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miércoles, 25 de septiembre de 2024

El Papa reitera su petición de detener las armas

 


En su mensaje a los participantes en el Encuentro Internacional de Oración por la Paz organizado por la Comunidad de Sant'Egidio en París, del 22 al 24 de septiembre, en la estela del evento convocado por Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986, Francisco invita a hacer crecer la fraternidad en el mundo. También recuerda que las religiones no deben alimentar conflictos, nacionalismos, etnicismos y populismos, si acaso deben fomentar visiones.

Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano

"¡Detengan la guerra! ¡Detengan las guerras!": este es el grito de los múltiples pueblos afectados por la guerra y elevado por los participantes en el Encuentro Internacional de Oración por la Paz organizado por la Comunidad de Sant'Egidio en París del 22 al 24 de septiembre, que Francisco ha querido hacer suyo y que dirige “a los responsables políticos”. "Ya estamos destruyendo el mundo! Detengámonos mientras estemos a tiempo", escribió el Papa en el mensaje enviado a los representantes de las Iglesias y comunidades cristianas y de las grandes religiones mundiales y a las autoridades presentes en el evento, que retoma el encuentro querido hace 38 años por Juan Pablo II en Asís.

¡Que las religiones no alimenten guerras y conflictos!

La esperanza del Pontífice es que las jornadas de París, concebidas en el Espíritu de Asís, ayuden a los creyentes a "hacer crecer hoy la fraternidad entre los pueblos". "Demasiadas veces en el pasado, las religiones han sido utilizadas para alimentar conflictos y guerras. 

"Un peligro que sigue acechando hoy", subrayó Francisco, reiterando, como afirmaron él y el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb en el Documento sobre la fraternidad humana para la paz mundial y la convivencia común, que »las religiones nunca incitan a la guerra y no suscitan sentimientos de odio, hostilidad, extremismo ni invitan a la violencia o al derramamiento de sangre". Y que, si acaso, "estos desastres son el resultado de la desviación de las enseñanzas religiosas, de la utilización política de las religiones y también de las interpretaciones de grupos de hombres de religión que han abusado -en algunas fases de la historia- de la influencia del sentimiento religioso en el corazón de los hombres".

Las religiones no deben "convertirse en un instrumento para alimentar nacionalismos, etnicismos, populismos", "ay de aquellos que intentan arrastrar a Dios a tomar parte en las guerras", añade el Santo Padre.

Ser artesanos de paz

Las religiones deben "fomentar visiones de paz", como se demostró en los últimos días en la capital francesa, donde hombres y mujeres de diferentes culturas y confesiones "experimentaron la fuerza y la belleza de la fraternidad universal", reza el texto del mensaje de Francisco. El Obispo de Roma les insta a ser "artesanos de la paz", porque, "si tantos siguen haciendo la guerra, todos podemos trabajar por la paz".

Que el Espíritu de Asís se difunda entre los pueblos

El Papa agradeció "a la Comunidad de Sant'Egidio que, con pasión y audaz creatividad, sigue manteniendo vivo el Espíritu de Asís". Asimismo, observó que desde aquel lejano 1986, "cuando se celebró el primer encuentro de oración por la Paz, diversos acontecimientos han marcado la historia del mundo-desde la caída del Muro de Berlín hasta el comienzo del tercer milenio, desde el crecimiento de los fundamentalismos y los conflictos hasta el cambio climático, el advenimiento de las tecnologías emergentes y convergentes y las pandemias-". 

Hoy "nos encontramos en medio de un "cambio de época" cuyas perspectivas aún desconocemos". 

Un contexto al que siguen siendo apropiadas las palabras del Papa Wojtyla, que en la ciudad de San Francisco, puso de relieve "el vínculo intrínseco entre una actitud auténticamente religiosa y el gran bien de la paz", invocando "un nuevo lenguaje de paz, para nuevos gestos de paz", para romper "las cadenas fatales de las divisiones heredadas de la historia o generadas por las ideologías modernas". 

El Espíritu de Asís es una bendición para el mundo de hoy, "desgarrado por demasiadas guerras, por demasiada violencia", dice Bergoglio, "este 'espíritu' debe soplar aún más fuerte en las velas del diálogo y de la amistad entre los pueblos".

Tejer lazos fraternos

Con su pensamiento dirigido a todos los que esta tarde se encuentran en París "reunidos ante la Catedral que, tras el dramático incendio, está a punto de reabrir sus puertas para la oración", Francisco subraya también que existe "la necesidad de rezar por la paz". ¿El motivo? Se ha concretado "el riesgo de que los numerosos conflictos, en lugar de cesar, se ensanchen peligrosamente". 

El Pontífice reitera a los creyentes la invitación expresada en la encíclica Fratelli tutti a ofrecer su "preciosa contribución a la construcción de la fraternidad y a la defensa de la justicia en la sociedad". "Es necesario encontrarse, tejer lazos fraternos y dejarse guiar por la inspiración divina que habita en cada fe, para imaginar juntos la paz entre todos los pueblos". "En un mundo que corre el riesgo de ser destrozado por conflictos y guerras", considera preciosa la labor de los creyentes "para mostrar visiones de paz y promover la fraternidad y la paz entre los pueblos en cualquier parte del mundo".

La paz requiere sabiduría y audacia

La "gran tarea de la paz" requiere "sabiduría, audacia, generosidad y determinación", concluye Francisco. El Papa remarca que el sueño de Dios para el mundo es "la fraternidad entre todos los pueblos", por lo que a los creyentes se les confía la responsabilidad de exhortar y empujar a la humanidad en esta dirección.


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