Redes Cristianas
¿Alguien se ha imaginado alguna vez que la sociedad humana fuera invadida por un torrente de justicia de tal magnitud que nadie lo pudiera parar, y que tuviera una duración indefinida?
Una persona de hace muchos años, muchos siglos, se lo imaginó, lo proclamó y lo escribió, como una invitación a hacerlo realidad, como un sueño, suyo y del Creador. Fue el profeta Amós, en el siglo VIII aC. Lo podemos leer a Amós, 5: 22-24: “Dejad que el Derecho brote como el agua y la Justicia mane como un torrente inagotable.”
El profeta dice esto a continuación de haber declarado que Yahvé rechaza los actos de culto si no van acompañados de justicia. Seguro que el nombre de Amós no es nada conocido, ni por parte de personas creyentes, ni de no creyentes. Toda persona, creyente o no, ha oído nombrar alguna vez a Isaías o a Jeremías, pero no a Amós. ¿Y sabéis por qué? Diría que ello ocurre porque es un muy buen profeta y dice las verdades de manera muy dura.
Fijémonos bien en el comienzo de la fase: “Dejad que…” El profeta da a entender que la presencia normalizadora del derecho y la justicia ya se daría de suyo en la sociedad humana, si no hubiera quienes la impiden de manera sistemática.
Pero lo que es más monstruoso es el hecho de que la frase “Dejad que el Derecho brote como el agua, y la Justicia mane como un torrente inagotable” no la haya escuchado casi nadie, ni quienes van a misa habitualmente, donde oyen leer cada semana un texto escogido del Antiguo Testamento. ¿Cómo puede ser ello posible? ¿La frase que expresa la cima de los sueños proféticos y divinos, boicoteada?
Esta situación me lleva a creer que hoy (o en cualquier momento anterior) sería muy merecido un despido general de todo el personal eclesiástico. Por haberlo escondido.
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