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«Ha llegado el momento de dar nuevos pasos en los diálogos ecuménicos”, y “ponerse de acuerdo sobre un ejercicio aceptable de un ministerio de unidad para toda la Iglesia”
Sobre el Vaticano I: “Es necesario aclarar la terminología adoptada, que a menudo sigue siendo equívoca y abierta a interpretaciones erróneas, por ejemplo: jurisdicción ordinaria, inmediata y universal; infalibilidad; gobierno; autoridad y poder Supremos”
El documento plantea «recuperar y reforzar estructuras sinodales» como «los consejos pastorales diocesanos (CIC can. 511-514), los sínodos diocesanos (CIC can. 460-468), y también los concilios plenarios y provinciales (CIC can. 439-445), que rara vez o nunca se convocan”, así como las conferencias episcopales y los organismos episcopales continentales
Roma ve propuestas como el consejo de cardenales como «el primer paso hacia una estructura de gobierno sinodal permanente a nivel de toda la Iglesia”
Del Vaticano I al Vaticano II, de la infalibilidad papal a una “reformulación” del primado del Obispo de Roma, con una visión más unitaria, más compartida, más sinodal. Estas son algunas de las claves de ‘El obispo de Roma’, un documento de estudio sobre el ejercicio de la primacía papal que esta mañana ha publicado el dicasterio para la Promoción de al Unidad de los Cristianos, y que pretende “contribuir, en un contexto eclesial, a un ejercicio sinodal de la primacía, asegurando la participación de todo el Pueblo de Dios en el proceso de toma de decisiones, especialmente en los asuntos que le afectan directamente”, según se lee en las propuestas finales, tituladas ‘Hacia un ejercicio del primado en el siglo XXI’.
En las mismas, el Dicasterio para la promoción de la Unidad de los Cristianos propone “reexaminar la forma del papado y su ejercicio de la autoridad al servicio de la comunión eclesial”, en una reflexión “hecha juntos”, entre todas las confesiones cristianas.
“La primacía y la sinodalidad no son dos dimensiones eclesiales opuestas, sino que son dos realidades mutuamente constitutivas y sustentadoras, y que por lo tanto deben abordarse juntas”, señala el texto, que insiste en que “la primacía romana debe entenderse no tanto como un poder universal en una Iglesia universal (Ecclesia universalis), sino como una autoridad al servicio de la comunión entre las Iglesias (communio Ecclesiarum), es decir, de toda la Iglesia (Ecclesia universa)”.
“Es necesario aclarar la terminología adoptada, que a menudo sigue siendo equívoca y abierta a interpretaciones erróneas, por ejemplo: jurisdicción ordinaria, inmediata y universal; infalibilidad; gobierno; autoridad y poder Supremos”, recalca.
“Es necesario aclarar la terminología adoptada, que a menudo sigue siendo equívoca y abierta a interpretaciones erróneas, por ejemplo: jurisdicción ordinaria, inmediata y universal; infalibilidad; gobierno; autoridad y poder Supremos”
Cabeza de la Iglesia y ministerio de unidad
“Otra propuesta importante es que se establezca una distinción más clara entre las diferentes responsabilidades del Papa, especialmente entre su ministerio como cabeza de la Iglesia católica y su ministerio de unidad entre todos los cristianos, o más concretamente entre su ministerio patriarcal en la Iglesia latina y su ministerio primordial en la comunión de las Iglesias”, recalca el documento, que admite que el uso de “obispo de Roma” fomentado por Francisco gira en esta línea de trabajo.
Recuperar estructuras sinodales
“A nivel local y regional, parece necesario recuperar y reforzar estructuras sinodales que incluyan a todos los fieles, tal como prevé el Vaticano II y contempla el Código de Derecho Canónico, como los consejos pastorales diocesanos (CIC can. 511-514), los sínodos diocesanos (CIC can. 460-468), y también los concilios plenarios y provinciales (CIC can. 439-445), que rara vez o nunca se convocan”, señalan las propuestas vaticanas. “También es importante tener en cuenta el llamamiento del Concilio Vaticano II sobre las conferencias episcopales” y los organismos episcopales continentales.
“Tal vez sea posible que la Iglesia católica renueve el ejercicio del ministerio del Obispo de Roma y proponga un modelo de comunión basado en «un servicio de amor reconocido por todos los interesados»”, culmina el documento del dicasterio presidido por Kurt Koch, para alcanzar “un primado para toda la Iglesia que promueva la unidad y la misión cristianas”.
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