FUNDADOR DE LA FAMILIA SALESIANA

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COLEGIO SALESIANO - SALESIAR IKASTETXEA

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BIENVENIDO AL BLOG DE LOS ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE SALESIANOS BARAKALDO

ESTE ES EL BLOG OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO SAN PAULINO DE NOLA
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ATALAYA

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viernes, 11 de marzo de 2022

¿ES CENA O ESCENA?

  Redes Cristianas

Rufo González 

La celebración de la eucaristía ha retrocedido al excesivo ritualismo antiguo
Todos podemos presidir la celebración de la eucaristía
Me ha llamado la atención el titular de la reflexión homilética de Tomás Muro (RD. 07-02-2022): “Ser cristiano se parece más a ser pobre que a celebrar ritos”. Si bien suscribo todo el artículo, me quedo para mi reflexión con este párrafo de su comentario: “Nosotros hemos centrado todo el cristianismo en la práctica religiosa casi estrictamente sacramental.

Eso puede que tenga algún interés, pero no es ni lo único, ni lo más importante, porque ser cristiano se parece más a ser pobre que a ir a misa, se parece más a ser servicial que sacral, a trabajar por los demás que a refugiarse en un castillo de espiritualidad del Templo.”

Desde que el concilio Vaticano II perdió durante los últimos pontificados su reconocimiento en lo relativo a la reforma de la liturgia, la celebración de la eucaristía ha retrocedido al excesivo ritualismo antiguo, ataviado con ropajes, expresiones y ademanes, que más bien se asemeja a una representación teatral que a un religioso recuerdo de la Cena del Señor. De expresar “servicio” ha pasado a “ser vicio”. De “cena”, a “escena”.

El cura “dice” la misa, los fieles feligreses vamos a “oír” misa. Con el papa Francisco la Iglesia, embarcada en el “camino sinodal”, se está adentrando en una etapa de revisiones y renovaciones que logren actualizar la oxidada estructura eclesiástica. ¿Habrá llegado el tiempo de renovar también la momificada celebración de la eucaristía, donde el sacerdote actúa y los fieles asisten como meros espectadores de una representación teatral, amén de los “amenes” rituales? Francisco ha afirmado: “El Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y dándole un nuevo rostro”. ¿Veremos el nuevo rostro de la evangélica “Cena del Señor” en las celebraciones?

El primer aspecto obligado a revisar sería quién debe presidir la celebración. (¡Qué pregunta más ignorante!, dirá alguno). Sí, ya sé que la respuesta oficial es: el “sacerdote”. Sin embargo, la pregunta tiene más de sutil que de ignorante. Resulta que, según doctrina, “todos los bautizados, por el bautismo, participamos de la misión sacerdotal de Cristo”. Los sagaces entendidos añadirán que se habla de la persona “consagrada sacerdote” (ordenada in sacris). Pero aquí chocamos de nuevo con la doctrina: “vosotros sois una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación `consagrada`… (1 Ped. 2,9) O sea, que todos somos sacerdotes consagrados. Luego todos podemos presidir la celebración de la eucaristía. La Iglesia no es sólo la jerarquía, sino todo el Pueblo de Dios.

El sujeto de la celebración es la comunidad. Al principio, la presidencia variaba de una comunidad a otra. “Compartían el pan en sus casas, comiendo con alegría y sencillez” (Hch. 2,46) Y quien presidía la reunión era un anciano (presbítero) o el anfitrión, hombre o mujer. Es de destacar que en aquellos tiempos no existían los sacerdotes “cristianos”. Todos los ministros y ministras (diaconisas) de los deferentes servicios de la comunidad eran laicos y habitualmente casados.

Pienso que debemos reivindicar una comunidad de celebrantes en la que desaparezcan las diferencias entre hombres y mujeres y se dé la participación de toda la asamblea, con o sin ordenado in sacris, como se hace ya en pequeñas comunidades.

Otro aspecto a revisar es el ritual. En la Iglesia primitiva no existía un protocolo preestablecido. Hubo varias modalidades de celebración. Quienes defienden la estructura encorsetada del ritual aducen que actualmente se cometen abusos y arbitrariedades (como si el exceso de ritos no constituyera abuso). La inobservancia de la Cena del Señor, según Pablo, no está en la alteración de ritos, pues cada comunidad tenía sus propias tradiciones, sino en el no compartir los alimentos con los hermanos más necesitados, es decir, negarse a compartir el pan, signo de la Cena del Señor. El ritualismo encarna una forma sutil de idolatría, ya que consiste en dar exagerada importancia a las formas, a los gestos, anulando así el verdadero significado de los signos. No confundamos liturgia con ritualismo.

En su última cena, Jesús realizó unos gestos, repetidos tantas veces en otras comidas, según los relatos, y pronunció unas palabras. Lo importante es el sentido que él quiso dar a esos gestos y palabras. Como sacramento, la eucaristía consiste en la conexión de un “signo” con la “realidad significada”. En la celebración eucarística, repetimos el signo (gestos y palabras) para descubrir la realidad significada y provocar una experiencia. No se trata de ceremonias, ritos y gestos como solemne protocolo rígido e inalterable, sino de la expresión de las vivencias de la comunidad a través de esas actitudes.

Un tercer aspecto revisable es la controvertida ornamentación, la indumentaria y los consecuentes aderezos. A lo largo de la historia los jerarcas han ambicionado buscar diferenciarse del pueblo a través del atuendo. Las vestiduras eclesiales aparecieron en la época de los emperadores, los funcionarios de la Iglesia acomodaron sus vestimentas al estilo de los nobles: ostentosos anillos y pectorales de piedras y metales preciosos, elegantes fajines, hasta llegar al ridículo de algún cardenal arrastrando magna capa… (“Una buena capa todo lo tapa”). La ostentación ha sido y sigue siendo reflejo evidente de privilegio y poder.

El vestido no es sagrado, aunque sí se ha sacralizado. Recordemos el Éxodo: “Harás vestiduras sagradas para tu hermano Aarón, que le den gloria y esplendor” (Ex. 28,2). Se trata de prendas específicas, propias de los jerarcas religiosos, que crean una barrera entre los sacerdotes y el resto del pueblo. Así nació la “casta sacerdotal”. Y aquí radica el afán de exhibición de tal indumentaria: bicornios mitrales, lujosos báculos, vistosas cruces pectorales, casullas multicolores. Ostentación y segregación, separación entre clero y fieles.

¿Qué aportan al recuerdo de la Cena del Señor los “ornamentos”? Lo define la propia palabra: adorno, suntuosidad, ornato. Jesús se pronunció contra el vestido como ostentación sacral: “¡No hagáis como ellos hacen!… pues agrandan sus distintivos religiosos (filacterias) y alargan los adornos (flecos) de sus mantos” (Mt.23,5). “Vosotros no os preocupéis del vestido… Mirad los lirios del campo…” (Mt. 6,25-32). Jesús y sus discípulos vistieron, sin duda, como los hombres y mujeres de su tiempo, sin distinguirse de ellos por la ropa.

Nos encontramos en un momento histórico del pontificado de Francisco. El “camino sinodal” que intenta recorrer la Iglesia sólo se producirá si experimentamos la “conversión sinodal” hacia la renovación, con mayor participación y comunión, sin exclusión ni límites, de todos los miembros del “Cuerpo de Cristo”, consiguiendo juntos nuevas estructuras eclesiales. Hace cincuenta años (1971) en el contexto de un sínodo de la Iglesia alemana, el gran teólogo Karl Rahner pedía: “Mientras no se dé un verdadero “cambio estructural de la Iglesia”, se tratará de parches que no van a cambiar realmente nada.”

“En el Evangelio lo importante es vestir al desnudo, no vestirse de importante”.

Actualización de lo que significa el ayuno hoy

 LEONARDO BOFF 

Boff

El Papa Francisco entiende el cristianismo no como un fósil del pasado, sino como un organismo vivo que se relaciona siempre con el tiempo presente y se renueva. Entonces es cuando muestra su permanente actualidad y enriquece el sentido de nuestra vida.
Así ha hecho con el ayuno que los católicos suelen hacer el Miércoles de Ceniza, después del carnaval y al comienzo de la cuaresma (los 40 días que preceden a la Pascua), y el Viernes Santo, en el cual se recuerda la muerte de Jesús en la cruz.

El ayuno es una constante en todas las tradiciones religiosas. Su significado trasciende a no tomar alimentos y no beber agua. Se renuncia a ellos, fundamentales para la vida, para repensar el sentido de la vida y preguntarse por el lugar que Dios ocupa en ella. Los grandes nombres de nuestra tradición judeo-cristiana ayunaron. Así Moisés, Juan Bautista, San Pablo, Jesús y Francisco de Asís, entre otros muchos.

Chuang-Tzu habla del ayuno del corazón que es el origen de la unidad interior y de la libertad del espíritu. Es hacerse por un momento una ventana, que es un hueco vacío en la pared, pero por ella toda la habitación se llena de luz (Thomas Merton, La Vía de Chuang-Tzu, Vozes,1993,71-72).

Veamos, pues, la inteligente actualización que propone el Papa Francisco:

1- Saludar (siempre y en todo lugar).

2- Dar las gracias (aunque no “debas” hacerlo).

3- Recordarles a los demás cuánto los amas.

4- Saludar con alegría a esas personas que ves a diario.

5- Escuchar lo que te dice el otro, sin prejuicios, con amor.

6- Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.

7- Levantar los ánimos a alguien.

8- Celebrar las cualidades y los éxitos del otro.

9- Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.

10- Ayudar cuando se necesite para que otro descanse.

11- Corregir con amor, no callar por miedo.

12- Tener buenos detalles con quienes están cerca de ti.

13- Limpiar lo que uso en casa.

14- Ayudar a los demás a superar obstáculos.

15- Llamar por teléfono a tus padres, si tienes la fortuna de tenerlos.

Después, propone estas maneras concretas de practicar el ayuno.

•Ayuna de palabras hirientes y trasmite palabras amables.

•Ayuna de descontentos y llénate de gratitud.

• Ayuna de rabia y llénate de mansedumbre y de paciencia.

• Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.

• Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.

• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.

• Ayuna de presiones y llénate de oración.

• Ayuna de tristezas y amarguras y llénate de alegría el corazón.

• Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás.

•Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación

• Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escucha a los otros.

Si todos hacemos este ayuno, nuestro día a día se llenará de:

Paz, Confianza, Alegría, Vida.

No hay nada que comentar a estos audaces preceptos, solo tratar de vivirlos con perseverancia.


*Leonardo Boff es teólogo y ha escrito con frei Betto Mística y espiritualidad, Vozes 2010.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

¿La ley Moral contra Dios?

 


José I.González Faus, teólogo

Miradas cristianas

González Faus

¿”Podemos” o no debemos?
Dios no conoce,como nosotros, por abstractos universales: para Él cada caso es único.
No hay regla sin excpeción. Y la excepcióon confirma la regla (no la quebranta)
La falta de sentido de la excepción constituye el fariseísmo: uan tentación tanto de derechas como de izquierdas
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¿Qué papel juega la religión en el conflicto de Ucrania?

