La Hermana María Rosaura González Casas, miembro del Centro de Protección del Menor de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, reclama que haya "más espacios" y "más formación" para las mujeres consagradas en la Iglesia.
"Estamos en tiempo de cambio. Es una cuestión de justicia dar más espacios y más formación a nuestras religiosas. Si miras a quién frecuenta la Iglesia, está siempre el sacerdote y todas mujeres. Si les seguimos fallando a las mujeres, no tendremos, en mi opinión, un futuro por delante como Iglesia", ha manifestado en una entrevista con Europa Press.
González, que ha coordinado una encuesta sobre los abusos a las religiosas en América Latina y Caribe que revela que una de cada cinco habría sufrido abusos sexuales, señala que las estructuras "jerárquicas" y la "cultura eclesial clerical" los han provocado.
"La cultura eclesial y las estructuras jerárquicas han favorecido esto. Hemos visto en la Historia de la Iglesia mujeres que han brillado porque eran muy dotadas o que sobresalían porque habían recibido una preparación exclusiva, pero digamos que, en general, esto no ha sido así. Las mujeres, en muchas ocasiones, hemos sido consideradas en la Iglesia solo como fuerza de trabajo; personas de segunda clase que no están preparadas para decir una palabra", asegura.
"Una vergüenza"
Del mismo modo, denuncia que "en muchos contextos a nivel de cultura eclesial y clerical las religiosas son despreciadas", lo que considera "una vergüenza".
El libro 'Vulnerabilidad, abusos y cuidado en la vida religiosa femenina' -coordinado por González Casas- también recoge, por ejemplo, que un 55,2% de religiosas de América Latina y el Caribe dice haber experimentado algún tipo de abuso de poder en el ámbito de la vida religiosa. A la encuesta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) respondieron 1.417 monjas de 23 países de la región.
La monja teresiana ha asegurado que el objetivo del sondeo era "hablar del tema y que fuera una provocación para empezar a crear una conciencia sobre estos abusos". En este sentido, subraya la necesidad de "cambiar la estructura de la vida religiosa dentro de la Iglesia". "Nadie externo tiene que venir a decirnos a la Iglesia lo que va mal", recalca para enfatizar que debe ser la propia Iglesia la interesada en cambiar.
González Casas ha considerado que el libro, que también recoge testimonio de víctimas, da "herramientas" y es una "guía y un instrumento de ayuda pedagógica" para que las congregaciones femeninas enfrenten estos casos.
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