Redes Cristianas
En todos los grupos humanos hay diversidad de opiniones y posturas, lo que da origen a discusiones y debates. Eso es algo totalmente natural e inevitable. Pero lo ocurrido últimamente en el PP (Partido Pecador) va mucho más allá. Frecuentemente saltan a los medios de comunicación las divergencias y enfrentamientos en el gobierno de coalición. Pero hay una diferencia fundamental con lo ocurrido en el PP. Dentro del gobierno se discute por puntos concretos de su acción de gobierno: si hay que controlar más o menos el precio de los alquileres, hasta dónde hay que llegar en una reforma fiscal, qué tenemos que hacer en la protección del medio ambiente… y en la discusión sobre esos puntos no llega la sangre al río. Podrán quedar más o menos contentos, pero se llega a un cierto acuerdo.
Dentro del PP ha sido totalmente distinto. No ha aparecido por ningún lado que hubiera desacuerdos a nivel político entre Casado y Ayuso. Lo que se traslucía era una lucha personal por el poder dentro del partido, y cuando esa lucha ha estallado violentamente tampoco aparecen motivaciones políticas para el enfrenamiento. Aparece abiertamente la ambición personal de los dos rivales. Y resulta paradójico que, en un partido abrumado por una corrupción asfixiante, el Presidente recurra a acusar de corrupción (acusación que seguramente será cierta) a su rival. Lo que resulta evidente es que se trata de un partido sin valores morales de ningún tipo.
Ante esta situación, parece que sería natural un hundimiento clamoroso de las expectativas de ese partido. Pero eso es bastante dudoso. Lo que se prevé es una deriva hacia VOX, pero el campo de la derecha no sufrirá una gran pérdida.
Y aquí está la cuestión clave: ¿A qué se debe que el pensamiento de la derecha haya penetrado de tal manera en la sociedad que pueda soportar escándalos tan evidentes como el actual? ¿No influirá también que en la izquierda lo que nos encontramos casi siempre es un pensamiento demasiado atado a viejas fórmulas?
A mí me parece que hay mucho de esto último. Parece que la izquierda ha aceptado como inevitable el fracaso del proyecto socialista. Efectivamente ha fallado un proyecto de socialismo, pero el capitalismo sigue siendo totalmente inaceptable. No se ha hecho una crítica seria de las causas del fracaso, y menos se han buscado caminos nuevos. Es necesario levantar nuevas utopías capaces de movilizar a lo mejor del ser humano. Poner en pie un ilusionante proyecto de nueva sociedad que renueve la esperanza de un mundo realmente humano para todas
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