El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, pide a los "gobernantes" que se "replanteen el orden de prioridades de la acción política" y que "no nos distraigan ni se distraigan con temas secundarios", porque pobreza y desigualdades están creciendo.
Bajo el título de "¿La nueva normalidad?", Omella recuerda en su carta dominical de hoy que han pasado dos años desde el inicio de la pandemia en los que se han hecho "muchos esfuerzos para convivir con un virus indeseable que nos ha llevado de cabeza".
"Y después de mucho sufrimiento y angustia, ahora que empezábamos a recuperarnos y a ver el camino de la recuperación emocional y económica, el inicio de la guerra en Ucrania nos ha impactado a todos. La nueva normalidad ansiada no acaba de llegar", lamenta el cardenal.
El arzobispo agradece a la investigación médica, a las medidas sanitarias adoptadas y a la implicación de la ciudadanía haber podido controlar los contagios, pero avisa: "no podemos cerrar los ojos ante la nueva realidad que nos toca vivir".
"Aparte de la crisis sanitaria y de tantas pérdidas humanas, la covid ha dejado graves consecuencias. La pandemia ha agravado la pobreza de muchas personas y ha acentuado las desigualdades entre ricos y pobres, especialmente en las grandes ciudades", denuncia el presidente de los obispos españoles.
Para subrayar el crecimiento de la pobreza en España, Omella pone por ejemplo los datos de Cataluña, donde se ha pasado de un 16,9 % de personas en riesgo de exclusión social en 2018 al 29,1 % en el año 2021.
Omella anuncia que la Fundación FOESSA, constituida por Cáritas en 1965 y que ha hecho la primera radiografía completa del impacto de la crisis de la covid en España y diversas comunidades autónomas, presentará el próximo 1 de abril los datos segmentados de la situación en Barcelona y avanza que "las conclusiones son preocupantes".
"Miles de personas de nuestra diócesis se encuentran en una situación de exclusión social severa, y el empeoramiento significativo de las condiciones de vida se ha dado en aquellas que ya se encontraban en una situación muy vulnerable antes de la crisis, golpeadas por la precariedad laboral, el difícil acceso a la vivienda, etc", explica.
Omella también avanza algunos de los datos de la archidiócesis de Barcelona: en 2021, 33.000 hogares han pasado hambre; 360.000 hogares (1 de cada 3 hogares de la diócesis) no pueden acceder o mantener una vivienda digna, 490.000 personas (18 %) han dejado de comprar medicamentos o prótesis o de seguir tratamientos por problemas económicos.
"Con la pandemia han aparecido nuevas formas de relación y de trabajo; por ejemplo, hemos sabido aprovechar los avances tecnológicos para comunicarnos a distancia y para teletrabajar, pero, por desgracia, hemos visto que el acceso a la tecnología no está al alcance de todos", agrega el cardenal.
"Sin duda, esta realidad debería hacer replantear el orden de prioridades de la acción política en nuestro país. Es necesario que los gobernantes aborden este problema y no nos distraigan ni se distraigan con temas secundarios", subraya el presidente de la CEE, que defiende que "ante la pandemia de la desigualdad, debemos ser atrevidos, valientes e inconformistas".
Según Omella, "es necesario reclamar a los gobernantes, a los sindicatos y a los diferentes agentes sociales, un gran pacto para detener el incremento de la pobreza".
"No podemos normalizar el drama de la exclusión social. Debemos actuar para construir una sociedad más cohesionada", concluye el arzobispo de Barcelona.
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