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miércoles, 22 de mayo de 2024

ESTO NO ME GUSTA DE LAS DECISIONES EN LAS ORGANIZACIONES ECLESIALES


col kowalski

 

Cada vez que intentamos suplantar, acallar, ningunear, ignorar, reducir a pequeñas elites al Pueblo de Dios en su totalidad y diferencias, construimos comunidades, planes pastorales, acentuaciones teológicas, espiritualidades, estructuras sin raíces, sin historia, sin memoria, sin cuerpo, en definitiva, sin vida. Desenraizarnos de la vida del pueblo de Dios nos precipita a la desolación y perversión de la naturaleza eclesial. La lucha contra una cultura del abuso exige renovar esta certeza.1

Papa Francisco

El Papa Francisco, durante su visita pastoral al norte de Chile en enero del 2018, pasó por un mal momento a raíz de las fuertes expresiones públicas de rechazo en relación con los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes. Posteriormente a este suceso, ha aparecido de manera muy clara la relación que Francisco establece entre esas violencias y la ausencia de participación, cuestionamientos y controles del poder dentro de las organizaciones eclesiales. El papa, por su parte, no considera que se trate simplemente de casos aislados de violencia, sino como un problema estructural de la Iglesia. Al realizarse las investigaciones sobre dichos casos, lo conmovieron el dolor de las víctimas como también los silencios y las complicidades de quienes ocultaron o no dieron curso a las denuncias. Como consecuencia del encubrimiento, han dejado en manos de pocas personas, sin ningún tipo de control, las decisiones que solo perpetuaron la violencia y el dolor.

A través de experiencias y conocimientos propios en las ciencias sociales, he coincidido con esa visión sobre la pedofilia en la Iglesia.2 Las violencias contra la intimidad, que nos conmueven y repudiamos, constituyen la punta de iceberg de actitudes y prácticas que avalamos cotidianamente. Por eso, entiendo que el problema de la violencia sexual no es moral, sino político, producto del llamado patriarcado entendido como un sistema político disfrazado de religión, moralidad o costumbres, detrás del cual hay un orden de prestigio y valor jerárquico que sostiene relaciones de dominación. Una forma de desigualdad legitimada en el valor superior de algunas personas”.3 En la actualidad, Segato se refiere a este sistema como “dueñidad”, es decir, un orden de adueñamiento y señorío concentrado en las instituciones cual verdaderos territorios, donde hay quienes atesoran el poder de decisión sobre la vida y la muerte de otras personas, y aun sobre la naturaleza.

De ello no escapan las organizaciones eclesiales: sucede cuando algunos pocos se apropian de la capacidad de decidir sobre la verdad o el error, sobre lo que corresponde hacer o no, sobre la legitimidad de pertenecer, como también al representar la opinión en voz de pocos o al gestionar sobre todos sus miembros y bienes.

En la carta que Francisco dirige al pueblo chileno, el papa concluye invitando a que la Iglesia como pueblo fiel de Dios nos interpele, “donde todos saquen el carnet de mayores de edad... y tengan el coraje de decirnos ‘esto no me gusta’… ‘por este camino no va’, donde todos digan lo que sienten y piensan y se involucren en una Iglesia sinodal que ponga a Jesús en el centro”. Coherente con el sentido en el que ha centrado su misión, no plantea nada nuevo; solo busca “re-cordarnos” De las decisiones en las organizaciones eclesiales. Alicia Torres Secchi (volver a pasar por el corazón) el Concilio Vaticano II y las aperturas de las conferencias episcopales posteriores. Invita a caminar todos juntos como familia con diversos dones, pero con una sola categoría y con igual dignidad de cristianos. Convoca a todos los bautizados a concretar una conversión pastoral personal y comunitaria, una reforma en la autoconciencia, en las relaciones de igualdad, autoridad, estructuras y mecanismos que ayuden a transparentar a Cristo y su Reino de paz y justicia con mayor claridad.

Existen maravillosas experiencias y testimonios que en ese camino nos iluminan y dan esperanza de que es posible otra Iglesia. Sin embargo, ellas están invisibilizadas por una praxis generalizada donde la mayoría de los espacios institucionales son territorios con dueños. Allí predominan relaciones de dominación con base a un orden de prestigio y valor jerárquico de los ministros ordenados junto a algunos laicos amigos o clericalizados, legitimados por su asiduidad en la vida interna de las parroquias. Es un modelo eclesial hegemónico que discrimina, ignora o niega el valor a ser escuchados y participar en el corazón de la Iglesia a millones de cristianos que viven su fe en los márgenes de ella, que intentan construir a contracorriente relaciones de fraternidad y solidaridad en el espacio familiar y social.

Mientras las comunidades parroquiales, ONG, colegios o instituciones que se identifican como cristianas sean organizaciones cerradas, dirigidas por pocas personas —por santas o iluminadas que sean—, sin ningún tipo de control ni necesidad de fundamentar decisiones sobre el manejo de las personas o bienes, la Iglesia seguirá desenraizada de la vida del pueblo de Dios. Mientras dichos espacios carezcan de normas y testimonios de conducciones en equipo, donde todos sus integrantes encuentren oportunidades de expresar diferencias sin temor a represalias, mientras no existan en ellas dispositivos y prácticas para construir unidad en la diversidad a pesar de los conflictos, la Iglesia continuará reproduciendo violencias y negando a Cristo.

La Iglesia no está llamada a ser una organización democrática; sus ministros no son representantes del pueblo de Dios, solo deben estar a su servicio. En efecto, “quienes tienen responsabilidad en la Iglesia deben asegurar el libre intercambio de discursos y opiniones diversas y legítimas en la comunidad y emitir normas que favorezcan las condiciones para ello”.4

Francisco, en la carta mencionada, nos pide que expresemos lo que pensamos y sentimos. Por eso, décadas de experiencia en espacios eclesiales, con cientos de historias de buenos cristianos que se alejaron por no tener cabida en ellos, me animan a decirle que, si la reforma de sí misma es esencial al proyecto misionero de una Iglesia en salida, al servicio de las personas —particularmente las más desfavorecidas—, si esa es la misión, entonces, “por este camino no se va”.

Anisacate, mayo de 2024 aliciatorres_t@hotmail.com De las decisiones en las organizaciones eclesiales.

Alicia Torres Secchi

 

Segato, R. (2008). La Nación y los otros: raza etnicidad y diversidad religiosa en tiempos de política de la identidad. Prometeo.

Segato, R. (2008). Contra pedagogías de la crueldad. Prometeo.

1 Papa Francisco (31 de mayo de 2018). Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile.

2 Torres, A. (2023). Aportes para las iglesias sobre pedofilia. Fe Adultahttps://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/14922-aportes-para-las-iglesias-sobre-la-pedofilia.html

3 Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia: Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Prometeo.

4 Comisión Teológica Internacional (2014). Sensus Fidei

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