Leonardo Boff
Está en curso el desmantelamiento de la nación. Esto significa la
implantación de un neoliberalismo ultraconservador y predatorio que
prácticamente anula las conquistas sociales en favor de millones de
pobres y miserables, quitándoles derechos en lo referente al salario, al
régimen de trabajo y de las jubilaciones, además de reducir y hasta
liquidar proyectos fundamentales como Bolsa Familia, Mi Casa, Mi Vida,
Luz para Todos, el FIES y otros institutos que permitían el acceso al
estudio técnico o superior a los hijos e hijas de la pobreza.
En particular, se han empezado a subastar bienes colectivos como
partes de Petrobrás y a poner en venta tierras nacionales. La
privatización significa siempre una disminución de bienes de interés
general que pasa a manos del interés particular. Se ataca lo que se
llama hoy “derechos de solidaridad” que somete los intereses
particulares a los intereses colectivos y comunes.
Se están erosionando los dos pilares fundamentales que históricamente
construyeron el bien común: la participación de los ciudadanos
(ciudadanía activa) y la cooperación de todos. En su lugar, el orden
actual impuesto por los que perpetraron el golpe, enfatiza las nociones
de rentabilidad, flexibilización, adaptación y competitividad. La
libertad del ciudadano es sustituida por la libertad de las fuerzas del
mercado, el bien común, por el bien particular y la cooperación, por la
competitividad.
La participación y la cooperación aseguraban la base del interés y de
lo común. Negados esos valores, la existencia de cada uno ya no está
socialmente garantizada ni sus derechos afianzados. Por lo tanto, cada
uno se siente obligado a garantizar el suyo. Así surge un individualismo
avasallador, acolitado por ondas de odio, de homofobia, de machismo y
de todo tipo de discriminaciones.
El propósito de los actuales gestores, reconocidos ya como
incompetentes, algunos rayando en la imbecilidad, es: el mercado tiene
que ganar y la sociedad debe perder. Ingenuamente creen todavía que el
mercado va a regular y resolver todo. Si es así ¿por qué vamos a
construir el bien común? Se ha deslegitimado el bienestar social y el
bien común ha sido enviado al limbo.
Pero hay que denunciar: cuanto más se privatiza más se legitima el
interés particular en detrimento del interés general además de debilitar
al Estado, el gerente del interés general. Nos están imponiendo un
killer capitalismo.
¿Cuánta perversidad social y barbarie van aguantar los movimientos
sociales, aquellos que de la pobreza están siendo lanzados a la miseria,
los partidos de raíz popular y la inteligencia brasilera con sentido de
nación y de soberanía de nuestro país?
Pero aclaremos el concepto de bien común. En el plano infraestructural,
el bien común es el acceso justo de todos a los bienes comunes básicos
como la alimentación, la salud, la vivienda, la energía, la seguridad y
la comunicación. En el plano social es la posibilidad de llevar una vida
material y humana satisfactoria con dignidad y con libertad en un
ambiente de convivencia pacífica.
Al estar siendo desmantelado por el orden injusto actual, el bien común
debe ser reconstruido ahora. Para eso, es importante dar hegemonía a la
cooperación y no a la competición y articular todas las fuerzas
comprometidas con el interés general para resistir, presionar y salir a
las calles.
Por otro lado, el bien común no puede ser concebido
antropocéntricamente. Hoy se ha desarrollado la conciencia de la
interdependencia de todos los seres con todos y con el medio en el cual
vivimos. Nosotros como humanos, somos un eslabón, aunque singular, de la
comunidad de vida y responsables del bien común también de esta
comunidad de vida. No podemos vender nuestras tierras ni dejar de
delimitar los territorios indígenas, los dueños originarios de nuestro
país, ni descuidar la deforestación desenfrenada de la Amazonia, como
está ocurriendo ahora.
Nosotros los humanos poseemos los mismos constituyentes
físico-químicos con los que se construye el código genético de todo
viviente. De aquí se deriva un parentesco objetivo entre todos los seres
vivos como ha destacado el Papa Francisco en su encíclica sobre la
ecología integral. Por eso, cuidar y defender la naturaleza es cuidar y
defendernos a nosotros mismos, pues somos parte de ella. En razón de
esta comprensión, el bien común no puede ser solamente humano, sino de
toda la comunidad terrenal y biótica con quien compartimos la vida y el
destino.
La cooperación se refuerza con más cooperación, pues aquí reside la
savia secreta que alimenta y revitaliza permanentemente el bien-común,
atacado por las fuerzas que ocuparon el Estado y sus aparatos en interés
de unos pocos contra el bien común de todos los demás.
*Leonardo Boff es articulista del JB online y ha escrito: De
dónde viene el Universo, la Tierra, la vida, el espíritu, Mar de Ideias,
Rio.
Traducción de Mª José Gavito Milano
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