FE ADULTA
Jesús ofrece su enseñanza en diferentes lugares. A veces enseña en la montaña o en lugares abiertos. Otras veces, como en este caso (Lc 4,21-30), enseña en la sinagoga. Sigue los métodos de enseñanza de los judíos, que proclaman un texto profético y lo explican. Lo que dice Jesús es que los textos no son algo del pasado. La acción de Dios, al igual que aconteció en tiempos de los profetas, sigue estando vigente: “Hoy se ha cumplido esta Escritura”. Esta no es una enseñanza solo para el tiempo de los profetas o para el tiempo de Jesús. El hoy es siempre actual. Hoy, podemos decir también nosotros los habitantes del año 2022, que se cumple la palabra de Dios anunciada por los profetas y recordada y enseñada por Jesús.
Los oyentes, según el relato, no entienden esto y creen que la cuestión se centra solo en Jesús. Para ellos él es un judío normal, el hijo de José. Pero Jesús vuelve a indicar que se trata de una larga tradición de profetas, de la que él es parte, y que la profecía es también actual. Pero que, en esa misma línea, los profetas fueron rechazados y, por lo tanto, él también lo será. En principio no parece que nadie lo rechace. Sin embargo, al advertirles Jesús de una actitud de no aceptación, se muestra la verdadera intención de los oyentes. Quieren signos y milagros que muestren la autenticidad de sus palabras, que corroboren lo que dice. Pero las acciones de Jesús nunca responden a reclamos soberbios, sino que son acciones de misericordia ante los sencillos y necesitados. Jesús no va a acceder a sus pedidos. Y eso genera rechazo. Al igual que todos los profetas, Jesús será rechazado porque muestra la misericordia de Dios para con los humildes y rechaza a los que se creen dueños de la verdad.
La larga tradición profética sigue vigente hoy. Las acciones de misericordia de Dios siguen siendo percibidas entre los necesitados y los que tienen una fe confiada. Por el contrario, quienes reclaman signos, no los verán. El hoy de la salvación está en juego.
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