 


Jaume Flaquer

Cristianismo y Justicia

Ucrania

La guerra en Ucrania deja de nuevo la triste imagen de dos países de mayoría cristiana matándose. En este caso, son dos países en los que la fe ortodoxa está profundamente arraigada pero donde se vive un verdadero cisma religioso, aunque sus límites no correspondan exactamente con los ucranianos de lengua autóctona y los de lengua rusa. Fundamentalmente, tenemos en el país un cisma entre la Iglesia ortodoxa sometida a Moscú (17%) y la reciente Iglesia ortodoxa del patriarcado de Kyiv (53%), declarada independiente en 1993, y reconocida por Constantinopla hace tres años. Significativamente, un 30% restante de ortodoxos no saben o no quieren definirse. Tenemos además una pequeña Iglesia en comunión con Roma que celebra en rito ortodoxo y otros pocos católicos de influencia polaca que celebran en rito latino.
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Escucha a los niños y habrá sorpresas

 


Mari Paz López Santos

Eclesalia

8 de marzo de 2022, Día Internacional de la Mujer
Hace unos días fuimos a buscar a nuestros dos nietos pequeños al colegio para luego llevarlos a la catequesis. Para ellos es una tarde especial porque, entre una cosa y otra, van de merienda con los abuelos. Nos encanta a todos.

El perdón y la Misericordia de la Divinidad

 Redes Cristianas

Olga Lucia Álvarez Benjumea ARCWP

Vivimos en un mundo, donde la temperatura de la agresividad, provocación y violencia no parece querer bajar. Se ve, se nota, la expectativa de como querer ver caer al otr@, actitudes de venganza y de desquite, pululan las sanciones. Esto es solo mirando los noticieros sobre la situación de Rusia-Ucrania, esta situación la estamos viviendo en nuestro país, en nuestros hogares, en nuestros grupos sean creyentes o no. La estrategia del desprestigio de un@s y otr@s inunda la TV, la radio, las redes sociales, la tinta, el papel se desborda en la prensa, el whatsapp y el computador se recalienta por la información que llega…

Se hacen esfuerzos, se firman acuerdos, se ofrecen oportunidades e intentos de reconciliación. Se pide y se da perdón, pero queda la sensación que, a pesar de pedir perdón, dar perdón buscar el acercamiento, hay una sensación de que todo no será igual. Que la desconfianza, el miedo, la sospecha han asentado sus bases y ahí se quedan.

Eso es normal, es natural y no nos es ajeno. Cuando se rompe y se pisotea la confianza, recuperarla no es facil. Lo importante es seguir dando oportunidades como hace Dios con cada uno/a de nosotr@s. Tiene que pasar mucho tiempo, que nos han insultado, han puesto en tela de juicio la honestidad, la autoridad, la credibilidad, la capacidad…esas son heridas que hay que sanar.

Es difícil, pero no imposible. Es la oportunidad para entender mejor como nos verá la Divinidad cuando no respondemos a su Amor.

Así es, esto nos debe hacer pensar en la Misericordia Divina. Nos falta mucho para parecernos a Ella, a pesar de ser cread@s a su imagen y semejanza. (Génesis 1:26-27)

¿Somos artífices de paz, perdón y reconciliación? ¿Cómo? Somos un@ líder, lideresa, predicad@r, docente, por qué la semilla de paz, no cae, no llega donde la tierra le espera?

¡Haz Divinidad, que veamos! Lucas 18:41. Haz que la esperanza y la fe, tomen asiento en el mundo, en nuestro país, en nuestro medio. Danos el coraje y la valentía para asumir tu Misericordia dentro de cada un@, y la proyectemos. Haz que asumamos la paz, que Tu nos das, que no es como la que nos ofrece el mundo. Haz de nosotr@s instrumentos de tu paz, testimonios de tu paz. Que tu PAZ se vea.

¡Amén!

*Presbiteras católica romana.

De la moral de esclavas de las religiones patriarcales a la ética emancipadora del feminismo

 


Juan José Tamayo, teólogo

El Blog de Juan José Tamayo

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Hacia una sociedad eco-humano-fraterno-sororal 8 de marzo:
La científica y filósofa de la ciencia india Vandana Shiva y la socióloga alemana María Mies son dos destacadas representantes del ecofeminismo, que Shiva define como “la convergencia de la ecología y el feminismo”
Las dos intelectuales y activistas ecofeministas afirman que tanto las semillas como los cuerpos de las mujeres, que son sedes de la capacidad de generación, “figuran, a los ojos del patriarcado, entre las últimas colonias”
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Revuelta de mujeres 2022: «En la Iglesia con voz y voto»

 


Pepa Moleón

Alandar

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Este año en España la presencia de la Revuelta en las calles tiene un marcado carácter estatal por su extensión y estrategias de preparación: será el domingo 6M en torno a las 12:00 a.m (la mayoría participamos en las manifestaciones del 8M y, desde el inicio, decidimos no solapar ambas celebraciones).
En redes y otros medios están las convocatorias, hora y lugar de cada concentración/encuentro, y ya son dieciséis las ciudades “en Revuelta”: Vigo, Madrid, Valencia, Santiago de Compostela, La Rioja, Sevilla, Badajoz, Santander, Bilbao, Barcelona, Granada, Zaragoza, Vitoria, Gran Canaria, Almería, Córdoba.
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8 de marzo: seguimos reclamando iglesias comprometidas con la igualdad y la equidad

 


Asociación de teólogas españolas


mujer
Hoy, 8 de marzo, se celebra internacionalmente el Día de la Mujer. Cuando la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist ardió la madrugada del 25 de marzo de 1911 en Nueva York, el movimiento obrero feminista ya estaba en marcha desde hacía años. El trágico incendio, en el que murieron 146 personas, 123 de ellas jóvenes mujeres, y la mayoría inmigrantes, daría origen a la celebración reivindicativa del Día de la Mujer cada 8 de marzo.
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Llamada telefónica de Parolin a Lavrov: “Que cesen los combates”

