Prólogo del autor
Yo soy sacerdote, ejercí durante diez años y hace cuarenta años dejé el ministerio, he caminado y vivido mucho en mi vida.
Recuerdo que entre los siete u ocho años sentí el principio de mi vocación, fui monaguillo por varios años.
Tristemente a los trece años las necesidades económicas me llevaron a tener que empezar a trabajar y en mis pocos ratos libres participaba de la banda musical del pueblo y también en los jóvenes de acción católica.
Recuerdo que fue una época muy alegre y sana.
Ya a los 20 años motivado por el llamado a seguir Jesús y mi amor a la Evangelización entré en el Seminario llamado, El Salvador para vocaciones tardías de Salamanca, donde estudié el bachillerato y filosofía.
La teología la estudié en mi diócesis de Valencia.
El 23 de junio de 1974 fui ordenado como sacerdote.
El tiempo de los estudios los recuerdo con mucho cariño y dedicación. Fue donde pude compartir con mis buenos compañeros la vida de estudios y la oración.
Agradezco a la iglesia por la formación que recibí, la que ha marcado para bien toda mi vida.
No puedo dejar de mencionar a unos sacerdotes formadores que dejaron huella en mi formación: Eduardo Arnau, Salvador Artés y Rafael Sanus a ellos mi gratitud y reconocimiento.
Todo marchó bien en esa primera etapa, luego de un breve paso por Benejama como coadjutor, acepté la invitación de venir a cooperar con la iglesia de Chile.
Así es como llegué a Chiloé y aterricé en otra realidad de iglesia en un mundo distinto.
Estuve en la isla de Lemuy, más tarde en Ancud y finalmente en Castro, en la parroquia del Sagrado Corazón.
Fueron tiempos de mucha actividad pastoral como también de construcción de las Capillas de San Sebastián y San Pedro, así mismo realizando las actividades necesarias en el Centro Parroquial.
Después de varios años y de reflexión decidí dejar el ministerio y formar una familia, ya que la Iglesia no quiere eliminar el celibato.
Llegaron nuevos tiempos con otras realidades distintas que tenía que afrontar pero siempre estuvo muy presente mi vocación sacerdotal y creo que después de mi experiencia de los años siguientes, puedo asegurar que es posible ser sacerdote estando casado.
Una nueva imagen tal como fue a los principios de la iglesia y ello me llevó a compartir con otros compañeros en la misma situación y darnos a conocer para que nuestras inquietudes fueran escuchadas.
Llevamos más de 36 años tratando que la iglesia, Obispos y Vaticano, nos escuchen.
Es terrible, tanta pena que después de tanto tiempo, sigamos casi en la misma situación y sufrir que esta Iglesia Jerárquica no nos escuche fruto de la falta de amor auténtico y criterio común.
Diálogo sincero sin humillaciones, sin discriminación y en un clima de fraternidad sacerdotal.
También quiero reconocer y agradecer a unos muy pocos Obispos que han escuchado y comprendido nuestras justas reivindicaciones, que por discreción no mencionaré.
En el camino algunos compañeros pasaron a otras iglesias no católicas donde les valorizaron, otros no quieren saber nada, desilusionados por nuestros Obispos tan poco humanos y han sentido la sensación de aislamiento, otros frente a esta triste realidad han perdido la fe, que fue lo peor de todo.
No obstante, otros estamos en un grupo muy bien considerado, firmes en la fe y llenos de esperanza. Para que la Iglesia en un futuro acepte que el Celibato sea opcional o bien que desde nuestra situación de sacerdotes casados podamos cooperar en la Evangelización.
Estos poemas salen del fondo del alma, momentos tristes y doloridos, pero también de agradecimiento y llenos de esperanza.
Libro de Cózar
NO ESCUCHA
Es una Iglesia que no escucha
al sacerdote casado
porque eligió vivir el amor
con una mujer enamorado
Una Jerarquía que predica el amor
que no practica en su vida
son sólo ecos vacíos
que se lleva el viento cada día
No acepta al sacerdote casado
que eligió vivir el amor
con la mujer de sus sueños
formando una familia con ilusión
No nos aceptan con cariño
tienen más represalias extrañas
perdidos en otros mundos
no saben lo que se pierden cada mañana.
Sebastián Cózar
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