Redacción de Alandar
En la Iglesia, en ocasiones, decimos valorar lo pequeño pero, con frecuencia, no deja de ser una declaración de intenciones que no terminamos de incorporar a nuestro mapa mental y emocional.
Si escuchamos la palabra de Jesús, esta actitud en él es recurrente (la pequeña semilla de mostaza, el óbolo de la viuda, las palabras sencillas pero firmes de la mujer sirio fenicia, el suave toque de la hemorroísa a su túnica…).
La Revuelta de mujeres en la Iglesia nace pequeña y, a día de hoy es, también, una pequeña experiencia. Y convendría no olvidarlo para volver a ese origen cuando las fuerzas flaqueen y las dificultades se hagan más patentes.
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