 


El Secretario de Estado de la Santa Sede dialogó con el Ministro de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia. El cardenal reiteró el llamamiento del Papa y expresó su disponibilidad para cualquier tipo de mediación.
El Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, y el Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, sostuvieron este martes una conversación telefónica. El cardenal reiteró lo que el Papa Francisco ha pedido en repetidas ocasiones, es decir, que cesen los combates. También expresó la disposición de la Santa Sede a participar en cualquier tipo de mediación que se considere útil para fomentar la paz.
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Cultiva lo femenino en tí

 


Magda Bennásar Oliver. SFCC

espiritualidadintegradoracristiana

Espero que el título no filtre a quien no comprende que hay que despertar a la verdad en todos los ámbitos de la vida, sino que, tal vez por curiosidad, la persona siga leyendo. Gracias por ello.
Si hay algo que sigue siendo perseguido en la mayoría de países y entidades e instituciones es, más que la mujer, «lo femenino».
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Domingo 13 de Marzo, 2 Cuaresma – C (Lucas 9,28b-36): ¿A quién escuchar?

 

A JOSÉ ANTONIO PAGOLA 

Los cristianos hemos oído hablar desde niños de una escena evangélica llamada tradicionalmente la «transfiguración de Jesús». Ya no es posible saber con seguridad cómo se originó el relato. Quedó recogido en la tradición cristiana sobre todo por dos motivos: les ayudaba a recordar el misterio encerrado en Jesús y les invitaba a escucharle solo a él.

En la cumbre de una «montaña alta», los discípulos más cercanos ven a Jesús con el rostro «transfigurado». Le acompañan dos personajes legendarios de la historia de Israel: Moisés, el gran legislador del pueblo, y Elías, el profeta de fuego que defendió a Dios con celo abrasador.

Los dos personajes, representantes de la Ley y los Profetas, tienen el rostro apagado: solo Jesús irradia luz. Por otra parte, no proclaman mensaje alguno, vienen a «conversar» con Jesús: solo este tiene la última palabra. Solo él es la clave para leer cualquier otro mensaje.

Pedro no parece haberlo entendido. Propone hacer «tres chozas», una para cada uno. Pone a los tres en el mismo plano. No ha captado la novedad de Jesús. La voz surgida de la nube va a aclarar las cosas: «Este es mi Hijo, el escogido. Escuchadlo». No hay que escuchar a Moisés o a Elías, sino a Jesús, el «Hijo amado». Sus palabras y su vida nos descubren la verdad de Dios.

Vivir escuchando a Jesús es una experiencia única. Por fin estamos escuchando a alguien que dice la verdad. Alguien que sabe por qué y para qué vivir. Alguien que ofrece las claves para construir un mundo más justo y digno del ser humano.

Los seguidores de Jesús no vivimos de cualquier creencia, norma o rito. Una comunidad se va haciendo cristiana cuando va poniendo en su centro el Evangelio y solo el Evangelio. Ahí se juega nuestra identidad. No es fácil imaginar un hecho social más humanizador que un grupo de creyentes escuchando juntos el «relato de Jesús». Cada domingo podemos sentir su llamada a mirar la vida con ojos diferentes y a vivirla con más responsabilidad, construyendo un mundo más habitable.

Domingo 13 de Marzo, 2º de Cuaresma

 


Koinonía

2 CuaresmaCÁngel de Pisa (1275), Eufrasia (410)
Análisis
El texto de Gn 15 pertenece a una unidad que tiene dos partes muy marcadas: la primera vv.1-6 sobre la promesa de un hijo y descendencia, la segunda vv.7-21 sobre la promesa de la tierra. El texto que hoy presenta la liturgia presenta una cierta confusión ya que encontramos la conclusión de la primera parte, y parte de la segunda. Muchos estudiosos se han preguntado por la antigüedad del texto, hoy parece haber acuerdo que, si bien mucho material es antiguo, tenemos también elementos tardíos (como por ejemplo semejanzas con el Segundo Isaías). Incluso los primeros defensores de la teoría de fuentes del Pentateuco afirmaban que descubrir las fuentes de este texto resultaba muy difícil, si no imposible.
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TRANSFIGURACIÓN Y PROFECÍA

Fe adulta

col pepa torres com

2º domingo de Cuaresma. Ciclo C

Lc 9, 28b-36

El Evangelio de hoy es conocido tradicionalmente como la Transfiguración de Jesús y nos resulta siempre difícil de comprender. No sabemos bien a qué experiencia concreta remite, pero sí que acontece en el contexto de un encuentro en la intimidad con su Abba, en el que se experimenta transido de Dios y enraizado en la tradición profética de Israel. De ahí la referencia a Moisés y Elías. Una experiencia de filiación profundamente arraigada en un misterio de Amor que le desborda y le confirma en su misión profética con todas sus consecuencias.

Los discípulos que le acompañan son testigos de la afección de esta experiencia contemplativa en el propio Jesús, de su transformación interna y externa: su transfiguración. Quizás desde una compresión psicológica contemporánea podríamos definirla hoy esta experiencia vivida por Jesús como una experiencia cumbre que marcó su vida.

Pero la reacción de los discípulos y Jesús ante esta experiencia es bien distinta. Mientras Pedro, Juan y Santiago tienen la tentación de autocomplacerse en ella, instalarse en el bienestar consolador que les produce y evadirse de la realidad histórica: “Hagamos tres tiendas”. La reacción de Jesús es permanecer en silencio asumiendo la dimensión conflictiva de su misión, que ya empieza a vislumbrar y que acontecerá en Jerusalén, pues el reino que el Abba le va desvelando no tiene nada que ver con el poder político y religioso que representa el Templo.

