosa y de cultos de los diversos países y regiones, como en el lenguaje ecuménico o de encuentro entre distintas creencias.

Todo es creencia, pues, ¿qué es realmente lo que decimos que es? Estamos de acuerdo en nombrar, creer e interpretar el mundo en general. La realidad se torna en la verificación de lo que creemos es verdad. No nacemos con creencias, sino que crecemos con creencias. Las creencias son todo aquello que tomamos como verdad en nuestra vida. Sentencias que escuchamos alguna vez y adoptamos como ciertas. Y como tal, no las cuestionamos, por lo que podrían acompañarnos hasta el último día de nuestra existencia y limitarnos o potenciarnos.

Cuando esa creencia no se va verificando en el tiempo, se torna como creencia verdadera y nos va dando una dirección en la vida. Todo eso se convierte en tradición, que en el fondo son un grupo de verdades que no han sido verificables en el tiempo. Luego lo tradicional queda instalado como creencia que se va transmitiendo a las próximas generaciones que la reciben como verdad. Por ello, podemos afirmar con Robert Bolt que “una creencia no es simplemente una idea que la mente posee, sino una idea que posee a la mente”.

Cuando el mundo político no gobierna CON las creencias de su pueblo, es más difícil gobernar, porque las creencias nos gobiernan. Ante esta realidad el concepto de “intercreencialidad” es fundamental, ya que desde ese ámbito podemos decir que hay personas con una opción creyente religiosa, indigenista, ecológica, espiritual… otros con una opción creyente eclesial y otros de fe sin iglesia institucional, y agruparlos en los que creen que creen. Y las personas con una opción no-creyente, atea o agnóstica, agruparlos en los que creen que no creen. De ese modo, el concepto de Intercreencialidad es incluyente de todas esas opciones de creencia e increencia. Proponemos aquí ese concepto para la formulación y redacción de las leyes relacionadas con la libertad religiosa, de cultos, entidades religiosas y organizaciones basadas en la fe.

Tal intercreencialidad ha de traducirse en una práctica de encuentros de Pluralidad de creencias en relación.

- Para lograr una intercreencialidad de Pluralidad en relación es necesaria la fraternidad

- Porque no hay conocimiento real de pluralidad en relación, sin la experiencia concreta de fraternidad

- Y es esa experiencia de amor fraterno lo que impide iniciar el conflicto, y lo que debe estar a la base para construir la paz, en que las creencias no se absoluticen ni se usen en contra de los otros, sino que nos hagan ser mejores personas.

Somos todos seres humanos en búsqueda, ninguno de nosotros tiene el monopolio de la verdad. Esa búsqueda nos hermana y podemos ir juntos en relación, aunque no sea de la mano. Busquemos cada uno desde su creencia e interpretación de la realidad ser hermanos con los otros. Ser fraterno es querer ser cercano al que lo necesita.

Ciertamente las creencias nos gobiernan, ¡pero es una locura dividirnos por creencias!, si todo lo que existe, existe en relación. Pluralidad de creencias en relación, no es para fusionar ni confundir creencias, sino para vivir una experiencia.

El amor como entrega o donación de sí mismo es la experiencia humana que nos lleva a mayor plenitud, aunque muchas veces sea dolorosa. El amor está en todas las religiones y en todas las culturas, pero el amor no tiene religión ni cultura. La religión verdadera, la iglesia verdadera, la creencia verdadera y el lugar verdadero es el que nos hace ser mejor persona humana.

Para lograr Pluralidad en relación es fundamental que nos ayudemos a enfrentar dos tentaciones permanentes:

La primera es buscar la diversidad sin relación, donde la tentación es polarizarnos.

La segunda es buscar la relación sin diversidad, donde la tentación es uniformarnos.

Tampoco se trata de buscar la Unidad por la unidad y sentirnos bien cuando atraemos al otro a nuestra vereda. Se trata de desarrollar el espíritu humano que es conscienciavoluntad- libertad-capacidad de amar y ser amado, a fin de lograr una espiritualidad humana real con o sin fe. Por eso, más que liderarnos la unidad, nos debe liderar la Relación.

En tal sentido, la intercreencialidad debe cultivar más que una inteligencia racional y emocional, una inteligencia relacional, que considere la consciencia de que todo lo que existe, existe en relación; que tenga la voluntad de no dejar la relación, sino mantenerla a pesar que no encontremos muchas cosas que nos unan; que haya libertad en la fe y fe en la libertad; y que la capacidad de amar y ser amados no nos haga salir de la relación nunca más.

No elegimos la época en que vivimos. La única elección que tenemos es cómo responder.

Estamos en el momento histórico donde lo importante no es solo de dónde venimos ni hacia dónde vamos, sino con quién vamos; para construir el futuro, y no ser cómplices con nuestras creencias al mal contra los indefensos e inocentes de este mundo. Es necesario encontrarnos en intercreencialidad.

Para que tenga sentido el diálogo interreligioso, intercultural y ateo debe ser siempre un encuentro concreto, visible, de pluralidad en relación, centrado principalmente en el COMPARTIR, porque, aunque muchas veces la vida no tenga un sentido, podemos descubrir que COMPARTIR ese sin-sentido de la vida, es el sentido. Es compartir el hecho de la norespuesta ante el sufrimiento de los inocentes, para hacer algo entre todos y que no vuelva a ocurrir.

Nadie tiene el monopolio del sentido de la vida, pero entre todos tenemos el monopolio humano de su búsqueda. Compartir el sin-sentido nos hermana y gatilla la necesidad de fraternizar y mantener la relación. También desde nuestras creencias interpretamos el mal en el mundo y nuestros padecimientos físicos, pérdidas y sufrimientos. Y no existe una única respuesta a las no-respuestas o sin-sentidos de la vida. Los otros y sus creencias nos pueden aportar sabiduría a nuestros peores momentos.

Hay una búsqueda intercreencial de sentido, a fin de que no se nos vaya el tiempo vital regateando sentidos. Estando en relación, podemos descubrir finalmente que el sentido es el COMPARTIR, aunque nunca hallemos una respuesta definitiva.

Pluralidad en Relación con lo Interreligioso:

No estamos aquí para gobernarnos, sino para aprender a cuidarnos a pesar de nuestras diferencias y opciones. Las creencias también fueron cómplices de injusticias en diferentes países o regiones y de diferentes maneras. También en el caso de las entidades religiosas, el hecho de llegar a miles de personas por semana para orientarlos, los hace responsables ante la crisis nacional, climática, económica y de crisis de sentidos. Una creencia que no cuide la Casa Común y los DDHH coopera al Antropoceno y descuida lo antropológico.

La intercreencialidad es una invitación a dudar de nuestras dudas sobre el otro o la otra y creer en ellos como personas, aunque no adhiramos a sus creencias. Siempre ha de estar primero el valor de la persona capaz de espiritualidad porque en ella acontece el espíritu humano.

Pluralidad en Relación con la salud, lo estatal y lo Intercultural:

La creencia en el papel dinero, se sustenta en la creencia que la Economía es lo que hay que salvar a como dé lugar. La salud física y espiritual se ignora, pero puede ser la base sobre la cual construir la economía personal, social y nacional.

Sin salud, no hay economía. Porque la salud física te permite Estar y la salud espiritual te hace querer estar con un sentido o saber Estar. Y sin ese Estar no se construye la economía.

Si primero no se está, no hay economía que pueda construirse. La inversión construye la economía, pero la salud física y espiritual merece inversión, aún sin la posibilidad de retorno económico. Porque significa la fortaleza ante la crisis de los cambios y los cambios en crisis.

La salud física y espiritual no es un objeto del capital, sino que es lo social, sin lo cual, no es posible que acontezca un mundo relacional. Y sin ese mundo, imposible construir una economía que se sostenga. Pero la salud física y espiritual se ha entregado a manos privadas y no del Estado que debería Estar. Hemos de volver al estar del Estado y recuperar lo social, a pesar del capital. Los que lideran creencias deberían tener una opción intercreencial para que los que gobiernan no hagan creer engaños al pueblo, que mermen la pluralidad en relación digna de alcanzar.

La intercreencialidad determina a la inclusión como criterio de la verdad, porque la verdad no excluye a nadie. Lo auténticamente humano es la voluntad de ver al otro como un hermano que debo cuidar. El amor fraterno nos puede relacionar en pluralidad. La única acreditación válida, que sirve tanto a creyentes como agnósticos o ateos, es la dedicación a hacer justa y digna la vida de los otros, para que nos graduemos en humanidad.

Mientras nos vamos conociendo y descubriendo entre nosotros, descubrimos un destino.

Somos todos distintos y necesitados de relación, y en ella validamos eso único que somos.

Ya no hay que tratar de…, ni luchar por…, sino, construir CON… Ese es el método de la intercreencialidad como pluralidad en relación; es construir todo aquello que mantenga la esperanza en nosotros mismos y en el otro.

Todos distintos (pluralidad) en el Todo (relación). En el nombre de la Fuente, del Camino y de la Energía, descubramos la opción que nos hace ser mejor persona. Fraternidad es amor dentro de la diversidad. No se trata de saber de fraternidad, sino convertirnos en fraternidad; no se trata solo de creerlo, sino de verificarlo. Al crearnos momentos de fraternidad matamos por un momento a la muerte y resucitan nuestras esperanzas.

Hay un calentamiento social porque la voluntad de unos pocos precede a la de muchos.

Caminemos hacia una opción-intercreencial. Si todos nosotros que creemos, incluyendo los que creen que no creen, no somos cercanos a las necesidades existenciales de los otros, descuidando la fraternidad, no seremos creíbles; y seremos responsables de procesos anárquicos, porque ya la gente no creerá en nada. Por ello, deben asegurarse por ley encuentros concretos de intercreencialidad en los colegios, municipios, regiones, departamentos, al menos una vez al año, pues, con dichos encuentros se va formando una sociedad más acogedora, culta, informada, responsable, menos materialista, y por ende, menos indiferente e indolente con los más abandonados. Así, se va instalando, ante una paz y DDHH politizados, una experiencia de fraternidad, que tiene como base el único amor que no está regulado por ley: la relación de amistad.

Hay un decaimiento de la verdad si nos basamos más en lo que queremos que en lo que sabemos. Estamos para saber más del otro y cómo el otro aporta a la verdad de todos. Esa verdad de todos es la fraternidad entre todos. ¿Cómo lograrlo? Con encuentros intercreenciales que manifiesten públicamente una pluralidad en relación, y que al mismo tiempo hagan pedagogía de que otra relación es posible, a las mismas instituciones, entidades, organizaciones basadas en la fe, grupos de libres pensadores, ateos y agnósticos.

El hecho de que existen los que creen que no creen y los que creen que creen, da fundamento a la intercreencialidad, para alcanzar un sentido en lo social.

Pluralidad en Relación con lo Ateo y agnóstico:

Propongo una libertad en la fe y una fe en la libertad de pensamiento, para lograr una Pluralidad de creencias en relación. Se puede ser un "creyente intachable" y, al mismo tiempo, ser también un "ciudadano indeseable". No se trata de calificar la fe, las ideas, las creencias o las prácticas religiosas, sino "el comportamiento de una persona" o la conducta tan profundamente humana.

Desde el occidente cristiano, se trata de la salvación de situaciones humanas de sufrimiento.

Lo cual quiere decir que, para Jesús, la fe no estaba vinculada a unas verdades que se creen o a unas prácticas religiosas que se observan. La fe, para los evangelios, se relaciona directamente con una forma de vivir, que puede no tener relación directa con la religión, sino con la ejemplaridad de la persona.

El cristianismo fue creado por Pablo. Y la predicación cristiana por siglos se ha basado en él, entendiendo a Jesús según Pablo y no a Pablo según Jesús. Para Pablo no se trata, como en los evangelios, de la salvación del sufrimiento humano en esta vida o vivificar la vida, sino de la salvación del pecado y de la condenación en la otra vida. Es ese Jesús según Pablo el que al final es rechazado, por ser obediente a un Padre que pide su sacrificio o su mortificación para darle después su vivificación. Para Pablo la pasión de Jesús son sus padecimientos, pero para Jesús es su Abba. Desde el cristianismo la opción debe ser ir al original y llegar a la fe de Jesús y al Dios de Jesús, para efectivamente poder vivir en una intercreencialidad fraterna, que renuncie a la soberbia histórica de lo logrado y a creer tener un poder sagrado. La intercreencialidad no es el amor a un poder de creencias sagradas, sino el poder del amor y del servicio a través de las creencias a las que adherimos.

Hay que poner en evidencia que la fe cristiana, tal como se nos presenta y se nos enseña, es una "fe hipotecada" por problemas de fondo muy serios. Problemas que la cultura de nuestro tiempo no acepta ni soporta. Lo cual quiere decir que, mientras no levantemos esa hipoteca, seguirá habiendo personas que se ven como ateos, pero que tienen tanta fe como el centurión romano de Cafarnaúm.

Nuestras creencias son nuestras convicciones. Y nuestras convicciones se verifican en lo que hacemos o dejamos de hacer. El ateísmo y el agnosticismo de buena voluntad, pueden ayudarnos a liberar a Dios de la religión manipuladora y que no le importa que sus adherentes sean mejores personas, abiertas y libres.

