ECLESALIA
Si los futbolistas suben como un cohete a los cielos, si encuentran inmediata plaza en el Olimpo, habrá que apear a las grandes almas. No habrá espacio para los santos y santas de todos los tiempos y tradiciones, para los grandes seres que sólo fueron para el prójimo.
El Estadio de verdad era el ancho césped de la vida cotidiana, los golpes auténticos, el olvido de nosotros mismos, la entrega y servicio sinceros. El diablo nunca vistió calzones negros, el estridente silbato no se acomodó a sus labios. El demonio no pinchó ninguna pelota. Cada quien administra sus córneres, sus tiempos, sus fueras de juego. La idealización ajena comporta vacío propio.
Dorsal de "10" a quienes se entregaron por entero a la humanidad, a quienes se dieron en cuerpo y alma para empujar la historia. Si perdemos los valores, si unas piernas con destreza se cotizan más que un corazón volcado, estaremos perdidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario