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miércoles, 13 de abril de 2022

La guerra en Ucrania

 

Pedro Serrano García

Redes Cristianas

Ucrania

Mirad como los reyes del mundo dominan y esclavizan a los pueblos,
más vosotros no seáis así; sed los servidores de los hombres (Jesucristo)
El conflicto político-militar fundamental es de EEUU usando a la OTAN contra Rusia, para, a su vez, debilitar a China. Estas dos potencias últimas, se unen en alianza estratégica para frenar el intento del Imperio por recuperar su hegemonía unipolar en el mundo alcanzada desde la disolución de la Unión Soviética.

EEUU va perdiendo poder en la medida que se recupera Rusia y progresa China como segunda superpotencia. Ucrania es uno de los países fronterizos con Rusia que se disputan ambas superpotencias: Rusia para defensa de su territorio y USA para debilitar, someter y rebajar a Rusia a la categoría de potencia regional, y si fuera posible, dividirla en varios países.

La élite norteamericana, utiliza a los Estados europeos como colaboradores integrados a la OTAN en sus agresiones contra Rusia desde el desmantelamiento soviético en 1991. La OTAN incumple sistemáticamente los acuerdos postsoviéticos con Gorbachov en donde Rusia permitió la reunificación alemana a cambio de que la OTAN no se expandiera hacia países cercanos a Rusia.

Sin embargo, USA como mando supremo de la OTAN, ha ido integrando a los países que rodean a Rusia, imponiéndoles bases militares y misiles (nucleares y convenciones), posiblemente apuntando a Rusia. Asimismo, ni EEUU ni la OTAN ni la UE han atendido durante más de varias décadas los reclamos rusos para acordar un nuevo sistema de seguridad satisfactorio para Rusia y la OTAN. De los doce países que fundaron la OTAN EN 1949, a pesar del desmantelamiento del Pacto de Varsovia y aprovechando la desintegración de la URSS, la OTAN ha ido creciendo hasta llegar a los 30 Estados que la componen actualmente.

La estrategia de Biden con la colaboración sumisa y a la vez interesada, de los gobiernos de la UE y la OTAN es: primero, apoyando el golpe de Estado en Ucrania contra el presidente Yanukovich (neutral) en 2014 e imponer otro presidente favorable a la OTAN, Petro Paroshenko, lo que dio origen al comienzo de una gran represión organizada por la dirigencia ucraniana contra los ucranianos de habla rusa en la zona del Donbass, cuyas regiones principales son Donetsk y Luhansk; ello motivó a Rusia para apoderarse de Crimea (de habitantes prorrusos). Al final se llegaron a los acuerdos de Minsk 1 y Minsk 2 en 2015, pero el gobierno ucraniano de extrema derecha apoyado, financiado y rearmado por EEUU nunca los ha respetado siguiendo con sus agresiones contra los autonomistas de habla rusa; mientras, los países de la OTAN hicieron y hacen la vista gorda.

Al continuar defendiéndose los ucranianos del Donbass, incluso contra la continuación de la represión del nuevo presidente Zelensky, se puede decir que la guerra no ha comenzado en marzo del 2022 con la invasión Rusa sino que se inició en 2014 con el golpe de Estado y la posterior guerra civil. Y así como los dirigentes ucranianos con sus batallones, principalmente el batallón Azov (con inclinaciones neonazi para algunos) e integrados por bastantes mercenarios solicitan ayuda a EEUU y la OTAN, los ucranianos del Donbass ruegan a Rusia ayuda para frenar las hostilidades que están padeciendo durante ocho años las regiones autonomistas de Donetsk y Luhansk, entre otras.

Biden y la OTAN no dejaron a Putin y a la Duma de Rusia más alternativa que invadir para defender a los habitantes de las dos regiones prorrusas, asumiendo el castigo de las feroces sanciones económicas y financieras o dejar que prosiga la represión contra los ucranianos de habla rusa, además de ver como se integra el Estado ucraniano en la OTAN, con bases militares, misiles y sistemas antimisiles norteamericanos apuntando a regiones rusas.

La decisión ya la sabemos, la invasión rusa a Ucrania para defender a la población de Donbass y evitar la expansión de la OTAN en Ucrania a costa de padecer las sanciones de la UE y de EEUU. Claro, las sanciones económicas y financieras están teniendo repercusiones fuertes en Rusia, pero también en los sancionadores de la UE; y, en menor medida, en EEUU. Alemania sale más perjudicada pues depende del gas ruso en un 60%, así como otros Estados Europeos donde su dependencia del gas alcanza el 100%. EEUU, quiere evitar que la UE tenga una relaciones comerciales y políticas normales con Rusia y que nunca posea un ejército europeo, pues eso sería perjudicial para su afán de poder unipolar mundial.

Observamos pues, que es guerra total de EEUU-OTAN contra Rusia realizada en la nación ucraniana (que es la que más sufre las consecuencias). Además de militar, la guerra es económica, mediática, propagandística y psicológica. Para los medios informativos de la OTAN-EEUU, Putin es el culpable y el criminal, usándose toda clase de mentiras y difamaciones contra él, mientras Zelensky es un heroico y valiente patriota defendiéndose de la invasión. A su vez, EEUU está intentando expulsar y aislar a Rusia de las instituciones principales de Naciones Unidas y de otras internacionales. Ya ha conseguido expulsar a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y pretende denunciar a Putin como criminal de Guerra en el Tribunal de Justicia Internacional.

Seguramente la propaganda e información que utilice Rusia y sus aliados sobre los dirigentes de EEUU, OTAN y Ucrania puede que sean algo semejante, aunque intuyo que no tendrá tanta virulencia. En España. Se habla de los desmanes (reales o inventados) que comenten las fuerzas militares rusas, pero jamás nos dicen nada de los atropellos, vejaciones, torturas y crímenes que comenten las milicias radicales del gobierno ucraniano, sobre todo en el Donbass, donde ya han perdido la vida unas 14.000 personas. Asimismo, en Occidente, la propaganda antirrusa no está informando de la fuerte corrupción de la oligarquía ucraniana, ni de los cerca de 30 laboratorios de investigación de armas químicas y bacteriológicas controladas por la CIA donde el hijo de Biden, al parecer, está involucrado.

La obsesión para hundir a Rusia, tanto de Estados Unidos como de los países europeos afines, no solo es a base de imponer sanciones económicas, sino que a los deportistas, artistas y científicos rusos se les impiden que participen en eventos deportivos, culturales, artísticos y científicos. Una doble vara de medir, pues nunca ha habido sanciones contra EEUU en las diversas agresiones y genocidios contra las poblaciones civiles que realizó en las invasiones a los pueblos del Vietnam, Serbia, Irak, Libia, Siria, Afganistán y otros.

Tampoco se condena a Israel por sus abusos contra los palestinos. Asimismo, los medios de comunicación occidentales olvidan a los más de treinta conflictos armados actuales, donde hay fuertes masacres y crímenes contra civiles, tales como en el Camerún, Yemen, Senegal, Nigeria, Etiopía. Mali, República del Congo y otros.

A pesar de la estrategia agresiva de EEUU-OTAN, considero que los dirigentes rusos no debieran haber invadido Ucrania por varias razones: a) es una violación evidente del derecho internacional, y no es justificable porque EEUU lo haya hecho en otras ocasiones como en Irak o Vietnam ; b) contradice los principios morales y pacifistas que deben observar los Estados por encima de los intereses políticos; c) no son los dirigentes ucranianos los perjudicados, sino los sectores populares que son los que ponen los muertos, sufren la destrucción de sus viviendas, desciende su nivel de vida y han de tratar de refugiarse en otros países; y d) mientras la OTAN y EEUU sigan proporcionando armas a Zelensky, la guerra puede que se alargue más tiempo de los previsto; y e) también el pueblo ruso sufre los bloqueos económicos a los que les somete Occidente y lamenta las víctimas de los combatientes rusos.

Nos parece justo que los países occidentales acojan a los miles de refugiados ucranianos, pero se olviden de atender compasivamente a los otros miles de refugiados ucranianos de habla rusa y a los innumerables refugiados y emigrantes subsaharianos que huyen de las guerras y del hambre.

Como China sabe que está también en el punto de mira del Imperio, aunque trata de no inmiscuirse en el conflicto, no le queda más remedio que apoyar a Rusia. Pues la fortaleza de Rusia ayuda a la fortaleza de China. Si cayera su aliado ruso, tendría menos capacidad para defenderse del acoso norteamericano. Por eso China critica a Europa, que pretenda la paz y sin embargo esté enviando armas a Ucrania. Estimo yo, que la guerra acabaría enseguida si EEUU se comprometen a no integrar a Ucrania en la OTAN.

La guerra ruso-ucraniana está sirviendo de pretexto para que Alemania comience un rearme que lo ha estado evitando desde el final de la II Guerra Mundial; asimismo, países como España, Polonia, Japón y otros aprovechan el conflicto para rearmarse más. Con esta guerra y con las otras, el comercio de armas se acelera evitando el progreso de la paz.
A su vez, EEUU al bloquear la venta de gas y petróleo ruso, no ha tenido más remedio que solicitar carburantes a Venezuela, para lo cual tendrá que olvidar a Guaidó y aflojar las sanciones económicas contra ese país bolivariano. Habrá que ver los resultados.

Los dirigentes norteamericanos necesitan señalar a ciertos países fuertes como enemigos, aunque estos prefieran las relaciones amistosas (actualmente Rusia y China), para mantener su hegemonía en su afán de aumentar el rearme y el gasto militar con la finalidad de dominar la tierra y el espacio. La élite de EEUU usa y manipula a su propio pueblo norteamericano que ha contribuido y contribuye, como pocos, al desarrollo y progreso de la humanidad.

En cuanto a la Iglesia ortodoxa, se ha mantenido unida durante la URSS y después de la separación de Ucrania y Rusia, pero a partir de esta guerra, el patriarcado de Ucrania apoya a Zelensky y el patriarcado principal de Rusia apoya a Putin. Sin embargo, la Iglesia Católica mantiene una postura ecuménica, de la paz y del desarme; clama para parar la guerra; que la diplomacia resuelva con diálogo y la negociación. El papa Francisco invita a que sea la misericordia con las víctimas y la reconciliación entre los dos países las que marquen el camino de las relaciones entre Rusia y Ucrania, Rusia y Estados Unidos, Rusia y países europeos.

Esperamos que las negociaciones entre Ucrania y Rusia lleguen a conseguir la paz con acuerdo de seguridad para ambas naciones, pues la extensión del conflicto a algún país de la OTAN supondría una guerra nuclear de consecuencias terroríficas para la humanidad. De todas formas, posiblemente Ucrania tendrá que asumir una postura neutral y puede que se quede sin las zonas de Crimea, Donetsk y Luhansk. En el futuro, habrá que iniciar otras negociaciones posteriores entre EEUU-OTAN con Rusia-China para conseguir un nuevo sistema mundial sin guerras ni hegemonías por ninguno de los dos bandos.

Pero como la política de las potencias se rigen por la correlación de fuerzas, las negociaciones para establecer un sistema de seguridad mundial, solo serán posibles si hay un equilibrio de poderes entre las superpotencias actuales y las emergentes. Sabemos por la historia, que los gobernantes estadounidenses jamás cederán en sus esfuerzos para tratar de debilitar a sus enemigos prioritarios Rusia y China, pero también a sus aliados europeos y las otras potencias emergentes, con tal de alcanzar el poder mundial en solitario, pues la multipolaridad no va con sus ambiciones. Por ello, puede que la guerra en Ucrania se alargue en la medida que Zelensky reciba cada vez más armas y mejores de EEUU y de la OTAN, aunque esperamos que acabe pronto.

¿Qué podemos aportar desde las humildes bases cristianas? Pues tratar de que los poderes políticos, acepten el consejo de Jesús: ser los servidores de las personas y de los pueblos y no sus dominadores; tratar de influir humildemente en los gobernantes para lograr un sistema fraternal internacional; participar para resolver los conflictos por la vía del diálogo y la negociación. Hemos de difundir entre los políticos el Evangelio de Jesús: sobre el perdón a los enemigos, la misericordia con los empobrecidos y marginados, la compasión con las víctimas y con los que sufren y el amor a amigos y extraños, pues son los mejores medios ético-políticos necesarios para hacer una humanidad mejor.


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