La tolerancia y la libertad religiosa exigen que se respeten la creencia o la increencia de cada persona. Por tanto, es válido defender el derecho al ateísmo y al agnosticismo. La dificultad reside en aceptar cualquier especie de fundamentalismo, sea religioso o ateo.

Creo que hemos de ser contrarios a la confesionalidad del Estado, sea él católico, como el Vaticano; judío, como Israel; islámico, como Arabia Saudita; o ateo, como la ex Unión Soviética. El Estado debe ser laico, fundado sobre principios constitucionales y no religiosos.

El dios que niegan muchos también yo lo niego. Creo en el Dios liberado de cualquier Estado y de todas las religiones existentes y por existir.

El careo no es entre creyentes y no creyentes, sino sobre el modo de creer y el modo de no creer. Un creyente, aunque lo sea, no deja nunca de buscar. No sabemos qué buscamos, ni dónde buscarlo. Ni encontramos lo que buscamos, pero seguimos buscando. Dicha acción de buscar nos hermana a todos, aunque no vayamos de la mano.

Pongamos en relación nuestra pluralidad, ante el mundo con “AI” (inteligencia artificial) que vendrá. Enfermemos de humanidad, bebiendo luz en la oscuridad, para conocer lo humano, comprender lo humano, aceptar lo humano, perdonar lo humano. ¡¡Vivificar lo humano!!

Esa es la capacidad que nos quedará para darle al mundo. Con la intercreencialidad mantenemos la atención en lo específicamente humano: el espíritu, contenido en la realidad de la consciencia-voluntad-libertad-capacidad de amar y ser amado.

Gracias a la intercreencialidad, podemos animarnos constantemente a que nuestro lugar en el reino de Dios, o en la Vida o en la realidad, sea amar radicalmente y hasta las últimas consecuencias a las personas, sean cuáles fueran sus pecados, sean cuáles fueran sus realidades, sean cuáles fueran sus diferencias. Así será creíble una Pluralidad en Relación donde nuestra salvación sea decidir mantener una vida entregada, y en donde en nuestra vida diaria, la Relación nos lidere.

 

Gabriel Cifermann – Teólogo - Director Corporación FRATECE (Fraternidad Teológica Católica y Ecuménica)

©GABRIEL CIFERMANN N° 214.956 Registro Propiedad Intelectual 

DPI - Gobierno de Chile

JOAN ALSINA HURTOS, UN TESTIGO DE JESÚS EN CHILE


col jaime bustamante

 

El 19 de septiembre se cumplen 50 años de la ejecución del sacerdote español, Joan Alsina H, por efectivos militares; este hecho ocurrió en el contexto del Golpe de Estado, encabezado por Augusto Pinochet en Chile. De los militares responsables de su muerte, uno fue condenado por la Justicia y los otros dos estaban fallecidos, al momento de realizarse el juicio. Joan se presentó a su trabajo el 19 de septiembre de 1973, a pesar que sabía que lo buscaban para detenerlo. ¿Por qué lo hizo?  Este artículo pretende dar una respuesta.

1.- Nace en España 

Joan Alsina Hurtos nació el 28 de abril de 1942 en Castellón de Ampurias. Estudió en el seminario de Girona. Fue ordenado sacerdote el 30 de agosto de 1966.

2.- Misionero en Chile   

Tenía una profunda vocación misionera y el 30 de enero de 1967 llega a Santiago a vivir a una comunidad de sacerdotes catalanes, en la comuna de San Bernardo. 

Joan Alsina, trabaja en el Hospital San Juan de Dios. El ex Vicario de la Pastoral Obrera, Alfonso Baeza, que vivió con Joan, señala que su trabajo en el hospital formaba parte de su misión sacerdotal: “lo que lo llevó a tomar esa opción misionera era la evangelización encarnada en el mundo del trabajo. Fue una opción profundamente sacerdotal” [i](1).  

3.- 11 de septiembre de 1973: Golpe de Estado

El 11 de septiembre de 1973, se produce el Golpe Militar, encabezado por Augusto Pinochet. Joan se encontraba en el hospital y era Jefe de Personal. El Director autoriza a todo el personal para que se retire a sus hogares, antes que entrara en vigencia el Toque de Queda (15,00 horas). Joan decide permanecer en el Hospital: “Tengo que estar con los míos. Si me necesitan aquí estoy” (2)

Su permanencia en esos días no pasó inadvertida por los trabajadores del hospital: "La presencia de Joan durante esos 3 días nos alentó mucho, porque era el único Jefe de Departamento que se quedó. Y todos sabíamos que él era sacerdote. Pero ser sacerdote para él no significaba acogerse a una situación de privilegio, sino que lo miraba como un acto de servicio” (3).Los trabajadores que estuvieron con él, reconocen que Joan no sólo los acompañó, sino que también realizó diversos trabajos, ante la falta de personal.

El día 14 de septiembre se levanta el Toque de Queda por unas horas y un sacerdote lo va a buscar en moto y se dirige la parroquia de San Bernardo, a cargo de tres sacerdotes de Girona. Joan se queda en esta parroquia desde el día 14 hasta el 19 de septiembre, por la mañana. Celebra misas, entre ellas, una por un soldado muerto.

Del hospital, durante esos días, se llevan a varios trabajadores detenidos: fueron fusilados. El director lo llama por teléfono y le advierte que no se presente a trabajar: lo buscaban los militares. (4) 

El día 18, conversa con los sacerdotes de la parroquia su situación. Sabe que han ido al hospital para detenerlo; uno de ellos, le aconseja que se refugie en la embajada de España. 

Escucha los consejos, pero ha decidido mantenerse en su puesto de trabajo y en su labor pastoral. Esta decisión, la ratificó con una profunda convicción:“Hay momentos en la vida en que hay que jugarse el todo por el todo y si me necesitan allá estoy”(5)

Las detenciones masivas y arbitrarias, las listas de personas buscadas que aparecían en la prensa, los cuerpos que flotaban en el río Mapocho, las ejecuciones ordenadas por Consejos de Guerra, el ruido de balas cruzando la ciudad, le indicaban que a él también le había llegado su hora.

Es muy probable que el 18 de septiembre, en la noche, haya escrito su testamento espiritual, conocido como “Último Escrito”, encontrado entre sus pertenencias, días después de su muerte. El texto termina así: “Adiós. Él nos acompaña siempre dondequiera que vivamos. Joan Alsina” (6). 

4.- 19 de septiembre: La despedida

El 19 de septiembre se dirige con paso decidido al hospital. Al salir de su casa, todo indica que intuía lo que iba a sucederÉl lo presentía, él lo vivía y nos lo hizo vivir a todos nosotros, confidencia un amigo.

Primero pasa a entrevistarse con el Vicario Episcopal, que le aconseja que no vaya al hospital por el momento. La respuesta de Juan es clara: “Vuelvo a mi trabajo. Yo sé que mis compañeros de trabajo van a sufrir mucho y quiero ser solidario estando junto a ellos. Son momentos cruciales en que uno debe ser consecuente con sus convicciones. Pablo, reza por mi” (7)  

Después visita a unos militantes del MOAC. Ellos le insisten que no vaya al hospital. Uno le pide “poco menos que llorando, que no fuera al hospital”. Joan les comparte su decisión: “mi deber es estar en el hospital”. Le reiteran: “Juan, no vayas, te van a matar”. Les responde: “Cuídense Uds. que tienen hijos; yo voy al hospital pase lo que pase” (8).

Se despide y se dirige al hospital.

No se conocen todas las razones que impulsaron a Joan a no seguir los consejos de sus amigos y de sus superiores, como el Obispo Auxiliar de Santiago, Fernando Ariztía y el Vicario Episcopal, Pablo Laurin: que buscara protección en la embajada de España; que no se presentara en el hospital. Pero el Vicario de la Pastoral Obrera, que vivió con Joan, entrega una pista: señala que en conversaciones con Joan, previas al Golpe Militar, y en el hipotético caso de un enfrentamiento entre dos bandos, de un Chile profundamente dividido, Joan tenía muy claro que haría: “estar en su lugar de trabajo. (9)

5.- La Pascua de Joan

Llega al hospital. Después de almorzar, es detenido por los militares. Es torturado; uno de los golpes lo recibe en el estómago. Lo llevan al 5° piso. Una funcionaria lo ve y relata: “Iba custodiado por dos militares; venía afirmado por ellos y se llevaba la mano al estómago por el culatazo. El venía muy pálido. Subió apenas las escaleras…”. (10). En una camilla lo llevan al policlínico.

Cerca de las cuatro de la tarde es trasladado a un colegio, que funcionaba como centro de detención. El militar a cargo del recinto, solicita a un capellán de las FFAA que verifique si es sacerdote; conversan y Joan, además se confiesa. Posteriormente, el capellán le informa al militar que el prisionero es efectivamente un sacerdote.

Al anochecer, durante el Toque de Queda, es subido a un jeep militar. Lo llevan al Puente Bulnes del río Mapocho.

Es custodiado por Nelson Bañados, soldado de 18 años. Juan está esposado, pensativo, no habla durante el trayecto: ya le habían comunicado que lo iban a matar. Lo condenaron a muerte sin un proceso judicial, sin un abogado defensor, sin derecho a defensa, con falsas acusaciones.

Llegan al Puente Bulnes. El soldado que lo fusiló, Nelson Bañados, relata en los tribunales: “…  saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos. Pero Juan me dijo ‘por favor, no me pongas la venda, mátame de frente, porque quiero verte para darte el perdón’… fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón, movió los labios como si estuviera rezando y dijo ‘Padre, perdónalos’” (11).  

El soldado, nervioso, le dispara con la metralleta una ráfaga. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y sólo tuvo que darle un suave empujón para que cayera a las sucias aguas del río Mapocho.

“Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca jamás, afirma el soldado ante el juez. 

Los militares afirmaron que Joan había muerto en un enfrentamiento con patrullas militares: que era un extremista, un francotirador. Desafortunadamente, esta versión fue creída, en un primer momento, por el Arzobispado de Santiago. Posteriormente, el Cardenal Raúl Silva H., envía una carta a los padres de Joan: “Esa información fue dada a la curia de Santiago por los militares que entregaron el cadáver de su hijo. Por averiguaciones hechas más tardes, por los sacerdotes gerundenses que hay aquí en Santiago, y que han hecho indagaciones bastantes serias, ha resultado que Juan fue fusilado después de un juicio sumario”. (12)     

6.- Como otro Cristo, Juan se entregó voluntariamente

El día 20 los sacerdotes de la parroquia de San Bernardo inician diligencias para encontrar a Joan. Acuden al Arzobispado, al Consulado de España y recorren centros de detención, como el Estadio Nacional; no lo encuentran.

El 27 de septiembrela Embajada de España les comunica que el cuerpo ha sido ubicado. Fue encontrado el 20 de septiembre en el río Mapocho, subido a un camión, y con otros cuerpos, fue llevado al Instituto Médico Legal.

Al día siguiente es sepultado en el Cementerio Parroquial de San Bernardo. El Vicario Episcopal señala en el funeral: “En la muerte de Juan hay algo muy profundo que vale la pena meditar: él fue al encuentro de la muerte (…) Como otro Cristo, Juan se entregó voluntariamente”. (13)

 

Jaime Bustamante Gómez

 

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1 Baeza, Alfonso. Reivindicación de un sacerdote calumniado. Juan Alsina,  pág. 174.

2.- Jordá, Miguel.  “El Martirio del Padre Juan Alsina”, pág. 9

3.- Cámara de Diputados de Chile. Intervención de Sergio Aguiló.

4.- González, Javier A.  et al, pág. 95

5.- Jordá, Miguel, Martirologio de la iglesia chilena

6.- Boero, Mario, Araucaria, pág  105ss

7.- Pujadas, Ignacio. “Joan Alsina, en el Corazón de Chile”. Página 304

8.- Pujadas, Ignacio, ob cit, pág. 305

9.- Baeza , Alfonso, ob. cit, pág. 174s

10.- Pujadas, Ignacio, ob cit, pág. 306

11.- Declaración Judicial

12.- Pujadas, Ignacio, ob cit, pág. 369 ,370

13.- Jordá, Miguel, Martirologio de la iglesia chilena, pág.  37

Bibliografía

Baeza, Alfonso. Reivindicación de un sacerdote calumniado. Juan Alsina. Revista Mensaje N° 399. Junio 1991

Boero, Mario. Memoria del martirio en Chile (Aproximación biográfica de Joan Alsina. Revista Araucaria de Chile. N°32. 1985

Cámara de Diputados  321 a. LEGISLATURA (EXTRAORDINARIA) Sesión 4a., martes 9 de octubre de 1990.

González, Javier A.  et al. Golpes a la Memoria. Ed. TEGE. Madrid. 2019 

Jordá S., Miguel.  El Martirio del Padre Juan Alsina. S/e

Jordá S., Miguel. “Martirologio de la iglesia chilena. Juan Alsina y sacerdotes víctimas del terrorismo de Estado. ”Editorial LOM, Chile. 2001

Pujadas, Ignacio.“Joan Alsina, en el Corazón de Chile”. Ediciones Sígueme, Salamanca 1978. 

HIJOS DE LA FAMILIA


Ángel Fernández Artime

Escribo estas líneas, queridos amigos de Don Bosco y de su precioso carisma, mirando el borrador del Boletín Salesiano italiano del mes de septiembre. Mi saludo es lo último que se incluye, soy el último en escribir, en función del contenido del mes. Como lo hacía Don Bosco.

Leer el Boletín me hace apreciar algo muy nuestro, muy salesiano, y que seguro que a muchos os gusta: me refiero al gran valor de la cercanía, de la amistad, de la alegría sencilla de la vida cotidiana, del valor de compartir, hablar y comunicarse. El gran regalo de tener amigos, de saber que no estás solo. Sentirnos amados por tantas buenas personas en nuestras vidas.

Y pensando en esto, me acordé de un testimonio sincero y honesto de una joven que escribió a don Luis María Epicoco y que él publicó en su libro La luz al fondo. Es un testimonio que me gustaría que conocierais, porque lo considero la antítesis de lo que tratamos de construir todos los días en cada casa salesiana. Esta joven siente, en cierto sentido, que no hay éxito ni realización si falta el más humano de los encuentros, las bellas relaciones humanas, y este curso escolar que iniciamos, nos devuelve a todo ello.

Resentimiento y desconfianza

Esta joven escribe sobre sí misma: “Querido Padre, le escribo porque quisiera que me ayudara a comprender si la nostalgia que he sentido en los últimos meses me dice que soy extraña o que algo importante para mí ha cambiado. Tal vez te ayude si te cuento un poco sobre mí. Decidí irme de casa cuando tenía 18 años. Era una forma de escapar de un entorno que me parecía tan estricto, tan sofocante para mis sueños. Y así llegué a Milán buscando trabajo. Mi familia no podía apoyarme en mis estudios. Por esto, estaba enfadada con ellos. Todas mis amigas estaban ansiosas por elegir una universidad donde estudiar. Yo no tuve otra oportunidad, porque nadie podía apoyarme. Busqué un trabajo para vivir y, durante años, soñé con la posibilidad de estudiar. Lo logré y, con inmensos sacrificios, me gradué. El día de mi graduación no quería que mi familia asistiera. Pensé que unos campesinos con apenas estudios secundarios no entenderían nada de mis estudios. Solo le dije a mi madre que todo había ido bien, y sentí sus lágrimas que, momentáneamente, me despertaron un sentimiento de culpa que nunca antes había sentido. Pero fue una sensación pasajera. Me he realizado con mis propio esfuerzo y no he querido nunca apoyarme en nadie. Incluso en el trabajo, salí adelante porque elegí aliarme conmigo misma.

He pasado años así. Y no entiendo por qué solo ahora, en medio del encierro de esta pandemia (del coronavirus), ha estallado dentro de mí un anhelo por mi familia. Sueño con contarles todo lo que nunca les conté. Sueño con abrazar a mi padre. Por la noche me despierto y me pregunto si se puede vivir una vida emancipada de relaciones tan significativas. Incluso, las historias que he tenido en estos años, nunca les he permitido cruzar la frontera de la verdadera intimidad. Pero ahora me parece todo tan diferente. Ahora que no puedo elegir salir de casa o ir con aquellos que considero importantes, soy consciente de la gran mentira que he estado viviendo dentro todo este tiempo.

¿Quiénes somos sin relaciones? Quizá solo personas infelices en busca de afirmación. Ahora me doy cuenta de que todo lo que hice, en realidad, lo hice porque esperaba que alguien me dijera quién era realmente. Pero, a los únicos que podían ayudarme a responder a esta pregunta, los he dejado fuera. Y ahora están arriesgando sus vidas, a cientos de kilómetros de mí. Si tuviera que morir, querría estar con ellos y no con mis éxitos”.

Una alegría compartida

Agradezco la honestidad y valentía de esta joven que me hizo reflexionar sobre nuestra realidad actual, sobre el estilo de vida que viven tantas familias donde lo importante es tener buenos resultados, conseguir una buena situación económica, llenar nuestros días de cosas que hacer para que todo sea rentable, etc… pero pagamos precios muy altos por vivir siempre, y, cada vez más, no fuera de casa, sino fuera de nosotros mismos. Existe el peligro de vivir sin centro, es decir, “descentrados”. Y creedme, no podéis imaginar hasta qué punto esto se nota en los chicos y chicas de nuestras casas, patios y oratorios.

El segundo sucesor de Don Bosco, don Pablo Álbera, recuerda: “Don Bosco educaba amando, atrayendo, conquistando y transformando. Nos envolvía a todos casi por completo en una atmósfera de alegría y felicidad, de la que se desterraban penas, tristezas y melancolía… Escuchaba a los niños con máxima atención, como si lo que dijeran fuera muy importante”.

El primer placer de la vida es ser felices juntos: “Una alegría compartida es doble”. La consigna del educador es “estoy bien contigo”. Una presencia que es intensidad de vida.

Un biógrafo de Don Bosco, don Ceria, cuenta que un alto prelado, después de una visita a Valdocco, declaró: “Tenéis una gran fortuna en vuestra casa, que nadie más tiene en Turín y otras comunidades religiosas. Tenéis una habitación, en la que cualquiera que entra lleno de penas, sale radiante de alegría”. Don Lemoyne anotó a lápiz: “Y mil de nosotros hemos hecho la prueba”.

Un día Don Bosco dijo: “Entre nosotros, los jóvenes parecen hijos de una familia, todos dueños de casa; hacen suyos los intereses de la Congregación. Dicen ‘nuestra’ iglesia, ‘nuestro’ colegio, todo lo que concierne a los Salesianos, lo llaman ‘nuestro’”.

Por eso, este nuevo curso es una oportunidad para cuidarnos a nosotros mismos en lo que es más esencial e importante. Por ‘nuestra’ familia.

 

Ángel Fernández Artime

Religión Digital

NUESTRO FUTURO ESTÁ AMENAZADO


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Un hecho que ha provocado que muchos científicos, especialmente biólogos y astrofísicos, hablen del eventual colapso de la especie humana es el carácter exponencial de la población.

La humanidad necesitó un millón de años para llegar en 1850 a mil millones de personas. Los espacios temporales entre un crecimiento y otro son cada vez menores. De 75 años –entre 1850 y 1925– han pasado actualmente a cada 5 años. Se prevé que hacía 2050 habrá diez mil millones de personas. Es el triunfo innegable de nuestra especie.

Lynn Margulis y Dorian Sagan, en su conocido libro Microcosmos (1990), afirman con datos de los registros fósiles y de la propia biología evolutiva que una de las señales de colapso próximo de una especie es su rápida superpoblación. Eso puede verse con microorganismos colocados en una cápsula de Petri (placas redondas de vidrio con colonias de bacterias y nutrientes).

Poco antes de alcanzar los bordes de la placa y agotarse los nutrientes, se multiplican de forma exponencial. Y de repente mueren todas.

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Para la humanidad, comentan ellos, la Tierra puede mostrarse idéntica a una cápsula de Petri.

En efecto, ocupamos casi toda la superficie terrestre, dejando apenas el 17% libre, por ser inhóspita, como los desiertos y las altas montañas nevadas o rocosas. Lamentablemente, de homicidas, genocidas y ecocidas nos hemos hecho biocidas.

El eminente biólogo Edward Wilson atestigua en su sugestivo libro El futuro de la vida (2002, 121): El hombre ha desempeñado hasta hoy el papel de asesino planetario… la ética de conservación, en forma de tabú, totemismo o ciencia, casi siempre llegó demasiado tarde; tal vez tengamos todavía tiempo para actuar.

Vale la pena citar también dos nombres de ciencia muy respetados: James Lovelock, que elaboró la teoría de la Tierra como Superorganismo vivo, Gaia, con un título fuerte La venganza de Gaia (2006). Él es contundente: hasta el fin de siglo desaparecerá el 80% de la población humana. El 20% restante vivirá en el Ártico y en algunos pocos oasis en otros continentes, donde las temperaturas sean más bajas y haya algunas lluvias. Casi todo el territorio brasilero será demasiado caliente y seco para ser habitado (Veja, Paginas Amarelas del 25 de octubre de 2006).

El otro notable científico es el astrofísico inglés Martin Rees, que ocupa la cátedra de Newton (Hora final, 2005), y prevé el fin de la especie antes de terminar el siglo XXI.

Carl Sagan, ya fallecido, veía en el intento humano de mandar misiones a la Luna y enviar naves espaciales, como el Voyager, más allá del sistema solar una manifestación del inconsciente colectivo que presiente el peligro de nuestra próxima extinción. La voluntad de vivir nos lleva a idear formas de supervivencia más allá de la Tierra.

El astrofísico Stephen Hawking habla de la posible colonización extrasolar con naves, especie de veleros espaciales, propulsadas por rayos láser que les permitirían una velocidad de treinta mil kilómetros por segundo. Pero para llegar a otros sistemas planetarios tendríamos que recorrer miles y miles de millones de kilómetros de distancia, necesitando años y años de tiempo.

Sucede que somos prisioneros de la luz, cuya velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo es hasta hoy insuperable. Así y todo, para llegar a la estrella más próxima, la Alfa Centauro, necesitaríamos cuarenta y tres años, sin saber todavía cómo frenar esa nave a tan altísima velocidad.

Naturalmente tenemos que tener paciencia con el ser humano. Él aún no está listo. Tiene mucho que aprender. En relación al tiempo cósmico posee menos de un minuto de vida. Pero con él la evolución dio un salto, de inconsciente se hizo consciente. Y con la consciencia puede decidir qué destino quiere para sí. En esta perspectiva, la situación actual es más un desafío que un desastre inevitable, la travesía hacia un nivel más alto y no fatalmente un hundirse en la autodestrucción. Estaríamos por tanto en un escenario de crisis de paradigma civilizacional y no de tragedia.

¿Pero tendremos tiempo para tal aprendizaje? Todo parece indicar que el tiempo del reloj corre en contra nuestra. ¿No estaríamos llegando demasiado tarde habiendo pasado ya el punto de no retorno? Pero como la evolución no es lineal y conoce frecuentes rupturas y saltos hacia arriba como expresión de mayor complejidad, y como existe el carácter indeterminado y fluctuante de todas las energías y de toda la evolución, según la física cuántica de W. Heisenberg y N. Bohr nada impide que ocurra la emergencia de otro nivel de consciencia y de vida humana que salvaguarde la biosfera y el planeta Tierra.

Esa transmutación sería, según San Agustín en sus Confesiones, fruto de dos grandes fuerzas: un gran amor y un gran dolor. Son el amor y el dolor que tienen el poder de transformarnos por completo. Esta vez cambiaremos por un inmenso amor a la Tierra, nuestra Madre, y por un gran dolor por los sufrimientos que está padeciendo, de los participa toda la humanidad.

 

Leonardo Boff

Amerindia en la red, 16 de Septiembre de 2023

Traducción de María José Gavito Milano.

*Leonardo Boff es ecoteólogo, filósofo y ha escrito: Cuidar la Tierra-proteger la vida: cómo escapar del fin del mundo, Nueva Utopía 2011.

SILVA HENRÍQUEZ, EL CARDENAL DEL PUEBLO OPRIMIDO


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Raúl Silva Henríquez fue hombre de Estado y de Iglesia, estadista y pastor por obligación de las difíciles y complicadas circunstancias que le tocó vivir al frente del Arzobispado de Santiago de Chile. Y es bueno ahora que está de moda lo de la memoria democrática, recordarlo.

Antes le costó que se le aceptase como Obispo entre el clero chileno por ser religioso, salesiano, y no secular. El clericalismo ha tenido siempre mucho peso, aunque ahora los clérigos procuran ir por la calle sin signos externos que les identifiquen como tales, a causa principalmente de los escándalos por abusos sexuales perpetrados no sólo por sacerdotes, también por Obispos.

Fue un hombre con visión profética, previó lo que se le venía encima al país y avisó, reunió a tirios y troyanos políticos para evitarlo y no lo consiguió. Chile entero se estremeció cuando ganó las elecciones presidenciales Salvador Allende, sobre todo el Chile de derechas, que cantaba el Himno Nacional al término de las Misas en las parroquias de barrios ricos.

Silva Henríquez abrió un ciclo de homilías en cada Te Deum que hacían unos u otros y sentaba cátedra. A Allende le explicó la teoría de la ciudad terrestre y la celeste, en cuya acción en muchos momentos coincidirían. Y ante Pinochet lamentó que las calles estuvieran manchadas de sangre.

Se enfrentó al dictador en defensa de las víctimas, de los vencidos. Fue samaritano, ayudó a curar sus heridas. Nada más ocurrir el golpe acudió a visitar a los detenidos en el Estadio Nacional. Organizó un Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad desde donde se intentó lo imposible por salvar vidas y defender los derechos humanos. Fue el faro de la Iglesia chilena, el referente. Se jugó la vida enfrentándose de continuo a Pinochet.

Llegado el tiempo de su dimisión por edad, Juan Pablo II se la aceptó inmediatamente. Ni un minuto más del tiempo de descuento. No le concedió los dos típicos años de prórroga que suele darse a los buenos prelados. Se quedó a mitad de camino y obedeciendo se fue a casa. Era hombre de Iglesia.

