La Asamblea Sinodal del Sínodo de la Sinodalidad ha llegado a su fin, a falta de la misa de clausura de este domingo en la Basílica de San Pedro. Una vez encerrados los trabajos, algunos de los que pueden ser considerandos actores principales en el actual proceso sinodal: el secretario general de la Secretaría del Sínodo, cardenal Mario Grech, el relator general, cardenal Jean-Claude Hollerich, S.I., una de las presidentas delegadas, la Hna. María de los Dolores Palencia, y los secretarios especiales, padre Giacomo Costa y Mons. Riccardo Battocchio.
Se inicia la fase de implementación
Un encuentro con los periodistas que inició con el agradecimiento del prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, por tantos días de trabajo, insistiendo en que el Sínodo continúa, ya está en la fase de implementación, tal como había señalado el Papa pocos minutos antes, que también dijo que no publicaría una exhortación postsinodal, seguirá un documento que en palabras de Ruffini es fruto de una labor inmensa.
Ante las preguntas de los periodistas, el cardenal Grech afirmó que el rol de guiar la Iglesia es del pastor, algo compartido con los presbíteros y laicos. El secretario del Sínodo recordó la existencia de comunidades en Europa donde la presencia del presbítero es muy limitada, por lo que ya es una experiencia el hecho de que las comunidades sean conducidas por laicos, enfatizando que no es una solución de la asamblea sinodal, que aprecia estos ministerios y espera seguir reconociendo estos dones.
Sobre la no publicación de una exhortación, afirmó que eso no quiere decir que no habrá momentos en los que el Papa se pronuncie directamente sobre cuestiones tratadas y propuestas en la asamblea. A ello se une el hecho de que la sinodalidad es algo que toca a todos. Eso es algo previsto en Episcopalis Communio, según recordó Battochio, que hablo de un texto que da orientaciones en algunas situaciones.
Sobre un tema muy abordado por la prensa, como es la ordenación de diaconisas, el cardenal Hollerich, considerando el tema como muy delicado, insistió en que el Papa aceptó todo el documento, donde dice que esa cuestión seguirá en estudio, destacando el papel de las mujeres a lo largo de la historia y que la comisión para el diaconado femenino seguirá estudiando una cuestión que sigue abierta.
Los 10 grupos de estudio no son para aplazar decisiones
Sobre los 10 grupos de estudio creados fue abordada la cuestión de la formación en los seminarios siguiendo lo abordado en la asamblea. Battochio habló sobre la participación de no clérigos en esa formación. Por su parte Giacomo Costa resaltó las fuertes conexiones entre los grupos de estudio, resaltando que en algunos temas el Papa quiere escuchar al mayor número de obispos posible. Que siga el trabajo de esos grupos no significa dejar las cosas de lado o aplazar las decisiones, subrayó el jesuita. Son muchas las cuestiones a tratar en esos grupos, indicó Hollerich, grupos llamados por el Papa a trabajar sinodalmente, según Grech, que por otro lado insistió en que no hay obispos sin pueblo, un obispo tiene que escuchar y llevar la voz de su pueblo a la conferencia episcopal. Son grupos a los que los miembros del Sínodo han podido hacer aportes, dijo María Dolores Palencia, a través de un diálogo sinodal con posibles aportes que permitirá tener una visión más amplia y completa al Papa.
El documento es importante, pero mucho más es asumir ese estilo sinodal en las iglesias locales, como clave para orientar otros temas, según Grech. No se puede olvidar la diversidad de contextos y culturas y que este no es un encuentro político para alcanzar la mayoría, sino un discernir juntos, movido por un clima de alegría, que le llevó a decir que “hemos caminado juntos y sabemos que seguiremos caminando juntos”, siendo ahora el desafío de compartir esta experiencia para ser una verdadera iglesia sinodal en misión. Ha sido una experiencia que ha permitido ensanchar la mirada, afirmó Battochio, que resaltó el hecho de devolver a las iglesias a través del documento las experiencias vividas y puntos que pueden ser levadura, que pueden parecer menores, pero pueden hacer crecer esta dimensión misionera, a través del testimonio de una nueva realidad de encuentro.
Abrirse al otro
La asamblea ha ayudado a percibir que no podemos encerrarnos en nuestras propias realidades, levantar muros, afirmó Giacomo Costa. Algo que se concreta por ejemplo en los migrantes, una realidad que aparece en el Documento Final. En ese punto, Dolores Palencia recordó que la asamblea reflexionó sobre la importancia de las redes que se van tejiendo entre iglesias y entre conferencias episcopales, en ese campo, pues las migraciones están transcendiendo todas las fronteras, es algo que exige respeto profundo, diálogo interreligioso, abrirse a una nueva visión.
La estructura del Sínodo de los Obispos es algo que trasciende la realización de la Asamblea Sinodal, afirmó Grech, recordando que de este Sínodo han participado todos los bautizados desde 2021, un aspecto tratado por el Papa en su discurso de abertura, donde llamó a superar el ahora nos toca a nosotros y desafió a hacer una sinfonía al servicio de la misericordia de Dios según los diferentes ministerios y carismas.
Ministerialidad para reconocer carismas
Con relación a la ministerialidad, Batocchio dijo que no se trata de reemplazar ante la falta de ministros ordenados, sino de reconocer los carismas de cada uno y ponerlos a disposición de todos, a partir de contextos concretos que llevan a nuevas figuras ministeriales. Para Hollerich se trata de buscar como la comunidad puede vivir la fe juntos, sabiendo que hay cosas que las pueden hacer los laicos, ser más creativos.
“No se puede esperar que se haya definido todo de una forma clara y definitiva, hay cuestiones que necesitan una mayor profundización”, afirmó Grech. El secretario del Sínodo agradeció a los periodistas, “porque ustedes nos ayudan también a anunciar el Evangelio”, ayudando a traducir el lenguaje para que la gente pueda entenderlo, reconociendo que “llegamos hasta aquí también con la ayuda de todos y todas ustedes”.
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
Religión Digital
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