Quizás este es el mayor aprendizaje que nos propone la lectura de este este texto: la autenticidad de la experiencia contemplativa en nuestra vida no es una cuestión de piedad, sino de profetismo y compromiso. La calidad de nuestra oración o nuestras experiencias de Dios no se miden por cuantas horas estamos en silencio sino por nuestra projimidad vivida hasta las últimas consecuencias.

El texto también nos dice que los discípulos vieron la gloria de Dios. Desde la tradición patrística que representa San Ireneo sabemos que la gloria de Dios es que los hombres y las mujeres vivan y lo hagan en abundancia, en plenitud de sentido, justicia y comunión. Por eso la verificación de la dimensión orante de nuestra vida nunca será la autocomplacencia, sino la entrega generosa y gratuita a empujar y cuidar la vida allá donde se nos revela más vulnerada y herida. Allá también seremos llamados y llamadas a vivir la experiencia de filiación que nos hace hijos e hijas en el Hijo y a todo ser humano nuestro hermano y hermana.

TAMBIÉN LO QUE ERES ESTÁ MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS DOMINGO 2º DE CUARESMA (C)

Fe Adulta 

col fraymarcos

 


Lc 9,28-36

Este domingo se nos proponen dos teofanías, una a Abrahán y otra a los tres apóstoles. En realidad, toda la Biblia es el relato de la manifestación de Dios. Se trata de leyendas construidas para fundamentar las creencias de un pueblo. La Alianza sellada por Abrahán con el mismo Dios es el hecho más importante de la epopeya bíblica. Hay un detalle muy significativo. Dios no llegó a la cita hasta que vino la noche y Abrahán cayó en “un sueño profundo”, un terror intenso y oscuro. Naturalmente, se trata de una experiencia subconsciente.

Tampoco la transfiguración debemos entenderla como una puesta en escena por parte de Jesús. El querer explicar el relato como si fuera una crónica de lo sucedido, es la mejor manera de hacer polvo el mensaje. No es verosímil que Jesús montara una exhibición de luz y sonido, ni para tres ni para tres mil. El domingo pasado se proponía una espectacular puesta en escena (tírate de aquí abajo) como una tentación. No tiene mucho sentido que hoy se proponga como una manifestación de “gracia” en beneficio de los tres apóstoles.

Es clave para la comprensión del relato la advertencia final. "Por el momento no dijeron nada de lo que habían visto". En el mismo relato de Mateo y Marcos, es Jesús quien les prohíbe decir nada a nadie hasta que resucite de entre los muertos. La conversación con Moisés y Elías era sobre el “éxodo de Jesús” (pasión y muerte). Seguramente se trata de un relato pascual. Todos los relatos evangélicos son pascuales. Me refiero a que en un principio se pensó como relato de resurrección pero con el tiempo se retrotrajo a la vida terrena de Jesús, para potenciar el carácter divino de Jesús y su conexión con el AT.

El mejor modo de demostrar que no es un hecho histórico es que todos los elementos que se emplean para construir el relato se toman del AT. El monte, lugar de la presencia de Dios. El resplandor, signo de que Dios estaba allí. La nube en la que Dios se manifestó a Moisés y que después les acompañaba por el desierto. La voz que es el medio por el que Dios comunica su voluntad. El miedo presente siempre que se experimenta lo divino. Las chozas, alusión a la fiesta mesiánica en la que se conmemoraba el paso por el desierto. Moisés y Elías son símbolos: La Ley y los Profetas, los pilares de la religiosidad judía. Conversan con Jesús, pero se retiran. Han cumplido su misión y en adelante será Jesús la referencia última. Pedro pretende perpetuar el momento que cree definitivo.

El relato se presenta como una transfiguración. Cambió la figura, lo que se puede percibir por los sentidos. En lo esencial, Jesús siguió siendo el mismo. Fue la apariencia lo que los tres discípulos experimentaron como distinto. En Jesús, como en todo ser humano, lo importante es lo divino que no puede ser percibido por los sentidos. En los relatos pascuales se quiere resaltar que ese Jesús, que se les aparece, es el mismo que anduvo con ellos en Galilea. En este relato, referido a su vida, se dice lo mismo pero desde el punto de vista contrario. Ese Jesús que vive con ellos es ya Cristo glorificado.

La inmensa mayoría de las interpretaciones de este relato apuntan a una manifestación de la “gloria” como preparación para el tiempo de prueba de la pasión. Además de que el intento falló totalmente, esto sería una manifestación trampa. Cuando interpretamos la “gloria” como lo contrario a lo normal, nos alejamos del verdadero mensaje del evangelio. El sufrimiento, la cruz, no puede ser un medio para alcanzar lo que no tenemos. En el sufrimiento está ya Dios presente, exactamente igual que en lo que llamamos glorificación.

La “gloria de Dios” no tiene nada que ver con la gloria humana. En Dios, la gloria es simplemente su esencia, no algo añadido. Dios no puede ser glorificado, porque nunca puede estar sin gloria. Cuando hablamos de la gloria divina de Jesús, aplicándole el concepto de gloria humana, tergiversamos lo que es Jesús y lo que es Dios. Si en Jesús habitaba la plenitud de la divinidad, quiere decir que Dios y su “gloria” nunca se separaron de él. Jesús hombre sí podría recibir gloria: cetros, coronas, solios, poder, fama, honores... Cuando queremos añadírselo después de su muerte, no es más que la gran tentación.

El evangelio nos dice que no tenemos nada que esperar para el futuro. La buena noticia no está en que Dios me va a dar algo más tarde, aquí abajo o en un hipotético más allá, sino en descubrir que todo me lo ha dado ya (El reino de Dios está dentro de vosotros). En Jesús está ya la plenitud de la divinidad, pero está en su humanidad. La divinidad de Jesús no se puede percibir por los sentidos ni deducir de lo que se percibe. De fenómenos externos no puede venir nunca una certeza de la trascendencia, por muy espectaculares que parezcan.

Todo lo que Jesús nos pidió que superáramos, lo queremos reivindicar con creces, solo que un poco más tarde. Renunciar ahora para asegurarlo después, y para toda la eternidad, es la mejor prueba de que seguimos esperando la salvación a nivel de nuestro ego. Jesús acaba de decir a los discípulos, justo antes de este relato, que tiene que padecer mucho; que el que quiera seguirle tiene que renunciar a sí mismo. Jesús nos enseñó que debemos deshacernos de la escoria de nuestro ego para descubrir el oro de nuestro verdadero ser. Seguimos esperando de Dios que recubra de oropel la escoria para que parezca oro.

Lo divino en nosotros no es lo contrario de nuestras carencias. Es una realidad compatible con las limitaciones, que son inherentes a nuestra condición de criaturas. Después de Jesús, es absurda una esperanza de futuro. Dios nos ha dado ya todo lo que podría darnos. Se ha dado Él mismo y no tiene nada más que dar (Sta. Teresa). Claro que esto da al traste con todas nuestras aspiraciones de “salvación”. Pero precisamente ahí debe llegar nuestra reflexión: ¿Estamos dispuestos a aceptar la salvación que Jesús nos propone, o seguimos empeñados en exigir de Dios la salvación que nosotros desearíamos para nuestro falso yo?

¡Escuchadle a él solo! Seguimos, como Pedro, aferrados al Dios del AT. Yo diría: ¡Escuchad como Jesús escuchó! El cristianismo ha velado de tal forma el mensaje de Jesús, que es casi imposible distinguir lo que es mensaje evangélico y lo que es adherencia ideológica. Esa tarea de discernimiento es más urgente que nunca. La exégesis nos puede ayudar a descubrir la cantidad de relleno que nos han vendido como evangelio. Jesús buscaba odres nuevos que aguantaran el vino nuevo. Hoy son numerosos los odres que esperan vino nuevo, porque no aguantan el vino viejo y agrio que les seguimos ofreciendo.

El hecho de que Moisés y Elías se retiraran antes de que hablara la voz, es una advertencia para nosotros que no acabamos de superar el Dios del AT. Jesús ha dado un salto en la comprensión de Dios que debemos dar nosotros también. En realidad, en ese salto consiste toda la buena noticia. El Dios de Jesús es un Dios que es, siempre y para todos, amor incondicional. El Dios de Jesús nos desconcierta, nos saca de nuestras casillas porque nos habla de entrega incondicional, de amor leal, de desapego del Yo. El Dios del AT ha hecho una alianza al estilo humano y espera que el hombre cumpla la parte que le corresponde.



LA ANTICIPACIÓN DEL TRIUNFO DE JESÚS Y DE NUESTRO TRIUNFO 2º domingo de Cuaresma. Ciclo C

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El domingo 1º de Cuaresma se dedica siempre a las tentaciones de Jesús, y el 2º a la transfiguración. El motivo es fácil de entender: la Cuaresma es etapa de preparación a la Pascua; no sólo a la Semana Santa, entendida como recuerdo de la muerte de Jesús, sino también a su resurrección. Este episodio, que anticipa su triunfo final nos ayuda a enfocar adecuadamente estas semanas.

El contexto: la promesa

Jesús ha anunciado que debe padecer mucho, ser rechazado, morir y resucitar. Y ha avisado que quienes quieran seguirle deberán negarse a sí mismos y cargar con la cruz. Pero tendrán su recompensa cuando él vuelva triunfante. Y añade: «Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán antes de ver el reinado de Dios». ¿Se cumplirá esa extraña promesa?

El cumplimiento: la transfiguración

Seis después tiene lugar este extraño episodio. El relato de Lucas, el que leemos este domingo, podemos dividirlo en dos partes: la subida a la montaña y la visión. Desde un punto de vista litera­rio es una teofanía, una manifestación de Dios, y los evangelistas utilizan los mismos elementos que empleaban los autores del Antiguo Testamento para describirlas. Por eso, antes de analizar cada una de las partes, conviene recordar algunos datos de la famosa teofanía del Sinaí, cuando Dios se revela a Moisés.

La teofanía del Sinaí

Dios no se manifiesta en un espacio cualquiera, sino en un sitio especial, la montaña, a la que no tiene acceso todo el pueblo, sino sólo Moisés, al que a veces acompaña su hermano Aarón (Ex 19,24), o Aarón, Nadab y Abihú junto con los setenta dirigentes de Israel (Ex 24,1). La presen­cia de Dios se expresa mediante la imagen de una densa nube, desde la que habla (Ex 19,9). Es también frecuente que se mencione en este contexto el fuego, el humo y el temblor de la montaña, como símbolo de la gloria y el poder de Dios que se acerca a la tierra. Estos elementos demuestran que los evangelistas no pretenden ofrecer un informe objetivo, “histórico”, de lo ocurrido, sino crear un clima semejante al de las teofanías del Antiguo Testa­mento.

La subida a la montaña

Jesús sólo elige a tres discípu­los, Pedro, Santiago y Juan. Este dato no debemos interpretarlo solo como un privilegio; la idea principal es que va a ocurrir algo tan grande que no puede ser presen­ciado por todos.