Al cardenal Raúl Silva Henríquez lo encontré en el tiempo de su jubilación en una casa de la costa de san Antonio. Había ido a visitar a un antiguo compañero de estudios y amigo, Ignacio Vio Jorquera, párroco de Las Rocas en Santo Domingo, un día que un pescador le pidió bendijera su barca nueva. Camino al mar pasamos por la casa donde en verano solía residir algunos días  el cardenal, propiedad de un amigo suyo. 

Nos recibió con mucha afabilidad y sencillez. Estuvimos hablando. Preguntó mucho sobre la situación en España. Y por el cardenal Tarancón. “En el Concilio nos sentábamos juntos. Y en los cónclaves votábamos lo mismo”. Tenía una excelente opinión de él. Le conté de la gran similitud entre la homilía de Tarancón en la Misa de entronización del Rey Juan Carlos y la suya del primer Te Deum de Allende. Me conocía los dos textos homiléticos y le dije que, en mi opinión, Tarancón había seguido el patrón de Silva con Allende años antes. 

Hoy las homilías de los Te Deum de Silva Henríquez, antes, durante y después de la dictadura son piezas de lectura obligada para entender parte de la Historia civil, política y eclesiástica de Chile. Se ha escrito varios libros y numerosos artículos sobre sus acertadas, claras y precisas homilías, especialmente las que tuvo que hacer en los Te Deum a puerta cerrada que hacían los militares con motivo de la fiesta nacional. La valentía que tenía el cardenal de recordar a los militares lo que estaban haciendo mal: detenidos, desaparecidos, torturados, asesinados…

En aquella apacible reunión en la casa junto al mar, recuerdo que desgranó muchas anécdotas. Una de ellas era referida a un cierto miedo que pasaba siempre que acudía a hablar con Pinochet, por el genio y talante que tenía, además de las respuestas que le daba. Solía ir acompañado de Carlos Camus, Obispo de Copiapó, joven y progresista. “Si usted ve que yo me corto y no llego, que no me atrevo a decir algo, entre usted en la conversación y continúe la idea que estaba exponiendo”, le decía. Se repartían los papeles ante Pinochet.

En la conclusión de la tarde en aquel pueblo de la Diócesis de Melipilla, Silva Henríquez dijo que él era partidario del perdón, de perdonar, que había que perdonar por mucho que hubieran hecho los golpistas, pero con la exigencia de que “antes de conociera toda la verdad, todo lo ocurrido, todos los autores todas las víctimas, y se hiciera Justicia”. Una justicia que fuera restaurativa.

Algunos obispos, algunos sectores de la Iglesia, no todos, siguen pidiendo lo mismo. La división es patente en la sociedad. Y aquella Iglesia que recogía muertos asesinados en el Mapocho, que curaba heridos y salvaba perseguidos, entonces tan prestigiada, hoy está venida a menos, a causa de los escándalos por abusos de algunos de sus ministros. Mirar atrás y disfrutar profundizando en la vida y obra del cardenal Silva Henríquez sería un buen revulsivo para quienes pastorean hoy el Pueblo de Dios. Por cierto, recordemos que están iniciados los primeros pasos para su beatificación.

 

Baltasar Bueno

Religión Digital

MENSAJE FINAL DEL 42 CONGRESO DE TEOLOGÍA 'JUAN XXIII'


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1.- Del 15 al 17 de septiembre de 2023 hemos celebrado el 42 Congreso de Teología sobre el tema “¿Qué democracia? ¿Qué cristianismo? Caminos para la paz” con la participación de congresistas de diferentes países y continentes y de conferenciantes de África, América Latina y Europa en un clima de diálogo intercultural e interdisciplinar y desde una perspectiva feminista.

2.- Hemos hecho un análisis crítico de las amenazas a las que se ve sometida la democracia y comprobado que la política contemporánea se ha vuelto imprevisible, caótica y, en buena medida, incomprensible. Vivimos en medio de un desorden político y de un individualismo neoliberal. En los últimos quince años se han producido sucesos que en otras épocas habrían sido inconcebibles: el Brexit, la elección de Trump y de Bolsonaro, el auge de la extrema derecha, la crisis de los partidos socialdemócratas, la polarización política, la alta volatilidad social y una fuerte preocupación por el futuro. La crisis de la democracia es parte de la falta de confianza en los mecanismos de intermediación social.

3.- La democracia contemporánea se ha constituido sobre la exclusión de las mujeres. Casi tres siglos han sido necesarios para que, en algunas partes del planeta, las mujeres tuviesen acceso a la ciudadanía. Sin embargo, estas conquistas de derechos coexisten con realidades sociales que deslegitiman la democracia: la violencia patriarcal, la feminización de la pobreza y la falta de respeto social a las mujeres, junto a nuevas formas de mercantilización de sus cuerpos. Todo ello da como resultado una democracia incompleta y defectuosa. Hemos observado, asimismo, la fuerza cada vez mayor de los movimientos feministas, que resisten al patriarcado y luchan contra todo tipo de discriminación.

4.- Nuestra mirada se ha dirigido a África, un continente rico, pero poblado por mayorías populares pobres. La democracia occidental ha generado allí inestabilidad democrática y producido una relación adúltero-incestuosa entre las iglesias cristianas y el sistema colonial. Occidente se ha relacionado con África de tres maneras: debilitándola, aterrorizándola y apropiándose de sus riquezas, y ello “con la bendición apostólica”. En el nuevo escenario global. África puede y debe contribuir a la construcción de una democracia integradora de la pluralidad cultural y religiosa. Es necesario pasar de un cristianismo invasor a un cristianismo descolonizador. Una aportación del África negra a la democracia es la filosofía ubuntu, cuyo principio es “Yo soy porque tú eres”.

5.- Hemos analizado críticamente y con mirada feminista la relación entre cristianismo y democracia en América Latina, así como las condiciones para que los regímenes políticos de ese continente puedan avanzar hacia una verdadera democracia que integre realmente a todas las poblaciones. Las relaciones entre justicia, paz y democracia deben ubicarse en el paradigma de la no violencia y la perspectiva de género.

6.- El cristianismo a nivel global está hoy amenazado por organizaciones religiosas fundamentalistas que fomentan discursos de odio y son contrarias a los valores del cristianismo originario. A su vez se encuentran en alianza con la extrema derecha y cuentan con el apoyo de importantes sectores de la jerarquía católica, que se convierten con frecuencia en sus portavoces. La esperanza está en que existen también colectivos que practican la solidaridad con las personas vulnerables, las clases sociales empobrecidas y los pueblos oprimidos.

7.- Hemos comprobado que la Iglesia católica es de corte monárquico y patriarcal. Frena la democracia y la práctica igualitaria en su seno. El feminismo y la teología feminista son instancias críticas de la Iglesia y de los Estados democráticos ante sus excesos y abusos y ofrecen propuestas relevantes para toda la humanidad y el planeta. Afirma Célia Amorós: “cuando se quiere la democracia, se quiere el feminismo”. Nosotros decimos: cuando se quiere un cristianismo igualitario necesitamos del feminismo y de la teología feminista para conseguirlo.

8.- Nos comprometemos a continuar la tarea de reconstruir, desde los márgenes, una democracia y un cristianismo en dirección a la utopía de Otro Mundo Posible, justo, fraterno-sororal y eco-humano. Terminamos con el poema de Pedro Casaldáliga, que nos acompañó y participó en nuestro congreso desde el principio: “Es tarde, pero es nuestra hora […]; es tarde, pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer futuro”.

 

Asociación de teólogos y teólogas Juan XXIII

Religión Digital, 17.09.2023

EL PUEBLO DE DIOS, PROTAGONISTA DEL SÍNODO. PERO ¿QUÉ PUEBLO?


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Este Sínodo de la sinodalidad no quiere fundamentar sus decisiones en la autoridad del Papa o de los obispos allí reunidos sino en las creencias de todo el pueblo cristiano, porque éste es el sujeto principal que recibe la protección y la inspiración del Espíritu Santo.

Creo que de este modo el Papa Francisco ha interpretado la tendencia de Los signos de nuestro tiempo (al menos en nuestra cultura occidental) que valoran la libertad y el convencimiento personal más que la obediencia a los dictados de una autoridad.

Personal he dicho, pero no individualista sino comunitario, porque sabemos que nuestra libertad y nuestras reflexiones padecen frecuentemente interferencias de nuestros egoísmos o de nuestra ignorancia, y queremos contrastarlas con las reflexiones de nuestro grupo humano. Aun así, somos conscientes de que sólo iremos aproximándonos, y desde diversos ángulos, a la verdad, a la Realidad en sí.

¿Qué pueblo?

El Vaticano II reconoció al Pueblo de Dios como el centro de gravedad de la Iglesia, desplazando a un segundo plano la jerarquía y su autoridad; sin embargo no dejó claro quiénes constituyen ese Pueblo de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica identifica al pueblo de Dios con la Iglesia; y el Papa Francisco, formado en la teología latinoamericana del pueblo, considera que “ser cristianos es pertenecer al Pueblo de Dios”.

¿Pertenecen al Pueblo de Dios personas como Pinochet, el obispo Arrio, monseñor Lefevre, los cardenales que se oponen al Papa y a este Sínodo…? Creo que Gandhi, la judía Etty Hillesun, y tantos otros, pertenecen al Pueblo de Dios aunque no eran cristianos ni quisieron serlo. Para reducir las contradictorias características de este término se introdujeron limitaciones como el Pueblo fiel de Dios, pero sin definir quiénes son los fieles.

La idea del Pueblo de Dios nos viene del Antiguo Testamento, que narra cómo Yahvé escogió al pueblo hebreo como su pueblo, y estableció con él un pacto y un reino, que les libraría de la esclavitud, y de la opresión ejercida por otros pueblos o por otras calamidades.

La ambigüedad permite la libertad

Jesús no utilizó el término “Pueblo de Dios”, sino el de Reino o Reinado de Dios, que parecía equivalente, pero no lo era; porque no era exclusivo del pueblo hebreo sino que incluía a los samaritanos, a la mujer cananea o al endemoniado geraseno; y con tanto o más derechos que el de los judíos. (Hasta el punto de que en una de sus didácticas exageraciones dijo que Juan Bautista era el mayor profeta de Israel pero el menor en el Reino de Dios). Pablo cambió radicalmente el sentido de Pueblo de Dios al derogar para los paganocristianos la obediencia a la Ley y el pacto de la circuncisión.

Las categorías de Pueblo o de Reino –como la de cristianismo, islamismo, hinduismo, iglesia católica, protestante, ortodoxa– pertenecen a una nomenclatura necesaria para hablar de grupos humanos, igual que necesitamos una nomenclatura para clasificar la variedad de plantas o animales (aunque éstos son más fácilmente clasificables que los colectivos humanos).

Un término igualmente ambiguo o indeterminado es el de la necesidad de la recepción de la comunidad para la validez de un Concilio, sobre el que Congar se planteaba la dificultad de precisar la cuantía necesaria de oponentes en la comunidad dispersa para invalidar las decisiones del Concilio.

Jesús prefirió usar un lenguaje simbólico –ambiguo– con ejemplos de actitudes que invitaban a un horizonte de posibilidades, como la parábola del buen samaritano o del Padre del hijo pródigo. Desconfió en cambio de las definiciones y preceptos concretos exigibles en todo tiempo y lugar. A diferencia de Juan, no estableció un bautismo como señal de conversión.

Al joven rico le propuso vender todo lo que tenía y dárselo a los pobres, pero no le pidió algo semejante a su amigo Lázaro de Betania, y reprendió a los discípulos que criticaban a la mujer que derramó un caro perfume sobre los pies de Jesús, en vez de venderlo y repartir el dinero entre los pobres.

Su lenguaje ambiguo le permitió usar exageraciones, como caricaturas, para visualizar un mensaje: la rueda de molino al cuello, arrancarse un ojo, poner la otra mejilla, los últimos serán los primeros… y otros semejantes. Propuso ejemplos extremados, pero luego exigió poco; los publicanos y las prostitutas aventajarían a los fariseos.

La ambigüedad permite expresar libremente el amor. El sometimiento a las leyes lleva al fanatismo o al fariseísmo.

Conclusión

El Reino de Dios no se identifica con la Iglesia ni con el cristianismo; no tiene límites externos, ni en el tiempo ni en el espacio. “Ubi caritas et amor Deus ibi est”. Donde hay amor desinteresado allí está Dios.

Toda religión es una construcción humana basada en la inspiración de un místico; construcción necesaria para su organización, y útil para que sus seguidores tengan un atisbo de aquella intuición.

El Sínodo puede y debe modificar algunas normas tradicionales. No hay una norma teológica (menos aún evangélica) para medir la cuantía necesaria para la “no aceptación” de las decisiones de un Concilio o Sínodo. Lo importante es transmitir el Espíritu y el ejemplo de Jesús, y alentar a todos, cristianos o no cristianos, a un amor y una convivencia fraternal.

Las tradiciones pueden ser orientadoras o desorientadoras. Ya reprochó él a los fariseos “vosotros os apartáis de los mandatos de Dios por seguir las tradiciones humanas” (Mc 7,13). Tengo un amigo que se proclama cristiano de corazón y ateo de cabeza.

 

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net