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jueves, 24 de febrero de 2022

EL DIOS DE LAS CASUALIDADES


col haya

I. ¿Casualidades o Providencia?

El programa “Buenas noticias TV”, de la comunidad evangélica, del domingo 6 de febrero trató de “El Dios de las casualidades” en el que cada uno de los participantes contó pequeñas anécdotas que habían marcado sus vidas, y en las que ellos ven ingenuamente (?) la intervención de Dios.

La teología progresista de nuestra cultura occidental se ha propuesto defender la autonomía del ser humano y, como consecuencia, negar la intervención de Dios en nuestra Historia. De este modo borran la providencia de Dios, connatural en el Jesús de los evangelios.

El A T se basa en estas intervenciones directas de Dios en la Historia: elige a los profetas llamándolos de viva voz o enviándoles un ángel (mensajero); interviene en sus guerras (de liberación y de invasión) separando las aguas del mar rojo o deteniendo el sol.

El N T combina la intervención directa con la indirecta. Es muy significativo el pasaje del retiro de Jesús al desierto después de su experiencia mística en el Jordán. Marcos dice que el Espíritu lo empujó (intervención directa, Mc 1,11-2); Mateo, que Jesús fue conducido por el Espíritu (Mt 4,1); y Lucas, que Jesús fué en Espíritu al desierto (intervención indirecta, Lc 4,1 ¿en Espíritu o en espíritu? En ese tiempo no hacían distinción con las mayúsculas ni los signos de puntuación). Algo semejante ocurre con la asistencia ante los tribunales (Mc 13,11-12; Mt 10,19-20; Lc 12,11-12; Lc 21,14-15; Lc 14,26).

Lucas desarrolla “Los Hechos de los apóstoles” como el tiempo del Espíritu, y le atribuye muy directamente su dirección del progreso cristiano. ¿Hemos de entender que el Espíritu determina quién y cómo debe viajar a otra región para anunciar el mensaje de Jesús? ¿o se trata de una decisión que los discípulos toman “en espíritu”? (Hechos 13,2; 16,6). 

Disiento en este punto de la teología progresista occidental, y considero que Dios no interviene directamente en nuestras decisiones, pero sí influye indirectamente, como influye  en nosotros un padre o un amigo.

Si no podemos explicar quién, qué, cómo es Dios. Si no conocemos cómo se mantiene el equilibrio de fuerzas del universo. Si creemos que todo está conectado (el efecto mariposa). Si las leyes del macromundo no se corresponden con las leyes del micromundo. Si desconocemos el 90 % de las capacidades de nuestro cerebro. ¿Cómo podemos negar rotundamente la experiencia de Jesús, y de tantos cristianos y no cristianos, de que Dios influye en nuestra vida respetando nuestra libertad? ¿Será por nuestro orgullo? Juan Antonio Vinagre en su libro “En torno a la fe y la Iglesia” presenta la humildad como clave para el encuentro con Dios.

Dios no es ni totalmente ajeno a este mundo, ni tan identificado que se diluya en él y desaparezca totalmente. Creo que Dios es inmanente y trascendente. Creo en el Dios vivo de Jesús, que actúa en nuestra vida con amor maternal a través de las casualidades.

II. El Dios de mis casualidades

De profesor de biblioteca a la pastoral de la calle

Hoy puedo ver dos etapas en mi orientación teológica; una a ser profesor centrado en el estudio, y otra orientada al ministerio pastoral.

Destinado a realizar un doctorado en Teología moral, propuse hacer la tesis sobre la ética de Aranguren, pero mi tutor rechazó esta propuesta; y no sé por qué decidí hacerla sobre El espíritu Santo en el libro de los Hechos de los apóstoles. Ahora veo que este cambio imprevisto por mí ha marcado posteriormente mi visión de la teología.

El cambio hacia la pastoral se lo debo al profesor de teología moral, que me consideró propenso a la “ética de la situación” y propuso a mi superior que me sacara de Roma sin acabar el doctorado. Mi superior no acogió esa propuesta, pero no me recibieron como profesor en la Facultad de teología de Granada.

Otra intervención casualno prevista por  mí, fue mi destino a Chile, porque allí se necesitó sustituir al director del departamento de teología. Llegué a Chile con las ideas de la Conferencia de Medellín, la revolución del 68 de los estudiantes en París, y el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Mi actividad se consagró a realizar en mi ciudad de Antofagasta las ideas del naciente “Cristianos por el socialismo”.

En estas circunstancias complejas tomé la decisión de secularizarme, pero tuve que casarme civilmente por la negativa de mi obispo a conceder la dispensa. También tuve que regresar a España por las consecuencias del golpe de Estado de Pinochet y su “toma” de la universidad. En España tuve que dedicarme a un “trabajo alimentario”, como diría Buñuel, y con un desengaño de la teología y de las prácticas religiosas. Esta ruptura con las normas obligatorias de la Iglesia también ha tenido un efecto en mi vuelta a la teología, y me ha dado mayor libertad en su interpretación.

Dentro de este largo periodo intervino otra vez el Dios de las casualidades en mi destino a Mozambique. Yo trabajaba en el Departamento de Formación de Renfe. Se necesitó, como en Chile, sustituir al asesor del Jefe del Departamento de Formación. A uno de los psicólogos de selección de personal se le ocurrió proponerme ese puesto a pesar de mis 61 años y a pesar de la tendencia oficial a las jubilaciones anticipadas.

También mi convivencia en Mozambique con el jefe musulmán, con cristianos de resabios culturales animistas, y con protestantes, ha influido posteriormente en mi teología.

Vuelta a la teología

Al jubilarme volví a España y, libre de “trabajos alimentarios” espontáneamente recuperé mi interés por la teología. Comencé a leer la Biblia entera, que no había leído ni en el seminario ni en mis años de teología; y a leer artículos de diversas revistas, constatando el giro de 180 grados que había dado la teología.

Sin un plan previsto tuve encuentros que me facilitaron escribir algún artículo, pero la propuesta más inesperada, más casual, la recibí del Director de Fe Adulta, por indicación de un jesuita al que yo entonces no conocía. Y esta colaboración ha sido la base de mi desarrollo teológico, y me ha permitido la elaboración y publicación de seis libros.

También la elaboración de algunos libros ha partido de una sugerencia casual e inesperada. La publicación de mi primer libro, aparte de la obligada publicación de la tesis de doctorado hacía ya 50 años, fue iniciativa de mis hijos con los artículos que había ido publicando en algunos blog. La elaboración del Comentario al evangelio de Marcos, el libro que más ha influido en mí, se la debo a la sugerencia de una oyente en una conferencia.

La publicación en inglés de mi tesis sobre el Espíritu Santo me llegó por un email que me preguntaba si yo era el autor de aquella tesis publicada hacía años en Editions du cerf. Xabier Pikaza, al ver que aquella obra se había publicado en francés y en inglés, le propuso al Secretariado Trinitario que publicara el original español.

La publicación de Espiritualidad y Religión se debe a la propuesta de un compañero de otros tiempos para dar un curso que no se realizó. Mi último libro “Leer la Biblia con Fe Adulta” se debe a la propuesta del Papa sobre el año de la Biblia y a la disposición de Fe Adulta de acoger un artículo semanal sobre este tema. 

III. En conclusión

Al recordar las vicisitudes de mi vida, descubro un sentido que yo no había previsto, y que se ha ido modelando unas veces con las decisiones que he tomado y otras veces a pesar de estas decisiones.

Circunstancias casuales me han movido a tomar decisiones no previstas; amigos circunstanciales o amigos ya olvidados me han propuesto una actuación o una orientación que yo he aceptado, aunque no entraba en mis proyectos.

Todo esto puede atribuirse a la casualidad de las circunstancias en las que vivimos, o puede atribuirse a la intervención indirecta del Dios de las casualidades, que “escribe derecho con nuestros renglones torcidos”, como hace tiempo que ha sabido interpretar la sabiduría popular.

 

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