Como la mayoría de sociedades, Sudáfrica está construida sobre una compleja matriz de poder, privilegios y acceso a la movilidad social. Y también como en muchos otros países, el poder y los privilegios en nuestro país son moldeados por aquellos que, tradicionalmente, lo han ostentado. Es decir, varones blancos. Son ellos quienes han moldeado los patrones y oportunidades de acceso, tan tóxicas y arraigadas a la progresión social, educativa y económica y la estratificación en este país. La (...)
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