Lucas introduce aquí un cambio pequeño, pero importante. Marcos y Mateo dicen que subieron “a una montaña alta y apartada”; Lucas, que “subieron a la montaña para rezar”. La altura y aislamiento del monte no le interesa, lo importante es que Jesús reza en todas las ocasiones trascendentales de su vida.

La visión

En ella hay cuatro elementos que la hacen avanzar hasta su plenitud. El primero es la transformación del rostro y las vestiduras de Jesús. El segundo, la aparición de Moisés y Elías. El tercero, la aparición de una nube luminosa que cubre a los presentes. El cuarto, la voz que se escucha desde el cielo.

1. La transformación de Jesús la expresaba Marcos con estas pala­bras: «En su presencia se transfiguró y sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no es capaz de blanquearlos ningún batanero del mundo» (Mc 9,3). La fuerza recae en la blancura del vestido de Jesús. Lucas, sin embargo, destaca que el cambio se produce mientras Jesús oraba, y se centra en el cambio de su rostro, no en el de sus vestidos: “Y, mientras orabael aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.” Lucas nos invita a contemplar una escena a cámara lenta, centrada en el primer plano del rostro de Jesús. Es un anticipo de las apariciones de Cristo resucitado, cuando su rostro es difícil de identificar para María Magdalena, los dos de Emaús y los discípulos en el lago.

2. La aparición de Moisés y Elías. Moisés es el gran mediador entre Dios y su pueblo, el profeta con el que Dios hablaba cara a cara. Según la tradición bíblica, sin Moisés no habrían existido el pueblo de Israel ni su religión. Elías es el profeta que salva a esa religión en su mayor momento de crisis, hacia el siglo IX a.C., cuando está a punto de sucumbir por el influjo de la religión cananea. Sin Elías habría caído por tierra toda la obra de Moisés. Por eso los judíos concedían especial importancia a estos dos personajes. El hecho de que se aparezcan ahora a los discípu­los (no a Jesús) es una manera de garantizarles la importancia del personaje al que están siguiendo. No es un hereje ni un loco, no está destruyendo la labor religiosa de siglos, se encuentra en la línea de los antiguos profetas, llevando su obra a plenitud.

En este contexto, las palabras de Pedro proponiendo hacer tres chozas suenan a simple despropósito. Pero son conse­cuencia de lo que ha dicho antes: «qué bien se está aquí». Es preferible quedarse en lo alto del monte a cargar con la cruz y seguir a Jesús hasta la muerte.

3. Como en el Sinaí, el monte queda cubierto por una nube.

4. Las palabras de Dios reproducen exactamente las que se escucharon en el momento del bautismo, cuando Dios presentaba a Jesús como su siervo. Pero aquí se añade un imperativo: "¡Escuchadle!" La orden se relaciona directamente con las anteriores palabras de Jesús, sobre su propio destino y sobre el seguimiento y la cruz de sus discípulos.

Resumen

Este episodio no está contado en beneficio de Jesús, sino como experiencia positiva para los apóstoles. Después de haber escuchado a Jesús hablar de su pasión y muerte, de las duras condiciones que impone a sus seguidores, tienen tres experiencias complementarias: 1) ven a Jesús transfigurado de forma gloriosa; 2) se les aparecen Moisés y Elías; 3) escuchan la voz del cielo.

Esto supone una enseñanza creciente: 1) al ver transformados su rostro y sus vesti­dos tienen la expe­riencia de que su destino final no es el fracaso, sino la gloria; 2) la aparición de Moisés y Elías confirma que Jesús es el culmen de la historia religiosa de Israel y de la revela­ción de Dios; 3) la voz del cielo les enseña que seguir a Jesús no es una locura, sino lo más conforme al plan de Dios.

La anticipación de nuestro triunfo (Filipenses 3,17-4,1)

A la comunidad de Filipos, igual que a otras fundadas por Pablo, llegaron misioneros cristianos, pero de tendencia radical, judaizante; convencidos de salvarse por observar una serie de normas alimentarias (“su Dios es el vientre”) y por la circuncisión (“se glorían de sus vergüenzas”). En consecuencia, aunque no lo reconozcan, para salvarse no es preciso que Jesús muera por nosotros, y “se comportan como enemigos de la cruz de Cristo”.

Frente a esta postura, los filipenses, seguidores de Pablo, no aspiran a cosas terrenas sino que aguardan a un salvador, Jesús, que transformará nuestro cuerpo humilde a semejanza del suyo glorioso. Esta promesa de la transformación de nuestro cuerpo es la que ha movido a elegir esta lectura, en paralelo con la del evangelio: la transfiguración de Jesús no solo anticipa su gloria sino también la nuestra.

La teofanía a Abrahán (Gn 15, 5-12. 17-18)

Abrahán, presentado como un pastor seminómada, recibe las dos mayores promesas que puede desear: una descendencia numerosa y una tierra donde asentarse. El texto podemos dividirlo en tres partes: la primera promete una descendencia numerosa como las estrellas; la segunda, la tierra (sin concretar de qué tierra se trata, se supone que la de Canaán); la tercera une los dos temas: la descendencia de Abrahán heredará la tierra (en este caso se le atribuye una extensión fabulosa).

No consigo entender por qué se ha elegido esta lectura. Probablemente porque la sección central hace referencia a una teofanía, y se la ha visto en paralelo con la transfiguración de Jesús. Pero cualquier parecido entre ambos relatos es pura coincidencia

ESPIRITUALIDAD Y NARCISISMO Domingo II de Cuaresma 13 de marzo Lc 9, 28b-36

col lozano artFE adulta

 



Tal como comentaba la semana anterior, el ego vive de la apropiación. Como parásito, necesita alimentarse de la energía que roba allí donde puede. Y, en principio, no hay nada -ni lo más “sagrado”- que se halle a salvo de su voracidad.

