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Rufo González
Enviado a la página web de Redes Cristianas
Causa desconcierto en estos tiempos leer noticias como estas:
– “El Pleno municipal del Ayuntamiento de Leganés acordó en una sesión extraordinaria celebrada el 24 de noviembre de 2016 nombrar alcaldesa honoraria de Leganés a Nuestra Señora de Butarque”.
– “El trasfondo de esta designación por parte del Ayuntamiento de Leganés es ratificar como patrona a Nuestra Señora de Butarque de cara al 900º aniversario de la aparición de la Virgen al molinero en las orillas del arroyo de las tierras de Butarque, que se celebrará en 2017” (Noticias Diócesis Getafe).
– “Todos los 14 de agosto la Virgen de Butarque obtiene del alcalde el bastón de mando de manera simbólica. Ahora, además, durante todo el año, tendrá ese cargo. El Pleno ha creado la figura de alcaldesa honoraria para la patrona de Leganés a propuesta de la Hermandad de la Virgen.
Un punto no exento de controversia que ha contado con la abstención del PSOE en el gobierno y el voto en contra de IUCM, cuatro ediles expulsados de Leganemos y de este grupo político. Su portavoz, Fran Muñoz, ha opinado que va en contra de los valores laicos que debe presidir el Ayuntamiento, independientemente de su respeto por las creencias de cada vecino” (Informativo local).
La Iglesia oficial se deja querer
En cientos de lugares siguen celebrándose eventos similares. Sin ir más lejos, la asociación “Madrid laica – Europa laica” denunciaba el sinsentido de la alcaldesa de Madrid:
– “El 9 de noviembre de 2016 estuviste participando junto a algunos concejales de Ahora Madrid -al igual que ya hiciste el año pasado-, en los actos de celebración de renovación del Voto de la Villa a la Virgen de la Almudena. Fueron unos actos litúrgicos de misa y procesión realizados al aire libre en la Plaza Mayor, presididos por el Arzobispo Carlos Osoro y otros eclesiásticos.
Durante estos actos tomaste la palabra y renovaste los famosos votos en nombre de todas y todos los madrileños de los `creyentes y no creyentes´. Con ello te arrogas una representación en temas de convicciones que no tienes en absoluto y además incumples tus propias palabras” (Carta abierta a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, por Madrid laica – Europa laica, 11 noviembre, 2016).
La Iglesia necesita la ayuda de quienes viven en el mundo sean o no sean creyentes (GS 44)
La honradez y amor a la verdad, sin pretenderlo, anuncian el Evangelio de la verdad y la vida, el Evangelio de Jesús. En este caso, quienes se oponen a la mixtificación de lo religioso y lo político están más cerca del Evangelio que los profesionales de la religión y la política.
Con el Evangelio en la mano, no tiene sentido rodear los símbolos cristianos -imágenes- con poder, honores y títulos mundanos. Se transmite un mensaje ajeno al evangelio, a los sentimientos de Jesús (Mt 20, 25-28; Mc 10, 42-45; Lc 22, 25-27). Es una clara desviación del sentido cristiano de la vida. Fruto histórico del “nacional catolicismo”, que identifica religión y sociedad, las celebraciones cristianas se hacen actos sociales sin implicación personal en la fe y la vida en Cristo. Es una actitud manipuladora de las conciencias, esclaviza los comportamientos de la gente sencilla, siempre al servicio del poder religioso y político. Por eso unos y otros se unen. No importa sean agnósticos, ateos o creyentes. Aunque sus políticas sean inhumanas, injustas, sectarias… si hay alguna ventaja de poder o dinero no dudan en apoyarse para su propia susistencia.
Curiosamente, quienes se oponen a estos intercambios interesados son los que están más cerca del reino de Dios, “llevan la delantera para entrar en el reino de Dios” (Mt 21,31s). Denuncian la injusticia, la suplantación: “Te arrogas una representación en temas de convicciones que no tienes en absoluto”, le dicen a la alcaldesa de Madrid. “Va en contra de los valores laicos que debe presidir el Ayuntamiento, independientemente de su respeto por las creencias de cada vecino”, argumenta sabiamente un concejal de Leganés.
Las comunidades cristianas de Leganés, ¿aprueban estas conductas?
No he leído la más mínima protesta de las comunidades cristianas de Leganés. ¿Ven correcto que una imagen, la de la madre de Jesús, sea proclamada “alcaldesa de honor”? En correspondencia podrían los Consejos Parroquiales proclamar “párroco de honor” al sr. Alcalde, o al escudo símbolo de Leganés. Así todos contentos. Las autoridades políticas y las religiosas unidas al servicio del pueblo, que aplaude, hace fiestas, exhibe sus mejores galas… ¡Lástima que se parezca tan poco a la vida de Jesús de Nazaret!
¿Qué pretenden con estas exhibiciones? ¿Están respondiendo a la situación real de la gente? ¿Han “procurado descubrir `lo que el Señor desea decir´ en una determinada circunstancia”? ¿Han hecho “un ejercicio de discernimiento evangélico, donde se intenta reconocer —a la luz del Espíritu— `la llamada que Dios hace oír en una situación histórica determinada”? (Evangelii gaudium 154).
Rufo González
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