"Es una gran pérdida para la Iglesia latinoamericana y caribeña y universal, Gustavo nos deja su gran legado, una teología hecha desde la vida misma, desde la opción preferencial por los pobres y una herencia que nos invita a seguir comprometiéndonos con los pobres y excluidos de nuestras sociedades". Así reacciona Silvia Cáceres Frisancho, directora general y coordinadora del área de reflexión teológica del Instituto Bartolomé de las Casas, a la noticia del fallecimiento del padre Gustavo Gutiérrez, religioso de la Orden de Predicadores, cuyo deceso se produjo el 22 de octubre en Lima.
Desde el instituto, fundado por Gutiérrez en 1974, Cáceres destaca que el presbítero dio testimonio del Reino de Dios en la historia, en una realidad marcada por la exclusión, la desigualdad y diversas injusticias. También resalta su teología, que para el sacerdote siempre fue "un acto segundo", es decir, posterior a la práctica de la fe, a la experiencia del amor gratuito de Dios.
"Es una experiencia que se hace servicio en medio de nuestra realidad y que se vive en el compromiso con los pobres y los excluidos. Después de ese compromiso recién viene la reflexión teológica, que es crítica de esa praxis, de ese compromiso"
Cáceres evidencia la espiritualidad del religioso, que nos invita a estar atentos a los signos de los tiempos, como señalaba el Concilio Vaticano II. "Y, por ende, hay que responder a los desafíos con lucidez, eficiacia, dando testimonio del amor de Dios hoy", añade.
Para la representante de la asociación civil sin fines de lucro, Gutiérrez "es un testigo del amor de Dios" y supo transparentar la misericordia, supo "hacer gustar a los demás ese amor de Dios" y transformar la vida de muchas personas con su teología. Es más, este cambio no se dio únicamente a nivel personal, sino también social, según Cáceres.
La directora sostiene que, antes de que se hablara de la Iglesia sinodal, el consagrado ya la practicaba con sus amigos, su comunidad y su parroquia. Cáceres elogia que supo escuchar a la gente, crear relaciones horizontales y de igualdad.
“Una Iglesia sinodal no debe perder ese horizonte, el horizonte de la misión y el punto de partida, que no es otro que ese compromiso hacia quienes son más excluidos, pero además que son agentes, sujetos, capaces de construir iglesia, de construir sociedad, capaces de transformar la realidad que vivimos hoy en día.”
El Instituto Bartolomé de las Casas expresó su dolor por la muerte de su "querido amigo y fundador". En un posteo de su página de Facebook, dan gracias a Dios por su vida y su amistad. "Su obra y trabajo en favor de los pobres y los más descartados de la sociedad -escriben- seguirá iluminando el camino de la Iglesia por un mundo más justo y fraterno. ¡Gracias, Gustavo!". Integrado por especialistas de diversas disciplinas vinculados por la opción preferencial de los pobres, la institución contribuye "al proceso de liberación y el desarrollo humano en el Perú", con una propuesta integral a las necesidades de formación de sus beneficiarios.
Silvia Cáceres Frisancho
Vatican News
No hay comentarios:
Publicar un comentario