El próximo miércoles la Conferencia Episcopal elige a su nuevo secretario general y portavoz con la vista puesta en Roma
La Conferencia Episcopal Española (CEE) elige el próximo miércoles su
nuevo secretario general y portavoz, en sustitución del obispo auxiliar
de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, con la vista puesta en Roma, en medio de lo que ya se empieza a conocer como el “efecto Francisco”.
El relevo de Martínez Camino,
que deja el cargo después de agotar los dos quinquenios consecutivos
que permiten los Estatutos, puede suponer una ocasión para que la CEE,
según fuentes eclesiásticas, se refuerce en cercanía y apertura.
La Comisión Permanente se reunirá la tarde del próximo martes para
proponer a la Asamblea Plenaria los candidatos que estime oportunos,
aunque debe incluir obligatoriamente las candidaturas que vengan
avaladas por, al menos, diez obispos. De entre ellos, la Plenaria
elegirá al día siguiente por la mañana al sucesor de Martínez Camino.
Y muchos son los nombres que suenan en ambientes eclesiásticos para
convertirse en la nueva voz de los obispos españoles, aunque la
experiencia demuestra que no siempre las quinielas se cumplen. Entre
ellos se encuentran los obispos de Guadix-Baza, Ginés García Beltrán;
Tarazona, Eusebio Hernández; y Guadalajara, Atilano Rodríguez.
Pero también apuntan al obispo auxiliar de Getafe y ex responsable de
Doctrina de la Fe, José Rico Pavés; el vicario general de Oviedo, Jorge
Fernández Sangrador; o el sacerdote José María Gil Tamayo, portavoz
adjunto del Vaticano en los países de lengua española.
Y aunque se trata de una posibilidad remota, podría ser una mujer,
puesto que los Estatutos de la CEE no cierran la puerta a esa opción. El
propio Martínez Camino dijo que “en principio, no habría ningún
problema”.
La sustitución del actual secretario general abre un proceso de
renovación en la Iglesia española, que se completará el próximo mes de
marzo, con la elección del nuevo presidente de los obispos españoles,
después de que el cardenal Antonio María Rouco Varela haya cumplido los
dos trienios máximos permitidos al frente de la CEE.
En los diez años de Martínez Camino como portavoz han dado para entre otros acontecimientos, la celebración de la Jornada Mundial
de la Juventud en Madrid, en agosto de 2011, las tres visitas a España
del Papa Benedicto XVI o la publicación de la Sagrada Biblia de la
Conferencia Episcopal Española. El último acto organizado bajo su
mandato tuvo lugar el pasado 13 de octubre en Tarragona, cuando fueron
beatificados 522 mártires españoles del siglo XX.
Ha sido un periodo además marcado por las tensiones con el Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, una Presidencia durante la cual se aprobó la actual ley del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Martínez Camino se va sin saber cómo se regulará finalmente la
asignatura de religión en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad
Educativa (LOMCE), a pesar de su presión al Gobierno para que lo haga.
Abandona el cargo “contento” después de diez años en los que ha
trabajado “para servir” a los obispos, según confesó recientemente en su
última rueda de prensa como secretario general y portavoz de la CEE, un
encuentro que aprovechó para despedirse de los medios de comunicación.
Su primera elección, el 18 de junio del 2003, cuando aun era sacerdote
-era la segunda vez que se nombraba a un cura para ese puesto-, cogió
por sorpresa, pues aunque formaba parte de la terna de candidatos
presentada el día anterior a los obispos, el nombre que más sonaba era
el del obispo auxiliar de Toledo, Juan José Asenjo, para seguir en el
cargo.
Cinco años después, el 26 de noviembre, fue reelegido para otro
quinquenio, prácticamente un año después de que el papa Benedicto XVI lo
nombrase obispo auxiliar de Madrid. Asturiano de nacimiento
(Marcenado-Siero, 1953), Martínez Camino se licenció en Filosofía y
Letras por la Universidad de Valladolid (1976), en Teología por la
Universidad Pontificia Comillas (1980) y se doctoró en Teología
Dogmática por la Universidad de Sankt Georgen de Fráncfort (1980). En
1976 inició en la Compañía de Jesús y cuatro años después fue ordenado
sacerdote. Fue director del Secretariado de la Comisión Episcopal para
la Doctrina de la Fe entre 1993 y 2001.
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