Tente nublo, tente tú,
que más puede Dios que tú
guarda el pan, guarda el vino
para los hombres del camino;
En mi infancia tocaban a mediodía las campanas con esta musiquilla de fondo. Tiene mucho mensaje religioso y refleja toda una mentalidad. Pedir a Dios pensando que de Él depende que no haya tormenta. Dios —se pensaba— es quien puede detener las tormentas y los pedriscos. Lo mismo se intentaba con las rogativas para que lloviese. Y nos quedábamos todos contentos, porque estaba asegurada el agua. Normalmente no llovía. Tampoco la fe era muy grande pues no llevaban paraguas…
En el tema del campo hemos cambiado mucho de actitud. Como la maquinaria, los artilugios, han avanzado tanto, ya no recurrimos a Dios porque lo resolvemos con el regadío, las redes, los cohetes anti tormenta… Sin embargo, hay otros muchos campos en los que seguimos necesitando ayuda para resolver los problemas.
Pero ha cambiado tanto la mentalidad religiosa, que ni en la gran sequía hacemos rogativas. Y mucho menos usamos la plegaria contra el prójimo como hemos hecho a veces.
“María Magdalena, santa de gran poder
Si viene alguna tormenta y no la puedes detener
mándasela a los de (pueblo anejo), que son de mal proceder”.
Las personas del campo se encuentran en grave situación y parece de muy difícil solución. No hay agua, no llueve. ¿Qué podemos hacer?
Tres actitudes me parecen importantes:
1. Aprovechar el agua que ya hay y usarla con criterio. No desperdiciarla, No podemos regar las viñas y luego tener otras fincas que podamos en verde.
2. Descubrir nuevas alternativas —para eso tenemos la inteligencia que Dios nos ha dado
Me extraña que con tantos inventos, no hayamos descubierto aún los métodos para conseguir agua más allá de los pozos. ¿No tenemos agua en abundancia enorme en los mares?
3. Solidaridad y saber compartir el agua con generosidad.
Ahí van unos principios: Innovar en la gestión del agua... Alta tecnología en el sector agrícola... Consumir lo necesario... Reducir el agua no controlada... Aguas regeneradas… Agua subterránea... Evitar la quema de vegetación... Reforestación… Ojo a las piscinas…
Veo que hoy están de nuevo nuestros pantanos llenos. Pero no esperemos a momentos de sequía absoluta para lamentarnos y buscar soluciones. Es momento de trabajar esta realidad.
La fe auténtica me lleva a luchar por resolver los problemas: evitando las causas de la sequía, aprovechando razonablemente el agua que hay y no gastarla irracionalmente.
A Dios rogando y con el mazo dando.
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