Estoy viviendo una serie de realidades difíciles. Personas que están sufriendo pérdidas muy fuertes:
- Una familia deja al hijo en el Proyecto Hombre, para que se recupere y le esperan en casa mujer y tres hijos.
- Un matrimonio había comprado un piso al Irvi. Como no lo pueden pagar, lo devuelven y pierden 2500 euros. Se van a vivir con otra familia.
- Dejan a dos hijos en Guatemala, esperando poder recuperarlos y traerlos, pero la cosa no está nada fácil.
- Una persona enferma en la clínica, lleva cinco meses y parece que no se arregla.
- Miles de parados perdieron su trabajo y esperan poder recuperarlo.
- Un señor con fuertes molestias en la columna sueña con la jubilación, pero no se la conceden. Le faltan tres años para poder cobrarla.
- Un hombre en la prisión espera que le concedan el tercer grado.
- Un matrimonio necesita con urgencia una residencia. No hay plazas de momento.
Y podíamos seguir. Tenemos la terrible realidad de miles de personas sufriendo la guerra, el hambre, la muerte, el refugio, las carencias de todo tipo.
Yo siento que estas personas están como los pobres de Israel en tiempo de Moisés, según nos narra la Biblia.
Moisés y los legisladores crearon el año jubilar. La ley de Moisés, estableció que, después de 49 años en que se podían perder las tierras, la casa, la mujer, los hijos y hasta la propia libertad, después de esos 49 años de servidumbre y de abandono en manos de la voracidad de explotadores y acreedores, tenía que venir un año jubilar (de alegría). El quincuagésimo en este año tenían que reintegrarse al propietario o si éste no estaba, a su familia, las propiedades inmuebles que hubiesen sido enajenadas. De este modo ni la más extrema pobreza podía alterar definitivamente la equitativa distribución inicial de la tierra entre todas las familias. Así mismo recobraban la libertad.
Y esto les produjo una enorme alegría: un júbilo, jubileo.
Sueño que ahora creemos un año jubilar: que trabajemos todos para que esas personas recuperen la alegría, puedan solucionar su realidad. Y eso sí, sin esperar 49 años. ¿Lo podríamos intentar entre todos lo antes posible? Cómo cada uno sufre o conoce algún caso… ¿Nos animamos a que todas las personas trabajemos para resolver esas realidades y poder así celebrar un año jubilar?
En la Iglesia vamos a comenzar un año jubilar. Por supuesto que este jubileo papal tiene aspecto de perdón de Dios, de reconciliación. Pero no nos olvidemos del aspecto social. Para hacer un mundo en júbilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario