Hay toda una serie de pasajes evangélicos que nunca se leen en la liturgia, Cada tres años se lee un evangelio, pero no entero, seguido, sino algunos pasajes de acuerdo con el tiempo litúrgico que estemos.
Me pregunto: los cristianos que participamos en las liturgias, conocemos “de memoria” ese evangelio pero desconocemos esos otros pasajes. Así encuentro a muchos cristianos de los de misa, que no conocen muchos textos importantes.
¿Sería posible y bueno el leer un evangelio seguido, exceptuando tres o cuatro fechas en las que se leyese, si es preciso, el evangelio que corresponde a esa fiesta?
También ocurre que, cuando se lee un pasaje, se coge siempre del mismo evangelio.
¿No sería positivo en orden a la iniciación y conocimiento el ir leyendo un evangelio todo seguido?
Referidos a la primera y segunda lectura, aún es la cosa más complicada, Son textos sueltos que van poniéndose y que no siguen un orden. Resulta muy difícil interiorizarlos y acogerlos. Primero por ser algunos textos difíciles de entender. Y en segundo lugar porque muchos van aislados, sobre todo, en las segundas lecturas sin referencia a los textos del evangelio y de la primera lectura.
Se ve que año tras año seguimos este mismo estilo. Y así, entre los micrófonos que no suenan bien, la sordera de muchos feligreses por su edad y condiciones auditivas, salimos del templo sin que la Palabra cale en nosotros y nos empuje al seguimiento de Jesús, que es lo que se pretende.
Es urgente una renovación de la selección de las lecturas, buscando un posible entendimiento claro de la Palabra y un seguimiento domingo tras domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario