"Mirar" implica una acción consciente e intencionada de dirigir la vista hacia algo, mientras que "ver" se refiere más a la capacidad de percibir visualmente, sin necesariamente centrar su atención de manera activa. Y así vemos mucho y miramos poco, también metafóricamente. Las cosas urgentes, inmediatas, nos angustian, nos inquietan como también se tambalea la salud mental. Vemos el implacable deterioro ecológico, aumento de conflictos bélicos, incremento de la violencia de género y del suicidio juvenil. Los indicadores revelan una alarmante tendencia hacia la desigualdad económica. El abismo entre los más ricos y los más pobres sigue ampliándose, con consecuencias devastadoras para la cohesión social y la paz mundial. Además, la crisis climática sigue acelerándose, con impactos cada vez más evidentes y desastrosos sobre el medio ambiente y las especies. Y continuando la persistencia de la discriminación y la opresión en muchas partes del mundo. Las minorías étnicas, los grupos marginados y las mujeres siguen enfrentándose a barreras estructurales que limitan sus oportunidades y afectan negativamente a su calidad de vida. Además, los conflictos armados y las tensiones geopolíticas amenazan la seguridad y estabilidad global, poniendo en peligro la paz y el bienestar de millones de personas.
Cuando la realidad se resquebraja por todas partes y deja entrever solo ruina, acercándonos a la experiencia de mirar a fondo, podemos mirar que la esperanza no se pierde junto con toda esta dinámica, ciertamente, destructiva, pero en la misma realidad, más que viendo mirando, existen signos de una presencia vivificadora que genera esperanza. Pese a los numerosos desafíos que enfrenta a la humanidad, también destaca una serie de aspectos positivos y benefactores que ofrecen razones para la esperanza. Miremos un incremento significativo en el acceso a la educación y la salud en muchas partes del mundo. Los esfuerzos por mejorar la infraestructura y expandir los servicios básicos han llevado a millones de personas a salir de la pobreza ya mejorar sus condiciones de vida. Además, existe el creciente compromiso con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Cada vez más, gobiernos, empresas y ciudadanos están adoptando prácticas ecoamigables y buscando soluciones innovadoras para abordar la crisis climática. Esto demuestra que, pese a los retos, la humanidad tiene la capacidad de adaptarse y cambiar hacia mejor y el aumento de la conciencia y la solidaridad global. En momentos de crisis, las comunidades se reúnen para ayudarse mutuamente y buscar soluciones colectivas a los problemas más acuciantes. Este espíritu de colaboración es fundamental para construir un futuro más justo y sostenible para todos.
Esta esperanza inherente a la naturaleza humana se manifiesta cuando se mira de forma holotrópica, que significa: tendencia a la totalidad: “Mirada holotrópica”. Tiene como fondo, no la urgencia, que se ve, sino el Horizonte que se mira, implicando el ver para poder solucionar lo posible, sea evitándolo como construyéndolo. Ni el deseo ni el querer son posibles frente a una realidad impuesta. Por eso es necesario “acortar el futuro y expandir el presente”.
El ver desespera, el mirar da esperanza. Y así como expresó un judío al terminar la visita a Auschwitz, su lección fue, sencilla y profundamente judía: Honramos a los muertos celebrando la vida y derrotamos al odio escogiendo la esperanza.
Podemos recurrir a frases dichas por intelectuales. Si en el S. XIX Nietzsche dijo: Dios ha muerto, pero no la realidad que expresa sino la figura que hemos construido. Si Fromm en el S.XX expresó: El ser humano ha muerto, podemos decir que la bondad es superior a la maldad. ¿Qué podemos decir en el S.XXI ante los aspectos que viendo, pero a la vez miramos? La mirada holotrópica nos lleva a sentir que este Horizonte de la Humanidad es amar y amar es afianzar al otro, ni poseerlo ni dominarlo: Amar es respetar. Un Horizonte no sólo factible, sino que está presente. No lo vemos porque nos cuesta mirar. Hay que recordar esa frase de Albert Einstein: La intuición es un don dado; su siervo es la mente racional, instrumental. Y las élites han honrado al siervo, pero no al don.
Y además, cabe preguntarse desde dónde hacemos “La mirada holotrópica”. Los sitios pueden y son diferentes. Estos sitios nos interpelan según sean las coordenadas de espacio y tiempo. Y entonces con un espíritu lleno de energía deberemos hacer el esfuerzo de pensar que debemos superar el ver y mirar que es más fácil ¿llegar al fin de la Humanidad, que derrotar al neoliberalismo? Más que apocalípticos, creo que debemos ser esperanzadores. Y por eso conviene no consumir las informaciones, que son distorsionadas o falsas, o ideologizadas para comprender, analizar lo que quieren decirnos o hacer creer en contra de la realidad y la verdad.
La mirada holotrópica nos empuja a ejercer la capacitación crítica, realista y constructiva. Cada “ego desde su metro cuadrado” hará lo que puede enérgicamente con ese pensamiento de Reinhold Niebuhr:
CORAJE para CAMBIAR
SERENIDAD para ACEPTAR
SABIDURÍA para DISTINGUIR.
Jaume PATUEL PUIG
Pedapsicogogo
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