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Wright Mills en su libro “The Power Elite”
(1.956) explica que el establishment sería “el grupo élite formado por
la unión de las sub-élites política, militar, económica, universitaria y
mass media”, lobbys de presión que estarían interconectadas mediante
“una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses y dirigidas
por la metafísica militar”.Por su parte, Zbigniew Brzezinski, ex-
consejero de Seguridad Nacional durante el mandato de Carter, en un
artículo publicado en la revista Foreign Affaire (1970), expone su
visión del “Nuevo Orden Mundial” al afirmar que “se hace necesaria una
visión nueva y más audaz con la creación de una comunidad de países
desarrollados que puedan tratar de manera eficaz los amplios problemas
de la humanidad”, esbozos de una teoría que perfilará en su libro “Entre
dos edades:El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica”(1.971).
En el citado libro aboga además por el
control de la población por una élite mediante la “manipulación
cibernética” al afirmar que “la era tecnotrónica involucra la aparición
gradual de una sociedad más controlada y dominada por una élite sin las
restricciones de los valores tradicionales, por lo que pronto será
posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano y
mantener al día los expedientes completos que contienen incluso la
información más personal sobre el ciudadano, archivos que estarán
sujetos a la recuperación instantánea de las autoridades”, lo que
anunciaría ya la posterior implementación del programa PRISM o del
reciente “affaire Spyon” de la NSA. Asimismo, en un discurso reciente
durante una reunión del Council on Foreings Relations (CFR), el citado
Brzezinski advirtió que “la dominación de las élites ya no es posible
debido a una aceleración del cambio social impulsado por la comunicación
instantánea que han provocado el despertar universal de la conciencia
política de las masas (Global Political Awakening) y que está resultando
perjudicial para la dominación externa como la que prevaleció en la
época del colonialismo y el imperialismo”.
En consecuencia, tras el intento de controlar la nube mediante
programas secretos como el citado Programa PRISM , en los próximos años
asistiremos al final de la democratización de la información (siguiendo
la senda emprendida por los llamados “países totalitarios”, mediante la
imposición de leyes que prohíben el uso de determinados términos (en
China, por ejemplo, “democracia” o “derechos humanos”)
para continuar con la implementación de filtros en los servidores de
los ISP, de lo que sería paradigma el SmartFilter fabricado por la
compañía estadounidense Secure Computing.
Así, según un estudio de la organización OpenNet (integrada por las
universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto), 25 países
ejercerían la censura de webs con contenidos políticos o sociales
“peligrosos” e impedirían asimismo el acceso a aplicaciones como YouTube
o Google Maps aplicando
sofisticados métodos de censura gracias a la colaboración de empresas
occidentales, pasando el Estado español a engrosar la lista de países
que ejercen la censura en Internet tras el cierre decretado por la AN de
la web y los perfiles de Twitter y Facebook de la organización “Ateak
Ireki”.
Todo ello tendrá como efectos colaterales la imposibilidad del acceso
universal a la red en la próxima década y el retorno a sus orígenes de
la Red de Redes al quedar Internet convertido en herramienta exclusiva
de las élites políticas, económicas y militares, lo que de facto
constituirá una deriva totalitaria y la implementación del déficit
democrático como estigma recurrente de las llamadas democracias formales
occidentales o “estilo Westminster”.
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