Relaciones, grupos, trabajos, profesiones, títulos, creencias…: todo puede constituir un goloso alimento para un ego que busca autoafirmarse. Ocurre en el campo de la religión donde, tras una imagen de “religiosidad”, puede esconderse un ego que -con frecuencia, de modo inconsciente- busca apropiarse de algo que lo alimente. Y ocurre también en el campo de la espiritualidad no religiosa.

¿Qué puede haber de “atrayente” para el ego en el campo de la espiritualidad? De entrada, tres elementos que el ego hambrea: señuelo de refugio narcisistaoferta de seguridad y promesa de una “aureola” plausible.

La espiritualidad puede constituir un campo propicio para que el ego construya un “pequeño paraíso narcisista” a su medida, sin ninguna referencia “ajena” ni instancia alguna que lo cuestione: “¡Qué hermoso es estar aquí!”. En ese refugio impera únicamente su ley: este es el sueño de la personalidad narcisista.

El ego puede creer encontrar en la espiritualidad una seguridad que lo libere de una sensación de banalidad, superficialidad, duda, incertidumbre, que le resulta insoportable. Así entendida, la “espiritualidad” sería una opción para cubrir un vacío de sentido.

Si algo busca el ego (narcisista) es sentirse “especial”. No es extraño que, tras la búsqueda de un “camino espiritual”, pueda esconderse, camuflada incluso para el propio interesado, la necesidad infantil de sentirse “especial” y portador de “algo” que le “eleva” por encima de lo que juzga como banalidad.

Lo que ocurre es que, una vez que el ego se la apropia, la espiritualidad se pervierte, hasta el punto de que, de ella, únicamente queda el nombre. Porque si el ego se define por la apropiación, la espiritualidad genuina se plasma en una desapropiación creciente. Si el narcisismo se caracteriza por la egocentración, la espiritualidad conduce a una existencia desegocentrada. Por decirlo brevemente: la espiritualidad se halla en las antípodas del narcisismo. De ahí que, bien vivida, constituya una poderosa fuerza de transformación personal y de liberación (desidentificación) del ego.

¿Percibo alguna trampa que se cuela en mi modo de vivir la espiritualidad?

DISCERNIMIENTO Lc 9, 28-36

comentario editorial fa7

col munarriz

 


 Fe adulta


«Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar»

Los textos de los sinópticos se centran en los hechos y dichos de Jesús, aunque recalcan su hábito de retirarse frecuentemente a orar buscando la soledad de la montaña. En ocasiones lo hace acompañado de sus discípulos más cercanos, tal como narra el evangelio de hoy o como ocurre en Getsemaní.

Pero hay tres momentos cruciales en que su oración tiene un carácter especial y los evangelistas se hacen eco de ello narrando con detalle la escena. Son momentos en que debe tomar las decisiones más importante de su vida, y en todos ellos recurre a la oración en busca de lucidez para discernir y fortaleza para responder.

El primero se recoge en el texto de la semana pasada y se desarrolla en el desierto de Judea. Probablemente Jesús rondaba en ese momento los 35 años, y podemos suponer que hasta entonces había llevado una vida discreta en Nazaret dedicado a su oficio y profesando la fe de sus padres. Pero algo sacudió su conciencia y decidió ir al Jordán en busca de respuestas en el entorno del Bautista.

Del Jordán subió directamente al desierto y permaneció en él largo tiempo dedicado a la oración… Y ya no volvió a Nazaret, sino que fue a Cafarnaún acompañado de Juan, Andrés, Simón y Natanael para iniciar desde allí la misión a la que se sentía llamado. En la soledad del desierto, entregado a la oración, Jesús había decidido responder a la llamada venciendo la acuciante tentación de ignorarla.

El segundo discernimiento corresponde al evangelio de hoy. Jesús tiene que decidir entre permanecer en Galilea o universalizar su mensaje llevando la buena noticia al mismo corazón de Judea. Si permanece en Galilea como profeta rural, el alcance de su mensaje será muy limitado, pero al menos su vida no correrá peligro. En cambio, si sube a Jerusalén pondrá en grave riesgo su vida, pues sabe que las autoridades le buscan para prenderle: «Vayamos también nosotros a Jerusalén a morir con él», dice Tomás, consciente del enorme peligro que ello supone.

En este caso, el discernimiento queda en cierto modo velado porque Lucas incluye una teofanía que pretende dejar claro (antes de iniciar el relato de la pasión) quién es el hombre que va a subir a Jerusalén, va a ser prendido por las autoridades, torturado y muerto en cruz. Lucas nos viene a decir: “No os equivoquéis; Dios estaba con ese hombre que aparentemente fue vencido por los sacerdotes; y no con quienes lo mataron”… «Y una voz desde la nube decía: Éste es mi hijo amado»

El tercer discernimiento tiene lugar en Getsemaní. Esa tarde Jesús ha organizado una cena de despedida con sus discípulos porque sabe que esa noche va a ser entregado. Ya en el huerto de los olivos, Jesús tiene que tomar la decisión definitiva: escabullirse amparado en las sombras de la noche, o ser consecuente con su misión y aguantar a pie firme la llegada de los guardias. Una decisión brutal, como también lo fue su angustia: «… Padre, aleja de mí este cáliz».

Por fidelidad a la misión, en el primer caso Jesús renuncia a la vida cómoda de Nazaret, en el segundo a la seguridad de Galilea y en el tercero a la propia vida.

 

Miguel Ángel Munárriz Casajús

Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo en su momento, pinche aquí