fe adulta
Es un cuento muy viejo. Un pueblo está lleno de ratones y no saben cómo matarlos. Un hombre se ofrece por 1000 pesetas a acabar con ellos. Hecho el contrato dice: “yo tengo el yunque y el martillo, traédmelos de uno en uno”.
Me he acordado de esta historia al oír hablar del primer anuncio del evangelio. Hay millones de personas, pero ¿cómo se puede anunciar a cada persona?
No hay fórmulas fáciles, ni las personas tienen ganas de escucharlo. Es preciso ir descubriendo semillas y presencias del Resucitado. Y en cada persona encontraremos signos de su actuación, de su presencia. Ahí es donde podemos empezar a detectar y alabar la actuación de Jesús.
Andando por las calles, muchas veces veo que entre las baldosas brotan pequeños tallos de hierba. Si eso que nace espontáneamente lo cuidamos, va creciendo. De eso se trata: detectar la presencia de Jesús. Él nos dijo que donde hay dos o tres que se aman, ahí está Él.
Por eso es preciso ir viendo los gestos de amor entre las personas y alegrarnos con Jesucristo que está actuando ahí. Podemos reconocerlo y alabar a esas personas. Puede ser un camino. No condenando los fallos de la vida sino apoyando, fortaleciendo lo bueno porque es cristiano, y todo suma en orden a conseguir la propuesta de Jesús de Nazaret.
Si matamos a todos los ratones, casi seguro que nos cargaremos algún que otro animal. Es preciso ver las posibilidades y cualidades de cada ser. Detectar la presencia de Dios en cada uno. No se trata de quitar a los no creyentes.
No vale la postura de “aquí no hay nada que hacer”. Porque siempre hay un hálito del Espíritu.
La misión de la Iglesia no es conseguir adeptos y atraer a la gente, sino ser fermento, meterse en las actividades y proyectos humanos.
En orden a lograr el Proyecto de Jesús de Nazaret. Ofrecer la Buena Noticia de que Dios nos ama, que está en todo y con todos. Y su señal es amarnos.
Cuando tengamos la suerte buscada de estar ante personas abiertas al Evangelio, podemos anunciar el meollo del Evangelio: Dios nos quiere en Jesús siempre y está con todos y en todos. Lo notaremos porque nos amamos.
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