EL FRENTE IDEOLÓGICO

 

La reunión que nuestra Comunidad de Cristianos de Base tuvo el día 1 de junio era la última del curso 2022-2023. Solemos suspender las reuniones durante los meses veraniegos aunque tenemos algún encuentro con los miembros de otras comunidades y colectivos similares para celebrar una eucaristía, tener una comida en común y pasar una tarde en un ambiente distendido.

En la primera reunión de este curso dábamos fin al estudio y debate de una obra del teólogo José María Castillo, El Evangelio marginado, y en esta última reunión comenzamos otra obra del mismo autor: Declive de la Religión y futuro del Evangelio. Entre ambos encuentros dedicamos nuestra atención a temas sobre la problemática de la sociedad y la Iglesia, entre ellos la temática del actual Sínodo y también retomamos la celebración de Encuentros de Cristian@s de Base de Asturias, práctica suspendida durante varios años por la pandemia del COVID.

Para esta reunión de junio-2023 habíamos previsto ver los capítulos introductorios de la citada obra de J. M. Castillo recientemente publicada. Pudimos hacerlo pero en un marco inicialmente no previsto. Ocurre que el domingo anterior habían tenido lugar en nuestro país las elecciones municipales y gran parte de las autonómicas. Su resultado, tan desfavorable para la coalición gobernante, provocó el inmediato anuncio de elecciones generales para el próximo mes de julio. Tan impactantes noticias, y comentarios y editoriales sobre las mismas, provocaron y siguen provocando gran atención de los medios de comunicación, y era inevitable que esa expectación se reflejase también en nuestra reunión, en nuestro debate.

Pero se dio el caso de que ambos temas, el estudio de los capítulos iniciales del libro y la discusión  sobre la situación política en nuestro país, se podían tratar perfectamente a la vez pues había entre ellos una extraordinaria relación o paralelismo que vamos a describir. Por una parte es incongruente que una amplia proporción del electorado castigue en las urnas a una coalición que propició importantes logros sociales: incremento de las pensiones, subida del salario mínimo, la contención de los precios y la excepción ibérica en el precio de la energía, récord en creación de empleo, promoción de una legislación laboral que recupera derechos y protege a los trabajadores, limitación de subidas del precio de alquiler de viviendas, prohibición de desahucios de familias vulnerables durante la pandemia, la puesta en marcha del Ingreso Mínimo Vital... y se premie en las elecciones a las fuerzas políticas de la derecha, incluso extrema, que se oponen a esas medidas sociales y pretenden derogarlas si gobiernan, que aspiran a la privatización de la seguridad social y la enseñanza para que tengan sanidad y formación académica solo quien pueda pagárselas, y desatienden el sistema de pensiones para que disfruten de jubilación solo quien pueda contratar seguros privados, que venden las viviendas sociales municipales a fondos buitre, que dan becas a los jóvenes de familias ricas mientras cortan el suministro eléctrico a los desdichados que viven en la zona de chabolas de la Cañada Real...

Ese tipo de actitud electoral puede ser lógico en los sectores privilegiados de esta sociedad clasista, que son minoritarios. Para que las fuerzas políticas reaccionarias consigan el apoyo electoral que obtienen es preciso que les voten muchos ciudadanos de las clases bajas de la sociedad. ¿Por qué́ ocurre eso? Es evidente que los dominadores de la sociedad están venciendo en la batalla en el frente ideológico. Es decir, el control de los medios de difusión y del sistema educativo les da poder para influir en la mente de las personas. Todos estamos más o menos influidos por la formación recibida en el medio social, ya desde la infancia en el mismo entorno familiar, y por los medios informativos. Y en el aparato ideológico para el control mental se encuentra también la influencia que ejercen las religiones, entre ellas la nuestra, sobre las personas que aún confían en sus jerarquías religiosas.

Esto nos lleva a contemplar lo que nos dice el libro que debatimos: la contradicción entre una Religión que se dice cristiana y la enseñanza del Evangelio sobre la que pretende basarse. La Religión que propicia nuestra Iglesia consiste en devociones (ido)látricas ridículas, rosarios, culto a reliquias reales o ficticias, procesiones, peregrinaciones... y margina la enseñanza evangélica, el llamamiento de Jesús a construir el Reino de Dios en el mundo. Jesús pagó con su vida su enfrentamiento con el sistema: las autoridades políticas y religiosas de su tiempo. Sus sinceros seguidores de todos los tiempos sufrieron persecuciones por parte de los dominadores, tal como el mismo Jesús anunció: Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo. Pero ya no sois del mundo, sino que yo os elegí́ del mundo; por eso el mundo os aborrece... os perseguirán como me persiguieron a mi...

En nuestra época vivieron ese tipo de persecución muchos miembros del ámbito de la Teología de la Liberación. El autor del libro que comentamos, José María Castillo, así́ como otros teólogos: Juan Antonio Estrada, Benjamín Forcano... fueron apartados de la enseñanza teológica que ejercían. Mayoritariamente los gestores de la Iglesia, su clero, su jerarquía, con el poder que se autoasignaron y la manera en la que lo ejercen, están sirviendo al sistema dominante, lo que Jesús llamaba “el mundo”, traicionando el espíritu del Evangelio. El sistema dominante paga generosa- mente a ese estamento clerical el apoyo que le brinda en el frente ideológico. También mayoritariamente la masa de fieles asume silenciosa y acríticamente ese dominio que se ejerce contra ella y que traiciona a Jesús y su Evangelio.

Se trata, pues de casos paralelos, el de los ciudadanos que apoyan con su voto a sus enemigos de clase, y el de fieles religiosos que no cuestionan el dominio de una jerarquía que los traiciona en beneficio de la(s) clase(s) dominantes. Y en ambos casos la razón de ese contrasentido es la misma que ya mencionamos: en el frente ideológico se da una relación de fuerzas muy des- equilibrada a favor de los dominadores del sistema. Si en la lucha de clases, las clases oprimidas no saben nada de esa guerra y además ni siquiera saben que existen, las clases dominadores tienen el dominio asegurado. Los ciudadanos de a pie y los laicos de la Iglesia no tienen conocimiento real de sus derechos y no perciben cómo los están ninguneando.

Esta situación puede ser ilógica y sin sentido, pero no es novedosa, en realidad es una constante en la historia, por eso el progreso social avanza tan lentamente y en algunas ocasiones sufre lamentables retrocesos. Para nosotros, cristianos, es un modelo paradigmático la elección de la masa popular que postuló a Pilatos la liberación de Barrabás y la crucifixión de Jesús. Por la historia sabemos que la preferencia por lo que significaba Barrabás, el sistema político y religioso que rechazaba a Jesús, condujo, varias décadas después, a la gran catástrofe para el pueblo judío. Hoy se toman, en los ámbitos político y religioso, decisiones masivamente apoyadas por la gente, que conducen a nefastas consecuencias en un futuro más o menos lejano.

La actitud de los sometidos y explotados contra de su propio interés es fruto de la ignorancia, como ya indicamos. Pero no sólo de la ignorancia; intervienen otros factores sicológicos que funcionan incluso de forma inconsciente. Nos referimos concretamente al miedo y al egoísmo innato en las personas. Se dice que “los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”, pero esto habría que reformularlo diciendo que “los pueblos tienen los gobernantes que se le parecen”. Es muy fácil engañar a la gente cuando la gente quiere que la engañen. Quienes preferían a Barrabás tenían miedo a lo que significaba Jesús de Nazaret. Este Maestro era, es, el referente de una actitud solidaria e igualitaria que mucha gente no quiere asumir. Por lo mismo hoy se rechazan políticas y teologías que postulan trato igualitario y solidario entre los humanos. El argumento de que se vota en contra de las fuerzas políticas de Izquierda porque pactan con Bildu es sólo un pretexto o coartada para justificar que se apoya a fuerzas políticas que preconizan racismo, xenofobia, aporofobia, rechazo al feminismo, elitismo antiigualitario...

Esos sentimientos negativos, aunque naturales e innatos, pueden ser también estimulados vía procesos formativos y propagandísticos, el aparato ideológico del sistema. Por eso importa combatirlos en el frente ideológico. Tenemos que hacer lo posible en ese terreno, a pesar de nuestra debilidad. Somos un grupo pequeño, sin mucha capacidad de renovación generacional, y carecemos de una página de Internet. Para la difusión de nuestro material disponemos sólo de este modesto boletín. Pero debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades. El encargo de Jesús, de ser sal de la Tierra y luz del mundo, no se cumple rezando en los santuarios, ni tampoco si nos limitamos a debatir en nuestras reuniones. Lo que aprendemos por nuestro estudio y debate tiene que tener una proyección al exterior, hemos de transmitirlo a la sociedad, como el sembrador de la parábola evangélica. La valoración del fruto es cosa del Señor de la cosecha.

 

Comunidad de Cristianos de Base de Gijón (Boletín núm. 46 - 9 de junio de 2023)