David Brooks
El presidente Donald Trump se prepara para repartir sándwiches a los miembros de la Guardia Costera de EU en la estación de Lake Worth Inlet, en el día de Acción de Gracias.
Nueva York. Mientras se realizan las cenas tradicionales del Día de Acción de Gracias, que según el mito oficial marca el festejo de la primera cosecha de refugiados europeos en este país, Donald Trump y su gobierno se dedican a expulsar y/o negar la entrada a todo refugiado y en el circo maximus del país, continúa el gran espectáculo de sexo, dinero y poder.
El presidente está festejando el puente en su mansión y club en Mar-a-Lago, Florida, donde el miércoles, solo una hora después de que sus voceros informaron que tendría un día intenso de trabajo, salió a jugar golf. Esta mañana envió un tuit afirmando a todos que “tu país está empezando a estar muy bien. Empleos regresando, la Bolsa de Valores más alta jamás, las fuerzas armadas están haciéndose más fuertes, construiremos el muro… una reducción récord en regulaciones, el desempleo más bajo en 17 años”.
La insistencia sobre el muro casi todos los días junto con poner fin a programas temporales de refugio para 60 mil haitianos y 5 mil 300 nicaragüenses en los últimos días, la suspensión del programa de protección de deportación para jóvenes (DACA) y las redadas de inmigrantes indocumentados a la par con esfuerzos para elaborar nuevas medidas para reducir dramáticamente el ingreso de refugiados a este país, confirman los pronósticos más pesimistas de la ofensiva antimigrante de este nuevo gobierno.
Pero mientras continúa la persecución contra los más vulnerables en este país, también continúa la persecución del presidente y su entorno. El ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, podría estar iniciando negociaciones -o incluso ya existe un acuerdo- para cooperar con la investigación encabezada por el fiscal especial Robert Mueller sobre la posible colusión con Rusia de integrantes de la campaña Trump y obstrucción de justicia, reportó hoy el New York Times.
Por otra parte, también se reveló que estos mismos investigadores están examinado más a fondo las interacciones de Jared Kushner, yerno y asesor del presidente, con líderes y funcionarios extranjeros, incluyendo rusos, el año pasado.
Al mismo tiempo, Trump sigue intentando despistar la atención con sus ataques por Twitter contra cualquiera -sea un político veterano, periodistas o ciudadano cualquiera- que se atreva a desafiarlo. Esta semana, el presidente atacó al padre de un jugador de basquetbol universitario estadunidense detenido en China por un robo menor porque rehusó darle las gracias a Trump por intervenir en el caso con su contraparte china, tuiteando que el padre era “un tonto malagradecido” e insistiendo en que “no fue la Casa Blanca, no fue el Departamento de Estado, no fue el padre…. – FUI YO” el que logró liberarlo, exigiendo agradecimiento personal.
Y el presidente no ha dejado de criticar a los jugadores de futbol americano profesional que se han hincado durante el himno nacional antes de los partidos en protesta contra la violencia policiaca contra afroestadunidenses en este país. La estrella Marshawn Lynch lo hizo el pasado fin de semana cuando se jugó un partido entre su equipo de los Raiders contra los Patriotas Seattle en el Estadio Azteca, con el presidente tuiteando furioso que “Lynch se pone de pie para el Himno Mexicano y se sienta… para nuestro Himno Nacional. ¡Gran falta de respeto!”, y pidió que a la próxima debería ser suspendido por un año.
Y mientras se festejan a los refugiados “puritanos” fundamentalistas que llegaron huyendo de Inglaterra hace casi cuatro siglos, el tsunami de denuncias contra hombres poderosos en casi todos los ámbitos sigue sacudiendo al país. Los más recientes incluyen periodistas de alto perfil como Charlie Rose de CBS y PBS y Glenn Thrush del New York Times, asignado hasta ahora (fue suspendido) a la fuente de la Casa Blanca, una lista que se supone seguirá creciendo, nutriendo la paranoia entre hombres en puestos de poder.
Aunque por ahora, el presidente de Estados Unidos sigue aparentemente invulnerable ante las denuncias de por lo menos 13 mujeres que lo han acusado públicamente de todo tipo de actos de hostigamiento y asalto sexual (la lista completa: https://www.washingtonpost.com/news/fact-checker/wp/2017/11/22/president-trump-and-accusations-of-sexual-misconduct-the-complete-list/?utm_term=.2355dd678969), varios legisladores de ambos partidos están tratando de salvar sus carreras políticas -y esto apenas empieza. Trump asombró esta semana cuando expresó su respaldo implícito al juez Roy Moore, candidato republicano al Senado, a pesar de que ha sido acusado por varias mujeres de abuso sexual cuando eran menores de edad -el presidente se atrevió a decir que la alternativa, un demócrata y ex fiscal- era peor que un aparente pedófilo.
En los últimos días más legisladores de ambos partidos han sido acusados de varios tipos de acoso y abuso sexual, incluyendo el senador liberal y pro-derechos de la mujer Al Franken, el representante federal demócrata con mayor antigüedad en la cámara baja John Conyers y el veterano representante republicano, Joe Barton. Todo indica que esta lista se ampliará en los próximos días y semanas con impactos políticos potencialmente severos.
Por ahora, el liderazgo republicano del Congreso (de vacaciones esta semana para dar gracias) está enfocado en negociar y aprobar una reforma tributaria que, en sus versiones de ahora, es nada menos que un gran regalo de una reducción extraordinaria de impuestos a las grandes empresas y los más ricos a costo de programas sociales y beneficios para todos los demás. Es tan extremo que hasta molestó la consciencia de cientos de millonarios que en una misiva pública al Congreso expresaron que no deseaban, ni necesitaban, una reducción de sus impuestos porque agravaría aún más el peor nivel de desigualdad económica en este país desde los años veinte.
Así, mientras casi todos cenaron festejando el día con sus familias expresando sus “gracias” por las bendiciones y ofreciendo actos de caridad a lo largo del país, se supone, que, entre ellos, ese club de las 400 personas más ricas del país también estaban “dando gracias” quienes ahora concentran más riqueza (el equivalente del 64 por ciento de la población de abajo) que en cualquier momento en el último siglo.
El presidente y su familia cenaron en lo que llaman la Casa Blanca Invernal, donde Trump insiste en que trabaja mucho ahí. Pero a lo largo de sus 10 meses en el puesto, Trump ha pasado 98 días en sus propiedades privadas, un promedio de una vez cada 3.1 días y jugando golf cada 5.1 días, reporta el Washington Post.
Por su parte, entre los descendientes de los mismos que rescataron y compartieron su alimento y conocimiento con esos peregrinos ingleses en Plymouth, Massachusetts en 1621, están algunos de los sectores más pobres y desamparados de este país, Vale recordar que el menú tradicional del Día de Acción de Gracias es todo indígena: pavo, camote, calabaza, pan de elote y arándano.
Hoy, en Plymouth, donde según la versión oficial se realizó esta cena, activistas indígenas realizaron el Día de Luto Nacional, ahora en su 48 año. Moonanum James, co-líder de la organización de pueblos indígenas de la región de Nueva Inglaterra que organizó el evento declaró a la Ap que “hoy decimos ‘no gracias’
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